entrenando con el mejor (pasado)

Alex suspiró. Si mataba al mercenario, tal vez Derian se molestase con él. No era algo que le importase, realmente, pero tener que aguantar al conde ya era un suplicio, como para además tener que soportar su pataleta por haber convertido a uno de los hombres que le habían ayudado en un erizo. El doctor se llevó la mano al cuello y se colocó bien la corbata. Tras unos segundos, carraspeó y agarró el frasco de remedio, lanzándoselo al mercenario.

- Has usado el haki. Por hoy es suficiente -murmuró lentamente, mientras observaba lo que hacía el hombre-. Más te vale recordar mañana cómo lo has usado. Porque el entrenamiento aún no ha acabado... ¡Sigh! -suspiró. Quería que todo aquello acabbase pronto, tenía otras cosas que hacer, gente a la que matar, lugares que visitar, drogas que crear...

El médico empezó a plantearse que si el hombre lograba usar el haki al día siguiente, podría dar por finalizado todo aquel entrenamiento, y dedicarse a cosas más importantes.

“Buff”. Menos mal menudo carácter asesino tiene aquí el doctor, tan solo espero no tener nunca que pegarme con el es exageradamente potente. Con cuidado recojo el frasco y lo uso mientras me dejo caer en el suelo fangoso, por fortuna mi querido y peludito amigo viene conmigo para servirme de almohada, su pelaje esta enredado con agujas de cloro solidificado pero estoy demasiado cansado y dolorido como para entretenerme en quitárselas, apoyo la cabeza en su pelo al tiempo que lo abrazo y caigo dormido por el cansancio y el dolor, con un poco de suerte dormiré profundamente y sin sueños.

El día terminó, y dio paso a la noche. A la mañana siguiente, Alex se levantó de mal humor. El doctor se acercó a su "pupilo", mirándolo con odio. Ciertamente era su mirada normal con casi todo el mundo.

- Tú, activa tu haki o muere. -le dijo, mientras descargaba una puñalada sobre el pecho del mercenario. La daga empezó a caer sobre el cuerpo del otro, con intención de atravesarle el esternón. Si el hombre lograba activar su armadura a tiempo, se salvaría.

El doctor solamente realizaría ese ataque y dependiendo del resultado, se daría por satisfecho. Bueno, en realidad si Bleyd resistía, se sentiría satisfecho por haber logrado enseñarle algo a aquel cabeza de serrín, y si moría, entonces simplemente podría volver a sus importantes tareas de científico psicópata y letal. Que, por supuesto, eran mucho más importantes que enseñar a un mercenario ignorante a despertar un poder tan impresionante como era el haki de armadura. En cualquier caso... acabaría la tarea.

Que cojones. La sorpresa fue mayúscula allí estaba su maestro en quien había confiado gritándome de buena mañana, la verdad es que no era nada extraño pero eso de gritar que iba a morir era nuevo, mis ojos comenzaron a dilatarse al tiempo que la letal arma descendía en picado contra mi pecho los últimos días pasaron por mi mente como un recuerdo, el dolor, las penurias y también las alegrías de un trabajo bien hecho e incluso del escaso reconocimiento del que estaba siendo su maestro que aun a pesar de ser un científico cruel loco y sanguinario se tomo la molestia de ayudarle a entrenar. Ahora la cuchilla caía como una exhalación, no hubo duda, no hubo miedo ni rencor, tan solo paz y confianza, al tiempo que la hoja tocaba mi pecho un brillo negro se condensa justo debajo deteniendo el objeto punzante de su letal cometido. Suspiro con alivio mientras miro a mi maestro, el cual espero que este satisfecho, ha sido un largo duro y doloroso camino pero ha merecido la pena. Tal vez algún día pueda compensarle el favor invitándolo a comer o algo, aunque según parece igual mejor le regalo un animal exótico y súper extraño que jamás haya visto para que lo estudie… Si eso seria lo mejor.

La daga rebotó en el pecho del mercenario, y Alex soltó un suspiro, mientras se incorporaba de nuevo y se crujía los nudillos. Sin ni tan siquiera mirar al tipo, se dio media vuelta y recogió su maletín lleno de cosas útiles. Tras echárselo al hombro, se empezó a alejar caminando lentamente, mientras decía:

- Bueh... no ha estado del todo mal. Enhorabuena -giró la cabeza, mirando por encima del hombro a su alumno-. Ahora lárgate, tengo tarea importante que hacer, y no quiero más distracciones. -el científico hizo que su cuerpo adquiriese un estado gaseoso y empezó a elevarse en el aire, con todo lo que llevaba, convertido en un ligero jirón de niebla verde.

Su vuelo le llevó al castillo de Derian, donde el doctor entró por una de las ventanas, dirigiéndose posteriormente a su habitación y tirándose en la cama para "trabajar en importantes tareas de científicos". Sin duda, aquello era vida...