[Ficha] El Asesino "Tenebrae"

Exp: 00

Nivel: 01

Nombre: Kurayami, Hakai

Apodo: Tenebrae

Edad: 20

Sexo: Hombre

Raza: Humano

Rango social: Bajo

Descripción Akuma No mi: Kinzoku-kinzoku no mi. Modelo cromo. Akuma no mi del tipo paramecia.
-Apariencia de la fruta: Tiene el aspecto de un kiwi, mas es ligeramente más grande y con una viscosidad muy extrema. Su piel resulta desagradable para el tacto y su sabor es todavía peor. Por la superficie se dibujan lo que parecen espirales una sobre otra, aun que en realidad es toda una única espiral que va desde la parte inferior a la superior.
-Poder Característico: Me da el poder paramecia de crear y manipular a mi puro antojo el metal denominado cromo. Un metal paramagnético con una dureza de 8'5 en la escala de Mohs. El uso ingente de este poder hace que Hakai se canse con una facilidad asombrosa
-Historia: Tras causar un genocidio en su pueblo natal, invadió una embarcación de la marina, donde llegó a encontrar esta akuma no mi sin protección alguna en un pequeño cofre, se la comió y exterminó a toda la tripulación.

Descripción estilo de lucha:
-Nombre: No tiene un nombre predefinido
-Ejecución: Lucha con todo lo que tiene, sus puños, sus piernas y sobretodo con lo que más lucha es con su katana, asestando cortes al cuerpo, sin estilo alguno de combate, mas que el suyo propio, con el cual ya ha adquirido una gran habilidad en sus 5 años de anonimato.

Descripción física: Es un tipo con la cara de blanco, y no es pintura, si no que éste tipo siempre ha andado a sombra y jamás se ha dejado mostrar, tan solo ahora capaz de aniquilar a quien se encuentre gracias a su akuma no mi, pero no varía más que eso. Siempre viste de negro y suele ir despeinado, no se preocupa ni por cortarse el pelo, tan solo cuando le molesta se lo corta él mismo con la katana. Cuando se enfada se vuelve terriblemente peligroso.
No es robusto ni es esbelto, su figura es simple y lo único que más podría destacar son sus musculosos brazos y piernas, con las cuales se mueve con gran agilidad.

Spoiler:

Descripción psicológica: Es un tipo que intentará matar siempre a todo aquél que se encuentre, rara vez no matará. Puede dejar la matanza de lado para buscar gente con la que navegar, aun que le costará mucho el no asesinar. Suele escuchar voces en su cabeza a toda hora, al parecer las voces de su pasado, los asesinatos que le atormentan el cerebro.

Gustos: Su mayor afición es el fino arte y manejo de la katana cuando se trata de matar a sus víctimas, le encanta manejar un filo contra alguien. Si te lo encuentras por la calle, seguramente sea en un lugar lúgubre y tenebroso, pues las sombras y la oscuridad le encantan. Cuando se topa con una mujer que considera hermosa siempre acaba intentando besarla, para después marcharse riéndose a carcajadas.

Desagrados: Repudia los lugares muy iluminados a plena luz del día, siempre procura camuflarse y ocultarse entre las sombras, no para evitar ser visto, sino por que le repugna la luz solar, la luz y la vida humana.

Habilidades: Es muy hábil en el manejo de la katana, capaz de realizar cualquier figura en el cuerpo de sus víctimas a una gran velocidad. Es muy habilidoso en cuanto se refiere a intimidar a la gente, lo que suele conseguir tan solo con una mirada fija. Es muy inteligente en cuanto a estrategias consta, y siempre observa los movimientos de su rival cuando la batalla se alarga.

Torpeza: El tacto con las personas no es que sea su mejor cualidad, más bien es un desastre, su tacto se basa en despojar la vida de aquellos a quienes toca, siempre. No dudará en clavarle su katana a todo aquél a quien él toque.

Profesiones: Devastador, Espía, Navegante.

Banda: Ninguna por el momento

Armas: Una katana con un fino color blanco mate y una empuñadura también blanca, siendo la vaina del arma también blanca y en un acabado mate.

Spoiler:

Historia: Hace ya unos años ocurrió una tragedia en una isla perdida en el mar del paraíso, cuenta una leyenda que un dragón milenario apareció y entre sus llamas envolvió tierra y aire haciendo perecer la isla, haciéndola caer en el olvido, hundida sin remedio alguno. Mas como todo el mundo conoce, las leyendas no son más que casos ficticios, este hecho no es más que una historia narrada por unos navegantes que observaron la isla sumida en llamas, mientras sus tierras eran engullidas por el furioso mar.

Tiempo atrás, aquella isla había sido muy próspera, sus tierras daban grandiosos frutos y no requerían de la exportación exterior para sobrevivir en aquel pequeño hueco de tierra que poseía, por lo que el aforo de la población estaba limitado a unos pocos cientos de personas. Había ciertas leyes a cumplir, leyes que nadie se atrevía a desobedecer bajo ningún concepto, mas no conocían el posible castigo que podría tener el incumplimiento de alguna de estas normas.

Una familia, rica en sus vidas y dichosos de sus conocidos, convivía con suma tranquilidad en su hogar ubicado en el centro de la población, esa era la familia Kurayami, cuyos miembros constaban de tres, el galán caballero que era el hombre de la casa, la hermosa mujer, su señora, y una joven dama que venía a ser la hija de aquella pareja, mas la mujer se encontraba embarazada, y el parto se encontraba próximo.

Hakai fue el nombre que la familia le dispuso al joven que del vientre de la madre asomó respirando por primera vez la luz del día. Aquél joven desde siempre fue un problema para la familia, sus padres no podían con él, era todo un caos, destrozaba todo cuanto se encontraba a su paso sin importarle nada, y ya a muy temprana edad desobedecía la atención de su familia.

Cierto día, su hermana, la cual era 8 años mayor que él, le agarró harta de su comportamiento y le tiró fuera de la casa en un arrebato de ira, le arrastró hasta la parte trasera de la casa donde comenzó a echarle una soberana reprimenda que causaría un repentino cambio en la mentalidad de aquél joven problemático.

- Ya estoy harta de ti Hakai, no tienes respeto, no tienes compasión, no tienes sentimiento alguno hacia tus padres y hacia mí, tu hermana.

El joven se quedó mirándole seriamente sin articular palabra y con los ojos fijos en sus pupilas.

- Ha llegado la hora de que te prepares Hakai. No pienso permitir que sigas haciendo esto, tienes ya 15 años y no hay forma de controlarte, por lo que a las buenas o a las malas te voy a controlar.
- Y dime. Hermana. ¿Cómo piensas controlarme?
- No me tientes Hakai, eres un crío sin remedio alguno, o cambias tu o te muelo a hostias hasta que cambies.

En aquél momento la mente de Hakai comenzó a pensar a una velocidad realmente elevada, pensando todo lo que su hermana le había dicho en un momento. Imaginó la cruel escena que se desataría si ella le golpeaba, acabaría realmente mal, muy mal.

Ese pensamiento le aceleró el corazón, mas su temor no se podía percibir en ningún momento, al contrario pues su rostro se melló en una mueca de alegría. Una sonrisa macabra apareció en su rostro mientras le dedicaba unas últimas palabras a su hermana.

- Inténtalo hermana.
- ¿Qué lo intente? Ya me tienes harta.

La chica estiró su brazo hacia atrás con la mano abierta y le atizó un guantazo al joven que le cambió radicalmente el aspecto y la orientación de su rostro. Se podría decir que literalmente le cruzó la cara de un soberano guantazo.

Hakai enmudeció, su rostro se tornó serio. Después de 15 años al fin su hermana le había golpeado, algo que hasta la fecha tan solo su padre había sido capaz de hacer. La familia paciente había permanecido durante los largos 15 años de la vida del joven, y su hermana finalmente no había aguantado más y le había golpeado.

La escena pareció congelarse, hasta que Hakai sin tornar la mirada de nuevo hacia su hermana mayor se llevó la mano izquierda a su mejilla del mismo lado del cuerpo, tocándose el rostro totalmente enrojecido y marcado por la mano de la chica que era su familia.

Dolía, era un dolor muy agudo, era una extraña sensación que jamás había experimentado. Era toda una experiencia. Finalmente aquella mujer agresiva comentó unas palabras más.

- Debí de haber hecho esto hace ya mucho tiempo, eso te habría metido en cintura mucho antes. Maldito mocoso.

Se giró con intenciones de volver a su hogar, mas mientras se giraba Hakai le volvía a hablar desde su espalda.

- Donde vas hermana. ¿Eso es todo lo que tienes? Gracioso.
- Oye, se que te ha dolido, no quieras más –Comentó a su hermano dándole la espalda.
- Vamos, así no es divertido.
- Pero bueno –Se giró mientras terminaba la frase-, tu estas lo… co...

No comentó ni una sola palabra más, y su cuerpo se paralizó instantáneamente cuando observó a su hermano pequeño acercarse lentamente hacia ella con una cara de loco caracterizada por unos ojos inyectados en sangre y una sonrisa que iba de oreja a oreja, ceño fruncido y dientes muy apretados con el cuello ligeramente agachado. Hakai se había vuelto loco.

Un golpe fue más que suficiente, aquella mujer cayó al suelo desequilibrada mientras su joven hermano, sangre de su sangre, se abalanzaba sobre ella y comenzaba a soltarle puñetazos en la cara destrozándole hasta el último de los huesos, mientras Hakai sonreía y parecía disfrutar de lo que hacía.

La joven había muerto, mas su verdugo no se cansaba de asestarle duros golpes a puño cerrado en su cabeza, totalmente deformada. Al cabo de unos dos minutos aproximadamente, Hakai se detuvo a observar el desfigurado rostro de su hermana. Sonrió, parecía incluso emocionado con una risotada leve.

Se levantó y vio que al lado de la cabeza de su hermana había una pequeña barra de acero, la cogió y entró a su casa lentamente. Por el camino sus nudillos chorreaban de la sangre del malparado rostro de su hermana, y nada más entrar a su casa su padre se dirigió hacia él muy serio.

- Dónde demonios estaba, ve a por tu herma… ¿Qué te has hecho en las manos idiota?
- Es mi hermana.
- … ¿Qué?

El hombre quedó como confuso por las palabras que su joven hijo le dijo. Al momento, Hakai le atizó con la barra de acero en toda la sien, causándole una brecha en la cabeza y el hombre cayó al suelo. Inerte, sin vida. Al poco tiempo la madre de Hakai también cayó tras vociferar un agudo grito. Una última muerte, Hakai estaba solo, tal vez como siempre lo había sentido.

Caminó por la casa, con rumbo fijo hasta que se encontró con un preciado objeto que él anhelaba desde que descubrió su existencia. Allí estaba, una caja estirada de madera, no muy ancha ni alta, mas muy larga. Con rudeza la dejó en el suelo y la abrió rápidamente mientras su mente se regocijaba con su anterior acción. Llevó las manos al interior de aquella caja y extrajo su contenido, una gran katana blanca, con empuñadura también blanca. Se levantó y salió a la calle.

Durante unas horas, todo fueron gritos y sangre en aquél pueblo. Muerte, terror, agonía… felicidad. Hakai se sentía muy alegre con cada golpe de katana que asestaba, algunos le hacían frente, mas no podían contra una katana a manos descubiertas. Curiosamente allí nadie más poseía un arma de filo, y si la tenían no llegarían a pensar que hiciese falta contra un crío de 15 años, se equivocaban.

El exterminio cesó. Hakai, en el centro del poblado. A su alrededor, tan solo muerte y cuerpos ensangrentados, sin vida. Hakai lloraba de felicidad, su joven cuerpo y mente habían sido corrompidos desde un comienzo misteriosamente, y su fuerza parecía ser muy superior para tan temprana edad. Todo un genocidio, una isla entera exterminada. Hakai entró en un énfasis incontrolable y estalló a carcajadas durante un buen rato, acto después cayó inconsciente allí en mitad del pueblo, en mitad de la masacre.

En un trecho de tiempo comprendido de tres días y 14 horas, Hakai despertó, mas no abrió los ojos, tan solo permaneció tumbado descansando, cuando escuchó unas voces y su mente quedó atento a las palabras.

- Señor, éste es el joven. El único superviviente de la isla devastada por las llamas.
- ¿Cómo le encontrasteis?
- Estaba cerca de la orilla, en un bote que iba a la deriva, sus ropas han sido totalmente desgarradas como puede observar, pero su cuerpo está intacto.
- ¿Sabes el nombre de aquella isla?
- No señor, no hay información cercana, tal vez fuese una isla desierta y éste joven fuese víctima de un naufragio, no pudimos entrar a la isla por las llamas.
- Comprendo. ¿Esa katana era suya?
- Si señor, la encontramos en el bote. Es de buen acero.
- De acuerdo, debe de ser algún objeto preciado para él, déjala para cuando despierte. No vaya a pensar que somos ladrones.
- Si señor.

Detuvieron su habla, al parecer marchaban pues tras unos pasos se escuchó una puerta cerrarse con tranquilidad, ningún sonido extra, no había nadie en aquella sala, se podía deducir.

Hakai abrió los ojos, su rostro serio de ensueño cambió para volverse a un rostro marcado por la malicia, un rostro creado por la parca. El mayor asesino que jamás se había visto por aquella zona. Incorporó su cuerpo y observó la sala en la que se encontraba. Parecía el camarote de un barco, un barco con sus días contados.

Al cabo de unos días, a la costa del archipiélago Sabaody atracó un barco de la marina, el cual se detuvo por el golpe contra el muelle. Alterados, los marines se apresuraron en entrar a la embarcación, donde no pudieron contemplar más que sangre y muerte por todas partes, únicamente una persona todavía seguía viva, un recluta como otro cualquiera que estaba agonizante. Sus compañeros se aproximaron a él con intenciones de salvarle, mas su vida se apagaba. Unas últimas palabras dijeron sus labios antes de entrar en el sueño eterno.

- Fuego… isla… el niño… no…

No pronunció más, sus palabras se desvanecieron y sus últimas fuerzas le abandonaron. Nadie más fue encontrado con vida en aquél navío. Tan solo se encontraron los cuerpos de 56 reclutas asesinados y el capitán de la embarcación, quien no era más que un recluta con mayor experiencia en el mar. No se encontró rastro alguno de Hakai.

El asesino andaba suelto, en el anonimato, nadie conocía de él ni de su misterio. Nadie sabría jamás lo que ocurrió en aquella isla, por lo menos nadie lo había descubierto todavía.

Ala edad de 19 años, Hakai vagaba por el archipiélago Sabaody, había pasado 4 años por allí y había matado muchas personas, mas no había sido descubierto jamás. Las personas simplemente desaparecían sin dejar rastro.

Mar de origen: Paraíso

Pertenencias: Únicamente su espada

Botín de partidas:

Sueños: Ningún sueño en concreto, tan solo es movido por su deseo de sangre.

Referido por: Multicuenta de Nocturne93

Krows escribió:
Descripción Akuma No mi: Hebi-hebi no mi modelo Apofis, criatura mitológica
-Apariencia de la fruta: Tiene el aspecto de un kiwi, mas es ligeramente más grande y con una viscosidad muy extrema. Su piel resulta desagradable para el tacto y su sabor es todavía peor. Por la superficie se dibujan lo que parecen espirales una sobre otra, aun que en realidad es toda una única espiral que va desde la parte inferior a la superior.
-Poder Característico: Me da el poder paramecia de crear y manipular a mi puro antojo el metal denominado cromo. Un metal paramagnético con una dureza de 8'5 en la escala de Mohs. El uso ingente de este poder hace que Hakai se canse con una facilidad asombrosa
-Historia: Tras causar un genocidio en su pueblo natal, invadió una embarcación de la marina, donde llegó a encontrar esta akuma no mi sin protección alguna en un pequeño cofre, se la comió y exterminó a toda la tripulación.

¿No sería logia de cromo o zoan mitológica que te convierte en apofis?

¡CHOF! Toma tronchada, es lo que pasa cuando aprovechas fichas viejas de personajes y les cambias la akuma JAJAJAJA.

Ya está editado.

Disfruta del rol

Krows escribió:Descripción física: Es un tipo con la cara de blanco, y no es pintura, sino que su cuerpo es así debido a la akuma no mi de Apofis, la cual le ha dejado la piel como una serpiente blanca, pero no varía más que eso. Siempre viste de negro y suele ir despeinado, no se preocupa ni por cortarse el pelo, tan solo cuando le molesta se lo corta él mismo con la katana. Cuando se enfada se vuelve terriblemente peligroso.

Edita eso que es de la akuma de apofis metida y pon la imagen de la katana en movimiento

Editado todo Ichigo-kun