Sexo, alcohol y cazadores. Little Paradise [Privado / Abby - Oppen]

La monja accedió a repartirse las recompensas como había dicho el mink. Y por supuesto que había aceptado, era una idea de Roland. Si no la hubiera aceptado, la hubiera tachado de loca por no seguir la mejor opción. Además, parecía tener un barco y estaba dispuesta a llevarle hasta el lugar más cercano para entregar los cuerpos de los piratas. Le vendría bien no pasar tanto tiempo montado en su moto voladora; era un dolor de culo, literalmente.


- Claro que ha sido un buen trabajo - respondió al comentario de la monja -. Siempre hago un buen trabajo.


Era muy curiosa la escena. Ella se dirigía a su barco a un ritmo medio entre correr y caminar, mientras él la seguía a su lado en su moto. Podría haberla acercado, no era la primera vez que llevaba a alguien en su espalda, pero a ninguno se le había ocurrido antes, y al estar a medio camino quedaba raro mencionarlo. Decidió olvidarse del tema.


Al final alcanzaron el barco. La monja le dijo cuál era y se acercó corriendo a él. Roland volvió a meter su moto en la Dimensión Reflejo para salir únicamente con su ropa de cazador puesta. Subió a barco de un buen salto y observó el mar. Enseguida se puso a pensar sobre los combates que había tenido en aquella isla. El no poder usar Rokushiki para evitar ser descubierto le suponía un problema. Debía buscar una nueva forma de combate. Aprender otro tipo de técnicas que no le delataran y hacerse un nombre entre los cazadores del mundo. Pero tiempo a tiempo. Lo primero de todo era cobrar la jugosa recompensa para saldar así su deuda. Al final, una voz le interrumpió.


- ¡Señoooorrrr! - exclamó Globorotti.


- ¿Pero, como? ¿Qué haces tú aquí? Eres un imbécil que no sabe ni ir a que lo vea un doctor - Roland suspiró.


- Dnalor, quería viajar contigo. Quiero ser un cazador, como tú, y aprender de ti. La próxima vez, no seré ningún estorbo - dijo con un extraño brillo en sus ojos.


- Ya, bueno. El barco es de ella - dijo señalando a la mujer con hábito -. Has abordado su barco sin permiso. Eso no está bien. Pez malo. Vete y pídele disculpas. Después échate a dormir. Solo un estúpido, por muy pez que sea, se pondría a nadar para alcanzar un barco y abordarlo estando así de herido. Retrasados todos.


Al final el pez se avergonzó, y fue a pedirle perdón a la monja por su atrevido comportamiento. Por su parte Roland le gritó una pregunta.


- Oye, tú. ¿Sabes si tardaremos mucho? Quiero conseguir el dinero lo antes posible.

Ahora que lo recordaba, el G-2 no era el más cercano. ¿No estaba la base G-8 de la Marina en esta misma ruta? Sí, sí, el G8 estaba en la Vereda del Placer. En ese caso tardarían incluso menos de lo que había calculado. En sus cálculos para el trayecto de antes había tenido que tener en cuenta el cambio de ruta y las complicaciones que tenía viajar por el Sendero de la Justicia aún conociéndoselo por completo.

—Agárrate, cambiamos el rumbo. No vamos al G-2, vamos a ir al G-8 —avisó y justo después giró violentamente el timón mientras hacía presión con las manos y los pies de una forma muy concreta y específica. Así, sorprendentemente, alteraría la distribución del peso del barco para hacerlo girar de forma brusca y casi antinatural, como si fuera un derrape de una moto. Era una de las maniobras que había aprendido a hacer con su barco, la que ella llamaba "Barrido Oceánico".

El viento soplaba favorablemente, pero al minuto de haber girado notó un peso extra en el barco. Una voz chillona la alertó, pero no se preocupó porque le sonaba la voz, tanto de la taberna como de haberla escuchado fuera: se trataba de Globorotti, el gyojin que le había cogido cariño al otro cazador. Si no escuchaba mal, decía que quería ser cazador y aprender de él para no ser un estorbo. Abigail no se metería en si era apropiado o no, puede que no le gustara la forma de trabajar tan inconsciente de Dnalor, pero era una forma de trabajar tan válida como cualquier otra, aunque fuera incompatible con la suya propia.

La monja se mantuvo en silencio, ajustando algunas cosas del barco, mientras ellos dos hablaban. El viento empezó a soplar favorablemente, impulsando el barco de forma gentil pero continua. Abi terminó por bloquear el timón de momento para que el barco no cambiara de rumbo y entonces pudo atender al gyojin, que primero se disculpó por abordar su barco.

—No te preocupes, no podría rechazar a alguien que atraviesa el mar a nado estando herido para acompañar a una persona —le quitó hierro al asunto antes de empezar a explicarle —. Antes de que te vayas a dormir, si vas a ser cazador tengo que comentarte un par de cosas. La primera es que tendrás que acompañarnos a la base marine, allí te harán unas preguntas, te sacarán una fotografía o dos y te darán una licencia; a partir de ahí podrás ir pidiendo carteles de Se Busca y conforme caces podrás pedir información a los marines. La segunda cosa, que considero importante para evitarte el primer chasco, es que debes tener en cuenta que tu primera caza es algo así como una prueba, solo cobrarías la mitad del precio —explicó en un volumen lo suficientemente alto como para que el otro cazador lo escuchara. Estaba convencida de que el otro cazador ya lo sabría, porque... porque no era su primera caza, ¿verdad?

—Después de atrapar a tu primer criminal serás un cazarrecompensas de pleno derecho y a partir de ahí podrás cobrar el precio íntegro por su cabeza —terminó de explicar. Por ejemplo, si aquella fuera la primera caza de Dnalor, de sus 107 millones totales acabaría cobrando 53 millones y medio, si fuera su segunda caza o superior, como el caso de la monja, cobraría la suma completa.
—Ahora sécate y ve a descansar. Te despertaremos cuando lleguemos al G8 —ahora debía responder al cazador, que parecía bastante impaciente. ¿A qué venían las prisas? Ya habían salido del puerto pirata, ya no era necesario darse tanta prisa.
—Pues... con este viento y saltándonos la mitad de la ruta sin la necesidad de cargar magnéticamente el Log Pose no deberíamos tardar mucho. Menos de un día, probablemente. Si te hace falta el dinero no te preocupes, estaré toda la noche al timón para llegar cuanto antes —pasar la noche en vela no era algo muy difícil para Abi, menos aún si ocupaba su tiempo navegando o vigilando. A ese ritmo, saltándose islas y sin hacer descansos... sí, menos de un día.

El barco se movía sin pausa, no a demasiada velocidad pero sí a un ritmo aceptable. El mar estaba relativamente tranquilo así que no tuvo que hacer más gala de sus habilidades como timonel. Entre unas cosas y otras se saltaron únicamente dos islas, al final el trayecto no solo duraría menos de un día, probablemente durase apenas medio día.


La base marine se empezó a hacer visible, el G-8 de la Marina del Grand Line. Situada en la isla de Navarone, la base del G8 era... bueno, no sabía mucho sobre las bases de la Marina, no solía quedarse mucho tiempo en ellas. Estaba casi al final de la ruta de la Vereda del Placer, pero una buena planificación navegante y un buen viento hicieron que el trayecto fuera bastante más corto de lo esperado.

—¡Dnalor! —lo llamó. Dios santo, que nombre más complicado —. Voy a atracar ya, en quince minutos entraremos en la base.

Bien pensó Roland ante el cambio de rumbo. Quería acabar con eso lo antes posible y olvidarse de una vez de cualquier deuda posible. Había aprendido la lección; no pedir dinero prestado a desconocidos. Había que hacerlo con gente conocida. Si le pedías prestado a alguien con quien tuvieras cierta confianza podías torearle lo que quisieras para no tener que devolver el dinero. Quizás la próxima vez se lo pidiera a Omega. Seguro que no le importaría perder unos pocos millones. Eso siempre que aquel desgraciado supiera cómo ahorrar dinero, claro.

- Espera, espera. ¿Cómo es eso de cobrar la mitad? - preguntó indignado a la monja -. Estás diciendo que si entrego estos criminales, al ser mi primera caza, ¿me dan la mitad? Quiero decir, ya lo sabía - intentó disimular su desconocimiento -. Por eso te iba a decir que lo cobrases tú y que me des el dinero íntegro.

Roland pudo escapar así del paso. A la monja le pareció una buena idea, sobretodo porque ella se quedaría con la fama y los méritos. Al mink le daba rabia, pero no era tan estúpido como para no saber priorizar dinero a fama. Ya tendría muchas más oportunidades de demostrar qué tan buen cazador era. Era tan buen cazarrecompensas como agente del Cipher Pol, sin duda.

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Al final alcanzaron su destino, el G-8. A partir de ahí todo fue muy sencillo. Entregaron los cuerpos, y le dieron el dinero a la monja. Roland observó que ella no tratase de timarle en ningún momento, cosa que no hizo, y después no sabía cómo acabó acompañando a Globorottí a hacerse el carnet ese de cazador. El pez estaba muy ilusionado, y al final el mink quedó en que le avisaría cuando volviera a cazar. ¿Por qué lo hizo? No lo sabía, pero intentó no darle muchas vueltas. Al final se despidió también de la monja, de forma tosca pero al menos haciendo un bonito gesto con la mano, y montando su moto voladora iba en un rumbo a su cotidiana vida.

No dijo nada, no metería leña al fuego. Solo sonrió con la amabilidad de siempre y accedió a la petición de Dnalor. Si no quería pasar por el trámite de cobrar la mitad era porque necesitaba el dinero, y la monja no era tan cruel como para hacerle ninguna jugarreta. El proceso fue bastante simple, sacaron a los criminales de aquella dimensión interna y los marines preguntaron quién entregaba a quién.

—Se entregan los tres a mi nombre: Abigail Mjöllnir —anunció, entregándoles su propia licencia de cazadora para que confirmaran la identidad y, de paso, actualizaran el total de sus capturas oficiales. No era justo realmente, pero era como lo había acordado con Dnalor para que pudiera cobrar toda la cantidad que le tocaba.

Después de recibir la licencia de vuelta y el dinero, se giró hacia el cazador. Se tomó un tiempo contando el dinero para asegurarse de que le daba la cantidad necesaria. Sumando el precio de aquellos dos... lo dividió en bolsas y le entregó una de ellas a Dnalor.
—Ahí tienes. La suma de los dos era algo mayor que la recompensa del mamut, así que te toca una mayor parte —dijo. Se quedó por allí mientras el pez globo se alistaba como cazador gubernamental, parecía que habían hecho buenas migas.

Y bueno, estaba seguro de que le podrían facilitar un barco o lo que sea al gyojin y si no podía ir a nado, no era necesario llevarlo con ella. Además, no estaba segura de dónde iba a ir ahora, no podría asegurarle que fuera a dejarle en un puerto en poco tiempo.

Se despidió del cazador, que se fue en un trasto volador. No haría preguntas al respecto. Ahora... solo faltaba subirse en su barco, guardar el dinero, y hacerse a la mar una vez más.

¿Dónde la llevaría el mar esta vez?