El lagarto Parkos Vs Mick Devon

El pirata, al darse cuenta de tu ataque, intenta girar en el aire para evitarlo, con poco éxito. La boleadora se engancha rápidamente a su pierna izquierda y tu plan tiene éxito, estrellándose fatídicamente sobre la cubierta de tu balandro.

- Tú, malnacido, te arrepentirás de esto - te espeta escupiendo al suelo tras terminar la frase.

Saca un cuchillo de su cinturón y con un rápido movimiento de mano corta el cable de acero que surge de tu armadura. Seguramente más tarde puedas arreglarlo, pero ahora mismo debes concentrarte en tu oponente, que no está muy contento.

El mediano de los Devon se libra del resto del cable que rodea su pierna y analiza con presura el escenario en el que se encuentra. Quizás no parezca tan tonto como parece y piense detenidamente las cosas. Cuando termina de estudiar sus alrededores, vuelve la mirada contra ti, y se lanza de cabeza corriendo, cuchillo en mano.

Poco antes de llegar a ti, se frena de golpe y, aprovechando la inercia del movimiento, salta con fuerzas en el aire, intentando golpearte de la misma forma que antes, pero esta vez con una diferencia: en el aire, primero lanza el cuchillo contra tu pecho con su brazo izquierdo y después lanza un puñetazo con el otro brazo.

Mi plan había surtido efecto, si al tremendo golpe contra la cubierta le sumábamos que al pobre Devon ya se le había caído previamente un enorme mástil encima estaba seguro de que ademas de enormemente enfadado también debía de estar bastante tocado pero para mi diversión parecía que aún tenía ganas de dar algo de guerra.

No alcanzaba a comprender muy bien como podía haber cortado con un cuchillo un cable de acero tan resistente como el que empleaba para atrapar a mis presas, pero ahí estaba él. Saltando de nuevo, el pobriño debía de tener complejo de saltimbanqui.

¿De verdad iba a intentar algo tan viejo como el beber como es lanzarme el cuchillo y luego intentar clavármelo de un puñetazo? Esperaba más de él la verdad...

Atrapé el cuchillo con la mano derecha, deteniéndolo entre los dedos parándolo en seco y parando su puñetazo con la mano izquierda agarré su puño.

-Espero que tus hermanos tengan algo mas de originalidad.

Dije conforme se activaba una descarga del lanzallamas hacia su cuerpo.
Si los golpes no le paraban tal vez algo de fuego controlado frenase sus ansias de venganza.

-Siempre podemos llegar a un acuerdo... Por vuestro bien. - Sugeriría si no lograba pararle.

Parecía que mi rápida reacción a sus amagos de violencia le habían descolocado completamente, y más aún cuando atrapé el cuchillo y agarré su puño.
Se había quedado bloqueado en un estado quasi catatónico. No entendía como alguien así podía haber acumulado tanta recompensa sobre su cabeza, imaginaba que habría ido toda su vida a rebufo de las acciones y escudo de sus hermanos pero el tiempo de fechorías y crimines de el de en medio de los Devon iba a llegar a su fin.

Desde el brazalete surgió una breve pero intensa llamarada hacia el torso de Micck Devon, calcinando piel y carne sin distinción. El tono moreno por los años de mar y cubierta fue tornándose cada vez más negro conforme el pobre desgraciado chillaba y se desplomaba de rodillas.
Solté su mano dejándolo caer completamente sobre la cubierta, los daños provocados eran bastante graves, quien iba a imaginarlo, parecía que este hombre como tantos otros también era alérgico al fuego producido por un lagarto.

No era una persona sádica así que sacando uno de mis cañones de mano me dispuse a acabar con su sufrimiento.

-No te metas en peleas en las que no puedes seguir el ritmo. - Dije mientras amartillaba el arma. - Y recuerda en la otra vida: El amor es como una vela, si te olvidas de él termina por quemarte la casa.

Y tras esa frase lapidaria me dispuse a apretar el gatillo.

RESUMEN:

Oh, tremenda sorpresa, Mick Devon estaba entre ese pequeño porcentaje de humanos que carecían de alergia al fuego, y encima parecía que podía prever mis disparos. El mundo es un pañuelo y a mi me había tocado el moco de turno.

Y para colmo osaba hacer un agujero en mi bonito bar... ¡En el bonito barco de Puck! Por ahí si que no iba a pasar. Eso era ya personal.

Aproveché la la inercia del traspié provocado por el levantamiento de las tablas para rotar sobre mi propio eje, esquivando así el puñetazo con el movimiento e interponiendo el escu-pido entre su pierna y mi espalda. Podríamos llamarlo instinto o suerte, pero de no ser por sus propios movimientos aquella patada me habría dado de lleno. Maki bendiga al inventor de aquel escudo.

Activé uno de los dispersores de mi armadura, llenando toda la cubierta del barco sumida en una densa y opaca niebla de humo negro que prácticamente se podría cortar con un cuchillo, cegándonos así a los dos.

-¿Así que el mediano de los Devon quiere jugar duro? - Dije dejando que mi voz llenase el ambiente en un susurro.- Así será pues. - Sentencié pasando mi casco a visión térmica.

La cubierta estaba sumida en un silencio solo roto por el crujido de la madera del casco ante el oleaje, me aleje un poco, en completo silencio. Con el cañón de mano que aún empuñaba disparé dos veces contra el punto en el que se encontraba, pero claro, estos, aunque podrían resultar letales por su precisión y su calibre no eran si no una distracción.
Buscaba atraer su lógica atención sobre ellos mientras que desde la otra mano y como si de un látigo se tratase generaba un rápido movimiento con el mismo cable que él había roto a fin de enredárselo en alguna extremidad. Si notaba ese enganche o quien sabe, si era lo suficientemente gallito o estúpido para pararlo o sujetarlo con la mano dirigiría en ese momento una descarga eléctrica a través del mismo. Maki bendiga también la propiedades conductivas del acero.

Vaya, vaya. Que maniobra magistral y fortuita. A Mick Devon no le ha gustado nada que escaparas de su ataque. Te mira enfadado, con rabia. Parece que quiere terminar el combate pronto y volver a sus quehaceres piratiles, además de estallar tu cráneo contra el suelo. O eso puedes pensar al ver la expresión de su cara.

Sin embargo, el humo le pilló por sorpresa; parece que no le gusta los truquitos que guardas en tu armadura. Poco a poco la cubierta se llena del humo oscuro impidiendo su visión. Desde tu visor térmico, puedes ver como gira la cabeza hacia los lados, como buscándote, pero a los pocos segundos pareciera que te mira.

- No me das miedo, ¡cobarde! - te grita, sin moverse del sitio.

Disparas certeramente contra el mediano de los hermanos piratas, pero él reacciona a tu ataque, moviéndose hacia su derecha. De algún modo pronosticó que ibas a dispararle, pero no fue capaz de prever tu jugada con el cable de acero. Más concretamente, no tuvo tiempo de evadirlo, bloqueándolo con el antebrazo, sobre el cuál se enrolló. Entonces una descarga de electricidad recorrió su cuerpo. Un grito de dolor desgarra el aire, y podrías jurar oler a carne asada.

Recibió la descarga eléctrica de pleno, pero parece que la cosa no termina. Tras la jugada, cayó sobre una rodilla en el suelo, pero con tu visor térmico eres capaz de observar como va a dar un tirón del cable para atraerte sobre. Parece que su plan es tirar de ti para al final tenerte a alcance. En el caso de, al usar toda su fuerza, no pueda levantarte por el aire, poco a poco tiraría de la cuerda, arrastrándote, o acercándose él. Sea como sea, parece decidido a darte un buen puñetazo en cuando te tenga al alcance, aunque tras recibir la descarga debería haber perdido fuerzas. Quizás sea una estrategia desesperada. O no, tú decides.

Vaya por Dios, el niño además de insistente, molesto, ignífugo y capaz de prever mis disparos también era prácticamente inmune a la electricidad. ¿De verdad era humano? Porque yo no estaba muy seguro viendo lo visto.

El chaval desde luego le echaba ganas, eso no se lo podía negar, y ahí estaba estirando del cable de acero, parecía que fresco como una rosa aun después de todo lo que había recibido directa e indirectamente.
Parecía que miraba en mi dirección, nada raro teniendo en cuenta que había un cable tenso que nos unía, no hacía falta ser un genio para darse cuenta de ello, sería una pena que alguien optase por usar la liberación rápida y que se lo quedase todo para él.

Y así comenzó mi siguiente jugada

-¿No tienes miedo? - Le respondí. - Deberías.

Accioné la liberación rápida del cable, haciendo que este soltase de mi brazalete y dejase mantenerme unido a Mick, rápida y silenciosamente volví a cambiar de posición en la cubierta conforme le lanzaba el escupido.
El armatoste metálico tenía almacenada la fuerza de su patada, así que si le daba sería una fiesta interesante. Peor mi objetivo era similar a los disparos de antes, esperaba que lo evitara y una vez lo esquivase dispararía de nuevo, pero no hacia el, si no hacia el escudo para hacer que las balas rebotasen con efecto hacia él.

Mick tira con fuerza del cable, pero no encuentra ninguna resistencia cuando lo hace. Te liberas de él, cosa que no se esperaba y se pone a la defensiva.

La cortina de humo había empezado a desvanecerse, y tú aprovechas el momento para lanzar tu escudo como si fueras un superhéroe. Por su parte, el pirata salta hacia un lado, esquivando el golpe, con la intención de volver a atacarte, cuando de forma inteligente disparas contra el mismo escudo que habías lanzado para provocar un efecto rebote en la bala, la cual se dirige hacia el pirata.

La bala le alcanza en el aire, en plena espalda, tirándole al suelo de la cubierta. Se intenta levantar, apoyándose sobre las rodillas y sus brazos, pero las pocas fuerzas que le quedan abandonan su cuerpo. Escupe sangre. Parece un buen momento para rematarle.

Tras recibir el impacto de la bala en la espalda parecía que por fin había caído al suelo, aún vivo y que se encontraba sin fuerzas.

Peor no me fiaba, fácilmente podría ser una trampa. Quien sabe lo que podría tener planeado.. ¿Seguiría teniendo fuerzas y me atacaría desde el suelo? ¿O tal vez si estaba en las últimas pero había pensado en hacer que me acercarse para inmolarse llevándome con él?
No podía estar seguro.

Así que recogiendo mi escudo conforme voló de vuelta me acerqué con extrema cautela y paso lento, alerta ante cualquier movimiento sospechoso que aquel desdichado pudiese hacer.

-¿Qué sería más insultante? - Pregunté en voz alta a modo de soliloquio mientras me acercaba. - ¿Que acabase contigo porque no mereces ni el esfuerzo de tener que prestarte atención? ¿O que te entregase vivo porque no supones una amenaza como para matarte? - Dije conforme intentaba darle la vuelta con el pie para dejarlo boca arriba.

- Es tú decisión como termina esto. - Le diría apuntándole una vez más con el cañón de mano si nada lo impedía.

Mick parece haber escuchado tu discurso cuando le miras a la cara tras haberle dado la vuelta con tu pie. Si bien no parece que se pueda levantar, en sus ojos aún perdura una chispa de orgullo.

- ¿Insultante? - pregunta entre carcajadas, con un tono que solo los moribundos pueden alcanzar, casi rozando la locura -. Insultante ya ha sido que alguien como tú haya acabado conmigo. Si este es mi final, hazlo. Prefiero morir aquí dignamente a manos de alguien que ha conseguido derrotarme antes que pudrirme en la cárcel - dijo para dar paso a un escupitajo lleno de sangre -. Pero te avisaré de una cosa; mis hermanos no perdonarán esta afrenta. Puedes hacer lo que quieras conmigo, pero tú ya estás muerto.

Decidas lo que decidas hacer, te recomiendo que lo hagas rápido, para poder irte de allí. Lo más probable es que haya dicho la verdad y los hermanos Devon restantes quieran venganza; son piratas sin nada que perder al fin y al cabo. Cuando decidas poner en marcha tu barco escucharás el sonido de un objeto que cae en la cubierta. Si levantas la mirada hacia el cielo podrás observar como una silueta con forma de ave se aleja a gran velocidad. ¿Será uno de esos emús que debíais cazar? ¿Pero acaso los emús vuelan? A estas alturas ya da igual. Si decides inspeccionar el objeto que haya caído descubrirás que se tratade un Pose que indica tu próximo destino: Leaping. Ten cuidado y que la suerte te acompañe.

- ¿Sabes? - Le respondí. - Tienes huevos, eso hay que reconocerlo. Y no puedo negar que me lo has puesto difícil. Pero te falta actuar con cabeza. Así que te diré lo que vamos a hacer. -Dije apartando mi arma de su cara. - Vamos a tratar tus heridas y voy a entregarte vivo. Se que te va a enfurecer, y aunque parezca lo contrario mi objetivo no es enfurecerte. Se que una vez te manden a prisión, con el tiempo, encontrarás la forma de escapar. Me parece una muestra de respeto hacia ti. Y ahora con permiso... - Dije a modo de disculpa por lo que iba a venir. - Por la seguridad de todos mejor si estás inconsciente. - Sentencié intentando darle un golpe que lo dejase KO.

Fue en ese momento cuando aquella sombra dejó caer el Pose hacia Leaping como si de una señal divina se tratase.

-¡Tuck! Encárgate de que sobreviva al menos hasta que lo entreguemos. Pero tenlo bien encadenado. - Comencé una vez más a ordenar conforme recogía mis cosas desperdigadas por la cubierta. -¡Capitán Puck! Ponga rumbo a Leaping. - Dije pasándole el Pose.

Si el De en Medio de los Devon había supuesto un reto mejor evitar el conflicto directo con los otros dos al mismo tiempo. Por suerte el barco de los Devon había perdido un mástil, lo que me permitiría sacarles la suficiente ventaja como para dejarlos atrás.