El Nacimiento De La Justicia. [Grupal Hikari No Gadian] [Privado-Pasado]

En aquella isla siempre solía ser de noche. Además tenía una tecnología mucho más avanzada que las demás debido a sus grandes edificios. La verdad es que era un sitio agradable y bastante divertido pero ese día iba a ser la encargada de reunir a aquellos hombres. El gremio formado recientemente por Kasai Kuro tenía allí su primera reunión y el mismísimo cazador estaba deseando conocerlos en persona. Tan solo había visto a Misa en la ciudad del agua y ahora ardía en deseos de que todos estuvieran allí juntos. Se había encargado personalmente de enviarles una carta para que acudieran a aquel sitio tan bonito y nocturno. Esperaba que todos la hubiesen recibido.

“Caballeros, ha llegado la hora de la primera reunión de Hikari No Gadian. Deberéis ir hasta Dark Dome y en dicha isla buscar un edificio enorme de doce plantas. Es conocido como “The golden shark”. Estaré esperándoos en la última planta de todas. Pese a que me ha costado pasta alquilar la sala y demás cosas no os pediré nada a cambio. De modo que espero con ansia el encuentro. La reunión empezará a las diez en la noche aunque en esta isla nunca amanece… un saludo de vuestro vecino y amigo Kasai, el cazador celestial.”

Ahora se hallaba sentado en una enorme mesa redonda con ocho asientos. Él estaba en el que miraba de frente la puerta para verlos entrar. En mitad de aquella mesa había una cajita pequeña en la que ponía “un donativo salvará tu alma” el cabrón había puesto una preciosa indirecta por si alguien contribuía a pagar la sala con él. Si colaba se sentiría muy feliz. Ese día vestía con una gabardina de cuero y una chaqueta del mismo material. Unos pantalones y unas botas. Todo negro. También lucía sus gafas de Sol como de costumbre. En la sala había percheros y también lámparas que la mantenían iluminada pero sin pasarse, más bien para que pareciera un ambiente relajante. En su cintura portaba las fundas con sus armas y una estantería que había a su lado todos sus cargadores. Éstos estaban metidos en un cajón para que se vieran a simple vista. Sobre la mesa había dos carpetas que tenía para repartir ciertas cosas que tenía que dar.

No tardó en soltar un suspiro cuando de repente se abrió la puerta dejando ver a un hombre de cabellos morenos y cogidos en una coleta. Sus ojos eran azules y poseía un poco de barba. Éste miró al cazador tranquilamente y le hizo una reverencia. –   Caballero, creo que sus invitados están llegando. – Aquel hombre era un simple empleado del edificio. Vestía con un traje elegante una corbata de color rojo oscuro. El pistolero simplemente asintió con la cabeza y le hizo un gesto con la mano para que se retirase. En ese momento soltó un suspiro y colocó los codos sobre la mesa haciendo que su rostro quedara entre sus manos. Él estaba situado en la silla ocho por así decirlo. A su lado derecho estaba la uno mientras que al izquierdo la siete. Era la ventaja de las mesas redondas, nadie quedaba por encima de nadie y todos podían verse a la perfección. Era bastante grande. Era gracioso pero tenía planeado viajar unos dos años hacia una isla del paraíso para formarse en combate como era debido. Si el resto no tenía inconveniente lo haría. Por el momento los esperaría allí sentado con toda la calma del mundo y los ojos cerrados. Su mantra estaba activado y listo para empezar a notar las auras.

Datos:

Thairos se encontraba en una isla bastante extraña. La tecnología abundaba en aquel lugar y por lo visto la noche era permanente. Recientemente se había unido a un gremio de cazadores y le llegó una carta citándolo en un edificio bastante alto, probablemente en el más grande. No sabía mucho sobre la isla en la que estaba excepto que lo que la gran mayoría de la población eran mujeres. Al pelirrojo esto le encantaba, se quedó parado mirando todas las bellezas que había alrededor. No le importaría que la base del gremio fuese ahí y de todos modos, ya vendría de nuevo a aquella isla en el caso de dejarla.

El asesino recibió una carta del supuesto líder, Kasai. No sabía cómo pero le llegó a sus manos. Se dio cuenta de que era una persona bastante accesible y un escalofrío le recorrió por la espalda. -Bueno, habrá que buscar el edificio… preguntaré para que me den indicaciones.- Lo cierto es que el edificio se veía a la legua y Thairos sabía perfectamente que ese era el sitio, pero decidió preguntar por indicaciones a alguna hermosa dama. Los habitantes de la isla tenían un rasgo en particular que no tenían las demás personas que Thairos hubiese visto. Sus ojos eran ligeramente más grandes, seguramente acabaron así para adaptarse a la permanente noche. Se acercó a una preciosidad de pelo verde que estaba con un dispositivo en las manos que nunca vio. -Hey, preciosa ¿sabes dónde está el Golden Shark?- El pelirrojo arqueó la ceja izquierda para ser “más seductor”. La muchacha no apartaba la mirada de aquella cosa e ignoraba al muchacho. Aquella mujer era difícil o estaba idiotizada por aquella cosa. Pasaron unos minutos y la chica alzó la mirada. Thairos volvió a preguntar de la misma manera y la muchacha señaló con su cabeza el edificio más grande para luego volver a mirar el aparato.

Thairos quedó algo decepcionado, esperaba al menos invitarla a una cenita. Agachó la cabeza levemente y la volvió a alzar. La isla estaba llena de mujeres, que lo rechace una es lo de menos. Tenía una amplia gama de posibilidades con aquellas hermosas chicas. Estuvo como diez minutos fantaseando en su mundo hasta que cayó en la cuenta de que lo esperaban. Se espabiló y echó a correr hacia el edificio. Una vez que entró pudo ver como era un lugar bastante lujoso. Lo cierto es que el ambiente no le gustaba demasiado, pero bueno había sido citado ahí.  Se acercó dónde ponía “recepción” y preguntó por el líder del gremio. Varios minutos después un hombre le indicó que se encontraba en la última planta de todas, como ponía en la carta.

El pelirrojo fue andando hasta llegar a un ascensor, pulsó un botón y esperó hasta que las puertas se abriesen. Una vez que estaban abiertas entró y tres mujeres entraron junto a él. Thairos estaba embriagado por el perfume de aquellas tres y no iba a desperdiciar su oportunidad. -Se ha quedado bonita la noche ¿eh? Aquel muchacho intentó romper el hielo con una broma, una broma bastante pésima. Las muchachas se giraron y se le quedaron mirando fijamente para después soltar una risa pícara. No obtuvo respuesta alguna y en la primera planta se bajaron. Por lo visto las personas de aquella isla eran muy suyas.

Por fin se abrió la puerta en la doceava planta. Aquella planta parecía mucho más lujosa que el recibidor y las otras plantas que había visto al abrirse la puerta del ascensor cuando entraba gente en él. Salió del ascensor y pudo ver una gran puerta doble. -Pues tendrá que ser ahí.- Vio como salía el hombre que le atendió en recepción y se quedó un poco traspuesto. ¿Cómo diablos había llegado aquel tipo antes que él? De todos modos, pasó de aquello y se dispuso a entrar. Tocó un par de veces a la puerta y la abrió. Una vez que la abrió pudo ver como un tipo rubio se encontraba sentado en una mesa redonda. Era rubio y tenía unas gafas de sol, era curioso porque era de noche. Vestía completamente de negro. Thairos vestía con su típica chaqueta verde, camiseta de color blanco y unos pantalones algo simples marrones. En su cabeza había una especie de diadema que en verdad eran unas gafas. Su uso no era el de unas simples.

-¿Se puede…? Espero que sí.- Thairos entró sin esperar a que le diesen permiso a entrar del todo. Se acercó a la mesa donde estaba el rubio pero no se sentó. -Yo soy Thairos Furei. Encantado.- El pelirrojo se señaló a si mismo con el pulgar de la mano derecha mientras sonreía. Le gustaba presentarse así, pensaba que quedaba guay. Una vez se presentó tomó asiento por fin. Se sentó en la silla que daba cara al hombre y sonrió. Pudo ver como había una cajita en mitad de la mesa, entonces Thairos se acordó. Aquella habitación sin duda era cara y si iba a entrar en el gremio tendría que contribuir todo lo posible con su proliferación. Se levantó estirándose hacia la cajita y metió algo de dinero. Por suerte o desgracia el chico no es que tuviese poco dinero pero tampoco demasiado. Una vez hecho esto se volvió a sentar y sonrió mirando al rubio. -Imagino que tú serás Kasai ¿no?

Super Loco había recibido una carta muy extraña. Parecía ser del gremio al que se había unido así que se dirigió hasta el lugar que indicaba la carta. Era una isla muy oscura, al parecer la mayor parte del tiempo era de noche. No podía leer bien lo que ponía debido a la falta de iluminación así que paro a una mujer que andaba por la calle.

- ¡Oye tú! ¿Podrías decirme lo que pone aquí? No puedo ver con esta oscuridad.

La mujer alzó la vista y miro al asesino con cara de asco.

- Maldito viejo, ¿es que no sabes leer? Aquí pone que vayas al Golden Shark, es ese edificio de ahí, pazguato.

- ¡Eh! No me insulte, no querrás que me enoje maldita furcia.

Hank le arrancó el papel a esa chica de un manotazo y se fue algo malhumorado hasta el edificio que le había señalado. Pero no sin antes soltar un comentario acerca de su fealdad, la verdad es que era bastante fea. Una vez llegó a la entrada del edificio preguntó al recepcionista.

- ¡Ey! ¿Qué tal la noche compadre? ¿Es este el Golden Shark?

El hombre le dijo que podía comprobarlo por sí mismo y le señaló toda la recepción. Había letreros por todas partes donde se podía leer Golden Shark, incluso en el uniforme de aquel hombre aparecía “Golden Shark” bordado en tonos dorados. Murphy se quedó un tiempo parado leyendo todos y cada uno de los letreros. Finalmente se quedó leyendo  fijamente el bordado del recepcionista con los ojos entrecerrados a unos 5 cm de él. Alzó la mirada y se colocó a la misma distancia de la cara del recepcionista.

- ¿Y bien? ¿Dónde estamos cabeza de buzón?

- En el Golden Shark, señor.

- ¿Y por qué no lo dijiste antes? Mire, aquí tengo una invitación, lléveme hasta la sala de reunión y rapidito.

Super Loco le mostró un cacho de papel arrugado y rasgado, al parecer se había rajado un poco al arrancárselo del tirón a aquella mujer. El recepcionista la cogió y lo acompañó hasta el ascensor, tocó el botón y dejó que Hank subiese solo. El asesino se colocó apoyado sobre el espejo que tenía a su espalda con los brazos cruzados, estaba empezando a aburrirle la forma en la que lo estaban tratando en aquel lugar. La gente no reaccionaba, no sonreía, no se cabreaba. Eran personas planas y formales y eso aburría a Super Loco Murphy. Pronto la puerta se abrió sonando un pitido indicando el número de planta. Fuera estaba el mismo recepcionista el cual le indicó que lo siguiera.

- ¿Pero tú no estabas abajo? ¿Puedes teleportarte? Hazlo, quiero verlo. Hazlo, hazlo, hazlo, hazlo…

Llegaron a una gran puerta doble y Murphy seguía diciéndole al recepcionista que volviese a teleportarse pero este ni se inmutaba, este abrió la puerta y Murphy dejó de hablar con él llamándolo aguafiestas y pasó dentro. Había una mesa redonda y en ella había sentados un hombre con el pelo rojo de espaldas con unas gafas en la cabeza y otro rubio vestido totalmente de negro. En medio de la mesa había una caja en la que ponía que se aceptaban donativos. Murphy echó las manos a sus bolsillos y pudo ver que no tenía nada.

- Hola gente, ha llegado el Super Loco Murphy. Me parece que me dejé la billetera en el otro mono así que no voy a poder donar nada aunque… Espera, se me acaba de ocurrir algo que les puedo dar.

Super Loco salió de la sala un momento y llamó al recepcionista. A los pocos segundos apareció con un lápiz y un papel. Estampó su firma sobre aquel trozo de papel, lo dobló y la metió dentro de la urna.

- Esto bastará. Algún día seré alguien famoso y esa firma valdrá millones. Deberían estarme agradecidos. ¿Y bien? ¿Quién me llamó? ¿Fuiste tu pelo de fuego? ¿O fue el rubiales?

Hank se sentó en una silla entre aquellas dos figuras, colocó el respaldo hacia delante apoyando los brazos sobre dicho respaldo. Entonces se quedó en silencio mirando a aquellos dos hombres directamente a los ojos con una sonrisa como si estuviese viendo un partido de tenis.

No llevaba ni una hora en aquella isla y ya la odiaba. Nada de sol, gente antipática y todos vestidos de negro, como si la isla no fuese ya suficientemente oscura. debido al ambiente destaqué más de lo normal, no solo por ser de otra raza, sino por mi vestidura veraniega que para mi era como el uniforme de trabajo. Y allí estaba yo, un punto azul en un lienzo negro camino a conocer a mi equipo; hace apenas dos semanas recibí una carta que citaba a un nuevo gremio de cazadores, del que yo formaría parte, para que nos conociéramos. Admito que era buena idea conocerse antes de que nos juguemos el pellejo, ¿pero en un sitio así?

Vagué por la ciudad una media hora antes de encontrar el edificio donde seria la reunión, el llamado The Golden Shark (bonito nombre a decir verdad), un enorme edificio de doce plantas. La reunión seria el la ultima planta, eso indicaba la nota. ''¿que pasa con estos edificios tan grandes? ¿Porque siempre se usa la ultima planta?''. Entre, y no negare que en parte esperaba una especie de bienvenida o algo así, pero simplemente encontré un gran vestíbulo con apenas cuatro personas y un silencio sobrecogedor. Incluso temí caminar por si molestaba al resto de personas. Me dirigí al ascensor, siendo la ultima planta ni en broma subiría por las escaleras, pero a medio camino un hombre muy bien vestido me detuvo.
-Perdone... señor- dijo no muy convencido -¿Puedo ayudarle?- por suerte para él me pillo de buenas y muy educadamente (o eso intente) le mostré la carta que recibí.
-Si no le importa... caballero, me están esperando.- y sin esperar respuesta alguna seguí hasta el ascensor.
Tras esperar un eterno minuto entre. Le di al circulo que ponía doce y las puertas se cerraron. Mientras ascendía y el tiempo se me hacia cada vez más lento en aquella caja de metal (no soy gran fan de la tecnología) me dio que pensar, pensar en mi futuro equipo.

Me uní a este nuevo gremio por el mero hecho de añoranza, añoraba a mi antiguo equipo y tras su dispersión volví a mis principios de cazador: vagar sin rumbo en busca de algún canalla que estuviera molestando. Pero ahora se me presento esta oportunidad que quizás me ayude a avanzar y a hacerme un hueco, tenia claro que iba a darlo todo por este equipo. Finalmente la jaula se detuvo y las puertas se abrieron. Crucé el frió pasillo que acababa ante un puerta doble la cual, puesto que supuse que me esperaban, abrí sin pedir permiso.

Encontré una enorme sala presidida por una gran mesa redonda con ocho asientos de los cuales, tres ya estaban ocupados. Un hombre vestido con cuero negro y pelo rubio en la silla más alejada; en el asiento de enfrente, el más cercano a mi, un joven pelirrojo. Y a la derecha entre aquellos dos, un viejo bastante espeluznante.
-Buenas noches.- empecé de forma educada -Mi nombre es Tyrion Wave y como ustedes, he sido convocado aquí para darnos a conocer como gremio. Solo tengo una duda ¿que significa el nombre del gremio?-

Otra ve de vuelta a Dark Dome, parece que todo comenzaría en el mismo lugar que la otra vez. Ya veía la luces de la ciudad desde la cubierta del barco que me llevaba hasta ella, me había costado decidirme a venir aquí por todo lo que representa para el recuerdo de Byakuro, pero este nuevo gremio, formado en su mayoría por miembros del antiguo gremio, me había terminado de decidir a venir y mantener vivo en nosotros al Sichibukai.

En cuanto tocamos tierra me fui hacia la plaza donde nos habían atacado, ya estaba totalmente arreglada y sin signos aparentes del estropicio que se formó, no creía que hubiera nadie esperando con explosivos, pues yo no tenía la fama de Byakuro, pero en ese momento me jure que encontraría al hombre que él buscaba y lo detendría, como último acto para honrar su memoria. Tras ese juramento me dirigí hacia el edificio llamado “The Golden Shark”, un nombre que pegaba bien con el edificio cuando lo vi todo iluminado de dorado por fuera, únicamente le faltaba un tiburón gigante en la fachada.

-Buenos días, me esperan en la última planta. -Le dije a la recepcionista mientras le enseñaba la invitación, la señora estaba blanca como la nieve, así que mire para atrás, dándome cuenta que llevaba conmigo a dos de los Negative Hollow.- No se preocupe por ellos, no hacen nada si no eres una amenaza para mí.

La señorita aún desconfiada nos guio hasta una sala pequeña, dentro de ella pulso dos botones y la sala comenzó a moverse hacia arriba, era una sensación extraña, y la velocidad de la misma sorprendente, los Hollow apenas eran capaces de seguir el ritmo de la misma. Cuando se paró sonó una campanita y la puerta se abrió sola, mostrando un lujoso pasillo. La recepcionista me acompaño hasta una puerta indicándome que era allí la reunión. Llamé a la puerta con el puño dos veces y la abrí.

-Hola, siento llegar tan tarde, tenía que pasar por donde conocí a Byakuro antes de venir aquí y creo que se me fue un poco la hora. Me llamo Nostariel D. Eruiel, no os preocupéis por estos dos.- Dije señalando a los fantasmas.- Espero no haber llegado ya con la reunión empezada.

Kasai permanecía callado en todo mirando y observando la puerta comenzando a impacientarse bastante. No entendía la manía de llegar tarde de la gente. No tardó mucho en detectar la primera presencia de la noche. Esperaba que no fuese de nuevo el metre o seguramente se deprimiría un poco. Estar en un sitio desconocido tan alta y encima solo no le hacía demasiada gracia pero en cuanto fuesen llegando los demás cazadores se iría relajando. Tampoco esperaba darles una mala impresión pese a su aspecto más parecido al de un asesino que al de un cazador de recompensas. Solían apartarse de su camino cuando él pasaba y eso era algo que le desagradaba bastante. No podía hacer nada pues no pensaba de cambiar sus ropas por nada del mundo. Mientras pudiera protegerlos no era necesario que le hablara, claramente estaba pensando en los ciudadanos. – Parece que es la hora de recibir al primero. – Susurró ahora mientras mantenía la mirada fina en aquella puerta de la sala.

La persona que entró fue un chico joven y de cabellos rojizos. Sus ojos tenían un intenso color morado y la verdad es que parecía un novato debido a que su aura no desprendía gran poder. Enseguida se presentó como Thairos y depositó algo de dinero en aquella cajita que había preparado el rubio. – “Eso no me lo esperaba” – Pensó ahora para sí mientras le mostraba una sonrisa amable. Pese a ser la primera reunión y apenas conocerle ya había colaborado. Tal vez no fuera mucho pero la intención era lo que contaba siempre. En ese momento escuchó la pregunta de aquella persona y no pudo evitar asentir con la cabeza despacio. – Él mismo, Thairos-kun. – Dijo ahora mientras permanecía atento al joven de forma calmada y tranquila. Le daba una buena vibración pero de todas formas cuando estuviesen todos se aseguraría de que no fueran infiltrados mediante su propio método. En ese momento el joven se sentó quedando frente a él y eso le hizo ahora sonreírle de forma más amplía.

En ese momento la puerta se abrió despacio dejando ver a un tipo que aparentaba ser un poco mayor. Se presentó como una persona loca y dijo llamarse Murphy. Kasai lo miraba de arriba abajo impresionado por qué una persona así se uniese al gremio pero él no era nadie para juzgar. Bueno si que lo era pero aquella persona no parecía ser un mal tipo. De repente el tipo llamó a una de las empleadas y tras escribir algo en un papel lo metió en la caja. Además dijo unas palabras que hicieron al pistolero quedar bastante confuso. – ¡Hahahaha! ¡Eres un hombre interesante! Yo soy el que te ha convocado aquí. Mi nombre es Kasai. – Dijo contestándole a su pregunta para después observar como la sala comenzaba a tomar vida. Aquel gremio parecía ser un nuevo chorro de esperanza e ilusión y por supuesto el rubio estaba contento. Por el momento aquellos dos no parecían ser malas personas y sus edades eran opuestas. Un hombre joven que tendría unos veinte o así y alguien con más experiencia. La edad del propio tirador era similar a la del pelirrojo pero no lo veía un dato obligatorio.

La puerta se abrió de nuevo dejando pasar a un gyojin parecido a una especie de caballo mezclado con tiburón. Cuando se presentó tuvo una especie de vibración en su cabeza, era como si ya hubiese escuchado aquel nombre antes. En cuanto a la pregunta que hizo, provocó una leve risa en el tirador. Enseguida le contestó con toda la calma del mundo. – Guardianes de la luz. Un nombre apropiado para nosotros. Tú nombre me suena bastante ¿Estuviste en algún otro gremio, amigo? – Mencionó ahora mientras mantenía su mirada en aquella persona. Con Thairos en frente y con Murphy a su derecha daba por hecho que las sillas ocho, cuatro y seis estaban ocupadas. El tiburón o la raza que fuese no terminó de sentarse al parecer pero el rubio no le dio mucha importancia y entonces fue cuando simplemente se cruzó de brazos. No tardó en detectar unas cuantas presencias más acercarse hasta aquella sala. Ya estaban a punto de entrar y parecían ser dos en lugar de una. – Parece que pronto entraran más personas. – Dijo ahora con un tono relajado y calmado.

En ese momento dos mujeres entraron a la habitación. El tirador se fijó en que eran tan distintas como la noche y el día. Una era pelirroja y de piel pálida. Además sus preciosos ojos dorados resaltaban. La otra era más morena y sus orbes y cabellos también. Éstas se sentaron y se presentaron como Yoko y Theo. – Yo soy Kasai. Es un placer contar con vosotras. – En cuanto dijo aquello volvió a mirar a todos los presentes despacio para comprobar que todo iba bien y no pasaba nada raro. Sus gafas de Sol hacían que sus ojos no fueran visibles y pese a que era de noche podía ver perfectamente en aquella sala. Soltó un pequeño suspiro mientras ahora le daba por jugar con las carpetas que tenía delante y de vez en cuando con su gabardina. No sabía si comenzar con aquella reunión de una vez por todas pero algo le decía que todavía faltaba gente. De hecho le sorprendedla que Misa no estuviese ya allí. Era chica rubia parecía ser un poco despistada. Desde que la conoció en la ciudad del agua, Water Seven, supo que iba a ser una buena cazadora y no solo por su determinación que ya decía mucho de ella. Era honesta y amable pues ya había empleado sus poderes con ella para confirmarlo en su preciso momento. No como todas aquellas personas nuevas, se iba a reventar usando su habilidad especial pero si todas eran legales habría merecido la pena entonces el consumo de energía.

Hablando de la reina de Roma, no tardó en aparecer y disculparse por llegar tarde. Enseguida se sentó en la silla de su lado y le dio por imitar su postura. – “Usurpadora” – Pensó el tirador mientras alzaba una ceja y después cambiaba a una postura más original pero no sin antes soltar una ligera carcajada. – Me alegro de verte, Misa-chan. – Una vez dijo eso volvió a mirar a la puerta sintiendo otra aura acercarse a una velocidad normal. Estaba impresionado de que todavía quedasen más miembros y en ese momento pensó en la última pelirroja. En ese momento la chica entró con dos seres parecido a fantasmas, aquello hizo al pistolero ponerse alerta y su mirada se puso seria. Pero cuando la chica dijo que se preocupará nadie le tomó la palabra y volvió a sonreír con calma mientras la miraba. – Buenas noches, Nostariel. – Dijo tranquilamente para después contar a las personas que había en aquel sitio. Ya estaban todos sin duda alguna. No era necesario continuar esperando a más miembros por qué no había enviado más cartas. Una sonrisa se formó en su rostro y ahora se fijó en que solo el pelirrojo había contribuido con la caja de donativos. – “En fin voy a tener que dejarme la paga” – Pensó suspirando y colocando la caja en una esquina para que no estorbase.

Ahora soltó un enorme suspiro y después una risa sonora y tranquila. – Sean todos bienvenidos. Como ya dije no me gusta ser un líder ni nada de eso. Aquí las órdenes las damos todos y mi voto cuenta tanto como el vuestro. Yo tan solo me ocuparé de dar la cara por el gremio y de conseguiros objetivos interesantes. – Ahora tomó una de las carpetas y las abrió despacio mientras ordenaba los documentos y continuaba hablando tranquilamente. – Para los que habéis llegado los últimos. Mi nombre es Kasai Kuro. Muchos de vosotros pertenecíais al gremio del anterior rey cazador, Byakuro. Yo pertenecía al de mucho más antes, Alex Drachen. – Dicho eso ahora sacó unos folios y plumas y los fue repartiendo mediante lanzamientos sin fuerza a ras de la mesa. Su habilidad como tirador era fenomenal. En ellos había una información que no quería decir en voz alta. Si los miraban verían una pequeña lista con los siguientes objetivos. Todos ellos criminales peligrosos.

Krenson: Luchador dedicado al asesinato a suelo. Se sabe que ha matado a miles de inocentes y el precio por su cabeza es de 58.000.000

James Robles: Gyojin pulpo visto por última vez en Baterilla, se ha cobrado la vida de diez niños y ha asesinado a cargos medios de la marina. Su precio es de 45.000.000

Jura: Espadachín dedicado a la venta de esclavos ilegales y al asesinato de marines. Su última presa fue un teniente. Su cabeza está valorada en 60.000.000

Lord Harty: Semigigante dedicado a las masacres básicamente. Temido por mucha gente y ostenta a un precio de 75.000.000.

Una vez había dado aquellos datos continuó hablando tranquilamente. – Dado que somos ocho sería buena idea dividirse en grupos de dos para capturar a estos tíos. Mucha gente inocente está muriendo cada minuto que pasa. – En ese momento el tirador observó como la puerta se abría despacio dejando pasar al metre de antes. Éste les miraba con una sonrisa algo extraña. Kasai dejó de hablar por un momento y se quedó mirándole esperando una respuesta por la intrusión. – Ahora mismo estáis todos por lo que veo. De modo que es la hora de… – Aquel imbécil llevó su mano al interior de su chaqueta ¿Acaso tenía orden de exterminar a los cazadores antes de que se formasen? El mantra de Kasai notó las intenciones hostiles. De repente con la mano cogió sus gafas de Sol y las lanzó contra aquel hombre. Éste como acto reflejó las agarró confuso y miró al rubio pero éste ya no estaba en su sitio. Kuro se había desplazado a una velocidad de cincuenta metros por segundo y ahora se encontraba en la espalda de aquel payaso con el su revólver sacado y pegado a la espalda del metre. – Bueno, creo que deberías abandonar la sala antes de que las cosas vayan a mal. Me da igual si te han contratado o algo similar pero no molestes. – En ese momento el tipo tragó saliva asustado y tras asentir abandonó la sala de forma calmada.

El pistolero volvió a su sitio suspirando y tomó asiento mirando al resto. – Mis más sinceras disculpas. Parece ser que hay pocos sitios de fiar últimamente. – Una vez dijo aquello ahora estiró la mano despacio y entrecerró los ojos acumulando energía. Era el momento que estaba esperando. – Qué nadie se mueva. Es el momento de la prueba final. – Dijo mientras un destello de luz blanca trataba de iluminar a todas las personas. Misa ya había experimentado aquello y sabía que no era nada malo. A las personas malvadas empezaría a consumirlas por dentro y matarlas lentamente. A las personas buenas como era el caso de todos aquellos o eso al menos esperaba Kasai, las empezaría a sanar y hacer sentir mucho mejor. De modo que no había peligro. Una vez lo hiciera soltaría un suspiro de cansancio pues le costaba realizar aquel poder. – Parece que no sois malas personas… bueno creo que voy a proponer los grupos. – Dijo mientras sonreía despacio y observaba a aquellas personas allí reunidas. – Theo y Yoko parecen conocerse. Me parece que deberían ir juntas. Thairos y Murphy combinan sangre fresca con experiencia. Nuestro amigo marino y Nostariel parecen buena combinación, me gustaría saber cómo trabajan juntos. Dicho esto creo que Misa y yo nos compenetramos bien después de conocernos los primeros y saber datos el uno del otro. Ahora quiero que os presentéis. Quiero saber vuestros datos, aficiones, lo que os gusta y os desagrada y cosas así. Por supuesto también acepto preguntas. – Una vez dijo aquello sonrió de lado colocando sus manos en los bolsillos de la gabardina esperando que comenzasen.

Thairos se quedó varios segundos mirando al rubio que acabó por afirmar su identidad. Como bien dedujo el pelirrojo era Kasai. Pudo ver como aquel hombre le sonreía ampliamente y éste le devolvió la sonrisa. Más temprano que tarde sonó la puerta abrirse y Thairos se giró con la silla. Era un hombre bastante entrado en años o al menos eso parecía. No sabía qué hacía un señor mayor ahí con ellos, seguro que tendría problemas en los huesos o algo parecido. La mente del asesino estaba perdida en sus delirios cuando aquel anciano se presentó. Su nombre era Super Loco Murphy. Qué nombre más extraño el de ese tipo ¿sería un apodo? Tal vez de donde viene aquel viejo el nombre de Super Loco era algo normal. Thairos anotó mentalmente que debería conocerle más a fondo. Si su lugar de origen era la isla de los nombres raros quería ir al menos una vez en su vida. Una vez que se presentó, aquel anciano firmó un papel y lo metió en la urna. Hablaba de ser famoso y que esa cosa iba a valer millones. El pelirrojo lo miró y pensó que Super Loco tendría que ser alguien muy importante por ser casi famoso.

No pasó mucho tiempo cuando la puerta volvió a abrirse. El asesino se giró nuevamente y vio algo que nunca había visto. Se trataba de un Gyojin y a simple vista Thairos pensó que sería un Gyojin caballito de mar debido a su aspecto, tal vez se equivocaba ya que no había visto ninguno en su vida. Estuvo por preguntar repetidas veces si era un caballito de mar y de dónde venía, pero se contuvo un poco. Era el primer día y no iba causar una impresión rara, no obstante más adelante le iba a hacer la pregunta sí o sí. Este ser se presentó como Tyrion Wave. -“Un nombre bastante chulo”.- Pensó el pelirrojo para sí mismo. A su vez preguntó por el significado del nombre del gremio a Kasai. El rubio le contestó diciéndole que era literalmente “Guardianes de la Luz”, un nombre que también le gustó al chico. Por lo pronto había conocido a tres de sus nuevos compañeros y éstos no le desagradaban. Desconocía si iban a venir más aún.

Thairos miraba a Tyrion fijamente como si de un niño pequeño se tratase, pero su atención fue desviada por otra cosa. La puerta estaba que no paraba de tanto abrir y cerrar. Centró su mirada a la entrada y no pudo creer lo que vio. Una hermosa dama de cabellos morenos y piel morena seguida de otra chica de bastante buen ver pelirroja. Los ojos del asesino casi formaban un corazón al ver a la morena. Thairos amaba a todas las mujeres por igual pero una de sus debilidades eran las chicas así. Estaba pensando en que tenía muchísima suerte por haberse apuntado a aquel gremio. Había conocido al amor de su vida. Lo cierto es que el amor de su vida lo había encontrado ya unas cuatrocientas cincuenta y siete veces. Thairos se intentó contener las ganas de saltar hacia su posición y casi lo consigue, pero aquello era algo más de lo que podía soportar. Aquel joven no podía frenarse ni queriendo. Miró intensamente a la joven morena. Antes de poder hacer nada, la otra chica se presentó. Su nombre era Yoko Littner, un nombre que iba a recordar, a continuación presentó a su amiga, Theo Thawne.

Thairos no podía más. Saltó y rodó sobre sí mismo hasta la posición de aquellas dos mujeres. Para acabar apoyado en su rodilla izquierda haciendo una reverencia. Agarró a Yoko de la mano y la miró fijamente a los ojos. -Buenas noches señorita. Mi nombre es Thairos Furei. Un placer.- Thairos cuando hizo aquello guiñó un ojo a la pelirroja. Una vez hecho esto tomó la mano de Theo que se encontraba a su lado. Esta vez se levantó y clavó sus orbes violetas en los ojos de aquella chica. Thairos sonrió de lado adoptando una pose algo “seductora”. -Señorita Theo, mi nombre es Thairos Furei. A su servicio. He de decir que la belleza que desprende ilumina toda la sala y con creces. Espero poder ayudarla en todo lo posible, no dudes en acudir a mi.- El pelirrojo besó la mano de aquella chica suavemente y se giró para ir a su asiento de nuevo. Aquel hombre sacó algo de pecho y orgullosamente se sentó.

Por lo visto ya estaban todos los miembros, pero Kasai no decía nada al respecto. ¿Aún quedaban personas? El pelirrojo se estaba impacientando puesto que se estaba demorando bastante el inicio de aquella reunión. El asesino seguía sentado en aquella silla y, bueno, no le importaba tanto esperar mientras tuviese a aquellas dos bellezas junto a él. No pasó más de dos minutos cuando la puerta se abrió de nuevo. Una voz femenina llegó a los oídos de Thairos. No podía ser, más mujeres. Más diosas en el gremio, la voz de aquella chica era tan dulce que embriagó al pelirrojo. Estaba impaciente de ver a aquella preciosa damisela. Thairos con una sonrisa de oreja a oreja giró la silla completamente y a una velocidad pasmosa. Cuando estaba mirando en dirección a la chica la cara del chico cambió completamente. Una mueca desagradable se dibujó en la cara de Thairos. Aquella voz no le hacía justicia a esa persona. Thairos era un gran fan de las mujeres y nunca lo había escondido, pero tenía un tipo de mujer que era su archienemiga. Las rubias.

Debido a su pasado, nunca se fiaría de una rubia. Una terrible experiencia hizo que a Thairos no le gustasen las mujeres de cabello dorado. Hace ya tiempo “ligó” con una chica bastante bonita la cual tenía su pelo de color dorado. Se trató de una estafadora y acabó perdiendo todo su dinero debido a una inteligente estratagema por parte de aquella arpía. Lo cierto es que aquella mujer no usó ninguna artimaña enrevesada para estafar al pelirrojo. Muchas veces es que aquel tipo era muy tonto. No solo dejó de confiar en aquellas mujeres por ese encontronazo. Siempre que estaba con una mujer rubia alguna desgracia para el chico ocurría. Era algo inconcebible para un fan de las mujeres que se precie. No fiarse de una mujer. Por esa parte estaba algo dolido.

El pelirrojo al ver a la chica giró su silla despacio sin hacer ningún ruido ni movimientos bruscos. Pensaba que así no se fijaría en él, cosa improbable después de que actuase de aquella manera. La chica siguió hablando y se disculpó por llegar tarde. A Thairos se le rompía algo por dentro. Se veía buena chica pero su condición no hacía más que llevar al pelirrojo a desconfiar. -“Sin duda su voz no le hace justicia.”- Una pequeña lagrima salió del ojo derecho del pelirrojo.

Thairos seguía en su sitio e intentando no tener mucho contacto visual con aquella mujer. No sabía cuánto iba a poder aguantar en aquella situación y esperaba que terminase pronto. De pronto la puerta se volvió a escuchar. Otra voz femenina llegó a los oídos del asesino. No era posible aquello. El gremio estaba constituido por mujeres. La actitud del chico cambió drásticamente y alzó la mirada, se levantó y se dirigió hacia la nueva que había entrado. Primero se cercioró si no era otra rubia del diablo. Mientras andaba hacia aquella muchacha, ésta se presentó. Su nombre era Nostariel D. Eruiel, un nombre bastante curioso. Una vez que el pelirrojo escuchó su nombre hizo lo mismo que con las otras dos, agarrarla de la mano. La miró fijamente y se volvió a presentar. Era algo que a Thairos no le importaba repetir siempre que fuese una mujer. Se levantaría mil veces y se presentaría otras mil a cualquier mujer.

Thairos se sentó de nuevo y Kasai entonces pudo hablar, por lo visto estaban ya todos. El rubio dijo que el simplemente era un representante y que todos eran iguales en aquel gremio. Al chico le gustaba aquella actitud y se sintió bastante cómo. Pronto Kasai echó mano a unos folios que repartió a cada uno. Todos estaban escritos, ponían el nombre, recompensa y el porqué de algunos criminales. El asesino se entusiasmó mucho. Su primer encargo por fin. Iba a luchar contra un criminal y cobrar su recompensa por primera vez. Estaba deseando dar lo mejor de él. Kasai sugirió hacer grupos de dos para ir a por los criminales. Al pelirrojo le encantó la idea, pensaba que le iba a tocar ir de aventura con su amada Theo y así poder conocerse mejor. De pronto, el tipo que estaba en recepción surgió de la nada y empezó a hablar con un tono algo amenazador. No tardó demasiado en ser neutralizado por Kasai, que hizo gala de una asombrosa velocidad. El pelirrojo quedó maravillado por lo que había hecho ya que pestañeó y el rubio desapareció.  Lo cierto es que aquel tipo era idiota. ¿Dónde diablos iba a meterse contra ocho personas? Pronto pudo abandonar la sala y bastante asustado, se le veía temblar.

Una vez que hizo aquello, Kasai se disculpó y mencionó que iba a hacer una prueba final. Una luz blanca salió de Kasai iluminándolo todo. Thairos se esperó lo peor y comenzó a gritar sin saber demasiado el por qué. Varios segundos después pudo ver como estaba intacto y se sentía incluso mejor que antes. ¿Qué había pasado? El chico empezó a mirarse las manos y registrarse todo el cuerpo para ver si podía divisar alguna herida o algo por el estilo. Suspiró al ver que no le había pasado nada. Después de aquello, el rubio empezó a nombrar los grupos que iban a ser. El pelirrojo cruzó sus dedos y cerró los ojos con bastante fuerza mientras susurraba que fuese con Theo. La decepción cayó sobre él como si de una enorme piedra se tratase. Le había tocado con el viejo, Super Loco. No le desagradaba aquel tipo, pero él esperaba otra cosa. Thairos estaba con la cabeza apoyada en la mesa con los ojos abiertos. Tenía una mirada perdida. El pelirrojo aun así pudo escuchar a Kasai decir que quería que se presentasen todos.

-Empezaré yo entonces.- La actitud del asesino cambió completa y drásticamente. Se levantó tan rápido que hizo que la silla en la que estaba sentado cayese de espaldas escuchándose un sonoro golpe en el suelo. Se aclaró la voz y sonrió ampliamente. -Mi nombre es Thairos Furei, como ya he mencionado alguna vez. Mi comida favorita es el pollo y adoro las mujeres, especialmente a las morenas.- Dicho esto miró a Theo fijamente y volvió a hablar apartando la mirada de ella. -No me gustan los okamas ni la gente que hace daño a otros por diversión. Algo que me desagrada también son las mujeres de pelo rubio.- Después de decir aquello desvió la mirada para no tener que mirar directamente a la chica de cabellos dorados. La verdad es que no se sentía demasiado bien por decir aquello, pero era un chico demasiado sincero y a veces decía lo que pensaba sin pensar siquiera en las consecuencias que aquello acarreaba. -Uno de mis mayores sueños es convertirme en el mayor Rey de los cazadores de la historia y lo voy a conseguir. Además tengo especial interés en encontrar a unos piratas en concreto y aniquilarlos.- El pelirrojo sonreía ampliamente mientras decía todo aquello. Era un pequeño resumen de él mismo. Fue todo lo sincero que pudo. Aquel chico estaba especialmente cómodo con ese grupo de personas, aunque estuviese aquella chica ahí. No podía fiarse de ella por muy buena persona que pareciese.

Thairos estaba de pie con sus manos posadas en su cadera. Sonreía y miraba a todos con una mirada decidida. Se llevó la mano izquierda a las gafas que tenía sobre la cabeza y se las recolocó mientras soltaba una pequeña risa. -Espero que podamos llevarnos todos muy bien y ser un gran gremio.- Dicho esto, se volvió a sentar y esperó a que todos hiciesen lo mismo que él.

No tardó mucho en llegar la gente, a Murphy le sorprendió el número de mujeres que había en el gremio. Un gyojin también hizo que arqueara una ceja cuando lo vio entrar, le parecía fascinante su forma y aspecto además de que desentonaba bastante entre todos ellos como el propio Hank. El pelirrojo intentó flirtear con una de las nuevas camaradas y esta le intentó dar su merecido, al parecer no le agradaba que la acosasen. El rubio se presentó como Kasai Kuro, sacó unos folios y los repartió, en ellos había los nombres de criminales famosos. Todos ellos eran objetivos que debían cazar por equipos que el propio Kasai hizo.

Tras esto el recepcionista reapareció entró en la sala. Se echó la mano a la chaqueta y el rubio desapareció. Al parecer aquel hombre intentaba matarlos pero Kasai se dio cuenta y con una velocidad increíble dejó a aquel pobre hombre totalmente indefenso y a su merced. Kasai le perdonó la vida a cambio de que se largase inmediatamente y eso hizo.

“¿Matarme? ¿Por qué? Aún no he hecho nada malo. Aún…” pensó Murphy mientras se llevaba la mano a la barbilla. El rubio volvió a sentarse y les dijo que no se movieran, el asesino se quedó como una estatua y una luz blanca comenzó a iluminar a todos los que estaban allí. Esto hizo que Murphy diera un pequeño grito, le había recordado a la luz de una linterna, pero se calmó rápidamente al ver que no era así. La luz dejó una sensación de calidez dentro de Murphy que desapareció rápidamente. Kasai hizo los grupos para cazar a las personas de la lista. Su pareja de misión fue el pelirrojo de antes. El joven con el viejo… Aunque todos parecían bastante jóvenes y Murphy no era tan viejo al fin y al cabo. Pidió que se presentaran también. El primero fue el pelirrojo, su nombre era Thairos; a este le siguió Theo, la morena con la que había tenido un pequeño encontronazo. Murphy sintió que era su turno así que se puso en pie colocando su silla en la posición correcta y hablando con voz clara y concisa.

- Saludos, mi nombre es Hank Murphy pero podéis llamarme Super Loco Murphy. Tengo cuarenta años aunque no lo parezca y busco divertirme junto a todos vosotros. Mis gustos son algo extraño y prefiero que los vayáis descubriendo por vosotros mismos aunque os diré uno, me gustaría tener mi propio programa de radio. En cuando a lo que no me gusta… Odio a la gente gorda, simplemente no los aguanto y que ni se os ocurra tener una linterna. Un mechero, una bengala una vela… Todo eso sí pero linternas ninguna, es una petición personal.

Murphy se sentó y se cruzó de brazos. Esperaba que aquella reunión se animara más o acabase pronto. No se sentía cómodo en ese lugar debido a la intrusión del recepcionista que quería matarlos y a los enfrentamientos nada más comenzar a conocerse. Aquella chica, Theo, despertó la curiosidad del asesino, quería conocerla más a fondo y saber por qué se comportó tan agresiva con los que acababa de conocer. También le interesaba el chico del pelo rojo pero a él ya lo conocería mejor en su misión. No parecía un mal chico y al parecer había tenido mala suerte con aquella morena.

''Guardianes de la luz'' ese era el nombre del gremio. Un nombre... apasionante. Tras contestarme, el rubio me pregunto sobre mis anteriores trabajos, decía que yo le sonaba. ¿Yo? ¿De que?
-Anteriormente estuve en Lupus Custom, a las ordenes del gran Alex.- dije recordando a mis antiguos compañeros.

En la mesa vi una caja con un cartelito ''Un donativo salvará tu alma''. ``No es que sea creyente pero bueno...´´ dije aportando algo que tenia suelto a la caja. Tras de mi la puerta se abrió y dándome cuenta de que estaba en medio me eché a un lado. Dos jóvenes de gran belleza entraron en la sala; una de ellas, de tez y pelo moreno y su compañera, pelirroja y blanca piel. La noche y el día. El joven pelirrojo, con gran velocidad, se arrodillo y se presento muy educadamente a ambas chicas con beso en la mano incluido. No pude evitar echarme a reír y más aun con la agresividad que mostró la joven morena al pelirrojo, tal fue su agresividad que dio a conocer su gran poder transformándose, no de forma completa, en una especie de reptil, un dinosaurio con llamas incluidas. ''Asombroso,'' pensé ''esto se pone interesante.'' Tras el espectáculo, una chica de dulce voz y delicado aspecto interrumpió en la sala y pidió disculpas por la tardanza, se sentó al lado del rubio y adopto su misma postura. ''Curioso''.
La ultima en entrar fue otra joven con un aspecto, a mi parecer, más agresivo que las demás, lo cual me gustaba. Esta joven, acompañada por dos fantasmas, nombro a un tal Byakuro, lo que agachó más de una cabeza. Parecía alguien importante, y la verdad que aquel nombre me sonaba, pero no me decía gran cosa.

Al parecer ya habíamos llegado todos, pues eramos tantos como sillas había en la sala y el rubio empezó el discurso de bienvenida. No era el líder, recalco al principio, sino el representante del gremio y que su voto era tan valido como el de cualquiera de nosotros. Sus palabras me hicieron asentir con la cabeza, me parecía perfecto. Posteriormente se presento como Kasai Kuro y el nombre de Byakuro fue de nuevo nombrado antecedido por las palabras rey cazador. ''Vaya, parte de esta gente era de la antigua banda del gran rey de los cazadores'' Cada vez me encantaba más este gremio. Después de aquello repartió unas hojas con cuatro nombres con sus respectivos delitos y recompensas. Miré fijamente por si conocía a alguno, pero nada. También pensé que esto me ayudaría a escalar en la jerarquía.

De pronto un ruido me aparto de mis pensamientos. Al mirar vi como Kasai estaba frente a la puerta cogiendo a le recepción y apuntándole con un arma, no tardo mucho en echarlo y volver a su asiento. Ni me había dado cuenta de que había entrado y eso que estaba al lado de la puerta, debía estar más atento. Tras ocupar su asiento, Kasai llamo nuestra atención con las palabras prueba final y dicho aquello ilumino la sala con un destello. Cerré los ojos y oí un grito. Al abrir los ojos para ver que sucedía una sensación envolvió mi cuerpo y sentí un calor acogedor en el pecho. Instantes después me sentí como nuevo y al parecer el resto también. ''Este gremio va a dar mucho juego''

Finalizada la prueba final, se propuso los grupos para ir a cazar a aquellos de la lista. Fui emparejado con la joven pelirroja portadora de fantasmas. No me puedo quejar. Una vez todo listo y hecho, Kasai propuso que nos presentáramos y contáramos algo nuestro, lo que a la gente le pareció bien.
Empezó el joven ligón. De nombre Thairos Furei y gustos las mujeres (que sorpresa), su sueño era ser Rey Cazador. ''Vaya, competencia'' pensé. Continuo la chica morena, Theo Thawne dijo. discípula del difunto Rey Cazador y poseedora de poder de Akuma. Eso explicaba lo anterior. Siguió un hombre de pelo canoso, con mucha energía y rarezas, Super Loco Murphy (yo le llamaré Hank). y Por ultimo se presento Yoko Littner, al parecer la más joven. Otra que quería ser la Reina.

El hielo ya estaba roto y en la habitación ya se respiraba confianza por lo que me dispuse a ser el proximo en presentarme. Me adelante, ya que estaba como un poco apartado y empecé con mi nombre.
-Mi nombre es Tyrion Wave y tengo veintiún años. Como veis soy un Gyojin, tiburón tigre para concretar un poco más. ¿Gustos? Pues... el buen tiempo, el mar y la música rock. Me desagradan los tipos de esta lista y mis metas son dominar el Karate Gyojin y estar en lo más alto de la jerarquía de cazadores. Lo siento chicos- dije dedicando una mirada al los pelirrojos. -Para finalizar, a Byakuro no lo conocí, pero según decís, no era un don nadie y a juzgar por vuestras miradas era un buen cazador y una buena persona. Mis respetos a él y a vosotros.- dije con la voz algo más apagada -Ah bueno, yo si tengo una pregunta. ¿Que leches era eso de la luz y como es que te suena mi nombre?-

Casi justo después de mí entró un hombre, que por su apariencia debía ser alguna especie de camarero o sirviente. Kasai desapareció de donde estaba para aparecer de nuevo tras el hombre sujetándole un brazo, y por lo que parecía evitando que el tipo nos disparara. Justo tras lo cual inundo la sala con una luz que según él dañaría a la gente malvada y curaría a los buenos, la verdad es que es una habilidad parecida a la que vi en su día de uno de los visitantes de mi isla natal.

Tras las presentaciones de todos los demás, me encantó saber que no era la única alumna de Byakuro que había decidido unirse a aquel nuevo gremio. Al parecer o sería la única usuaria, y por lo que estaba descubriendo no pintaba tan mal como cuando me dijeron a que se debían mis poderes. El resto de miembros parecían interesantes, y me gustaba el compañero que Kasai me había asignado, había oído que los hombres pez eran muy fuertes dentro y fuera del agua, y a pesar de los discriminados que estaban a mí me habían enseñado a no juzgar por la apariencia. Y por lo que parecía era mi turno a sí que me levante de la silla y me presente.

-Bueno, como ya dije me llamo Nostariel D. Eruiel, fui hasta donde yo se la última alumna de Byakuro, soy poseedora de la Horo Horo no mi, que me da la capacidad de generar fantasmas. Me gusta mucho la naturaleza, el baile y la herrería. Kasai, me gustaría saber algo más de ti a parte de tu anterior gremio, gustos, habilidades, vamos, lo mismo que nosotros hemos comentado.

Tras eso me senté de nuevo en la silla y esperé a que Kasai se presentara o comenzara a repartir las tareas, bueno, más concretamente a que nos diera más información de aquellos tipos a los que nos había encargado, por decirlo de alguna manera, atrapar para llevar ante la justicia.

Kasai ya había notado el pequeño problema del pelirrojo con la morena y de hecho en ese momento había acariciado su revólver disimuladamente. No deseaba problemas de ninguna clase entre las personas del grupo. Si bien la culpa había sido del pelirrojo, la morena podría haber sido un poco más tolerante y haber hablado las cosas antes que usar violencia. De todas formas nadie había salido herido y no tenía por qué liarse a tiros sin motivo. Los amigos estaban para respetarse los unos a los otros y no para matarse. Él no era un salvaje, más bien todo lo contrario. Un justiciero como pocos quedaban en aquel jodido mundo lleno de piratas, marines y demás clases. A sus ojos solo eran personas malas y buenas. Su tarea simplemente era conducir a las posibles por el camino bueno y dar descanso o prisión a la del malo. Un modo de ver las cosas un poco disciplinario pero la paz debía continuar.

Las presentaciones habían comenzado y el chico liante había dicho sus gustos que al parecer eran el pollo y las mujeres. Lo que más impactó al tirador fue el sueño que tenía. Ser el mayor rey cazador de la historia, no uno, el mejor. Alex era insuperable para Kasai y el tal Byakuro seguramente habría sido un monstruo también pero nunca lo había visto combatir. De modo que le esperaba un camino muy duro y quizás no llegaba nunca a su meta. El mundo estaba siendo demasiado cruel últimamente y hasta a él le costaba sobrevivir en las islas más calmadas como podían ser las del Este. A continuación Theo-chan habló diciendo ser la ex alumna del anterior rey cazador. No dijo nada de sus sueños pero si nombró su fruta, cosa que el pistolero ya había visto. Al momento pudo saber que se trataba de un lagarto pero no predijo que sería prehistórica. Una sonrisa se formó en su rostro en ese momento y simplemente asintió a sus palabras con toda la calma del mundo.

Hank fue el siguiente en hablar. Le había escuchado gritar cuando mostró su luz y por un momento pensó que le había dado epilepsia o algo por el estilo. Por suerte estaba bien. Cuando escuchó sus palabras no pudo evitar alegrarse. Al menos con lo primero pues era una meta humilde y no ambiciosa. Lo otro fue demasiado ¿Qué problema tenía con los gordos? También eran personas. Le pareció algo un poco feo pero eso era cosa suya. Lo de las linternas le hizo gracia pero no iba a reírse sabiendo que él mismo sentía pánico por la barba. Cuando Yoko habló, el cazador no se creyó su edad. Bastante formada estaba de cuerpo ya entonces. De hecho era otra alumna de Byakuro y también aspiraba a rey de los cazadores. Demasiados estaba viendo ya el pistolero en aquella sala. La verdad es que no pensaba que llegasen pero quizás había sorpresas. Terminó de escuchar sus palabras y después sonrió de forma amable mientras dirigía su mirada al siguiente.

El tiburón al parecer también había estado en su anterior gremio, tal vez por eso le sonaba. También quería el puesto de rey cazador. Aquello iba a ser una maldita guerra en lugar de un gremio. Esperaba que colaborasen y no pensaran en ver quién llegaba. Por fin escuchó una pregunta hacia él y mostró una expresión calmada. Después le respondió con toda la calma del mundo. – Una habilidad de mi fruta. Soy usuario de la Tenshi Tenshi No Mi. Puedo transformarme en un Serafín legendario y emplear sus poderes justicieros. Tu nombre me suena de una cosa ¿Recuerdas la base de Lupus? Si cada mañana escuchabas un tío gritando que dónde estaban las cuchillas de afeitar, era yo. – Con aquello quiso dejarle claro que estaban en la misma base y todo. Pero la razón de que no se hubiesen visto era debido a que Kasai siempre estaba encerrado en su cuarto trabajando en sus inventos o cazando por ahí. Después de todo había poco que hacer en una isla tortuga que se movía cada dos por tres. A continuación escuchó a Misa hablar sobre su fruta y simplemente se quedó callado escuchando. Ya sabía de ella pero era bueno que los demás también lo supieran, por algo iban a ser compañeros.

La última chica terminó con las presentaciones y dando a entender que también era alumna del anterior rey cazador. Aquello estaba plagado de gente de Byakuro. Ella tampoco mencionó sus sueños pero ahora preguntó por los datos del pistolero. Cuando eso pasó dio por entendido que ya le tocaba a él y que todos habían acabado. – Empecemos. En cuanto a mujeres, tan solo podría llegar a sentirme atraído por una con dos dedos de luces en la cabeza. Qué sea lista, tengamos cosas en común y que no zorree. Para mí la fidelidad es lo principal. Adoro las almejas con limón y la lectura. Siento atracción por todas las armas de fuego y por las frutas del diablo. – Hizo una breve pausa mientras ahora se ponía en pie y se quitaba la chaqueta de cuero y la dejaba sobre una barra. Se había quedado con una camiseta de manga corta. Suspiró y se sentó de nuevo mientras se acomodaba y miraba al resto. – También me gustan las personas con sueños difíciles. De modo que los que quieren ser rey cazador, que no sois pocos, os adoro. – Dicho aquello simplemente se llevó ambas manos a la nuca.

Sus gustos eran sencillos pero bien explicados. – También me gusta el color negro pero pasando a lo que odio. Las muertes innecesarias, los nobles y sus estúpidas condiciones sobre esclavos. Las falsificaciones, el calor y el símbolo de la marina y el gobierno. Yo les dibujaría uno más bonito. Dejando eso de lado no me gusta tener barba y siempre quiero afeitarme si me veis con ella algún día disparadme, será un impostor. – Soltó una leve risa diciendo aquello para después continuar. – Mis sueños son cuatro pero antes de decirlos diré que soy un Tenryubito. Al menos creo que lo seguiré siendo pero yo no apostaría por ello pues me he escapé. Sueño con quitar la ley de los esclavos, todo el mundo tiene derecho a la libertad. También me gustaría acabar con la pobreza en el mundo. Crear un remedio para que no me salga barba y por último fabricar un dron que ayudase a las personas inocentes allá donde yo no esté, sobre todo a los niños. Esas son mis metas, el puesto de rey cazador me es indiferente. Todo vuestro. – Mencionó en último lugar con una sonrisa agradable. Por fin había terminado y ahora iba a la siguiente actividad con aquellas personas.

Sacó del bolsillo de su pantalón un caramelo y lo puso en medio de la mesa. A continuación simplemente colocó ambas manos sobre la mesa. – Ese de ahí soy yo. Pero el día en que me pase algo, esta mesa necesitará otro. De modo que vamos a votar quién sería el que se ocuparía de dar la cara por el gremio si no estoy. Vais a votar por turnos, me gusta el amor propio, de modo que vale votarse así mismo pero un poco de humildad, por favor. Mi voto cuenta un solo punto igual que el vuestro, comenzad. Obviamente quiero un motivo que justifique la respuesta. – Cuando dijo aquello se volvió a poner en pie. Caminó tranquilamente hasta una estantería llena de bebidas y vasos. Cogió un total de ocho y empezó a repartirlos despacio como si se tratase de un camarero. Una vez lo hizo colocó botellas por la besa para que cada cual se sirviese lo que deseaba. Había alcohol como ron o whisky. También refrescos de gas. Sin embargo no dudó en poner dos zumos de piña, uno al lado de Yoko y otro al de Thairos ya que le parecían jóvenes. Cuando lo hizo les miró con una sonrisa para después acercarse a una pequeña barra dónde había depositado la chaqueta anteriormente.

Se agachó y encontró un pequeño congelador. Al abrirlo sacó una bolsa de cubitos y los volcó en un recipiente de metal, echó también unas tenazas. Caminó hasta la mesa y lo puso también evadiendo los carteles que quedaban a un lado en perfecto estado. – Podéis coger el que queráis pero el semigigante yo se lo dejaría a un grupo que confíe mucho en sus capacidades. – Dicho aquello se volvió a sentar tranquilamente y se llenó el vaso de una de las botellas de gas, la de sabor naranja de hecho. Una vez lo hizo dio un largo trago y se quedó mirando al resto. Deseaba escuchar sus votos de una vez y ver a quién votaban como segundo al cargo del gremio. Esperaba al menos que fueran sinceros y no lo hicieran en plan agonía. Su luz ya había determinado que todos eran buena gente y con aquello le bastaba. Ya estaba empezando a sentirse mejor de hecho, aquella bebida le estaba haciendo recuperar las fuerzas.

Por fin todos se habían presentado. Aquel grupo de personas se veía totalmente capaz de hacer cualquier cosa. Thairos estaba muy contento de pertenecer a un grupo así. Por lo visto había más de uno que quería ser Rey cazador, cosa que hizo que al pelirrojo los tomase como rivales. No podía evitar sonreír cada vez que pensaba en todas las aventuras que iba a vivir junto a sus compañeros. Por último se presentó Kasai dando una explicación bastante detallada sobre él mismo. Un escalofrío subía por la espalda del asesino. Jamás se había sentido así. Estaba lleno de emoción y deseando poder aportar todo su potencial al gremio y conseguir ser el mejor que haya existido.

Una vez que el rubio terminó de presentarse colocó un caramelo en la mesa. Thairos lo miró fijamente y se preguntó si podía comérselo. Las dudas fueron despejadas una vez que Kasai volvió a hablar. -Kasai ¿Cómo puedo votar algo así si no conozco a nadie?- El pelirrojo estaba muy indeciso, si votaba tendría que ser al azar puesto que no sabía realmente mucho de aquellas personas por mucha presentación. La forma de ser de una persona no se define con una breve presentación. Thairos se llevó una mano a la barbilla y miró hacia la mesa pensativo. Lo cierto es que no sabía qué hacer, tal vez se votaba a sí mismo, pero eso podría ocasionar una impresión equivocada. No obstante observó cómo Kasai era un tipo bastante precavido.

-Yo me voto a mí mismo. No me malinterpretéis, no os conozco apenas, así que…- El pelirrojo sonrió mirando a todos de manera entusiasta. La intención de aquel muchacho desde luego no era mala en lo absoluto. De todos modos otra cosa no podría hacer respecto a aquello.

Cuando el asesino estaba hablando, se acercó Kasai y le ofreció un zumo de piña. Miró al rubio a los ojos y sonrió. De todos modos era extraño mirar a una persona con gafas de sol ya que se veía reflejado él mismo en ellas. También observó que a la muchacha pelirroja le ponía una bebida similar a la de Thairos. El chico no dudó cogió el vaso lo alzó un poco en la dirección de Yoko y sonrió ampliamente. Tras hacer aquello dio un buen sorbo y suspiró, estaba bastante bueno.

Dicho todo lo que tenía que decir, Thairos miró a Super loco Murphy. Aquel hombre cuando miraba al más viejo con decisión. Un brillo se le podía ver en los ojos violetas de aquel asesino. Se estiró lentamente hacia donde estaban los carteles de se busca. Observó detenidamente los carteles y por fin decidió. -Veamos… éste.- El chico sonrió ampliamente mientras enseñaba a su nuevo compañero el objetivo que pretendía. Alzó el cartel para que Murphy lo pudiese ver. Se trataba del cartel con más recompensa de todos, el semi gigante valorado en setenta y cinco millones. Lo cierto es que era un chico bastante temerario pero no perdía nunca la seguridad. Pensaba que su primer trabajo tendría que ser grandioso para poder llegar a su objetivo.

Una vez hecho aquello esperó la respuesta de su nuevo compañero y esperaba que fuese positiva. No conocía demasiado a aquel hombre pero no se le veía demasiado cuerdo, cosa que le gustaba al chico. Seguro que no se negaba.

Por fin habían acabado las presentaciones. Todos y cada uno de los integrantes de aquel gremio parecían personas fuertes y preparadas para la acción. Había muy buena variedad de personalidades y sueños aunque algunos coincidían. Al parecer ser Rey de los Cazadores era un puesto codiciado por muchos. Esto a Murphy no le importaba lo más mínimo, él quería tan solo su programa de radio y sería feliz. El último en presentarse fue Kasai, era un tipo que rebosaba confianza y eso al asesino le gustó.

Cuando terminó la presentación el rubio colocó un caramelo sobre la mesa. Los ojos del asesino se iluminaron y su vista se fijaba intensamente en él. Aquel hombre se había fascinado por el caramelo y no prestaba atención a lo que le rodeaba. “Joder, ese caramelo se ve jodidamente delicioso. Creo que voy a cogerlo, total es un caramelo no creo que maten a nadie por ello” pensó Hank. Estirazó la mano cogiendo aquel caramelo envuelto en un precioso papel rosado con líneas verticales en color morado. Lo abrió haciendo bastante ruido y se lo metió en la boca. Estaba delicioso, sabía a mora con un toque a fresa que le daba un cambio de sabor muy exquisito. Cuando volvió a la realidad Murphy se sintió algo incómodo, era como si miles de miradas se calvasen sobre él pero ahí seguía, a lo suyo, comiéndose aquel caramelo. Entonces pudo escuchar como Thairos se votaba a sí mismo para algo alegando que no conocía a los demás. En ese momento Murphy se puso algo nervioso pues sentía que tenía que decir algo, entonces apartó el caramelo a un lado de la boca para hablar bien.

- Yo tampoco os conozco mucho y preferiría conoceros mejor para saber bien a quién elegir así que me abstendré y solo votaré en caso de empate.

Murphy dio una respuesta neutra que le dejaba con la posibilidad de votar si había empate, así evadía tener que dar explicaciones posteriores pues no sabía claramente qué estaba votando, así que esta vez atendería a ver si en las votaciones de alguno de sus nuevos camaradas salía el tema sobre el cual estaban votando. A los pocos segundos Kasai apareció y sirvió varias bebidas, entre ellas había alcohol, refrescos de gas y zumos de piña. Los zumos se los puso a Yoko y a Thairos, sin duda eran los más jóvenes de la mesa pero también podrían haber cogido algún refresco. Thairos se bebía el suyo con bastante entusiasmo, al parecer le gustaba el zumo al chaval. Murphy alzó la mirada y pudo ver una lata de uno de sus refrescos favoritos: “Cola Island”. Alargó el brazo y la cogió. Se terminó el caramelo al cual ya le quedaba poco masticándolo y haciendo bastante ruido al crujir entre sus dientes. Colocó sus dedos sobre la anilla y tiró. Aquel sonido característico de los refrescos en lata salió y una enorme sensación de paz inundó al asesino. Entonces pudo ver como su compañero de equipo Thairos miraba los nombres de los malhechores a los que debían atrapar. Se decidió por uno y se lo mostró al asesino. El pobre Murphy casi se atraganta y casi estuvo a punto de escupir la bebida sobre sus nuevos compañeros. Ese jodido chaval había cogido el más caro. Kasai había explicado claramente que aquel tipo era alguien a tener en cuenta y probablemente sería el más peligroso de la lista. Super Loco no pudo evitar mirar a aquel chico a la cara para ver que rebosaba ilusión así que cerró los ojos y se quedó unos segundos pensativo.

- No veo por qué no chaval, hagámoslo. Total, algún día hay que morir. Jajajajajaja.

El asesino soltó una leve carcajada mientras seguía bebiendo de la lata. La verdad es que aquel tipo parecía bastante peligroso y le iba a costar atraparlo pero confiaba ciegamente en las posibilidades del dos contra uno y esperaba que aquel chico supiera pelear en condiciones.

Tras las presentaciones y las preguntas a cargo de los invitados, entre los que me incluyo, fue el turno de Kasai. Nos rebelo sus habilidades, gustos y metas, algo grandes, pero quien era yo para juzgar. ¿Serafín legendario? ¿Qué puñetas es eso? Bueno, mientras fuera de ayuda. Una vez sabedores de quienes eramos cada uno, Kasai puso un caramelo sobre la mesa, según él, para simbolizarse y nos propuso una votación para elegir al próximo representante del gremio si Kasai no estuviera. El asunto llamó mi curiosidad y me acerqué a la mesa. Lo que insinuaba Kasai me pareció repentino, elegir a una persona desconocida como segunda al mando, ¿pero acaso no era Kasai un desconocido?
Thairos fue el primero el dar su voto, el cual fue para si mismo, la razón fue lo que yo creo que todos estábamos pensando ¿Como íbamos a votar a unos desconocidos? Tras su voto y siguiendo las indicaciones de Kasai eligió a uno de los que teníamos que cazar; su elección fue el semi gigante. Hank, tras abstenerse de votar, asintió la propuesta del pelirrojo. ``Estos dos están locos, van a ser más peligrosos que su presa.´´ susurré entre dientes. Dado que nadie más se dispuso a votar me ofrecí a ser el siguiente.
-Bueno, aunque opino lo mismo que Thairos que eso de votar a desconocidos es extraño, dudo que alguno al tomar el poder se vuelva loco. Mi voto el para la Srta. Theo pues a pesar de ser una completa desconocida, de primeras me ha influido respeto y autosuficiencia,- dije recordando su momento raptor -creo que aunque, al igual que todos, le quede aun por aprender, llegado el momento sabrá domina las riendas.-

Dado mi voto decidí coger uno de los refrescos que nos ofreció Kasai y sentarme, llevaba toda la reunión de pie. Una vez entado vi los carteles de se busca de aquellos tipos, indeciso y con la idea de que todos me parecían la misma escoria, miré a mi compañera de rojos cabellos y con un gesto le pedí que eligiera ella. Confiaría en su elección.

Kasai tras las explicaciones pertinentes a las preguntas que le habíamos formulado, nos pidió que votáramos al que sería su sucesor en caso de que faltara. Me pareció algo extraño la forma en la que estaba llevando el asunto, aunque apreciaba que pensara de cara al futuro, aunque su petición no hizo sino traer recuerdos de Byakuro a mi cabeza. Mientras el terminaba su discurso y mis compañeros empezaba a hablar, y a votar, o votarse tuve tiempo de verlos, y estudiar sus reacciones.

-Yo me abstengo, no os conozco a ninguno como para poder decidir algo así de importante. Y aunque apreció muchas cualidades de los votados, no puedo decidirme.

Tras mi declaración que aunque hubiera sido un voto no habría sido significativo pues Thairos ya tenía la mayoría de ellos, me quede esperando la reacción de Kasai a nuestra decisión, nuestras razones y a ver qué era lo que nos proponía a continuación. Mientras recogí los carteles de se busca restantes, pasándole el de Jura, el espadachín, y el segundo con más recompensa. Le atrajo de él sobre todo el que era espadachín y un traficante de esclavos, lo que hacía que la joven le tuviera más ganas aún, y por lo que había oído la raza de su compañero era extremadamente fuerte y hábil, por lo que no debería suponer ningún reto.

-Por mi nos quedamos este, ¿Qué te parece Tyrion? –Le comenté por bajo pasándole el cartel.

El pistolero sonrió de lado cuando escuchó las palabras del pelirrojo. Tenía toda la razón pero eso era precisamente lo que el rubio quería comprobar. Debían de votar con el corazón y no con los datos que pudiesen saber. El poder de la intuición era bastante bueno en muchos casos y esperaba que también lo fuese en el de ellos. Entonces el joven se votó así mismo y provocó que el tirador llevara sus manos a la nuca. Era un chico ambicioso pero parecía ser muy buena persona y aquello le gustaba. Tal vez en un futuro podía ser un líder fuerte, justo y necesario. Por el momento el serafín iba a continuar escuchando a los demás para ver que decían. Justo cuando iba a mirar al más mayor, se dio cuenta de que el caramelo no estaba. Aquel tipo movía la boca de forma sospechosa y el rubio simplemente le miró mostrando una sonrisa enfermiza. Era una manera de decirle “Te he visto” de forma graciosa y temible al mismo tiempo. Realmente estaba conteniendo la risa. Lo malo fue cuando no votó a nadie, se decepcionó un poco pues ese hombre no parecía querer hacer caso a su intuición.

Antes de mirar al siguiente se dio cuenta de que aquellos dos habían cogido el jodido cartel más caro. No parecían estar nerviosos, esperaba que no les pasara nada a ninguno de los dos. La elección del tiburón fue muy buena pues Theo prometía bastante. Sin embargo el motivo había sido por qué había mostrado respeto. Había sido de forma violenta y el pistolero no le gustaba aquello. De hecho él no solía matar si los criminales no eran auténticos asesino, no había por qué ser bestias. Se dio cuenta de que por fin se había sentado pues llevaba toda la reunión de pie y eso le ponía un poco nervioso. Entonces fue cuando Yoko votó a Thairos y eso le hizo sonreír de lado. Había sido la primera en votar a otra persona y aquella decisión le había agradado. Además parecía ser que el joven iba a ser el segundo representante, era curioso pues parecía ser el más joven de todos. El voto del pistolero parecía una peonza pues no paraba de dar vueltas. También se sentía indeciso pero llegado el momento se dejaría llevar por su intuición y elegiría a uno de todos ellos.

El mejor momento vino cuando Theo votó también al pelirrojo. Kasai mostró la mayor de las sonrisas y entonces se puso en pie. Había quedado sorprendido con la chica debido a su voto y el pequeño altercado. Saber perdonar era algo fundamental y ella había quedado fenomenal en aquel momento. La última tampoco quiso votar y aquello provocó un nuevo suspiro en el tirador. Una vez todos habían votado sonrió. – No se puede votar sin conocer a nadie, como muchos habréis pensado. Por ello quería que os dejarais llevar por vuestro corazón. Admito que Theo me ha impresionado. Mi voto es para Yoko ya que su motivo ha sido el mejor explicado. Dicho esto, el ganador es Thairos. – Dijo entonces mostrándole una sonrisa al chico para después caminar hacia la barra. Se puso su gabardina y se quedó mirando a los demás de forma calmada. – La reunión ha terminado, ahora salgamos a dar una vuelta. – Dicho aquello caminó hacia la puerta y sonrió apagando las luces. Había tomado antes la caja de donativos y la había vaciado en su mano. Ahora había una pequeña sorpresa preparada por el pistolero.

Empezó a bajar por las escaleras esperando a que le siguieran y de repente paró en el piso nueve. Caminó despacio por el pasillo y no tardó mucho en llegar a un enorme salón. Había una mesa redonda de diez metros de radio, en ella había grandes cantidades de comida. Desde mariscos hasta verdaderos chuletones. Todo lo había pagado el cazador con su dinero y ahora quería compartir aquello con todas aquellas personas. – Sentíos libres de comer todo lo que más queráis. – Una vez dijo aquello se sentó en una silla cualquiera y sonrió. Misa había estado callada durante las votaciones y aquello había dejado confuso al cazador de las gafas de Sol. Prefirió no preguntar y entonces se quitó aquellas lentes oscuras, dejando ver sus ojos dorados. Sin pensárselo, tomó lo que parecía ser un buen puñado de almejas y lo colocó en su plato, empezando a comer tranquilamente. Notaba el agradable sabor en su boca, realmente era un plato exquisito y que amaba. – En cada plato hay un papel con mi número de den den mushi. Podéis cogedlo si queréis, si no, pues también. – Dicho aquello se sirvió un vaso de agua al mismo tiempo que mostraba una sonrisa calmada.

El rubio miró a Murphy cuando este se comía el caramelo, de hecho parecía que todo el mundo lo miraba, en ese momento miró al pistolero a la cara dedicándole una sonrisa. - Siento hacer tanto ruido, el caramelo está muy bueno. Tras eso escucharía el resto de votaciones de los miembros del gremio y escucharía las misiones que habían escogido. Al parecer nadie más quería la misión del semigigante y el pobre asesino se tendría que ocupar de él junto a su nuevo compañero y segundo al mando. Al final la votación se había decantado por el pelirrojo y el nuevo segundo al mando estaba decidido.

La reunión ya había acabado y Super Loco siguió a Kasai hasta un enorme salón donde había una mesa redonda muy grande con todo tipo de comida. “Espero que toda esta comida sea para nosotros” pensó Super Loco. Entonces, unos segundos después Kasai les dio libertad para comer todo lo que quisieran, el peliblanco abrió sus ojos como platos y se sentó tranquilamente en una silla mientras cogía un plato y lo llenaba de marisco.

- Este tipo de comida me recuerda a cuando trabajaba en aquel laboratorio submarino secreto del gobierno, me echaron porque decían que era demasiado trabajador y que el presupuesto de un año me lo pulía en un mes. Insensatos, mi producción era tres veces mayor.

Murphy movía la cabeza hacia los lados mientras entrecerraba los ojos y comía gambas con una facilidad pasmosa. Entonces el pistolero se quitó las gafas de sol dejando ver unos preciosos ojos dorados, Hank no pudo evitar quedarse mirándolos mientras comía unas patas de cangrejo. También mencionó que debajo de su plato había un papel con un número de Den Den Mushi  correspondiente al propio rubiales. Pero para desgracia de Murphy lo había confundido con una servilleta y estaba todo manchado con jugos de gamba. Entonces miró hacia todos lados intentando pillar a alguien distraído para tratar de cambiar su papel sucio e ilegible por uno nuevo.

Tras eso, lo lograse o no, el asesino cogería una botella de un líquido transparente y se echaría pensado que era agua, pero debido al azar y a su mala suerte aquella botella no contenía agua como él pensaba, sino que contenía vodka. Cualquiera habría notado el sabor y olor fuerte de aquella bebida pero el cazador tenía por costumbre beber el agua de un trago largo sin dejar nada por lo que no notaría la diferencia hasta que fuese tarde. Un calor impresionante comenzó a invadir al de azul y no tardó mucho en bajarse la cremallera del mono dejando al descubierto su pecho peludo de pelos plateados.

- ¿No hace un poco de calor aquí? Voy a abrir un poco las ventanas.

Su voz se notaba como la de un borracho y al levantarse se tambaleaba de un lado a otro pero sin perder el equilibrio, abrió una de las ventanas dejando entrar una brisa agradable, no era demasiado fría y la verdad es que sería agradable para cualquier persona no ebria. Estaba a punto de ir a sentarse cuando pudo ver un reproductor de música, Super Loco se acercó tambaleante hasta aquel aparato y seleccionó una canción que tenía ganas de escuchar por alguna extraña razón. Tras ponerla se dirigiría hasta su sitio tranquilamente con una sonrisa en la cara siguiendo el ritmo de la música con la cabeza, después de sentarse empezaría de nuevo a comer como si no hubiese un mañana.

Canción que pone Murphy: