[Privado] [ :.Kenta.: y Roora] Villa Syrup

Llevaba ya veinte minutos esperando y por ahí no se veía a nadie; era cierto que yo había llegado cinco minutos tarde, pero había sido porque no conocía la villa y no sabía como llegar hasta aquí, pero el no tenía ninguna excusa. Desesperada, me movía de un lado a otro dando vueltas sin parar.
La gente que me veía ,me miraba entre asustada y preocupada e incluso algunas personas se habían acercado a preguntarme si necesitaba algo, a lo que yo les había contestado con una mirada de pocos amigos, no me importaba si estaban siendo amables, cuando estoy enfadada es mejor no molestarme porque, hasta que no pasa un rato, no suelo calmarme.
Había quedado con el nuevo de la banda para conocernos y así evitar futuras peleas; había sido idea del capitán pues, yo seguía pensando que aunque nos conociésemos ahora o luego en el barco, sí no nos llevabamos bien las peleas no desaparecerían. No sabía nada de él, solo que era un chico de unos 22 años y que tendría atado al brazo izquierdo, como yo, un pañuelo rojo para reconocernos.
"Esto me pasa por confiar en desconocidos" pensé "cuando le vea espero que tenga una muy buena excusa para explicar la tardanza".
Al final decidí sentarme en uno de los bancos de la calle y empecé a juguetear con mi anillo, como siempre hacía cuando estaba nerviosa o agobiada, estiré los brazos y las piernas para relajarme y aclarar mis ideas.
Lo había decidido, si no aparecía por aquí en diez minutos, me marcharía.

Nunca había tenido oportunidad de venir a la Villa de Syrup una de las pocas islas que me gustaban del East Blue. Pero no vine para montar caos, ¿o si? bueno todo a su tiempo. Vine exactamente porque tenía una cita con una chica de la banda a la que recientemente entraré. Yo no era mucho de reunirme con desconocidos aunque vayan a ser mis futuros compañeros de tripulación. Con la gente desconocida tenía un trato déspota, agresivo o como se quiera llamar. Cuando me encontrara con la chica que tenía en el brazo izquierdo un pañuelo rojo esa era la señal de que nos habíamos encontrado. ¿Pañuelo rojo puesto en el brazo para reconocernos? ¿Qué somos, niños pequeños o que? Lo veía una auténtica idiotez lo de los pañuelitos. Bastaba con quedar en un sitio y ya está.

Iba andando tranquilamente, con las manos en los bolsillos sin hacer ningún tipo de caso a la gente que por allí se encontraba como yo. Me importaban todos una auténtica mierda, solo quería encontrarme con la chica de la cita e irnos rápidamente.

Tras andar un tiempo relativamente largo divisé a una chica sentada en un banco, jugueteando con lo que parecía una especie de anillo y efectivamente con el pañuelo rojo en su brazo. Me acerqué al banco, me senté a escasos centímetros de ella y dije:

- Toda esta paz... me crispa los nervios, ¿a ti no?

Solo quedaban un par de minutos para mi hora tope y él todavía no se había presentado. Sinceramente, no pensaba que fuese a aparecer pero decidí cumplir lo que me había dicho, tampoco es que tuviese nada mejor que hacer. Mis manos se movían solas sin dejar de mover el anillo cuando de pronto, un chico se sentó a escasos centímetros de mi y me dijo:

-Toda esta paz...me crispa los nervios, ¿a ti no?-

Lentamente giré la cabeza extrañada y, al ver que tenía el pañuelo rojo atado al brazo, me dieron ganas de estamparlo; pero me contube como pude, era mejor no empezar con el pie izquierdo. Volví la mirada al frente y le contesté:

-La verdad es que un poco, pero me gusta así porque te mantiene alerta- hice una pequeña pausa antes de añadir -llegas bastante tarde de la hora acordada-

Me incorporé del banco sin esperar una disculpa, se le notaba por la forma de comportarse que no pensaba dármela y, me desaté el pañuelo rojo para después atarlo en una de las trabillas de mi pantalón. Me giré para verle mejor, era más alto que yo, tenía los ojos verdes y un tatuaje oscuro que le pasaba por el ojo izquierdo hasta el cuello; tenía el pelo marrón grisáceo y la piel bronceada, estaba bastante en forma. No parecía incomodarle el hecho de que le estuviese mirándo fijamente, es más, me había estado manteniendo la mirada mientras le analizaba, como retándome; sonreí de medio lado y decidí apartar la mirada; no me apetecía empezar una peleame, al menos no por ahora.
Me gustaba el caracter de este chico.

Me echó una reprimenda por haber llegado bastante tarde de la hora acordada. -Lo siento- Dije mientras me rascaba la cabeza y la sonreía. Yo no era mucho de sonreír y ella era la única persona que había visto que sacara una sonrisa de mi boca. Era la primera y la última vez que lo haría, no me gustaba mostrar mis sentimientos a nadie porque para mi eran signos de debilidad.

-Bueno, ¿qué hacemos? No quiero estar rodeado de toda esta chusma muerta de hambre-

Quería irme de allí cuanto antes o al menos separarme de la gente de la villa. Estaba seguro que si seguía allí la iba a liar y eso de momento, no se podía hacer. Había que conocer mas a fondo a mi compañera de la banda.

Me estaba aburriendo y metí las manos en los bolsillos para esperar a ver su reacción y hacia donde debíamos dirigirnos. Tampoco yo solía hablar mucho, lo justo y necesario cuando la situación lo requería.

Se había disculpado, y me había sonreido; durante un tiempo breve, pero lo había hecho. Parecía que le caía bien.
Me preguntó a donde debíamos ir y yo la verdad no tenía ni idea, por lo que dije el primer sitió que se me ocurrió:

-Cuando he entrado en la villa, por la entrada norte, he visto un bar que tenía muy buena pinta. Podemos ir ahí a tomar algo y hablar-

No pareció desagradarle la idea pues, se levantó del banco y empezó a andar. Yo le seguía de cerca pero sin llegar a alcanzarle, no quería agobiarle. Al cabo de cinco minutos llegamos al bar, entramos y nos sentamos en una de las mesas del fondo. No estaba muy lleno pero habían varias mesas ocupadas; una junto a la entrada con una pareja joven, estaban discutiendo, luego en la barra había un hombre encapuchado bebiendo solo y por último, en una de las mesas por el centro, había un grupo de unas siete personas que bebían y cantaban, me daba asco verlos tan borrachos a esas horas de día y las "canciones" que cantaban, si se les podía llamar así, me estaban dando dolor de cabeza; odiaba que la gente desentonaba. Si no sabes cantar no cantes.
El camarero se nos acerco y pregunto que queríamos tomar

-Yo tomare una jarra de sake, ¿tu que quieres?-

Pedimos los dos y cuando el camarero se fue me dijo:

-¿Sabes que es lo bueno de ser pirata y entrar en una taberna? Que el tabernero te temerá y así te podrás ir sin pagar, porque no se atreverá a decirte nada. Por cierto, me llamo Kenta D Taiyo, aunque me suelen llamar el Legado de la Muerte. Aunque tu puedes llamarme Kenta simplemente. un placer bella muchacha.-

-El placer es todo mio Kenta- le contesté sonriendo -Yo me llamo Roora y, todo el mundo me llama así. Todavía no he ganado fama suficiente para un apodo, pero dame tiempo-

La verdad era que no sabía muy bien porque le había dicho eso, las palabras salían solas de mi boca, pero me había puesto nerviosa el que me llamase "bella muchacha" y no sabía lo que decía. Kenta estaba relajado, con los brazos en la cabeza y parecía no haberse dado cuenta de mis nervios.
Mis manos volvían a mover mi anillo de forma inconsciente por el estres, tenía que aprender a controlar esta manía, así que tomé aire para calmarme

-Si el camarero no viene pronto, no me parecerá mal lo que has dicho de marcharnos sin pagar- añadí mientras me recolocaba un mechón de pelo por detrás de la oreja -Bueno... hablame de ti, para eso hemos quedado ¿no?- no esperé a que me dijese nada, por si me mandaba callar - Si no quieres contestar no lo hagas, pero hay cosas que me gustaría saber de ti, como por ejemplo... ¿de donde eres? o ¿cuanto hace que eres pirata?-

La verdad es que si que quería saber cosas de él, no lo había dicho solo por sacar tema de conversación. Desde que le había visto supe que iba a ser una persona muy misteriosa e incluso siniestra pero, me había sorprendido la diferencia que había en su forma de comportarse respecto al resto de personasa y su forma de comportarse conmigo, que era más respetuosa. Espero que no sea solo para causar buena impresión.

La chica me dijo que le contara cosas de mí y comenzó preguntándome que de donde era y que cuanto hacía que era pirata. Di un suspiro y mientras quitaba los pies de la mesa y me ponía sentado en la silla, di un puñetazo a la mesa y le dije al tabernero:

-Tabernero, donde coño está nuestra bebida, llevamos un tiempo esperando y a mí no me gusta esperar. Luego miré a la chica y la dije: -¿Por dónde íbamos? Así, pues soy del Mar del Sur y llevo bastantes años como pirata. Primero era un pirata solitario y ahora pues, estoy dentro de una banda pirata contigo.

Tras eso me paré de hablar unos segundos y la volví a hablar.

-Perdona mis modales, pero es que no me gusta que me hagan esperar cuando se trata de la bebida que más me gusta. No quiero que te sientas incómoda ni que te lleves una mala imagen de mi ya que vamos a ser nakamas en la tripulación.

Tras eso volví a ponerme cómodo poniendo otra vez los pies encima de la mesa y las manos por detrás de la cabeza.

Me contestó a mis preguntas pero se estaba empezando a impacientar por la lentitud del camarero. La verdad es que si que era extrañaba que estuviese tardando tanto, solo habíamos pedido una bebida cada uno. Al final Kenta se calmo de nuevo pero yo no, el camarero ni se había disculpado cuando él le había metido prisa y eso no solía pasar.
Sin poder evitarlo, miré hacía la barra para ver que era lo que le estaba entreteniendo tanto como para no poder traer una jarra y una botella de sake.
Me quedé helada al ver que no estaba, no había nadie en la barra, y ahora que me daba cuenta, hacía rato que no escuchaba las insufribles voces de los borrachos o los gritos de la pareja que estaba discutiendo. No había nadie en el bar. Todos se habían esfumado sin dejar rastro y sin hacer ningun ruido, como si se los hubiese tragado la tierra.

-¿Que esta pasando aquí?- dije mientras me levantaba de la silla y sacaba mi daga con la mano izquierda poniendome en guardia. Esto no me gustaba nada, me recordaba a las típicas historias de miedo que me contaban cuando era pequeña y un escalofrio recorrió mi espalda.

De pronto, escuché unos pasos que venían de fuera y miré a Kenta para ver si debíamos investigar de donde venian o si era mejor quedarse en el bar.

-Tranquilízate, será la Marina que sabe que estamos aquí. Creo que por fin tendremos un poquito de diversión. Por cierto, ¿tienes algún explosivo? Quiero destruir este antro, me he cansado de él.

tras decir eso me levanté me quité el polvo de la ropa y me dirigí a la salida con las manos en los bolsillos, tranquilamente. Roora estaba algo nerviosa pero era normal, estaba al lado de un tipo guapo y musculoso. Si había llegado el momento de actuar sería muy divertido y todavía más si Roora tenía explosivos para destruir la taberna. Al o que le estaba dando vueltas era que donde se había metido el tipo encapuchado. Me daba mala espina y seguramente habría. que estar atentos

-Tranquilízate, será la Marina que sabe que estamos aquí. Creo que por fin tendremos un poquito de diversión. Por cierto, ¿tienes algún explosivo? Quiero destruir este antro, me he cansado de él- me dijo Kenta.

En cierto modo, que el estuviese tan calmado consiguió tranquilizarme, parecía que ya se había enfrentado a marines antes por lo que no tenía de que preocuparme, iba a ser una pelea "divertida" como había dicho él.

-¿Explosivos dices?- dije mientras buscaba por mis bolsillos hasta encontrar mi mechero, lo encendí para comprobar que seguía funcionando y sonrei triunfante al ver como se encendía una pequeña llama -Dame unos segundos-

Sin decirle nada más, me acerqué a él y de un movimiento rápido le quite el pañuelo rojo que todavía no se había quitado del brazo, me acerqué a la barra y pasé al otro lado de un salto. Busqué entre las botellas hasta que encontré una de sake, la abrí y pegué un buen trago. Agarré otra y se la lancé a Kenta

-Ya que el camarero no esta y vamos a destrozar este sitio, por lo menos no desperdiciemos algunas bebidas-

Despues de esto, saqué mas botellas y las abrí todas, con ayuda de mi daga corté su pañuelo y el mio en varias tiras, las mojé en el alcohol de las botellas y metí una en cada botella, dejando que sobresaliese un poco por la boquilla.

-Listo- dije mientras abria las manos señalando a las botellas -Esto es lo que se llama un cocktail molotov extremadamente casero, no es técnicamente un explosivo pero servira para hacer que este lugar arda como la paja; es muy simple, enciendes el extremo que sale de las botellas con el mechero y después lo lanzas contra el suelo haciendo que la botella estalle, y si vemos que no funciona siempre podremos usarlas contra la marina- me acerqué a él extendiendo las manos con una botella y mi mechero -te dejo hacer los honores-

No sabía si iba a funcionar, normalmente los había hecho con gasolina o aceite de motor, pero el alcohol también era inflamable por lo que algo tenía que hacer, era lo único que se me había ocurrido que pudiésemos usar como explosivo y si no funcionaba pues, le prendemos fuego a la vieja usanza.

Se acercó ami por un momento, me quitó el pañuelo rojo, fue a la barra y se puso a buscar botellas, cogió un par de ellas para nosotros y luego otro par para meter las tiras del pañuelo en ellas. Me dio una y me dijo que hiciera los honores.
Me quedé mirándola y la dije:

- ¿No voy a tener yo toda la diversión no? Hagámoslo los dos a la vez que para la Marina tengo armas mejores.

Y alcé el brazo con el puño cerrado, mostrándola que esas eras mis armas para la marina. Cogí el mechero y prendí el extremo y lancé la botella contra el suelo de la taberna, luego le pasé el mechero a mi compañera mientras vigilaba que no entrara nadie a aguarnos la fiesta.

- Yo vigilaré que no entre nadie mientras tu lanzas el chisme ese y luego salimos de aquí a empezar repartir a la Marina.

Cuando le dí la botella me dijo:

- ¿No voy a tener yo toda la diversión no? Hagámoslo los dos a la vez que para la Marina tengo armas mejores.-

Y levantó un puño cerrado dándome a entender que pensaba luchar cuerpo a cuerpo, la verdad es que si era tan fuerte como decía, la Marina no iba a ser un gran problema.
Después encendió el extremo de la mecha improvisada y lanzó la botella al suelo del bar, provocando que empezase el incendio. Yo agarré mi mechero que me entregó Kenta y otra botella e hice lo mismo que había hecho él, pero la lancé contra la zona del fondo de la taberna.
El se había quedado vigilando la entrada para que nadie viniese a apagar las llamas del incendio, mientras yo me dedicaba a encender y lanzar las botellas contra el bar.
Al cabo de unos minutos, ya había roto todas las botellas y el bar estaba en llamas; el humo provocado por el incendio, no dejaba ni ver ni respirar por lo que, mientras me dirigía a la salida, agarré el brazo de Kenta y salí fuera tirando de él.
Nada más poner un pie en la calle, respiré profundamente y empecé a toser; como me había quedado dentro del bar mientras lanzaba las botellas, había respirado mucho humo. Pero antes de que pudiese tomar otra bocanada de aire para limpiar mis pulmones, empecé a escuchar a gente gritando: "¡Están ahí!", "¡Avisad al capitán!", "Que no escapen"...
Eran la Marina; y nos habían encontrado.

- Por fin nos ha encontrado al marina. Por lo menos vamos a poder divertirnos un poco con estos enclenques. Prepárate camarada, esta será nuestra primera batalla juntos... pero no la última jeje

Tras eso, hice una breve pausa y tras triscarme los nudillos, les dediqué unas palabras a los marines:

- Venga venid, nos estábamos aburriendo. Pensé que se me entumecerían los músculos si no veníais rápido. Pero si creéis que vais a interponeros entre el camino de mi compañera y el mío hasta nuestro navío, ya os podéis ir despidiendo de vuestra miserable vida.

Mi gesto cambió por completo, ahora esta super concentrado en la lucha e iba en serio ya que me importaba una mierda la vida de esos gusanos.

Les insté a que vinieran con un gesto que hice con mi mano derecha mientras esbozaba una sonrisa macabra.

La actitud de Kenta cambió drásticamente al ver a los marines, ahora se le veía como a un cazador disfrutando de la caza de su presa, y no pude evitar alegrarme al darme cuenta de que estaba de mi lado.
Mientras el les incitaba a la lucha, yo desenvainé mi espadacon la mano derecha, la cual llevaba colgada a la espalda, y mi daga con la mano izquierda, que estaba enganchada en un cinto en mi cintura, lista para empezar con el ataque.
Los primeros marines se acercaron y, sin pensarmelo le dije a Kenta:

-Estos para mi, lo siento- no esperé una respuesta pues no quería que me los quitase

Me avalancé corriendo ya sin miedo, la adrenalina del momento y el tener a alguien que me cubriese era todo lo que necesitaba para poder disfrutar de una buena pelea.
Eran tres hombres armados con espadas y parecía no hacerles mucha gracia el tener que luchar contra mi pero, si les servía de consuelo, a mi tampoco.
Fui corriendo a por el que tenía más cerca y, antes de atacar, reduje mi peso para moverme más rápido de lo que él esperaba, por lo que no pudo evitar mi ataque; lo que yo denominaría, un corte limpio. Los otros dos no perdieron tiempo en ir a por mi, ya había comenzado la pelea.
Con mi ligereza adicional, me movía más rápido de lo que se movería una persona normal de mi estatura pero, aprendieron rápido a parar mis golpes, ya no contaba con el factor sorpresa pero tampoco sería un problema.

Roora fue la primera en atacar. La verdad es que sus movimientos eran muy interesantes, era bastante rápida y le hizo un corte limpio a aquel tipo. Los otros dos fueron hacia ella y mientras Roora se movía más rápido que una persona normal teniendo en cuenta su estatura. Aquellos tipos paraban los golpes de Roora aunque conociendo a mi compañera, eso no sería un problema para ellos.

Me trisqué los nudillos y tras inclinar la cabeza a ambos lados, me preparé para el ataque. Eché a correr hacia otros tres tipos que estaban allí. El combate había comenzado. Mi mirada cambió como cuando un león detecta a la presa que quiere cazar. Mis presas eran tres marines de bajo rango, morralla como quien dice.
Seguía corriendo y al estar en frene suyo, derribé a uno de un puñetazo y a los dos que me quedaban los derrotaría con un gran estilo, el que a partir de ahora será mi nuevo estilo de combate. Tras haber derribado al marine, me quedé en medio de los otros dos, les miré y esbocé una sonrisa mientras me atacaban. Esquivé sus ataques tirándome hacia atrás, apoyé mi mano derecha sobre el suelo, elevé mi cuerpo sosteniéndolo sobre esta y poniendo las piernas hacia arriba. Al hacer esto les propiné una patada a cada uno en la barbilla, mandándolos unos instantes a volar para después caer al suelo noqueados.

Doble Patada Noqueadora:

- Oye Roora, ¿por qué no hacemos una competición? A ver quien derrota más marines al acabar la pelea. Podría ser... divertido jajaja

Dije mientras de un estiloso giro sobre mi espalda me recomponía, poniendo una rodilla en el suelo mientras que con la otra pierna me ayudaba a ponerme de pie.

Los dos marines no podían atacarme, mis golpes eran demasiado rápidos para darles tiempo a contraatacar por lo que, al final, les vencí a los dos de la misma forma que había hecho con su compañero. Me giré para ver como iba Kenta mientras sacudia le sangre de mi espada y le pude ver dar su golpe final, una patada con mucho estilo. Mientras se volvía a poner en pie me miró y me dijo:

- Oye Roora, ¿por qué no hacemos una competición? A ver quien derrota más marines al acabar la pelea. Podría ser... divertido jajaja-

- Me parece bien, solo dos cosas; nada de trampas y...- hice una pausa dramática para darle más emoción - que gane el mejor - y tras decir esto me volví a dirigir al lugar donde había vencido a mis adversarios para esperar a los siguientes, los cuales no tardaron mucho en aparecer.

Esta vez eran cuatro marines, pero seguían sin venir armados con pistolas; lo que era una ventaja para mi. Estiré mis brazos preparándome para pelear pues, esta vez iba a dejar que ellos dieran el primer golpe.
Uno de los cuatro, (la verdad es que no sabría decir como era pues todos me parecen iguales) se avalanzó contra mi con la espada en alto intentando cortarme desde arriba y yo simplemente di un pequeño salto hacia la derecha quedando lo suficientemente lejos  para que no pudiese darme pero lo suficientemente cerca para poder rajarle la garganta con la daga en un movimiento vertical.
Cayó al suelo al instante.
"Uno-Cero" pensé mientras me disponía a seguir luchando.

Cuatro tipos se dirigieron hacia mi mientras Roora ya se había encargado de otros cuatro marines. Me iba ganando por uno a cero pero, yo ahora mismo empataría en un momento.
Moviéndome con un estilo impropio de mí, girar mi cuerpo en el suelo para posteriormente apoyar mi cabeza e ir girando sobre ella mientras estiraba mis piernas para realizar mi próximo ataque.

Patada Helicóptero:

Los cuatro marines cayeron noqueados al suelo mientras yo me recomponía otra vez poniéndome de pie. Tras eso me dirigí con unas palabras a Roora:

- Vamos pequeñaja que te quedas atrás jeje

Obviamente esto se lo dije en tono burlón mientras la guiñaba un ojo.

Los otros tres empezaron a atacar a la vez, gracias a mi ligereza me era más fácil esquivar los golpes, pero sabía que al final me cansaría por lo que tenía que pensar alguna forma de evitar que siguiesen así.

-Tres marines contra una pirata y aun sigo en pie, creo que algo falla- les dije mientras me reia, la burla tuvo el efecto que deseaba y empezaron a moverse de forma más brusca y descoordinada. Rápidamente me coloque de frente a dos de ellos y dándole la espalda al tercero, coloqué mis manos una encima de la otra, la derecha arriba agarrando la empuñadura de la espada, manteniéndola en guardia, y la izquierda abajo mientras sostenía el mango de la daga, que apuntaba al suelo.

-Venga pequeña que te quedas atras jeje- escuché como me decía Kenta para picarme y no pude evitar dirigirle una mirada asesina a lo que el contestó con un guiño del ojo. Había noqueado a sus oponentes logrando así tener una ventaja de tres puntos sobre mi. "No por mucho tiempo"

Ataqué al que tenía a mi derecha con un movimiento horizontal de mi espada, de derecha a izquierda, cortandole por el vientre, continué con la inercia de mi primer ataque para atacar al marine de mi izquierda, solo tuve que seguir el movimiento inicial pero a este le hice un corte que iba desde su costado izquierdo hasta su hombro derecho para después terminar dando un salto y terminando de girar quedándome de cara al tercer marine y desde arriba clavándole la daga justo debajo del hombro izquierdo. No había tardado ni un minuto.
Empujé al marine con una patada para poder sacar la daga.

-Empate de nuevo cariño- dije mientras le sonreia de forma coqueta -no te lo voy a poner tan fácil, no tendría tanta gra...-

Mi voz quedó cortada por el sonido de un disparo, no me había dado pero, eso eran malas noticias.

El disparo le había dado a Kenta tirándolo al suelo, la sangre salía por la herida que le había hecho la bala a la altura del omoplato.

- ¡Kenta!- grite mientras me acercaba a el corriendo -¿estas bien? ¿te puedes levantar?-

Me tiré al suelo a su lado para verle mejor la herida pero antes de que pudiese hacer nada el me dijo alto y claro:

- Roora, huye de aquí. Estamos rodeados por los Marines. No te preocupes por mi, estaré bien. Nos reuniremos en un punto de esta isla. Pero, por ahora, huye y ponte a salvo de los Marines. Yo me encargaré del resto.

Le miré indignada y sorprendida a la vez, se pensaba quedar ahí para que yo tuviese una oportunidad para escapar, que idiota, ¿realmente pensaba que yo iba a hacerle caso?.

- Lo siento Kenta pero, no pienso dejar que ganes nuestro pequeño juego y, por lo que veo- dije mientras miraba a los cuatro marines que acababa de vencer- me vuelves a ganar por cuatro. No me gusta perder ¿sabías?-

Me levanté de su lado dándole la espalda preparándome para atacar a los marines. No me quedaba más remedio que intentar usar mi nueva habilidad, era cierto que todavía no la controlaba mucho pero tampoco tenía otra opción. Extendí ambos brazos concentrandome en dejar salir diez plumas por cada uno del tamaño de pequeñas dagas, salían sólo lo suficiente para que yo pudiese sacarlas cuando quisiese pero se mantenían pegadas a mi piel para que no me molestasen, la punta ,que seguía manteniéndolas sujetas, era afilada y bastante más resistente que una pluma normal.
Delante nuestro había un grupo de siete marines pero sólo uno de ellos iba con una pistola, debía ser el que le había dado a Kenta, sin darle tiempo a que me disparase a mi también, agarré mi daga y se la lancé al pecho. Se me fué un poco el lanzamiento pero aun así conseguí matarlo. Los otros marines no tardaron en acercarse a atacar y yo no pensaba quedarme atras. Agarré una de mis plumas y la lancé contra el marine que más se nos había acercado dándole en el pecho, pero eran demasiado pequeñas para que pudiese matarlo. Volví a lanzar pero esta vez si que conseguí derrivarlo pues le había dado en el cuello.

- Dos más y volvemos a empatar, ¿que te parece si después nos vamos de aquí?- le dije a Kenta intentando animarlo, no sabía como se encontraba ahora.

- Maldita cabezona... Grrrr! - Gruñí mientras me levantaba como podía y fui a ayudar a Roora que estaba siendo rodeada por siete marines.

Una vez llegué a la posición de Roora comencé a acabar con todos los marines que quedaban para que ella no ganase el juego. Les ataqué como podía, con solo un brazo en movimiento pero con las dos piernas intactas. Conseguí derribarles, coger a Roora con mi brazo bueno e irnos corriendo. Pude coger a mi subcapitana porque pesaba poco, era un peso-pluma.

- Vayámonos, la cosa se está poniendo peliaguda y no sería bueno que nos capturasen. - Dije mientras corría todo lo que podía cargado con mi dulce subcapitana en mi brazo. Yo tenía condición física para eso y para más peso, ya que había entrenado muy duro para ello.

Una vez nos deshicimos de los marines nos escondimos en un lugar seguro. Estaba herido y cansado por la pelea y descansar me vendría muy bien tanto a mí como a mi compañera.

- Uff! Tenemos que llegar al barco como sea. No podemos hacer esperar al viejo. - Dije mientras soltaba un suspiro de alivio por habernos deshecho de los Marines.

De pronto apareció Kenta a mi lado y se puso a convatir contra los cinco marines que me quedaban, se le notaba que estaba bastante cabreado y lo pagaba con ellos. Al final yo me encargué de tres de ellos y él, aun estando herido, acabó con los otros dos. Yo iba a ir a buscar a otro marine ya que me iba ganando de uno pero, antes de que pudiese hacer nada, Kenta me agarró con su brazo bueno y me cargó como si nada. Me quedé bastante sorprendida, era cierto que con mi poder debía pesar lo micmo que una niña de 11 años, pero solo estaba usando un brazo.

- Vayámonos, la cosa se está poniendo peliaguda y no sería bueno que nos capturasen- me dijo mientras continuaba corriendo por las callejuelas del pueblo. No le contesté y me agarré con mis brazos al rededor de su cuello mientras apoyaba mi cabeza en su hombro, como hacía poco que había aprendido a generar plumas, siempre me quedaba un poco mareada una vez se me pasaba la adrenalina de la batalla.
Al final encontramos un sitió seguro donde paramos para coger aire y descansar un poco las piernas.

- Uff! Tenemos que llegar al barco como sea. No podemos hacer esperar al viejo- dijo Kenta mientras suspiraba y, tenía razón, no era buena idea preocupar al capitán.

-De acuerdo, pero primero déjame verte la herida, hay que comprobar si la bala sigue dentro o si ha pasado por completo y, como siga dentro, no va a ser nada agradable para ti- le contesté a mi compañero mientras hacía que se sentara en el suelo -Venga quítate la camisa que hay que hacer esto antes de llegar al barco, o sino Baozar me echara la bronca por no haberte protegido y ya estoy yo suficientemente enfadada conmigo misma por esto ¿vale?-
Sin darme cuenta había ido subiendo el tono a medida que le hablaba, como si el tuviese la culpa de que le hubiesen disparado y no pude evitar sentirme peor de lo que ya lo hacía, si hasta me había cargado hasta aquí.

-Oye, lo siento, no quería hablarte mal, es solo que...- hice una pequeña pausa para tomar aire- debería haberte protegido pues para algo soy la subcapitana ¿no?- esto último lo dije cargado de ironia, muchas veces me había planteado si realmente merecía este puesto o si debería dejárselo a alguien que lo mereciese más que yo.

- Roora, eres una gran sub-capitana. Daría mi vida por ti y por el viejo. No estés enfadada contigo misma porque no es tu culpa, ¿de acuerdo? Ah y por cierto... creo que te he ganado.

Dije mientras me quitaba la camiseta para que me viera la herida.

También me dijo algo de que si la bala seguía dentro no iba a ser agradable para mí. Estaba acostumbrado al dolor así que eso sería lo de menos.

- Por cierto... no me habías contado lo de tu fruta del diablo jeje

Dije mientras le guiñaba un ojo a mi subcapitana.

- Roora, eres una gran sub-capitana. Daría mi vida por ti y por el viejo. No estés enfadada contigo misma porque no es tu culpa, ¿de acuerdo?-

Miré sorprendida a Kenta, no sabía si lo decía en serio o solo por hacerme sentir mejor pues nos acabábamos de conocer pero, en ese momento, era todo lo que necesitaba escuchar para poder recuperar la confianza en mi misma.

-Ah y por cierto... creo que te he ganado.- Añadió mientras se quitaba la camiseta a lo que yo no pude evitar reirme, no se como hacía para tomarse a risa esta situación tan poco favorable para el.

Empuje a Kenta contra el muro, obligándolo a sentarse para poder para ver mejor la herida, rasgué un trozo de mi camiseta para quitar de la forma más delicada que pude la sangre que salía sin descanso para comprovar, para mi sorpresa, que la bala había salido de su cuerpo. Dentro de lo malo, esta era una muy buena noticia pues solo habría que evitar que se desangrara.

- Por cierto... no me habías contado lo de tu fruta del diablo jeje- yo le miré sorprendida a lo que el me guiñaba un ojo

-Si quieres cuando volvamos al barco te cuento como la conseguí- le dije con una sonrisa manteniendo el buen humor de mi compañero -Ahora vamos a centrarnos, por suerte para ti, la bala ha salido, pero debo evitar la hemorragia y cortar los tejidos muertos para evitar una infección, recuerda que nada más llegar al barco habrá que desinfectarla-

Saqué la daga más fina de las que tenía y el mechero y empecé a calentar el filo, que al poco rato alcanzó la temperatura necesaria

-Te recomiendo que aprietes algo con las manos para llevar mejor el dolor, no es nada agradable- mi estado de ánimo había cambiado radicalmente, ya no me preocupaba nada que no fuera sanar la herida de Kenta por lo que estaba mucho más centrada, respira profundamente antes de ponerme manos a la obra.
Corté la piel más superficial lo mejor que pude pero sabía que en el barco habría que darle otra pasada, al menos con esto no habría ningún problema en llegar hasta allí.