[Misión Heroica – Paraíso] Los planos del Arca

Contratante: Mercurio

Descripción de la misión: Una de mis ingenieras está realizando una gran, gran construcción para mí. Sin embargo, necesita unos planos muy concretos que están escondidos en el corazón de Eggrain. Su autor está protegido por la revolución, por lo que se encuentran en la caja fuerte de uno de los cuarteles de allí. Recuperadlos.

Recompensa: Un vehículo volador pequeño, apto para medianas distancias y con capacidad para tres personas.

El grupo se encontraba andando por las calles de Disney, la capital de Eggrain. Era una ciudad portuaria que, a pesar de tener una belleza fuera de lo común, parecía tener el turismo resentido por la fauna local. De hecho por algún que otro lugar se podían ver aves gigantes sobrevolar el lugar, y arañas mucho más grandes de lo común corretear por paredes. Eiji no sentía miedo, pero sí le tenía un profundo respeto a las arañas gigantes. Eran casi igual de grandes que su brazo y no quería ni imaginarse qué podría pasar si le picaba una de esas. Habían embarcado en la ciudad por una razón: para hacer un pequeño trato con unos revolucionarios. Aunque lo más importante era que iban a robarle los planos de una cámara. A Lilith le iría bien tener un vehículo volador a su gusto, aunque fuese de una autonomía limitada.

—Blair-sama, esto será de lo más sencillo. Al final han accedido a tener una reunión con usted para otorgarles suministros —exclamó Yuki mientras se acercaba a Lilith y le cedía la carta de respuesta—. El problema es que esta isla, según los indicios, todo intentará matarnos. La fauna es gigantesca y peligrosa. Por lo que tendremos que andar con cuidado, por lo menos si tenemos que salir fuera de Disney.

—El lobo nos irá bien —musitó con los ojos cerrados el criminal.

El edificio en cuestión tendrían que encontrarlo cerca de la famosa ópera, una vez ahí tendrían que colarse, negociar con algún general de la revolución y ahí aprovecharía para robar los planos.

Habían llegado a la isla la noche anterior para prepararse bien, la verdad es que en ocasiones Lilith se preguntaba si todo aquello merecía la pena. Tanto esfuerzo, pero luego recordaba por que estaban allí, por que estaba haciendo todo lo que hacía y cualquier tipo de molestia o de pereza que pudiera atenazar a la joven desaparecía. Escuchó con atención las palabras de Yuki, la joven parecía animada y bastante confiada respecto a la operación que se traían entre manos. Por su parte, Lilith tenía claro que las cosas saldrían como ella quería, siempre era así, pero aún sabiendo eso se mostraba más calmada y menos confiada. Después de todo algo siempre podía salir mal y era mejor tener un plan B.

— Tendremos que dejarlo todo bien preparado para la reunión, no quiero que nada salga mal, esos planos tienen que ser nuestros — estaba preparada para todo cuanto pudiera ocurrir. Saber que la fauna de la isla era completamente salvaje y además gigante le resultaba un poco molesto. Tal vez pensar en insectos gigantes le provocaba cierta repulsión, pero por suerte para ella tenía a Allaidh. Un suspiro leve salió de sus labios mientras pensaba en como llevarían a cabo aquella reunión, tendrían que tener cuidado, los revolucionarios eran gente complicada de tratar y muy desconfiada, era mejor tener mucho cuidado. La idea era llegar al lugar donde se reunirían sobre las ocho o nueve de la noche.

Mientras llegaba la hora de la reunión había decidido que darían un paseo, siempre estaba bien cotillear un poco el mercado de otras ciudades, ver que se movía por allí, si su marca de ropa o sus barcos habían llegado hasta allí o si podía abrir negocios nuevos. Dependiendo de lo que viera tomaría decisiones sobre abrir negocios allí o simplemente ignorar la isla. Aunque para Lilith ignorar una oportunidad de negocio era demasiado complicado, aquella mujer había tomado una decisión y para llegar a la meta que se había propuesto necesitaba medios, dineros, contactos y todo ese tipo de ventajas que uno busca para conseguir algo a cambio.

Eiji le dedicó una vaga sonrisa a Lilith y siguió observando el panorama. Parecía que quería dar un paseo por la zona antes de llegar a la ópera, cosa la cual no podía resistirse. La ciudad en sí era bonita y ver caras distintas le reconfortaba en cierta parte. Había estado demasiado tiempo encerrado sin poder casi ni pensar, simplemente leyendo y deseando el día que pudiese ver a más gente que no fuesen los que les pasaban la comida. Por lo que el paseo quizás era la solución a quitarse de encima la pegajosa sensación de sentirse encerrado. Poco a poco iba observando todos los lugares pero iba redirigiendo la caminata hasta la ópera. Estaba muy bien observar pero hacerlo de más podía ser perder el tiempo, por lo que mejor no tener que llegar tarde a la reunión en específico. Era algo muy complicado pero confiaba en la voz de Lilith para que los engañase mientras él se encargaba de lo más importante: sustraer los planos.

—No nos faltará mucho para llegar —exclamó mientras miraba las puertas de la ópera de lejos.

Por suerte había algo que le reconfortaba: ya habían llegado. No tardaron mucho en reconocer a la famosa mujer y abrir las puertas delante de ella. No hacían ningún asco a su presencia, de hecho, parecían respetarla. Por lo que Eiji no tuvo que dirigir ninguna de sus famosas miradas de acero a ningún revolucionario que pasase por su lado. No apoyaba la causa de los revolucionarios ni del gobierno pero sabía que era un tema que no tenía que tocar. De hecho, no parecían excesivamente ricos: el entorno interior se veía deteriorado y con arreglos improvisados a los desperfectos de paredes o suelos. Quizás empezaba a dudar que realmente estuviesen los planos por ahí, pero tenía que creer. Por lo menos hasta que llegaron delante de lo que parecía ser el despacho principal, el cual abrieron y dejaron pasar también a todo el grupo. Eiji le apartó una silla para que Lilith pudiese sentarse delante de un hombre un tanto más viejo. Parecía ser con el que hablarían.