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El chico serpiente y el mensajero de dios [Privado] [Ban Midou y Tamashi]  Empty El chico serpiente y el mensajero de dios [Privado] [Ban Midou y Tamashi] {Mar 15 Abr 2014 - 22:41}

La noche le envolvía en su totalidad, era una oscuridad profunda, típica de las noches sin luna. En lo alto de la muralla donde se encontraba podía veer claramente le contraste de luces entre la ciudad y el exterior, un enorme vertedero sin final aparente habitado por las clases bajas de la isla. En la parte interior de la muralla, la lujosa ciudad se encontraba perfectamente iluminada hasta el punto de que resultaba incluso molesto. Al otro lado, se desplegaba una enorme extensión de terreno completamente repleta de enormes montañas de basura y escombros. Aquel oscuro y maloliente paraje era conocido como la Grey Terminal, un lugar donde iban a los restos no solo materiales, sino también humanos. Sin embargo ese no era su destino, su objetivo le llevaba hacia el interior de la muralla.

Aquella ciudad le repugnaba. En el poco tiempo que llevaba allí había podido hacerse una ligera idea de como funcionaban allí las cosas y no le hacía ninguna gracia. La idea de que un pequeño grupo de personas, las que vivían en la parte noble de la ciudad, controlaran a todos los habitantes de la isla le resultaba repulsiva. Y no porque él fuera una especie de héroe o de libertador, nada más lejos, sino porque odiaba el hecho de que un hombre se atreviera adentrarse en el terreno de Dios. Solo su dios, Oyashiro, tenía el derecho de gobernar sobre los hombres, y ante aquella ofensa Tamashi no podía quedarse quieto. Estaba decidido a terminar con aquel reino de pecado y purgar la isla de malvados.

El pelirrojo oteó la totalidad de la ciudad desde su posición privilegiada. Se centró sobretodo en la zona amurallada del interior, en la cual tenía entendido que vivían las familias ricas. Allí era adonde debía dirigirse. Allí era donde debía ejecutar el castigo divino. Sin embargo debía tener cuidado con los guardias, hasta entonces había podido esquivarlos pero no quería correr el riesgo de que le descubrieran estando tan lejos de su objetivo. Aún no controlaba del todo su habilidad, el don que, según él creía, Dios le había dado, y no estaba seguro de poder enfrentarse a la gran cantidad de soldados que había visto hasta el momento.

Estudio con detenimiento el lugar y localizó la entrada principal, la cual estaba fuertemente vigilada. Se visualizó a sí mismo librándose de los soldados y entrando allí para eliminar a los pecadores sin ninguna piedad y una leve sonrisa se dibujó en su rostro. En ese momento alguien interrumpió sus pensamientos, se trataba de un soldado. Este iba vestido con una especie de uniforme gris con una capa verdosa por encima y estaba armado con un rifle.

-¿Quién diablos eres? -exigió saber el hombre.

-¿Qué quién soy? -mientras hablaba, Tamashi iba alzando lentamente su mano izquierda apuntando hacia el soldado. -Eso no importa. Alguien como tú sería incapaz de comprenderlo. - Y en cuanto terminó de hablar, realizó un rápido movimiento con el que deslizó hasta su mano una afilada bayoneta de las que guardaba en su túnica y lanzó un corte limpio en la garganta del hombre.

El cuerpo cayó inerte al suelo, tiñendo el adoquinado de la muralla de un oscuro color rojizo. Aquel color se esparciría por la ciudad poco después. Tamashi pasó de largo y buscó una escalera por la que descender antes de que alguien más le localizara. Bajó despacio, sin prisas, con la lentitud y la parsimonia que caracterizan a las personas que saben cual es su misión. Una vez llegó al pie de la muralla, se acercó a una zona no iluminada y echó un vistazo a su alrededor. No tardó en divisar a lo lejos la muralla interior. Aquel era su objetivo, el lugar donde la muerte se daría cita aquel día. El asesino sonrió en la oscuridad, se cubrió con la capucha y comenzó a andar lentamente hacia el oeste. Tenía trabajo que hacer.
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