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Hielo, viento y truenos, la mejor catástrofe climática. [Priv. Annie & Lance] Empty Hielo, viento y truenos, la mejor catástrofe climática. [Priv. Annie & Lance] {Miér 20 Nov 2019 - 23:15}

Ante todo pronóstico, parecía que aquel clima me estaba haciendo bien. Usualmente la temperatura a la que la gente se encontraba a gusto y eran propensos a mejorar su condición física era una templada, nada parecida a la que yo estaba viviendo en estos instantes. ¿Cuántos grados podía hacer? Bueno, suficientemente pocos como para que un escupitajo o una lágrima llegasen al suelo en estado sólido. Era absurdo, al menos en comparación a los maravillosos climas que había experimentado hasta este momento, por las decenas de islas que había pasado. Y, de todas formas, me sentía curiosamente cómodo en aquella situación. No llegaba a temblar o a sufrir como había pensado antes de desembarcar y aquello me hacía estúpidamente feliz.

Y es que, sin llegar a darme cuenta, había sido arrastrado a la isla de Drum. Es decir, era consciente del lugar al que me dirigía, y había tenido la posibilidad de desembarcar varias veces antes de llegar a dicho destino, pero algo dentro de mí me empujaba a seguirle el rollo a aquellas personas. Un grupo de señoras que, con la excusa de ‘’Ay, chico, que tienes X síndrome’’ me fueron convenciendo poco a poco de seguirlas en su camino y, a la vez que me hacían un favor, yo las protegía de cualquier malhechor. Sucedía que, según sus manos expertas y experimentadas, sabían que en mi cuerpo se estaba desarrollando algo malo, nocivo para mí, y que la manera más fácil e inmediata de curarlo iba a ser venir a este trozo de tierra y nieve que tenía Drum por nombre. Mentiría si dijese que, en las horas muertas en el camarote, no me había planteado la posibilidad de que todo lo que me comentaban eran simples mentiras y tretas, todo para conseguir alguien que las protegiese, pero acto seguida recordaba mi aspecto y sabía que no era cierto. O sea, si quieres un guardaespaldas, ¿realmente tu mejor idea es acercarte a un niño y llevártelo? A estas alturas poco me importaba aceptarlo, pero mi aspecto no se ajustaba a lo que la gente llamaba ‘’intimidante’’.

Dejando eso de lado, pues una vez que pisé tierra aquellas mujeres se esfumaron de mi mente, tomé lo que necesitaba de mi camarote. Es decir, todo lo que llevaba encima. Mi típico traje de rayas morado, con pantalón y zapatos incluidos, y un abrigo de botones de un color negro que supuse que necesitaría durante mi estadía en aquel copo de nieve gigante. Y no me equivocaba. Además, llevaba mis tres pistolas en el cinto, y con aquello ya estaba totalmente preparado para lo que pudiera necesitar. Quizás unas botas sí que me hubieran servido de mucho ya que, con unos zapatos como los míos, cada paso se hundía profundamente en el suelo y el caminar era difícil e incómodo. Se gastaba demasiada energía en simplemente dar un par de pasos, y aquello me mosqueaba, más por mi poca previsión que por el mismo hecho. Daba un paso, hundía, el frío y la humedad invadían mi pantalón. Da otro, y pasaba lo mismo. Otro más. Y otro. Y o-- ¡PAF!

Me desperté sudando, con el calor del fuego chocando contra mi cara, y más de cuatro sábanas arropando mi cuerpo, que se encontraba en una posición incómodamente recta. Me giré para ver algo que no fueran las llamas y una pequeña toalla mojada cayó al suelo, empapando las tablas que lo conformaban y emitiendo un hueco sonido que, junto al rechinar de los muelles del colchón, dio la señal de salida a un joven muchacho.

— ¡Ey! — Su tono, a pesar de no haber dicho nada, parecía propio de algún amigo. —¿Qué tal vas, peque? — Quería enfadarme por esto último, pero el cuerpo no encontraba las fuerzas suficientes como para hacer más que torcer mi mueca. — Vale, vale, lo entiendo. Entonces, ¿cómo te sientes?

— Débil. — No era ninguna sorpresa que fuera parco en palabras, ya que tampoco me parecía necesario dar más adjetivos.

— Bueno, es lógico. Al fin y al cabo, dormir en mitad de la nieve mientras tienes una fiebre bastante grave no es precisamente lo que hace la gente normalmente. — Mis ojos seguramente fueran un espectáculo en aquel momento. — De todas formas, alguien te encontró al lado de un camino y te trajo, deberías sentirte agradecido por tu suerte y por aquella persona. Es decir, vale que seas peque--… — Mi boca sí lograba transmitir el desagrado esta vez. — que peses poco. Que da igual que peses poco, ya que donde te encontraron tampoco está cerca que digamos de aquí.

— ¿Entonces…? — No quería ser rudo, simplemente fue la única palabra que encontré en aquel momento.

— Pues ahora vendrá la persona que te salvó, supongo que a revisar tu estado, y luego te tocará descansar un rato.

— ¿Cuánto es un rato? — Todo el tiempo que estuviese allí tirado, lo perdía de ingresos.

— Bueno, ya te hemos dado el tratamiento, así que…, lo que tardes. Seguramente días, quizás poco menos de una semana. — Una semana equivalía a perder muchísimo dinero, el cual necesitaba si quería dar luz verde a mis futuros proyectos. —


Hielo, viento y truenos, la mejor catástrofe climática. [Priv. Annie & Lance] L5hBzwao_o
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Hielo, viento y truenos, la mejor catástrofe climática. [Priv. Annie & Lance] Empty Re: Hielo, viento y truenos, la mejor catástrofe climática. [Priv. Annie & Lance] {Lun 9 Dic 2019 - 1:14}

Annie abrió el mapa y enseguida lo cerró. Esta no era su parada en absoluto, pero necesitaban reponer víveres para continuar el viaje hacia el Nuevo Mundo. Robin se estaba encargando de atracar el barco en el puerto principal mientras ella organizaba todos los mapas que tenía desperdigados por la mesa que se encontraba en el centro de la sala principal. Los colocó en un montón y chasqueó la lengua. Sus planes no estaban saliendo como quería y cuando las cosas no iban bien, se ponía de muy mal humor y eso provocaba que discutiera con Robin por tonterías.

Abandonó el interior del barco y llegó hasta la cubierta, subiendo rápidamente las escaleras. No llamarían demasiado la atención en el puerto ya que Robin se encargaría de comprar las reservas necesarias, puesto que él aun no era reconocido a lo largo del ancho mar. Cuando vio a su compañero dar un salto desde la cubierta hasta la pasarela sonrió. Robin ya no era el niño al que había acogido hacía tanto tiempo, se había convertido en un buen hombre. Sus facciones se agudizaron más, ganó algo de músculo debido al tiempo que entrenaba y creció, de hecho le sacaba un par de cabezas a Annie. Cualquiera diría que era aquel niño escuálido y torpe que solo intentaba luchar por sobrevivir.

Annie abandonó la Estrella del Viento después de él y este se dio la vuelta.

-¿Vas a venir conmigo? - Inquirió mientras se colocaba la gorra-. Porque me vendría bien un poco de ayuda. Con el rollo de que eres tan buscada ya nunca me ayudas con las tareas más sencillas - reprochó.

-Espérame en la fuente principal con los paquetes dentro de una hora y te ayudaré - comentó pasando de largo mientras se ponía su capucha de lana.

Siempre le había gustado la nieve y los climas fríos, pero ese día era tanto el viento gélido que había que tuvo que ponerse varias capas de ropa para no sentir gota de frío. No quería alejarse mucho de la villa debido a las posibles tormentas invernales que podían aparecer, pero ya que estaba en el Reino de Sakura, quería actualizar su viejo mapa y comprobar los cambios geográficos.

Avanzó lo suficiente hasta que perdió de vista las luces de la villa; sin embargo, en mitad de su trayecto comenzó a nevar copiosamente, resultando muy difícil ver por dónde caminaba. A cada paso que daba sus pies se hundían más en el blanco suelo, hasta que tropezó con algo blando y cayó de bruces contra la nieve. Se levantó, farfullando en el proceso y vio que bajo ella había una persona. Más que una persona, un niño. Sus ojos se abrieron como platos al ver el estado tan lamentable en el que se encontraba. Tenía la ropa húmeda por culpa de la nieve e incluso sus cabellos parecían tener restos de hielo.

Annie tocó el rostro del muchacho y este estaba ardiendo, aun así llevó su mano al cuello para saber si seguía con vida y así era. La revolucionaria no era médica, pero su fruta del diablo le permitía sanar a personas heridas por lo que puso sus manos sobre el pecho y de ellas brotaron estelas doradas que recorrieron el cuerpo del joven, pero este seguía sin despertar.

No podía abandonar a alguien a su suerte en mitad de una tormenta, por lo que de su espalda brotaron unas alas y cogió al muchacho en brazos. No pesaba mucho y era bastante pequeño, así que lo agarró con fuerza y echó a volar lo más rápido posible hasta la entrada del pueblo. En donde volvió a su forma humana y lo transportó en brazos, preguntando a gritos por una clínica. En cuestión de tiempo ya estaban atendiendo al muchacho y estuvo bastante rato esperando en una sala de estar en la que no predominaba la elegancia.

Annie decidió poner la oreja en la puerta para saber que hablaban el doctor y el muchacho, el cual parecía un poco alterado. Por un lado, la voz de este le sonaba demasiado, como si ya hubiera hablado con él antes, pero ella nunca lo había visto. Tras eso, decidió entrar en la sala sin llamar, con las manos en los bolsillos y alzó una mano para saludar.

-Por fin alguien ha despertado - comentó quedándose frente a la camilla y el doctor.


Hielo, viento y truenos, la mejor catástrofe climática. [Priv. Annie & Lance] BfQqds7

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Hielo, viento y truenos, la mejor catástrofe climática. [Priv. Annie & Lance] Empty Re: Hielo, viento y truenos, la mejor catástrofe climática. [Priv. Annie & Lance] {Jue 12 Dic 2019 - 23:31}

Claramente aquella noticia no me había sentado bien, pero por otra parte tenía claro que era una verdad a medias. Una semana podía ser factible en el caso de una persona cualquiera, pero siendo yo el que ocupaba aquella camilla, el tiempo debía ser relativamente menor. Aunque no tuviera la complexión más increíble, ni siguiera un régimen de entrenamiento duro que me mantuviera sano, tenía la fortaleza suficiente como para soportar las penas con más facilidad que el promedio, y ya lo había demostrado en un par de ocasiones. Así, aunque no me curase del todo, también me veía capaz de simplemente disimular la enfermedad y hacer el papel de estar curado. Si tenía que guardar reposo y estar en cama, prefería estar en la comodidad del que ahora era mi barco, a pesar de que, al estar bastante reciente lo sucedido, quizás ellos no me terminasen de aceptar y corriese peligro en ese estado. Además, no tenía ningún médico realmente cualificado a bordo de la barcaza, ni el material médico que ocupaba mesas de la sala en la que me encontraba, así que por ahora simplemente me limitaría a seguir recomendaciones y a no buscar problemas.

Cuando ya había cedido, soltando un suspiro a modo de bandera blanca, rindiéndome en mi resistencia a seguir las órdenes de alguien que realmente sabía de medicina, noté un ligero temblor en la puerta. Al poco, el pomo bajó y una muchacha albina pasó sin ningún tipo de pudor hacia el interior de la sala, con la misma tranquilidad que puede tener una enfermera paseándose por aquel edificio. Unos andares que me sonaban y, de hecho, un cuerpo que se me hacía familiar, acompañado de una cara fácilmente reconocible para mí a estas alturas, aunque ella difícilmente pudiera decir lo mismo de mí.

—¡Skadi! — Era una mujer ya conocida, parte de Yggdrasil. Bueno, parte no, ya que pertenecía a la rama de agentes externos que estaban asociados y hacían tratos con nosotros, pero aquello era suficiente para que la hubiese visto pasar un par de veces por los pasillos y me hubiese quedado con su cara. Al contrario, ella siempre había visto a Kirin y no a Lance, por lo que, a pesar de arrepentirme segundos después, acababa de desvelar mi identidad a una persona en la que no estaba seguro si podía confiar. De hecho, ni sabía su nombre, ya que seguramente este fuera un apodo o mote, como el de todos en la organización. Visto lo visto, ya tocaba seguir hacia delante. Retroceder solo me llevaría a problemas. — ¿Eres tú la que me ha echado la mano allí fuera? — La respuesta parecía clara, pero no estaba de más asegurarme de ello.

Skadi era una típica muchacha albina, con la particularidad de que sus ojos eran verdes, y tenían grandes ojeras. Un carácter que había hecho que me fijase en ella más de lo normal para mí, que suelo dar muy poca importancia a la gente que está fuera de mi círculo más próximo. Seguramente, si me trajeses a algún otro efectivo a aquella sala, sería complicado que te dijese el nombre con la facilidad con la que lo acababa de hacer. Un poco más animado por el hecho de ver una cara conocida en todo el trayecto, y no verme abandonado a mi suerte, enfermo, en una isla donde no había estado en mi vida, me traté de reincorporar, pero el médico se vio reticente a dejarme hacer eso mismo.

—¡Eh, eh! — La mano del hombre, fuerte y robusta, se encontraba en mi pecho, frenando por completo mi avance. Yo, tanto por tamaño como por estado, era incapaz de ofrecer resistencia. — ¡Te acabas de despertar hace dos minutos, ¿crees que ya puedes irte?! — Había cierto deje de furia en su tono, que me dejaba con la duda de si se involucraba demasiado con sus pacientes o si era simplemente producto de que llevaba un mal día. — Todavía tenemos que hacerte una serie de pruebas para confirmar tu actual estado y darte un tratamiento de ser necesario. ¿Quién sabe si tienes algo grave?

A pesar de eso, quería irme. No pintaba nada allí, tumbado en una cama como si no pudiera siquiera dar un paso, así que tenía que pelear por mi libertad.

—Créame, no hace falta que me quede aquí, estoy sano. De todas formas, voy a visitar la ciudad con esta mujer de aquí. — Señalé, con la palma de la mano abierta, a mi compañera de Yggdrasil. — Si vuelvo a encontrarme mal, o recaigo, ella puede traerme nuevamente, así que no se preocupe por mi seguridad. — Realmente no estaba seguro de si aquella mujer me seguiría la corriente, pero era la única carta que podía jugar en esta situación si quería convencerle de dejarme marchar.

—¿Ella te lleva…? — El doctor giró levemente la cabeza para poder mirar de arriba abajo a Skadi, quizás juzgando su validez para la tarea, y esperando una intervención que confirmase lo que yo acababa de decir.


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Hielo, viento y truenos, la mejor catástrofe climática. [Priv. Annie & Lance] Empty Re: Hielo, viento y truenos, la mejor catástrofe climática. [Priv. Annie & Lance] {Lun 30 Mar 2020 - 14:29}

Quizás Annie no había hecho bien en colarse en aquella sala, pero como siempre su actuación resultaba siempre muy impulsiva y eso siempre le acababa acarreando problemas, pero Annie era un imán tanto de los problemas como de la buena suerte. La joven de cabellos cenicientos observó de arriba abajo al muchacho que ya parecía encontrarse más espabilado y luego el doctor, que le dedicó una mirada cuanto menos buena. Se llevó la mano a la nunca y esbozando una pequeña sonrisa pidió perdón cabizbaja.

Sin embargo, el cruce de destinos se había chocado una vez más contra la realidad de la revolucionaria. El joven muchacho la reconoció como Skadi, un sobre nombre que poseía en Yggdrasil, una asociación de criminales regentada por su buen amigo Yuu. Annie arqueó las cejas, confusa. ¿Cómo era capaz de conocerla? Ella no lo había visto en su vida. Parpadeó varias veces observándolo de nuevo, pero no caía en que persona podía ser. Conocía a las personas que trabajaban con Yuu puesto que estuvo en el Ragnarok unos días al escapar de Gray Rock, junto con el desaparecido Arribor Neus.

Se cruzó de brazos y se echó un poco para atrás. Seguía confusa, pero no entendía por qué ese muchacho parecía reconocerla. Incluso su voz, jamás la había escuchado y Annie nunca olvidaba una voz. Sin embargo, al ver que intentaba levantarse de la camilla y el médico lo paraba ella se acercó rápidamente. El doctor la miró nuevamente con aquella cara de repollo que ponía cada vez que veía a Annie y esta asintió con la cabeza para llevarlo consigo.

A pesar de que el doctor se sentía reacio a que el joven abandonara la estancia, Annie sabía que estaba perfectamente puesto que con el poder de su fruta lo había examinado anteriormente. Sin embargo, un aura dorada rodeó al muchacho y, efectivamente, ya se encontraba perfectamente bien. Aunque tenía curiosidad por saber qué le había pasado en la nieve, no era normal encontrar a gente en situaciones así.

-Si, irá conmigo - confirmó -. Cuidaré de él, aunque no creo que necesite volver por aquí.

El doctor se cruzó de brazos y acabó cediendo finalmente. A pesar de que no resultaba nada de fiar les acabó dejando solos en la habitación. Ahora Annie se encontraba a solas con el muchacho que no conocía y, antes de salir a dar una vuelta, quería hacerle un montón de preguntas, pero no tenía ni idea de por dónde empezar.

-Mmm - musitó, dando vueltas por la habitación -. ¿Seguro que quieres ir a dar una vuelta? Te vas a congelar ahí fuera y a lo mejor te vuelves a sentir mal. A pesar de que te he examinado con mi poder, no sé si es mejor que le hagas caso - Guardó silencio -. No sé quién eres, ¿Trabajas con Yuu? ¿Está aquí?

Sus ojos se iluminaron al hablar de Yuu. Aun llevaba el parche que le cogió prestado en Casino Island, pero llevaba un buen tiempo sin saber de él. En el fondo, aunque no hubieran empezado con buen pie, lo consideraba una persona cercana y en quién confiar, pues a fin de cuentas, no eran tan diferentes en realidad. Si aquel muchacho sabía algo se pondría muy contenta, igual habían traído el Ragnarok hasta Sakura y con la espesa niebla o las nevaradas no habría sido capaz de verlo. Como siempre, Annie nunca perdía la esperanza ni el optimismo.

-¿Por qué acabaste inconsciente en medio de la nieve? - Inquirió tendiéndole una mano para ayudarle a salir de la cama.


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Hielo, viento y truenos, la mejor catástrofe climática. [Priv. Annie & Lance] Empty Re: Hielo, viento y truenos, la mejor catástrofe climática. [Priv. Annie & Lance] {}

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