Perdido - Chaos [Pasado]

El gato gris despierta una vez más en su habitación, luego de una jornada trabajando en sus licores, hoy puede disfrutar de su esfuerzo, pues justamente ayer en la noche se hizo con una pequeña barrica de licor de hierbas, sin embargo, lo guardaría para más tarde, aproximadamente a la hora de comer.

De igual manera hizo su rutina diaria tras levantarse, asearse, vestirse y equiparse tanto su espada como su escudo, posicionando la espada en un lateral y el escudo en su espalda, pues nunca sabe cuándo lo necesitará, el resto de sus pertenencias las dejaría en la caja fuerte de su habitación. Tras ello saldría de la misma cerrándola con llave, requiriendo un par de saltos para poder llegar a manilla de la puerta para cerrar. Luego de esto caminó por el largo pasillo de madera hasta llegar a las escaleras, descendiendo por estas hasta llegara a la taberna de la posada en donde estaba residiendo. Intercambió un par de miradas con el posadero y procedió a abandonar el lugar.

Era una mañana radiante, con gente caminando de un lado a otro, recaderos, viajeros, de todo un poco se puede ver en la pequeña ciudad de las conchas, el gato como era costumbre de él, comenzaría a recorrer la ciudad, como si de un guardia se tratase, vigilando de que todo estuviese en orden. En ello sus agudos oído captan el llanto de alguien, este llanto era sumamente joven, el gato gris entonces siguió el llanto hasta llegar a un niño humano, el mismo estaba llorando de manera desconsolada mientras sollozaba. - M...mamá. ¿Dónde estás? - El gato gris entonces entraría en su campo de visión mirándolo fijamente, avanzando lentamente hacia él hasta estar a menos de 1 metro de distancia, en donde pudiese estirar su patita hasta el hombro del pequeño, el cual era ligeramente más alto que él, buscando calmar las emociones del pequeño y haciéndole saber que él lo cuidaría hasta que llegase su madre. Acto seguido haría una mirada alrededor para localizar a la madre.

Su mirada alrededor terminaría denotando algo que le llamaría bastante la atención, quizás por ese sentimiento de depredador que corre por sus venas al ver un animal mucho más pequeño que él o quizás por su forma peculiar de actuar, sin duda alguna, era la primera vez que Link veía algo como eso, parecía un humano miniatura cuya facciones eran similares a las de un zorro, más que nada por la cola ¿Un cruce de humano y Mink? Eso es improbable, pero dejando eso de lado, su actitud hacia el pequeño era deplorable, aquello hizo que el gato mirase fijamente a la criatura, con una mirada que no denotaba ni odio ni rabia, sino más bien frialdad, como cuando un gato te observa fijamente.

El niño terminaría huyendo y gritando mucho más fuerte, eso hizo que el gato gris rompiese el contacto visual para preocuparse por lo que de verdad importaba, sin embargo, sería muy tarde para él, pues el niño ya se había marchado, ahora si que el gato voltearía a mirar a la criatura con claro hastío, entrecerrando sus ojos y juzgándolo en silencio. Simplemente se daría media vuelta y se iría caminando en dirección a la que corrió el niño. No podía haberse ido muy lejos ¿Verdad? Al menos eso pensó Link a medida que trataba de ubicar el llanto del pequeño, sin embargo, sus finos y desarrollados oídos no eran suficientes para localizar dicho llanto, pues el bullicio mañanero no lo ponía necesariamente fácil, por mucho que llevase sus dos patitas a los oídos y cerrase sus ojos para concentrarse, no lograba dar con la fuente, aquella criatura de verdad que le había estropeado su momento de hacer una buena acción.

Pero el destino sonreiría al pequeño felino, pues para sorpresa de él, los llantos habían acabado con el pequeño abrazado a una mujer que muy probablemente era su madre. Link al ver esto asentiría y se daría media vuelta para continuar con su patrullaje, no sin antes ubicar una banca, la cual saltaría para llegar a la parte de arriba para así proceder a sentarse, sacar de su bolsa algo envuelto en papel y una tripa de agua. Desenvolvería el papel con un pequeño mordisco revelando el contenido, un pan, el cual al darle otro mordisco estaría relleno de judías y carne picada, un desayuno completamente nutritivo, de a pocos tomaría también algo de agua para bajar la comida mientras observaba a la gente ir y venir.

Hoy el día se puede catalogar como mal entendido y una serie de eventos desafortunados, Link no tenía idea de la que se iba a formar. Él no se había percatado de lo que tenía en su escudo y no lo haría hasta que se sentó en aquella banca, el grito le hizo dar un brinco y erizar todo su pelo, en estado de alerta, mirando de forma intensa con sus pupilas cerradas hacia la criatura, algo amenazante, pero este gesto duró tan solo un par de segundos, pues en el momento en el que se puso a llorar, Link bajó su guardia, si bien la criatura se había comportado como un patán con el niño, nunca llegó a pensar que él fuese uno también, pero aquello se pondría todavía más escandaloso que aquellos aullidos de dolor.

El zorro con el cambio más abrupto de emociones se puso a rebuscar en las pertenencias del gato gris, cosa que hizo que el semblante de Link se tornase en uno de clara confusión, sin duda alguna era algo extraño de ver, estuvo atento a los movimientos del zorro, luego de ver rebuscar en sus cosas, vio como este le pedía su comida, algo que el pequeño gato gris meditaría primero antes de responder. Tomaría la decisión correcta, partiría el pan por la mitad y se lo ofrecería al pequeño, no sin antes volver a saltar para quedar de pie en el banco y proceder después a sentarse para disfrutar de su desayuno.

El gato comería primero antes de responder al niño, pero en ese momento algo interrumpiría su bocado, parece ser que la madre del niño humano señalaría al par mientras gritaba acusaciones, mal entendidos que se podrían haber arreglado si Link hubiese hablado, pero aquello no solo quedaría allí, sino que la marina se involucraría también, un par de guardias de turno que miraban algo extrañado al par y antes de que Link pudiese decir algo, ya el zorro se había aferrado del escudo, a juzgar por la cara de los guardias y la mujer, no parecían tener intenciones de dialogar con ellos, así que simplemente echó a correr. No respondería al pequeño zorro, su prioridad era esconderse y aprovecharía su velocidad y tamaño para perder a los marines entre el bullicio de gente. Continuaría su avance hasta llegar a un callejón por el que se ocultaría.

Una vez allí el gato dejaría escapar un suspiro, estaba a salvo del peligro, él y su problemático compañero. - Debes de meditar por tus acciones. - Fue lo primero que dijo, su voz era chillona y muy gatuna. - Por haber asustado al niño, ahora nos buscan. - Sentenció de forma seria y lanzaría una mirada fulminante al zorro, no denotaba odio ni resentimiento, pero si seriedad y enojo, cruzándose de brazos a la espera de escuchar la respuesta del zorrito.

El gato gris comenzaría a entender por qué el individuo se hacía llamar Chaos y es que no solo su extraña forma de expresarse, sino también sus acciones, caóticas en cada una de ellas, lo volvían alguien impredecible, peligroso, Link no bajaría su guardia con él, se mantendría sereno, opuesto al nombre del zorro, es por ello que para sorpresa del chico, el gato gris solo se mantendría mirándole fijamente como acostumbra a hacer con la gente, resignado a aceptar que no había entendido su mensaje, un intento de hacerle reflexionar sobre sus actos.

A juzgar por su forma de hablar y referirse a los humanos, era probable que este distaba de ser uno, no solo por su tamaño o cola, sino también por su forma de pensar y capacidad de atención ¿Podría acaso el gato gris lograr hacer llegar su mensaje? Primero tenía que acercarse a él, no podía mantenerse quieto, Link siguió con la mirada a medida que la criatura escalaba hasta arriba de la pared del callejón, continuando con las preguntas que Link se planteaba responder. - Link. - Se limitaría a decir, algo tajante, un poco obstinado de los cambios abruptos de humor por parte del zorro. - Soy un Mink. - Corregiría al niño que lo llamaba gato, era costumbre de los humanos hacer eso mismo, Link estaba más que acostumbrado a eso.

Luego de eso comenzó a dibujar, no le agradaba la idea de que lo hiciese sentado en una ventana abierta, estaba casi seguro de que intentaría irrumpir en aquella vivienda en cuanto se vuelva a mover. Ante el dibujo el gato simplemente se le quedó mirando fijamente sin decir una palabra y solo reaccionaría cuando el zorro llamase la atención de los guardias.  Aquella acción desembocaría en un largo suspiro por parte del gato gris, quién no tendría otra opción de imitar la acción del zorro y escalar con sus garras dicha pared. - Niño… deja de huir, ven y entregate. - Volvería a hablar, esta vez yendo directo al punto, no era especialmente comunicativo y por mucho menos suave con las palabras, quizás con los gestos gracias a sus patitas peludas, pero lo que conlleva a la comunicación, definitivamente Link no era el mejor.

Ahora su objetivo sería intentar pillarlo, comenzando a perseguirle, si hay algo en lo que destacaba Link era su velocidad y agilidad, si bien su semblante se mantenía sereno y tranquilo, su cuerpo ahora se movía a gran velocidad detrás de la criatura, separados por tan solo 5 metros.