Trick or Treat [Pasado][Mikoto]

- Mierda, mierda, mierda ... ¡En que momento me deje yo el bote escondido! -gritaba nervioso mientras corria de nuevo en direccion a la playa en la que habia desembarcado. Bueno... mas que nervioso podriamos decir que histerico, como si el espiritu de una quinceañera enamorada me hubiese poseido al ver a su idolatrado amor platonico. Y no era para menos, teniendo en cuenta que dos reptiles enormes de mas de tres metros cada uno estaban intentando darme caza, uno de ellos aun con la sangre de su ultima presa entre las fauces.

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Pero no adelantemos acontecimientos y volvamos al principio del dia, donde un valiente mapache recien admitido en la famosa Armada Revolucionaria se adentraba en una isla-volcan inhabitada, sin experiencia previa en ella, con la unica compañia de los bonitos insectos silvestres de la zona y con el unico objetivo de ascender rapidamente queriendo impresionar a sus superiores con un descubrimiento de magnitudes colosales. Y que mejor lugar para hacerlo que una isla poco conocida como Old Sant Mountain, antigua residencia de monasticos y eruditos, donde las ruinas de un antiguo templo dejaban entrever tesoros inimaginables desde el punto de vista cultural ¿Que no era de ideas mas brillantes del mundo aparecer solo? Pues es verdad. Pero no tenia por que conseguir las cosas en un dia, tenia todo el tiempo del mundo para explorar aquella bendita isla dejada de la mano de dios y volver al menos con un mapa mental de la zona o, con un poco de suerte, algun totem de oro o libro valioso que se hubiese quedado cerca de la entrada del templo.Mas la vida depara sorpresas, y yo habia aprendido por las malas que la mayoria de ellas tenian un sabor mas amargo incluso que esas bebidas humanas llamadas vino y cerveza, aunque despues de unas pocas veces se le coge el gusto...

El caso, como iba diciendo, desembarque en la unica playa visible al oeste de la isla y escondi mi bote por si la isla resultaba estar menos habitada de lo que las habladurias contaban o, por si como yo, otros venian por detras y asi pillarles desprevenidos. Ande unos doscientos metros desde el final de la arenisca, donde un bosque de pinos enormes se comenzaba a levantar, fascinante, hasta que entre observacion y observacion vislumbre a algo moverse entre los arbustos con gran rapidez, a lo que le siguio un repentino chillidoahogado en cuestion de milesimas de segundo. La curiosidad era algo que me caracterizaba, incluso por delante del miedo, pero esta vez mi olfato e instintos me obligaron a simplemente frenarme, como si estas dos fuerzas hubiesen chocado en igualdad de condiciones paralizandome en el proceso. No tardo ni dos segundos en aparecer la figura misteriosa, un reptil muy parecido a un cocodrilo, con la diferencia de que este parecia que se hubiese metido hormonas hasta en la punta de las garras, siendo el doble de ancho y de alto. En sus fauces, inerte, un roedor de algo mas de veinte centimetros aun daba sus ultimos espasmos. De nuevo por instinto, retrocedi un paso intentando alejarme cuidadosamente de aquel ser del inframundo, pero mi maldita suerte no me lo pondria tan facil puesto que otro de ellos, que me parecio mas grande si cabia que el primero, se asomo reptando lentamente por mi diestra. No me hicieron falta mas motivos para echar a correr en direccion a campo abierto, mas bien arena abierta, donde esta les frenaria al ir arrastrandose y dandome la oportunidad de dispararles entre los ojos. Los arboles no eran viables, sin embargo, puesto que no me consideraba tan buen trepador y si, por azares del destino, supieran trepar o arremetieran contra el tronco en el proceso de escala, yo acabaria hecho carne para buitres tras pocos minutos.

Tras unos intensos treinta o cuarenta segundos el claro que me llevaba de vuelta a la playa se revelo, y yo rece a cualquier deidad conocida y por conocer para que mi plan funcionase...

Pisó tierra, humedecida por el contacto con el agua marina, haciéndola chisporrotear levemente al plantar su bota sobre ella. Los rumores sobre aquella isla y los secretos que guardaba habían llegado a sus oídos hacía tan solo un par de semanas. Las riquezas no eran algo que realmente le interesase al pelirrojo, sin embargo andaba escaso de dinero y cabía la posibilidad de que encontrase allí algo de valor, o que le pudiese servir de ayuda durante el aún largo camino que le esperaba para ser recorrido. Echó mano a la cajetilla de tabaco que había en el bolsillo de su chaqueta, sacó un cigarrillo, el cual colocó entre sus labios, y lo prendió, dando una larga calada y dejando salir el humo de su boca.

Echó un vistazo a la costa, pudiendo apreciar una frondosa vegetación que se presentaba a varias decenas de metros frente a él. Era curioso que, en un lugar en el que hacía algunos años la lava y el magma lo inundaban todo, como era un volcán, ahora se alzase una enorme selva, probablemente de abundante y desconocida fauna. No sabía qué podría encontrar allí, aunque eso solo lo hacía más interesante. Con algo de suerte se involucraría en alguna pelea, con alguna criatura nativa de aquella isla, lo cual era lo más probable, puesto que si fuese un lugar seguro y de fácil acceso aquella zona habría sido saqueada mucho tiempo atrás por cazatesoros, otros piratas o incluso por el gobierno, recaudando aquellos tesoros para financiar sus empresas.

El pelirrojo dio una calada más al cigarrillo y se dispuso a comenzar a caminar, cuando de repente un fuerte alboroto le hizo ponerse alerta. Algo se acercaba desde el interior de la jungla, más próximo a cada segundo que pasaba. El buen oído de Suoh le permitió diferenciar tres ritmos de pasos distintos, dos más fuertes que los del tercero, por lo que intuyó de que se tratarían de dos criaturas dando caza a otra más pequeña. Avanzó unos pocos pasos y se preparó para lo que pudiese ocurrir cuando, ante sus ojos, se presentó la cómica imagen de un mapache (el cual ante su asombro vestía pequeños ropajes de cuero) siendo perseguido por dos enormes reptiles, mucho más grandes y feroces que los que el joven pelirrojo había podido ver en su vida.

Alzó una ceja, quedándose algo parado al ver aquello. "¿Qué clase de isla es esta?" pensó mientras les veía acercarse, tomando cierta distancia prudencial.

La diferencia de luz natural que se producia al salir hubiera sido un motivo de desestabilizacion para alguien, ceguera temporal que hubiesen sido valiosos segundos de vida, pero gracias a mi particular naturaleza me libre de ese "pequeño" problema cuando mis pupilas se contrajeron ante el inminente baño de luz, dejando paso a un ojo casi completamente caramelizado. Sin embargo si me lleve una sorpresa no demasiado grata cuando, tras cruzar la ficticia frontera de la salvacion dando paso al minimundo de la blanca, pesada y segura arena, un individuo habia llegado a la playa desde no se sabia donde justo despues de mi.

"Esto es genial, otro humano cazatesoros..." pense, aunque sin mucho tiempo para divagar puesto que mi vida seguia en juego. Decidi usar la baza que se me otorgaba, corriendo rapida y torpemente, como dando saltitos utilizando mis cuatro patas de una forma bastante comica, hacia aquel ser de pelo rojizo. Con un poco de suerte se entretendrian devorandolo a él y podria deshacerme de los bichos bifidos sin muchos problemas.

Sentia el pesado arrastre de sus escamosos cuerpos pasar rozando los granos de arena, sus incesantes siseos, bramidos, gruñidos, ... ¡Como narices se llamara lo que hacian! El caso es que no hacia mas que darme grima. Cuando llegue a la altura del humano salte sobre su hombro, obteniendo una posicion mas que ventajosa ahora que los habia dejado un poco mas atras, me gire y saque las dos pistolas de sus fundas.

- Vamos allá pequeñas. -dije sonriendo mientras apuntaba ya a la cabeza del primero de aquellos reptiles, a unos cinco metros de distancia que lenta pero segura iba disminuyendo. Para esta ocasion necesitaba un ritmo lento y preciso, algo que me ayudara a calmarme para poder estabilizarme y apuntar con rapidez a sus zonas mas vulnerables, ojos y boca, ya que su panza estaba mas pegada al suelo que las legañas a mis ojos el dia despues de recibir un pago.


Comence a tararear la escena tal y como la recordaba en mi cabeza... ¡PAM!¡PAM!¡PAM! ... De los tres primeros tiros, solo uno logro herir el ojo de la bestia, mientras que los otras balas rebotaban en su dura piel... ¡PAM!¡PAM!¡PAM! ... Apuntando al mismo objetivo, ahora mas facil de apuntar debido a su parada en seco por el dolor, acerte nuevamente una de ellas que debio colarse bastante hondo en su cabeza, o eso supuse por el sonido de dolor y agonia que el animal emitia mientras se retorcia. Ahora ya solo quedaba preocuparse de parar al otro, que ya estaba a apenas dos metros de nosotros...

Los tres animales venían a toda velocidad hacia él, los reptiles persiguiendo al mapache y este último corriendo torpemente, en un intento desesperado por salvar su pellejo. Suoh se mantuvo quieto mientras les veía aproximarse. Ambos reptiles eran bastante grandes, aunque para el pelirrojo no suponían un gran peligro, se las había visto en situaciones peores.

Ante su asombro, cuando el mapache llegó hasta él, saltó sobre su hombro y sacó dos pequeñas pistolas, con las cuales apuntó cuidadosamente al más cercano de los depredadores. No suficiente con esto, el animal comenzó a hablar... ¡A hablar! Suoh no comprendía absolutamente nada. La escena parecía sacada de una absurda comedia. ¿Animales parlantes, que llevaban ropa y utilizaban armas? O aquello era un sueño o se había vuelto completamente loco.

-Vamos allá pequeñas.-dijo el mapache al tiempo que apuntó a su primer objetivo, comenzando también a tararear una canción. Disparó repetidas veces, consiguiendo impactar al reptil en zonas vitales.

El pelirrojo frunció el ceño, mirando de reojo al animal sobre su hombro.

-Oye, comadreja parlante-dijo aposta-No vuelvas a subirte sobre mí...

Tras decir aquello empujó al animal con la mano, haciéndole caer sobre la arena desde su hombro. Cogió el cigarrillo y lo empujó con un dedo, lanzándolo lejos mientras miraba al segundo reptil, que se encontraba ya a apenas dos metros de ellos. Una sonrisa segura se dibujó en el rostro del pirata al tiempo que avanzaba rápido hacia su escamoso rival, haciendo un amago y esquivando así sus mandíbulas cuando intentó morderle. Saltó por encima de su cabeza para ponerse en el lado contrario y, activando el mecanismo de su bota, salió una cuchilla por la parte delantera de esta y la incrustó en su cráneo, atravesándole el ojo al animal, el cual se retorció de dolor durante un momento hasta caer, inerte, sobre la arena.

La sangre humedeció la tierra bajo sus pies. Desactivó el mecanismo, haciendo que la hoja se volviera a ocultar y sacó otro cigarrillo, colocándoselo en la boca. Tras encenderlo dio una calada más y miró de reojo al mapache pistolero.

-Y tú... ¿Qué se supone que eres...?-preguntó mientras guardaba las manos en los bolsillos, sin quitarle el ojo de encima al animal.

Vi que el chico se quedaba por un momento atontado gracias al gran shock recibido por mi capacidad del habla, algo que entre humanos era poco mas que una blasfemia, pero haciendo caso omiso de sus palabras debido a la alta sed de sangre que me entro al haber machacado a uno de ellos, y sabiendo que el pastel de mi identidad se descubriria mas temprano que tarde le espete:

- ¡Vamos, mi fiel corcel! Sacrificate por m.. -no pude continuar puesto que mi temporal montura de combate me echo hacia un lado desequilibrandome con una fuerza superior a la habitual para alguien de su raza, por lo que me limite a saltar por detras de el apoyandome en su hombro en el ultimo instante, alejandome en direccion contraria a la que el lagarto se acercaba de forma pesaba y abrupta. Salve el golpe con una pequeña voltereta hacia delante, cayendo con mis patas traseras sobre la arena y quedandome por un instante de espaldas a mi corcel.- ¡Eh! ¿Crees que esa es forma de tratar a un animal tan mono como yo?

Iba a continuar maldiciendole en su cara mientras le devoraban, pero para mi sorpresa el individuo mostro una clara habilidad de combate con sus pies, agil y precisa, que le llevo a dominar la situacion en un breve espacio de tiempo con apenas una punzada de su daga retractil situada en la punta de su bota, incrustada en el globo ocular del reptil en toda su longitud. El pelirrojo paso del tema una vez finalizada la tarea, a pesar de que ambas criaturas seguian vivas y furiosas puesto que provocarles una ceguera parcial no iba a impedir que siguiesen atentando contra nuestras vidas. O si. A pesar de mi logica, estos comenzaron a retirarse presas del miedo ante un enemigo miedo por un enemigo evidentemente mas fuerte que ellos, o al menos con recursos mas mortales a su alcance, y se dirigieron bosque adentro a lavar sus heridas.

Por fin pude ver al chico con algo mas de detalle. Por su apariencia rondaria mas los veinte años humanos, pelirrojo y de ojos claros, la genetica le habia sido favorable al otorgarle un cuerpo atletico. Eso, o que sus entrenamientos habian sido muy diferentes a los que usaran usualmente los de su especie. Entonces de su boca salio la inevitable pregunta, algo que ya estaba acostumbrado a responder ante aquellos que me descubrian en mi verdadero ambiente.

- Yo soy lo que ves, ni mas ni menos. Puedes usar los calificativos que quieras, al fin y al cabo ninguno de vosotros os molestais en saber mas alla de "Como capturar y/o matar a un bicho parlante". -dije con evidente resquemor.- Adelante, pero te advierto que mis amigas tienen los mismo modales que vosotros... -sostenia entonces las dos gemelas entre mis dedos, con una falange en cada gatillo.

El pelirrojo miraba al mapache con desdén. No le agradaba para nada las formas que estaba utilizando para dirigirse a él aquel animal parlante, es más, le molestaban y comenzaba a ponerse de mal humor (más de lo habitual). Aprovechó para observarle detenidamente y, tras unos pocos segundos, suspiró, soltando otra bocanada de humo. Le miraba con indiferencia, incluso cuando su "orgullo de animal", si es que eso existía, le hizo soltar una amenaza al pirata.

-Yo soy lo que ves, ni mas ni menos. Puedes usar los calificativos que quieras, al fin y al cabo ninguno de vosotros os molestais en saber mas alla de "Como capturar y/o matar a un bicho parlante". Adelante, pero te advierto que mis amigas tienen los mismo modales que vosotros...-dijo.

Suoh ladeó levemente la cabeza, sin apartar la vista del mapache. Tras una leve pausa, en la que se formó un silencio bastante tenso, se giró con las manos en los bolsillos, comenzando a caminar en dirección a la espesa jungla.

-No me interesas-dijo con bastante sequedad, sin añadir nada más.

Ni siquiera esperó a que el animal le respondiese, simplemente comenzó a adentrarse en la isla, saliendo ya de la playa y comenzando a desvanecerse poco a poco en la lejanía ante la mirada del mapache. No tenía paciencia, y mucho menos para perder el tiempo con un individuo como él. Había venido en busca de algo que le ayudase en su camino, y no tenía el menor interés en nada más."Definitivamente estoy rodeado de idiotas, sin importar dónde me cuentre" pensó al tiempo que fruncía el ceño.

Se notaba en su mirada que estaba furioso, quizas por el hecho de haberle juzgado antes de tiempo con mis palabras, pero ¿Quien en mi posicion no se sentiria herido al ver a un miembro de la raza que estaba intentando poco menos que esclavizar a tus compatriotas? Esta sospecha se hizo palpable en su siguiente comentario, escueto y directo, en el que me mandaba a freir esparragos de forma bastante directa. Me jactaba de ser lo suficientemente inteligente como para poder describir en cierta medida a los seres con un minimo de inteligencia al poco de conocerles, y este humano parecia alguien bastante simple por fuera, pero algo me decia que por dentro podía ser tan inteligente como duro en la batalla. No estaba seguro de cual era la parte de mi que me avisaba, pero aquel tipo era alguien que podria usar a mi favor llegado el momento. Para ello la situacion exigia un cambio de planes, en el que arrastrarse un poco era parte necesaria.

- ¡¡Eh, eh, eh, eh!! -grité mientras veia como se alejaba hacia la espesura.- Espera chico, siento lo que ha ocurrido, de verdad. Es solo que no tengo muy buenas experiencias con los de tu raza... -intente disculparme por mi justificado ataque.- No estoy acostumbrado a no ser juzgado por mi apariencia seguido de un apaleamiento, fisico o verbal. Y creeme, ambos duelen. -intente sacar un lado debil, apelando al lado tierno de eso que los de su especie llamaban sentimientos.- La verdad -salte delante de el para frenarle y que me escuchara.- es que estoy tan necesitado de ti como tu de mi. Se ve que eres un fornido guerrero y que no le temes a ninguna criatura, pero creeme, ahi dentro habra cosas mucho peores que unas pequeñas lagartijas de cinco metros. En cuanto a mi, -agregué, introduciendo mi papel en el grupo.- obviamente soy mucho mas habil moviendome en este habitat que los tuyos y podría avistar los peligros desde mucho mas distancia que tu. Que me dices, pelirrojo. -alce mi mano hasta su cintura para que la estrechara en señal de un trato.- ¿Una alianza temporal?

Con un poco de suerte conseguiria un poderoso aliado en este nido infestado de monstruos y, si la diosa Fortuna me sonreia como antaño, conseguiriamos encontrar un tesoro lo suficientemente grande como para que los dos viviesemos muy comodos durante largos meses, incluso, por que no, años.

Frunció el ceño cuando escuchó al mapache viniendo detrás de él. "¿No piensa dejarme en paz?", pensaba al tiempo que este se colocaba frente a él, cerrándole el paso. Eso hizo que el pelirrojo se pusiese tenso en un principio, esperando un posible ataque o una nueva amenaza por parte del animal parlante. Sin embargo, cuando escuchó lo que quería decirle, se calmó un poco.

- La verdad es que estoy tan necesitado de ti como tu de mi. Se ve que eres un fornido guerrero y que no le temes a ninguna criatura, pero créeme, ahí dentro habrá cosas mucho peores que unas pequeñas lagartijas de cinco metros. En cuanto a mi, obviamente soy mucho mas hábil moviéndome en este hábitat que los tuyos y podría avistar los peligros desde mucha mas distancia que tu. Qué me dices, pelirrojo, ¿Una alianza temporal?-dijo, alzando la mano para que se la estrechase.

Suoh se quedó mirándole impasible, sin apenas mostrar alguna señal de que dentro de él se pudieran hallar sentimientos, o algo por el estilo. Sin embargo, en su mente, barajaba con las posibilidades que se le aparecían. Por un lado, no podía negar lo que acababa de afirmar el animal: claramente habría fauna mucho más peligrosa que aquellos reptiles a los que fácilmente habían despachado y, por supuesto, podría servirle de ayuda. Pero... ¿Podía fiarse de alguien, o mejor dicho, ALGO que acababa de conocer? Ya le había amenazado, y nada le aseguraba de que no fuese a ponerse en su contra.

El pelirrojo suspiró. "Si intenta algo, supongo que puedo ocuparme de ello" concluyó. Sin embargo, no estaba dispuesto a estrecharle la... ¿Pata? A aquél animal. Demasiado absurda estaba siendo aquella escena, cualquiera que le viera en ese momento fácilmente pensaría que había perdido la cabeza. Se limitó a pasar al lado del animal, tranquilamente.

-Está bien, pero más te vale no retrasarme-añadió con seriedad, sin detenerse.