¿Quieres una mandarina? [Kairi-Kasan]

Ya era hora de tomar un descanso de tantas misiones para el Gobierno, quería tomarme unos días para mi y relajarme de tanta tensión acumula, para ello, un compañero me recomendó visitar Cocoyashi, se puso especialmente pesado con el zumo de mandarinas que hacían aquí, decía que era uno de los mejores brebajes de los mares cardinales y ante tanta insistencia no podía negarme a darle un tortazo antes de poner rumbo a la isla... Puto pesado... Le faltó acompañarme hasta el embarcadero de Ennies Lobby.

Rumbo a las Islas Conomi, el trayecto fue de lo mas placentero, sin ningún contratiempo ni nada que hiciese aminorar la marcha del barco, una vez el barco llegó a puerto las personas empleadas en el muelle comenzaron a descargar varias cajas con materiales, alimentos y demás útiles que no se producían en la isla, a cambio, cargaban nuevamente en el barco algunas cajas con mandarinas, supongo que sería una especie de trueque o algo parecido ya que Cocoyashi era muy conocida por sus frutos en exclusiva.

Los habitantes de la isla eran muy hospitalarios tratando de ayudarme en todo lo posible nada mas comenzar a deambular por el pueblo, los mas pequeños jugueteaban en la calle mientras los mayores hacían las tareas, no sabía por donde comenzar pero imaginé que habría algo parecido a una posada o una taberna, ese sería un buen lugar por el que dar los primeros pasos. Me acerqué a una joven que estaba tendiendo la ropa para preguntarle por alguna taberna o algo pero, para mi sorpresa cuando se giró al contestarme, me recordó a una vieja amiga del pasado que por desgracia ya no se encuentra entre nosotros... 

- Disculpa... - Dije con voz titubeante. - Por casualidad no sabrás donde puedo encontrar una taberna o algo parecido. - Aún seguía confundido ante el tremendo parecido que tenía aquella muchacha con mi querida Elisa... Mientras esperaba su respuesta no pude evitar sentirme nervioso ante la joven.

-Claro- Dijo mientras sonreía a la vez que ladeaba un poco la cabeza-. Mira, tienes que seguir recto por esta calle y cuando encuentres un puestecito de fruta la encontrarás.

Tras decirme como llegar le agradecí su amabilidad y comencé a andar por donde me había indicado, de vez en cuando me giraba para volver a observarla, aún no me creía que se pareciesen tanto, ya no solo en el aspecto físico si no también en su forma de ser tan... Curiosa. Comencé a caminar pero al poco me arrepentí de no haber hecho algo así que volví corriendo hasta donde estaba la chica para presentarme correctamente. -Perdona, se me ha olvidado presentarme-. Le dije mientras me llevaba la mano a la nuca y ponía cara amarga pero son una gran sonrisa. Me llamo Noa.- 
La chica sonrió nuevamente mientras dejaba las tareas que estaba haciendo. -Encantada de conocerte, mi nombre es Bianca-. Su nombre me resultó algo extraño pero gracioso a la vez, tras un pequeño instante en el que nuestras miradas se cruzaron, reuní el valor necesario para ir un poco mas allá. -¿Te apetece venir a tomar conmigo?-. Le pregunté mientras bajaba la mirada al suelo y ponía algo colorado por la vergüenza del momento. -No puedo, tengo muchas cosas que hacer ahora mismo-. No sabía que hacer en ese momento así que me limité a dar un paso atrás pero a continuación ella siguió hablando. -Si quieres dame el número de tu DDM y cuando termine podemos quedar-. Me faltó tiempo para apuntarle mi número en un papel que sacó la muchacha, luego de aquello nos despedimos y volví a emprender el camino hasta la taberna.

Por el camino veía un poco de todo, niños jugueteando, adultos realizando sus tareas diarias y ancianos que se dedicaban a pasear o a entablar conversaciones sin sentido entre ellos, por mi parte estaba en las nubes pensando en mis cosas hasta que a una distancia considerable pude ver a una chica pelirroja que vestía una especie de armadura entrar a un edificio, me llamó la atención sobre todo su forma de vestir tan extravagante pero apenas tardé en volver a mi imaginación, caminaba con las manos en la nuca y mirando a las nubes, hacía un día realmente esplendido, algo caluroso pero nada que no solucionase el ir vestido de paisano, si hubiese pisado aquella isla con el traje de CP seguramente ahora estaría sudando la gota gorda.

Seguí caminando hasta que choqué con un niño, este cayó al suelo e inmediatamente le ayudé a levantarse, el pequeño se disculpó y siguió corriendo detrás de otros niños, ahí me di cuenta que casi me había pasado la taberna pues justo había chocado con el renacuajo nada mas pasar el puesto de fruta que Bianca me había mencionado, volví hasta la altura de la frutería y vi la entrada de la taberna, era algo cochambrosa al menos por fuera, ojalá que por dentro estuviese mejor cuidada.

Me adentré en el establecimiento para encontrarme dentro con un local bastante mejor cuidado que el aspecto que daba por fuera, tampoco era aquello el Baratie pero al menos no corrían cucarachas por el suelo, nada mas entrar pude ver varios tipos distinto de personas, al fondo un pequeño grupo armando jaleo, algo mas alejados de ellos una pareja de ancianos jugando al Shogi y mas cerca de una ventana a una pareja de enamorados que estaban muy acaramelados, aparte de ellos también estaba dentro la chica estrafalaria que había visto antes entrar, estaba en una mesa algo apartada del resto y con una jarra de ron en la mesa.

Me acerqué a la barra a pedir algo que tomar, el camarero se me acercó para preguntarme, rápidamente le hice mi pedido, un vaso de leche con galletas, por extraño que parezca aún no había desayunado nada en todo el día y antes de darle alegría al hígado sería mejor tener algo en el estómago. Mientras me servía me giré para ver una vez mas el panorama del lugar, los ancianos parecían entretenidos jugando mientras que la pareja de la ventana empezaban a irse de tema... Putos salidos... Por otro lado tenía a la chica pelirroja y al grupo de alborotadores, eran algo molestos pero por lo menos no se metían con nadie... O eso creía, de pronto uno de ellos se levantó violentamente de la mesa y lanzó una jarra vacía contra la chica pelirroja de brillante armadura.

"Joder, no voy a estar tranquilo ni en el culo del mundo..."

Mientras estaba reclinada en mi asiento, sumiendo mis pensamientos en aquella jarra sin fondo, vi adentrarse en aquella taberna a un tipo un tanto extraño.

Aquel tipo me llamó la atención por el extraño color cano de su cabello. Lo seguí con la mirada hasta que se aproximó a la barra. Estaba a punto de volverme a sumir en el delicioso sabor del ron deslizándose por mi garganta, cuando vi que el tabernero sacaba un vaso de leche con galletas en lugar de cualquier tipo de bebida alcohólica. ¡Vaya! Hubiera esperado cualquier cosa menos eso. Aquello hizo que acaparara todavía más mi atención, por lo que me quedé observándolo con más detenimiento.

Justo cuando me incliné para saborear las últimas gotas del delicioso ron, sentí como algo pasaba a gran velocidad por el lugar donde segundos antes estaba mi cabeza.

Miré al lugar donde había impactado el objeto. Era una jarra, probablemente de ron, que habría salido disparada de alguna de las mesas cercanas. Decidida a cantarle las cuarenta al inútil que casi me estampa una jarra en la cara, miré con detenimiento las mesas que me rodeaban buscando al culpable.

Descarté de inmediato a los ancianos, ya que a pesar del enorme estruendo que había causado el estallido de la jarra, seguían completamente sumidos en su juego. Posteriormente descarté a la pareja que se sentaba a mi lado, ya que para ellos su preocupación era otra. No se porque había dudado tan siquiera un segundo en quien o quienes habían sido los causantes, puesto que eran los únicos que habían estado causando alboroto desde mi llegada.

Me levanté de la silla con un enorme estruendo, y me dirigí hacia ellos. No sabía quien había sido, pero de lo que si que estaba segura era de que no tardaría mucho en averiguarlo.

Desenfundé a Nakir de mi costado, y la puse encima de la mesa.

-¿Quién ha sido?

Se miraron entre ellos, y ninguno contestó.

-No lo volveré a repetir.

-No sabemos de que estás hablando -dijo finalmente uno de ellos. Tenía el cabello de una tonalidad azul, bello pero a la vez siniestro.

Aquellos tipos no me gustaban, pero no se iban a ir de rositas después de aquel incidente.

Apreté con fuerza la empuñadura de mi espada, no sabía como acabaría aquello, pero de lo que si que estaba segura era de que aquel incidente daría mucho de que hablar.

Aquella jarra pasó bien cerca de su cabeza pero por suerte no le alcanzó, la joven se levantó con cara de pocos amigos encarada a enfrentar al grupo del fondo, la chica tenía un buen par para plantarles cara teniendo en cuenta que eran en total seis tarados con menos cerebro que un mosquito y con muchas ganas de bronca, me llamó bastante la atención así como al resto de persona de la taberna pues la pareja acaramelada salió corriendo para evitarse problemas, el tabernero por su parte parecía conocer al grupo del fondo y se apresuró a esconderse bajo la barra, luego los ancianos parecía que eran duros de mollera pues seguían con su interesante partida de shogi.

Cogí el vaso de leche con las galletas y me giré para ver el espectáculo que se avecinaba, la joven se levantó de su mesa y apenas tardó en desenvainar su espada contra aquellos seis, llegó a su altura para dejar la espada encima de la mesa a modo de intimidación, ellos seguían con la suya haciendo oídos sordos a las palabras de la pelirroja hasta que uno de ellos la encaró negando lo sucedido, la cosa pintaba un poco fea para la joven que cada vez enfadaba mas a los maleantes.

-Agghh... Que asco... La leche está amarga... -. Dije tras haberla probado, tenía que haber pedido un zumo de mandarina... Algo enfadado lancé el vaso contra uno de los que estaban amenazando a la muchacha, este le acertó de pleno en la cabeza tirándolo encima de una silla que partió por su propio peso, nada mas lanzarla me giré nuevamente hacia la barra para dirigirme al tabernero. -Oiga, tráigame un zumo que la leche estaba algo pasada... - Le dije al tabernero que había visto como le lanzaba el vaso y se había quedado con la boca abierta de la impresión que le dio.

Se metió al almacén a buscarme el zumo, la joven no creo que tuviese mucho problema ahora pues claramente vendrían a por mi ahora, pero bueno, aunque esté de vacaciones también era bueno hacer algo de ejercicio para no perder las buenas costumbres y tradiciones, mientras esperaba seguía comiendo galletas que por lo menos si estaban bastante buenas.

Todo aquel lugar estaba en un enorme silencio. La tensión se palpaba en el aire, y yo no estaba muy segura de como actuar en aquel momento. Quizá me había precipitado un poco encarándome con aquellos tipos a los que no conocía, pero claramente se lo merecían.

El tabernero se había escondido tras la barra al verme encararme con aquellos tipos, lo que no era muy buena señal, pero ahora ya no podía echarme atrás, de lo contrario, quedaría como una verdadera idiota.

Planteando muy seriamente mi siguiente movimiento, algo corto aquel silencio.

-Agghh... Que asco... La leche está amarga... -dijo una voz.

Antes de poder girarme para comprobar de donde venía aquella voz, un vaso se estampó en la cara de aquel tipo de cabello azul.

Al girarme comprobé de que se trataba del muchacho de pelo blanco que había llamado antes mi atención. Como si se tratase de algo completamente normal, se giró a ordenarle un zumo al tabernero.

Un poco desconcertada vi el tipo de pelo azul se quigtaba con la mano los restos de la leche amarga de la cara y se dirigía hacia el muchacho de pelo cano.

-¿Acaso tu sabes quiénes somos?

El resto de integrantes de la mesa se reunieron a sus espaldas, frotándose las manos y riéndose entre ellos. No sabía de que iba la cosa, pero desde luego, aquellos tipos se creían importantes.

Consciente o inconscientemente aquel muchacho me había "salvado", y me sentía en el deber de devolverle el favor. Quizá no sería muy buena en la batalla, pero cualquier ayuda sería poca para el chico.

No tenía muy claras sus habilidades de lucha, pero intuí que no serían malas para haberles plantado cara de aquella forma a aquellos idiotas.

Empuñé otra vez a Nakir y me posicioné detrás de ellos.

-Una panda de idiotas, eso es lo que sois -dije sonriendo.

El tabernero salió con un vaso de zumo de mandarina en la mano, nada mas asomar por la puerta del almacén se quedó blanco mirando justo por detrás mía, no sabía si acercarse o darse media vuelta y volver con las mandarinas, el hombre hizo un acto de valentía y dejó el vaso el barra para volver a salir corriendo como alma que lleva al diablo, cogí el vaso pero para mi sorpresa la luz se había ido, de pronto sentía como si se hubiese puesto el sol o algo parecido. - ¿Ya es de noche?-. Dije a la vez que me giraba con el vaso en la mano.

-¿Acaso tu sabes quiénes somos?-. Dijo el tío peliazul que se encontraba antes al fondo de la taberna, con razón se había ido la luz, apenas me dejaban espacio para respirar menos aún iban a dejar pasar la luz. El propio hombre de pelo azulado me agarró por el cuello de la camisa y me levantó de la silla, por mi parte me llevé el vaso a la boca y empecé a beber, el zumo si que estaba delicioso así que luego le pediría un poco mas al hombre. Me disponía a dejarle las cosas claras al muerto de hambre aquel pero de pronto la pelirroja volvió a meterse por medio. -Una panda de idiotas, eso es lo que sois.


Esta chiquilla es retrasada... Fue lo primero que pensé, para que engañarnos, pero al menos lo que hizo sirvió para distraer a todo el grupo y darme una bonita oportunidad para deshacerme de ellos, nada mas girarse a mirarla, sujeté la muñeca con la que me levantaba y con la otra mano le di un puñetazo para rompérsela.- ¡¡Aaaaahhh!!. - Nada mas darle lanzó un grito y me soltó, antes de caer al suelo puse las manos en el suelo y usandolas como punto de apoyo giré sobre mi mismo para darle una patada en la parte posterior de rodilla haciéndole caer contra el resto de los maleantes.

- ¿Se puede saber que haces? pelirroja con aspecto de cosplayer-. Le dije a la muchacha, le había quitado a los imbéciles estos y aún volvía con ganas de bronca en vez de estarse quietecita.

El chico de cabello azul agarró al otro por el cuello de la camisa mientras el se terminaba su zumo.

¿Cómo podía estar tan tranquilo mientras lo estaban atacando? Supuse que estaba demasiado preocupado en aquel maldito zumo como para preocuparse de aquellos idiotas, o eso o es que estaba demasiado seguro de que los iba a vencer con la ley del mínimo esfuerzo.

Cuando oyó mi voz aprovechó para golpear al peliazul en la muñeca. Aquello debió dolerle, puesto que lo soltó en el instante. Después el peliblacno giró sobre si mismo, y dándole una patada en la parte posterior de la rodilla, lo hizo caer sobre el resto.

-¿Se puede saber que haces? pelirroja con aspecto de cosplayer -dijo dirigiéndose hacia mi.

¿Pero qué se creía el pedazo de idiota este? Encima que iba a intentar ayudarle, ¿se metía conmigo? Además, mi armadura era muy kawaii.

-Seré todo lo cosplayer que quieras, pero se ve a la legua que las pelirrojas te ponen "palote" -le dije con una sonrisa.

El resto de maleantes estaban tumbados en el suelo, frotándose las zonas donde habían sido golpeados al caer al suelo o contra el resto de sus compañeros.

Otro muchacho de cabello castaño se levantó del suelo, parecía el segundo al mando de aquellos inútiles, porque no dudó dos segundos en seguir encarándose con nosotros después de espectáculo que acababa de montar el muchacho de cabello blanquinoso.

-No sabéis donde os habéis metido, esto os costará muy caro. Nos habéis hecho quedar en ridículo delante de toda esta gente -dijo señalando a los pocos espectadores que habían decidido quedarse.

En pocos segundos desenfundó una pistola y se dirigió hacia el muchacho peliblanco. Sin dudarlo un instante, y dispuesta a hacerme valer de una vez para que aquel idiota no me viese como a una inútil, atravesé con mi espada a su agresor por el flanco izquierdo. Aquel inútil no se paró a pensar en que yo todavía estaba situada detrás de él.

Saqué mi espada del cuerpo inerte de aquel muchacho y miré al resto de atacantes que se levantaban rápidamente, aquella muerte inesperada había desencadenado una ira muy profunda, y el dejar fuera de combate a sus superiores, nos costaría muy caro, o eso pensaban ellos.

Nada mas derribar al pesado aquel y recomponerme de la maniobra la chica pareció picarse con mi comentario anterior al que respondió de manera algo infantil. -Seré todo lo cosplayer que quieras, pero se ve a la legua que las pelirrojas te ponen "palote"-. Dijo la pobre ilusa... Justo cuando iba a contestarle, uno de los mozuelos aquellos se levantó con ganas de mas bronca.-No sabéis donde os habéis metido, esto os costará muy caro. Nos habéis hecho quedar en ridículo delante de toda esta gente-. Ya ves tu... Porque se habían tropezado entre ellos ya era yo el malo de la película... No tardó en desenfundar una pistola y apuntarme pero antes de que pestañease había sido ensartado por doña pelo-menstruación.

-Oooohhh... Nada mal, pero prefiero que seas tu la pasiva si no te importa-. Dije mientras observaba al resto de los patanes ponerse en pie con cara de pocos amigos, con mucha prisa todos sacaron sus armas y nos rodearon apuntándonos con ellas.-Tios tios... Vamos, no es para tanto-. Dije mientras me acercaba al hombre ensartado en el suelo. -Lo que pasa es que a este le gusta exagerar-.Decía mientras le agitaba un poco a ver si se movía, luego de un par de zarandeos llegué a la conclusión de que ese estaba mas tieso que los árboles de esta isla... La que había liado la cabrona de la pelirroja.

-Pueees creo que vuestro amigo se ha liado claramente-.Los nervios de aquellos tipejos estaban a flor de piel y no tardarían en hacer alguna tontería, lo mejor sería por lo menos evitar que la chica saliera herida así que mientras aún estaba agachado junto al cadaver de aquel hombre, agarré a la pelirroja por una pierna a la vez que ejecuté un Soru para salir del centro de toda esa gente.

Gracias a aquello acabamos en el fondo de la taberna yo de pie mientras la pelirroja estaba boca abajo de sujetarle por un pie, no tocaba el suelo al ser yo mas alto que ella pero no recordé un pequeño detalle, la chica llevaba una falda metálica que por supuesto se le subió dejando ver su ropa interior. -Bonitas bragas-. Dije al ver aquel culotte rosa con encaje y un precioso lazo a juego, antes de que me soltase una ostia le dejé caer con delicadeza mientras me acercaba andando al grupo de alborotadores que, se habían quedado asombrados ante la velocidad con la que me moví.

-Lo siento pero estoy de vacaciones y no voy a malgastar mi tiempo con tarados como vosotros.- Dije mientras me tronaba los nudillos y el cuello a la vez que la distancia seguía reduciéndose, uno de ellos no soportó mas la presión y se lanzó contra mi con la espada por delante, no necesité mas que dar un paso lateral para que fallase su ataque para posteriormente agarrarle la cara con la mano y estamparlo contra el suelo de la taberna, el resto se sorprendieron pero aún así le echaron valor y se abalanzaron contra mi al igual que el primero, no tenían mucha imaginación para atacarme pues iban con las espadas por encima de la cabeza, una invitación que no podía rechazar, un rodillazo a uno en pleno estómago mientras al otro un codazo en la cara bastaron para acabar con ambos.

-Cabrón, te acordarás de esta-. Dijo uno de los dos que se habían salvado mientras salían corriendo del local, por mi parte me acerqué a la barra a ver como se encontraba el tabernero, el pobre estaba aún agachado temblando hasta que me vio, para agradecernos el favor decidió invitarnos a la comida.
-Vamos pelirroja, que hoy comemos gratis-. Le grité a la chica desde la barra para que se acercase.

El muchacho de cabello cano no se esperaba para nada mi reacción, y mucho menos esperaba el hecho de que realmente hubiera acabado con la vida de aquel tipo.

Tras comprobar que el maleante estaba realmente muerto, se dirigió al resto de sus acompañantes diciendo:

-Pueees creo que vuestro amigo se ha liado claramente.

¿Este hombre en qué pensaba? Ese no era para nada el momento de hacer comentarios de ese tipo, y mucho menos después del pequeño detalle de que me acababa de cargar a uno de ellos.

Segundos más tarde, noté como nos movíamos a gran velocidad y acabábamos en el fondo de la taberna, mientras el muchacho me agarraba de una pierna. Tarde un momento en darme cuenta de que aquella posición dejaba completamente al descubierto mi ropa interior, pero al parecer él no tardó tanto en percatarse.

-Bonitas bragas.

Pedazo de cerdo. Eso era exactamente lo que quería decirle cuando me dejó caer con delicadeza en el suelo y se acercaba al grupo de maleantes.

-Lo siento pero estoy de vacaciones y no voy a malgastar mi tiempo con tarados como vosotros -dijo mientras se crujía los nudillos y el cuello a la vez que iba reduciendo la distancia que los separaba.

Uno de ellos lanzó una estocada hacia él, la cual esquivó rápidamente con un paso lateral y posteriormente le agarró la cara con la mano y lo estampó contra el suelo de la taberna, el resto se sorprendieron pero aún así le echaron valor y se abalanzaron sobre él, un par de puñetazos y rodillazos después estaban fuera de combate.

La velocidad de combate de aquel tipo me dejó un tanto asombrada, en un par de segundos había acabado con todos, exceptuando a un par que no se atrevieron a seguir en la pelea.

Decidí no meterme al ver lo bien que se las arreglaba, y al hecho de que a mi parecer y obviamente el de todos, ya la había liado bastante.

- Cabrón, te acordarás de esta -. Dijo uno de los dos que quedaron en pie mientras salían corriendo del local.

Tras aquello, se acercó a la barra.

-Vamos pelirroja, que hoy comemos gratis- me gritó desde la barra para que se acercase.

Eso hizo que mi barriga comenzase a rugir como un león hambriento. Había olvidado la de días que hacía que no comía, y mucho menos algo decente. Lo de ir de polizón en un barco del Gobierno no era lo mío para nada...

-De acuerdo  -dije algo sonrojada.

Estaba totalmente avergonzada por el espectáculo que acababa de montar por una jarra de ron, y no se me olvidaba el hecho de que aquel muchacho había osado a mirarme las bragas y regocijarse de ello. Pero, ya ajustaríamos cuentas más tarde.

Aún recelosa, pensando en que realmente no conocía a aquel tipo, y que a pesar de todo aquello me había salvado la vida, me senté en el taburete más cercano que había.

- ¿Qué queréis? -dijo el tabernero con una sonrisa nerviosa.

Sin duda, estaba agradecido, pero a la vez no olvidaba que tenía que tenerle miedo a aquel muchacho que se había encargado él solo de una decena de hombres.

-Yo quiero un buen filete de ternera -dije mientras me relamía.

Tan solo imaginarme comiendo un enorme filete de ternera comencé a hipersalivar. Para que no se notase tanto decidí comenzar a hablar.

-Gracias por todo, pero lo de las bragas ya lo hablaremos más tranquilamente -dije en un tono tosco.

Tras aquello traté de no parecer antipática o de que aquel muchacho se hubiera llevado esa impresión de mi, puesto que realmente no me conocía de nada, ni siquiera conocía mi nombre.

-Por cierto, me llamo Kairi -dije con una sonrisa.

De pronto la chica parecía tener vergüenza o algo por el estilo pues pasó de estar bastante borde a ponerse colorada... Si es que ya se sabe que las pelirrojas son algo complicadas pero bueno, igual era por eso por lo que me atraían tanto, además, alguien con un lacito en las bragas no podía ser tan borde, seguro que era todo fingido para intentar algo conmigo... Pobre ilusa... Si la ropa interior fuera mas sexy igual si pero los culottes no iban mucho conmigo aunque ese en concreto estaba bastante bien...

Ahora que lo pienso igual se había sonrojado por que le había visto las bragas y no porque le hiciera el chichi palmas conmigo... Bueno, por ahora no descartaremos nada, una vez solucionado el problemilla de los maleantes aquellos volví a mi sitio, la chica no tardó en sentarse cerca. -Yo quiero un buen filete de ternera-.Le pidió al tabernero cuando este nos invitó a comer, parecía haber pasado hambre recientemente.-¿Usted caballero?-. Dijo dirigiéndose a mi -¡¡Todo lo que me de!! ¡¡Todo lo que me de!! -. Le contesté al hombre rápidamente que se fue dentro a cocinar dejándonos allí a los dos.

-Gracias por todo, pero lo de las bragas ya lo hablaremos más tranquilamente-. Me dijo nada mas irse el buen tabernero, no se si era una indirecta o que pues su tono de voz tampoco dejaba nada claro pero al menos ya sabía que me debía una interesante conversación con respecto a sus bragas así que no me quejaba de la situación. -Por cierto, me llamo Kairi-. Dijo con una sonrisa, la chica era realmente simpática y me caía bien, sobre todo por su faceta mas "Sexy".-Encantado de conocerte, me llamo Noa Kasanova-. Le dije mientras le sonreía, realmente era bastante maja a pesar de ser una buscalíos de mucho cuidado.

Luego de presentarnos el hombre volvió con bastantes platos repartidos en los brazos haciendo malabares para sacarlos, los colocó sobre la barra dejando delante de Kairi su plato mientras que los mío lo colocó en fila uno detrás de otro, perfecto, mas a mano los tendría para devorarlos. -Que aproveche-. Le dije mientras le sonreía para a continuación agarrar los palillos y comenzar con los platos, el primer plato fue un visto y no visto pero mientras comíamos me surgió bastante interés por Kairi, quería saber un poco mas de ella y este era un buen momento para preguntarle.-Cuéntame, ¿Que hace una chica tan follonera como en este pueblo tan tranquilo?-. Le pregunté pues realmente tenía mucha curiosidad por conocerla mejor.