Jack vs D. C. 3

Jack vs D.C. 3. Empieza Jack.

Bueno, me había quedado claro que seguir al pelirrojo siempre suponía poner a la gente en peligro. Era lo que había hecho desde hacía un poco y el resultado había sido que Al, él y yo nos habíamos metido de lleno en una habitación que tras el chasquido de una hermosa mujer nos habíamos quedado encerrados con esa y otras dos. Por lo que dijo después no querían ni ser amigas nuestras, una pena la verdad.

-Hola belleza. – le dije a la mujer que se encontraba frente a mí. – la verdad siempre soñé con quedarme encerrado con una mujer preciosa en una habitación, pero esto debió haber ocurrido hace un tiempo ahora ya es tarde para esto. – le dije mientras daba un paso hacia ella.

Iba con mi nueva espada en una mano y la empuñadura sin hoja en la otra. Levanté la mano en la que llevaba la empuñadura y giré mi cabeza hacia una de las paredes para hablarle como si hubiese otra persona ahí “Parece que esto solo funciona cuando le da la gana” tras esto solté un suspiro y tiré la empuñadura al suelo hacia los pies de mi oponente.

-Se supone que esa empuñadura saca una hoja si se tiene un espíritu lo suficientemente fuerte, pero yo solo lo conseguí una vez a las puertas de la muerte, quizás tu si la puedas usar. Noto que no solo eres belleza. – esperaba que aquella mentira colase y cogiese la empuñadura, lo que le dije después fue algo serio pues acababa de activar el mantra. – Por cierto, ¿te gustan los pulpos o los calamares?

cosas:

Al ver tu espada, la mujer saca de su espalda un largo tridente de aspecto metálico. Te escucha hablar y responde con una sonrisa.

- Si no vas a avanzar, podemos quedarnos encerrados un ratito ricura. A mi me parece bien.

Se agacha para observar mejor la empuñadura e incluso parece que vaya a rozarla con una mano enguantada, pero al final se levanta y te la pasa de vuelta con una pequeña y elegante patada.

- Lo siento, no soy una chica de espadas. Me gusta más clavar cosas. Oh y calamares, por descontado. Con limón. Y tú, extraño marine, ¿dulce o salado?

La chica sacó un enorme tridente que tenía en la espalda, aunque no se movió de su posición y me escuchó hablar tranquilamente. “Has visto, una persona educada que respeta los turnos de habla” volví a decir hacia la pared. Parecía que no le importaba quedarse allí un rato conmigo, lo cual era evidente si lo que le interesaba era retenernos el mayor tiempo posible.

La joven respondió a mi inocente pregunta sobre que era lo que prefería, siendo su respuesta el calamar con limón. Sin duda algo rico y sabroso. Luego me hizo una pregunta similar, pero sobre sabores más básicos, dulce o salado.

-Como persona dulce, señorita; para comer salado siempre.

En ese momento recogí la empuñadura del arma que le había pasado y que ni siquiera había tocado; “Una pena, me hubiese gustado acabar esto de forma simple y pacífica” pensé haciendo que la guardaba en algún bolsillo a mi espalda, aunque la estaba guardando en mi interior.

Miré la espada que tenía aún en la mano y la clavé en el suelo delante de mí, la solté y con el brazo apunté al techo sobre la joven. Desde mi mano se creó una onda de energía que salió disparada hacia donde apuntaba. Mientras hice esto para atraer su atención a otra parte, desde las suelas de las botas comencé a generar azúcar en grandes cantidades que se fueron expandiendo por el suelo, con un color similar al del suelo para que se notase lo mínimo posible.

-Dado que te gusta el calamar, intentaré que este sea de tu agrado. – Cuando dije esto comencé a formar a mi alrededor una cubierta de caramelo que recordaba al aspecto de un calamar gigante. – El sabor se lo tendrás que imaginar. Nurufufufu. Nurufufufu. – Mientras me reía hacía que los tentáculos se moviesen de forma extraña.

cosas usadas:

Por un momento mira a dónde apuntas, pero en seguida se distrae por tu calamar. Tanto es así que avanza para verlo de cerca con un brillo de ilusión en la mirada, por lo que la onda de choque no le da de lleno. Si le hace salir volando hacia ti, sin embargo. Sorprendida, gira su tridente para que apunte hacia abajo y se apoya en él para llegar al suelo de una pieza. Te sonríe, algo despeinada.

- ¡Tienes una akuma no mi! ¡Qué genial! Pero has intentado hacerme daño y eso no puedo consentirlo.

Vuelve a coger el tridente y lo mueve girándolo rápidamente, haciendo que tres ondas cortantes vayan hacia ti dispuestas a cargarse los tentáculos de tu calamar y de paso separarte los brazos y la cabeza del cuello. Ups.

La chica miró hacia donde apunté haciendo que la distracción fuese perfecta. Pero eso duró poco tiempo ya que mi pequeña transformación la sacó del ensimismamiento. La joven pareció impresionada por la transformación, e incluso se acercó con ojos golosos que duraron un momento. Marcó la genialidad de la akuma que tenía, pero no iba a perdonar el hecho de que la hubiese atacado.

-¿Atacarte? No, no. – dije mientras se lanzaba unas ondas cortantes para matarme.

Hice que el calamar saltase hasta el techo y aprovechando lo pegajoso del caramelo junto con las ventosas de los tentáculos me quedé ahí arriba para esquivar su ataque.

-En realidad lo que quería era que te acercases. Como puedes ver he dejado mi arma en el suelo y la otra te he dicho que yo no puedo usarla, sin contar que antes de la di. – le dije desde el techo mientras bajaba poco a poco. – mi intención con eso fue que te acercases un poco a mí, quiero hacerte el masaje de tu vida, rejuvenecerás y todas tus tensiones y problemas desaparecerán mientras lo haga. Soy médico, no puedo mentir en algo así.

Esperaba que me creyese aquella joven. No mentía con respecto a hacerle un masaje. Siempre había intentado no agredir de ninguna forma a una mujer y aquello no era una excepción, pero estaba viendo que al final me tocaría hacerlo. Había bajado nuevamente al suelo con movimientos lentos y me había acercado ligeramente a la chica en una posición que dejaba claro que no quería hacerle ningún tipo de agresión. Esperaba que aquello bastase para que confiase en mí.

- Lo siento, no puedo permitirme perder el tiempo con masajes. Ahora lo que necesito es que no pases de aquí.

Se acerca a ti rápidamente y se pone a tu espalda, apuntándote al cuello con el tridente. Notas algo metálico rozándote la mano, pero si bajas la vista verás que la chica ha sacado unas esposas y te las ha acercado. Tienen un brillo extraño que no te cuesta reconocer, es kairo.

- Aunque si prometes ser bueno, puedo dejarte aquí esposado e irme. Y si mañana sigues vivo, quizá podramos discutir ese masaje...