(pasado Privado) El glamour del mar. - Freites d. Alpha

No hacía mucho que viajaba con este grupo de personas, una tripulación como la de los cuentos. Con capitán barco y todo, era una locura si te ponías a pensarlo. Se habían encontrado de manera casual y aunque es verdad aunque habían pasado un rato agradable, y bastante interesante. No tenían eso que hace falta en toda tripulación, y ese algo es la confianza mutua. Por eso era que tenía que estar conociendo a los miembros uno por uno, y en este caso particular, sería la persona principal a la que tenía que causarle buena impresión. El capitán.

Debería de estar nerviosa, pero por su mente solo era una persona más. No por eso le trataría como menos, pero tampoco como más solo por su cargo. El respeto era algo que lograba mantener, pero la confianza era algo que para ella tenía que ganarse, y esperaba exactamente lo mismo de los demás. El destino de hoy, una isla conocida por si bipolaridad, por un lado gente muy rica y opulenta y por la otra bárbaros prácticamente. O almenas de esa forma los veía la mayoría de gente, para la fémina de ojos rojos y pelos color plata, era toda una oportunidad. Después de todo no todos los días se puede explorar os rincones de las islas, y aunque ya fuera más que conocida. La práctica nunca es mala, siempre se encuentra algo.

Muchos dirán que esta isla es el paraíso idóneo para poder vivir tranquilamente y ver pasar el tiempo hasta que sus días lleguen a su fin. Otros simplemente dirán que todo aquella propaganda que se escucha sobre lo tranquila y pacifica que puede llegar a ser English Garden es una simple tapadera para cubrir lo que realmente está ocurriendo: racismo, odio e incluso me atrevería a pensar que se está planeando un genocidio por debajo de la mesa.

Pero por otro lado ¿Qué ha traído aquí al joven rey de la forja? ¿Un día como cualquier otro? ¿Alguna misión especial? ¿Buscar información? Quizás simplemente ha venido aquí por melancolía. Esta fue su primera parada y el lugar donde conoció a su maestra: Lysbeth Ardian.

- Hoy hace un día tranquilo. - El sol se encontraba resplandeciendo y la brisa definitivamente estaba deliciosa. Hoy definitivamente era uno de esos días donde el pequeño Alpha solo quería cantar, comer y brindar. Cada paso que daba hacía notar que se encontraba utilizando unos getas, aquel sonido de la madera tocando en la superficie del suelo era inconfundible. La compañera animal del pelilargo se encontraba a unos escasos pasos por detrás, siguiéndole el paso al dúo.

Pero sin darse cuenta, el pequeño comenzaría a tararear. Aquella melodía que salía que salía de la voz del pequeño herrero era hermosa. Los que eran amantes del rock la definirían como: Los cánticos de un ángel que fue forjado en los infiernos.

Si, hasta ahora el único género musical que ha podido encajar con el gusto del capitán de los Big Brother Kaizokudan. De hecho, en muy pocas ocasiones se puede escuchar como el chiquillo en medio de la batalla cantar de felicidad.




Una canción un poco cruel pero, con un enorme significado por detrás. Esas líneas estaban llenas del pasado de Alpha. Ahora la pregunta es ¿Podrá esta nueva pirata llamada Kaede averiguar el origen de la naturaleza bélica de su capitán? Será divertido de averiguar, porque mientras ella explora, el no para de cantar.

La brisa revolvía los cabellos de la fémina, al ser tan lisos casi parecen hilos de plata, estos azotados por el novel viento, volaban libres, dejando al descubierto su blanca piel, la cual ya comenzaba a tostarse por el sol del mar, pero aun conservaba ese tono tan particular, y junto a ella un par de profundo sorbes rubíes, brillantes bajo al luz del sol implacable, ligeramente serrados para poder ver a la distancia, sopesando el aire saldado.




Mientras a la mujer de pelo plateado y ojos escarlata, contemplaba la inmensidad del territorio que tenían por delante, paseando sus orbes rubíes por los intrincados rincones. Algo la sacaría de sus cavilaciones, prestando particular atención a lo que ahora se robaba su vista.

Era una canción interesante, llena de pesadumbre, aunque no reconocía particularmente el origen de la letra, sí que reconocía el género. - Tiene gustos interesantes capitán ¿Los escucha desde hace mucho? - Su cuerpo voltaria buscando el frente con el contrario, sus hombros descubiertos gracias a la camisa sin mangas que usaba, y el abrigo había relegado de su trabajo de protección, para descansar en los antebrazos de la tiradora.

Miraría a esta persona particular, a este capitán encontrado en otra agua de manera fortuita, con mirada escrutadora. - Por lo general suelen ser cosas más...románticas las que cantan para mí, pero es un lindo gesto de su parte. - Dijo cruzando sus brazos, este solo acto aria que su busto botara por la fuerza.

-¿Romance? – Pregunte algo curioso, mientras observaba sus ojos. – Conozco muchas canciones de ese género, Kaede. – Le regale una mirada amable y una linda sonrisa, ella era una persona bastante tranquila y agradable. Además, podía llegar a sentir que hablar con ella era como leer un libro, uno donde su contenido era tan profundo como los tesoros ocultos en el fondo del mar. – Me alegra que disfrutes de esa canción. Es una que escribí yo mismo hace tiempo. La escribí después que lo perdí todo hace ya un par de años, en los momentos más difíciles de mi vida.

Recordar los sucesos los cuales me quitaron a mi familia biológica no era algo muy agradable. Ese día todo era de color rojo, imágenes de muerte y personas que amaba siendo asesinadas venían a mi mente. Pero, no podía darme el privilegio de flaquear y mostrar que me afectaba. Aunque me consumiera tanto que me provocara reventar a llorar y maldecir a los nobles de la Red Line hasta la muerte.

Pero lo que ellos no saben, es que yo seré la muerte que iré a por ellos.

- Kaede, tengo una pregunta para ti. – Mire un momento hacia el cielo. Era una noche muy hermosa. El cielo estaba totalmente despejado y la luna iluminaba la ciudad. English Garden se caracterizaba por su arquitectura elegante, me aseguraría que lo que ven mis ojos sea algo que conservara en mi memoria para siempre. - ¿Qué te hace seguirme a mí, al señor de la guerra? Llegaste a mí de repente y de repente con esa sonrisa me pediste ser farte de mi familia, y yo no rechazo a quienes quieran formar parte de ella. Pero lo sabes muy bien, mi camino está manchado y lleno de mucha sangre. Los únicos que pueden llegar a interesarme son los míos y nada más. No tolero las traiciones y me gusta imaginar al mundo como mi tablero de juegos. Dimelo, Kaede ¿Por qué?

En serio tenía una profunda curiosidad con respecto al asunto ¿Acaso le había caído bien? ¿ella tenia en mente algo mas? ¿Acaso yo simplemente era una tripulación temporal? Muchas preguntas y pocas respuestas. Pero… todas ellas serian contestadas cuando ella respondiera a mi pregunta.

Se extraño un poco con su pregunta. Era una persona particular, por lo general las personas se acercan a ella de una manera menos algunos con perfil alto, otros con perfil bajo. Y este ultimo parecía muy confiado en sus capacidades. - Las he escuchado antes.- Manifestó además, la autoría de esa pieza. Una que le pertenecía y enorgullecía al parecer. - Con razón no me sonaba, -

Dijo con tranquilidad mientras sus miradas se cruzaban, mientras su mirada carmesí de la mujer y la azul del hombre se mesclaban en la escena. Hace años no se imaginaba en este lugar.  No se imaginaba en alta mar con personas, de dudosa reputación. Su primera jugada contra el destino, la primera movida en un tablero de ajedrez.

Aun lo miraba cuando la pregunta resonó. -  ¿Si capi?- Dijo con calma, pero con esa actitud tan relajada que era tan propia de ella. Y escucho la pregunta mientras frente a ellos la isla los deleitaba con su preciosa vista. Una que al igual que muchas atesoraría en su memoria, una de las cosas que antes se le negaron y que ahora disfruta. La libertad de ir a donde quiera.

¿Porque? Es una pregunta interesante.- Y con estas palabras bajo la mirada. Busco entre sus ropas una cajetilla. -El mundo es un lugar cruel.- saco un cigarro de la cajetilla y lo tomo entre sus labios. para luego encenderlo.

Una calada profunda y luego lo tomo con sus dedos índice y medio de la derecha. - Al igual como una tormenta derriba los barcos mas débiles. El destino juega con la vida de los que nada tienen. Los convierte en juguetes. -

El humo no duraba por la brisa marina que movía sus cabellas como hebras. - Pero existen personas que van en contra de los designios del destino. Personas que toman los que les pertenece.-  Se coloco de frente al capitán, calando su cigarro el cual desprendía una luz roja intensa por esto. - Vi esa flama en ti.-

Su tono cambio, su brillo desapareció, no era amenazante. Pero si mas sombría. - No soportas la traición, estoy bien con eso. Pero el destino me oprimió durante años, me quito tanto que no queda rastro de quien era. Si el destino quiere borrarme, yo tallare mi huella en el mundo para que nunca se borre. - Relajo la postura con un suspiro. -Y prefiero que sea con personas que tengan mis mismos intereses. - Sentencio, mientras el cigarro ya estaba a la mitad.

Sus palabras eran música para mis oídos. Demostraba seguridad y confianza en si misma, además de una gran fuerza de voluntad. Esa mirada tenía mil y un signo dados para mi, pero el que más resaltaba era el hecho de haber tomado una decisión.

-Admirables palabras, Kaede.- Dije sonriendo mientras le miraba fumar. - Y aprecio mucho la manera con la que me observas y miras. Pero a pesar de mis motivaciones y la manera que suelo llevar la cosas, solo soy algo que de deja llevar por sus instintos.- De la manga de mi kimono saque una pequeña botella de sake. La abrí y di un pequeño trago. Di un gran suspiro, realmente apreciaba el buen sabor del licor.

-Incluso en nuestro mundo pirata, existe un código de honor. Jamás negaría la entrada a mi familia a cualquiera sin importar lo idiota que fuese. Solo vivo por los sueños y metas que me impulsan. Un reino de pirata, un lugar donde la fiesta nunca terminé. Y para ello debo utilizar las habilidades que la vida me dio.

Un momento de pausa para darle otro sorbo a mi bebida. Realmente mirar a Kaede llenaba mis instintos de deseo que no podría controlar. Después de todo eso es lo que soy, una criatura que sigue sus intentos, y aparte del placer de la guerra, me encantaba el placer de devorar una dama.

-Rayos... Debería dejar de mirarte tan seguido. Puede que no resista y te lleve a mi cama- Dige sonriendo Siguiendo nuestro camino con ella a mi lado. Hoy venia con la intención de dar un paseo y recordar mi primera vez en esta isla. - Y hoy solo vengo de paseo y a que me hables un poco más de ti. Pronto comenzaremos a hacer nuestras jugadas. Así que deberíamos disfrutar de nuestros tiempo libre.

Escucho sus palabras mientra su sigarro era consumido lenamente. Su mirada conservava el filo pero su semblante no era ya tan agresivo. Entendia sus palabras y las analizaba con todo lo que eso implicaba. El istinto era algo que podia salvar y condenar por partes iguales.

Savia que la temeridad puede resultar en resultados inesperados, no savia si esto seria bueno o malo a futuro, pero de lo que si estava segura era que seria de todo menos aburrido. Y eso le entretenia, la rutina era algo que podia tornarce bastante tedioso.

No paso desapersivido para ella la votella, ni el olor al destaparla, una vecida que conocia de relatos mas nunca la tomo, era algo exclusiva y tomando en cuenta sus origenes no es de extrañar. Por lo lo reconocio por el lolor, fue mas un "Definitivamente no es cerbesa ni ron".

Luego unas palabras de lo mas intersantes. Definitivamente no cambiaria el mundo con sus palabras y era seguridad lo que detetava en cada letra de esas palabras. -Existen dos tipos de personas, los que tienen el valor para hacer lo que creen justo y las que no?- Dijo mas para si que para su contrario. Como si fuera una leccion que no quisiera que se le olvidara.

Continuo a su lado, escuchando su comentario posterior y riendo por lo vajo ante este.-Cuanta seguridad, buen comienzo sin duda.- Dijo con respecto al comentario sobre "llevar a la cama". Esa seguridad era algo que no estaba avituada de ver.

Un movimiento con su mano basto, para que la colilla del cigarro volara lejos de ellos, callendo en alguna parte lejos. Le acompañaria por el momento. - Saciare tu curiosidad, dispara lo que quieras.- Nada de lo que pudiera saver de ella le perjudicaba, ella no tenia cecretos inportantes. Era un liezo en blanco ante la vida en este momento.

El paseo por las calles resultaba ser acogedor y más cuando tenías una dama tan hermosa como quede al lado. De hecho, si tenía una pregunta que hacerle a la dama. –Realmente no tengo mas preguntas, pero si me gustaría saber tu opinión de cierta cosa. – Seguía caminando. Observando el brillar de las estrellas. Eran muy hermosas y siempre me ha gustado estudiar acerca de ellas. Siempre he pensado que existe algo más allá. ¿Algún día podría yo llegar a la luna? ¿Que materiales yo podría encontrar allí? ¿Qué esconde en su lado oscuro? Muchas preguntas sin respuestas aun, pero sabía pronto que al yo escalar en la montaña más alta del mundo, encontraría la respuesta.

Aunque, eso es tema para otro día.

- En mi última visita al psicólogo me decretaron muchas cosas. Podría tardar un rato en decirte todo lo que se decretó en mí en la consulta. Pero se me ha decretado que soy un sociópata. Digamos que no le ha caído bien al psicólogo saber que solo soy alguien amante de la buena comida, las mujeres, la cosmología, el licor y sobre todo de la guerra. – Sonreí. Realmente me gustaba disfrutar de todas esas cosas, me hacían sentir vivo y con razones para seguir adelante y lograr una estabilidad antes de realmente de cumplir con mis objetivos reales.

- ¿Tu crees realmente que yo sea eso? Puede que yo sea un pirata y tenga mis obsesiones. Pero nunca he obligado a nadie a seguirme. Siempre estoy en primera fila dispuesto a llevar el primer golpe por los míos y, ellos solo me siguen. ¿Quizás estoy actuando mal? ¿Me hace un mal capitán en poner en peligro a mi familia? ¿Tú qué opinas, Kaede?

Realmente no estaba confundido, solo quería tener la opinión del miembro más cuerdo de la tripulación. Yo la mirada con una mirada llena de curiosidad y mesura. Realmente no tenía nada muy profundo que preguntarle, suelo ser bastante tranquilo y esperar que las personas que me rodean me rebelen poco a poco quienes son realmente. Es un placer que me llena el corazón. Después de todo, la incertidumbre es como un mapa y, el tesoro es una recompensa fascinante. Llena algo más importante que simplemente oro y plata.

La respuestas que puedes encontrar al final de realmente descubrir quién es alguien es algo maravilloso. Solo que, realmente puede tener tanto un lado bueno como malo.

Y en mi caso, tiene un poco de ambos