En busca de un nuevo poder [Rol moderado Furukawa]

Me encontraba sumido en una oscuridad más profunda que las profundidades del mar y no podía percibir nada de lo que me rodeaba hasta que poco a poco el sonido del viento empezaba a adentrarse en mi mente. Lentamente abrí los ojos y eché un ojo a la extraña habitación donde me encontraba para ver que por el estado de los muebles la misma no había sido usada en mucho tiempo. Cuando miré mis brazos vi que en mi mano izquierda había un tubo que estaba conectado a una bolsa de suero y mi cuerpo tiene la sensación de haber estado cerca de la muerte.

Me saco el canal del suero de la mano y me levanto con tranquilidad y veo sobre una mesilla las dos armas que recordaba tener conmigo antes de la oscuridad, un par de pistolas gemelas llamadas Tora y Ryu las cuales recojo antes de ponerme el abrigo cubriéndolas y salir a la leve tormenta en busca de una respuesta al motivo de estar en esta habitación.

Avanzaba lentamente por aquél campo nevado con una sensación de debilidad y muerte en el cuerpo que era muy extraña y no dejaba de ocasionarme preguntas como ¿Cómo he llegado a esta isla?¿Por qué siento esta sensación de haber estado muerto?¿Qué cojones me ha pasado? Cuanto más caminaba más fuerte se hacía la tormenta, lo cual unido a mi actual estado era una bomba de relojería para el desastre. Para empeorarlo todo no podía ver nada en aquél lugar a parte de una gran montaña llena de nieve, ni un edificio y tampoco un rastro, por mínimo que fuese, de vida. A lo lejos pude ver una especie de poblado pero al igual que el campo abierto y la cabaña anterior no había señal de personas en él.

La tormenta hacía que anduviera despacio y que mi juicio estuviese nublado pero no iba a quedarme quieto esperando a que todo se resolviera solo y buscaría las respuestas a las incógnitas de qué me había pasado y por qué sentía que había muerto. Avancé con determinación a través de la tormenta con el rumbo fijo en el poblado ya que allí había más probabilidad de que hubiese alguien que en mitad de la nada. Tal era la fuerza de la tormenta que las pisadas que dejaba al caminar apenas duraban un pequeño rato antes de volver a ser cubiertas por la nieve. Con mucho esfuerzo y tras mucho caminar finalmente estaba en el poblado y podía buscar alguien que me dijese al menos donde me encontraba o algo que me diera una pista para saber al menos mi localización.