Misión de investigación interrumpida[Privado-Satsujin/Joseph/Break]

"Satsujin Shein, tras adentrarse en el vasto mundo desconocido para él, consiguió entrar en una banda de piratas llamada Kage Akuma, capitaneado por Kedra "The Nightmare", quien utilizó la ignorancia del joven Satsujin para reclutarlo en su banda con la promesa de ayudarle. Ahora era enviado a una misión en solitario en la isla de Dressrosa, en el Nuevo Mundo. ¿Cómo le irán las cosas a Shein?"

La vida no había sido grata conmigo desde que mi clan desapareció, junto a mi lugar natal. Por fortuna conseguí aliados, gente que me invitó a unirme a su clan llamado Kage Akuma, cuyos enemigos son el clan Marine. O por lo menos eso es lo que me explicó el monarca del clan, el líder de todos ellos. El número 1 de entre todos los Kage Akuma. Aquél que nos lidera y nos guía hacia la victoria.

Pero resultó ser que no todas las misiones del clan eran en conjunto, ni todas las guerras se libraban en conjunto. Existían diversas estrategias en éste enorme mundo, y una de ellas consistía en hacer pequeñas intrusiones para buscar información, puntos débiles entre nuestros clanes rivales.

Es complicado todo cuanto me han explicado en poco tiempo, pero una cosa estaba clara, ahora tenía una misión individual en la isla que llaman Dressrosa. Debía de infiltrarme, me dijeron que utilizase mi anonimato público (cosa que no se que es exactamente) para pasar desapercibido e ingresar en el coliseo. Tenía entendido que por allí había algún que otro miembro del clan Marina. Mi deber era encontrarles y encargarme de ellos, pero no debía revelar mi identidad pasase lo que pasase. Algo que me resultaría difícil.

Había viajado de incógnito junto a uno de los camaradas de Kage Akuma, mas en ésta misión solo yo podía entrar en la isla, él me aguardaría en puerto para que, una vez cumplida mi misión, volviese y regresásemos juntos a Kage Akuma. Una vez pisé tierra estuve solo, y ya no había vuelta atrás. Aunque el temor no me invadía ni me achantaba. Avancé en busca del llamado coliseo.

Pero no conocía ese lugar. No cabe decir que tampoco era extraño, pues ahora es cuando me había enterado que había más mundo fuera de mi querida isla natal, donde aguardaba mi clan. Me detuve a preguntar a un hombre con cabellos amarillentos y muy cortos. Para variar sus ojos eran verdes y sus orejas redondeadas. ¿Acaso es mi clan y el clan Jinken los únicos con los mismos rasgos distintivos?

- ¿Donde puedo encontrar el coliseo?

El hombre se quedó mirándome con cara de pocos amigos. Era casi el doble que yo.

- Mira tú el niñato de mierda éste. Me viene con exigencias. ¡Vuélvete a tu casa elfo de mierda!

¿Que acababa de ocurrir? No entendía la mitad de las palabras que había dicho el tipo ese. ¿Elfo? No tenía la menor idea de qué era eso, ni tampoco niñato. Tal vez no había entendido mi pregunta. La repetiré.

- ¿Me dice dónde puedo encontrar el coliseo?

Se había dado la vuelta tratando de alejarse, pero en cuanto escuchó de nuevo mi voz parece ser que se enfureció, se giró con la nariz echándole humo y me trató de pegarme un puñetazo en la cara. Pero como siempre que me hallaba en territorio desconocido, no pierdo la concentración ni descuido mi defensa, no tuve problemas en esquivarlo con un simple paso hacia atrás.

Ese hombre parecía ser un enemigo. ¿Sería tal vez del clan Marina? Lo descubriría enseguida. Desenfundé mi espada. No pretendía cortarle, mas sí amenazarle. Me agaché mientras avanzaba con un paso hacia adelante para esquivar un nuevo puñetazo y puse el filo de la espada presionando su abdomen. Se detuvo en seco, no movió ni un músculo.

- O-oye chico. Ten cuidado con eso. Es peligr...
- ¿Perteneces a Marina?
- N-no. Oye, aparta eso ¿quieres?.

Me aparté lentamente, sin dejarme sorprender. Ese hombre se apartó más lentamente todavía.

- ¿Buscabas el coliseo? Está al final de esta calle, a la derecha. Allí está.

Entonces comenzó a correr. Lo más extraño es que algunas personas que vieron la escena tan solo rieron o hicieron como que no iba con ellos la cosa. Algo extraño que no les llamase la atención el ver alguien atacando a una persona en mitad de la calle. Enfundé mi espada y seguí las indicaciones de aquél tipo con extraños cambios de humor. Enseguida llegué, debía de ser aquel edificio enorme y circular que se alzaba frente a mí. No cabía duda. Más que nada por que había un cartel que lo decía.

Ya había llegado. Ahora tan solo me quedaba infiltrarme y conseguir encontrar a los miembros del clan Marina. Esperaba que no me costara mucho lograrlo.