[Privado Elizabeth y Dromp] Un día de descanso

Encallamos la Perla Errante en una pequeña isla que en tiempos pasados estaba sometida a un régimen dictatorial de peces... curioso pero cierto.
Bajé del barco haciendo que este se tambalease y miré a la cubierta.

-Elizabeth, acompáñame a buscar provisiones. Después de esta parada vamos a hacer un largo viaje hacia los mares más peligrosos del mundo YAAAAAAAAAAAAAAHAHAHAHAHA.

Tras un largo viaje, habíamos llegado por fin a una isla. Al parecer el capitán quería bajar a por provisiones, algo extraño ya que siempre nos mandaba a los demás. Cuando bajó a tierra firme me propuso ir con él, aunque sabía que más que una proposición se trataba de una orden, así que decidí acompañarle sin rechistar, no me apetecía discutir.

Gracias a unas lianas que salieron de mis brazos llegué hasta su hombro y me senté en él, de esta manera no le retrasaría.

-Pues adelante gigantón. Y espero que esta vez no montes un escándalo como en las otras islas en las que hemos parado y nos tengamos que volver con las manos vacías -le dije sonriendo para que no se lo tomara como un reproche.

Empecé a caminar por un camino algo estrecho para mi. Habían pequeñas casas a los lados, de no más de un piso, y la gente salía de estas para vernos.

Habían niños que lloraban al escuchar mis pisadas y madres que los escondían en sus casas... eso es lo malo de ser un gigante.

-Bueno Elizabeth... en una isla tan pequeña como esta... ¿dónde se podrán buscar provisiones? Me da que no van a tener suficientes eh yargh.

No me gustaba aquel lugar, la gente no nos quitaba ojo de encima. Esperaba que nos alejásemos pronto del pueblo y llegásemos a un lugar más discreto. Lo que a mí me gustaba era fundirme con la gente, no notar sus miradas en mi nuca.

-Bueno Elizabeth... en una isla tan pequeña como esta... ¿dónde se podrán buscar provisiones? Me da que no van a tener suficientes eh yargh.

El capitán tenía razón, en aquel lugar no había comida ni para llenar la mitad de su estómago.

-Pues para empezar -dije lentamente mientras pensaba una solución. -Yo en el barco puedo crear los vegetales que quieras, eso sí, no puedo hacer aparecer pollos ni pescado, eso tendremos que saquearlo antes de marcharnos de aquí. Si no hay suficiente para ti tendrás que conformarte con llenar tu estómago de lechuga.

¿Ves ese claro apartado del pueblo? -le pregunté al capitán cambiando de tema. -Llévame hasta allí, no me siento muy cómoda siendo el centro de atención, no al menos si no he robado o matado a alguien.

El tema de crear pollos me llamaba la atención pero era una pena que no pudiera hacerlo... una cosa estaba clara, yo no iba a comer esas plantas tan sosas.
Aunque si por un casual ella me despertada de madrugada en la cubierta del barco y me comenzara a atizar con una gran hoja de lechuga fresca y húmeda tal vez me replantearía eso de comer plantas.

Luego me dijo que nos apartáramos a un pequeño claro, pero no me parecía buena idea ya que aquel claro seguía estando cerca de la sociedad. Por lo tanto decidí ir a una pequeña cala que desde mi posición era fácil de ver.
Elizabeth parecía extrañada al ver que nos dirigíamos a otro lugar.

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Llegamos a una pequeña cala y me senté cerca de la orilla, mi culo ya ocupaba la mitad del lugar, pero ella cabría de sobra.


-Vamos a relajarnos un poco... hasta un lobo de mar tiene que descansar yaaahaha.

Dromp comenzó a caminar hacia donde le había indicado. Pensé que me respondería cuando le dije que se conformara con lechuga, pero lo único que hizo fue mantenerse en silencio y hacer una mueca que no le había visto antes ¿Era miedo? ¿En qué narices estaría pensando?

Siguió caminando sin decir nada, y sin previo aviso cambió de rumbo, dirigiéndose ahora a un lugar desconocido. Al principio no comprendía lo que hacía, pero luego vi que había tenido una idea mejor que la mía.

Me llevó a una cala donde reinaba la paz y la tranquilidad, dos cosas que llevaba sin sentir desde hace bastante tiempo.

-Vamos a relajarnos un poco... hasta un lobo de mar tiene que descansar yaaahaha.

Al parecer hoy el capitán estaba de buen humor, sería mejor no decir nada que pudiera cambiar su actitud. Se sentó en la orilla del mar conmigo aún en su hombro, y por primera vez desde que estaba con él no sabía qué decir. Normalmente cuando hablaba con él era para regañarle o llevarle la contraria. Tan solo hablaba a buenas cuando estábamos todos borrachos en el barco, y en esos momentos las palabras me salían solas, pero ahora me había quedado en blanco.

-Qué extraño que un gigante tan problemático quiera relajarse ¿Qué mosca te ha picado?

Lo había vuelto a hacer sin querer. Había intentado no ponerme a la defensiva, pero ser amable estaba claro que no era lo mío. Intenté rectificar, pero solo sirvió para empeorar las cosas.

-Es decir... que está muy bien que te relajes pero... es extraño.

Antes de seguir diciendo estupideces decidí cerrar el pico. No entendía por qué me costaba tanto ser amable, pero me sentía bastante ridícula intentándolo. A partir de la respuesta del gigante seguiría contestándole como siempre, y si no le gustaba podía volver al barco.

Se ponía nerviosa, normal... pocas veces o ninguna me habré parado a hablar con ella.

-Eh, relájate... cualquier ser vivo se cansa yargh. Dime... ¿porque sigues viajando conmigo? Bien con todo el dinero que hemos conseguido a lo largo de nuestras travesías podrías haberte ido a vivir a una isla... ¿qué sueños persigues?

Maldito gigante... hasta a él le salía ser amable. Abandonar mi dura actitud que me llevaba acompañando desde hacía años no era sencillo. Lo intentaría de nuevo, pero nada más imaginarme hablando tranquilamente hacía que me sintiera vulnerable.

-Yo ya estoy relajada -dije secamente. -Y aunque consiguiera todo el oro del mundo no me iría a vivir a ninguna isla ¿A hacer qué? No quiero tener una vida que se base en levantarme para trabajar y conseguir dinero para pagar una mísera casa y tirarme todas las tardes encerrada en ella. Lo que quiero es pasarlo bien. Me encantan las fiestas por la noche en el barco, me lo paso bien parando en las islas para emborracharme y después saquearla.

A medida que hablaba, mis ojos se iluminaban y una pequeña sonrisa iba aflorando en mi rostro.

-¿Y tú qué pretendes yendo por ahí destrozando islas? -pregunté esta vez con un tono más burlón que de enfado.

-¿Yo? No caer en el olvido muchacha yaaaaaahahahaha. Quiero que todos me recuerden como el pirata más peligroso del mundo.

Con la mirada fija en el horizonte suspiré y sonreí.

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-Pero no somos más que unos desgraciados ¿eh? JAJAJAJAJA. Mira, te voy a contar una historia que se remonta a los tiempos en el que el rufián del señor Bocanegra me propuso entrar en su inexistente tripulación pirata, empiezo...
Son tres años para el mismo día desde que un capitán me dijo: ''Hey muchacho ven y únete a nuestra tripulación, aventura y gloria te esperan''. Tomé sus palabras como oro, zarpé a incalculables misiones. ¡Con un barril de ron en la mano soñaba con riquezas y tierras extranjeras! Entonces un día de borrachera Karma me girtó: ''¡Hey! ¡Estás arruinado! ¡Hey! ¡Estás maldito! Y la muerte viene a por ti''
En la dieciseisava noche en el mar en las profundidades del trabajo y la miseria golpeamos con un arrecife escondido, y nuestro barco comenzó a hundirse. El agarró un poco de madera a la deriva y la sostuvo mientras pudo hasta que fuimos abandonados en una isla desierta.
Bocanegra enfadado me volvió a gritar '''¡Hey! ¡Estás arruinado! ¡Hey! ¡Estás maldito! Y la muerte viene a por ti... ¡Naufragado dejarás de existir! Atrapado en una isla perdida en el mar. Naufragado es tu destino, ¡ahora a beber o a morir!

Cuando terminé de contar la historia se hizo de noche y una gran luna se colocaba entre nosostros

El capitán comenzó a desvariar hasta tal punto que llegó a contar sus inicios con "León Bocanegra". Apenas había tenido tiempo de conocerle, pero el pirata más peligroso con el que me había encontrado. Era una pena que muriera antes de haber podido intercambiar unas palabras con él.

Cuando Dromp terminó de contar su historia no dije nada ¿Cómo se le ocurría embarcarse con un desconocido que aparecía prometiéndole el oro y el moro? Aunque a decir verdad, no era quién para juzgar. Yo había hecho exactamente lo mismo, y no con un desconocido, sino con dos. Y no me arrepentía de nada.

La luna era la única luz con la que contábamos para iluminar aquel oscuro lugar. Su reflejo en el mar hacía que este brillara de manera misteriosa, y a la vez hermosa. El sonido de las olas de fondo, era relajante. Apoyé la cabeza en el cuello del capitán, unos centímetros bajo su oreja.

No me importaba el silencio, pero me comenzaba a sentir incómoda de nuevo. Tras unos minutos de silenció volví a preguntar.

-¿Y antes de encontrar a nuestro capitán qué hacías?

La dichosa pregunta, la pregunta que menos me gusta que me pidieran.

-Bueeno, antes de encontrar a Bocanegra vagaba por diferentes islas buscando dinero y comida. Mendigaba, bebía, acumulaba deudas y enemigos... también me estuvo persiguiendo el gobierno una temporada... hasta que me pusieron precio a la cabeza y me volvieron a perseguir. Por cierto, mira lo que tengo.

Del bolsillo saqué unas veinte botellas de ron, le di diez y me quedé con las otras restantes.

-Aguantalas bien y que no se caigan ¡YAAAHAHAHAHAHAHAHA!

Pensé que no respondería a mi pregunta, era algo bastante personal, pero el capitán contestó. Tras escucharle, no pude evitar relacionar su pasado con el mío. Había sido bastante parecido, lo típico, no tienes a nadie a tu lado y lo único que puedes hacer para sobrevivir es delinquir. Nadie nos prestaba ayuda, hacían monstruos de nosotros y luego se quejaban y pretendían poner precio a nuestra cabeza.

Estaba pensando en todo esto cuando Dromp sacó de su bolsillo un montón de botellas de ron. No sabía de dónde las había sacado, pero la bebida siempre era bienvenida.

Me tendió la mitad de las botellas, al parecer había olvidado nuestra diferencia de tamaño.

-Mejor me cojo solo una. Deja las demás en el suelo y si las necesito ya te las voy pidiendo.

Abrí la botella y comencé a beber. El amargo líquido recorría mi garganta dándome una sensación de calor. Ahora me encontraba mucho mejor.

-¿Sabes? Mi pasado me recuerda mucho al tuyo -le dije entre trago y trago. No solía abrirme tan fácilmente, pero hoy haría una excepción. Seguí bebiendo hasta que me terminé la botella.

-Lo debes haber pasado mal -dije agarrándome a un mechón de su pelo para no caerme. No me había fijado a la altura a la que estaba, pero por lo menor serían unos 10 metros.

Lancé la botella al suelo y me cambié de posición para estar más cómoda y segura. Con esfuerzo y de una manera bastante torpe debido al exceso de alcohol, pasé una pierna al otro lado de su hombro. Ahora me encontraba de perfil, mirando hacia el cuello del gigante, y una vez en esta postura, me recosté apoyando mi cuerpo a lo largo de su hombro.

-Cuéntame algo más. Algo de tus padres.

Solo cogió una botella, el resto las metí de nuevo en mi bolsillo. Y empezó a beber.

El alcohol se le subió rápido a la cabeza, ella no suele soltarse tan pronto... es más, no suele soltarse nunca. Pero ahora estaba siendo maja, tal vez porque yo también estaba majo. Por ahora.
Me preguntó por mis padres, já, era curioso. De mi padre solo se historias... a mi madre la abandoné.

-Mis padres ¿eh? Mira que curioso... mi padre era un aventurero que me doblaba en tamaño. No se si habrás odio hablar de la legendaria banda pirata de ''Nibelung'' o de ''Los Piratas del Nuevo Amanecer''. Pero formo parte de esas dos bandas, también fue teniente de la marina y líder revolucionario... a parte de todo eso era un gran capullo que dejó preñada a mi madre en una isla. Me cuidó tal vez hasta los 4 o 5 años... después se fue. Hay gente que dice que murió, otras personas me confunden con él.
En cuanto a mi madre hay poco que contar, me cuidó. Fin.

Me ponía nervioso hablar de esos temas, así que decidí preguntar.

-Ahora te toca. Cuéntame. Ah y que sepas que me pone nervioso sentir el cuerpo de una mujer YAAAAAAAHAHAHAHAHA... Hace mucho que no siento uno. Esto último lo susurré de manera casi inaudible con un tono de rabia y pena... todo mezclado.

Había dado un paso más en la conversación preguntando por sus padres, pero el capitán siguió respondiendo. Me contó lo que sabía de sus padres, sobre todo de su padre, que parecer había sido un gran pirata.

Tras eso me pidió lo que más temía, que le contara yo también algo sobre mi pasado. Tarde o temprano tendría que hacer frente a esta situación, si él había podido yo también, y sobre todo en el estado en el que me encontraba no me fue difícil arrancar, pero antes, me incorporé despegándome del capitán ¿Mucho tiempo sin sentir una mujer? En un principio me entraron ganas de reír y no pude evitar hacer un sonido extraño de risa contenida.

-Pffjj.

Pero luego lo pensé, no habíamos visto ningún gigante en todo el tiempo que llevábamos navegando. Se debía sentir bastante solo.

-No te preocupes gigantón -le dije volviéndome a recostar algo mareada y olvidando que le incomodaba. -Algún día iremos a una isla de gigantes para que te hagas amiguitos.

Tras decirle esto, comencé a acariciarle torpemente el pelo en señal de ánimo y me dispuse a contestarle.

-No tengo mucho que contar, mi vida fue igual que la tuya, pasé mi infancia robando, matando más adelante, hasta que me marché de la isla en la que vivía para hacerme pirata. Cuando era muy pequeña conocí a un tipo que era pirata, me caía muy bien, pero los cerdos de los marines lo mataron, a él y a mis padres por curarle las heridas y darle de comer. Por eso me largué pretendiendo ser pirata. Me dí cuenta de que no tenía ni idea de cómo meterme en una banda, así que cuando os escuché a ti y a Bocanegra hablar, no me quedó más remedio que obligaros a que me aceptarais en la banda. Y eso es todo.

Iba a pedirle otra botella, pero me arrepentí cuando noté que aún seguía subiéndome el efecto de la primera.

-Y lo de los gigantes va en serio, algún día iremos a una isla repleta de gigantes, después de que hables con ellos, podremos hasta convencerles para que asaltéis un pueblo todos juntos. Sería una risa, jajajajajaja.

Me contó parte de su pasado, y luego me dijo que iríamos a una isla de gigantes...

-Me gustaría enfrentarme a un gigante, sentir la fuerza de uno y batirme en un duelo... tal vez sea por la sangre ''vikinga'' que tenemos todos los gigantes corriendo por nuestras venas. Bueno, cuéntame alguna anécdota de antes de entrar a los del Doblón.

-¿Anécdota? -pregunté mientras intentaba recordar. Me habían pasado bastantes cosas, pero ninguna destacable.

-¿Te vale si te cuento cómo me cargué a tres tipos con un pez? Antes de llegar a la isla donde os encontré pasé por otra bastante problemática. Tres tipos me acorralaron para intentar robarme, y lo que tenía más a mano era un puesto de pescado. Cogí uno por la cola, hice que le salieran unas pequeñas espinas venenosas y comencé a atizarles con él. La gente se quedaba flipando mientras veía como con el pez les hacía arañazos en la cara y segundos después quedaban inconscientes. Fue divertido. La asesina del pescado me llaman ahí ¿Y tú no me cuentas nada más?

La asesina del pescado.

Eso me hizo reír bastante, entonces de mi bolsillo saqué otra botella de ron y se la tendí a Elizabeth.

-Bueno asesina del pescado... si te soy sincero no se que historia contarte. Así que hablemos de cosas presentes, dime ¿qué opinas de nuestras compañeras sin poderes? Dime que piensas de ellas.

Comenzó a reírse tanto que casi logra tirarme de su hombro, pero
por suerte paró a tiempo. Acto seguido me tendió otra botella de ron, la aceptaría, pero no bebería más hasta que pasara un rato.

-¿Qué qué opino del trío sin fruta? -pregunté bebiendo un trago de la botella que me acababa de tender casi inconscientemente. -Son bastante fuertes, aunque podrían serlo mucho más. Tenemos que hacer algún día algo grande. Algo tan peligroso que nos jugáramos la vida para así ver nuestro verdadero potencial. Pero ahora no me apetece pensar.

Mis ojos comenzaban a cerrarse, pero aún no quería caer dormida. Quería saber más del capitán.

-¿Por qué me preguntas sobre ellas? ¿Qué piensas tú?

Cada vez más me costaba que salieran mis palabras, que se alargaban progresivamente.

-Me picaba la curiosidad... bueno, mi opinión se resume en dos palabras: Muy amigas de ellas mismas. ¡YAAAAAAAAHAHAHAHAHAHA!

Elizabeth se volvió a acostar sobre mi, y yo me puse nervioso. A ella se le notaba cada vez más la borrachera... sus palabras se empezaban a hacer largas y extrañas, así que para divertirme decidí imitarla.

-Mmmmmh, oooye cooompañeeera... yoo seee que tee guustan los gigaaantes coomo yoo. Ahooora see sinceera, sii tuvieeera tu tamaaaañooo diiime... ¿te acostarías conmiiiigooo? YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA

No pude aguantar la risa. Quería ver su reacción, nunca le había gastado una broma de este estilo a Elizabeth, así que me adentraba en terreno desconocido.

Cuando el capitán comenzó a hablar de esa manera no pude evitar que una sonora carcajada brotara de mis labios, pero cuando formuló la última pregunta callé de golpe ¿Me estaba tomando el pelo? Seguramente sí porque no había probado ni una gota de ron, no podía ser tan sincero.

-Lo siento Dromp, a mí solo me gustan las mujeres como Unity o Arya -le dije para reírme un rato de él. Intentaba estar seria, pero no estaba muy segura estar haciéndolo bien. De todos modos, al estar en el hombro del gigante le costaría verme la cara.

-Nos montamos unas fiestas impresionantes cuando te duermes -continué cerrando la boca nada más pronunciar estas palabras para la risa no saliera por mis labios.

Su respuesta me impresionó, la verdad es que me esperaba algo diferente en plan: ''Si''. PERO NO.

-Ah, curioso... pues tendríais que hacerlo cuando yo esté despierto... YAAAAAAAAAAAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA

Dicho esto saqué del bolsillo las cinco botellas y abriéndolas de un toque me las bebí a la vez.

-Que lento bebes. ¡Yargh!

Aquel idiota se lo había tragado, tendría que desmentírselo para no tener problemas en un futuro. -Oye, quee era bromaa.

Tras eso el capitán se había puesto a beber, no pretendería que bebiese lo mismo que él. Casi toda nuestra banda cabría en su estómago.

-Bebe lo que te dé la gaana, pero no pieenso seguirtee el jueego -dije sin parar de beber de la segunda botella.

Pasaron los minutos y ninguna conversación surgió. El cansancio del día empezaba a hacer estragos en mí y yo no me podía resistir... tenía un sueño tremendo.

Se me empezaron a cerrar los ojos y agaché la cabeza casi de forma automática. Esta conversación me había gustado y esperaba tener más conversaciones de este estilo pero ya no podía aguantar más tiempo despierto.
Por fin me dormí sentado con Elizabeth en mi hombro, mi equilibrio era impresionante, pues aun estando durmiendo no movía absolutamente nada.

La botella se resbaló semi vacía de mi mano y cayó al suelo. Mis ojos comenzaron a cerrarse poco a poco y el sueño se fue apoderando de mí. Al final hasta lo había pasado bien. El gigante seguía sentado, sin decir palabra, y en su hombro mullido me quedé profundamente dormida.