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El ataque de Derek le destroza la cara al mayordomo, que da otro aullido lento y lastimero. Sin embargo, ante la orden del tipo rubio, el ghoul vuelve a levantarse y se dirige hacia una de las puertas entre gimoteos, ignorándoos completamente. De repente oís un graznido, y un cuervo con un lacito rojo en la patada derecha desciendo de las alturas y se posa en el hombro de la mujer. Esta se ríe con una voz suave y cristalina, y os dice:
- Habéis cometido un error entrando en el palacio del rey, niños. Y ahora lo vais a pagar - se lame los labios, mostrando unos afilados colmillos - Disfrutaré devorándoos.
De repente el cuervo grazna de nuevo, y se cuerpo comienzan a surgir decenas de otras aves idénticas a él, tapando a Olivia. Cuando se dispersan, la mujer ha desaparecido. De repente toda la bandada se abalanza sobre Derek, mientras sus picos y garras se vuelven de color negro metálico, e intentan destrozarle la cara a picotazos y arañazos. Mientras tanto, la mujer ha aparecido tras Reira, con una sonrisa sádica y preparando la lanza para un mortal ataque. Su intención es atravesarle desde atrás a la altura del vientre y empalarla.
- Habéis cometido un error entrando en el palacio del rey, niños. Y ahora lo vais a pagar - se lame los labios, mostrando unos afilados colmillos - Disfrutaré devorándoos.
De repente el cuervo grazna de nuevo, y se cuerpo comienzan a surgir decenas de otras aves idénticas a él, tapando a Olivia. Cuando se dispersan, la mujer ha desaparecido. De repente toda la bandada se abalanza sobre Derek, mientras sus picos y garras se vuelven de color negro metálico, e intentan destrozarle la cara a picotazos y arañazos. Mientras tanto, la mujer ha aparecido tras Reira, con una sonrisa sádica y preparando la lanza para un mortal ataque. Su intención es atravesarle desde atrás a la altura del vientre y empalarla.
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Derek observó a la extraña mujer, que sonrió de forma maligna y se vio cubierta por un montón de pájaros negros. De pronto, ya no estaba allí, y los pájarracos graznaban y es lanzaban contra él, dispuestos a picotearle, cosa que no le hubiera preocupado de no ser porque sus picos parecieron volverse de algún tipo de metal oscuro. El chico se cubrió la cara con los brazos, aumentando su dureza, y esperando que los pájaros no le atacasen en la cara. Empezó a recibir punzadas muy dolorosas en los brazos, como si aquellos animales tuvieran cinceles por picos. Sus ojos empezaron a oscurecerse, mientras su enfado aumentaba.
- ¡Fuera, pájarracos! -gritó, mientras abría los brazos de golpe y su cuerpo empezaba a arder con llamas escarlata. A continuación, el chico se encorvó ligeramente, flexionando las rodillas y colocando sus brazos como las aspas de una batidora-. ¡Velocidad Extrema! -su grito resonó, rebotando en las paredes del salón mientras todos sus propulsores se activaban al mismo tiempo, haciendo un giro de 360 grados en apenas un instante, tratando de desembarazarse de todos los pájaros.
Tras esta maniobra, el chico se llevó la mano izquierda a la cabeza, algo mareado, viendo como la mujer estaba tras Reira:
- ¡Detrás de ti! -gritó a modo de advertencia, mientras echaba a correr hacia la mujer pelirroja, dispuesto a noquearla.
- ¡Fuera, pájarracos! -gritó, mientras abría los brazos de golpe y su cuerpo empezaba a arder con llamas escarlata. A continuación, el chico se encorvó ligeramente, flexionando las rodillas y colocando sus brazos como las aspas de una batidora-. ¡Velocidad Extrema! -su grito resonó, rebotando en las paredes del salón mientras todos sus propulsores se activaban al mismo tiempo, haciendo un giro de 360 grados en apenas un instante, tratando de desembarazarse de todos los pájaros.
Tras esta maniobra, el chico se llevó la mano izquierda a la cabeza, algo mareado, viendo como la mujer estaba tras Reira:
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"Bueno, uno menos... Espera, ¡maldito Derek!" Ni se había parado a escuchar mi frase entera. De un modo u otro yo también me lancé hacia la mujer para intentar tan siquiera rozarla con un bisturí, pero de repente lo único que podía ver eran cuervos por todas partes, que se abalanzaban sobre Der. Sin saber muy bien lo que estaba haciendo empecé a segregar mi tercer veneno, un descubrimiento bastante interesante sobre cómo podía paralizar o al menos entumecer partes del cuerpo de los que se vieran afectados por él. Los hilillos de veneno reptaban por el suelo aunque... ¿a dónde? Pararon.
Quería quitarle unos cuantos pájaros de encima al capitán, pero parecía arreglárselas capaz de arreglárselas solo y su grito me alertó de que tenía otros asuntos más urgentes, así que me giré. La no muerta, que había desaparecido tras la nube de cuervos estaba ahora detrás mía y...
-¡Joder! -grité con rabia.
Me eché a un lado como pude, con la esperanza de que solo me rozaría el costado en lugar de atravesarme, intentando echar mano del mango de la lanza y segregar unos cuantos litros de veneno. De hecho, había pensado antes de entrar a la pelea en crear alguna forma con el veneno que intimidara un poco, solo que la sorpresa no me había dado ese tiempo y el único parecido que se le podría sacar era una ameba. Seguramente tendría escaso resultado, pero no había mucho más que pudiera hacer en aquel momento y si al menos algo de aquella sustancia llegaba hasta ella... Al menos esperaba que sirviera para que Derek llegara hasta el cuerpo a cuerpo.
Quería quitarle unos cuantos pájaros de encima al capitán, pero parecía arreglárselas capaz de arreglárselas solo y su grito me alertó de que tenía otros asuntos más urgentes, así que me giré. La no muerta, que había desaparecido tras la nube de cuervos estaba ahora detrás mía y...
-¡Joder! -grité con rabia.
Me eché a un lado como pude, con la esperanza de que solo me rozaría el costado en lugar de atravesarme, intentando echar mano del mango de la lanza y segregar unos cuantos litros de veneno. De hecho, había pensado antes de entrar a la pelea en crear alguna forma con el veneno que intimidara un poco, solo que la sorpresa no me había dado ese tiempo y el único parecido que se le podría sacar era una ameba. Seguramente tendría escaso resultado, pero no había mucho más que pudiera hacer en aquel momento y si al menos algo de aquella sustancia llegaba hasta ella... Al menos esperaba que sirviera para que Derek llegara hasta el cuerpo a cuerpo.
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Los pájaros salen volando por los giros de Derek. Al ser alcanzados por este, desaparecen en medio de pequeñas humaredas. De la gran multitud de cuervos ahora sólo hay poco más de una decena sobrevolando la sala, entre graznidos. Algunos pasan volando bastante bajo, amenazadoramente, pero no se atreven aun a acercarse al pirata. Mientras tanto, Reira ha conseguido evitar un golpe mortal y se ha llevado sólo un doloroso corte en el costado. Agarrando la lanza, evita que la vampiresa pueda alejarse de Derek. El veneno moja a esta, pero en lugar de verse afectada, sólo frunce el ceño, enfadada.
- ¡¿Cómo os atrevéis a mojar mi ropa, sucia plebeya?!
Furiosa, lanza una fuerte patada hacia el estómago de Reira tratando de apartarla. Mientras lo hace, da un fuerte tirón para arrebartarle la lanza a Reira de las manos. Acto seguido mete su mano izquierda en el interior de su vestido y saca un látigo.
- ¡Armamento!
De repente, el arma se volvió de color negro metálico, tras lo cuál la pelirroja trazó un fluido movimiento con esta y trató de azotar a Derek con fuerza. Tras golpearle, el arma se movería como si tuviera voluntad propia, tratando de enrollarse en sus pies. En ese momento tiraría hacia atrás para intentar hacerle perder el equilibrio. Por si acaso, dejó la lanza en una posición apropiada para afrontar la carga y tratar de ensartarle si la continuaba.
- ¡¿Cómo os atrevéis a mojar mi ropa, sucia plebeya?!
Furiosa, lanza una fuerte patada hacia el estómago de Reira tratando de apartarla. Mientras lo hace, da un fuerte tirón para arrebartarle la lanza a Reira de las manos. Acto seguido mete su mano izquierda en el interior de su vestido y saca un látigo.
- ¡Armamento!
De repente, el arma se volvió de color negro metálico, tras lo cuál la pelirroja trazó un fluido movimiento con esta y trató de azotar a Derek con fuerza. Tras golpearle, el arma se movería como si tuviera voluntad propia, tratando de enrollarse en sus pies. En ese momento tiraría hacia atrás para intentar hacerle perder el equilibrio. Por si acaso, dejó la lanza en una posición apropiada para afrontar la carga y tratar de ensartarle si la continuaba.
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Me mordí el labio hasta casi hacerlo sangrar, sin pensar en que ya estaba perdiendo demasiada sangre por el corte del costado. Un poco más, un poco más... No tenía una fuerza envidiable, de hecho ni siquiera se podía decir que estuviera en buena forma. ¿En qué momento se había torcido el camino haciendo que mis decisiones me llevaran hasta allí?
Le dirigí a aquella mujer una mirada helada.
-¿Qué me has llamado? -susurré con voz sibilante por el dolor. -Cabrona... -murmuré, y seguí intentando envenenarla, esta vez con la sustancia que dejaba vista borrosa, aunque no parecía que fuera a tener resultados.
Quizás nunca había vivido en un castillo como aquel, pero de vez en cuando todavía tenía orgullo de niña rica. Dejé de sujetar la lanza con las dos manos, a pesar del miedo a que se me escapara, para sacar 3 bisturíes de la correa que llevaba en la pierna. Intenté hacerle un par de tajos en vertical a su pierna en cuanto estuvo lo bastante cerca. ¿Le dolería? Lo único que parecía claro era que a mí sí me iba a doler su patada y la lanza si se escapaba de mi mano...
Me sentía abrumada y a punto de desfallecer, no sabía a qué atender primero y nunca había sacado tantos litros de veneno con la fruta... Y en vez de ver mi corta vida pasar ante mis ojos, sólo oía a mi voz interior diciendo "que poco aguante tienes, niña".
-Derek, haz lo que quieras, pero haz algo -le dije de forma un poco desesperada.
Le dirigí a aquella mujer una mirada helada.
-¿Qué me has llamado? -susurré con voz sibilante por el dolor. -Cabrona... -murmuré, y seguí intentando envenenarla, esta vez con la sustancia que dejaba vista borrosa, aunque no parecía que fuera a tener resultados.
Quizás nunca había vivido en un castillo como aquel, pero de vez en cuando todavía tenía orgullo de niña rica. Dejé de sujetar la lanza con las dos manos, a pesar del miedo a que se me escapara, para sacar 3 bisturíes de la correa que llevaba en la pierna. Intenté hacerle un par de tajos en vertical a su pierna en cuanto estuvo lo bastante cerca. ¿Le dolería? Lo único que parecía claro era que a mí sí me iba a doler su patada y la lanza si se escapaba de mi mano...
Me sentía abrumada y a punto de desfallecer, no sabía a qué atender primero y nunca había sacado tantos litros de veneno con la fruta... Y en vez de ver mi corta vida pasar ante mis ojos, sólo oía a mi voz interior diciendo "que poco aguante tienes, niña".
-Derek, haz lo que quieras, pero haz algo -le dije de forma un poco desesperada.
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Derek abrió mucho los ojos, con rabia. Sus manos se encendieron con llamas escarlatas como la sangre que corría por sus venas, y un grito salió de lo más profundo de su garganta. Sus brazos se hincharon cuando el chico tensó los músculos, y se colocó en posición de pelea. Iba a emplear el estilo de combate de la Demolición, una forma de pelear agresiva y destinada a acabar el combate de un solo golpe. Entonces vio la desesperada situación de Reira y algo se enciendió dentro de él. Un interruptor en su interior hizo contacto, y entonces supo que si no hacía algo, ella acabaría mal. Su mente se quebró momentáneamente, y soltando un grito casi animal, preparó sus reactores, dispuesto a acabar con la desgraciada pelirroja. Ya no iba a emplear un estilo de Demolición, sino de Autodestrucción, dejando de lado la autoconservación para matar a aquella mujer.
Es entonces cuando sintió un tirón de sus piernas hacia atrás, que le hizo inclinarse hacia atrás, cayendo. Aún en medio de su grito, el chico activó sus propulsores de las manos a máxima potencia, al tiempo que con su fruta dotaba de aún más energía a los motores y endureció su cuerpo, en especial sus pies. El chico salió disparado a casi doscientos kilómetros por hora a por la cabeza de la mujer de pelo rojo, con las piernas por delante. Sus piernas ardían con fuego rojo, que pese a no ser tan potente como el ordinario, sí que quemaría levemente las heridas provocadas. Y su intención era reventarle la cabeza a aquella mujer como si de un melón maduro se tratase, así que el fuego tampoco supondría gran diferencia. Mientras giraba, los reactores de sus rodillas y codos se activaron, haciéndolo rotar rápidamente sobre sí mismo. Necesitaba lograr acabar con aquella mujer, esperaba que el endurecimiento de sus manos bastase para aquello, pero viendo lo que había hecho aquella extraña, no sería raro si tuviera algún otro as en la manga. El chico gritó, en medio del torbellino que estaba formando:
- ¡¡¡Tornado!!!
Es entonces cuando sintió un tirón de sus piernas hacia atrás, que le hizo inclinarse hacia atrás, cayendo. Aún en medio de su grito, el chico activó sus propulsores de las manos a máxima potencia, al tiempo que con su fruta dotaba de aún más energía a los motores y endureció su cuerpo, en especial sus pies. El chico salió disparado a casi doscientos kilómetros por hora a por la cabeza de la mujer de pelo rojo, con las piernas por delante. Sus piernas ardían con fuego rojo, que pese a no ser tan potente como el ordinario, sí que quemaría levemente las heridas provocadas. Y su intención era reventarle la cabeza a aquella mujer como si de un melón maduro se tratase, así que el fuego tampoco supondría gran diferencia. Mientras giraba, los reactores de sus rodillas y codos se activaron, haciéndolo rotar rápidamente sobre sí mismo. Necesitaba lograr acabar con aquella mujer, esperaba que el endurecimiento de sus manos bastase para aquello, pero viendo lo que había hecho aquella extraña, no sería raro si tuviera algún otro as en la manga. El chico gritó, en medio del torbellino que estaba formando:
- ¡¡¡Tornado!!!
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Reira logra pillar a la mujer con la guardia baja, rajando su vestido y trazándole unos dolorosos cortes en la pierna. Olivia da un gruñido de dolor, pero viendo lo que se le viene encima, da un silbido y de repente tanto su lanza como la parte superior de su torso y su cabeza se vuelven de color negro metálico. El terrible golpe la manda volando, pero la lanza le hace un feo corte a la pierna izquierda de Derek. De repente los cuervos comienzan a multiplicarse de nuevo a gran velocidad, y se colocan tras la mujer a modo de colchoneta viviente. Muchos mueren y desaparecen en medio de un pequeño estallido de humo por el impacto. Olivia cae al suelo tambaleándose, con la cara quemada.
- Malditos críos...
Parece que el golpe no le ha afectado a parte de quemarle. Tiene la cara ligeramente hundida hacia dentro y la nariz rota, pero no está sangrando. De repente le empieza a sonar un den den mushi. Esta lo coge y dice:
- ¡Habla rápido!
- ¡Fuga en la prisión! El doctor nos ha traicionado.
Olivia cuelga con un taco, y de repente sale corriendo de la estancia, con la bandada de cuervos tras ella. ¿La perseguiréis, o aprovecharéis que se ha largado para robar a gusto?
- Malditos críos...
Parece que el golpe no le ha afectado a parte de quemarle. Tiene la cara ligeramente hundida hacia dentro y la nariz rota, pero no está sangrando. De repente le empieza a sonar un den den mushi. Esta lo coge y dice:
- ¡Habla rápido!
- ¡Fuga en la prisión! El doctor nos ha traicionado.
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