[Pasado][Privado Yoko,Bya y Low] Un día sin descanso.

Tenía una gran fuerza y para conseguir retenerlo a la silla tuve que hacer un gran esfuerzo, el chico era duro pero pude atraparlo sin problemas. La gente se sobresaltó toda asustada como si estuviese haciendo alguna escena peligrosa o algo así. Tras eso Byakuro-sensei apareció del baño. Me pidió que parase pero es que... En fin tendría que hacerlo. Miré a la clientela como huía o se quedaban boquiabiertos. Me apetecía darle un escarmiento a todos. Miré al gyojin sonriendo y retiré las sombras. -Jo... Ya paré Byakuro-sensei. -Dije con un tono triste.

Aunque antes de parar saqué una sombra idéntica a la mía e hice que se acercara hasta un grupito, la sombra pateó el suelo en forma de susto y la gente se alejó más. Yo me reí un poco y tras eso volví la vista hacia el maestro y el gyojin. Debía responder las preguntas del muchacho. - Esto es el poder de mi akuma. Manejo las sombras en su totalidad. Y me parece bien que sepas que no somos débiles. Tenemos muchos más trucos. - Me senté y apoyé las manos sobre la mesa toqueteándola y haciendo un ritmillo. - Deberías saber que son frutas del diablo lo que da este poder, pero bueno...

No soy una traviesa ¡jum! Simplemente le di una lección y eso no es ser traviesa o bueno... al menos no tanto. Me crucé de brazos e inflé los mofletes en señal de enfado por eso. Seguí a Byakuro y luego todos salimos del bar. Al menos ya estaba mejor fuera. Estúpida gente ¡Ni que nunca hubiesen visto una akuma! ¿Acaso creen que somos demonios o estamos malditos? Tsk... Gente rara.

La despedida del gyojin cazador hizo que me despejase. Vaya, Byakuro-sensei y yo ya nos íbamos y él también. Le extendí su mano en señal de despedida y el la besó. Me había caído bien este pececito a pesar de todo.

-Igualmente. - Respondí con una gran sonrisa.

Tras esto debíamos volver a nuestro lugar de procedencia ya que el barco no tardaría en marcharse posiblemente. Comenzamos a caminar en dirección contraria y su grito me llamó la atención. Me giré y ante el comentario asentí con la cabeza. Cada uno siguió su propio rumbo.