Freites no va a liarla. Jurao. || Moderado nivel 6 - Lysbeth, Freides, Zaina

Lleváis ya unos días navegando por el Calm Belt. Tenéis el destino bien claro: Amazon Lily. Por eso mismo el barco de Lysbeth, el Loreley, ya tendrá en su S.I.R.I las coordenadas acordes para llegar hasta la isla. Si no lo conocéis bien, esta parte del mar es la gran barrera que difiere dos tipos de piratas: grupos con buenos navegantes, climatólogos y timoneles —en este caso, vuestro bonito ordenador automatizado— y grupos que no tienen ni idea de lo que están haciendo, y son asaltados por reyes marinos. Ya se conoce anteriormente, de que vuestro destino estuvo resguardado por una gran fauna marina. Reyes marinos, concretamente. La marine no tiene ningún problema para surcar esas aguas, pero vosotros no tenéis una estora entera recubierta de piedra del fondo marino.

A pesar de todo esto, parece que tenéis bien claro vuestro objetivo. Tenéis libertad de explicar dónde y qué estáis haciendo, siempre y cuando vayáis juntos en el navío. El ordenador del barco indica claramente que estáis a varias horas de llegar a Amazon Lily, y el que esté autorizado por el sistema de seguridad, verá varios problemas. En este caso, de puntos parpadeantes en el radar. El sonar va dando sus vueltas habituales, pero de repente empiezan a sonar varios pitidos. Cosas sin identificar que están a cien metros a la redonda, quizás dos o tres de ellas. No podéis saber exactamente cuán hondos están, ni si harán algo con vosotros. Pero no sería demasiado inteligente no prepararse.

El clima, sin embargo, no parece ser nada fuera de lo normal; aún algo errático en el paraíso, podéis ver con vuestros propios ojos que hace un día espléndido. Quizás hace bastante más calor de lo normal: notaréis una sensación térmica de varios grados por encima de la media. No es algo especialmente desagradable —ni debería serlo por ejemplo para Zaina, al proceder de Arabasta—, pero llevar cosas como togas, kimonos, túnicas o todo lo que tenga manga larga os hará sentir ligeramente incómodos. Quizás según vuestra tolerancia, acabéis hasta sudando si hacéis más esfuerzo del normal. El cielo está plenamente despejado y no tenéis más sombra que la de las velas del Loreley, por lo que, si queréis entrar sin oler a grupo de obreros, deberíais cuidar vuestra higiene y residir en algún lugar donde no os pegue el sol directamente. El nivel de humedad es el propio de estar en el mar, así que, si llegaseis a transpirar, lo sentiríais pegado de forma incómoda contra el cuerpo.

Tenéis la libertad para tomar toda esta información y hacer una introducción acorde con todo lo que he citado. ¡Buena suerte!

Esta misión era una locura. Una completa locura. Cuando Freites le dijo que tenía algo en mente supuso que sería buena idea acompañarlo. Cuando le explicó que quería casarse con la princesa de Amazon Lily, entendió que necesitaba acompañarlo. Al menos si quería que sobreviviese. Por supuesto, antes de zarpar, la pirata se había colado en un par de bibliotecas y había estado leyendo acerca de las amazonas y sus costumbres. Cuanto más leía, más creía que a Freites le faltaba un tornillo. Por otro lado, nunca había estado en esa isla y parecían gente poderosa. Forjar una alianza con ellas no parecía una mala idea. Demonios, ya solo poder esconderse ahí de ser necesario en algún momento sería extremadamente útil. Parecían mujeres fieras y por lo que había entendido si había algo que tenía claro era que las respetaba. No se andaban con tonterías, al parecer.

Cuál fue su sorpresa el día que quedaron para zarpar y Freites apareció con una hermosa mujer a su lado. Lys le dio la bienvenida enseguida, a ella y a los animales que traía consigo. Lo primero que hizo la pirata, de hecho, fue tirarse al suelo y mirar a Jade expectante. No se movió hasta que consiguió darle un abrazo y le costó un pelín apartarse del suave pelaje. Zaina resultó ser amable y encantadora, pero tan fiera como las amazonas a las que iban a buscar. Le cayó bien desde el primer instante. Tanto ella como Freites consiguieron un camarote propio, por supuesto. Se aseguró de que todos los animales estaban bien atendidos y tenían el espacio que necesitaban antes de partir. La jovencita no le acompañaba esa vez; estaba solo ellos tres. ¿Sería suficiente? No lo sabía, pero estaba lista para averiguarlo.

El viaje fue casi como unas pequeñas vacaciones. El barco hizo la parte complicada y navegó por ellos, llevándolos hasta el Calm Belt y acercándolos lo más posible a Amazon Lily. Faltaban algunas horas para llegar cuando empezaron los problemas. En el sonar comenzaron a aparecer unas motas a menos de cien metros, dos o tres. Lys sabía que no era buena idea ignorarlo. Estaban en el Calm Belt y lo más probable era que fueran monstruos, cuando no reyes, marinos. Se quedó en la sala de mando, lista para utilizar el L.S.D y dejar salir los pinchos de ser necesario. No quería hacer nada sin provocación, porque si fuera lo que fuese pasaba a su lado sin intentar zampárselos y le herían por prevenir, podían hacer más daño que otra cosa. Aún así, en cuanto viera que algo emergía de las profundidades con intenciones poco pacíficas lo activaría y saldría a cubierta lista para enfrentarlos directamente.

Empezaba a tener calor, pero no suficiente como para distraerla. Se hizo una coleta sin quitar los ojos del radar. Vestía con ropas bastante sueltas, pero no descartaba la opción de pegarse una ducha antes de descender a la isla. Al fin y al cabo, era vital causar una buena impresión. Sin embargo, antes de preocuparse por eso tenían que atravesar lo poco de mar que se interponía entre ellos y Amazon Lily.

-Bueno chicos, toca estar atentos. Puede que en breve tengamos compañía inesperada y espero no tener que gritar Pirata al agua.

No era solo por ser de Arabasta, era tal vez porque estaba acostumbrada a esas temperaturas en la cocina, en todo momento, en todo lugar. Fuera como fuera, mientras Jade maullaba cual gato quejoso mirando a los pececitos moverse de un lado a otro, reyes marinos incluidos, ella estaba preparando las opciones para la batalla.- El kimono blanco con flores, es fresco, transpira perfectamente y es cómodo para caminar, está hecho de una tela especial de Arabasta, no debería darle problema.- Luego de eso sacó las ropas para ella y para la pirata, eran ropajes típicos de su tierra natal, ayudaba a que el calor fuera fácil de manejar y daba ese aura de clase y elegancia. La dama hablaba con su felino más pequeño, que asentía curioso.

Luego preparó los adornos para el cabello, las joyas y dejó todo listo y dispuesto encima de su cama, sonriendo con autosuficiencia por su trabajo. Señor, lo que ella no lograra conseguir usando las manos. No vamos a negar que todo aquel plan le había sonado a locura desde un comienzo, que había mirado al muchacho con una ceja alzada, incredulidad y que solo la presencia de aquella fantástica mujer la había convencido de lo contrario. Malditos fueran Yarmin y su embrujo, como le hubiera gustado darle un beso a aquella mujer.

Incluso Jade le ronroneaba cuando se le acercaba, una así no podía centrarse en la importantísima misión que tienen entre manos.

Entones llega el momento de salir, sus felinos andan dando vueltas por la zona y cuando nuestra dama del desierto llega a ver a su nueva acompañante, no puede evitar suspirar ligeramente.- Bueno, si alguno no sabe nadar o no puede, tanto Jade como yo somos unas expertas en la natación.- Yasei, ya que así se había presentado ante la mujer era total y plenamente consciente de que más gente de la que quería reconocer tenía el poder de una akuma y eso hacía que el agua fuera su peor enemigo.

-Aun así espero no tener que hacer gala de ello.- Nuestra dama frunce ligeramente el ceño al ver las señales del barco, sabe que algo se acerca, y aunque Jade está rondando como un animal de vigilancia puede verle la cola erizada. Sea lo que sea, a ninguna de las dos va a gustarle lo que puede salir de ese lugar. Rouge escala hasta su hombro, mirando todo el panorama con curiosidad felina.-He preparado ropa para todos, son de Arabasta, ayudaran con el calor y con todo lo necesario, aunque hay una prenda especial para nuestro invitado especial.- El estilo lo había sacado del ex marido de una de sus mejores amigas, originario de Wano, lo más cercano que había visto alguna vez de un hombre con el pelo tan largo.

-Esperemos que funcione.- Ella iba por negocios, como todo, animales interesantes a los que nadie puede acceder, poderes y riquezas que ningún hombre puede alcanzar. Pura tentación para ella, casi tanta como su compañera.

-Si lo se Yasei… yo también pienso que estoy loco. Te espero allí para zarpar, y nos acompañara alguien de confianza. - Y colgo.

Locura… una palabra muy fuerte que muchos suelen utilizar para definir el estado de alguien que no esta bien mentalmente. Alguien que sufre de alucinaciones, pero en este caso hablamos de lograr una hazaña que muy pocos se atrevían a realizar: entablar una alianza con las amazonas.

Alpha no es estúpido y puede que muchos duden sobre eso. Pero si realmente quiere volver a llevar a su clan y a su gente de nuevo a lo que eran, el deberá tomar las dicciones importantes en su vida y esta es una de ellas.

Para él las amazonas son un símbolo de poder a través de la fuerza, sin lugar a duda al pequeño le encantaría tener ese distinguido ejército entre sus filas. Pero para eso era muy pronto, lo más importante era que el chiquillo lograra ganarse el favor de todas en esa isla, y en especial de la princesa amazónica.

El pelilargo había escuchado uno que otro rumor sobre ella, pero nada que no esperase de una Shichibukai. Nunca la ha visto. Tampoco ha tenido la oportunidad de ver un cartel con su recompensa, pero aun así tenía muy claro que ella era muy fuerte.

Incluso más que él.

-¡Cuanto tiempo ha pasado, maestra!. –Le dijo a Lysbeth en una llamada de den den mushi.- Tengo un proyecto de amor del cual platicarte. - Justo allí fue cuanto se entero de su plan: ganarse a las amazonas y luego casarse con la princesa amazona.

Mientras el herrero de lo imposible cabalgaba junto a su fiel compañera Suzaku. Repasaba en el fondo de su mente los reglamentos impuestos por la primera líder de la dinastía Freites, Freites Lilith. En ella ponía claramente: Cualquier organización fundada o creada bajo el apellido Freites deberá tener matriarcas o patriarcas, esto con el fin de hacer que las siguientes generaciones sean genéticamente más fuerte.

“Una interesante manera de mantener fuerte a la dinastía Lilith… pero no contabas con que quinientos años después, todo eso acabara por culpa de los nobles de la Red Line.”

Pasó el tiempo, y el pelilargo logro encontrase con la mujer de los gatos en el lugar acordado antes de partir hacia el barco de Lys. Ella fue la primera con la que contacto, el pirata la consideraba fuerte, hábil e inteligente, quitando de por si lo obvio: que era muy hermosa.

- ¿Kimono blanco de Arabasta? … debería probar eso en algún momento.

Luego se encontraron con la mujer mas fuerte que el chiquillo conocía. Ella los estaba esperando y los recibió con los brazos abiertos con una cálida bienvenida, y por su puesto con un outfit que la hace lucir espectacular.

El barco de Lys resulto ser una maravilla tecnológica, Freites aún estaba sorprendido de tantos juguetitos tecnológicos que tenía por aquí y por allá. El chiquillo conocía muy poco sobre el tema pero aun así no era un inútil que no sabía diferenciar una cosa de otra, solo tenía que aprender como funcionaba los aparatos estos.

-Lo último que quiero es caer en el mar Yasei… agradezco que puedas ayudarnos si eso ocurre.

Este se subió en su súper ave con mucho cuidado y saco tomo la hoja gélida de una de sus alforjas. El señor de la guerra observaba fijamente al radar, eran tres cosas y según Lysbeth no eran nada amigables.

El calor comenzaba a ser un poco molesto para este, así que decidió descubrirse desde la cintura para arriba, dejando caer su kimono rojo, parecía que esta llevara una gran falda. Alpha miro fijamente a Lysbeth, esperando una respuesta de ella. Lucia tan hermosa como siempre y el chiquillo no podía evitar pensar que se sentiría poder tocar su piel que fue forjada por los mismos dioses.

Pero incluso él sabe que eso es imposible.

¿No creéis que podéis acabar fabulos@s con esos vestidos? Independientemente de lo que hayáis hecho, notáis que conforme Freites vaya bien guiado, estáis tomando una buena decisión. Tiene suerte de teneros a las dos, ya que seguramente él solo no podría ni acercarse hasta Amazon Lily. Podéis distinguir ya los acantilados de lejos, si estáis mirando fijamente. No se ve nada más que montaña y árboles, a parte de una gran estructura con varias cabezas de serpiente. Estas se ven muy viejas ya, pudiéndose distinguir entre lo bajo del moho y la vegetación lo que una vez fue blanco. En la montaña principal, la cual están entalladas las figuras, podéis ver un Kanji gigantesco que, si sois lingüistas y conocéis el japonés, pone "Kuja". Este es el nombre de la tribu local, la cual vive dentro de un valle profundo en el interior de la isla.

O quizás sí se distingue algo. Muy a vuestra derecha, rodeando el acantilado de la isla, parece verse saliendo de detrás la proa de un buque. Si esperáis unos minutos más, empezaréis a ver el barco entero: un gran buque de la marine. Se ve el logo en una de las velas, y es imposible que os confundáis. Sabéis a ciencia cierta de que ese barco os puede acarrear problemas, y más si reconocen al de la famosa Lysbeth, el Lorelei. Todo pirata famoso tiene un barco que le define, y este le define a ella. No parecen haberse dado cuenta por ahora, pero eso sólo lo notará un navegante con algo de experiencia. Parecen estar buscando un buen punto donde echar el ancla para entrar en la isla, ya que mantienen una distancia prudente de la isla en paralelo. No parece que se vayan a ir de allí, ya que en ningún momento giran a mar abierto.

Por otro lado, no debería de extrañaros demasiado ver la presencia de la marine ahí. La gobernadora y crush de Freites es una Shichibukai, y quizás habéis tenido la mala suerte de llegar en el mismo momento de una reunión que se va a originar dentro de poco. Por la longitud y altura del barco, podéis deducir de que tiene que haber gente increíblemente fuerte ahí dentro. Si no usarían un barco más común ahí dentro, así que os convendría llevar un perfil bajo hasta que decidáis qué hacer. Lo importante es llegar dentro de la isla, y quizás ahí, ya no tendréis peligro alguno. Y la gracia es que, para llegar, ya tenéis varios obstáculos. Los puntos del radar parecen acercarse aún más donde estáis, y si os apresuráis demasiado quizás llaméis la atención del buque. ¿Qué haréis?

Estábamos muy cerca. Amazon Lily estaba justo frente a ellos. Podía ver los acantilados, la montaña y la vegetación, todos los bosques. Quizá fuera la ilusión de una nueva aventura, pero juraría que allí había tonos de verde que hasta el momento no había visto. Y ni siquiera era lo más llamativo. Podía ver algo artificial, que como mínimo demostraba que la isla no estaba deshabitada. ¿Cabezas de serpiente? Tenían bastante tiempo, pero resultaba impresionante incluso a esa distancia. Bajo ellas había también un símbolo extraño que no reconocía. Aún así, la visión de esa estructura le inspiraba respeto y ganas de apurar a partes iguales.

Sin embargo, algo le llamó la atención y le hizo pasar de la excitación a la preocupación en seguida. Un buque de la marina, saliendo de detrás de uno de los acantilados. No parecían haberlos visto todavía… pero tampoco parecía un barcucho cualquiera. Era bastante grande y otros encontronazos con la marina le habían enseñado que ese tipo de embarcaciones se guardaban para la gente importante.

-¿Qué estará haciendo la marina aquí? Tenemos que virar, no podemos dejar que nos vean. No creo que empezar un combate frente a su isla vaya a ayudarnos a dar una buena primera impresión.

Aunque en realidad… quizá derrotar a esos marines frente a las amazonas haría que vieran su fuerza y les respetaran como guerreros. Meneó la cabeza. No, era demasiado arriesgado. Tampoco iba a meter al Loreley en un conflicto innecesario si podía evitarlo. La pequeña le mataría si le pasara algo y ni siquiera podría culparla.

Se apresuró a aumentar la velocidad y cambiar el rumbo para esconderse tras uno de los acantilados. Si rodeaban la isla lo bastante rápido, quizá estuvieran a tiempo de ser detectados. Podía ver en el radar que todavía no estaban solos; esos bichos, fuera lo que fueran, los estaban siguiendo. Pero si iban a seguirlos, mejor que lo hicieran fuera del alcance de los marines. Un problema de cada vez, por favor.

-Chicos, necesito que estéis atentos en cubierta. Si alguno de estos monstruos sale a por nosotros, obligadlos a volver al agua lo antes posible. Quizá el Loreley no haga ruido, pero no puedo decir lo mismo de un monstruo marino.

Que bueno, igual tenían suerte y les tocaba el único Rey Marino mudo del Calm Belt. Soñar era gratis, ¿no? Vigiló el rumbo y se mantuvo atenta a todo lo que ocurría a su alrededor, lista para ir a ayudar a sus compañeros si era necesario.

-Es como cuando tienes un miembro de la familia especialmente pesado y aparece justamente cuando no quieres que aparezca.-Una queja sale de sus labios ante la palabra marine de la capitana y ella simplemente se prepara para tomar parte en las acciones en caso de que todo aquello se descontrole. Es cierto que quizás no puede dominar a un Rey Marino pero si le toca demasiado las narices piensa ponerle un lazo al cuello al primero que pase y dárselo de comer a Jade para que se sienta especialmente contenta antes de llegar a su destino. No era raro después de todo, quizás les diera una buena impresión a las damas.

La dama de orbes de esmeralda se apartó el cabello con calma, antes de prepararse para subir arriba.- Yo me haré cargo de lo de arriba, si la cosa se pone mal bueno… Quizás alguno tenga forma de gato.- La sonrisa traviesa de sus labios dejó clara las intenciones que escondían y se preparó para tomar cartas en el asunto en caso de que las mediaciones fueran necesarias, el barco debía cuidar su integridad, y ella si podía pelear en el mar contra aquellas cosas. Mojarse no le agradaba, pero tampoco iba a matarla especialmente.

-Vamos niños, tenemos que prepararnos para jugar…-La dama es seguida por aquellos animales para los cuales sus órdenes son sus deseos, mientras se dirige a cubierta para proteger la integridad de aquella misión sin demasiado problema. Aunque parezca un acto suicida puedo prometeros que no lo es, es total y completamente consciente de lo que pueda pasar o salir de aquel sitio y también quiere ver hasta que tan dentro de sus posibilidades esta todo aquello.

Después de todo si ellos reinaban el mar, ella reinaba el desierto y no tardaría demasiado en conquistar todo lo demás. De momento, estaba bien al servicio del muchacho y la capitana, luego les agradecería el que les presentara animales tan bonitos y adorables que puede unir a su colección.

Ella mientras tanto se prepararía en cubierta para actuar de ser necesario, era el momento de pasar a la acción, aunque hubiera preferido esperar para que eso pasara.

-Marines... No me sorprende, después de todo ella es una shichibukai.

Definitivamente no le sorprendía, pero realmente no se lo esperaba, parecía demasiada "casualidad" que justo cuando el chiquillo junto a sus compañeras estaban por llegar, estuviera un barco de la marina justo al frente. Algo no le terminaba de cuadrar.

El chiquillo observo como su maestra ladeaba la cabeza pensando en que hacer ¿Acaso estaba pensando en pelear? A él no le desangraba la idea, pero a nivel de estrategia era el peor escenario posible. Pelear contra los marines mientras los otros dos puntos se acercaban generaba una posición muy desventajosa. Pero pronto ella cambio el rumbo del barco, optando por la alternativa mas segura.

-Sabia elección maestra.- le dijo tranquilamente. Luego, desde los costados de la cabeza de Alpha comenzaron a crecer unos enorme cuernos, de unos cuarenta centímetros cada uno (la forma de estos son como los de kaido).

- De acuerdo... Es hora de trabajar. Vamos hermosa, nos espera la guerra.

Suzaku comenzó a caminar en dirección a la cubierta. Acompañado de la dama del desierto y sus felinos. A decir verdad su compañía le resultaba agradable, a pesar de que Yasei fuera una persona que siempre se muestra misteriosa y qué no confía en todos, el pequeño sabia que podía contar con ella. Claro, ganarse su confianza es una cuestión de esfuerzo y demostrar que vale la pena que ella te dirija la palabra.

Pero a pesar de todo, es una buena minina. El chiquillo estaba totalmente seguro de que ella opinaba igual que el. - El fin justifica los medios ¿No es así, Yasei?

Inteligente movimiento. Los marines parecen estar desembarcando, así que ni siquiera nadie, quizás por el azar o destino, se fija en vuestra maniobra. El problema es que podéis ver una figura gigante debajo del agua, la cual está girando alrededor de vuestro barco. Si esperáis lo suficiente, veréis que algo pasa, ya que una segunda figura, como una sombra mucho más alargada, pasa de lado y la primera, deja de moverse. Tendréis varios minutos para comentar, ya que por la envergadura total, parece empezar a flotar de forma muy lenta hacia arriba. La silueta irá haciéndose más y más grande en lo cual deberíais de prepararos para lo peor... O no.

El primer punto desaparece y podéis notar cómo el mar se agita debajo de vosotros. Quizás no era lo que creíais, o por lo menos no la cantidad exacta. El tercer punto parecía ser un fallo, ya que o se ha adentrado demasiado hondo o no estaba ahí en un principio. El sonar gira una y otra vez y podéis ver como detrás de vosotros emerge una ballena con un mordisco gigantesco. Esta está volteada de lateral, y parece, si le echáis un vistazo, muerta. Después el segundo punto se emerge de golpe y zampa la mitad de esta justo delante del barco. Parece ser algo así como una serpiente gigante, quizás muy parecida a la de las estatuas de Amazon Lily. Tenéis tiempo para maniobrar, ya que parece que vuelve a sumergerse para comerse la otra mitad de otro impulso. Tiene que ser muy grande, ya que ha podido sacar seis metros la cabeza por encima del agua y ni siquiera se le ha visto el fondo del cuerpo. Tras sumergirse, podéis ver como va descendiendo lentamente con un color negro debajo de las aguas.

Tendréis por lo menos un minuto para actuar antes de que salga, esta vez atacándoos a vosotros. Si no llegaseis a moveros de la zona, os consideraría como algo hostil, o por lo menos algo que quiere arrebatarle a su reciente presa. Se elevaría justo delante de vosotros y, si no hicieseis nada, atacaría a estribor con un mordisco. Por muy robusto que sea el barco, aquello debería de ponerlo en peligro, o por lo menos deberíais de preocuparos.

Tanto Yasei como Freites no dudaron en ir a cubierta para vigilar que todo fuera como era debido. Lys se rió al imaginarse un gigantesco pez gato arrimándose al barco para que Yasei le diera mimitos. ¿Jade se pondría celoso? Meneó la cabeza con una pequeña sonrisa. ¡Ja, como si eso pudiera pasar!

Por suerte, los marines no se fijaron en ellos. Estaban desembarcando, lo que en realidad le preocupaba un poco. Claramente iban a hablar con las amazonas, no por nada su princesa era Shichibukai. Sin embargo, eso era bastante malo para sus planes. De interrumpir la reunión, no tenía ni idea de qué sucedería. O bueno, en realidad sí. Los marines querrían capturarla a ella y a quienes le acompañaban y las amazonas… en fin, una alianza es una alianza. Tenían que evitar cruzarse con ellos a toda costa, aunque solo fuera para minimizar los posibles inconvenientes. Ya bastante difícil sería todo de cualquier manera. Esperaba que no se demoraran mucho, pasar días escondiéndose en una selva desconocida no era lo que más le atraía, por más que le gustase dormir al aire libre.

De repente, salió de sus cavilaciones por motivos de fuerza mayor. Detrás del barco, algo enorme salió volando para volver a sumergirse segundos después. Le echó un vistazo al sónar, pero no fue capaz de interpretar lo que le decía. Eso que acababa de ver… no sabía que era, pero a juzgar por el ñaco que llevaba en el costado, no estaba muy vivo. Tampoco solo. En seguida, delante del barco surgió otra figura, todavía más grande, llevando en la boca el cadáver. Era…. ¿Una ballena? ¿Qué clase de bicho era capaz de zamparse así una ballena? Retrocedió un par de pasos para coger perspectiva y tragó saliva. Reconocía esa forma, ¡era la misma que se veía a lo lejos en Amazon Lily! Aunque por desgracia esta no era de piedra, si no una amenaza muy real.

Miró a cubierta, donde se encontraban sus compañeros. Tuvo que respirar hondo un par de veces antes de obligarse a no moverse de la sala de mandos. Se aseguró de que la dirección estuviera bien fijada, llevándolos a otra punta de la isla lejos de los marines. No quedaba mucha distancia por recorrer y esperaba encontrar un caladero en el que posarse. Ahora mismo, su máxima prioridad era llevar el barco a tierra firme. La enorme serpiente, mal que le pesara, no era su batalla. En el mar era inútil y nunca había probado los poderes de su fruta contra animales. No iba a empezar con algo tan grande y peligroso. Distinguió a Yasei y siguiendo una corazonada, desactivó el L.S.D para que los pinchos volvieran a ocultarse. Seguía siendo un animal y todavía no les había atacado. No quería que el animal se hiriera por error y decidiera definitivamente que eran una amenaza. Además, acababa de alimentarse. Si sus compañeros necesitaban refuerzos no solo volvería a sacar los pinchos, si no que dispararía una salva de cañonazos directos contra el bicho. Pero de momento, tenía que hacer dos de las cosas que más odiaba: tener paciencia y confiar.

Se mordió el labio con nerviosismo, pero por una vez aguardó sin hacer nada.

Los nervios eran algo que Zaina sabía mantener bajo control cuando las bestias estaban en juego, era un error de novato. Si estabas nervioso reaccionabas lento, si estabas desesperado no podías hacer lo que tenías que hacer.

La clave estaba en guardar un equilibrio, extraño, notorio y relajado. Tanto como se podía ver en sus ojos de esmeralda que el tamaño no iba a ser algo que la preocupara demasiado en aquella situación. Se había desnudado salvo por aquella especie de bikini negro que se ataba a su espalda y la parte de abajo, mientras su piel ligeramente tostada parecía mezclarse con el sol. Se recogió los largos cabellos negros y para sorpresa de todos, no llevaba sus garras o mitones puestos, solo dos sacos y una cuerda.

-No intercedas muchacho, voy a intentar algo sola, si ves que mis gatos tienen problemas, simplemente ayúdales a tirar.- Avisa al chico, sabiendo que la mujer que controla aquel barco confía en ella, o tal vez esta igual de loca que nuestra adorada pelinegra y por ello tiene fe de que aquello va a funcionar y no va a palmarla en el intento.

-Jade, Sahir, Mustafá…- Los tras gatos se acercan y ella saca una soga de aquel saco, es bastante gruesa y el trenzado parece bastante apretado. Sin mucha preocupación pasa la cuerda por el cuerpo de Jade, luego hace que los otros dos la agarren.- Vais a ser mi ancla, al menos por el momento, si la cosa se pone fea, ya sabéis que hacer.- Los felinos asienten y ella se ata la cuerda a la cintura sin demasiado problema. En el saco hay una pequeña bolsa con lo que parecen caramelos, luego una extraña bebida brillante y carne, bastante carne con un par de especias raras.

Se bebe el batido sin demasiado problema, sabiendo que hasta que  lo digiera seguirá haciendo efecto, y es que el sonido viaja más rápido por el agua que por el aire y la vista no es demasiado útil en el agua si hay mucho movimiento. Saca la bolsa de caramelos y la agarra a su cuello, tomando uno entre los dientes, comienza a hacerles un gesto a sus gatos.

Lentamente desciende por un lateral del barco, usando la cuerda para controlar el descendimiento hasta finalmente llegar al agua.

En el momento en el que se sumerge el caramelo entra en su boca, y es que nuestra domadora quiere contemplar el estado de aquel animal, y la manera de aproximarse más correcta. Su mano izquierda esta agarrada a la cuerda y sabe que el menor tirón hará que el trío la saque del agua, pero ahora mismo solo necesita localizarle.

Por eso tal vez ha traído aquella carne y sonríe para ella misma cuando comienza a soltarla lentamente de la bolsa, preparándose para lanzarla. A diferencia de muchas especias que al mojarlas perdían el olor o el efecto, había algunas que al mojarlas comenzaban a deshacerse cambiando el sabor del agua o incluso haciendo que esta consiga un olor característico. La razón de aquello era atraer al rey marino hacía aquella zona, usando una carnaza especialmente preparada para él, que no pudiera evitarla y que no fuera ella.

Tiró la bolsa con toda su fuerza a unos diez metros de donde ella se encontraba, tirando del lazo para que en el momento en el que la carne tocara el agua, esa zona empezara a teñirse de un suave color amarillento y rápidamente todo el olor impregnaría la zona.

Zaina entraría bajo el agua de nuevo, esperando que el rey marino acudiera a esa zona para comer su cebo. Luego de que lo hiciera, le enseñaría la segunda bolsa que tenía colgada, la cual totalmente sellada aun no empezaba a emanar olor o color alguno.

La idea era que en cuanto la comida llamara su atención, hacerlo de nuevo con una segunda tanda para acercarlo a ella, montarse encima de su cabeza, y domarlo como se hacía con todos los grandes animales.

Mirándole a los ojos y dejándole claro que te importa una mierda lo mucho que ruja, tú eres el que manda.

Recetas ancestrales:

-Definitivamente, un colmillo de esos me vendría muy bien para forjar unas cuantas armas ¿No lo crees Suzaku?

Una criatura maravillosa, definitivamente lo era. Ese era el primer rey marino que sus ojos veían. Alpha estaba tranquilo y no paraba de sonreír. Si... Quería hacerlo, quería comenzar a luchar. Pero su compañera tendría otros planes.

-¿Estas segura Yasei? - Pregunto Alpha, aunque ella parecía muy segura de lo que hacia. - Vale, esta bien. Ayudare a tus felinos.

El pelilargo observó a Yasei sumergirse en el agua. Este estaba seguro que ella trataría de domar a la criatura. Fuera sido una oportunidad maravillosa verla en acción, pero para su mala suerte la vista no alcanzaba a verle actuar, una lastima. Por otro lado, Alpha le entrego su espada a su ave, esta la guardaría en una de sus dos alforjas. De un salto bajo y se coloco al frente de la linea de la cuerda, esperando a tirar de la cuerda bajo cualquier señal. Se tomo un momento para girar la vista y observar a Lysbeth, sonriendole y marcando un dedo pulgar, en señal de: esto forma parte del clan.

Aunque la pregunta real es ¿Todo saldría bien? Volvemos contigo narrador ¡Vamos!

Vaya, hay que tener unos buenos ovarios para hacer eso. Deberíais de poder ver cómo una sombra bailotea por debajo de Zaina y las olas se agitan violentamente. Tan violentamente, que alguna fregona que hay por ahí vuela hasta la cara de Freites. Quitando artilugios de limpieza, deberíais de preocuparos de vuestra amiga. O por lo menos creer en ella, ya que vuelve a emerger la serpiente de forma violenta. Todo lo que has dejado en el agua se lo ha vuelto a zampar de un solo bocado, el muy glotón. Parece gustarle, ya que se queda quieto por un momento fuera del agua. El color amarillento ha desaparecido de golpe, ya que su boca es bastante grande. De hecho, se ha interesado tanto por la comida que has echado, que ha ignorado totalmente a la ballena. ¿Pero las cosas no pueden ser tan fáciles, no? Se llaman reyes marinos por algo.

Se eleva aún más y, a pesar de estar más o menos a diez metros de ti, te hace sombra. Todo el sol que tenías alrededor ya no lo puedes ver, ya que lo tapa completamente con su cuerpo. Se echa hacia ti y se extiende hasta el punto de quedar a un metro de ti, enseñándote todo su interior —que es negro, y no huele precisamente bien. Aunque puedes notar un aromilla por ahí de tu excelente comida— y soltándote una cantidad de flema y agua insana. Después, cruza los ojos contigo y te mira muy desafiante. Parece que está esperando para volverse a abalanzar, así que tienes dos opciones. O le echas ovarios o llamas a tu súcubo favorita.

Observó el espectáculo desde la cabina de mando, apoyada en los controles y disfrutando sinceramente de la vista. Soltó un pequeño silbido de admiración al ver cómo la morena bajaba completamente calmada por el lateral del barco. La perdió de vista cuando se sumergió, pero aunque estaba nerviosa algo le decía que todo iría bien. Freites estaba también abajo, pendiente para cuidar de los animales y de todo lo que hiciera falta. Si era necesario, ella misma podía llegar en cuestión de segundos a echar un cable.

El tiempo pasó y aunque no podía ver lo que estaba ocurriendo bajo el agua, el barco seguía entero y por unos momentos no hubo ningún ruido amenazante. Sin duda era una buena señal. Sin embargo, de pronto la serpiente volvió a alzarse y las olas sacudieron todo el barco. No volcó, pero desde luego había alertado a la pirata. Veía a Yasei a lo lejos y a la serpiente haciéndole sombra, abriendo la boca y claramente amenazándola. Su primer instinto fue ir a por ella, pero se fijó mejor. Yasei no estaba pidiendo ayuda. Flotaba tranquilamente y aunque podría tirar de la cuerda para que le sacaran, la estaba ignorando, sus ojos fijos en la serpiente.

Sonrió, esa chica se había ganado su respeto sin ninguna duda. En cuanto subiera al barco le esperaría su toalla más esponjosa y una gran enhorabuena. Sí, el bicho todavía estaba enfadado y claramente no se fiaba un pelo de Yasei, pero al verla en el agua Lys se encontró completamente segura de que ella no fallaría. Dios mío, tendrían que encontrar la manera de atarle al barco. ¿O quizás les seguiría al lado como un perrito faldero? Qué situación tan bizarra.

Aguardó tranquilamente al desenlace, todavía en guardia por si alguno de sus compañeros le necesitaba. Entre tanto, continuaba echando miradas tentativas a la costa, en busca de un sitio algo guarecido donde poder atracar sin que los marines les localizaran.

-Vamos cariño…Vas a necesitar mucho más que eso para asustarme.- Estaba en tensión, pero eso no era algo malo. Estaba preparada para gestionar aquello, una sonrisa leve y ata con calma la cuerda a una media altura con respecto al barco, silva entonces de forma leve y sus gatos lo comprenden. La suben ligeramente, lo justo como para que sus pies salgan del agua y los apoye en el barco, entonces saca el saco de su espalda. En ese momento sabe lo que tiene que hace y cuando dobla las piernas y ese bicho decide bañarla, ella sonríe.- Que aproveche, cariño.- Un movimiento rápido, le tiraría el saco directamente a la boca, esperando que eso le forzara a cerrarla al notar el peso.

En ese momento los gatos soltarían la cuerda y Zaina  intentaría tirarse encima de la boca que acababa de cerrar el bicho tras usar el barco como apoyo, esperaba quedar encima de esta, tirar de la cuerda y usar su destreza para envolverla alrededor de su morro. Sus ojos como esmeralda se clavarían en los de la serpiente y sonreiría de lado, apretando los dedos fuertemente.-Te dije que te domaría… ¿Amigos?- La mujer le habría intentado cerrar la boca con la cuerda, quedar ojos contra ojos y demostrarle que podía someterlo a ella y a sus deseos.

Eso en el idioma animal era la clara definición de que ella la alfa de todo aquel lugar, al menos de todos los animales de aquel lugar, quizás quitando la urraca no voladora, pero ese era un tema que no le interesaba.- ¿Qué te parece viajar conmigo? –Buscaría entonces si todo iba bien, acercar su mano a su piel y relajarlo, demostrarle que podía confiar en ella, entonces y solo si todo salía bien y el animal daba muestras de estar cediendo, ella comenzaría a soltar aquella cuerda en su morro.

-Prometo darte comida mucho más increíble que toda la que puedas comer en esta zona.- Le guiña un ojo, aprieta el cuerpo y suspira, esperaba realmente que las cosas salieran bien, no tenía ganas de jugar a montar a una serpiente marina.

“Mmm... no lo hace nada mal”

Definitivamente la naturaleza nunca cambia. Cuando eres domador, no se te permite tener ni una pisca de miedo, eso es lo que diferencia a un depredador de la presa, y en estos momentos Yasei era la depredadora.

“Ha crecido bastante desde la última vez que nos vimos en ese hotel. Además, tiene muchos amigos con ella”

Al recalcar a sus “amigos” entre sus pensamientos, se tomó un segundo para detallar a cada uno de los felinos de la dama con una vista rápida. Todos a simple vista eran fuertes y hermosos, algunos incluso habían crecido un poco más. En definitiva ella sabía muy bien cómo cuidar de sus gatos, como toda una experta.

“Me pregunto… ¿Qué se sentirá? ¿Valdría la pena? No… no es momento para pensar en eso ahora…

Y a pesar de los temblores, de las fuertes aguas agitándose, el chiquillo permanecía tranquilo, llegando a un punto donde estaba casi inexpresivo, pero de un momento a otro, un buen golpe por parte de una fregona le da de lleno en la cara. Suzaku desde atrás de él lo único que hacía era hacer ruidos de risa. Definitivamente la mala suerte del muchacho le resultaba más que graciosa a la súper ave.  Alpha soltó un fuerte suspiro, el golpe había sido nada pero… debía estar más atento a su alrededor.

- Si, si muy gracioso ¿No? – Preguntaba, mientras sus cuernos regresaban al interior de su cráneo. – No tenemos tiempos para bromas Suzaku. Esta atenta con lanzarme lo que te pida.

¿Desconfiaba de la capacidad de la Arabasteana? ¡No! Simplemente era un joven precavido. Mantenía la guarda arriba, eso sin dejar de mirar cualquier señal hostil de la serpiente. Él sería el primero en jalar esa cuerda con fuerza para evitar su muerte. Pero aun así estaba ella estaba tan cerca de la criatura. Mirándole fijamente sin miedo. Observar aquel escenario, cambio la inexpresiva para del señor de la guerra, a una muy alegra con la cual miraba a Yasei con respeto.

Y a pesar de ser aliados en este momento, el joven pirata lo sabía. Si ambos se topaban en bandos opuestos, nada bonito saldría de allí. Ella era una amenaza, al igual que él.

En lo que estáis atentos a vuestra compañera y confiáis en ella como buenos amigos, Lysbeth rebusca con alguna que otra mirada un lugar donde atracar. Haces bien, ya que puedes divisar una zona en el lado contrario donde han atracado los marines que está bien resguardada por varios montículos y arcos formados de piedra. Para llegar hasta ahí habría que hacer una complicada maniobra con el barco, ya que es una zona que parece tener bastantes obstáculos, pero... Está libre de vigilancia. Siempre os queda atracar justo en medio de la isla, pero eso sería pedir a gritos pelea, y si no la queréis, no os lo recomiendo.

Volviendo a la mujer que doma reyes marinos, vas a tener una mala experiencia. O por lo menos eso deberías creer, ya que se acerca violentamente hacia a ti abriendo la boca, pero no para morderte a ti, si no al saco. No sabes ni cómo, ya que tu mano está totalmente intacta —supongamos que es porque se te da muy bien, eres una domadora innata— y es un problema del cual no te tendrías que preocupar. Si pudiese describirse cómo una serpiente marítima regoza del gusto, lo haría, pero lo cederemos a tu imaginación. Parece gustarle, así que te dedica una última mirada. Esa que estabas buscando, y todo el plan que tenías pensado, lo empiezas a realizar. Pero la gracia es que no parece ni resistirse: se le ven brillos en los ojos y parece, simplemente, querer más de esa comida.

Conforme le atas la cuerda en el morro parece resistirse, y la rompe. Pero entrecruza sus ojos lo más arriba posible, y en ese momento, te mira como si fueses una deidad. Parece estar totalmente sumiso, y no gustarle que lo ates de ninguna forma. De hecho se le puede notar haciendo el esfuerzo para que no te caigas de encima de él, y te quiere enseñar algo muy especial. Se aleja del barco contigo en la cabeza, y medio sumergido —parece ser que para que no te mojes—, rodea la isla hasta llegar a las zonas de los montículos. Ahí se queda mirando algo apenado a las estatuas de la isla: parece tener algún problema ahí dentro, y estar pidiéndote ayuda a gritos. Su lenguaje corporal simplemente te lo está afirmando. Necesita tu ayuda, y, aunque parece todavía algo salvaje, puedes tener la seguridad de que si encuentras lo que la serpiente busca, será tuya de una vez por todas.

Wow, realmente había domado a esa cosa. Su lenguaje corporal había cambiado en cuestión de segundos e incluso Lys, que con alguna que otra excepción no sabía mucho de animales, podía ver que estaba totalmente encandilado con Yasei. Demonios, parecía tan pequeñita junto a ese bicho y aún así estaba clarísimo que ella mandaba sobre él. Meneó la cabeza con admiración y les contempló un par de segundos más, antes de volver a preocuparse por su ruta.

Casi habían llegado y podía ver el sitio perfecto para atracar. No solo estaba en el lado contrario a dónde habían bajado los marines, si no que estaba bien protegido por montículos y lo que parecían arcos de piedra. ¿Se habrían formado de forma natural? Quizá los habían creado las mismas personas que crearon las serpientes de piedra que había visto antes. En cualquier caso, parecía un lugar de lo más prometedor. Sin embargo…

Se preocupó un poco al ver el camino hasta allí. Ninguno de los tres era navegante y parecía estar plagado de obstáculos. Agarró bien el timón, dispuesta a hacerlo lo mejor que pudiera. El pobre Loreley les había traído hasta allí, ahora era su responsabilidad llevarlo sano y salvo hasta la playa. Por un momento se arrepintió de no haber llevado a la jovencita con ella, pero en realidad sabía que estaba muchísimo más segura lejos de las locuras que fueran a cometer en esa isla.

-Prometo darte la mejor capa de pintura si te rasco, pequeño…

De repente, algo le llamó la atención. La serpiente marina había empezado a hacer gestos extraños y antes de que pudiera darse cuenta había rodeado el barco y se estaba adelantando… ¡en dirección a la isla! O, por lo menos, a los montículos de piedra. Lys no perdió el tiempo y le siguió con el Loreley, maniobrando como buenamente podía para no perderle la pista. La serpiente iba medio sumergida, intuía que para no tirar a la pobre Yasei. Iba como una reina en su cabeza, la verdad es que resultaba una vista bastante impresionante. Para ellos era una ventaja, ya que si iba medio sumergida lo lógico era pensar que esquivaría las rocas para no golpearse. No tenía más que seguirla con el barco y, con algo de suerte, llegarían enteritos hasta la playa.

Si lo conseguían, tras echar el ancla iría rápidamente al camarote de Yasei. Antes les había comentado que su ropa estaba allí esperándoles, por lo que además de coger la suya y pegarse una ducha rápida para quitar el sudor, recogería una pequeña bolsa con el conjunto de la mujer, además de algo de jabón y sus armas, por supuesto. Así, estaría lista para esperar a Freites y bajar de una vez por todas a la impresionante isla.

Se soltó la cuerda de la cintura en cuanto la rompió, haciéndole ver que nada de cuerdas ni de cosas que pudieran suponerle un peligro. La mujer le sonríe y deja caer un par de caricias en su piel escamosa.- Eres preciosa…¿Preciosa o so? –Duda durante un instante, pues saber el sexo de algo tan grande es bastante complicado, pero niega suavemente. Ya le pondrá un nombre adecuado cuando todo eso se aclare.

Nuestra dama se acomoda en su cabeza, dejándola marchar hacía donde tiene que ir, cuando se para delante de las estatuas la mujer duda un momento, mientras mira al animal, sabiendo que pasa algo.- ¿Te ata algo a la isla cariño?-Esperando ver si el animal cabecea o asiente ya que puede entenderla, suspira.- ¿O hay algo en esas estatuas? –La mujer duda un momento, mirando las estatuas antes de darse cuenta de que le espera un viaje de lo más movidito y ni tiene que ver con el par de liantes que lleva dentro del barco.

En cuanto el barco pudiera llegar ella le pediría a la serpiente que la dejara en el barco, sonriendo al notar sus pies entre las maderas.- Agarro mis cosas y vamos, te ayudaré con tu problema.- Zaina agarra de forma apresurada el saco que le tiende Lys y en una mezcla de euforia momento intenso y todo lo que la akuma de la muchacha le revuelve, le dio un efusivo beso en los labios y sale correteando hacía la ducha.- ¡Lamento las molestias, gracias por la paciencia, salgo en dos minutos!- Fue la ducha más rápida de su vida, de hecho salió a medio vestir, acabando de atar las largas telas negras a su cuerpo y con el cabello totalmente suelto al aire.

Las garras en la bolsa junto algo de jabón, otra muda y algunas cuerdas más, aparte de comida apresurada y nuestra dama buscaría subir de nuevo a su acompañante.- Vamos entonces, tú me guías…-Esperando a que la sierpe la suelte en tierra o la acerque a la coste, nuestra dama se despide momentáneamente de ellos.- Cualquier cosa llamadme.- Mientras ella decía eso, sus gatos saltaban del barco rápidamente para seguirla hacia donde fuera que siguiera con sus locas aventuras.

Era el momento de explorar el lado salvaje.

"Excelente, definitivamente su habilidad para domar son de otro nivel. Aunque... Sus métodos son muy diferentes a los mios*

Si, era cierto. El herrero de lo imposible prefería prefería utilizar la fuerza para domar a sus compañeros del mundo animal. Manteniéndose forme ante cualquier criatura haciéndoles saber quien era el depredador y, quien era la presa. Pero... Yasei era diferentes. Si Alpha pudiera describirlas con palabras, la definiría como: la diosa de los domadores.

"Bueno... Tendré que esforzarme mas, después de todo. Después de todo para mis objetivos también voy a necesitar un rey marino... ¿O tal vez dos?"

Pero los pensamientos del herrero se vieron interrumpidos por el sonido de la cuerda al romperse. La criatura se estaba llevando a la señora de los gatos a la isla, pero utilizando otra ruta. El chiquillo observo que hacia el frente tenia un montón de obstáculos. - Si vamos por aquí va a doler. - Alpha no sabía mucho sobre barcos, pero si sabia que la roca machaca madera. Pero aún así no se preocupaba, su maestra cambio el curso del barco persiguiendo a la enorme serpiente. Sabía decisión.

- Suzaku, ve por el kimono blanco que Yasei me ha dejado en su habitación. Iré a ducharme.

Dicho y hecho. Fue en dirección a su cuarto a tomar un baño rápido. Para cuando término, la súper ave había ya colocado la hermosa vestimenta en la cama. Era blanco y con un bordado de flores de color mocca. - Rayos, es mas hermoso de lo que imagine...- Al terminar de vestirse, salió de la habitación. Decidió buscar a sus compañeras, pero se topo con una Yasei saliendo a toda velocidad y, una hermosa Lysbeth vestida de una manera espectacular. Y de por si, ya era muy difícil controlarse.

- Lys... Maestra. Es muy difícil no querer coger cuando te vistes así mientras lideo contra tu akuma no mi a pura fuerza de voluntad. Dios... Definitivamente las mujeres son forjadas en el infierno.

Y al decir esto ultimo. El chiquillo dio un suspiro acompañado de vapor.

Lysbeth y Freites:

• Tras tus maniobras siguiendo a la serpiente marina, echas el ancla en la zona de los montículos. Lamentablemente le has pegado algún que otro golpe al barco, ante el cual a pesar de no haber sido directo, ha causado un daño superficial a babor. Es una rascada por encima, la cual deberías de revisar en un futuro. El daño está hecho a la madera, y no tiene que ser demasiado bueno pegarle otro golpe en la misma parte. Supondré que bajáis después de la pequeña conversación, pero tardáis más que vuestra compañera, la cual se ha adelantado y adentrado en la selva ya.
  
  Si os adentráis un poco en la selva veréis alguna que otra serpiente colgando de los árboles, las cuales no parecen ser de lo más amigables. Se ponen a la defensiva conforme os ven y empiezan a sisear, deslizándose entre la madera y escondiéndose por las hojas. La selva es frondosa y hace bastante calor, acompañado a tener que avanzar a base de esfuerzo contra arbustos o espadazos.
  
  Tras caminar un rato, podéis empezar a escuchar varios pasos a la redonda. Si usaseis el mantra, os encontraríais con un montón de presencias poderosas, quizás casi el doble que el hombre de la forja. Por el sonido, podríais deducir que se tratarían de las amazonas, ya que los marines están en el punto opuesto de la isla, y es imposible que hayan llegado hasta ahí.
  

Zaina:

• La serpiente no se logra comunicar de una forma genial, pero te ayuda por ahora. No puedes saber mucho más que es algo relacionado con el interior de la isla, ya que la posición de las estatuas está justo en el medio. Te adentras antes que tus compañeros en el interior de la isla, pero no por la misma ruta. Un pequeño desliz andando te arrastrará a ti y a tus animales hasta un nivel más bajo, y aunque no te hayas hecho daño, no será fácil volver al camino normal. Te puedes dar cuenta si miras hacia los árboles que parecen salir siseos de estos, indicándote de que hay serpientes alrededor. De hecho, si te fijas, son una mezcla entre cobras reales, culebras y comunes. Están desperdigadas por el suelo y parecen ir hacia tu posición lentamente. No cubren todo el ángulo en el que puedas huir, si decides hacerlo, pero detrás tienes una pendiente demasiado pronunciada, imposibilitando volver por ahí. Quizás hay un conjunto de nueve a doce, y pueden caer más.
  

No respiró tranquila hasta que echó el ancla. Se dejó caer junto al timón un segundo, agotada. Definitivamente, navegar no era lo suyo. Menuda pena de pirata estaba hecha. En fin, lo importante era que habían logrado llegar.

Se apresuró a ir a la habitación de Yasei y coger todo lo que necesitarían. No se olvidó de pasar por la ducha. Se lavó el pelo a regañadientes, pensando que no sabía cuándo volvería a darse un buen baño. La idea de sumergirse en un río desconocido no terminaba de gustarle. Salió un pelín más tarde de lo que le habría gustado, pero al menos estaba limpia y fresca. Se puso la ropa que Yasei había escogido para ella, completamente feliz de tenerla. Las prendas eran ligeras, perfectas para el tiempo que hacía en esa isla, pero también de buena confección. Se notaba a simple vista que no era la ropa de una simple campesina, lo que en realidad era más que cierto. Completó el look con unas sandalias de tacón cuadrado que se ató a los tobillos y tras agarrar sus armas y las cosas de Yasei, salió a toda velocidad.

Casi se la choca de frente. Le tendió la bolsa y sonrió al escucharla. Se quedó parada a medio paso cuando le dio un beso y salió disparada, pero en seguida se echó a reír. Qué linda, por favor. Quizá cuando terminaran esta aventura debiera invitarla a una noche en Isla Vacaciones, o algo semejante. Prometía ser interesante.

Siguió caminando, dispuesta a salir por fin del barco y a medio camino se topó con Freites. Ya se había vestido y él también estaba espectacular. Se acercó y le colocó bien el kimono que Yasei había escogido para él. Definitivamente la mujer tenía buen gusto. Hacía que las facciones del chico parecieran más suaves, pero aunque definitivamente tenía un aire femenino, un vistazo más cercano no dejaba lugar a dudas de su verdadero sexo. Quizás era mejor así, ya que empezar mintiendo a las amazonas no podía traerles nada bueno a largo plazo. Se rió entre dientes al escuchar lo que le decía y procedió a bajar primero del Loreley.

-Espero que sepas que no estoy utilizando mi akuma contigo, ¿eh? Pero gracias por el halago. Venga, vamos allá.

Sufrió un poquito al ver los rasgones que le había hecho al barco, pero teniendo en cuenta sus pobres capacidades en realidad era casi una buena noticia. Ninguno era grave, aunque tendría que tener cuidado a la vuelta para no empeorarlos.

Yasei ya se había perdido en la selva siguiendo las indicaciones de la serpiente, pero no le preocupaba. Siempre tenían el den den mushi para comunicarse si algo salía mal. Ella se adentró en la selva con Freites, cuchillo en mano para ir apartando las lianas y plantas que les entorpecían el paso. No pasó mucho tiempo hasta que los primeros seres vivos les dieron la bienvenida a la isla. Serpientes. Por todas partes. Lysbeth generó una pequeña llama en la palma de la mano y continuó caminando, esperando que eso y el esfuerzo extra que hacía en no pisar a ninguna llegaran para que no les atacaran. Si no valía… tendría que cortar o quemar alguna que otra cabeza, pero esperaba que no llegara a tanto. Había visto las enormes serpientes de piedra y no podía descartar que fueran un animal importante para las amazonas. Mientras avanzaban, habló con su compañero.

-No creo que tardemos mucho en toparnos con ellas. Recuerda, venimos en son de paz. Lo primero que necesitamos es conseguir que no intenten apresarte, pero si lo hacen creo que lo mejor es que te rindas y yo hable con ellas para que te suelten. En el momento en el que vean que somos agresivos nuestra oportunidad de paz puede perderse.

No bien acabó de hablar, comenzó a notar presencias a su alrededor. Oía pasos y supo que no estaban solos. Dejó de caminar y guardó el cuchilllo, pero mantuvo la pequeña llama en la palma de su mano.

-Creo que vienen a darnos la bienvenida. Espero.

Un gesto rápido y trenza su cabello para que no se encuentre en medio de todo aquello. Los enganches de su cabeza apartan cualquier rastro de cabello por medio de su espalda. Las hombreras de oro, las telas negras y todo lo que la rodea la hacen sin duda una más con aquella jungla, con aquel entorno. No esta incomoda, ni siquiera cuando sus pies resbalan por aquella ladera y deja detrás a su nueva amiga. Un gesto la hace darse cuenta de aquellas serpientes y sabe de sobra lo que eso significa cuando sus ojos se cruzan con ellas.- Atrás…- Un gesto hace que sus animales retrocedan lentamente, mientras ella no se mueve de su posición.

Las garras adornan sus manos y sus piernas y sabe de sobra que cualquier movimiento importa en ese instante.

Un nido de serpientes era lo que menos deseaba encontrarse, mientras Jade y el resto buscan la forma de dar un rodeo, ella simplemente los mira y sus orbes de esmeralda chocan contra aquellos de oro.- Si que sois bonitas, si…-A diferencia de lo que pensaría una persona normal, ella estaba acostumbrada a esos reptiles. El desierto daba una manera de sobrevivir y tu conocimiento como domadora una basa. Por eso tal vez sabe que parte de las serpientes puede estrangularla, morderla lo suficientemente fuerte como para hacerle daño o incluso que parte puede envenenarla o no.

Lejos de retroceder, mientras sus animales dan la vuelta, ella se adentra lentamente en aquella mata de animales.

Con las culebras y comunes es tan sencillo como inmovilizar su cabeza, incluso pisándola o agarrándola, asegurarte de alejarlas de tu rumbo y deslizarlas. El problema son las venenosas, y aunque le han picado cosas que podrían tener más veneno, no quiere hacer la prueba ahora mismo… ¿O sí?

Sabe cómo anular los principales efectos de algunas comidas complicadas de comer, diarrea, fiebre, puede hacer a una serpiente con veneno medianamente comestible si consigue evitar el principal problema: Que se le cierren las vías respiratorias y para ello necesita experimentar precisamente con todo aquello.

¿Está loca? Os lo confirmo, no hace falta que dudéis demasiado de todo aquello ni de la respuesta de lo acabo de preguntar. Ha anulado a todas las serpientes menos a la que la interesa y está preparada para que en cuanto salga a por ella, agarrarle el morro y meterla en el saco de su espalda.

La idea era morderse cuando no tuviera que preocuparse de cuarenta serpientes más… Aunque seguramente necesitaría más de una serpiente para ese experimento.

-¿No estas usando tu akuma? Interesante, entonces tu belleza y encanto son superiores a los mismísimos poderes del diablo. - ¿Otro alago? Por supuesto, el pequeño sabe que los halagos no le hacen daños a nadie. Aunque algo dentro de él en los más profundo sabía que ella era mucho más de lo que aparentaba, más que una simple cara bonita y un poder sobrenatural. Pero aun era muy pronto para que el indagara en su vida privada, ya era bastante que ella le fueran aceptado como discípulo ya era algo grande y, no encontraba como agradecerle.

Al bajar del barco, el pequeño pirata se encontraba cabalgando como siempre a su fiel súper ave. Observo los daños del navío y se percató que esto le afectaba a Lys, ya que había fruncido un poco el ceño al ver los daños que, a pesar de no ser graves, si era algo de tener en cuenta.

- Mi carpintera reparara ese daño maestra, una vez salidos de aquí me asegurare de que el Loreley quede en su estado normal- ¿Una promesa falta o solo palabras de aliento para calmarle un poco? Pues la verdad Alpha no mentía. Hace un buen tiempo ayudo a un pueblo de un ataque proveniente de uno de los seguidores del Yonkou Emile ¿He dicho que era un seguidor? Más bien he querido decir fanático loco de esa religión impuesta por el pirata. Después de completar aquella tarea, La hija del jefe de la aldea le ha decidido seguir los pasos del señor de la guerra, en agradecimiento por haberlos ayudado con aquel problema.

Mientras Alpha cabalgaba al lado de Lys, prestaba totalmente atención a cada una de sus palabras mientras sus llamas se encargaban de hacer que los reptiles retrocedieran o, tal vez simplemente retrocedían por naturaleza, después de todo es natural en el mundo animal ocultarse al detectar a alguien mas fuerte.

Aunque el pelilargo aun pensaba que era difícil que pudieran ponerle un dedo enzima, pero... no le quitaba la razón a la poderosa súcubo. Él venia en son de paz a tratar de conseguir no solo el corazón de la princesa, también tenía el propósito de ganar la confianza de las amazonas, así que en definitiva rendirse era la mejor opción. Al final, simplemente asintió a sus palabras, no pretendía llevarle la contraria.

- Las amazonas son guerreas fieras, poderosas, autosuficientes y además también son mujeres que se les debe respetar. MI madre en el pasado, me narro la historia de cómo una de esas fieras guerras vino a la forja de mis antepasados en busca de algo único, algo imposible de forjar. Aunque nunca supe si era una historia real, tal vez mamá me contó eso para motivarme a seguir forjando.

¿Historia reales o tal vez simples cuentos para niños? Nunca se sabrá, Alpha tenía otras cuestiones en mente en cuales pensar justo ahora, ya que el escuadrón de bienvenida estaba al caer y, pronto el herrero y la morena tendría que ser no solamente fuertes, sino también inteligentes.

Lysbeth y Freites:

• Parece que mientras habláis se van acumulando más y más presencias. Parecen de un nivel por encima de lo mayor que Freites, así que deberíais tener cuidado. Detrás de él cae una que le pone una lanza apuntando hacia la espalda. Dos más salen de detrás de la copa de un árbol para rodear a Lysbeth. No parecen tener cara de buenos amigos, y tienen un buen agarre con las lanzas. Parece que no es la primera vez que tienden una emboscada a un grupo de personas, ya que ninguna titubea con sus movimientos.
  
  —¡¿Quienes sois?! No venís de la reunión —exclama la que tiene la lanza detrás del moreno—. Por suerte... No parecéis hombres. ¿Qué queréis? No estáis en una posición en la que negociar, así que si no contestáis bien vuestras palabras se ha acabado para vosotros el juego —Acaba diciendo con un tono serio.
  
  No parecen tener cara de buenos amigos y, por la forma en la que se mueven en la selva, se nota de sobras que son de la tribu de los Kuja. Todas van bastante ligeras de ropa, llevando bikinis la mayoría. Tienen por encima de los hombros capas blancas que les llega hasta las rodillas, dios sabe para qué. Más de una porta arcos, y detrás de la maleza hay aún más, pareciendo que están apuntando. No se puede ver más que puntas de flechas salir entre los arbustos, por todos los lados.
  
  —¿Y tú quién eres? —Pregunta mientras se acerca a Lysbeth— Pareces fuera de lo normal. ¿Qué haces con esta niña aquí?
  
  Parece echar una ojeada por encima a Freites: tiene las manos desnudas y, por su oficio de herrero, se deberían de poder ver heridas o callos de la forja. Se le puede notar algo confusa, dudando sobre si es un hombre o una mujer. Así que si no la distraéis podéis acabar en graves problemas, peores de los que tenéis. Se sabe de sobras lo que le hacen a los hombres en esta isla. Antes de que podáis contestar, se acaba escuchando un rugido en la lejanía y las mujeres parecen agitarse por un momento. Empiezan a cuchichear entre ellas algo asustadas.
  
  —Rápido. El rey se ha despertado. Contestad.
  

Zaina:

• Tu plan es bueno, y funciona casi en la mayoría. El problema es que, mientras estás realizando tu acción, una culebra por detrás te muerde el tobillo. Seguramente tu reacción sea pisarle la cabeza, o espantarla de alguna forma, así que tras guardar la cobra en la mochila de tu espalda, tendrías que revisarte esos dos puntitos en tu pierna. Ahora que ya estarás más concentrada tras pasar la situación, podrás ver un claro camino hecho a machete que, si miras un poco hacia el cielo, entre las hojas de los árboles verás claramente que lleva hasta las estatuas de las serpientes. El problema es que esa zona está infectada en general de esos reptiles, e incluso se puede escuchar un poderoso rugido de fondo.
  
  Cuando se escucha ese rugido, todos los pájaros salen volando de la zona y parte de la maleza se agita violentamente. Igualmente eso no debería ser tu mayor prioridad: tratar el veneno de alguna forma debería serlo. Parece algún tipo de veneno citotóxico, empezando a verse la zona de la mordedura de un color apagado alrededor. Sientes pesadez en el pie, y sobretodo, un tipo de pequeño malestar que, si no tratas, irá a mayor. Gracias al rugido del animal todo se ha escondido por la zona. Parece el rey de la selva, literalmente. Si te juntas con tus animales, tendrás que calmarlos un poco. Deberían estar agitados por lo que acaban de escuchar: lo que ha sonado es de un calibre mucho mayor a lo que pueden hacer ellos.
  
  —¡Vete! Estar por aquí es de necios —exclama algo entre el follaje, que parecía que te estaba vigilando.
  
  Sale una mujer de la tribu de los Kuja, la cual parece casi tan hermosa como tú. Lleva un bikini y una capa blanca que reposa en sus hombros. Tiene el pelo de color dorado y parece examinarte de arriba para abajo con unos bonitos zafiros como ojos.
  
  —¿Qué haces aquí, extranjera? Y... ¿Para qué quieres una culebra? —Pregunta cruzándose de brazos.
  
  La mujer lleva una lanza en la espalda, y hay algo que parece gritar cuidado en toda su figura. La forma en la que mantiene la postura es incluso amenazante.
  

El mierdi mapa: