Un cazador por navidad (Gaia-Asriel)

Habíamos terminado de cenar y ya estaba bastante oscuro en la ciudad. Aún había gente andando de aquí para allá pero era escasa. Salimos del restaurante y el aire frío me azotó fuertemente por lo que acudí corriendo a abrazarla. Me agarré a la parte de atrás de ella, pues había dejado que ella saliese antes. Mi cabeza llegaba a su espalda y, sin darme cuenta, mi miembro estaba rozando su trasero. No me dí cuenta de eso, al menos conscientemente, ya que poco a poco un calor inundó toda mi parte baja.

Una vez entré en calor le dí la mano, un beso en la boca y comenzamos a andar. Por el camino estaba algo nervioso y... excitado, sobre todo excitado. Mi miembro palpitaba a cada paso que daba y no era para menos, al fin y al cabo estaba a escasos minutos de hacerlo con una chica como ella.

-Estoy deseando llegar a tu casa le dije con una sonrisa pícara mientras me perdía en su mirada. Mientras andamos me fijé en su esbelta figura realzada por la luz de la luna y por los escasos copos de nieve que comenzaban a caer. Ahora mismo me parecía la mujer más hermosa que había visto en toda mi vida. Mientras la seguía para ir a su casa pude recorrer su cuerpo con mis ojos, tenía unas curvas increíbles, un trasero despampanante, un pelo increíble, era hermosa y tenía muy buena delantera. Además de eso era simpática, cariñosa y amable, dios... ¿se puede pedir mas en una mujer? Me moría por llegar a su casa y mostrarle toda mi... determinación.

Salimos del restaurante, al abrir la puerta, sentí un aire de sopetón en la cara, como si hubiera dado una bofetada. Cubrí mi cara con la capucha de mi chaquetón. Noté que Asriel se puso detrás de mí, que también se cubría la cara con mi espalda.

-¿Estás bien? -le pregunté al sentir como algo se me clavaba detrás. Era obvio que era su... ejem, eso. Continué andando, y cuando me di cuenta, ya me había cogido de la mano, estaba deseando llegar a mi casa.

-Pues me voy a tener que hacer desear, porque hay que coger un barco para llegar a donde vivo, y yo barco no tengo -dije sonriendo, debía extrañarle que yo no tuviese barco.

Después de buscar la forma de volver, en unas horas llegamos a Lavengre. Me saqué la chaqueta, allí hacía mucho calor. Entré por la puerta de mi casa.

-Bienvenido a mi humilde hogar -dije haciéndole pasar antes que yo. La distribución era muy diáfana, más aún viviendo sola. A la entrada, a la izquierda la cocina con almacén, a su lado el salón, y en el otro lado, 3 habitaciones seguidas, una con su servicio.

-Espero que te guste, ponte cómodo-dije mientras iba a abrir las ventanas para airear la casa. Una vez terminadas de abrir las ventanas, le di un beso en los labios, tan apasionado como romántico.

-S... si, solo me ha dado un golpe de frío. Contesté de una manera simpática. Cada vez tenía más ganas de llegar a su casa, me alegro que este día terminase así aunque... si la gente lo supiese seguro que nos juzgarían de mala manera la verdad, pero me daba igual.

-Por tí esperaría lo que hiciese falta. Respondí cuando me dijo que hay que tomar un barco para ir a su casa, era obvio que no era de ahí pues ya me lo dijo antes así que tampoco me llegué a sorprender demasiado.

Una vez llegamos a Lavengre fuimos directos a su casa y me abrió las puertas, era una casa bastante acogedora la verdad, me gustaba bastante. Una vez dentro me dijo que me pusiese cómodo así que fui al salón a sentarme mientras la esperaba.

Una vez volvió y, sin media palabra, me dio un beso tan romántico como apasionado, lo que hizo subir aún más la temperatura. No podía aguantar más así que suavemente la tumbé boca arriba mientras comenzaba a besarle el cuello y acariciar su abdomen cariñosamente. Su piel era tan tersa y suave... me encantaba esa sensación. Mientras besaba tranquilamente su cuello con mi otra mano comencé a recorrer su cuerpo mientras poco a poco iba subiendo la mano.

En cuanto le di el beso me tumbó bajo él, comenzó a besarme, boca y cuello. Mientras yo sentía sus manos por mi cuerpo, yo empeza a moverme, como si me enroscara como una serpiente. Me mordía los labios al sentir su boca en el cuello. Puse mis manos en su carita, y le miré a los ojos.

-Mmmm, me gusta lo que haces, ¿ya tuviste experiencias así? -pregunté bromeando, suponiendo que obviamente las habría tenido. Me levanté, y me puse frente a el, con su cuerpo pegado al mio. Empecé a darle yo besos en el cuello, mientras le abrazaba de la cintura, pegandole a mi. Sentía su pelo suave en mi cara, una sensación agradable, le tocaba un poco el culo, apretandole.

-No sé si te gustará o no, pero por un buen rato vas a ser mio -susurré a su oído, mientras ahora era yo quien le ponía boca arriba. Me puse sobre el, rozandome con su palpitante miembro, buscando oirle gemir. Agarré sus manos, y me fui desnudando lentamente con ellas. Al igual que yo le desnudaba a el. Mi cuerpo estaba muy tonificado, incluso un poco marcado diría yo. Y caliente, una sensación que era obvia, tras la última escena.

-La verdad es que sí, pero nunca con una humana y menos con alguien tan bella como tú. Respondí a su pregunta juguetona. Sentía como su respiración se aceleraba y se me movía al sentir el tacto con mi mano. Era una situación genial, sentía su respiración y como sus músculos se tensaban del placer. Después de levantó y se colocó en frente de mi y, mientras me apretaba el culo empujándome contra ella. Pude sentir sus senos aplastarse contra mi cuerpo a lo que respondí agarrando también su culo y apretándolo un poco con ambas manos.

-Claro que si me gustará. La situación ahora había cambiado, esto parecía que iba a tener algo de juego por ver quien iba a dominar, pero por ahora la dejaría a ella encima, me resultaba bastante erótico. Agarró mis manos y comenzó a desvestirse con ellas, cosa que no le resultó muy difícil ya que yo acompañaba su movimiento y a su vez ella me desvestía a mi, todo esto mientras ella rozaba mis genitales, calentándome aún más y haciéndome acelerar la respiración notoriamente. Pude sentir su cuerpo tonificado, era como el de una diosa, mientras ella dejaba al descubierto mi cuerpo, dejando ver un cuerpo envuelto en pelo blanco pero en el que aún así se veían los músculos definidos.

Y ahí estábamos, desnudos uno enfrente del otro, cada una de las partes de su cuerpo... podía sentirlas con el mío. Con una mano comencé a juguetear con uno de sus pechos mientras con la otra chupaba el otro. Esta sensación era simplemente genial. Mientras jugueteaba con sus pechos estando encima mía, mi miembro de unos 22 cm estaba palpitante, listo para la acción, así que con la mano que tenía libre comencé a rozar sus partes romántica y apasionadamente con la intención de mojarla y hacerla gemir un poco.

Según iba sintiendo su excitación debajo de mi cuerpo, sentía que también yo me excitaba al roce de su cuerpo. Era simplemente mágico, sentir como un chico así quería mi cuerpo. No me había fijado en su cuerpo hasta que empecé a acariciarle el vientre. Unos cuadraditos notaba en mis manos, sin duda, hacía deporte, o bien era así de forma natural.

Una vez completamente desnudos, le agarré la cara, y le acerqué a mi para darle un largo beso apasionado, mientras sentía sus manos en mis pechos, me rozaba con el cada vez más rápido, haciendonos gemir a ambos. Poco a poco, sentí su mano en mi entrepierna, jugueteaba para ponerme frenética, y humedecérme. Poco a poco sentía un calor por mi cuerpo, notaba su erección, enorme erección, debi añadir, en mi entrepierna, haciendonos gemir, y mordernos los labios. Yo ya humedecída, me levanté sobre el, y levanté su erección, empezando a sentarme sobre él.

-Espero que esto te guste cielo -dije sonriendo de forma lasciva, pero con una mirada cariñosa. Comencé poco a poco a introducirme su erección, salvajemente dura. Empezaba a gemir con intensidad, con los ojos cerrados, moviendome muy despacio de arriba a abajo, mientras apoyaba mis manos en su pecho, sintiendo en mi como latía su corazón.

Ambos soltábamos pequeños y juguetones gemidos a la vez, nis íbamos fundiendo en un solo ser poco a poco mientras sentía como sus partes comenzaban a humedecerse y a frotarse también contra mi mano, era una escena digna de los sueños más húmedos de cualquier persona. Mi mano comenzaba a estar llena de un líquido tan caliente como atrayente y justo en ese momento Gaia se colocó encima de mí y a sonreír de una forma lasciva. Mientras que ella se colocaba en posición para que la penetrara yo lamía mis dedos llenos de jugo mientras la miraba de una forma juguetona y lasciva.

Pronto mi pene estaba dentro de ella, se sentía muy cómodo, caliente, húmedo... me encantaba eso. Poco a poco Gaia fue moviéndose de arriba hacia abajo mientras yo le acompañaba con el movimiento, cuando ella se levantaba yo movía mi cadera hacia atrás y cuando ella bajaba la movía hacia adelante para llegar aún más profundo. Sentía como mi miembro palpitaba dentro de ella y como rozaba con todo su interior hasta golpear el tope. Poco a poco fui acelerando el ritmo pero no demasiado rápido, quería volverla loca, que pidiera más a gritos.

-Dentro de ti se está tan cómodo y... húmedo... No podía mantener bien la voz ya que gemidos salían por parte de los dos. Me escabullí de debajo de ella y me puse a su espalda, agaché su espalda y la coloqué en cuatro patas.

-Ahora es mi turno preciosa. Susurré a su oído mientras paseaba mi pene rozando su vagina, pero sin llegar a penetrarla. Poco a poco fui introduciendola y moviéndome hacia adelante y hacia atrás, penetrandola cada vez más mientras con mis manos jugaba con sus pechos, los estrujaba, agarraba sus pezones... todo esto mientras le daba un beso apasionado, ardiente. Con su boca y la mía juntos aún se escuchaban gemidos ya que cada vez aceleraba más y más el ritmo, aunque aún tenía un arma secreta para crea que ya había llegado al límite, pero aún no era hora de usarla, quería que deseara más y más mientras chorreaba dejando parte del sillón manchado con sus fluidos

Empecé a ir poco a poco un poco más rápido, oyendole desesperado de placer. Cuando me di cuenta, lo tenía detrás de mi, se había escabullido. Le sentí detrás de mi, jugando con mi cuerpo, con mis sentidos, con mi parte mas perversa y lasciva, sentía como jugaba con mis pechos, mientras que me rozaba la entrada con su miembro duro y húmedo de mi propia esencia.

-Por favor, hazlo ya -pedía con la voz rota de gemir, con los ojos cerrados, notando el placer del roce, haciendome esperar, haciendose desear. Cuando ya por fin me la había metido, cerré los ojos, soltando un sonoro gemido, acompañado del choque de su cuerpo con el mio. Empezaba a darme ``cariño´´, por ahora no demasiado rápido. Has que sentí su boca en la mía, con sus gemidos y los mios entremezclados. De repente un brillo surgió en mis ojos, era la lascivia y la embriaguez que me provocaba tenerle detrás de mi dandolo todo. Empecé a gemir, y según gemia más, me movía yo más fuerte para que me sintiera todavía más. Daba la sensación de estar a punto, pero no terminaba, mientras que yo estaba cerca del orgasmo.

Su mirada lasciva, sus fluí dos salpicando por todos lados al son de nuestros movimientos, sus gemidos llenos de placer y su mirada lasciva en los ojos... no podía aguantar mucho más y sentía que ella tampoco, estaba decidido, nos correríamos a la vez. Sentía como toda mi ''esencia'' estaba a punto de salir, así que era hora del gran final, aunque antes de eso debía estar seguro de donde acabar.

-¿Donde quieres que acabe? Pregunté entre gemidos de placer, era hora de darle a esto un final digno de recordar. Activé el electro en mi cadera y más suavemente en mi pene para que no se notase mucho la electricidad, potenciando mis movimientos. Salía y entraba a una velocidad vertiginosa llegando hasta el final. Estaba llena de placer y se le podía ver en su cara, era la cara de una pervertida. Una mezcla de flujos salpicaba por doquier mientras los gemidos llenaban el aire hasta que último gemido acabó con los dos.

Tras eso la abracé mientras la tumbaba encima de mi y nuestros cuerpos desnudos se rozaban.

-Ha sido... genial. dije con el habla entrecortada, había sido una maravilla.

Después de la dulzura de terminar, lo abracé, se merecía eso y más, pues fue un gran amante. Lo miraba a los ojos, llena de cariño, de ternura.

-¿Como una personita tan pequeña puede dar semejante caña? -preguntaba sonriendo, mientras cogía aire. Le miraba mientras acariciaba su rostro, extasiado por lo que acabamos de hacer, un chico tan dulce, tan cariñoso... Sería complicado olvidarle, aun que no pretendía hacerlo.

-¿Quieres quedarte unos días? -preguntaría con cierta duda, pues no sabía lo que podría contestar... dejando esta conversación en mera duda. Finalmente le volví a besar, dulces y apasionados, mirandonos de vez en cuando de forma furtiva.

Ambos acabamos exhaustos de todo lo que había sucedido en este momento, me abracé a ella y su olor me embriagó totalmente, dejándome totalmente exhausto, no me quería mover de allí...

-Bueno, cada quien tiene sus sorpresas Sonreí graciosamente.

-Claro, me encantaría quedarme aquí, sobre todo si los demás días son así también Dije picaronamente, la verdad es que no se me ocurre un mejor lugar en donde estar.

Al chico desde luego le gustó lo que ocurrió, pues hizo una broma de que ojalá fuesen así el resto de los días. Ciertamente, no sabía si serían así todos los días, pero de que le iba a gustar estar conmigo, no lo dudaba.

-Bueno, dejémos que eso lo decida el tiempo -dije dandole un beso leve en la frente, y abrazandole a mi, pues es muy achuchable.

-Aunque te vayas, espero que sepás que puedes contar conmigo cuando quieras -le dije pegadita a su oreja, quería que esas palabras se filtrasen bien en su cerebro.