Relaciones laborales (Hachiro- Natasha)

Natasha Baranova. Veintidós años. Metro ochenta y uno, pelo rubio, ojos azules, constitución atlética. Origen: Kieskaya. Padres: muertos. Familiar vivo más cercano: Maltus Baranov, tío paterno, regidor del puerto de Azov, Kieskaya. Agencia: Cipher Pol #7. Acceso: conexión a través de su tío. Tiempo de entrenamiento: seis meses. Entrenamiento real: cuatro años. Habilidades de combate: estilo mixto desarmado y con cuchillo, entrenamiento con pistolas. Rokushiki: entrenamiento básico. Destrezas: Conocimientos básicos de historia y medicina, entrenamiento básico de subterfugio y sigilo. Aspectos psicológicos: Capacidad notoria para mantener la sangre fría en situaciones de tensión. Carácter orgulloso. Mal trabajo en equipo. Escasa moralidad. Aterrada ante la idea de sufrir abusos. Datos adicionales: Alérgica a los pistachos, intolerante a las gominolas. Rama potencial: neutralización.

Hachiro terminó de leer el informe, el cual se extendía durante varias páginas más, y lo metió en el dossier, que procedió a guardar en un cajón bajo llave. Sabía que probablemente la brigada de contrainteligencia no tardaría en pasarse a revisar en cuanto dejase el lugar, pero al menos eran discretos y lo dejarían todo en su sitio. Las precauciones eran cosa de protocolo. A decir verdad, Ennies Lobby era un lugar estresante para trabajar; todo eran protocolos y niveles paranoicos de seguridad. Marines y agentes en cada esquina, con otros  tantos marines y agentes vigilando a los primeros, y a saber cuántos vigilando a los segundos. La guerra fría con la Marina había disparado los niveles de paranoia de las agencias, y eso incluía el reclutamiento de nuevos iniciados. Debido a eso, habían decidido asignarle a una persona bajo su mando: la iniciada Natasha Baranova.

No le gustaba la idea de tener que coordinar sus operaciones con una novata, pero no le quedaba más remedio. En parte era un honor, una muestra de que le habían considerado digno de suficiente confianza como para que le asignaran una iniciada. Era una prueba también, por supuesto, todo era una prueba en el Cipher Pol. Su tarea era confirmar que Baranova había sido una buena elección, guiarla y, por supuesto, vigilarla. Si resultaba ser un activo podrido o una infiltrada, tenía órdenes de informar inmediatamente a asuntos internos para que se encargasen de su depuración. En caso extremo, como de confrontación directa o huida tras ser sorprendida, tenía permiso para matar. Si mostraba simplemente ser incompetente, simplemente debía dar parte a recursos humanos y que ellos juzgasen el caso. Si todo iba bien y Baranova demostraba ser leal, competente y tener buen juicio, dejarían que actuase como su neutralizadora personal.

Como agente de infiltración, no se esperaba que tomase acciones directas, a pesar de haber probado múltiples veces su destreza marcial. En la teoría y según el manual, claro. Así que por mantener al menos las apariencias y el protocolo, debía tener a un agente de neutralización que se encargase de las tarea de arresto, limpieza, eliminación y demás. Qué remedio. Seguramente se acabaría implicando él mismo en los fregados de todos modos. En cualquier caso, ahora le tocaba conocer a la agente Baranova y entrevistarse con ella en un restaurante de la zona residencial, el Mario's. Esperaba que fuese un sitio decente. Se levantó de su escritorio, se tomó una de sus pastillas y la bajó con lo que quedaba de su café. Con un suspiro, se alejó de su puesto ajustándose la corbata y despidiéndose del resto de compañeros. Descolgó la americana del perchero, se la puso y se fue.

El sitio tenía pinta de ser más caro de lo que merecía. Por el olor dudaba que la pasta fuese fresca, y podía sacar una decena de defectos más sin haber probado aún ningún plato. "Algo bueno habrá. De momento les daré el beneficio de la duda." En cuanto le dio su nombre, el maître le guio hasta una mesa junto a una ventana. La foto del informe no le hacía justicia. Era realmente hermosa, hasta alguien tan frígido como él podía admitirlo. Sin embargo no era la clase de persona que entendiese o se dejase llevar por sentimientos carnales. Se aproximó hacia ella y le tendió la mano, con intención de estrechársela cortésmente, para luego presentarse y sentarse:

- Ichimura Hachiro, analista del Cipher Pol número 7. Desde ahora estaremos trabajando juntos.

Le bastó un vistazo rápido a la carta para saber exactamente lo que quería. En el momento en que el camarero se acercó, dijo:

- Primero abriré con las fiori di zucca. Luego tomaré el cartoccio de bacalao. Lo acompañaré con un Toussaint, Château Batelier del 64.

El camarero saludó educadamente con la cabeza mientras escribía la orden y se retiró. El agente cruzó los dedos y miró a los ojos a Baranova, en silencio. Después de unos segundos, preguntó:

- Veintidós años es una edad extraña para ser reclutada. La mayor parte de agentes pasan en la academia desde la pubertad entrenando antes de ser elegidos iniciados. Su caso es peculiar, Baranova. ¿Qué opina usted? - su tono fue formal, pero carente tanto de cercanía como de animosidad.

Mi compañero no daba llegado, y la impuntualidad era algo que no me gustaba .La lubina no tardó en llegar acompañada de un buen zumo de papaya. La verdad es que me gustaba más el pescado que la carne, y ver aquel plato perfectamente dispuesto hacía que salivara de muy mala manera. Cuando di las gracias al camarero por servirme, pude ver como un hombre llegaba la restaurante y no tardé en darme cuenta, que al venir hacia a mi, era mi compañero Hachiro.

En señal de respeto, a pesar de su tardanza, me levanté y le ofrecí mi mano para responder a su saludo. Efectivamente era Ichimura Hachiro, agente del Cipher Pol 7 nada menos. Se puso a ver la carta mientras yo ya tenía mi plato sobre la mesa - Si me permite, empezaré a comer, esto frío no vale nada- le dije con educación y buen tono, a la par que con una sonrisa.

Mientras él pedía su plato, yo comencé a cortar la lubina y a llevarme pequeños pedazos a la boca mientras la saboreaba. Estaba buenísima. Sin embargo, me sentí algo incómoda en el momento en que Ichimura me clavó los ojos, haciendo que me detuviera en mi comida para dejar los cubiertos sobre el plato, limpiarme la boca cuidadosamente con la servilleta y responderle.

-Lo es señor. ¿Quiere que le llame señor o prefiere Hachiro?- la educación ante todo- Es cierto lo que dice, pero según mi instructor yo presentaba ciertos aspectos que otros no, y como decía el jocosamente "Si eres buena en algo, no lo ocultes y úsalo". Se me da bien hacer lo que me piden, pego a quién debo pegar y quizás sea porque no soy una persona que piense en si misma, sólo en el bien del Gobierno. -dije con naturalidad, sin parecer pretenciosa-Tengo entendido que voy a estar a su cargo a partir de ahora, que seremos compañeros. Así que espero poder demostrarle que las palabras de mis superiores están justificadas.

Volví a mi plato, dando otra pinchada al pescado mientras esperaba que Hachiro me preguntara más cosas, si tenía algo que decirme. Sino aprovecharía yo para hacerle una. - Imagino que por los informes tanto sé yo de usted como usted de mi, pero quería preguntarle si hay algo sobre lo que debo estar precavida en esta institución del CP. Ya sabe, en todos los lugares se cuecen habas

- Buen provecho - dijo como respuesta.

Era una persona difícil de leer por su expresión corporal y gestos, pero Hachiro era un experto en aquel arte. Comprender a las personas era su trabajo. Detrás de su cordialidad y su sonrisa, de aquel comentario educado, se ocultaba una cierta molestia. Podía intuirlo no por la manera de formular la frase y lo que sabía de ella por su expediente. Baranova era una persona educada y de buenas formas. Alguien como ella habría, en situaciones normales, pedido permiso como era de recibo para empezar a comer. Sin embargo, no las tenía todas consigo. Sin apoyarlo en una reacción corporal, todo era pura especulación. Al fin y al cabo, mil factores, endógenos, exógenos, intrínsecos y extrínsecos modelaban la conducta humana. Por ello cuando logró una reacción por su parte al mirarla en silencio lo tomó como una pequeña victoria.

- Vamos a trabajar juntos. Hachiro servirá - respondió.

La respuesta de la agente a su pregunta fue lacónica y esquiva, evitando el verdadero quid de la cuestión y yéndose a aspectos generales sobre sus cualidades. Había dicho mucho sin decir nada. Al menos no podía negar que fuese cauta, y aunque eso era una cualidad muy valorable en una agente del Cipher Pol, también significaba que iba a tener que mantenerla especialmente vigilada. Una vez contestó, con esa brevedad y naturalidad como si no acabase de preguntarle por qué se había aprobado el acceso de una iniciada con menos de una décima parte del tiempo de entrenamiento medio, Natasha reafirmó que trabajarían juntos como si él no lo hubiese dicho ya y declaró su intención de demostrar sus cualidades.

- Sin duda se le presentarán ocasiones, Baranova. ¿Prefiere Baranova, señorita Baranova, Natasha?

En ese momento llegó el sommelier con la botella. Sirvió una pequeña cantidad del caldo blanco en la copa y Hachiró la tomó para catarla. Primero aspiró los aromas del vino. Las fragancias del vino acariciaron su nariz y le arrancaron una sensación electrizante. Entonces se llevó la copa a la boca y probó el sabor. Estaba correcto. Había madurado sin problemas, el sabor de la madera era el justo. Acacia, si no se equivocaba. Tampoco había contaminado el corcho de la botella el caldo.

- Está bueno.

Ante la confirmación, el sommelier le llenó la copa, dejó la botella en un soporte y se retiró con una inclinación de cabeza. Al menos el vino del lugar merecía la pena, aunque claro, los blancos de Toussaint siempre le habían gustado. Mucha gente decía que la tierra de Toussaint y sus variedades de uva daban mejores tintos, pero Hachiro sabía que era cuestión de tiempo antes de que los expertos acabasen reconociendo que habían infravalorado aquella variante. Mientras tanto, él disfrutaría de buenas cosechas de blanco a precios asequibles, y cuando se pusiese moda y encareciese, buscaría otro vino bueno e infravalorado con menos precio.

- Si hay algo que deba saber sobre el Cipher Pol, es que todo, siempre, es una prueba. Una prueba de lealtad, una prueba de carácter, una prueba de habilidad, una prueba de astucia... en el Cipher Pol los agentes se ganan el respeto y la apreciación de sus habilidades a diario. Eso es especialmente cierto en esta ciudad.

¿Dejaría entrever alguna reacción a aquella declaración? ¿Algo más que le permitiera formularse una idea más clara de con quién trabajaba? Acababa de decirle que todo era una prueba. Casi podría decir que eso era como ponerla sobre aviso, pero en realidad era una manzana envenenada. Si era una infiltrada, ya sabía que tenía que ser cauta. Así que darle la impresión de que todos sus movimientos serían vigilados seguramente la expondrían a una gran presión... si era el caso, claro está. Y aunque no lo fuese y fuese leal, lo que en realidad era lo más probable con los rigurosos controles de selección del Cipher Pol, tal vez la presión de la idea le permitiría atisbar un poco más de su verdadero ser.

- Dada la brevedad de su instrucción, asumo que conoce solo los fundamentos básicos del organigrama de la organización. Sin embargo, creo que con lo básico bastará. Mi trabajo está centrado en la rama de infiltración: inteligencia y contrainteligencia. Mi especialidad es análisis de amenazas externas. Es la clase de trabajo que no puede hacerse desde un despacho en exclusiva, y mis tareas me llevan a menudo a meter las manos en la sartén e ir a obtener la información allá donde esté yo mismo. Es ahí donde entra usted.

En ese momento llegó su antipasti, flores de calabacín envueltas en tempura. Venían con una salsa blanca que, por sus olores, adivinó que llevaba algún cítrico y mayonesa. Cogió la primera y examinó la envoltura mientras continuaba.

- Aunque evidentemente puede solicitar acceso a otra rama y especialidad, ha sido recomendada para acceder a la rama de neutralización por sus habilidades. En cualquier caso, no accederá a una rama concreta hasta que se haya ganado ascender del rango de iniciada, claro. ¿Para qué le han asignado a mí si quieren hacer de usted una ejecutora? Supongo que puede imaginarse la respuesta. Va a ser mi puño ejecutor - comentó con naturalidad.

Untó la flor y se la llevó a la boca, pero en cuanto la hubo mordido tuvo un violento escalofrío. Los olores y sabores se entremezclaban tan fuertemente que eran estridentes. Probablemente a una persona normal, con un paladar poco entrenado o mucho menos olfato que él no le hubiese impactado. La cocción era buena y los ingredientes frescos. Sin embargo, todo estaba mal, todo descompensado. La salsa demasiado ácida, arruinando los sabores de la flor, que a su vez estaba demasiado salada, y la tempura demasiado trabajaba, eclipsando totalmente el más sutil aroma del calabacín. Estaba horrible. Para su criterio, aquello era un estrepitoso fracaso. Miró el trozo de flor que le quedaba, con desagrado, y tras suspirar, hizo un esfuerzo y se la terminó sin saborearla. Y aún le quedaba un plato entero lleno de flores. ¿Estarían mejor sin salsa?

Pillarle el punto en función a su rostro iba a ser complicado, así como usando trucos fáciles. Parecía que los informes eran correctos, era una mujer difícil de perturbar. Además tenía mucho control de su expresión facial y lenguaje corporal. Sin embargo prestando atención siempre se podía descubrir pequeños detalles, incluso en las personas más hábiles. Un destello verde casi imperceptible recorrió sus ojos cuando activó su Jokyusei. Pondría toda su concentración en estudiarla.

- Eso no es del todo correcto. Mi especialidad, como dije, es análisis de amenazas externas. Estudio potenciales amenazas al Gobierno Mundial entre piratas, comandos revolucionarios, empresas de naciones no afiliadas y sindicatos del crimen. Eso implica que si catalogo un individuo u organización como amenaza, los superiores la ratifican y están dentro de sus capacidades, será su deber llevar a cabo la ejecución. También podría necesitar que me ayude a hacer hablar a un objetivo reticente, o que entre en un sitio sin que nadie le vea a conseguir algo, entre muchas otras cosas. No será simplemente una matona; es una agente de una agencia de inteligencia, al fin y al cabo - bebió un poco del vino mientras estudiaba su reacción disimuladamente - Sin embargo, eso no será todo lo que hará. De hecho, no será lo que hará ahora mismo. Aún es una iniciada. De momento será mi ayuda de campo, hará las tareas que le pida y aprenderá el oficio conmigo. No, no será una becaria que me traerá cafés, por si se imagina algo similar. Cuando demuestre su valía le ofrecerán el ascenso a una rama.

Sus siguientes palabras fueron mucho más reveladoras. Si se aburría por la ciudad es que no debía ser una persona de muchos amigos o muchas aficiones. ¿O era simplemente por ser nueva y no tener conocidos aún? En cualquier caso, estaba deseando acción. Eso era un hilo del que tirar. ¿Quería acción porque la disfrutaba, porque quería estrenarse en el trabajo, para ascender pronto? ¿Era ambiciosa? Si obtenía la respuesta a esa pregunta estaría un paso más cerca de resolver el rompecabezas que era aquella joven agente. Con respecto al trabajo en equipo... él tampoco lo apreciaba demasiado. Parecía haber sido una declaración muy sincera. Que lo dejase claro desde ya también le daba pistas sobre ella: había decidido ser proactiva en lugar de dejar correr el asunto y esperar a que hubiese roces en el campo.

- Habrá tareas, descuide. Hay una amenaza particular que llevo un tiempo estudiando y tengo nuevas pistas. Probablemente en los próximos días partiremos. Será informada cuando tengamos fecha de salida.

Entonces declaró no tener formación sobre resistencia a la tortura y huida de aprisionamiento. ¿Qué clase de entrenamiento a medias le habían dado? Todos los aspirantes a agente debían pasar por toda una lista de prácticas relativas a soportar interrogatorios, liberarse de ataduras y huir de lugares cerrados.

- No, claro que no, diablos. No vamos pidiendo a nuestros agentes que se suiciden a la primera de cambio - negó con la cabeza, sorprendido - Temo que su entrenamiento haya sido mucho más escaso del que debiera. Me haré cargo de entrenarla al respecto. En cualquier caso, el protocolo en caso de captura es resistirse a los interrogatorios, entregar información falsa e intentar encontrar un método de escape seguro. Si escaparse no parece tener unas posibilidades de éxito reales, o no parece factible en general, se debe aguardar al equipo de rescate. Los agentes debemos reportar con cierta frecuencia, si de repente no se sabe nada sobre nosotros en un tiempo, siempre hay una investigación.

Comenzó a comer las flores sin la salsa. Estaba más soportables, aunque aquello le parecía un crimen culinario. Más les valía darle un buen cartoccio o simplemente se macharía sin terminar de comer y se haría algo él en casa. Si no fuese porque su jefa les había asignado el lugar de reunión, él nunca hubiese escogido aquel lugar.

¿Una broma, o una prueba? Parecía que no era el único que estaba examinando las reacciones del otro. Tenía sentido, no sería una buena recluta. Decidió no hacer ningún comentario al respecto y dio un trago de su copa. Dejó los cubierto sobre el plato como señal de que no quería más, esperando que algún camarero lo retirase y le trajese el segundo. Aquellas flores estaban demasiado malas, esperaba que el cartoccio no fuese tan decepcionante. Lo esperaba sobre todo por ellos, porque no pensaba tolerar otro plato mal preparado. Arqueó una ceja al escuchar su comentario y respondió:

- El zumo de papaya es muy dulce. Si quiere calmar su sed, le aconsejo que pruebe con algo diferente.

Entonces Natasha preguntó por la amenaza e hizo una serie de comentarios muy curiosos. Vaya, parecía que le había leído de manera totalmente incorrecta. Estaba en medio de una fase maníaca, así que probablemente había notado su excesiva y enérgica asertividad y la había malinterpretado. Tenía mucho que aprender si quería aprender a entender a otros.

- Vaya Natasha, me temo que ha cometido una serie de errores en su interpretación. El primero es considerar que esta amenaza tiene algo de especial. Es tan solo una más de las muchas que debo analizar. Potencialmente un peligro, pero en el gran esquema de las cosas, una molestia menor para el Gobierno. En realidad, es una amenaza que podemos convertir en una oportunidad - bebió otro trago - Pero este no es el lugar para discutirlo. El segundo error ha sido considerar que normalmente no me preocupe demasiado el peligro en el trabajo y que en este caso sí lo sienta. Siempre valoro las misiones y el peligro que representan. Y esta no es más peligrosa que otras que he afrontado. Hace poco estuve a punto de perder la vida en una operación que se salió de control; en comparación, esto es un paseo por el parque - se puso serio - Y ni así voy a bajar la guardia.

Finalmente llegó el bacalao... y antes de probarlo, el olor ya le dio una mala señal. Había muchas cosas mal en ese plato, tanto en la elección del acompañamiento como en los tiempos de cocción y la preparación. La elección de los ingredientes también era mala, no parecía que aquel bacalao fuese el más fresco. Probablemente fuese descongelado. Dio un único bocado de prueba, y tras una arcada, dejo con un golpe el tenedor en la mesa. El camarero se giró al escuchar el ruido.

- ¿Se encuentra bien?

- La cuenta, por favor - dijo Hachiro, enfadado.

- ¿Está el bacalao malo? Podemos traerle otro.

- La cuenta. Por favor - la vehemencia del tono de Hachiro intimidó al camarero, que se fue - Lamento el espectáculo. Este cartoccio está realmente horrendo. Si aún tiene hambre, puede acompañarme a mi piso. Prepararé un plato en condiciones y podré explicarle nuestra futura tarea.

Si, así era, el zumo era muy dulce pero me encantaba. Debía de admitir que tras el tabaco era lo que más me gustaba en este mundo. Su sabor dulce bajando por mi ganzate, oh que rico. No pude evitar sonreírle levemente a Hachiro, ya que su afirmación era totalmente correcta, pero yo era una persona muy rara. Pero bueno cada uno tiene sus propias manías ¿Verdad?

-Lo sé, pero tengo debilidad por este tipo de zumos- concluí dando un último sorbo antes de limpiarme la boca con la servilleta cuidadosamente. El problema era que nos habían dado un restaurante aparentemente malo, aunque para mi todo estaba decente, mejorable, pero decente. ¿Tendría unos gustos super refinados Hachiro? Esa sensación me daba.

-Cierto, cometo errores, pero es básicamente porque no estoy de servicio. Míreme como voy vestida y que reunión estamos teniendo, creo que no hace falta ser agente las 24 horas, no al menos aquí. Disfrute de la conversación y ambiente, ya tendremos tiempo de enfundarnos los "trajes"- dije con una leve risilla antes de ver como la mirada de Hachiro se clavaba en el segundo plato que le ofrecieron.

Vale, estaba malo...muy malo, o eso dio a entender en el momento en que tuvo esa pequeña "conversación". Por un momento pensé que por la cara de Hachiro iba a lanzarle un improperio al camarero, pero era demasiado educado para eso. No tardó en pedir la cuenta, y yo francamente empezaba a sentirme incómoda. ¿Cómo nos recomendaron este lugar? Quizás sea que las expectativas culinarias de Hachiro tocaban el séptimo cielo, no lo sabía.

-Parece que no ha tenido suerte con la comida- reí levemente- No se preocupe, entiendo perfectamente su queja. Admito que la lubina podía estar mejor no se lo voy a negar.

Me propuso ir a su piso, aunque yo no tenía mucha hambre, pero si prometía un auténtico manjar ¿Cómo negarme? -Si claro, como guste, no tengo inconveniente alguno- concluí  mientras esperaba que trajeran la cuenta para poder levantarme. Mientras esto sucedía me puse a cavilar sobre todo esto, pues me había apuntado al CP para ver nuevas caras, conocer enemigos que impusieran para  darnos de tortas y sobre todo, cobrar a final de mes. Hachiro demostraba ser un tipo "veterano" al menos en sus modales y educación, alguien que sin duda alguna me iba a dar mucho juego, vivencias, y porqué no decirlo, algo de experiencia en este mundillo.

- En eso se equivoca - dijo levantándose - Un agente no deja de serlo fuera de sus horas de servicio. Mantenga siempre los ojos abiertos y sus sentidos afilados, porque no sabe quién podría estar exprimiéndole en busca de información.

Sacó la cartera y pagó la comida de ambos. Dado que era el jefe y cobraba notoriamente más que el sueldo de iniciada de Natasha, era lo más educado. Incluso si tras aquella desastrosa comida lo único que se merecieran fuese una reclamación. Al fin comenzaba a sacar pistas sobre la forma de ser de ella. Parecía una mujer orgullosa y muy dada a mantener las apariencias a toda costa. De momento cada vez que la había pillado en algo había buscado darle la vuelta a la tortilla o intentando quitarle hierro al asunto, demostrando esa faceta suya. Era un dato interesante y merecía la pena tenerlo en cuenta.

En cuanto estuvieron fuera del local, Hachiro la guio por las calles de Enies Lobby en dirección a la casa que compartía con MInami. ¿Estaría trabajando aún? Llevaba un par de días sin verla pasar por casa, aunque eso era lo normal. Llegaron frente a una pequeña casa blanca de dos pisos con tejado a dos aguas. Hachiro sacó las llaves y abrió. En el momento en que entraron al pequeño rellano, supo por el olor que Minami estaba en casa.

- ¿Minami?

- Estoy en el salón - llegó la voz de ella.

- He venido con una compañera de trabajo. Voy a preparar algo, ¿quieres comer? - gritó él.

- Guárdame un poco en la nevera, estoy a punto de salir de nuevo

Se giró hacia Natasha y explicó, para ponerla al corriente - Es mi madre. Trabaja también para la agencia.

Se dirigió a la cocina y le hizo un gesto para que se sentase mientras él empezaba a revisar la nevera y la despensa. Huevos, vinagre, lomo, vino de cocinar, limones... ya sabía qué iba a preparar. Comenzó a coger ingredientes y se puso manos a la obra. Primero empezó a preparar la salsa holandesa mientras en una olla calentaba en agua vinagre, estragón y pimienta. Mientras trabajaba, comenzó a explicar a la agente:

- Hablemos pues de mi amenaza. Se trata de un grupo revolucionario: el comando del "sargento Johnny". Este grupo ha sido mi trabajo de las últimas semanas. Hace seis días me dieron esquinazo en Vidrian, aunque logré averiguar parte de sus objetivos y futuro rumbo gracias unas fotos de su cuaderno de bitácora. Este grupo es peligroso: está compuesto de revolucionarios hábiles y fuerte. Sin embargo, he determinado, y los jefes han aprobado mi idea, que son más útiles en libertad que entre rejas o muertos en una zanja. Lo que tienen en habilidad y fuerza lo compensan en falta de sutileza. Vamos a utilizar a esta gente para descubrir bases revolucionarias, contactos de la Revolución y otros grupos de Paraíso más esquivos que normalmente no habríamos podido encontrar.

Mientras cocinaba, se giró y señaló a un archivador.

- Ábralo por la jota y eche un vistazo al dossier sobre esta gente.

Definitivamente este hombre nunca colgaba el traje de servicio. ¿Qué aburrido no? Por un lado sentía cierta pereza ante su comentario, sin embargo, por otro lado sentía auténtica admiración. Es cierto, somos agentes las 24 horas del día, pero de vez en cuando estaba bien tomarse un respiro ¿No? Aunque sea para reponer energías, aunque bueno, somos engranajes vitales para el Gobierno Mundial, y entiendo el porqué sobradamente. Esto no impidió que esbozara una pequeña sonrisa ante él.

-Lo sé Hachiro- dije con cierto tono serio y algo, quizás jocoso- Pero bueno, podría decirle que estamos en la isla judicial y aquí hay más seguridad, pero pecaría de estúpida, pues nunca hay un lugar seguro, nunca. El hombre tenía toda la razón del mundo y no iba a meterme más con eso.-Por cierto, gracias por pagar la "comida", pero la próxima vez invitaré yo a un buen lugar de copas, si me lo permites


Así que bien, me levanté y me fui del restaurante con él hasta su casa, bueno, una casa de dos pisos bastante cuca para mi. Cuando llegamos al rellano y Hachiro abrió la puerta, este preguntó por una tal Minami. ¿Su pareja tal vez?. No tenía ni idea, pero estaba en el salón. Yo entré tras él y en vista de que por los gritos de uno y otro daba a entender que el salón no estaba precisamente cerca. Me quedé callada , no sé si por respeto o porque no me apetecía gritar a mi también para presentarme. Ahhh, que era su madre. ¿Aún vive con su madre? ¿En serio? Bueno, ha dicho que trabaja como él en la agencia, así que no tenía nada que replicar.

Entré en la cocina, analizándola de arriba abajo. Era..¿Cuca? Si, lo era. Hachiro comenzó a sacar cosas de la nevera y yo me quedé de pie junto al umbral de la puerta de la cocina escuchándole. Se me erizó el cabello.

-No es moco de pavo desde luego-comenté algo sorprendida antes de ver el archivador que me indicaba. Asentí con la cabeza y lo cogí, y comencé a buscar. ¿Un archivador en la cocina? Viva el orden. Me puse a leerlo mientras Hachiro hacía de chef. De vez en cuando arqueaba la ceja, otras veces me llevaba la mano al mentón, pensativa.

- Concuerdo contigo, al final acabarán cometiendo un error en sus quehaceres, y eso solo nos beneficia a nosotros-asentí. Ciertamente el plan era muy bueno, pues entre rejas como bien dijo él, no iban a cantar, y mucho menos podríamos averiguar todas las redes que estuvieran tejiendo estos años. Deja a los bichillos moverse en libertad, y cuando estés desprevenidos o en problemas...zas. -Por cierto , perdona lo del restaurante, me habían recomendado los jefes ir allí, no pensé que fuera a ser tan desastroso.

- Descuida - respondió, mientras continuaba con la salsa holandesa - Tengo un olfato bastante sensible y un paladar bastante entrenado, así que soy menos tolerante a la mala cocina que la mayoría. Para una persona corriente probablemente hubiese sido una buena comida, pero yo podía oler a la legua que ese bacalao no era fresco.

A medida trababa, la cocina se iba convirtiendo en un pequeño caos. Botes abiertos, ingredientes repartidos por la encimera, cajones a medio cerrar... sin embargo, Hachiro se movía por la cocina como un bailarín por el escenario, con tal destreza y confianza que no parecía que su desordenado entorno pudiese estorbarle. En cuanto la reducción de vinagre estuvo lista, la coló y mientras enfriaba se puso a abrir huevos y separar la clara de la yema. Tras eso, juntó las yemas y la reducción de vinagre en un tazón y las mezcló concienzudamente. Puso la mezcla a un baño María y comenzó a darle con la batidora para espesar, echando poco a poco mantequilla.

- Con respecto a la operación, tengo ya una idea de cómo llevarla a cabo. Por mi última experiencia con ellos, no parece que sea gente muy cuidosa con respecto a su barco. He hablado con mis superiores y les he presentado un plan de acción. Va a requerir la aprobación de los de arriba, pues vamos a necesitar una gran cantidad de recursos, pero creo que podremos exprimirles como a un limón.

Dándole énfasis a sus palabras, empezó a exprimir en ese momento medio limón para echar el jugo a la mezcla. A eso sumó sal, pimienta y un poco más de agua. Bajó el fuego y mientras la salsa holandesa se terminaba de hacer, comenzó a pochar tres huevos en una cazuela con agua, sal y vinagre. Mientras se hacían, puso pan a tostar y comenzó a picar cebollín.

- Tengo en mi disposición un Hive Den Den Mushi. Es un tipo especial de caracol que, periódicamente, da a luz a un Drone Den Den Mushi, un caracol más pequeño. Todo lo que oye el Drone Den Den Mushi es retransmitido al Hive y este lo repite. Mi idea es esconder varios Drone Den Den Mushi en su barco cuando no estén presentes, e ir siguiéndoles en la distancia - probó la salsa holandesa con una cucharilla y la sacó del fuego - He pensado mucho acerca de la manera correcta de que no nos vean. Para verlos sin ser vistos la mejor opción es un submarino; un barco convencional nos obligaría a ir muchas millas por detrás y nos arriesgamos a perderlos. Sin embargo tienen dos gyojins en su equipo, así que no podemos ir pegados con ellos ni yendo con un submarino. En el mar la línea del horizonte se encuentra a 1,9 millas náuticas a una altura de aproximadamente un metro. Si en vez de eso alzamos el periscopio a metro y medio, podemos seguirles a una distancia de algo más de dos millas con seguridad. Aunque decidan darse un baño, los gyojins no deberían vernos. De esta manera podríamos seguirles a las islas que vayan e ir oyendo sus conversaciones en el barco.

¿Era un chef acaso? La verdad es que Hachiro parecía saber lo que se hacía, al menos parecía ser tan bueno con la cocina como lo era de agente. ¿Este hombre tenía defectos? De momento no le había encontrado ni uno, y él a mi sin embargo ya me había encontrado varios gazapos. Que vamos , no era para tanto, y más cuando alguien lleva el "traje del CP" tan ceñido al cuello como el. Había que ser dedicado al trabajo, y eso me gustaba porque Hachiro lo era, y hasta un punto que me sobrepasaba a mi totalmente.

-Espero que la lubina al menos no me haya sentado mal del todo, no me apetecería descubrir que tampoco era fresca en tu baño- dije llevándome la mano al estómago antes de escuchar nuevamente sus palabras. Al margen de lo que me acababa de decir, el condenado se movía con una soltura envidiable en la cocina, mientras que yo solía parecer un pato mareado hasta para freír un huevo. Por unos segundos me quedé absorta mirándolo, hasta que recobré la compostura y le respondí a su plan. Se notaba que esto no había sido planeado de un día para otro, y encima parecía que Hachiro estaba muy comprometido con ello, como debe ser.

-Vale...o sea su barco es su punto flaco, y los den den mushi harán bien su trabajo si sabes donde colocarlos. Yo diría que en las juntas de los soportes de las vigas de columna del barco, o mismamente en las juntas del tablado de los mástiles. Nadie se imaginaría que en esos sitios podría haber algo, y menos algo tan pequeño. Creo que es una muy buena idea, lograrás conocer todo sin apenas moverte, aunque claro está, el problema es volver a entrar a su barco ¿No? Creo que lo tendrás fácil la próxima vez, pues como dijiste, no suelen tapar muy bien su "sutileza", que es más bien inexistente. El problema en efecto eran los gyogins. - A esa distancia por muy hombres pez que sean, no creo que puedan ni tan siquiera saber que estamos ahí. Pero la pregunta que me surge de repente a la cabeza, si me la permites...¿Un submarino? Es uno de los recursos que has pedido a los jefes ¿verdad?. No es moco de pavo todo esto, pero si que va a ser muy efectivo. Al menos podremos seguirlos y adelantarnos a lo que hagan. Y si lo hacen en tierra, les estaremos esperando.

- Si somos cuidadosos y tenemos una pequeña dosis de suerte, será una operación sin complicaciones - contestó - Todo lo que tenemos que hacer es extremar precauciones. Si encuentran alguno de los Drones o nos acercamos de más y un gyojin ve el submarino, la operación se irá al garete. Necesitamos seguirles el tiempo suficiente como para que nos revelen unas cuantas bases y comandos que no conozcamos. Esos comandos y bases serán las que ataquemos tras su partida. El comando del "sargento Johnny" será la última pieza del tablero que tengamos que tocar - olisqueó la olla y comenzó a sacar los huevos pochados - Eso sí, no podemos pasarnos de avariciosos. Si esperamos demasiado a arrestarlos, se olerán el percal y huirán. Creo que el número ideal sería... tres redadas. Una vez es coincidencia, dos es casualidad, pero tres es un patrón. Es decir, si empiezan a recibir noticias de que allá a dónde van, la base secreta es asaltada y desmantelada tras su partida, se olerán que están siendo rastreados.

Sacó los panes tostados del horno y retiró el bacon de la sartén. Con todos los ingredientes listos, empezó a emplatar. Colocó sobre los panes tiras de bacon frito, un huevo pochado en cada uno, un buen chorro de salsa holandesa y sobre esta echó el cebollín picado. Cogió dos de los platos y los puso en la mesa, uno frente a Natasha y otro en su silla.

- Huevos benedictinos. Aprovecha mientras están calientes.

Tras eso cogió el tercer plato y se dirigió al pasillo, interceptando justo a tiempo a Minami. Su madre era una mujer de mediana edad, pelo castaño liso cortado en media melena, piel blanca y estatura baja. Se parecían en más bien poco, pues aunque Hachiro había obviado ese dato, era su madre adoptiva. La agente estaba en ese momento de traje, terminando de ajustarse el nudo de la corbata. Hachiro blandió el plato como un arma delante de sus narices.

- Come.

- Hachi, te dije que me lo dejases en la nevera - protestó.

- Están mejor calientes. Y si te dejo, irás sin comer otra vez al trabajo.

Tras un intenso duelo de miradas, Izumi suspiró, le revolvió el pelo y cogió el panecillo. Saludó a Natasha con la cabeza y dijo:

- ¡Buenas! Soy la agente de neutralización Izumi, Cipher Pol 7. Me quedaría a presentarme en condiciones, pero voy a una reunión tarde. ¡Un placer!

Hachiro le abrió la puerta de la casa y se despidió, negando con la cabeza. Una vez hubo salido, entró en la cocina y dijo:

- A veces me siento yo como el padre. Minami es un desastre. No sé cómo hacía para cuidarse cuando yo no estaba por aquí.

huevos benedictinos:

Asentí con la cabeza mientras seguía en el umbral de la puerta-¿Revolucionarios cíclicos? Suenan francamente aburridos- dije haciendo el gesto de llevarme la mano a la pitillera, pero entonces me di cuenta que igual no era buena idea ponerme a fumar en mitad de la cocina, y menos en casa ajena. -Entonces esperaré con ganas las nuevas sobre ellos. Viendo que son tan desastes, seguro en menos que canta un gallo tendremos un hueco por el que entrar.. La verdad es que los revolucionarios solían estar en el top peligro para mi, pues a diferencia de los piratas era mucho más impredecibles, mucho más zorros que un simple pirata que ataca un puerto o algo por el estilo.

Viendo que Hachiro estaba ya emplatando decidí tomar asiento en la silla junto a la mesa de la cocina, ya que mi compañero no tardó en ponerme un suculento plato, al que llamaba huevos benedictinos. ¡Madre mía que buena pinta tenían! Seguro que mejor sabrían. Sinceramente no me paré mucho a esperar a probarlos, y cogiendo mi cubierto comencé a coger una pizca del plato- Que aproveche- dije metiéndome un trozo en la boca. Por poco me salen lágrimas. ¡Que rico estaba!. Miré a Hachiro y le dije señalándole el plato - ¿Seguro que tu vocación era el CP? Porque dioses del cielo, tu tendrías que haber sido un chef o algo así, está muy rico.

Mientras comía apareció la madre de Hachiro, la cual parecía tener muy buena relación con su hijo, y este hasta sentía un poco de vergüencita al ver como su madre era la alegría de la casa...y que jugaba con su pelito.

-Natasha Baranova, un placer- dije poco más ya que la mujer salió por la puerta escoltada por Hachiro. No pude evitar sonreír levemente cuando Hachiro hizo aquel comentario.

-Bueno, al menos tienes a tu familia aquí contigo y puedes disfrutarla. Y encima trabaja en lo mismo que nosotros, así que seguro sabe cuidarse de si misma. ¿Lleva mucho ella en la agencia? Perdona la curiosidad, pero me ha caído muy en gracia.- En cierto modo lo decía con nostalgia, pues mi familia se había quedado en el reino helado, muy lejos de aqui, pero bueno, parecía que con mi nuevo compañero no iba a estar tan sola. - Tengo una sobre lo de los revolucionarios, espero que no te moleste. ¿A pesar de la distancia los Gyogins no tienen su propio "sonar" digamos? O sea, por muy lejos que estemos, se que sus aptitudes se doblan dentro del agua, y al igual que un pez saben lo que tienen alrededor . No conozco mucho esa raza, y por ello te pregunto.

No tenía muy claro lo que quería decir con "revolucionario cíclicos", pero prefirió no preguntar. En cualquier caso parecía que había malinterpretado sus palabras, o por lo menos sobreestimado la importancia de la falta de sutileza que había mencionado. En otro estado lo hubiese dejado pasar, pero estaba tan lleno de energías y exaltado que en el momento le pareció un detalle importante.

- No son torpes, solo poco sutiles y ligeramente descuidados. Seguimos teniendo que ser muy cuidosos, son gente muy peligrosa y saben lo que hacen.

Hachiro era una persona orgullosa y con mucha confianza en sus habilidades en la cocina, así que cuando Natasha alabó su plato no se sorprendió, pero se sintió muy agradado de ver la reacción. Además, en comparación con los platos del sitio donde acababan de comer, sus huevos benedictinos debían saber a ambrosía celestial. Estaba deseando probarlos, pero lo primero era lo primero. Cogió una botella y de agua y se giró hacia ella.

- La cocina es mi pasión, no mi vocación profesional. ¿Agua, cerveza, refresco de limón? No tengo zumo de papaya - se encogió de hombros - Minami es muy buena agente y sabe desempeñarse bien en el campo. Es solo en casa donde es un desastre. Si no me tuviese a mí para limpiar y hacer comidas, este sitio parecería un campo de batalla y se estaría saltando la mitad de las comidas por pereza. Es agente desde hace mucho tiempo. Empezó su entrenamiento en la adolescencia, como suele ser el caso de la mayoría.

Escuchó la duda de Natasha y, la verdad, quedó desarmado. Era una muy buena pregunta y no tenía claro cómo responderla. La meditó unos segundos antes de contestar mientras servía las bebidas y se sentaba a comer. No sabía demasiado sobre la anatomía gyojin, y aunque le parecía dudoso que un sónar pudiese alcanzar una distancia de más de dos millas náuticas, en realidad la duda era legítima. Había leído de animales marinos con capacidades sensoriales realmente sorprendentes.

- Lo consultaré con algunos conocidos, pero no creo. Las capacidades de un gyojin dependen de su especie: los que vienen de tiburones son más fuertes y tienen mandíbulas poderosas, por ejemplo. Supongo que si fuesen gyojins descendientes de un animal con sónar, podría ser...

Dio un mordisco a su huevo, deleitándose en el sabor. Aquello sí que era un plato digno de ser disfrutado, y no lo pensaba porque lo hubiese hecho él. Podía notar algunos fallos que podía mejorar, pero ahora mismo todo lo que le importaba era olvidarse del sabor de ese bacalao. Volvió a dejar el panecillo en el plato, se limpió la grasilla con la servilleta y echó mano al informe.

- Veamos... Gin y Kin. Son especialistas en Karate Gyojin. Se tratan de un gyojin anguila y un gyojin pez payaso. No suena a bichos con sónar, la verdad.

Yo aprovechaba los momentos de Hachiro hablando para dar algún que otro mordisco a la comida. Lo siento, pero estaba demasiado buena, es más, si ponemos en comparanza mis huevos fritos con patatas quemadas, debía admitir que esto era el maldito cielo culinario. -Agua, si pudiera ser- le comenté mientras seguía comiendo y escuchando sus palabras antes de ponerme a hablar yo. Primero me limpié la boca con la servilleta que tenía junto al plato, no era plan de ser maleducada ni tampoco carecer de modales en la mesa.


-Es lo mismo, igualmente se les dará caza tarde o temprano. Hasta el ladrón más veterano comete un desliz alguna vez ¿No crees?- dije manteniendo el panecillo en mi mano antes de pasar al tema de Minami- Parece que os complementáis muy bien, si, y bueno no todo puede ser perfecto, pero admito que daría un mechón de mi cabello por tener a alguien que me recibiera en mi piso también. -Entonces traté de rectificar lo que había dicho- Digo, quiero decir...es cómodo vivir sola, no tienes que aguantar a nadie, comes cuando quieres, y tu misma te marcas la limpieza. Aunque siéndote sincera soy muy maniática con esto último.


Volví a darle otra pinchada al huevo para llevármelo a la boca. Parecía que había acertado con el tema de los Gyogin, o al menos había provocado dudas en Hachiro por aquella pregunta. Ciertamente no conocía mucho esa raza ni me interesaba lo más absoluto, pero Hachiro parecía conocerlos mucho, o esa era la impresión que me daba, aunque es normal que a estos dos en concreto los conociera muy bien...al fin y al cabo eran dos integrantes de la investigación revolucionaria que estaba llevando a cabo.


-¿Una anguila y un payaso?-casi se me escapa una leve risa, pues aquello parecía un chiste- No, la verdad es que podemos estar tranquilos entonces con este problema. Dígame Hachiro ¿Que hace en su tiempo libre? No me dirá que se la pasa aquí dentro viendo programas de cocina- bromeé. Me interesaba saber más de él en lo personal, ya que en lo profesional todos éramos un puñetero libro cerrado. Yo por mi parte estaba siendo sociable, aunque no me gustaba en absoluto, pero como me encontraba cómoda hasta se me hacía soportable.

-Quizás otro día le lleve a un bar de copas que hay cerca de su casa, dicen que hacen unas margaritas que te mueres.- No, no era que bebiera mucho, pero me gustaba frecuentar X lugares de vez en cuando en mi tiempo libre en Ennies Lobby, ya que hacer este tipo de cosas fuera de la isla judicial eran impensables para alguien como yo.

-Una última cosa. ¿Que opina de la revolución?- igual era una pregunta muy obvia, pero incluso dentro del Gobierno Mundial había muchas formas de definir a la Revolución. Algunas definiciones los ponían como justicieros, que erraban el camino a seguir, otros como auténticos terroristas. Tenía curiosidad por saber de que lado estaba Hachiro en cuanto a opinión.

Parecía que llevársela a casa había sido una buena manera de que bajase la guardia. Empezaba a darle pequeñas pistas sobre ella. Parecía que Natasha echaba de menos vivir acompañada. Siguió comiendo mientras ella hablaba, dejándola seguir abriéndose. Las posibilidades de que fuese una infiltrada, por bajas que fuesen, seguían ahí y no podía olvidarlas. Entonces ella le hizo una pregunta personal y eso le hizo levantar ligeramente la guardia. Era posible que Natasha hubiese bajado la guardia propósito. Igual estaba siendo paranoica, pero Natasha era una persona muy difícil de leer y eso le ponía nervioso. Normalmente pillaba de qué pie cojeaba la gente bastante rápido.

- Cocinar, dibujar, leer... - se encogió de hombros - También tengo algunos compañeros con los que salgo cuando están por la isla y no estamos de servicio. Nada del otro mundo - pensó un momento y añadió - También me gusta jugar al ajedrez y a las cartas o hacer ejercicio.

Entonces se le planteó un dilema: Natasha quería invitarlo a ir de copas. De normal rechazaría al momento; no le gustaban los licores fuertes y el alcohol le subía rápido, así que solía evitar esa clase de situaciones. Una de las pocas bebidas alcohólicas que bebía era vino, por su sabor y solo en cantidades moderadas. Sin embargo, salir de copas era una posibilidad de saber más sobre ella. Dado que se le había asignado específicamente la tarea de hacer un informe sobre Natasha, su deber era aceptar. Además, podía llegar a ser divertido. No parecía una persona aburrida.

- Si le soy sincero, no soy muy de bebidas alcohólicas, pero podría pedir algo suave o un vino. ¿Por qué no?

La última pregunta terminó de despertar su suspicacia. Estaría muy atento a su reacción y cómo contestase, pues aquello le había despertado las alarmas. Es decir, dado el contexto tenía sentido preguntar por su opinión sobre la Revolución. Pero empezar preguntando la opinión política de alguien en una agencia de inteligencia era un movimiento muy torpe. "Lo que, por otro lado, podría significar que realmente no es una infiltrada, pues carece de experiencia."

- ¿La Revolución? No pienso mucho en ellos - se encogió de hombros - Mi trabajo es saber cómo actúan, por dónde se mueven y cómo piensan. Pero por lo demás, son el enemigo. Gente que se ha opuesto, por unas y otras razones, al orden y justicia que trae el Gobierno, así que deben ser arrancados de raíz. Podría llamarles de muchas maneras y dedicarles epítetos despreciativos, pero no veo mayor interés en hacerlo. Si su causa es justa o injusta, la moralidad de sus métodos o la ética de su organización no es asunto mío. Al final del día, son solo mi trabajo, y que considere que son crueles terroristas o gente decente con una visión errada son solo cristales que van a deformar mi entendimiento de sus actos. No necesito tales consideraciones.

Vaya, era un hombre de muchas aptitudes. Nunca hubiera imaginado que  pudiera tener gusto por el dibuj, pero no me extrañaba nada que si lo tuviera para la lectura. Hachiro estaba demostrando ser una persona muy culta, y la verdad eso era de agradecer. No era muy común encontrarse con gente  instruida como él., ya que por este lugar todos parecían tener metido un alfiler en el culo. Tampoco es que pudiera culparles, pero bueno, todos tenemos que llevar una "máscara" ante el resto del mundo.

-Veo que tienes unos hobbies muy divertidos. Si te soy sincera a mi también me gusta hacer ejercicio. Me la paso día y noche en el gimnasio del cuartel practicando, y los sábados y domingos hago footing. le comuniqué antes de acabarme el panecillo y limpiar mi mano con la servilleta- Definitivamente, me encantaría probar más adelante tus platos

La invitación a la coctelería parecía ser de su agrado, aunque no fuera una persona que bebiera salvo en contadas ocasiones, y vino. Pero bueno, un día es un día ¿no? Me gustó bastante que aceptara, además el dueño del lugar, Tymothy, era viejo conocido mío. Esto se debía a que todos los sábados por la noche solía ir para tomar una margarita o  un mojito.

-Seguro que te encantarán las bebidas. Yo al principio admito que era bastante reacia, ya que vengo de una tierra donde solo se bebe prácticamente Vodka, pero se agradece tomar algo con pocos grados de vez en cuando. -bromeé antes de mirar el reloj de la cocina, oh mierda, me había olvidado que debía ir al cuartel. El tiempo se me había pasado volando, y lo que parecía una simple comida laboral iba a acabar en sobremesa con chupito incluido. Justo cuando iba a decirle a Hachiro que debía irme me dio su opinión sobre los revolucionarios. ¿Y sabes que? Suscribía todas ya cada una de las palabras de mi nuevo compañero. Parecía que no íbamos a estar alejados en cuanto a las opiniones de esos Hippies zarrapastrosos.

A pesar de que estuve a punto de soltar por la boca un improperio, concretamente "Ya sabes, revolucionario muerto, abono para el huerto", pero me contuve y traté de sonreír levemente.

-Opino lo mismo que tu Hachiro, solo somos mandados y nuestra opinión poco o  nada vale. Cumplimos con nuestro trabajo y punto, por el bien del Gobierno Mundial.- concluí antes de darme dos palmadas leves sobre mis piernas- Bueno, ha sido un placer comer contigo hoy aquí en tu casa y espero poder devolverte el favor algún día. Me quedaría más tiempo pero me olvidaba que tenía una cita pendiente en la torre, y no quisiera llegar tarde, no lo soporto y no hablaría muy bien de mi

Me levanté de la silla con intención de ir a la puerta de la casa.

-Me ha encantado esta comida Hachiro, y si te soy sincera, me agrada mucho que seas mi compañero de trabajo. Admito que pensé que serías un capullo engreído que no querría trabajar con una mujer, pero debo de admitir que me alegro que me haya equivocado.

Dudaba que Natasha tuviese razón y que aquellas bebidas fuesen a gustarle. Casi todo lo que tuviese un sabor u olor demasiado pronunciado a alcohol le repelía. El vino era una de esas pocas excepciones. De todos modos decidió mantener la boca cerrada, pues ya había aceptado ir. Entonces Natasha respondió a su explicación sobre la visión que tenía de los revolucionarios. Esta vez dio una respuesta muy neutra, limitándose a aceptar sus palabras y añadir que sus opiniones valían de poco. No era algo con lo que estuviese de acuerdo. Las opiniones de los agentes eran muy importantes, tan importantes que por eso consideraba que era preferible no tener una opinión definida sobre los revolucionarios. Es más difícil matar a alguien a quien consideras justo, y de una manera similar, es más difícil meterse en la mente de alguien hacia quien guardas severos prejuicios. Por ello, vigilar las opiniones políticas del resto de la agencia era parte del trabajo de asuntos internos.

- Lo mismo digo, Natasha. Tenga una buena tarde. Le haré llegar un mensaje cuando esté todo listo para nuestra operación.

Se levantó y la acompañó a la salida. Entonces ella se giró e hizo un comentario que logró arrancarle una sonrisa. Era una afirmación curiosamente afortunada. Se cruzó de brazos, aún sonriendo y dijo:

- En realidad no se equivocaba del todo. Soy un capullo engreído. No soy una persona humilde y tengo razones para no serlo, y, por lo general, soy educado pero carezco de paciencia para la gente estúpida o vulgar. Sin embargo, estaba plenamente equivocada en lo último. No soporto a los hombres, normalmente son más estúpidos, violentos, impulsivos y piensan con su pene. Las mujeres, por lo general, son más eficientes en nuestra línea de trabajo. Prefiero trabajar con gente como usted - se despidió con la mano - Buenas tardes, agente Natasha.