2.0

Rhea se encontraba tomando un vaso de agua en un bar del centro de Dark Dome. Las personas de las mesas de los alrededores le miraban con malas caras, aunque este no entendía muy bien el porqué. Una vez se disponía a salir de allí empezó a escuchar algunos disparos por la lejanía y la gente empezaba a murmurar.
-Ya estan otra vez…-


Comento una señora de una mesa cercana a la suya.


-Cada vez son mas habituales este tipo de situaciones…-


Decía el señor que la acompañaba.
Parecía que la delincuencia estaba bastante presente en aquel lugar, en cierto modo le recordaba a Spider Miles, pero en mayores dimensiones. Se dirigió a dar un paseo por allí y a observar los comportamientos y aquel lugar. Aunque no había chatarra en las calles, si había bastante suciedad en ellas, y la gente vestía parecido a como lo hacia Rhea en su pasado.
Distrito de las fábricas. Pudo leer en un cartel colgado al lado de una tienda que tenia pinta de llevar años abandonada. De repente se encontró a un señor gritando de dolor en una esquina rodeado de varias personas que iban pidiendo ayuda. Rhea se acerco y pudo ver que se trataba de un hombre con una herida de bala en la pierna y este estaba desangrando-se.


-No se preocupe señor, háganme espacio-


Comento de manera muy educada y tranquila pese la situación, aquello era su día a día en el pasado. Procedió a quitarle la bala con unas pinzas de su mochila con mucho cuidado y precisión. Una vez la bala se encontraba fuera de la carne del hombre, Rhea le pidió la camiseta al hombre, y le aplico un torniquete.
-Esto te hará el apaño, pero ves en búsqueda de asistencia médica, por favor-
Explico Rhea al hombre mientras este le miraba de manera extraña. La gente del alrededor tambien empezó a murmurar. Ni siquiera había escuchado un agradecimiento por parte de aquellos individuos. Este se marcho de allí sin mediar otra palabra más.


-Que gente mas rara-


Pensó mientras se dirigía a seguir explorando aquel extraño y a la vez familiar lugar.

Desde la muerte del hijo de don Giovanni, desde la ruptura interna del Clan, una de las mafias más influyentes de Dark Dome, las calles de la ciudad se habían vuelto más violentas y peligrosas, incluso para aquellos que sabían defenderse. Todavía tenía asuntos pendientes con el Arcano, pero se había quitado de encima unos cuantos problemas. La buena noticia es que ya no tenía que pasarse los días escondida en el refugio de un hombre al que detestaba, y entendía a la perfección por qué Fantasma, su hija, había sido asesinada.

Caminaba con las manos en los bolsillos y un fino cigarrillo descansando en sus labios. La calle, oscura y fría, estaba sucia y la gente se amontonaba en torno a las fogatas que prendían. En cada cuadra podía oírse a un grupo de hombres discutiendo, pero hasta ese momento ninguno había tenido el atrevimiento de jalar del gatillo. Un hombre delgado y de aspecto roñoso, como si hubiera pasado los últimos treinta años en la calle, se hallaba discutiendo con otro bastante más joven y de buen aspecto. Christa intuyó que se trataba de drogas. Como si la vida valiera menos que un grano de arroz, el hombretón sacó una pistola y vació el cargador.

Los ojos de Christa se clavaron en el cuerpo que acababa de desplomarse, y pronto se fijaron en el pecho agujereado por el que manaba sangre. Se dijo a sí misma que no era problema suyo, pero un asesinato injusto nunca le sentaba bien. Hizo un esfuerzo por reprimir el impulso de hacer justicia por mano propia, después de todo, era un desconocido y sus acciones no tendrían repercusiones positivas en el futuro de la ciudad; solo se desquitaría con un hombre entregado a la droga. ¿Acaso ese no era castigo suficiente? ¿Ser esclavo de una sustancia por el resto de sus días? Como sea, siguió caminando hasta una calle más o menos principal.

Vio otro intento de asesinato, pero el responsable había fallado y la víctima se hallaba en medio de la avenida. Un joven de aspecto curioso se apresuró en atenderlo y Christa frunció el ceño. Notó las buenas intenciones, pero no había sido una decisión inteligente. ¿Se había puesto a pensar en las personas que molestaría en caso de atender al objetivo de una banda importante? Así funcionaban las cosas en Dark Dome.

Por agradecer las buenas intenciones, por mostrarle que no todo el mundo de aquella isla era basura, se acercó a él con movimientos sutiles y caminó a su lado.

-Si quieres sobrevivir en esta ciudad, intenta no meterte en las vidas de los demás. Nunca sabes a qué clase de bastardo estás ayudando, ¿me entiendes? -le dijo, su cabeza oculta bajo la capucha.

Una vez toda la gente se disperso se acerco alguien. Era una chica un poco mas alta que Rhea, que portaba una capucha. No se parecía en nada a la gente que había visto en su poco tiempo allí, parecía bastante atractiva, aunque no se pudiese apreciar del todo porque estaba tapada, mientras todas las mujeres que había podido observar, parecía que habían abandonado a la salud. Esta le aconsejo que no se metiera en las vidas de los demás, ya que se podía meter en problemas por ayudar a alguien que no debía.
-De acuerdo, no volveré a ayudar-


Contesto Rhea con la cabeza cabizbaja.


-Aun así, solamente le he realizado los primeros auxilios, si se hubiesen querido encargar de él lo hubiesen rematado, ¿no? -


Respondió inocentemente, aunque en realidad las palabras de aquella mujer tenían mucho sentido en la cabeza de Rhea, igual lo querían dejar ahí desangrando-se y él se había interpuesto pudiéndose meter en algún problema.


- Soy Rhea, ¿Eres de aquí? Soy viajero, venia con una amiga, pero me he vuelto a perder. Y este lugar me da muy mala espina, ¿hay algún lugar interesante? –


Le explico a la chica, mientras miraba a su alrededor y unas ratas pasaban por su lado mientras se metían dentro de una basura. Parecía que la chica conocía bastante el lugar, o al menos había tenido experiencias lo bastante desagradables como para no fiar-se ni de su propia sombra, aunque lo suficientemente buena persona para aconsejar a alguien como Rhea. A pesar de no conocerla, sentía que podía ayudar-le de algún modo en su estancia por aquella oscura y tenebrosa ciudad.