Meneror
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Toussaint continuaba creciendo debido a los últimos negocios que se habían abierto en la isla. Ya no solo eran negocios vinculados a mi persona, sino que ahora otras gentes levantaban sus propios locales para enriquecer a la isla. Como era obvio no había ningún intercambio de moneda o información que no llegara a mis oídos, pues al fin y al cabo, el control de Toussaint y todo lo que había sobre ella debía estar bajo mi control. No había invertido millones ni influencia para quedar como un segundo al mando en mi propia isla. Por fortuna, y gracias a la "ayuda" de diversos personajes pude ir levantando la ciudad poco a poco toda la infraestructura necesaria para que Toussaint ya fuera reconocida como una ciudad- Se habían ampliado los barrios, se habían abierto negocios, se habían dispuesto más muelles y ahora se llevaba a cabo la planificación de mi gran proyecto, una catedral para "La Dama", pues no había lugar alguno, salvo su lago, para ir a "adorarla".
Según iba revisando la ciudad durante varias semanas me acordé de que todavía había que pulir algunos detalles, concretamente con la producción de Toussaint. No hace mucho se había abierto una fábrica de armas en la isla, y que abastecía tanto a los nativos como a los revolucionarios, y el excedente se vendía. Sin embargo carecíamos de los planos y el desarrollo necesarios para llevar a cabo un incremento de la producción. A cuantas más armas, y mejores sean estas, mayor beneficio económico...y como es obvio me encantan los berries. Así que me puse en contacto con uno de "Sires" pertenecientes a "La Corte", la organización criminal que operaba bajo Toussaint. Así que a través de un den den mushi llamé a Sir Lancelot, aka, Omega.
-Sir Lancelot, tengo algo que proponerle. Si tiempo tuviera acercaos a la plaza mayor de Toussaint, donde las obras de la catedral. Necesito hablar con usted de un asunto de vital importancia.
Según iba revisando la ciudad durante varias semanas me acordé de que todavía había que pulir algunos detalles, concretamente con la producción de Toussaint. No hace mucho se había abierto una fábrica de armas en la isla, y que abastecía tanto a los nativos como a los revolucionarios, y el excedente se vendía. Sin embargo carecíamos de los planos y el desarrollo necesarios para llevar a cabo un incremento de la producción. A cuantas más armas, y mejores sean estas, mayor beneficio económico...y como es obvio me encantan los berries. Así que me puse en contacto con uno de "Sires" pertenecientes a "La Corte", la organización criminal que operaba bajo Toussaint. Así que a través de un den den mushi llamé a Sir Lancelot, aka, Omega.
-Sir Lancelot, tengo algo que proponerle. Si tiempo tuviera acercaos a la plaza mayor de Toussaint, donde las obras de la catedral. Necesito hablar con usted de un asunto de vital importancia.
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- En seguida hallareisme con vos, Don - respondió Sir Lancelot.
Se había desplazado hasta Toussaint para tratar con su compañero de negocios y Don en la Corte. Aunque en la práctica no se había subordinado a Meneror, de cara a la galería mientras asumiese la identidad de Sir Lancelot, Atsu se portaría como su segundo al mando. Por lo de pronto Meneror se había convertido en un importante aliado para el agente, y aunque en principio hasta ahora su relación había estado en estrecha medida relacionada con tareas de la agencia, llevaba un tiempo acariciando la posibilidad de asociarse con él y ganar dinero en trabajos menos... legales. ¿Estaba yendo hacia una deriva peligrosa, similar a cómo había acabado Pierrot? Puede. Pero a diferencia de este, mantendría estrictamente apartados sus tratos con Meneror de su trabajo como agente. Además si pretendía hacer crecer al mafioso era para que el Gobierno lo aceptase como Shichibukai y se convirtiera en un as contra los enemigos de este.
- Si tan solo no hubiese hecho una operación tan chapucera en Sakura...
Suspiro y terminó de ponerse la ropa de Sir Lancelot, un elegante traje morado con bordes dorados, una capa oscura a juego con cuello alto, guantes blancos y un casco negro con cristal morado. En cuanto acabó, se asomó por la ventana de la taberna, se encaramó al tejado y se incorporó. Desde ahí empezó a avanzar por encima de los edificios de la ciudad, corriendo entre estos con la capa ondeando a su espalda. Cuando finalmente llegó hasta la plaza mayor, dio un fuerte salto y cayó ante Meneror arrodillado frente a él, con un brazo cruzado sobre la rodilla.
- Llamáis y aquí me hallo, Don. Comandad.
Se había desplazado hasta Toussaint para tratar con su compañero de negocios y Don en la Corte. Aunque en la práctica no se había subordinado a Meneror, de cara a la galería mientras asumiese la identidad de Sir Lancelot, Atsu se portaría como su segundo al mando. Por lo de pronto Meneror se había convertido en un importante aliado para el agente, y aunque en principio hasta ahora su relación había estado en estrecha medida relacionada con tareas de la agencia, llevaba un tiempo acariciando la posibilidad de asociarse con él y ganar dinero en trabajos menos... legales. ¿Estaba yendo hacia una deriva peligrosa, similar a cómo había acabado Pierrot? Puede. Pero a diferencia de este, mantendría estrictamente apartados sus tratos con Meneror de su trabajo como agente. Además si pretendía hacer crecer al mafioso era para que el Gobierno lo aceptase como Shichibukai y se convirtiera en un as contra los enemigos de este.
- Si tan solo no hubiese hecho una operación tan chapucera en Sakura...
Suspiro y terminó de ponerse la ropa de Sir Lancelot, un elegante traje morado con bordes dorados, una capa oscura a juego con cuello alto, guantes blancos y un casco negro con cristal morado. En cuanto acabó, se asomó por la ventana de la taberna, se encaramó al tejado y se incorporó. Desde ahí empezó a avanzar por encima de los edificios de la ciudad, corriendo entre estos con la capa ondeando a su espalda. Cuando finalmente llegó hasta la plaza mayor, dio un fuerte salto y cayó ante Meneror arrodillado frente a él, con un brazo cruzado sobre la rodilla.
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Esbocé una leve sonrisa al ver llegar a Sir Lancelot junto a mi. La verdad es que había sido todo un fichaje y un buen aliado. ¿Podría decir amigo? Puede, pero todavía no me quería precipitar. Llevaba mi habitual habano en la mano mientras observaba las obras de la catedral, la cual , iba destinada a la "Dama".
-Sir Lancelot, me alegra veros y ver como con premura habéis acudido a mi llamada- dije exhalando un poco de humo hacia el lado contrario a Lancelot mientras le señalo a la catedral- ¿Os gusta?, espero que si pues cuarenta millones van ya en su construcción. He de admitir que es un sablazo importante, más cuando la veo sé que mucho dinero le sacaré en un futuro, pues la considero una inversión. También sea dicho nuestros feligreses tendrán al fin su lugar de culto para honrar a la Dama, ya que el lago se está masificando, y bueno eso no es.
Tras decir aquello me di la vuelta y comencé a caminar calle arriba, como si fuéramos a la mansión. Sin embargo torcimos hacia la fábrica de armas, algo más apartada del núcleo urbano. Nada más llegar se pudo ver a lso obreros trabajando a destajo, moviendo cajas en el exterior, llevando materiales al interior y dando algún que otro grito que se traducía por órdenes.
- Tengo entendido que vos sois todo un artífice en ciertos campos. Sir Lancelot, me gustaría mejorar la producción de este lugar. Nuestros obreros hacen todo que pueden, más no es suficiente. Nuestra producción se va rápidamente en ventas y apenas nos quedan armas y municiones para poder defendernos nosotros mismos. Pues como sabéis, una parte se destina a nuestros aliados. Así que Sir Lancelot ¿Qué me recomnedáis desde vuestro punto de vista? Ampliar la fábrica o mejorar lo que ya tenemos?
Quité un poco de ceniza del habano contra el suelo antes de pisarla para evitar que el suelo ardiera, y más con la fábrica tan cerca. Acto seguido miré al frente a la espera de si Sir Lancelot me daba alguna respuesta buena.
-Sir Lancelot, me alegra veros y ver como con premura habéis acudido a mi llamada- dije exhalando un poco de humo hacia el lado contrario a Lancelot mientras le señalo a la catedral- ¿Os gusta?, espero que si pues cuarenta millones van ya en su construcción. He de admitir que es un sablazo importante, más cuando la veo sé que mucho dinero le sacaré en un futuro, pues la considero una inversión. También sea dicho nuestros feligreses tendrán al fin su lugar de culto para honrar a la Dama, ya que el lago se está masificando, y bueno eso no es.
Tras decir aquello me di la vuelta y comencé a caminar calle arriba, como si fuéramos a la mansión. Sin embargo torcimos hacia la fábrica de armas, algo más apartada del núcleo urbano. Nada más llegar se pudo ver a lso obreros trabajando a destajo, moviendo cajas en el exterior, llevando materiales al interior y dando algún que otro grito que se traducía por órdenes.
- Tengo entendido que vos sois todo un artífice en ciertos campos. Sir Lancelot, me gustaría mejorar la producción de este lugar. Nuestros obreros hacen todo que pueden, más no es suficiente. Nuestra producción se va rápidamente en ventas y apenas nos quedan armas y municiones para poder defendernos nosotros mismos. Pues como sabéis, una parte se destina a nuestros aliados. Así que Sir Lancelot ¿Qué me recomnedáis desde vuestro punto de vista? Ampliar la fábrica o mejorar lo que ya tenemos?
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