[Pasado][Privado]Una buena fiesta siempre tiene una orquesta

Las luces iluminaban la cálida y oscura noche en el pueblo de Shellstown, rara vez había algo que celebrar allí, pero cuando se juntaban para una fiesta toda la ciudad se volcaba con los preparativos, y aquello se notaba solo con verlo, la decoración, la iluminación, la música, todo estaba como se supone que debería de estar para un gran evento.

Caminando por aquellas calles se encontraba Regulus observando con emoción todo lo que le rodeaba, nunca había estado en una gran fiesta así que esperaba  disfrutar de aquella todo lo que le fuera posible. Encendió un cigarrillo y dio una larga calada lanzando el humo al oscuro cielo dándole al mismo una forma similar a la de un dragón, durante su tiempo en la cárcel había aprendido a hacer cosas como esas en el mucho tiempo libre del que disponía. Continuo caminando por las calles observando los distintos puestos ambulantes que los vendedores del lugar habían colocado con motivo de la festividad, lamentablemente para el no llevaba dinero encima así que no podía comprar nada. Finalmente la calle por la que iba caminando le llevo hasta una gran plaza circular, que parecía ser el centro de la ciudad. Al fondo de la plaza había un escenario enorme donde varios músicos estaban tocando mientras que la gente se amontonaba en el centro de la plaza bailando al son de la música.


El joven se quedo durante un instante parado en el lugar observando como la gente bailaba y escuchando el sonido de la música, pero entonces un retortijón en su estomago le saco de su ensimismamiento recordándole que debía comer algo. Se fijo que a los laterales de la plaza había desplegadas varias mesas a lo largo donde la gente estaba cenando la comida que servían en los puestos. Regulus se dirigió hacia la mesa de la derecha y comenzó a pasar junto a las mesas observando la comida, entonces por el rabillo del ojo vio que un hombre estaba a punto de pegarse un atracón con un enorme chuletón, junto a el se encontraba una joven, que dada la diferencia de edad y de vestimenta suponía que era su amante. Debido a la incesante hambre que se acumulaba en su estómago el joven se vio obligado a urdir un plan de manera improvisada. Observo la situación a su alrededor y vio un joven que ya parecía haber cenado, pero aun tenia un gran trozo de pan frente a si que parecía dispuesto a comerse para dar por concluida su cena. El pelirrojo lanzo una pequeña piedra que encontró sobre el suelo encima de la mesa, lo justo para desviar la atención de aquel joven para robarle el trozo de pan, entonces se acerco al hombre a punto de hincar el diente al chuleton y le dio un par de golpes en el hombro. El hombre se giro un tanto exaltado, lo que hizo que se confirmara aun mas la idea de Regulus de que aquella era su amante - ¿que quieres chico? - dijo solamente - aquel joven dice que va a ir a avisar a su mujer de que se encuentra con una pelandrusca - dijo Regulus señalando al chico de antes, que ahora se encontraba de pie encendido mirando hacia un lado y otro tratando de ver quien le había robado el pan - yo que usted trataría de solucionarlo, a fin de cuentas estamos de fiesta, todo el mundo quiere divertirse ¿no? - el hombre se levanto raudo sin decir ni media palabra y se fue a hablar con aquel joven, momento en el que Regulus se sentó en su lugar y comenzó a devorar el chuletón como si fuera la primera comida que probaba en años. Entonces mientras estaba comiendo se dio cuenta que la joven que se encontraba junto a aquel hombre se le había quedado mirando, no sabia si con cara de sorpresa, cabreo o diversión. El joven se giro hacia ella y dijo - hola - como si aquello que estaba haciendo fuera lo mas normal del mundo.


P.D: Si alguno quiere tomar el papel de alguno de los afectados para introducirse en la historia es libre de ello, sino aparecer como mejor creáis conveniente.

No sé cómo pero siempre llego a los sitios en el momento más oportuno. O más inoportuno, aunque eso no tiene tanta importancia. Primer viaje a Shellstown y ¡bingo! Una graaaan fiesta en todo el pueblo. Las únicas fiestas en las que había estado siempre eran de etiqueta y además no me dejaban quedarme hasta tarde por mi edad. ¡Allí nadie sabía eso, ni tenía razones para reprochármelo! Pegué un saltito de alegría en medio de una calle y la gente me miró mal por ello. Deduzco que por eso y porque se me subió la falda un poco, dejando ver mis bragas. Sí, quizás el atuendo que me había procurado para pasar desapercibida tenía el efecto contrario.

Seguí a la marea de gente que se movía por las calles. A pesar de que había puestos en cualquier rincón decidí no comprar nada por ahora. Se notaba que todos se dirigían a un mismo lugar, el centro del pueblo. Seguro que allí había algo más interesante. Cuando llegué a la plaza la música de la orquesta empezó a hacer daño a mis oídos. Sigh. Tendría que esperar hasta que me acostumbrara.

-Vale, venga, quizás ahora sí deba comer -susurré para mí misma al oír que mi tripa empezaba a hacer ruidos extraños.

Compré unas empanadillas en un puesto cualquiera y me senté a la mesa, donde encontré un hueco libre. Un hombre mayor se acercó y me dedicó una sonrisita, mientras señalaba otro hueco en el banco a mi lado.

-¿Puedo sentarme aquí?

-Claro.

Volví a desviar mi mirada a la empanadilla de carne que comía a pequeños mordiscos. El hombre se arrimó más a mí, a la vez que yo intentaba apartarme un poco.

-Oiga... -empecé a decir disgustada pero no me dio tiempo a terminar la frase.

Un chico apareció y le dio unos golpecitos en el hombro. Le dijo que no sé quien iba a decirle a su mujer que estaba con una pelandrusca o algo así e hizo que se largara con su comentario. Solté el aire que había acumulado y antes de poder decirle nada se puso a comer. Parecía no haber probado la carne en años, a juzgar por como devoraba. Me quedé mirándolo, impactada, hasta que se dio cuenta y se giró para saludarme.

-Hola. No sé quién eres pero gracias, no sabes de la que me has librado. -Después procesé toda la información de verdad. -Aunque... ¿me has llamado pelandrusca? -le pregunté. Intenté parecer enfadada haciendo un mohín pero la mueca se transformó rápidamente en una sonrisa divertida. Después seguí mordisqueando la empanadilla que tenía en las manos.

(Roy, cuando aparezcas puedes meterte en el tema como te parezca, mientras tanto seguiremos con ello para hacer esto fluido)

El joven se comió aquel chuletón tan rápido que al terminárno sintió pesado el estomago, el pan que había cogido también se lo había zampado en un visto y no visto, ahora necesitaba algo de beber para refrescar el gaznate y digerir aquella comida. La joven que se encontraba a su lado le devolvió el saludo, al parecer aquel tipo la estaba molestando, con lo cual parecía que al menos había hecho una buena acción, para compensar la comida robada que ahora se encontraba en el fondo de su estomago. -Aunque... ¿me has llamado pelandrusca? - dijo la joven al final, aunque no parecía enfadada realmente puesto que acabo sonriendo, le caía bien aquella chica pese a que apenas la conocía, al menos eso le indicaba su instinto - la verdad es que no se que significa pelandrusca - dijo el joven rascándose la cabeza con inocencia - es lo que siempre le gritaba un tipo de la cárcel a su compañero, que dejara de ver a pelandruscas si no quería perder a su mujer, un segundo - dijo el joven cuando vio que un chico que se encontraba sentado en frente de el se despistaba un segundo, el tiempo necesario para que Regulus se bebiera su jarra de un trago, entonces se sentó de nuevo limpiándose con el brazo los restos de la bebida y se dirigió de nuevo a la chica a su lado - lo siento si significa algo malo, no lo decía por ti, solo necesitaba librarme de ese tipo, un segundo - el joven se volvió a girar, esta vez para coger un par de costillas de un hombre anciano que se encontraba a su lado y que se puso a atender a la orquesta porque ponían su canción o algo así le pareció entender, se volvió de nuevo a la chica y mientras le hincaba el diente a una de las costillas le ofreció la otra a la joven - toma, te la ofrezco a cambio de tu perdón, es lo mejor que tengo en estos momentos, de echo están buenísimas - comento mientras se relamía la salsa que cubría la costilla. Entonces un tipo apareció al lado de la chica y se agacho para decirle algo al oído, mientras lo decía Regulus trato de escuchar que le decía de manera disimulada, lo único que consiguió entender de todo lo que le dijo fue "braguitas", lo que le llevo a recordar al viejo Tom, un preso al que habían encerrado por robar braguitas de chicas y espiarlas, todos lo llamaban "viejo pervertido", por lo que aquel nombre le vino a la mente en aquel momento.

- Vaya, conoces a un "joven pervertido" - le dijo asombrado a la chica a su lado - yo conocía a un "viejo pervertido", señor pervertido, su padre no sera el viejo Tom ¿verdad? - dijo dirigiéndose al joven - por cierto, me llamo Regulus, encantado de conoceros Pelandrusca y Joven Pervertido - dijo en tono de risa mientras se empezaba a reír, cosa que hace que casi se atragante con la carne de la costilla que no había dejado de mordisquear ni un solo segundo.

El pelirrojo se disculpó, diciendo que en realidad no sabía lo que significaba pelandrusca mientras seguía zampando o mejor dicho robando comida de las demás personas sentadas a aquella mesa. No lo juzgaba, yo misma lo había hecho más de una vez cuando el dinero escaseaba. Desde luego se le daba bien. La gente no parecía ni notarlo. Miraban a sus platos y vasos por un momento y luego se encogían de hombros pensando que se distraían tanto con la orquesta que había comido o bebido de forma inconsciente.

-Mejor, mejor que no lo sepas... -dije llevándome la mano delante de la boca como si aquello pudiera ocultar mi risa.

El chico me ofreció una costilla que cogió del plato de otro hombre, al tiempo que este miraba a otro lado.

-No, gracias -le respondí señalando mi empanadilla o lo que quedaba de ella.

Noté que otra persona se aproximaba a nosotros. Medio segundo después una voz de hombre me susurraba al oído "¿Tu sujetador va a juego con tus braguitas a rayas? Si es así me gustaría verlo". Entre los dos me estaba distrayendo demasiado y eso nunca era bueno. Venga, calma, aquello que me había dicho no era como para atacarlo. Sólo era un borracho, ya se le pasaría. Y además lo de las bragas seguro que era por el saltito de antes en la calle. En fin. Inspira, expira, inspira, expira. Me giré para encararlo, apartándome un poco. La verdad es que era bastante intimidante, debido a su altura y complexión. Lo que más destacaban eran sus ojos blancos. ¿Ceguera? No, no era posible o no le hubiera dicho eso. Daba un poco de miedo.

-Sospecho que no vas a tener oportunidad de comprobarlo -dije con un tono un poco arisco y me llevé la mano a la pierna, donde estaban algunos de mis bisturíes, por las dudas. Después me levanté con calma a sabiendas de que aunque se debía a efectos del alcohol y no pensaba aguar aquella fiesta con una de mis armas, el chico no me dejaría en paz.

-Bueno chicos, creo que yo me voy yendo. Un placer -dije con una sonrisa al pelirrojo y con una mirada irónica al otro. Empecé a moverme cuando me acordé de algo importante, con lo que me di la vuelta. -Por cierto, ¿cómo te llamas? -le pregunté al ladronzuelo de comida.

En cuanto me contestara pensaba ir a ver un rato la orquesta de cerca y puede que bailar un poco en la pista de baile. Sigh. Por primera vez en mucho me sentía libre de verdad, pudiendo hacer lo que quisiera.

Mientras permanecían allí charlando entre ellos, el pervertido se ausento en un par de ocasiones, en la ultima de ellas volvió con un collar que le regalo a la joven como disculpa, y entonces le dijo a Regulus que no se trataba del hijo de ningún Tom, lo cual hizo que el joven pelirrojo se llevara una ligera decepción, el viejo Tom siempre había sido una persona muy graciosa, por lo que si fuera su hijo esperaba que tuviera su personalidad, pero ahora que sabía que no era así paso a centrarse en otras cosas. Entonces la joven que estaba sentada a su lado le pregunto su nombre, pregunta que dejo a Regulus un tanto sorprendido y con cara de sorpresa, ¿acaso no se lo acababa de decir hace un momento?, o ¿era que la chica no le estaba haciendo ningún caso?, no tuvo tiempo de planteárselo mas ya que un enorme murmullo llamo su atención a su alrededor, toda la mesa estaba comenzando a gritar y discutir al darse cuenta de que alguien les había estado robando la comida, y no tardarían cuenta en darse cuenta de que había sido el pelirrojo. Se levanto de su asiento y se acerco a sus dos acompañantes - rápido, tenemos que salir de aquí si no queréis ser apaleados por una muchedumbre hambrienta - quizás los otros dos podían pensar que ellos no se verían afectados, pero entonces el joven señalo el plato de la chica, el cual había utilizado para depositar los restos de comida restantes una vez su plato se encontraba lleno, no había duda de que para aquella gente ella también parecería culpable, en cuanto al otro tipo parecía tener algún tipo de interés en la chica, así que no parecía que se fuera a ir por otro lado. - Vamos a escondernos detrás del escenario, allí no nos encontraran - dijo el joven señalando el lugar, tras el escenario había una tela oscura que cubría varios metros, seguramente usaran ese espacio como sala para cambiarse durante la orquesta, así que era un buen lugar para cambiar de apariencia y intentar salvar el culo.

Regulus comenzó a caminar lentamente sin intentar llamar la atención, pero entonces el tipo al que le había robado el asiento y el otro al que le había robado el pan se pusieron a señalarlo con el dedo y a gritar - es ese, ese pelirrojo es el que me ha robado, y el resto seguro que son sus compinches, la chica estaba intentando seducirme solo para causarme problemas - dijo el primero de ellos. Entonces toda aquella parte de la mesa se giro al completo hacia ellos visiblemente enarbolados y levantándose para lanzarse a por ellos.

El pervertido de los ojos blancos se alejó con la cara un poco verde y dejé de hacerle caso. Lo que yo decía, seguro que llevaba demasiada borrachera encima. En nada volvió, con mejor cara que antes y sostenido un colgante que me ofreció, junto con sus disculpas por el comentario de antes. Le sonreí tímidamente.

-Gracias, es muy bonito pero... ¿seguro que no te lo quieres quedar? Al fin y al cabo tampoco era necesario... -dije un poco preocupada. Era un precioso detalle, sin duda, pero no hacía falta que se lo diera a una completa desconocida. Al fin y al cabo sólo había sido un poco ácida con él para que la dejara en paz entre lo que se le pasaba el efecto del alcohol; no estaba enfadada realmente.

Antes de que pudiera pensar en coger el collar o escuchar la respuesta del pilluelo pelirrojo, la gente empezó a murmullar alrededor. Bueno, ya hacía ruido y se oían murmullos antes, debido a las múltiples conversaciones que se mantenían en la fiesta. Era otra cosa... Los miraban. Se sentía observada, no sabía si era su imaginación o si de verdad más de la mitad de la mesa los estaba mirando.

-Chicos, ¿por qué nos miran?

Los murmullos fueron creciendo en intensidad hasta llegar a ser gritos sin que nadie contestara su pregunta. La gente señalaba los platos, los suyos propios, los de los otros, se gritaban a la cara con toda la fuerza de sus pulmones... Menuda fiesta, ¿no? OH, MIERDA. Miré al pelirrojo. Sí, me confirmó que la gente se quejaba porque les faltaba comida y no tardarían en descubrir donde estaba. ¡En mi plato!

-Vámonos...

Caminamos despacio pero se dieron cuenta antes y empezaron a correr hacia nosotros. Joder, joder. Joder.

-¡Si vamos detrás del escenario nos pillarán fácilmente!

Cogí un brazo de cada uno de los chicos para obligarlos a correr conmigo hacia donde iba a ir en primer lugar, delante de la orquesta. Si me seguían tendrían una escapatoria posible, había muchas personas allí, podríamos pasar desapercibidos si los despistábamos y además nuestros perseguidores podían distraerse con la música. Al llegar hasta allí, frené en seco y empecé a caminar entre la muchedumbre, con un ritmo normal y tratando de esquivar a los que bailaban, hasta llegar más o menos al centro.

-Ahora venga, todos a bailar o nos pillan -empecé a mezclarme con los otros que bailaban mientras me meneaba un poco. No estaba mal, pero bailar ni era lo mío ni me gustaba demasiado. Y a pesar de todo, estaba justo donde iba a ir en un primer momento.

Off:

La chica cogió el brazo de Regulus y él otro chico y comenzó a correr, pero no en dirección a la orquesta como él pelirrojo había dicho sino que se dirigía al centro de la plaza donde toda la gente estaba bailando al ritmo de la música. La gente de la mesa aún los seguía a lo lejos, pero una vez consiguieron esconderse entre la muchedumbre parecieron perder a los jóvenes de vista.

Una vez en la plaza la chica se puso a bailar para tratar de pasar desapercibida, pero cuando se dio cuenta él pelirrojo ya no se encontraba a su lado, este tenia otros planes en su cabeza, y la verdadera razón por la que quería ir tras la orquesta era para poder cumplir su sueño de poder tocar unos bongos en un grupo musical. Regulus se había escabullido discretamente dentro de la zona de vestuario de la orquesta, y aprovecho varios objetos de los que encontró para modificar su apariencia, sin embargo las cosas no salieron como había pensado, cuando se giro para intentar subir al escenario y tocar los bongos un hombre le paro - Vaya, tu debes de ser Archibald, vamos llevamos una hora esperando por ti, la orquesta no sabe que mas tocar y el publico se esta impacientando porque no sales - él pelirrojo quedo un momento dubitativo sin saber que hacer, pero entonces el tipo le puso un micrófono en la mano y le dio un empujón hacia el escenario. Cuando se quiso dar cuenta se encontraba en medio del escenario y toda la gente estaba centrada en él, su disfraz parecía muy adecuado, de echo lo habían confundido con otra persona, así que esa era la menor de sus preocupaciones en aquel instante. Se hizo el silencio en toda la plaza durante un momento mientras todos esperaban que empezara a cantar, los músicos también parecían estar esperando que les diera el pie para comenzar a tocar, así que no vio mas alternativa que ponerse a cantar lo primero que se le vino a la cabeza.


El publico parecía un tanto extrañado ante aquella letra, pero él joven comenzó a venirse arriba y animarse con mas entusiasmo, mientras pegaba una barrida al publico para ver su respuesta vio a la joven de antes y la saludo con la mano mientras seguía cantando cada vez mas alto y mas estridente sonido que hacia que las personas de las primeras filas tuvieran que comenzar a taparse los oídos.

Cuando me giré a ver si me seguían el rollo y bailaban el pelirrojo ya había desaparecido de la escena. ¿Dónde se había metido? Sigh, me encogí de hombros y seguí bailando aunque con cierto peligro. Ahora que me había librado de la muchedumbre enfurecida por perder su comida parece que se me acercaban todos los babosos. ¿Acaso no iba a poder disfrutar de la fiesta en paz? Como alguno se acercara más de lo debido no sabía si controlaría demasiado el mal genio.

Mientras trataba de moverme entre ellos y salir de allí, encontré un hueco, un claro en medio de aquel bosqueDigo de aquella marea humana, en el que al fin pude respirar. La paz sería rápidamente perturbada, aunque no se puede decir que para mal. No pude verlo pero un niño de unos cinco años rubio y muy lindo se soltó de la mano de su madre y al parecer, en un alarde de ¡valentía! y sobre todo de imitación de otros adultos se me acercó, tocó mi mano y me pidió que bailara con él.

-Claro que bailo contigo -dije sonriente, no sin antes mirar a su madre buscando aprobación. Al menos parecía que así los borrachos y salidos se apartaban un poco de mí.

El niño y yo empezamos a dar vueltas por el poco espacio que había entre la multitud, hasta que la música cesó y el volvió a donde estaba antes. Que niño más divertido. Un momento... se me había olvidado por completo donde estaban los otros dos, y me daba un poco de miedo que al salir de entre el público me volvieran a acusar de ladrona de comida. ¿Dónde se habrían metido?

De repente me di cuenta de que se había hecho el silencio más absoluto. Los allí presentes, en aquella plaza, estaban expectantes. Miré hacia el escenario, dándome cuenta de que había acertado al deducir que de ese sitio provenía la causa. Parecía que la orquesta retomaría lo que había dejado a medias ahora que el cantante estaba de vuelta. Incliné la cabeza a un lado. No parecía muy seguro que sí mismo pero pareció entusiasmarse a medida que cantaba. Dios, me estaba rompiendo los tímpanos. La saludó con una manos. Espera... ¡¿ese era el pelirrojo?! Estaba disfrazado pero sin duda era su cara.

-¿Qué haces ahí? -vocalicé pero sin emitir ningún sonido, mientras seguía con los ojos abiertos como platos. Podía echarlo todo a perder.

Continuaba cantando totalmente ilusionado, tanto que no me daba cuenta de que la gente estaba como loca tapándose los oídos e incluso los músicos habían dejado de tocar para hacer lo mismo. Salí de mi ensimismamiento cuando el primer tomate voló por los aires estampándose en mi cara, mire hacia la gente y vi un público enfurecido gritando como locos, también vi de nuevo a la chica, que parecía estar diciéndome algo, al verla le hice un gesto indicándole que se subiera al escenario a acompañarme, pero justo en ese momento algo pasó detrás del escenario, se escuchaban unas voces y entonces varios guardias subieron al escenario, tras ellos se encontraba un tipo que lucía exactamente igual que yo – detengan a ese impostor – grito señalándome con el dedo “ups, parece que me vuelven a perseguir” pensé distraído, ya que estaba viendo unos bongos justo al lado de los guardias. El primero de ellos comenzó a correr tras de mí, pero utilizando mi mantra conseguí escapar de su intento de placaje y el tipo acabó desparramado por el suelo bajo las intensas risas del público que parecía estar divirtiéndose con la escena. Entonces me dirigí hacia el segundo guarda que se encontraba en posición para apresarme, pero en el último momento me frene y le lance el micrófono que aún llevaba en la mano – toma, sujétamelo un instante – el tipo dudo un momento y entonces atrapó el micrófono al vuelo simplemente como un acto reflejo dado que el aparato iba volando hacia él. Aproveche el momento para hacerme con los bongos, corrí con los mismos bajo el brazo y me coloque en medio del escenario posando los mismos sobre el guardia que se había caído anteriormente cuando trataba de levantarse, entonces empecé a tocar como un descosido. El sonido producido era sin duda mucho peor que el horrible sonido de mi voz cantando, de nuevo los tomates y todo tipo de hortalizas comenzaron a volar por los aires, aunque aquello no podía eliminar la sonrisa de mi rostro por estar cumpliendo uno de mis sueños. El guardia que se encontraba al fondo del escenario tiro el micro y comenzó a correr hacia mí, entonces me levante, golpee los bongos con un puntapié lanzándolos contra el guardia, me asome al borde del escenario colocando mi mano derecha sobre mis ojos para poder visualizar mejor entre el público y finalmente conseguí encontrar a la chica entre la muchedumbre así que baje del escenario de un salto y comencé a correr hacia ella mientras los guardias se recomponían para empezar a perseguirme bajo la expectación de toda la gente que se encontraba en la plaza.

Off-rol:

Observé la escena con atención y con algo de miedo por lo que le pudiera pasar a aquel hombre. Por lo que veía parecía encontrarse en problemas otra vez, lo cual no era de extrañar. ¿En serio pensaba que podía colar hacerse pasar por el cantante? Si al menos no desafinara tanto. La gente ya empezaba a lanzar vegetales al escenario y el guardia aparecía por detrás, con cara de perros. Aún por encima Regulus me hacía ademán de que subiera con él, como cualquier estrella que invita a un miembro del público a acompañarlo.

Persecución otra vez. La gente se había acercado más al escenario para ver mejor lo que pasaba o para lanzarse a la yugular del fugitivo, quien sabe, de forma que ya no había espacio. Ugh, no me gustaban demasiado los sitios con mucha gente, y menos todavía cuando la apretujaban de esa manera.

Fue retrocediendo para intentar salir, sin dejar de mirar lo que estaba pasando. No es que pudiera ayudarle desde allí y tampoco sabía si quería. En demasiados líos la había metido ya. Pisé a algunas personas en mi "huida" que no era tal. Mientras tanto el otro elemento le tiraba cosas al guardia y bajaba a toda prisa del escenario.

-No puede ser... -susurré espantada.

Me había localizado entre la gente y corría, supuse que a duras penas por la cantidad de gente, en mi dirección. Ni de coña. Llevaba unos cuantos guardias detrás con los que yo no quería tratar. No pensaba volver con él, ya estaba harta de huir y que me persiguieran todos. Me agaché y empecé a gatear entre las piernas de los allí presentes. Estos se miraban unos a otros y le echaban la culpa al de al lado de haberlos pisado, pero cuando miraban al suelo yo ya no estaba.

Salí por fin de entre la multitud con las rodillas arañadas de restregarlas contra la piedra que cubría la plaza, me levanté y me fui tranquilamente, como quien no tiene nada que ocultar.

-Hmmmm a dónde ir... -decía mientras miraba a un lado y al otro.

Me metí por una callejuela que desembocaba en la plaza, ocultándome de Regulus, mientras pensaba en qué hacer a continuación.

Comencé a correr hacia la joven a toda velocidad pero cuando me vio esta se agacho y empezó a gatear entre la gente haciendo que la perdiera de vista. Cuando me di cuenta me encontraba en medio de la plaza completamente rodeado de la gente del pueblo y con los guardias que estaban a punto de abalanzarse sobre mi.

"Tch, se fue a escabullir ahora que ya lo tenia todo pensado echando mi plan al traste, en fin.... tendré que improvisar" una sonrisa picara se dibujo en mi rostro al tiempo que comenzaba a observar a mi alrededor en busca de una candidata perfecta. Entonces cerca de mi la encontré, una joven de mi edad mas o menos cabello castaño por la cintura y figura esbelta. No sabía si era bueno o no ligando ya que mis años en la cárcel habían echado a perder mi época de aprendizaje con las mujeres, pero si había algo que sabía era cuando a las chicas les interesaba, desde pequeño siempre había tenido algo que me hacia bastante popular entre los miembros del otro genero, y era el momento de sacarle partido a aquello.

Corrí hacia aquella chica con los brazos abiertos cogiéndola totalmente por sorpresa - Ah mi amorrrrr, aquí estabas - le plante un beso en los labios nada mas que llegue a su altura, y luego al abrazarla me acerque a su oído y le susurre - Por favor sígueme el juego y te lo compensare mas tarde de la manera que prefieras - la joven se sonrojo al oír aquellas palabras y no sabia como iba a reaccionar hasta que finalmente ella también me abrazo.

La gente se quedo mirando un instante desconcertada y entonces me gire - Siento mucho los problemas que les haya podido causar, mi mujer esta muy enferma, tiene una enfermedad terminal y solo le queda un día de vida - la joven tosió unas cuantas veces para enfatizar su "estado", le guiñe un ojo dándole mi aprobación por la actuación - Lo único que intentaba era hacerla reír por ultima vez haciendo un poco el tonto, no quería causar problemas a nadie, por favor solo déjenme pasar esta noche con ella y yo mañana me entregare a las autoridades si es necesario, pero no me separen de ella en su ultimo día de vida - esta vez la joven fingió un mareo y la gente que nos rodeaba se sobresalto - ¿Estas bien pequeña? - pregunto una anciana ayudándola a enderezarse. La joven asintió y se escucharon murmullos entre la gente. Los guardias parecían dispuestos a actuar pero la gente los detuvo - que estáis haciendo, acaso no tenéis corazón, ya me gustaría a mi que hicieran eso por mi - dijo una señora, rápidamente mucha mas gente salio al paso y los guardias se vieron abrumados. Di las gracias a toda la gente y me marche con aquella joven cogida del brazo, al parecer su nombre era Delia.

Cuando estábamos caminando por una de las calles de la ciudad una vez salimos de la plaza me cruce de nuevo con aquella joven que había conocido antes que se encontraba medio escondida en aquella callejuela, al verla hice un gesto con la cabeza de saludo al mas puro estilo señorial y continué caminando con Delia cogida del brazo como si fuéramos los dueños de la calle mientras la gente seguía comentando lo sucedido a nuestras espaldas.

Con la espalda apoyada en la húmeda pared podía observar como se desarrollaba la escena. Aquel tipo era impresionante. No sabía como pero lograba salir hasta del lío más grande. Apoyé la cabeza también contra el frío ladrillo y miré hacia arriba. Allí, alejada de las luces de la fiesta, en el hueco entre dos edificios era capaz de ver con todo detalle las estrellas. Un hombre que venía del fondo del callejón (¿había estado esperando a que alguna incauta se acercara? no había salida) se acercó a ella y con voz de borracho me dijo:

-Eh, chica, ¿te apetece...?

La escena de cuando descubrí el poder de la fruta se repetía. No le di tiempo a terminar, porque cuando alzaba un brazo para pasárselo por los hombros yo ya llevaba mi mano hasta rozar su cuello. Pareció tomárselo como que estaba de acuerdo con lo que sea que quisiera hacerme; seguro que nada bueno. No notó que de mis dedos salía un hilillo de una sustancia un tanto viscosa y violácea, ni que esta traspasaba su piel despacio. Perfecto. Haría efecto pronto, teniendo en cuenta donde se lo había administrado.

Dejé de hacerle caso un segundo para ver como Regulus llevaba una mujer del brazo y pasaba delante de la callejuela, haciéndole un gesto de simple cortesía. Fíjate, si hasta había ligado. Y caminaba por ahí como un señor, como si todo y todos le pertenecieran. Me giré de nuevo hacia al hombre que me acosaba cuando noté que se caía. Me miré la mano extrañada. Se suponía que sólo causaría una visión menos nítida. Luego me di cuenta. Drogas y alcohol juntos... No sé, tampoco me importaba. Sólo estaba inconsciente.

Lo arrastré hasta el fondo del callejón, de donde había salido y me fui. Compré algo más para cenar en los puestos, alguna chuchería y una pulsera como recordatorio de que había estado allí. Y mientras iba en la dirección de Regulus, que también era la mía, y mordía una alita de pollo iba pensando. No me lo había pasado mal, eso seguro. Tampoco podía decir que del todo bien. En todo caso me había quedado un regusto agridulce de la noche. No me quedaría a gusto hasta que me disculpara con aquel hombre por huir y no ayudarle así que corrí un poco para alcanzarlo, a él y a su bella acompañante. Esperaba con todas mis fuerzas no cortarles el rollo haciendo eso.

Continuaba caminando por las calles tranquilamente sin saber muy bien donde me llevaba aquella chica, la cual me agarraba el brazo con fuerza como si fuera una lapa. Cuando pasamos junto a una tienda, tenían un reloj en el escaparate y pude ver que eran las cinco de la mañana. “Cuando se había hecho tan tarde” pensé en ese instante, había quedado con el capitán del barco en coger el mismo a las 6 de la mañana, y no había descansado en toda la noche por no mencionar que aún no sabía cómo iba a hacer para librarme de aquella chica fácilmente.

Momentos después apareció una solución ante mí, la chica de antes se acercaba directamente a nosotros, cuando la vi me puse a saludarla muy visiblemente como si fuera muy feliz simplemente por verla, aquello provoco el efecto esperado en mi compañera que se soltó de mi brazo visiblemente cabreada y observo a la joven con una mirada llena de ira - ¿Quién es esta? - pregunto en tono amenazante. Yo me rasque la cabeza sonriendo temblorosamente sin decir nada y aquello fue respuesta suficiente para la chica.

- Tu niñata este es mi novio, no te atrevas a tocarle - dijo a la vez que iba a hacer un gesto de empujar a la otra chica, pero rápidamente la detuve antes de que pudiera hacer nada. - Vamos vamos chicas no se peleen por mí, ya sé que soy irresistible, pero ningún hombre merece que dos chicas preciosas como vosotras se peleen por el - no sabía cómo se iba a tomar la otra chica toda aquella pantomima, al fin y al cabo desde que la había conocido no había hecho más que meterla en líos, solo esperaba que no se lo tomara a pecho y viera que simplemente era diversión.

- La verdad es que no creo que pueda elegir entre las dos, ambas son increíbles y no me merezco estar con ninguna - comencé a caminar antes de que ninguna pudiera decir nada, pero antes de marcharme me pase por el lado de la chica que había conocido en la mesa, de la cual aún no sabía su nombre y le dije susurrando - Siento todos los líos en los que te he metido, me lo he pasado muy bien hoy, espero volver a verte algún día - y le guiñe un ojo antes de seguir mi camino.

La otra chica se volvió loca al ver aquella escena y se abalanzó de nuevo sobre la joven - ¿Qué te ha dicho? Ese chico es mío, no se te ocurra acercarte a el - desaparecí del callejón en dirección a el puerto mientras se escuchaban las voces de fondo.

Pareció contento de verme, lo cual causó exactamente el efecto contrario en la chica que lo acompañaba. Oh oh. Lo saludé agitando la mano mientras corría un poco, pretendiendo llamar su atención y que me esperaba hasta que noté la expresión de furia de la otra. Hmmmm se avecinaba tormenta.

-Oye, yo sólo quería disculparme por irme antes y no ayudar y...

Balbuceaba como podía, todavía aturdida por lo ocurrido un rato antes y también por no saber cómo actuar en aquella situación.

-¿Quién es esta? -dijo su acompañante. La rabia se notaba en la voz. O la amenaza.

Pronto hizo ademán de ir a empujarme, diciendo que aquel era su novio y que ni me atreviera a tocarlo. Pero vamos a ver, ¿cómo pretendía que yo supiera eso? Además de que daba la impresión de que se acababan de conocer. Nunca entendería por qué aquel tipo tenía tanto éxito en todos los ámbitos. En resumidas cuentas puse las manos por delante como defensa. Podría haberle hecho algo tranquilamente pero yo no quería problemas. Justo cuando se iba a tirar a mí como un perro rabioso el pelirrojo la paró y empezó a bromear sobre que no hacía falta que nos peleáramos por él. Me eché a reír, perdiendo toda la tensión que había acumulado en unos segundos.

-¿Nunca te cansas de bromear? -decía mientras una pequeña lágrima caía por mi mejilla. Me pasé la mano por la cara para secármela. Bueno, esta vez sí le ayudaría.

Se estaba yendo sutilmente o al menos lo intentaba. Al pasar a mi lado se agachó un poco y me susurró unas palabras al oído que por supuesto esa chica malinterpretó.

-No, nada, nada, sólo tonterías sin importancia, claro que es tuyo, todo tuyo -me seguía riendo a carcajadas, causando que se enfadara más y más.

-¡¿De qué te ríes?!

Se abalanzó sobre mí de nuevo pero me eché a correr no demasiado rápido. Me siguió un poco mientras esquivaba a la gente y miraba hacia atrás de vez en cuando. Ella era la viva imagen del demonio y a él ya no se le veía por ninguna parte. Después de un par de minutos supuse que ya habría conseguido ir lo suficientemente lejos y corrí de verdad, despistándola y llegando hasta el lugar donde me alojaba. Imposible seguirme el ritmo con aquellos tacones que llevaba.

Me eché en la cama, resollando y con la cara muy muy roja. Me costaba dejar de sonreír, al final me lo había pasado bien, aunque fuera a base de tonterías. Me sentía un poquito más viva. Sigh, quien sabe, quizás nos volveríamos a ver algún día...