[Pasado] Una espada en tu corazón y un micrófono para la voz [Privado - Natsu Sakagami y Night]

El pelinazul paseaba agraciadamente por la costa de Shimotsuki, con su gran espadón colgado de una correa a su espalda. Vestido con unas calzonas blancas y una camiseta de color celeste, el chico mostraba una gran sonrisa mientras que daba vueltas en su mano a una piedra. Esta fue lanzada instantes más tardes hacia el mar, donde dio dos suaves toquecitos en la superficie acuática anes de sumergirse completamente. Siempre le había atraído la idea de visitar el lugar donde todos los espadachines entrenaban para labrarse un futuro, pues él mismo portaba un arma de dicho calibre, solo que de unas dimensiones que no eran del todo normales.

- Tal vez pueda hacer un combate libre con algún espadachín. Sería todo un regalo.

Dijo Night mientras que dejaba la costa para dirigirse hacia el interior de la isla. Minutos más tarde, se encontraba en la puerta del dojo de la isla, con las manos en los bolsillos y una gentileza propias de las de su clase. Golpeó con los nudillos de su mano derecha la puerta del establecimiento, mientras que gritaba por todo lo alto, con una dulce voz propia de un cantante de su talla:

- Ahoooooooooi, ¿hay alguien ahí?

Mas se retiró porque nadie le respondió, dando alguna que otra palmada para contentarse. No es que la paciencia fuera una de sus grandes cualidades, pero haría lo que fuera por entrar al interior de aquel lugar. Así que se puso a rondar por las inmediaciones, buscando una brecha o zona más baja por la que poder trepar o entrar. Siempre había querido ver el interiro de un dojo de espadachines. ¿Tendrían espadas colgadas por las paredes? ¿Y el típico tubito de caña de bambú que vertía agua como un mecanismo bien elaborado?

Era un día como cualquier otro; estaba en villa shiro no se que, no me fijaba demasiado en los nombres y tampoco eran ganas de fijarme. Iba vestido con una camiseta de tirantes negra y unos vaqueros, llevaba un rifle colgado de una correa en mi espalda y una pistola que se me aguantaba gracias a mi cinturón de los vaqueros, el cual era negro. Era algo raro que alguien como yo estuviese en ese lugar, pero tenía un motivo.

Había oído que allí se escondía un pirata buscado y con recompensa; la gente de esa villa al verme con ese rifle se sorprendía por mi baja estatura y a la edad que parecía tener, ya que mas que quince, parecía tener doce años; cosa que me cabreaba de sobremanera pues no me gustaba que por eso me subestimarán, pero como no parecía que me fueran a servir esa gente, pase de ella.

Después de caminar y sentir rumores sin sentido por parte de la gente llegué a ver a un chico bastante apuesto y con un gran espadón. Seguro que podría usarlo de un modo o otro y decidí seguir al chaval hasta un dojo; mientras el chaval llamaba a las puertas del dojo yo iba por otro lugar mirando que habría en el foro o que demonios quería hacer el chaval del espadón... pero al asomarme a mirar por una de las ventanas no logré divisar nada mas que brazos y piernas chorreando sangre, separados a pocos metros de su cuerpo original.

Esa escena era demasiado asquerosa; tanto que me daban ganas de vomitar, sin embargo creé de mis manos unas ramas que destrozaron todas las ventanas por las que podía entrar; las ramas luego se agarraron a las paredes y me recogieron mientras me colaba por una de las ventanas y caía sin querer en una de las cabezas de alguien salpicándome los pies de sangre y otras cosas que prefería no mencionar.

-Que asco... ¿porque a la gente le gusta matar así?... con lo fácil que sería envenenar sus cuerpos o matarlos de una sola bala...- Dije para después suspirar; lo mejor sería dejar ese lugar cuanto antes y que no pensaran otra cosa de mí, no era alguien demasiado sádico como para hacer eso, aprovechado si, pero no sádico.

Como no había nadie que le abriera la puerta de entrada, no le quedaba otra forma de pasar al interior del establecimiento que no fuera colarse. Una vez que encontró una pared de alféizar bajo, se impulsó para agarrarse con sus manos a la parte superior, apoyando los pies en la pared para escalar poco a poco y con buena letra. Con una pequeña voltereta se coló al interior del dojo de espadachines, donde un ambiente sombrío dominaba por encima de lo demás. Los hierbajos estaban crecidos, y parecía que hacía tiempo que nadie se dedicaba al cuidado de aquella zona. Lentamente y con mucho cuidado, avanzó hasta entrar a la casa principal, donde escuchó una voz que se hacía eco hasta por los recovecos más íntimos.

- ¿Quién anda ahí? ~

Preguntó el peliazul, tomando su espadón con las dos manos y avanzando hacia delante, abriendo las puertas de una patada y estando en alerta por si acaso. Tétrico, parecía una escena de película de miedo. Así, avanzó y avanzó hasta que se encontró con un panorama para nada agradable. Unos cadáveres en una sala, donde un joven con una extraña mirada estaba de pie con vida. ¿Los habría matado él? ¿Sería un criminal que pudiera reportarle algo de beneficio por recompensa? Rápidamente, Night entabló un contacto visual con el susodicho, diciéndole:

- ¿Los has matado tú? ~

Su ceño estaba semi-fruncido, su mandíbula no titilaba, y simplemente apuntaba con su gran espada devastadora hacia su objetivo. Si intentaba escapar, le perseguiría hasta que supiera la verdad sobre el asunto. Pero hasta entonces, él no era más que un supuesto asesino. Y a Night no hay nada que le desagrade más que una persona que mata sin honor.

Estaba a punto de irme afuera, pero algo imprevisto se cruzó en mi objetivo de salir a fuera; el mismo chico del espadón me estaba apuntando, ya antes había preguntado quien había allí y ahora me señala con él y me pregunta si los he matado yo. En mi cabeza solo se me ocurría una cosa, o ese tipo era tonto o no se había fijado en como estaban los muertos. Pero me interesaba saber como era el chaval; quería saber como luchaba y esas cosas, al menos antes... pero ahora fijándome bien, no me apetecía.

-Parece ser que o no tienes nada en la cabeza... o directamente quieres tener una excusa para matarme... además... quien me dice a mi que no has sido tú ¿eh?- Le dije con una sonrisa bien pícara; iba a divertirme jugando con él, o al menos, era lo que esperaba viendo su gran espadón.

Luego de jugar con el chaval iría en busca del asesino; total, por unas cuantas matanzas que hiciese tampoco sería el fin del mundo. Además, parecía que tampoco me había escuchado decir lo que dije sobre que me daba asco eso, aunque cualquier cosa que dijera podía ser mentira, o quizás no, eso dependía de mi humor.

La verdad es que ni siquiera tenía ganas de seguir en un lugar que olía a sangre; pero primero quería que el chaval descubriese la verdad por si mismo, así que con una sonrisa bien pícara le miré con mis ojos rojos. -¿Quieres que te diga lo que averigüe viendo esto? Entonces, si me vences en un juego, te lo diré ¿te parece bien?- Le dije sin apartar la mirada de aquel sujeto.

-Y el juego es bien sencillo, solo debes adivinar cuantos años tengo, fácil, ¿verdad?- Le dije aun con esa sonrisa sin apartar mi mirada; estaba claro que no acertaría, pues por mi estatura parecía que tuviese doce en vez de quince y sería divertido ver lo que llegaría a decir. Al verme tan seguro quizás pensaría directamente que no tengo la edad que aparento o que quizás era para aparentar, todo era psicológico y si por suerte adivinaba mi edad entonces le diría que yo acababa de entrar y que vi a los muertos; además de que nunca dije que tuviese información que él no supiera. Iba a divertirme bastante con ese chico por lo que estaba viendo.

El chico que tenía delante de sí no parecía ser demasiado malévolo. Aunque sus ojos tuvieran un brillo extraño, Night podría afirmar al cien por cien seguro que no había matado a las pobres personas que yacían inertes en el suelo. Así que envainando su gran espadón en la correa de la espalda, se movió con rapidez hacia los cuerpos. No sabía nada de medicina, puesto que él siempre había sido dado al espectáculo y la cocina, pero su propia curiosidad le indicaba de acercarse para notar el percal que se manejaba por allí. Acercó su mano derecha hacia el cuello de una mujer de pelo negro, poniendo los dedos índice y corazón en su blanquecino cuello. No tenían pulso, y por la baja temperatura que podía notarse al tacto, llevaban bastante tiempo muertos. El saber que un cadáver se enfría con el paso del tiempo no es ciencia, sino lógica.

- Estas personas llevan mucho tiempo muertas, pero no sabría decir cuánto ...

El joven empezó a hablar, pero los oídos de Night estaban completamente cerrados para él. Lo principal, por el entusiasmo que el peliazul tenía en su interior, era encontrar al verdadero asesino de esa familia del dojo. ¿Los estudiantes también habrían muerto? No quería ni pensarlo. Así que sin decirle nada al chico, se levantó y dio la vuelta, dirigiéndose hacia la salida de aquella casa. Mas siendo educado y por no sonar demasiado molesto, se despidió del chico con las siguientes palabras:

- Voy a buscar a los marines de este lugar para informarles del asesinato, y luego encontraré al que lo hizo y lo meteré de mi propia mano en la cárcel. No sabe con qué cazador acaba de toparse ...

Apretando su puño, mientras salía de la habitación y dejaba al chico que había allí con los cadáveres hablando solo. Sus pasos eran seguros, y le encaminarían hacia una zona de seguridad donde pudiera dar toda la información que tenía. ¿Podría encontrar y detener al asesino? Lo haría, y no terminaría hasta que su cuerpo estuviera pudriéndose en una de las frías celdas d aquella ciudad. Además, podría servirle para ganar un poco de dinero, que como estaban las inversiones actuales del peliazul, no le vendrían nada mal.

Justo cuando acabe de hablar; el chico que parecía haber estado haciendo la suya dijo no se que de que encontraría al asesino y lo mataría. No me importaba demasiado, pero quería ver al chaval luchar y ver si me serviría de algo o no. Salí por donde había salido sin hacer ruido mientras veía a un tipo sospechoso tras aterrizar al suelo; el chaval era un chico alto de pelo negro y ojos negros mientras llevaba una espada manchada de sangre, quizás era el asesino o quizás no... pero para asegurarme... al ver la espada llena de sangre me temí lo peor.

-No me digas que ha sido capaz de...- Apreté mis puños con fuerza mientras echaba a correr hacia la villa y como me temía; ese maldito había asesinado a toda la gente de la misma manera que a los del dojo, todos estaban ensangrentados con la extremidades separadas, algunas cosas solo se unían por los nervios y además de que estaban descuartizados algunos; solo se unían como mucho esas partes por los intestinos y esas cosas.

Me puse la mano en la boca evitando vomitar... pero estaba claro lo que haría con el asesino; iba a devolverle multiplicado por cien el sufrimiento de esas personas aunque no ere muy sádico, podía llegarlo a ser solo por una buena razón o porque estaba enfadado; fuera la razón que fuera era mejor eso que nada.

Buscaba al sujeto que hizo eso y cuando me giré lo vi con una mirada algo extraña, tétrica se podría llegar a decir incluso. -Pensaba que había acabado con todos, pero no me fije en que un pequeño de doce años que va con un rifle, seguramente de juguete seguía vivo, venga, déjate matar.- Dijo con una sonrisa; pero de decir que tenía doce años fue un grave error, no sabía lo que me cabreó ese chico y ahora iba a pagar las consecuencias.

-Mira, hoy he tenido un día de perros, primero intentó usar a un chaval que parece fuerte y este me ignora, luego, casi me confunde con un asesino encima, además, has matado a tanta gente sin que te hubiesen hecho nada y para acabarlo de rematar, has dicho que tengo doce años cuando tengo quince años...- Dije mientras de mi mano salía espinela en forma de ramas que ataron al chico; incapaz de moverse saqué el rifle y le apunté con él con una mirada y una sonrisa típicas de un psicópata.

-Antes has dicho que era de juguete... veamos si siendo de juguete puede matarte, ¿eh?- Le dije mientras apuntaba directamente a su frente; para luego apretar el gatillo y que una bala saliera directa a su cabeza, ya había hecho lo que había venido a hacer aquí, pero no era así, aun quedaba al que había venido a buscar, el cual era un chico rubio y de ojos azules.

Saliendo a toda prisa del dojo de espadachines, Night saltó el muro al igual que a la hora de entrar al recinto, volviendo a la calle principal que conectaba aquel lugar con la ciudad de Shimotsuki. Con el corazón acelerado y unos pasos raudos, el joven peliazul se dirigió hacia la población, con el objetivo de informar a las personas que se encargaban de la seguridad de que había un asesino suelto por esos lares. La sorpresa se hizo presente en su cara cuando observó que también se habían producido asesinatos en las barriadas, con cadáveres rezumando pobredumbre y sangre a raudales. Mostrando una expresión de asco, el chico siguió buscando, mas no encontró ningún marine o agente del Gobierno con el cuál pudiera charlar para decirle aquello. Al menos, esperaba que estuvieran activos en la búsqueda, que ya estarían atendiendo al paradero del supuesto malhechor. Mas unas voces se escuchaban a lo lejos, por lo que Night corrió aún más rápido hacia esa zona de la ciudad.

- ¡No hagas tonterías, muchacho! ~

Le dijo al muchacho de pelo negro que se había encontrado en el dojo, que armado con un rifle, apuntaba directamente hacia una persona cuya espada estaba manchada de sangre y estaba atrapado en lo que parecía ser un mineral extraño, dejándole completamente inmóvil. Previendo lo que iba a hacer aquel personaje, Night desenvainó su gran espada y se colocó delante del chico de la espada sangrante, bloqueando el disparo del pelinegro con una media sonrisa de preocupación. No podía ir reventando cabezas así como así, pues toda persona viva podría ser una valiosa pista para encontrar al sujeto X. Dándose la vuelta para ver al chico al que había salvado, dio una patada a la mano que portaba el arma, de forma que lo dejó desarmado en cuestión de segundos. Sus ojos de color aguamarina se encontraron con los de aquella persona, para preguntarle directamente:

- ¿Qué sabes de los asesinatos? Habla rápido, ya ~

Dijo, mientras sujetaba su gran arma con la mano derecha, acercándose al supuesto malhechor y escrutando cada parte de su cara en busca de una señal que le permitiera averiguar si él mismo era el asesino, o se habían confundido de persona.

Estaba demasiado furioso y a punto de disparar hasta que vi al peliazul que se puso delante; quería detener lo que iba a hacer, gran error y cada vez pensaba que era mas idiota. -Oye, ni siquiera se tu nombre y tu tampoco el mío chico de la gran espada, esa la primera...- Dije bien cabreado; pero como sabía que me ignoraría de una forma o otra, hice algo para que no lo hiciese. De la especie de prisión echa de espinela salió una estaca hacia dentro que atravesó el corazón del supuesto asesino.

-Segunda, ahora no harás como antes en el dojo que me dejaste hablando solo... tercera, ese malnacido quizás ha matado a mi presa y no tengo demasiadas ganas de buscar entre toda la multitud de muertos...- Le dije claramente enfadado; aunque también era porque había matado a la gente del pueblo, pero era mejor para mí no mostrar mis verdaderas expresiones o luego sería un fastidio.

Si después de lo que acababa de hacer me seguía ignorando, haría que me escuchara ni aunque fuese a golpes o de ese otro modo; mirándolo bien, era bastante apuesto el chico. Ahora mismo debía encontrar al tipo del cartel de wanted que se suponía que estaba en esta villa. -Mi nombre es Natsu Sakagami... no quiero que me llamen por otro nombre que no sea ese...- Le dije con mi mirada clavada en la suya; para que viese que mis ojos eran como los del mismo demonio y que tuviese cuidado conmigo.

La escena parecía una de una historia de miedo al ver todos esos cadáveres; pero lo que mas rabia me daba eran los rumores que empezaban a difundirse aparentemente sobre mí. Decían que cuando pasaba un chico que aparentaba tener doce años de edad, iba armado con un rifle y una pistola, tenía los ojos rojos y el pelo castaño; una catástrofe sucedía, es decir, que siempre habían muertos por donde pasaba.

-Oye, pelo de azul, dime como te llamas, me es incómodo no saber el nombre de al que voy a convertir en mi herramienta...- Dije con una sonrisa pícara y arrogancia, a ver como reaccionaba el chico entonces.

Antes de que el chico cuya vida estaba en peligro pudiera ser interrogado por el peliazul, una nueva rama de lo que parecía ser el mineral que creaba el joven del dojo atravesó la zona del corazón del supuesto asesino. La vida se le fue con cada expresión de dolor que soltaba, al igual que con los tropezones de sangre que se escapaban de su boca, manchando el suelo a su alrededor. La expresión de los ojos de Night se volvió pesarosa, como si hubiera perdido una pista importante delante de sus propias narices. Dándose la vuelta, una vez que el cadáver cayó al suelo inerte y sin nada que decir, escuchó las palabras que vociferaba el chico de pelo negro, que había resultado ser un asesino de verdad. Se presentó como Natsu Sakagami, afirmando que estaba un poco molesto porque el peliazul le dejara solo hablando anteriormente. Ya que se había presentado, no podía rechazarle una respuesta, así que los labios del cantante se separaron para decir con una voz armoniosa:

- Puedes llamarme Night, pero no te diré mi verdadero nombre ~

Dijo mientras que se encaraba al muchacho que estaba enfrente de sí mismo, el cuál acababa de decir que el joven que había matado podía ser un asesino en serie que quizas hubiera terminado con la vida de su presa. ¿Era un cazador? Las siguientes palabras que soltó no le gustaron ni un pelo, pues afirmó que lo usaría como herramienta para algun trabajo que se escapaba de la inteligencia del peliazul. Con una media sonrisa en sus labios, dejó la mano izquierda medio muerta, mientras que la derecha sostenía su gran arma. Pronto comenzó a decir:

- Estás loco si crees que vas a usarme como a una marioneta. Yo soy el único dueño de mi vida, Natsu-san ~

Levantando la mano izquierda con rapidez, mientras que una onda cortante de un color verde azulado se creaba de su propia mano. Esta tenía una longitud de unos dos metros, y unos veinte de ancho. Aquel ataque iba dirigido contra el chico de pelo negro, puesto que Night se había tomado como una ofensa las últimas palabras de este. Mientras observaba cómo la onda se abría paso hacia el chico, tomó su arma con las dos manos y gritó el nombre de su ataque:

- ¡Excalibur! ~

Por fin, ya era hora de que no me ignorase y veía que decirle con sinceridad lo que quería le ofendió bastante, justo como lo planeé. El chico fue a lanzarme una onda desde su mano izquierda, la cual no tuve mas remedio que esquivarla rápidamente del mismo modo que hice en el dojo para entrar; de mi mano salió espinela en forma de ramas, de un grosor considerable las cuales se clavaron en el tejado de una casa y me recogí para esquivar el ataque. Me reí al oír lo que dijo de que él era el único dueño de su vida mientras me sentaba con arrogancia encima del tejado y miraba con una sonrisa pícara al tal Night.

-Dices que eres el dueño de tu propia vida... ¿pero quien te dice a ti que alguien no te esté usando?- Le dije aun con mas arrogancia que antes; además de que desde el tejado podía ver a mi presa escondida y con miedo, no parecía que fuese a hacer una tontería así que de momento seguiría jugando con el tal Night y averiguaría como usarlo. -Quieres que te llame Night, ¿acaso tu verdadero nombre prefieres que no lo diga un niño con problemas psicológicos o es que no quieres que te recuerden quien eres?- Dije con mas arrogancia mientras preparaba el rifle y tras apuntar a mi presa, apreté el gatillo, haciendo que su bala se clavase en su cabeza y matándole.

-Ya acabe con mi presa... pero piensa una cosa... si puedo moldear ese mineral.. también sería capaz de hacer los desastres en el dojo... aunque eso depende de lo que quieras pensar...- Dije para luego soltar una pequeña risa y volver a mirarle con esos ojos rojos que parecían sacados del mismo infierno. -De hecho, puedes pensar lo que quieras sobre todo lo que he dicho, que simplemente soy un niño el cual busca hacer amigos, que simplemente estoy loco o que quizás quiera hacer alguna cosa a escala mundial y necesite usar a gente de herramientas.- Dije para volver a soltar una risa mientras empezaba a jugar con la espinela que salía de mi mano izquierda; a la cual le estaba dando forma de perro, luego forma de pájaro, luego forma de lobo y así consecutivamente.

Guardé mi rifle al ver que ya no tenía nada mas que hacer aquí; pero aun así me daba algo de rabia tener esa personalidad y tenía ganas de desatar mi ira contra cualquiera por no haber sido capaz de evitar esa matanza. -Sabes... últimamente hay un rumor de que siempre, por donde pasa alguien que tiene las mismas descripciones que yo... la gente acaba muerta... y por eso mucha gente me dice que soy el que augura un infierno por donde paso... menuda tontería... aunque quizás no tanta...- Dije aun manteniendo mi sonrisa pícara, hasta que las últimas palabras las dije con una expresión mas, como triste.

Empleando aquellos cobardes poderes que seguramente habría obtenido tras la consumición de una Akuma No Mi, el chico de pelo negro esquivó la onda cortante que había lanzado el peliazul instantes atrás. Con aquellas ramas que parecían ser de un mineral extraño, se escondió como solo podía hacer un artillero como él. Odiaba el combate a distancia, lo tomaba como un chiste de gente que no era capaz de dar su verdadera cara y se refugiaban en las sombras para atacar sin honor. El chico comenzó a hablar, mas Night cerraba sus oídos sin interesarle lo que en verdad quería decirle. Un nuevo disparo se escuchó en las inmediaciones, y el chico le dijo que su presa ya estaba muerto. Ante eso, todavía con su gran espada sujeta con ambas manos, el cantante de dulce voz le dijo al chico:

- No me importa lo que pienses de mí, y mucho menos toda la palabrería que estás soltando. Ve al grano y dime por qué estás en esta isla ~

Una vez que dichas palabras salieron de su boca, Night sostuvo su arma con el filo por delante de su pecho, mientras que sus ojos del color de aguamarina se clavaban con fuerza en el cuerpo del tal Natsu. ¿Qué plan estaría llevando a cabo aquel chico? ¿Por qué estaba tan interesado en el propio hijo de una familia acaudalada de Dressrosa? Si pensaba que iba a utilizarlo como si fuera un monigote con hilos, estaba muy equivocado. Aunque fuera simpático y agradable, él todavía no había mostrado su verdadera cara fría y violenta. Por el contrario, Natsu tenía muy poco que mostrar, además de intentar redimir aquel comportamiento autoritario y superior que no le llevaría a ninguna parte. Por tanto, rodeado de cadáveres y sangre por todos los lados, solo le quedaba por preguntar una cosa:

- Si tú estás buscando a una presa, y yo busco al asesino de todos estos cuerpos. ¿Trabajamos para la misma agencia? ¿O es el destino el que nos ha unido en esta sangrienta Luna de otoño? ~

Dijo, respirando con más serenidad que antes. El chico podía haberle clavado una bala en su cara directamente, pero no lo había hecho. Eso significaba que Natsu podía ser dos cosas: o un aliado, o una persona que simplemente estaba jugando con él. Y sinceramente, prefería que fuera la primera opción, pues detestaba todo lo que pudiera tener relación con la segunda.

Creía que ya le había dicho directamente el porque estaba en esta isla, pero bueno, tampoco me importaba demasiado. Paré de moldear la espinela un segundo para escuchar las dos frases que dijo Night. -¿Acaso eres un poeta?...- Dije suspirando para luego volver a hablar mientras le miraba fijamente a los ojos. -No creo... a no ser que pertenezcas a un gremio de cazadores llamado Ghost Leviatans, no creo... y puedes estar seguro de que me encanta jugar contigo...- Dije sonriendo pícaramente mientras le seguía mirando y me imaginé al chico haciéndome esas cosas, cosa que me hizo sonrojar y ladeé de lado la cabeza.

Eso de pensar siempre lo mismo cuando veía un chico apuesto o una chica apuesta. -Bueno... dices que quieres encontrar al asesino de los cuerpos, pero por que otra razón estabas tu aquí antes... eso no me lo has dicho.- Le dije mientras decidía bajar de nuevo de la terraza; había visto mas o menos donde estaba el cadáver para poder luego cobrar su recompensa.

Seguí jugando con la espinela, creando objetos y formas de animales; básicamente, pistolas, perros, lobos, espadas y algunas cuantas cosas más. -Pareces muy fuerte... pero no pareces ser demasiado listo... hagamos un trato... tu me proteges y yo te ayudo en lo que me pidas... ¿te parece?...- Dije con otra sonrisa bien pícara; aunque me imaginaba que diría algo como "con la akuma y tu método de combate no necesitas que te protejan" o algo como que para que y si tenía algún plan para él.

Intentaría relacionarme bien con esa persona, al menos eso esperaba, pero bueno, ni siquiera sabía por donde empezar. Por una vez me tragaría mi orgullo solo durante un rato y lo diría todo de golpe. -Oye... ahora mismo voy a serte sincero... pero no te rías ni digas nada... ¿vale?...- Dije algo sonrojado para luego aspirar aire y soltarlo. -Desde que te vi caminar te llevo siguiendo por que me interesabas, cuando logré entrar al dojo ver a la gente de esa forma me cabreó y luego según lo que dijiste me dio la impresión de que eras tonto, ahora cuando vine directamente me cabreé por no ser capaz de evitar tal matanza y maté al aparente asesino, luego maté al tipo de un cartel de se busca y por último me encuentro hablando contigo para ver si te podría usar para proteger a otros si yo no podía.- Le dije; tras eso me puse rojo como un tomate y ladeé la cabeza hacia un lado. -Ya sabes la verdad...- Dije casi tartamudeando; ya bastante vergüenza me daba no poder actuar y sonrojarme como para ahora estar rojo como un tomate.

Una vez que Night entrevió que aquel chico de pelo negro no tenía malas intenciones para con su persona, llevó su mano hacia la espalda para guardar su espada en la correa correspondiente. Una vez que lo hizo, se acarició las muñecas con cuidado, puesto que todavía no estaba acostumbrado a tomar un arma tan pesada durante tanto tiempo y que no le pasara factura. Aunque gracias al entrenamiento físico que estaba desarrollando día a día, alguna vez podría sostener dicho espadón como si no fuera más que un palillo de madera. Suspirando tranquilamente, acompasó su respiración para serenarse todavía más, escuchando a cachos y a ratos las palabras que el pelinegro le dirigía hacia su persona. Como siempre, parecía ser que estaba interesado en demasía con él, cosa que podía resultar ciertamente agobiante. Tener una persona que te acosase no le agradaba para nada,y eso que era un cantante cuyo objetivo no era más que tener un millón de súbditos del espectáculo.

- Mira chico, no soy un poeta, soy un cantante. Lo que yo haga en esta isla no es de tu incumbencia. No subestimes a alguien por "parecer" poco listo, te equivocarás en todas las veces ... Y por último, no hago tratos con gente que mata con armas de fuego, ¿entendido? ~

Con sus últimas palabras, el chico empezó a sonrojarse por alguna acción que se le pasaba por alto al peliazul. Por lo visto, quería "usarle" para cuidar de las personas que le importaban. A pesar de que fuera una causa noble, la forma en que había desarrollado dicha idea no había sido del todo agradable. Utilizar a una persona no era para nada simpático, y por eso Night no se fiaría del chico pelinegro hasta que estuviera plenamente convencido de que no le reportaría ningún problema en caso de que se descuidara. Así que, con una voz determinante y regia, terminó por decirle sin el más mínimo ápice de amistad:

- Sinceramente, no creo que el asesino de todas estas personas se haya dejado matar tan fácilmente. Dudo que fueran algo más que señuelos, el verdadero debe seguir vivo. Reunamos tus conocimientos y los míos, y busquémosle. Trabajo en equipo, no usarme como un objeto~

Después de decir lo dicho en mi mente solo pensaba dos cosas o mas incluso; escribir, animales, construir y cocinar. Cuando acabo de hablar le miré con una sonrisa bien pícara y una mirada un tanto extraña. -Está bien, vamos a colaborar... pero con una condición... el setenta por ciento de la recompensa será para mí.- Le dije con una sonrisa mientras empezaba a andar por aquella calle; pero no sin antes meterle una bala entre ceja y ceja a un chico que estaba a punto de clavar una navaja a NIght.

Ahora debíamos encontrar el asesino; seguramente se estaría dirigiendo al puerto, pues no sería bueno para él permanecer demasiado tiempo en un mismo lugar y se lo dije a Night. -Apresurémonos en ir al puerto... como escape me va a entrar un cabreo peor que el que tenía cuando maté a ese tío que intentaste salvar...- Dije mientras empezaba a correr rápidamente, tenía unas piernas bastante desarrolladas para correr y se notaba.

Las calles apestaban a sangre y por cada rincón que pasaba no había nada mas que cadáveres de personas mutiladas y había algunos que estaban como si se le hubiesen arrancado los brazos de golpe además de algo quemados. -Oye, Night, no se si me estás siguiendo o no, pero ten cuidado, parece que son dos; uno usa espada o una arma cortante, el otro quizás usa bombas o algo semejante.- Dije mientras seguía corriendo hasta lograr llegar al puerto después de correr un buen rato.

Observé que solo había una persona, era un chico rubio, ojos azules y vestía simplemente con una chaqueta negra abierta mostrando un torso fornido, unos pantalones negros y una espada en su mano, además de que llevaba una cinta roja e su frente. Solamente estaba él a la vista, el otro debía de estar ocultándose en algún lado. -Me despistaste bien con esa persona que usaste... si no me hubiese dado cuenta ahora tu estarías haciendo de las tuyas tan ancho y yo a la hora de ir a pedir la recompensa no me la hubiesen dado... otra cosa más... mas vale que tu compinche salga de su escondite... fue un error dejar que él también matará...- Le dije con una sonrisa pícara mientras le observaba; de seguro el otro tío era como yo, se escondía para poder atacar y matar sin que le hiriesen.

Paseando y paseando, Natsu seguía hablando con el peliazul y relatándole diversas condiciones de su supuesta alianza de cazadores. El setenta por ciento del dinero que pudieran obtener tras capturar al hombre que perseguían se lo quedaría él, mientras que para el cantante no quedaría nada más que un mísero treinta por ciento. Claramente, no estaba de acuerdo en ello, y no iba a aceptar menos de un cincuenta por ciento de la cantidad. O podía hacer otra cosa: esperar a que cobrasen el dinero, matar al chico y llevárselo todo para él. Pero no era un asesino, no podría hacerle eso al pelinegro. Sin embargo, sí que podría llevarse todo el dinero sin que el chico se enterase. De todas formas, no es bueno vender la piel del oso antes de cazarlo, y su presa seguía estando libre en algún lugar de aquella isla. Mientras se dirigían al puerto, una persona realizó una actividad fugaz en la que intentó matar al cantante seductor, mas una bala en su cabeza se lo impidió por parte de Natsu. Por ello, pensó que se estaban acercando al lugar en cuestión, y que no tardarían demasiado en encontrar a su objetivo. Llevando una mano a su espalda, desenvainó su gran espada mientras la sujetaba con ambas manos, para luego pasársela a la derecha mientras dejaba la izquierda libre.

- Encárgate tú del tío de las bombas, yo me encargo del que tiene la espada. Lógica, tú combate al enemigo a distancia y yo al que se basa en el cuerpo a cuerpo ~

Le dijo al chico mientras que se encontraban con un rubio imponentemente musculado. Este iba armado con lo que parecía ser una espada normal y corriente de doble filo en sus manos. Sin embargo, la segunda presencia que había refutado Natsu no estaba a la vista, por lo que sí podría ser real que fuera un "piromante" adicto a las bombas y explosiones. Una vez que los dos se acercaron hacia la posición del chico rubio, este se lanzó con rapidez hacia Night, puesto que era el que estaba más adelantado de los dos cazadores. Sus armas chocaron entre sí, liberando unas chispas anaranjadas producto del roce entre metales, para que luego una pequeña bola negra fuera lanzada hacia la posición de Natsu, creando una explosión de no más de dos metros de diámetro que entumeció los oídos de Night.

- Cuidado con el de las bombas. Intenta adivinar su posición por la trayectoria que toman sus ataques y no le dejes hacer de las suyas. Ya tengo bastante con un enemigo como para enfrentarme a dos a la vez ~

Empleando su fuerza de devastador, el peliazul lanzó una fuerte estocada que desequilibró a su rubio oponente, dejando una brecha por la que poder atacar a su pecho. Lanzando una patada hacia dicha zona, consiguió desplazarlo hacia atrás, separándose ambos unos cuántos metros. Tomando su arma con dos manos, esperó clavando los ojos en el enemigo, mientras que se cuidaba las espaldas por si una nueva bomba aparecía en escena.

No creía que Night estuviera de acuerdo con el trato, además, yo solo necesitaba el justo para alimentarme a mi y a mi mascota, no necesitaba demasiado dinero. Mi compañero quería que me encargara del que lanzaba bombas ya que él se encargaría del que combate cuerpo a cuerpo. -Está bien... aunque... las condiciones cambian, te quedas con toda la recompensa mientras me compres algo de comida para mí y un cachorrito...- Le dije mientras sonreía; aunque esa sonrisa no duró mucho, pues vi que una bomba se acercaba a mi posición.

Por mas que lo intentará solo tenía dos opciones, o esquivarla o recibirla de lleno, así que preferí esquivarla creando espinela en forma de ramas que se agarraron a dos metros del suelo y justo a tiempo me recogieron, aunque la explosión me acercó, ya no iba a ser una tan bestia. Por la dirección por la cual vino esa bomba podía saber mas o menos donde estaba localizada la posición del chico de las bombas.

Empecé a caminar tranquilo hasta donde estaba el chico de las bombas. -Vamos a jugar.- Dije con una voz juguetona mientras seguía andando y con la espinela en forma de ramas iba desviando las bombas que me iba lanzando; intentaba que no fueran a parar cerca de Night ya que no quería luego ver como me daba una paliza.

Después de caminar me encontré con el chico de las bombas que me veía aterrorizado por mi akuma y entonces no me pude resistir a agarrarlo del cuello con esa espinela en forma de ramas de un árbol. -Te encontré...- Dije con una voz juguetona al mismo tiempo que le clavaba una bala entre ceja y ceja con mi pistola.

Yo ya había acabado, ahora faltaba esperar a ver que tal le iría a Night, recogí al cadáver y me senté en el suelo mientras observaba pelear a mi compañero y a lo que antes era mi presa. Cuando acabase; iría con él a cobrar las recompensas, quizás no estaría mal viajar con alguien durante un tiempo, o al menos, era lo que empezaba a creer.

El pacto que habían realizado los cazadores entre sí había cambiado sus condiciones de aceptación, siendo ahora que Night se llevaría todo el dinero por la cabeza de aquellos dos individuos una vez que murieran o fueran capturados. Eso sí, tendría que comprarle comida a Natsu y la mascota que este llevaba consigo, y así quedarían en tablas los dos. Era mucho mejor de lo que esperaba por parte del francotirador de pelo negro, pero al menos había demostrado que sabía mantener los pies en la tierra y ser humilde. Por su parte, el peliazul no podía decir lo mismo de sí mismo, puesto que él siempre buscaría la mayor cantidad de dinero posible que pudiera poseer para invertirlo todo en su carrera musical. Pero obviando ese tema y volviendo a la realidad, Night se encontraba peleando contra el rubio musculado que portaba una espada, mientras que su compañero se dirigía a enfrentarse contra el chico que les había lanzado unas bombas unos instantes atrás. El cantante no se fijaba en nada que no fuera su enemigo, y únicamente en él estaban clavados sus preciosos ojos del color de la aguamarina.


- Tú te vendrás conmigo, consciente o inconsciente. Pero te voy a entregar y me darán una buena cantidad de dinero por ti ~

Dijo con una sonrisa, mientras se lanzaba a por dicha persona para darle una fuerte estocada tomando su arma con dos manos y enarbolándola verticalmente hacia abajo. La espada del enemigo chocó contra ella, pero resonó demasiado y casi crujió. Tras un segundo, tercer y cuarto movimiento del chico de Dressrosa, el arma del adversario se rompió en su totalidad, para que le pateara con fuerza en el cuello, dejándolo completamente K.O. y fuera de la pelea. Una vez que se percató de que estaba "dormido" y que no suponía ningún inconveniente tomarle preso como un rehén, guardó su espalda en la correa que llevaba atada a la espalda, para luego sacar de sus bolsillos trozos de cuerda que siempre llevaba consigo. Como cazador, su deber era entregar mejor vivo que muerto a la presa solicitada, por lo que unos correajes no venían nada mal para transportarlo y que no se resistiera demasiado. Ató sus manos por detrás de la espalda, mas no hizo lo mismo con los pies. Tenía que darle alguna forma para andar, puesto que no estaba dispuesto a cargar con él todo el camino. Dándose la vuelta, observó que Natsu había asesinado a su enemigo, por lo que le dijo alzando una ceja:

- Mejor entregar uno, que ninguno. ¿No? Vámonos, se está haciendo tarde y quiero cobrar el dinero, Natsu ~

Dijo con una sonrisa, mientras que ataba una segunda cuerda a la que estaba sujetando las manos del preso, como si fuera un método para tirar de él mientras estuviera inconsciente. Y como si fuera una patata, Night empezó a tirar de la cuerda, moviéndolo como un peso muerto. Había conseguido apresarle, pero la mejor parte llegaba en ese momento: entregarlo y recibir el dinero.

OFF -> El tema no termina aquí, sino que continúa en el siguiente tema: https://www.onepiece-definitiverol.com/t4832-pasado-me-han-timado-cazador-estafado-privado-natsu-sakagami-y-night

Night se cabreó, o eso parecía al ver que me cargué a mi presa, pero bueno, decía que los querían vivos o muertos, así que me daba igual, pero bueno... al menos teníamos a uno. -Si.. mejor uno que ninguno... vayámonos ya que tengo frío...- Dije como si fuera el lider mientras esperaba a que Night me guiará, no era demasiado bueno orientándome la verdad.

No solo estábamos allí, si no que también hacía rato que me rugía el estómago, eso era el porque antes dije de cambiar las condiciones, porque tenía hambre y quería comer algo ya mismo. Además de todo eso, tenía sueño y quería dormir, sería por haber usado tantas veces la akuma. Estiré mis brazos esperando que no hubiese nada mas... pero no me fiaba, si habían cuatro personas... podrían haber mas.

Y justo como me temía... había un quinto el cual nos lanzó otra bomba; empujé de mi lado a Night mientras creaba un muro de espinela con mi mano derecha... pero no llegué a tiempo y la bomba explotó antes, causándome algunas quemaduras por el cuerpo. Estaba algo cansado, pero que me atacarán estando cansado era lo peor que podían hacer.

No tardé mucho en crear espinela en forma de ramas que fueron a atrapar al sujeto, pero era muy pequeño y rápido como para que le pudiese atrapar... además, contando el cansancio que empezaba a tener culpa de múltiples cosas como la pelea de antes, el uso de mi akuma y la hambre que tenía.

-Déjate matar...- Dije con una expresión algo extraña mientras hacía que una de las ramas adoptara completamente la forma de un lobo, con su mandíbula bien echa y todo; el chico se sorprendió, y esa fue la oportunidad que tuve para hacer que el lobo de espinela le mordiera el cuello, dejándolo muerto. Caí al suelo por el esfuerzo que hice... esperaba que al menos mi compañero tuviese la decencia de no dejarme allí solo.