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El regreso del Comandante. Otra vez... Empty El regreso del Comandante. Otra vez... {Lun 18 Sep 2017 - 19:45}

-Así que, ¿por fin vamos a verlo en persona? -preguntó el chico. Qué cara más rara tenía, con la nariz enana, la boca seca, y los ojos demasiado grandes. 

-Es la primera vez que lo veremos de cerca. ¿Cómo creéis que será?

-Dicen que mide dos metros de altura y lanza fuego por la boca -contestó Enfangado Abe, uniéndose a la conversación con más entusiasmo incluso que los anteriores.

-¡No puede ser! A mí me han dicho que es capaz de caminar sobre el agua -repitió el segundo chico, el del pelo claro y que tenía ese acento tan molesto-. ¿Tú que opinas, Augustus?

Maki miró fijamente al chico. ¿Tan impresionante iba a ser ese oficial? Decían que iba a llegar en cuestión de horas, sino de minutos, y toda la compañía parecía alborotada con solo oír su nombre. El Oficial Mijail Andraponias Estergoshivskenkov Junior, una leyenda viva entre la Armada Revolucionaria. El grupo de cadetes al que habían destinado a Maki, la Unidad Centella, jamás había olido siquiera tan de cerca a alguien de tan alto rango. ¿Sería verdad lo de que había matado una vez a un toro con un eructo? Bueno, Maki también había hecho algo parecido, solo que en vez de matar a un toro, él había hecho desmayarse a una princesa. No, ese oficial no podía ser tan bueno como lo pintaban.

-Seguro que no es para tanto. Yo también lanzo fuego por la boca. Veréis -Maki abrió mucho la boca y trato de que su aliento se incendiase. Había comido mucho ajo, pero aun así no consiguió ni una chispita. Siguió intentándolo hasta que los otros empezaron a reírse-. No os riáis. Una vez me salió.

-Acéptalo, Augustus. Los cadetes no tenemos habilidades como las de los oficiales.

-¡De eso nada! -repuso Maki-. Yo puedo respirar bajo el agua. Y sobre el agua. Y entre medias. 

-Vaya cosa... -se burló Jack el Asno, bautizado así por sus orejas y porque su apellido era realmente Asno. No era un apodo muy imaginativo-. ¿Qué más puedes hacer?

Maki tuvo que pensarlo un poco. 

-Sé distinguir entre la mantequilla y lo que parece ser mantequilla.

-No, no puedes. Nadie puede -dijo Fruto Seco Ibar.

Maki suspiró porque sabía que tenía razón. Pero, ¿cómo podía ser así? Él era el Comandante, había salvado el mundo y ayudado a una reina, a la mismísima Derian Markov. Había visto monstruos y hadas, ghouls y señoras mayores... ¿Por qué los revolucionarios no lo veían? 

Abatido, le pidió unos pocos cacahuetes a Fruto Seco Ibar, y subió a cubierta. Le gustaban los Centellas, era el mejor equipo de cadetes de todo el ejército, formado por las “mejores mentes militares en potencia de la Armada”. O eso les habían dicho. Fruto Seco Ibar, Jack el Asno, Cletus Bocaabierta y su hermana Cecilia la Floja, Héctor el Comeabejas, los gemelos Ovejunos, Huelepiedras Rockson... Todos ellos eran la élite de la élite, las futuras promesas de la Revolución. Por ese motivo no les dejaban participar en las misiones, porque solían estar encubiertos para que el enemigo no los detectase y arruinase su brillante futuro. Los demás incluso les llamaban tontos e ineptos para disimular y que pasaran desapercibidos. Pero los Centellas ya no le satisfacían. Quería algo más, algo de gloria para el bueno de Augustus.

En cubierta, todos los soldados estaban firmes y con las armas en alto, formando un pasillo entre la puerta del castillo de popa y un tablón que conectaba un barco desconocido con el suyo. El capitán Tetrich se acercó a él en cuanto lo vio.

-¡Makintosh! ¡¿Se puede saber qué estás haciendo aquí arriba?! ¡Te dije que tú y los demás imbéciles os quedaseis abajo! ¡¿O es que quieres arruinar la llegada del oficial?! -El capitán Tetrich siempre gritaba mucho.

-No hace falta disimular, capitán -le dijo Maki-. Aquí no hay enemigos.

-¡Lárgate de aquí Makintosh! ¡Ya! ¡O tendré que coger mi maza y metértela por...

-¡Oficial en cubierta! -gritó alguien. Maki no llegó a oír lo que Tetrich tenía que decir. ¿Qué sería?

Un hombre imponente cruzó la pasarela y avanzó a paso vivo entre los demás soldados. No tenía cuernos ni alas, ni estaba rodeado por una nube parlante, como decían las historias, pero sí que daba miedo. Mijail Andraponias Estergoshivskenkov Junior era tan intimidante que algunos se desmayaban cuando pasaba por delante de ellos. Maki tragó saliva al verlo. Y tragó aún más cuando el oficial lo miró. 

-¿Qué es esa cosa? -preguntó. Su voz sonaba como... como un gato siendo aplastado en una trituradora de gatos mientras una banda de locos tocaba sus instrumentos hechos de más gatos triturados bajo las Cataratas Gato Triturado. De haber tenido pelo, a Maki se le habría puesto de punta. En vez de eso, solo notó un leve cosquilleo en la babilla que lo cubría.

-Soy Augustus -se obligó a decir. Todos lo miraban sorprendidos. ¿Es que no tenía que hablar? Hasta el capitán Tetrich estaba boquiabierto.

-Ignore al monstruo, oficial Estergoshivskenkov. Soy el capitán Ebudiano Tetrich, y tengo el honor de llevarlo a la cumbre. Aquí, en mi unidad, apostamos por usted, señor. El ascenso será sin duda alguna suyo. Aquí tiene una invitación. Me han pedido que se la entregue -El capitán le tendió una carta al otro tipo antes de que empezara a ignorarle.

El oficial lo miró seriamente durante un rato. Tetrich pareció encogerse a cada segundo. Luego, el oficial se giró hacia el gyojin.

-En serio, ¿qué demonios es eso?

-Soy Augustus -Maki se comió un cacahuete y le tendió la mano.

-Oh. Pues... hola, Cosa. Yo soy Mijail Andraponias Estergoshivskenkov Junior.

-Hola, Junior -saludó Maki. Y se comió otro cacahuete. Por alguna razón, todos le miraban espantados. ¿Es que tenía algo en la cara? Hasta el propio Junior le miraba raro.

-Muchacho -dijo el oficial inclinándose hacia él. Su cara ahora daba mucho más miedo que antes-, la última persona que me llamo así no vivió para contarlo -Maki tragó saliva y se dijo que mejor callarse. Pero no pudo evitar preguntar.

-¿Y entonces por qué lo cuentas tú? -dijo en voz baja, temeroso de aquel hombre, que se le quedó mirando fijamente.

-Qué ojos más pequeños tiene esa cosa.

-Cosa no, Augustus.

-¿Te atreves a corregirme? -exclamó el monstruoso hombre, con la cara enrojecida de rabia.

-No, Junior, perdona.

-¡No me llames así, maldita cosa!

-Me llamo...

-¡Silencio! -gritó. Varios hombres se desmayaron y Maki no pudo evitar dar un gritito bastante agudo-. Capitán, pienso colgar a esta cosa de la popa de esta barco hasta que aprenda a demostrar respeto por un oficial. 

-Lo que usted diga, Ju... Oficial Estergoshivskenkov.

Junior cogió a Maki del brazo y lo arrastró hacia la parte de popa del navío. Nadie se atrevió a seguirlos, y los que ya estaban allí se marcharon en cuanto vieron llegar al oficial. Qué fuerte era aquel hombre. Casi le tiró los cacahuetes al suelo. En cuanto lo soltó, Maki se comió otro, lo que hizo que la mirada de Junior se endureciera aún más. 

-¿Cómo te atreves? -susurró amenazadoramente. Ese tono de voz... Augustus casi se meó del miedo. 

Y entonces lo entendió. Con mucho cuidado, extendió la bolsa hacia el hombre. Éste la miro y al final cogió un puñado de cacahuetes y se los metió en la boca de golpe antes de tirarle la bolsa de un manotazo. Debería tranquilizarse con eso, ¿no? 

Pues no. En vez de mostrarse educado y dar las gracias, empezó a hacer ruidos raros. Se puso rojo de rabia mientras farfullaba incoherencias. Era incapaz de articular una sola palabra de tan enfadado que estaba. ¡Incluso se llevaba las manos al cuello para controlarse y no saltar encima de Maki! 

-Lo siento, Junior. Si no te han gustado los cacahuetes puedo conseguirte almendras o pistachos. Fruto Seco Ibar siempre tiene de todo -El oficial cayó al suelo de espaldas mientras seguía diciendo cosas sin sentido. Estaba tan furioso que su cara se iba poniendo morada. Maki se acercó a él y le ofreció más cacahuetes, pero no los quiso.

-Mal... di... ta... cosa -le pareció que decía. Junior alzó la mano hacia él, con los dedos crispados alrededor de la invitación. Luego dejó de respirar y, seguramente, se murió. 

-Oh, Junior, lo siento mucho. Yo... 

Entonces se dio cuenta. La mano con la invitación alzada hacia él, y no había dicho “maldita cosa” sino “toma esta cosa”. Junior se la daba a él. Quizás sabía que se iba a morir y, en agradecimiento por los cacahuetes, le había dejado a él la invitación para la cumbre de la Armada. Junior había puesto sus esperanzas en Maki. Qué gran honor...

-No te arrepentirás -juró el gyojin. 

Decidido, Maki cogió la invitación y se la guardó. Iba a cumplir la última voluntad de Junior y demostraría a todos que no era un simple cadete más. Él era el Comandante, y era hora de ponerse en marcha.


Maki:


"Si el agua está salada, es que estás en el mar". Augustus Makintosh
Señor Nat
Señor Nat
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Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
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Akuma no mi
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https://www.onepiece-definitiverol.com/t22245-la-ventisca-del-su

El regreso del Comandante. Otra vez... Empty Re: El regreso del Comandante. Otra vez... {Dom 1 Oct 2017 - 11:37}

Bienvenido abordo, comandante.


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