Flea vs Iro

Turnos: Flea-Iro-Flea...

Escenario: Momoiro es una isla de Grand Line donde tanto las plantas y los animales son rosas. Su nombre significa rosa en japonés. Es donde reside el reino Kamabakka, un lugar para aquellos con el corazón de una dama. El nombre de este reino significa "lleno de travestis", lo que se ajusta a la realidad. La isla y sus habitantes son totalmente opuestos a los de Amazon Lily. Mientras que en Amazon Lily solo viven mujeres que se comportan como hombres (como las amazonas), en Momoiro viven hombres que se comportan como mujeres, por lo general travestis.

Condiciones:
-> Si gana Iro obtendrá el conocido mérito para ascender en escalafón del Cipher Pol (cazar a un revolucionario de +6 millones en este caso)
-> Si Flea gana, obtendrá la recompensa pertinente por derrotar a un CP 5.
-> Ganador 1500 experiencia  y perdedor 750 + diferencia de nivel.
-> Heridas no permanentes ni riesgo de muerte.
->Isla o campo de batalla neutral.
->Que se defina por moderación

Era un día normal en mi vida, en la vida de este perdido revolucionario. Vagando por los mares del Grand Line, me encontré con una isla toda rosa, llena de travestis. ¿Serán estos los famosos "Okamas"? Quién sabrá, pero había gente que por la barba y la gran cantidad de pelos en las piernas se notaba que eran hombres, pero usaban tules y vestidos blancos y afeminados. No sólo eso, si no que hablaban con un tono a mujer, y portaban un perfume con un fuerte olor a rosas. No tenía nada en contra de estos seres afeminados, pero ya sabía que mi estadía en esta isla iba a ser una pesadilla. Por esta vez, tuve un poco más de cuidado, y bajé las espadas de mi chalupa, por simple precaución. Me las porté en la cintura y me fui dispuesto a... dispuesto a nada en verdad, ya que estaba aburrido y no tenía nada para hacer.

El olor a ese perfume sinceramente me estaba empezando a hartar. Más que rosa, me gustaría ver sangre, y más sangre. No quería ni perfumes, ni mujeres con barba, ni nada. Quería una lucha intensa con un hombre bien macho, alguien de mi tamaño. Saqué una de mis espadas, la que tenía a Rhino en su interior, y le relamí el filo, mientras todos me miraban con cada asustada, pronunciando cosas como "Es el revolucionario de los seis millones" o "Dicen que lame la sangre de sus oponentes cuando los derrota" con cara de asustados. Enfundé mi espada de nuevo, soltando una fuerte carcajada, esperando por un rival digno.

Caminando tranquilo, odiando cada vez más a estos homosexuales, y su perfume asqueroso, un tipo a mis espaldas gritó que alguien del caos se prepare para quedar desmayado, o algo así no sé. Supuse que era uno de esos locos que a la noche anterior se tomaron unas cuantas copas y así quedaron, por lo que opté por seguir caminando a lo mío, sin hacer nada más. Sólo dos pasos había dado cuando me di cuenta de algo: el hombre que dijo aquello, no tenía voz de Okama. Sin pensarlo me di vuelta, y ahí estaba, un tipo alto y fornido, con unos brazos más largos que la media, y unos ojos rojos que aterrorizaban. No miraba a nadie más que a mí. ¿Quién será?

No solo eso, si no que me dijo de una forma indirecta, que atacara primero. Yo no pensaba preguntarle quién era, ni a qué venía, ni por qué nada. Él me había desafiado, y yo no pensaba decirle que no, por lo que desenvainé sólo mi espada que contenía a Rhino.

- Si así lo quiere usted, con gusto lo atacaré. - Le contesté al tipo extraño y mórbido, tratando de pronunciar una sonrisa con aquel verso sin esfuerzo. Estábamos solos en la plaza de esta isla. Nadie nos veía, y si terminaba pronto, nadie sabría lo que habría sucedido, por más que enormes cantidades de sangre derramasen el suelo. Sin embargo, el que esta persona me estuviese retando, significaba que se creía más fuerte que yo, y que, posiblemente, efectivamente lo era.

Luego de mi pequeña frase, corrí con mi espada en horizontal, aún destransformada, hacia el muchacho alto. Sin embargo, por más que siguiese corriendo, nunca llegaría a darle, por lo que, cuando mi espada estuvo cerca de la cabeza de mi nuevo oponente, mientras seguía corriendo, mi espada se transformó en un rinoceronte negro bastante grande, donde en el cuerno tenía un filo apuntando hacia adelante. Y de hecho, esa era mi estrategia: que al comienzo no pareciese que llegaría, pero que sin embargo, luego sí, gracias a aquella transformación, intentando producir un profundo corte horizontal a la nariz del mórbido ser, gracias al filo en el cuerno de Rhino. No era mi mejor ataque, mas si llegaba a incrustarse manchando la cara de mi rival con sangre, causaría bastante daño.

Lo siento, pero me retiro del combate.