¿Alguien dijo fiesta? [Privado Kryword-Kasan]

Una organización criminal se había asentado en Arabasta para recaudar fondos, el lugar propicio para ello debía ser Rainbase al ser el único lugar que había prosperado aún con la sequía, las ordenes eran simples, acaba con los Kurokumo cuanto antes y evitar males mayores. - Que petardo de misión... - Dije mientras caminaba por una de tantas animadas calles de la ciudad, iba apropiadamente vestido para el desierto, una túnica de lino blanca como las nubes y debajo de esta únicamente un pantalón azul corto, prefería el tradicional "Negro CP" pero en Arabasta igual acabaría como un pollo cocido de tanto calor así que mejor de este modo, por otro lado se suponía que no debía llamar la atención y así infiltrarme mas rápidamente entre ellos.

Caminando por las calles de Rainbase se podía ver de todo, desde modestos puestos de venta ambulante hasta lujosos casinos, la gente de aquella ciudad parecía no tener demasiadas preocupaciones, o eso aparentaban pues habiendo casinos cerca seguro que habría alguien con los problemas suficientes como para apostar en esos lugares, quizás entrar a uno de esos casinos sería un buen lugar por donde comenzar la búsqueda de los Kurokumo pero tenía la costumbre de obtener información en tabernas o posadas por ser lugares mas "acogedores".

Con aquel pensamiento en mente entré en una taberna cuyo letrero decía "Sin dinero ni entres", un mensaje bastante claro y directo, terminé de comprender el significado cuando por la puerta salía un hombre volando mientras otro desde dentro le insultaba por no poder pagar lo que se había tomado, una vez dentro me senté en uno de los taburetes cercanos a la barra. -Una jarra de ron. - Dije dirigiéndome al tabernero.

El tabernero me trajo la jarra de ron con mucha diligencia, un buen servicio si señor, empecé a beber cuando de pronto un hombre se sentó justo a mi lado, parecía muy sediento pues todo lo que le sacaba el tabernero se lo metía entre pecho y espalda antes de que tocase la barra de la taberna, me fijé un poco mas y se había quemado los hombros seguramente de haber pasado mucho tiempo bajo el sol, es lo malo que tenía este lugar perdido de la mano de Dios que el sol calentaba mas de lo normal. Luego de apaciguar un poco su sed se dirigió a mi con una pregunta algo estúpida, por un momento pensé que le había dado una insolación de estar tanto tiempo bajo el sol pero no, lo decía de buena fe.

-No, no soy de por aquí pero piensa que esto también está rodeado de dunas así que si que hay una ciudad en el centro-. Le contesté con toda mi buena fe tratando de hacerle entender que igual era culpa suya haberse perdido por el desierto antes de acabar aquí, luego de contestarle, el muchacho se presentó como Kito D. Kryword, un D. en medio de este asqueroso lugar lleno de arena, nos dimos la mano y a continuación me presenté. -Me llamo Noa Kasanova, encantado-. Le dije sonriente.

Terminé la jarra de ron y le pedí otra al camarero, mientras la traía pensé que quizás fuese bueno para la misión hablar un poco con aquel hombre, igual sabía o había visto algo que me pudiese ayudar con los Kurokumo. -No hay que ser un lince para ver que tu no eres de aquí ¿Verdad? Si no no te habrías quemado los hombros-. Le dije mientras le señalaba dicha parte sin tocarle para no hacerle daño, yo también sabía lo que era quemarse en este desierto de mala muerte.

-Cuéntame, ¿Que te trae por este asqueroso y arenoso lugar?-. Tenía bastante curiosidad por saber mas sobre aquel extraño hombre de pelo naranja, quién sabe, igual de aquí podría surgir una bonita amistad y todo. De pronto se escuchó algo de barullo por detrás nuestra, un gorila de seguridad estaba echando a un hombre que apenas podía mantenerse en pie pero que por su aspecto se había bebido media taberna, el pobre hombre no hacía mas que dar berridos como una mula ante la impotencia que sentía contra el enorme hombre que le sacaba por los aires "Pobre hombre..." Pensé, seguí mirando el altercado cuando vi que el gorila tenía tatuado una araña en el cuello, sospechoso cuanto menos, igual después de todo aún había tenido suerte y había ido a parar justo a la base del grupo.