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[Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] Empty [Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] {Lun 25 Ene 2021 - 20:06}

Aki abrió parpadeó un par de veces, despertando en la calma más absoluta. Estaba en su cama y el barco se mecía lentamente en mitad del océano. Un rayo de sol entraba por uno de los ojos de buey del Loreley dándole directamente en la nariz. La arrugó y soltó un pequeño gemido antes de darse la vuelta con la intención de seguir acurrucada.

Se topó de bruces con el dragón, aún dormido, y una sonrisa pequeña se apropió de su cara. Era cierto, al final se había quedado. Había sido una noche agradablemente larga y en realidad se sorprendía de que hubieran dormido en absoluto. No era que se lamentara, le gustaba dormir después de quedar agotada y de eso había tenido bastante. Por otro lado… era agradable encontrarle ahí al despertar.

Fue a echar la mano y levantarle, pero se lo pensó mejor y no pudo evitar quedarse mirándole un rato. Era tremendamente atractivo, pero con los ojos cerrados y el cuerpo en descanso era también guapo. Bonito, delicado. Le gustaba mirarle. Suspiró, volviendo a preguntarse qué demonios pretendían. ¿Era solo atracción? ¿O podía haber algo más? No estaba segura de que él buscara algo más y ella…

Se sorprendió al darse cuenta de que no le disgustaba la perspectiva, pero en cuanto se imaginó diciéndole algo al respecto todo su cuerpo y su cabeza entraron en negación. Riéndose un poco de sí misma, decidió levantarse. ¿Qué importaba? No iba a resolverlo solo pensando. Tendría que hablar con él tarde o temprano, pero no corría ninguna prisa. De hecho, había otras prioridades. Samirn iba antes que su vida privada. Además… no estaba para nada insatisfecha con como estaban las cosas actualmente. Podía esperar.

Se levantó en silencio, deslizándose por la cama lejos de él. Dejó el dormitorio y fue hacia la cocina. Tenía hambre y aunque cocinar no era lo suyo, podía apañarse para hacer un buen desayuno.     Con calma, empezó a pelar y cortar fruta mientras bailaba por el cuarto, colocándola toda en una gran tabla de madera. Añadió tostadas y botecitos de mermelada y mantequilla. Una ristra de uvas, dos vasos grandes de zumo de naranja… estaba listo. Ahora sí, podía despertarle.

En realidad, no descartara que se hubiera hecho el dormido antes, pero era irrelevante. Ella también lo habría hecho si la situación fuera al revés.

Regresó al dormitorio llevando la bandeja de fruta y desayuno, dejándola en la mesita de noche antes de sentarse en el borde de la cama. Comenzó a acariciarle el pelo con calma a Dexter, esperando a que abriera los ojos.

-Buenos días, dormilón.- diría con una sonrisa.- Bienvenido al mundo de los vivos.

En cuanto estuvieran ambos despiertos y comiendo, empezaría a contarle su propósito. ‘’Adónde vamos’’, había dicho anoche y aunque lo agradecía, no estaba segura de que de verdad quisiera ir con ella una vez supiera de qué iba la cosa. No iba a ser un viaje de un solo día y seguro que el líder de la revolución tenía otras tareas a las que atender. O al menos eso imaginaba. Lo cierto era que adentrarse acompañada en la isla le haría sentir mucho mejor que ir por su cuenta, por una vez. Y puestos a tener una mano amiga… desde luego le gustaba la de Dexter.


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[Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] Empty Re: [Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] {Mar 26 Ene 2021 - 1:41}

Normalmente dormía poco. Normalmente. En aquella ocasión ni el sol entrando por las ventanas podía arrancarlo del sueño más tranquilo que tenía en meses. Desde que veía el futuro normalmente sus noches prácticamente consistían en una visión confusa tras otra, a cada cual más apocalíptica. Si no fuesen profecías funestas las habría llamado pesadillas, pero con el tiempo se había acostumbrado a ellas, también a despertarse varias veces en medio de la noche e incluso a desvelarse por completo, incapaz de ignorar lo que había visto. Así había aprendido, poco a poco, que podía manipular los hilos del destino delicadamente para ver exactamente la ruta que deseaba seguir.

Pero aquella noche había sido diferente. La incontrolable visión del mundo destruido había cambiado por un paréntesis vacío, salpicado a ratos de escenas de pasión que, si bien perfectamente podría haber deseado fuesen revelaciones, se trataba de su pasado más inmediato. La jornada que habían dejado atrás había resultado perfecta como pocas, única como solo Aki podía hacerla e inolvidable como... Bueno, no debería planteárselo; Aki había demostrado que nada era inolvidable.

Aunque para él, quizá sí.

Mentiría si dijese que seguía dormido cuando el desayuno llegó a la cama, pero había abierto los ojos poco antes y seguía en ella rezongando, revolviéndose entre las sábanas. Olían a ella, a noche y a los dos. Olían a abrazos y besos, a azúcar y sal, a recuerdos que quería guardarse para él. Y a fruta; con la llegada de la pelirroja, todo el ambiente se impregnó de un fuerte aroma a fruta. Aun así, esperó a que ella llegase hasta él para abrir los ojos, ya con sus manos acariciándole el cabello.

- Sí que son buenos -respondió, apenas vocalizando.

Por un momento quiso haberse dado la vuelta y dormir un rato más, aprovechando que allí conseguía conciliar el sueño, pero en su lugar se incorporó entre falsos quejidos y alguna que otra maldición mascullada. Una vez erguido buscó con su mano la de Aki y, totalmente a traición, tiró de ella hacia su cuerpo dejando que se sentase sobre sus piernas.

No la dejó escapar en un buen rato, abrazándola a la altura del vientre y recorriendo su cuello con la punta de la nariz. A ratos le besaba la mejilla, o los labios si se giraba a mirarlo. No sabía qué podían significar tantos cariños para ella, ni si para él querían decir algo más allá de decantar hacia el lado menos pragmático la confusión que los rodeaba, pero prefirió no decir nada. Aquí y ahora, perdidos entre ninguna parte y nunca jamás, podían ser ellos dos y nadie, todo y nada a un tiempo. Ya habría tiempo de pensar en el futuro cuando este importase.

- ¿Sería muy maleducado desayunar lo que no está en la bandeja?

Clavó un último beso en su mejilla y la dejó ir, agarrando la bandeja con pulso firme. Estaba cargada hasta los topes y dudaba que una persona normal pudiese siquiera soñar con llevarla con una mano sin desperdiciar todo el contenido. Había fresas, naranjas, rodajas de sandía, pedacitos de melón, cortes de papaya... También pan y mermeladas, mantequilla y uvas, así como dos generosos vasos de zumo. No evitó mostrar su cara de sorpresa ante la ausencia del plato estrella de Aki, esos huevos fritos legendarios, y también se lo dejó saber mientras robaba el primer pedazo de fruta, una rodaja de plátano que había abandonado la fuente para caer en la bandeja. Estaba fresco y delicioso.

A pesar de todo el silencio terminó apoderándose de la estancia. Era lógico, pues ambos sabían que más allá del barco todo volvía a ser real y difícil, tal vez demasiado. También sabían que tenían una conversación pendiente, a pesar de que ninguno de los dos quisiera sacarla. ¿Cómo empezar, al fin y al cabo? Era romper la magia del momento, arruinar algo tan bello como delicado... Y los dos lo iniciaron a la vez.

Él preguntó al tiempo que ella trató de comenzar. Él se rio, y ella comenzó. Desde luego la idea no era agradable, la misión no era sencilla y las probabilidades de éxito no eran demasiadas. Por supuesto, no quería participar en aquello, igual que estaba seguro de que ella, aunque debía, tampoco terminaba de querer. Y por eso, porque de nuevo era una malísima idea, asintió.

- Está bien -dijo, con convencimiento-. ¿Cuál es el plan exactamente?



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[Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] Empty Re: [Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] {Mar 26 Ene 2021 - 21:35}

Fue atrapada en cuanto dejó la bandeja de fruta en la mesita de noche. Se dejó atrapar, por supuesto, cayendo en un mar de sábanas y brazos, besos y sonrisas. Qué gusto. Sentada sobre las piernas de Dexter, se dejó mimar y le respondió con una risa.

-Solo si luego no te comes el desayuno.

Rodó hacia un lado mientras él cogía la bandeja y lo ponía entre ambos. Estaba bastante orgullosa de como le había quedado, llena de color y todo listo para coger y comer sin más preparativos.

Durante un rato, todo fue perfecto. Desayunaron entre risas y puyas, probando un poco de todo y simplemente disfrutando de la compañía del otro. Él le preguntó por sus huevos fritos, ella le dijo que todavía no se había ganado ese honor. Que quizás la próxima vez que desayunaran juntos se pensaría si honrarle con ellos. Hablaron de la fruta y la pelirroja le explicó que había ido de compras antes de zarpar porque le gustaba tener siempre a mano. Era fresca, jugosa y aunque se podía, no tenía por qué cocinarla. Hubo más mimos, muchos sabores y sonrisas como para llenar un gran paréntesis.

Poco a poco, la bandeja se fue vaciando. Aki se llevó la última gota de mermelada de albaricoque de la comisura de Dexter y él robó la última cereza. Con la misma parsimonia, el silencio y la certeza les fueron envolviendo. Se volvió denso y pegajoso y amenazó con atenazarlos. Quisieron romperlo a la vez y en cuanto se rieron, incluso lo real pareció más fácil.

Le explicó a grandes rasgos lo que intuía que él ya sabía, o que al menos se imaginaba. Quería recuperar Samirn. Nunca debió haberla dejado en manos ajenas y aunque no sabía con exactitud quién estaba al mando, no iba a detenerse ante nada. Era su isla, la había reconstruido y llevado a la prosperidad. No podía cederla. No podía deshacerse de ella. No quería.

Dexter fue rápido en acceder a acompañarla, pero en cuanto preguntó por un plan la pelirroja sonrió y le dio un golpecito en el pecho con los nudillos.

-No corras tanto. Déjame acabar y después decides.

De la mesita de noche cogió uno de los múltiples croquis de la isla que habían acabado por todo el barco en los últimos días. Este en concreto era algo tosco, pero ilustraba de sobras lo esencial.

-No tengo mucha información acerca del estado actual de la isla y… ese es el principal problema. Por otro lado, hay cosas que intuyo que seguirán igual. El núcleo del lugar es la ciudad, no lejos de la playa. Y quien quiera que haya tomado las riendas estará en La Fortaleza, en la cima de la montaña. Desde ahí se divisa toda Samirn, por no hablar de que es el único lugar con espacio y equipo para mantener una milicia. Las cárceles del lugar también están allí todavía, en los subterráneos.

Se mordió el labio, pensando en cómo sintetizar todo lo que le había estado comiendo la cabeza las últimas noches. Su vista se perdió en el pobre dibujo, tratando de no olvidarse de nada.

-No estoy segura de si quien está al mando será parte de Xella o no. me preocuparía que lo fuera, pero si han abandonado la isla es algo de lo que tendré que ocuparme en su momento. A narices habrán dejado a alguien atrás, y tendría que evitar a ese posible espía. Por otro lado, no creo que el ejército de Samirn siga en funcionamiento, por lo menos no la milicia que yo conocí. Eran leales a mi y no les sería sencillo cambiar eso. Espero que no les hayan hecho nada grave.

Sintió la tentación de morderse la uña, pero en lugar de eso se la clavó en el muslo y frunció el ceño.

-Debería hacer un reconocimiento primero, asegurarme de que conozco todo lo que se puede saber del nuevo líder de Samirn. Luego debería encontrar a mis guerreras y asegurarme de que el pueblo sabe que he regresado a por ellos. Una vez todo esté en su sitio, ir hasta la Fortaleza y recuperar lo que es mío. Cuando caiga el nuevo líder, nadie se opondrá a que regrese al trono.

Obvió el hecho de que Samirn no era una monarquía. La sala del trono estaba allí desde la época del culto y siempre le había gustado como quedaba, pero no tenía intención de proclamarse reina. Para qué, si no tendría a nadie a quien pasarle el título. Todo el mundo sabía que ese era el único beneficio de la monarquía, al fin y al cabo.

De una forma u otra, eran muchas cosas y mucho más sencillo decirlo que hacerlo. Mil historias podían salir mal y… no había garantías de que la victoria fuera a ser suya. Se encogió de hombros y miró al dragón con una pequeña sonrisa.

-Si todavía te apetece ser mi sexy sidekick… no me disgustaría tener que posponer el ‘’hasta luego’’.


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[Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] Empty Re: [Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] {Miér 27 Ene 2021 - 2:20}

Como había supuesto, el plan de Aki pasaba por retomar Samirn. Era lógico, pues había abandonado esa tierra cuando el peso sobre sus espaldas era demasiado y, si realmente se había preocupado por esa gente en algún momento, lo mínimo que podía hacer era asegurarse de que todo estuviese bien allí. El caso era que la pelirroja se preocupaba y no, según podía intuir por sus palabras, la situación en la isla estaba lejos de ser benigna. Él había escuchado cosas en alguna ocasión, como la incursión de Katharina y Thawne en un culto que se había establecido -la Ostra Azul, se hacían llamar-, pero aparte estaba el otro culto: Xella. Sabía muy poco de esa gente más allá de su carácter de estafa piramidal con esa suerte de "economía colaborativa" fundada en cadenas de favores a través del mar.

Lo peor de la situación no era ya que Xella pudiese haberse hecho con el control de la isla, sino que cabía la posibilidad de que hubiese abandonado la isla. No sabía si esto se debía a que Aki prefiriese enfrentar a un enemigo que ya conocía, independientemente de que fuese potencialmente peligroso, o todo lo contrario. En cualquier caso, la reflexión que había hecho era tal vez lo más relevante para él: No se habrían ido del todo.

A Dexter no le hacía particular ilusión la idea de tener a una organización sectaria secreta de nivel mundial detrás; tampoco quería enemistarse con una gente que, dentro de lo que cabía, no mostraba una abierta hostilidad a la causa revolucionaria a pesar de que su oscurantismo le pusiese de los nervios. De hecho, en realidad no sabía nada de Xella aparte de que repartían anillos y hacían favores, pero si merecían una mención por parte de Aki desde luego no iban a ser grandes aliados a la espera de recibirlos con los brazos abiertos sino, más bien, todo lo contrario. Aun así, siguió escuchando.

El plan estaba aún en una fase temprana. Eso, o ella estaba dándole las explicaciones justas por el momento. En cualquier caso, parecía una operación sencilla: paso uno reconocer el terreno, paso dos reclamar el terreno, paso tres sentarse en el trono. Estrategia simple, sencilla y sin fisuras. Tampoco se podía decir que tuviese demasiadas probabilidades de éxito si no se abordaban la mayoría de microtareas que implicaba su planteamiento, se tenían en cuenta a los enemigos y se actualizaba el plan de forma relativamente constante en base a las nuevas informaciones que tuviesen.

Entonces, cuando le hizo la pregunta, supo que efectivamente se estaba guardando los detalles. Aunque podría haberse ofendido, él tampoco habría confiado en nadie antes de saber que estaba dispuesto a ayudar con la información imprescindible. En cualquier caso, asintió en silencio antes de hablar:

- Parece que no me queda más remedio -reconoció, encogiéndose de hombros-. Lo que sea por probar esos huevos.

Apartó todos los papeles de en medio -ya se había comprometido a ayudar, pero no hacían sino molestarle- y se acercó a ella, abrazándola por la cintura. A pesar de todo, le había dolido un poco que en esa habitación el tiempo hubiese vuelto a existir, y guardaba la vana esperanza de que, al menos por unos instantes, se detuviese de nuevo. Sin embargo esto no sucedió, así que besó su mejilla y se levantó, vistiéndose a excepción de la ropa interior, que seguía mojada. Cuando por fin estuvo presentable dio media vuelta mirando a Aki, con rostro serio.

- Si voy a ayudarte hay una serie de condiciones que debemos cumplir -dijo deteniéndose frente a ella, acuclillándose para quedar a su altura-. La primera es que mientras estamos fuera, primero misión y luego todo lo demás. -"Todo lo demás" era una forma bastante fría e imprecisa de referirse a la nebulosa de sentimientos confusos que sentía por ella, pero seguramente ella entendiese a qué se refería-. La segunda es que hacemos esto por la gente de Samirn, no por ti. Si resulta que están bien no puedo alentar ni apoyar una revuelta; no sería ético. -En realidad estaba seguro de que no se habría planteado pedírselo si no supiese que el caos se había apoderado de la isla. De hecho, él mismo estaba seguro de que eso había sucedido, y la propia Aki antes de desaparecer lo sabía-. Y la tercera... Marcaremos una habitación. Sea en este barco, en el piso franco, en donde sea. Mientras estemos ahí, no existe la misión, solo nosotros. ¿Crees que puedes aceptar estas condiciones, Aki D. Arlia?

Tendió la mano a la pirata, mirando en lo más profundo de sus ojos y esforzándose todo lo que podía en desoír sus sensaciones y pensamientos superficiales. Aunque escuchar la voz de todas las cosas podía ser una habilidad muy útil, quería poder confiar en ella. Y eso no podría hacerlo sin arriesgarse de vez en cuando al no saber. Si ella aceptaba, tenía muy claro que iba a tirar de su brazo otra vez... Y besarla.

Podría acostumbrarse a eso.



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[Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] Empty Re: [Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] {Jue 28 Ene 2021 - 19:51}

Esperó con algo de impaciencia su respuesta. Solo se lo había pedido porque en un principio él había empezado a hablar en plural. Inicialmente pensaba ir sola y era consciente de que tenía todavía muchas cosas que decidir y planear, pese a todas las vueltas que le había dado. No era un plan llamativo, seguro ni...ni firme, para que mentir. Improvisar se le daba mucho mejor. Y por lo poco que conocía a Dexter, tenía la impresión de que él era todo lo contrario. Como mínimo, sabía que le gustaba la organización y de eso, la pirata no tenía demasiado. Lo justo y necesario.

En cuanto confirmó que le acompañaría, no pudo evitar sonreír. Que fuera algo que quería hacer no implicaba que le hiciera especial ilusión todo lo que conllevaba, pero ir acompañada iba a mejorar mucho… todo, en realidad. Más siendo en tan buena compañía y no solo por quién era Dexter. Aki sabía bien que era alguien poderoso, pero en este caso valoraba más saber que podía confiar en él. Era fácil hablarle y pese a lo que si tuviera algo de juicio debería ser, no le intimidaba. Era su igual e iba a estar a su lado. Eso era lo más importante.

En cuanto le abrazó alzó los brazos para rodearle, pero en seguida volvió a dejarla donde estaba. Lo entendía. La atmósfera había cambiado desde que había sacado el tema de Samirn y simplemente no podían ignorar más la realidad. Por desgracia. Aún así, todavía sonreía cuando él comenzó a vestirse. Sabía que debería imitarle, pero en realidad no quería. Echó mano de lo primero que encontró tirado por la cama, una sábana, y se la enrolló de forma algo descuidada alrededor. Eso bastaría por ahora. Que estuvieran planeando una microinvasión no implicaba que fuera absolutamente necesario ponerse ropa interior. ¿No? No.

Le puso tres condiciones, ante la segunda no pudo sino bufar. La primera intentó ignorarla por el pequeño pinchazo a su orgullo que había supuesto. La misión primero. Era lógico, pero no quería hacer como si nada de lo que acababa de suceder hubiera, bueno, sucedido. No iba a ir a darle besos entre combate y espionaje y en cierta forma, que lo supusiera o necesitara aclararlo… escocía un poco.

-Sé que no están bien.- Le dijo, mirándole a los ojos.- Tengo una idea aproximada de quiénes están en el poder. Hay dos posibilidades y ninguna deja en buenas manos a la isla. Ya hace meses que me fui y puede que no sea la persona más responsable del mundo, pero me preocupaba por la gente. Quien está ahora al mando no lo hará, porque sea alguien de Xella o uno de los nobles de Samirn, tiene otros intereses.

La tercera condición lepilló por sorpresa, en especial teniendo en cuenta la primera. Pero volvió a escapársele una sonrisa y cogió su mano con firmeza. Aceptaba, con todo lo que ello suponía. Un salto de fe a ojos ciegos, porque no sabía qué saldría de ahí. Y en cierto modo, casi le gustaba más así. ¿Qué era la vida sin algo de emoción?

-Por supuesto.

Vale, en retrospectiva, debería haberse vestido. Tozuda, sin embargo, se había contentado con echarse un camisón por encima antes de llevarle a la otra habitación. Esa que estaba llena de papeles hasta los topes, ninguno ordenado y muchos repetidos o reinterpretados. Le explicó que llevaba varias semanas trabajando en el plan y tratando de ordenar la información que recordaba y tenía.

-Hay cosas que averigüé cuando era Lys, por boca de alguien que de alguna manera logró hacerse una casa allí. Dark Satou… no he vuelto a saber de él, pero conociéndole estará a lo suyo. Tenía también bastante que resolver, pero no es de los que aceptan ayuda.

Se encogió de hombros mientras apartaba unos cuantos papeles para liberarle una silla al dragón. Ella misma se sentó en el borde de una mesa que había al lado y… comenzó la lección.

-Bueno, ya no puede considerarse un cuento para antes de dormir así que digamos que es un relato de buenos días. Para conocer Samirn y entender lo que me huelo que vamos a encontrarnos, tienes que saber cómo era antes. Y cómo la conseguí yo.

Sonrió. Contar historias era una de sus pasiones, y se le daba extremadamente bien. En esta en concreto ella era la protagonista y una de sus favoritas, así que lógicamente la contaba aún mejor, incluso si nunca antes había salido de sus labios.

Poco a poco, le fue desvelando cómo consiguió su fruta. Sabía que algo conocía, pero también que nunca lo había oído en tanto detalle. Le habló de la ciudad, de sus murallas y sus cultivos. De la gente, reservada y leal a su isla. Le describió el culto a Lilith, el encuentro con su madre, el pasado de los Erotes que en su día le había pedido que rescatara. Cómo logró enfrentarse a la Suma Sacerdotisa y ganarse el favor de los nobles consumiendo su akuma, casi muriendo en el proceso. Le habló de Jester y de cómo le había estado entrenando y alentando para que hiciera precisamente eso.

-No tengo claro si ellos habrán abandonado la isla o no. No creo que realmente les interesase, creo que la utilizaron como otro entrenamiento. Jester quería que yo le hiciera el trabajo pesado y para eso tenía que saber mandar y organizar. No era una mala idea, aunque estúpidamente enrevesada.

Puso los ojos en blanco, pero sonreía. En verdad, había conseguido largarse y aun sabiendo que tarde o temprano acabaría por encontrárselos, solo haberles dado esquinazo ya era una victoria para ella.

Frenó, sabiendo que llevaba un buen rato hablando. Se estiró cual gata, antes de mirar al dragón con una pequeña sonrisa.

-Bueno, ¿qué opinas? ¿listo para la aventura?





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[Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] Empty Re: [Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] {Vie 29 Ene 2021 - 18:26}

Afortunadamente no había trascendido... Demasiado. Un apretón de manos como dos aliados que pactaban, un beso intenso como dos amantes que se saludaban y algún tiempo más tarde, ambos estaban en otra estancia preparándose para dar comienzo a la que, oficialmente, era su primera reunión antes de partir hacia la reconquista de Samirn. Habría agradecido que Aki se pusiese algo más que aquel escaso camisón, pero aunó toda su fuerza de voluntad intentando ignorar, con cierto éxito, la piel casi desnuda de la pelirroja. No era una tarea sencilla, pero logró alcanzar la concentración justa para entender el relato, a pesar de que su mente viajase un par de veces a rincones que sus manos estuvieron a punto de recorrer en ese mismo instante. Afortunadamente pudo llegar hasta el final entre fantasía y fantasía.

- Entonces... A ver si lo he entendido. -Necesitaba recapitular; eran demasiadas cosas a las que estar atento e irónicamente la más llamativa resultaba ser la menos importante-. Recibiste tu fruta del diablo en una suerte de ritual mágico-religioso-sexual, convirtiéndote en Suma Sacerdotisa y gobernante de Samirn. -En realidad, aunque tenía sus lagunas, tal vez se tratase de la parte más fácil de resumir-. Una vez hecho esto has regido con un séquito pseudoclerical tu reino y, con tu marcha y ante el vacío de poder, esta suerte de élite ha tomado el control.

Parecía, salvo por determinados detalles, la clásica historia. Un gobernante -una gobernante, en aquel caso- se desvanecía sin descendencia y todos los pretendientes lidiaban por el control del territorio. Según le había explicado, al parecer en Samirn la cosa era un poco más pacífica, un poco al menos, conformándose una suerte de contubernio aristócrata dominado por un pequeño grupo autodenominado "Hexarcas". Había tenido que contener una risa ante el juego de palabras, pero tras saber que eran seis todo había cobrado mucho más sentido.

- Y aparte de los hexarcas tenemos delante el problema de tus actividades extracurriculares... -comentó aquello armándose de una sonrisa perspicaz. Gobernadora de una isla y lideresa de una organización secreta asentada casi en cada isla del mundo, casi hacía que Dexter se sintiera afortunado por haber estado en los últimos pensamientos de Aki. Aunque, en realidad, también sonreía por haber estado entre los primeros-. Xella. Si está en la isla, tenemos un problema. Y si no, también. Puede que retomar Samirn sea un primer paso, pero deberías ser consciente desde ahora de que en el futuro vamos a tener que acabar con ese tal Jester.

Resultaba difícil concentrarse con Aki cerca. Casi desnuda, de movimientos sutiles y sonrisa felina, igual que sus ojos. Necesitaba toda la sangre que pudiese retener en la cabeza, pero el influjo del demonio le hacía casi imposible concentrarse en la isla, así que en lugar de seguir mirándola apartó los ojos y se centró en el mapa, bufando ostensiblemente durante unos segundos, borrando por momentos cada imagen de la pirata que se había grabado a fuego sobre su mente.

- Estoy listo, debería haberme esperado algo como esto -dijo, mirando seriamente los diversos documentos que había sobre la mesa, asegurándose de no dirigirle una mirada siquiera fugaz-, pero no me he traído nada. Ni mis armas, ni mis cacharros... Si vamos a ser dos contra el mundo, deberíamos visitar el Colmillo antes de internarnos en Samirn. Además... -Levantó la mirada. No podía evitarlo, pero confiaba en que en alguno de los siguientes asaltos lograse hacer que se vistiese con algo menos revelador-. Mientras no pisemos Samirn, todo el barco puede ser esa habitación, ¿no crees?

Había un par de días de viaje hasta el Ojo, y desde allí otros tantos hasta Samirn. Tenían tiempo de planificar a fondo cada detalle, repasarlo concienzudamente... Podrían hacerlo todo a fondo y concienzudamente, en realidad.

- Vale, creo que tengo que añadir una cuarta condición -instó-. Sé que no te va a hacer gracia pero es imprescindible para que esto salga bien: Mientras planifiquemos necesito la sangre en la cabeza; ¿podrías...? No sé... ¿Vestirte cuando haya que usar el cerebro? Sé que puede parecer estúpido, pero... -De golpe, se sintió muy estúpido-. Olvídalo. Ha sido una tontería.

Salió precipitadamente de la estancia; necesitaba tomar el aire.



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[Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] Empty Re: [Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] {Vie 29 Ene 2021 - 21:35}

Tenía que admitirlo; le gustaba tener su atención. Sentada sobre la mesa, contándole su propia historia a una de las personas más influyentes del mundo, era más consciente de su poder de lo que lo había sido en muchos otros momentos. Podía notar sus ojos vagar y a todo su ser luchar por mantener una concentración que podía encargarse de mover con un sutil giro de muñeca.

Se preguntó de pasada si debería odiarlo. La eterna duda de la honestidad de su atracción y de la raíz de la misma, atada a su fruta. Suponía que otra persona en su lugar lo odiaría. Pero Aki había disfrutado de engatusar a su público desde muy joven, gracias al teatro. Cuando fue creciendo, empezó a utilizar otra clase de métodos. Se le daba bien llamar la atención y siempre había sido preciosa, negarlo no tenía sentido. Incluso antes de acabar poseyendo la fruta de súcubo, sabía lo que era una mirada lujuriosa y lo que podía llegar a beneficiarle. Se había topado con gente que le había echado en cara su atracción, maldiciéndola y culpándola enteramente en la akuma. Y aún a día de hoy, solo había algo que podía decir al respecto.

¿Qué más daba? Era ella, sin más. No era un complemento, era parte de sí misma. Desaparecía el súcubo y Aki ya no existiría. Estaba atada y encantada de abrazarla. Tenía sus momentos incómodos y el hecho de que tan solo se lo plantease implicaba que sí había la semilla de la duda. Quizá nunca se fuera. Pero mientras sonreía al ver a Dexter pedirle que se vistiera con bastante trabajo, se dijo que no era un mal precio.

Se preocupó un poco más al ver que se marchaba corriendo y se preguntó si se habría pasado. Frunció el ceño, bajando de la mesa. No había estado haciendo nada, al menos no conscientemente. Sí pensando en ello, pero jamás le manipularía sin avisarle antes. No le gustaba hacerlo sin un objetivo concreto, era una jugada bastante sucia y no en el buen sentido.

En lugar de seguirle, regresó a su cuarto y buscó algo que ponerse, algo… ¿modesto? Volvió a fruncir el ceño mientras rebuscaba en su armario. Encontró un traje que había comprado hacía bastante, por petición de la jovencita. Quería dibujarla de forma diferente a la habitual. Debería servir, ¿no? Como mínimo le cubría. Se lo puso, un tanto incómoda y tras pensarlo un momento se recogió el cabello en una coleta baja.

Tras ponerse un par de tacones negros, fue a la búsqueda del dragón. En cuanto lo encontrase, le tocaría el hombro y esbozaría una pequeña sonrisa.

-Ey. Lo siento. Tienes razón. Esto es muy importante para mi y si esto te ayuda a que me ayudes, no me voy a morir por cubrirme un poco unos días.

Pudo notar que su sonrisa empezaba a ser forzada, así que lo dejó estar y empezó a caminar hacia la sala de mandos para cambiar el rumbo. Hacia el Ojo era, pues. No era como esperaba comenzar su viaje, pero lo cierto era que no le desagradaba la idea. Una vez los controles estuvieron en su sitio y el barco comenzó a moverse, regresó a buscar a Dexter. Tenían tiempo que matar y suponía que aún tendría bastantes preguntas acerca de Samirn. Esperaba que fuera suficiente con lo que se había puesto, porque no es que tuviera una gran batería de ropa modesta. Quizá debería ir de compras en el Ojo, pero de momento tendría que bastar.

Torció el gesto mientras lo pensaba, pero era consciente de que estaba siendo algo infantil. No era que planease ir en camisón por Samin, pero si era el efecto que causaba algo tendría que hacer al respecto. No era algo natural que él pudiera controlar; los poderes de las akumas eran algo que, como mínimo, estaban más allá de la comprensión de la pelirroja. De todas formas, trató de concentrarse en apartar sus poderes de él mientras le hablaba.

-En ruta hacia el Ojo estamos. Y… lo entendiste todo, pero realmente nunca llegué a ser Suma Sacerdotisa. Desmantelé el culto en cuanto pude, aunque si los Hexarcas están en el poder no me sorprendería que hubieran vuelto a instaurarlo. - Se encogió de hombros, sonriendo.- Por irónico que suene, no necesito una secta sexual a mi alrededor, la verdad.


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[Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] Empty Re: [Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] {Sáb 30 Ene 2021 - 1:35}

Se refugió en la cubierta. Tal vez, si se tratase de otro ataque, sería el lugar menos seguro del barco, pero en aquella situación no había uno que pudiese protegerlo más de la nube de confusión que obturaba su mente sin piedad. Su cabello rojo derramándose como un río sobre la mesa; sus ojos traviesos, poco más atractivos que esa sonrisa inquieta de niña pequeña... La caída de sus pechos y la curvatura de sus caderas eran también llamativas, pero había una cosa por encima de todas que le hacía perder la razón: Su olor. No sabía por qué, aunque sabía que sí, su aroma lo enajenaba. Normalmente podía abstraerse del mundo, pero despertaba en él un lado que normalmente se mantenía encerrado. Mientras permanecía cerca de Aki no podía evitar que su atención se desviase hacia ella, y si bien normalmente sería capaz de mantenerse concentrado, había algo en su cuerpo -fruta del diablo o no- que se lo ponía mucho más difícil.

Quiso gritar, pero reprimió un quejido airado mientras daba vueltas una y otra vez sobre la proa, cada vez más apresuradamente. A veces movía los brazos, o daba un pisotón contra la madera hasta que frenó en seco, doblándose hasta acabar ovillado mirando el mar sobre el mascarón. El vaivén de las olas siempre lo relajaba, teñido de platas y oro en destellos centelleantes, pero también despertaba una y otra vez las mismas preguntas: ¿Y si hubiese podido nadar? ¿Qué si no hubiese consumido su fruta del diablo? ¿Acaso sería él?

Apretó los puños y vació su mente, dejando todo eso de lado. No valía la pena abandonarse a un pensamiento desolador a cambio de alejar a Aki de su mente. Al fin y al cabo, ¿realmente le molestaba que invadiera su mente? En medio de la nebulosa confusa que ella provocaba, con todos los ardores que le provocaba... ¿Era malo? Tal vez no supiera concretar en qué medida la pelirroja lo desestabilizaba, pero estaba seguro de que su efecto era positivo. Desazón por lujuria, congoja por pasión... En realidad los problemas de concentración eran un precio escaso a pagar a cambio de no ser miserable.

Pero entonces, ¿por qué le molestaba?

Con el don de la oportunidad que solía caracterizarla, Aki interrumpió sus pensamientos con un toque mágico en el hombro y una disculpa que no se merecía. Tampoco le había pedido cubrirse a mala idea, o al menos no había pretendido que sonase así. Ella estaba en su barco, en su casa. Él era, al final, un invitado, y forzarla a cambiarse por algo tan... No podía decir que fuese trivial, en realidad. Necesitaba su mente activa y centrada, pero tenía que aprender a mantener la atención con ella rondando. Al fin y al cabo, en un futuro cercano -como poco- iba a estar casi constantemente a su lado; no podía forzarla a vestir incómoda solo porque él no fuese capaz de no mirarle el canalillo cada diecisiete segundos.

- No... No te disculpes, por favor. -Se mantuvo sentado, sin dejar de mirar el mar-. Eres radiante, y si no puedo adaptarme a eso tal vez no debería ayudarte.

Quizá la peor elección de palabras que podría haber hecho, pero se irguió sin decir nada más. Dio media vuelta, bajando hasta la proa y quedando frente a ella, tan cerca como ella le dejase estar.

Trató de rodearla por la cintura, y de escalar una mano por su espalda, acariciando su columna y recorriendo con los dedos su cabello, intentando alcanzar su nuca. Quiso asirla para sí, pero en su lugar dobló las rodillas hasta acomodarse sobre su hombro, hundiendo la cara en ella. Podría haberla levantado, haberle dicho que todo iba a ir bien... Pero en cierto modo, aunque estuviera seguro de que así sería, necesitaba escucharlo él por una vez; y si alguien podía decíselo, si de alguien iba a creerlo... Era de ella.

- No me molesta que te vistas como quieras, solo... -Era difícil explicarlo-. Estoy acostumbrado a controlar mi tren de pensamiento, y tú... Me descontrolas. Cuando te huelo, cuando te noto tan cerca... Es imposible no pensar en ti, aunque sea un poco. Y cuanto más motivo tengo para pensar en ti, más ocupas en mi mente. Hasta que... Bueno, lo ocupas todo.

Era una sensación extraña, no controlar el flujo de su mente. Se trataba de una corriente normalmente organizada, con escasas fugas cuando se concentraba, armada con una gran fuerza de abstracción. Aki agrietaba esa abstracción, y empujaba con fuerza hasta colarse en su cabeza quisiera o no.

- Supongo que solo es cosa de acostumbrarme -dijo-. Igual, cuando hayas amueblado tu rincón en mi cabeza dejas de invadirlo todo.

No terminó de entender lo que acababa de decir, pero buscó en el calor de sus labios una explicación que le agradase o un beso que los desatase. Tras verla en traje, al fin y al cabo, todo apuntaba a que el camisón no había sido el problema.



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[Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] Empty Re: [Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] {Sáb 30 Ene 2021 - 11:51}

Él tenía toda la razón del mundo, pero no iba a restregárselo en la cara. Al fin y al cabo se había vestido y habría sido de mal gusto explicarle que efectivamente tenía que acostumbrarse mientras intentaba ponérselo fácil. No pasaba nada. Le alegraba saber que no tendría que estar vistiendo así constantemente, pero oírselo decir de repente había hecho el traje más cómodo.

No era que no le gustase la prenda. Era bonito y le quedaba bien, evidentemente. Pero no le dejaba moverse a gusto. Las ligas quedaban completamente fuera de su alcance y de hecho había tenido que quitárselas para evitar extraños bultos en las piernas. Había ido al encuentro de Dexter desarmada y pese a lo cubierta que iba, se sentía un poco desnuda. Era otra clase de confianza y no estaba segura de que le gustase . Pese a eso, ahí estaban ambos. Cada uno consciente de lo que querían hacer por el otro.

Le cogió por sorpresa la postura. Creyó que iba a abrazarla y en lugar de eso, acabó a sus pies, arrodillado. Su cabeza en su hombro, apoyado. Parecía derrotado, vulnerable y todo lo que la pelirroja pudo hacer fue acariciarle la espalda como por acto reflejo y revolverle el pelo mientras le dejaba explicarse.

No tenía muy claro cómo responder. De un momento a otro, las palabras parecieron abandonar su cabeza mientras repasaba una y otra vez las que Dexter acababa de decir. Le gustaba afectarle tanto, a su propia y algo egoísta manera. Mentiría si dijera que él no le causaba algo similar. ¿Cuántas veces se había dicho que pensaría en él y en lo que podían o no tener una vez todo acabase? Tantas que todo el tiempo se había ido en pensar que no pensaría en él. Y al final, eso era lo único en su cabeza. ¿Era eso lo que le ocurría?

-Por lo menos cuando pienso en ti sé que no va a ser un mal pensamiento.- Dijo, en tono suave.- Puede que sea bueno, puede que sea confuso y puede que a veces de...- Pensó ‘miedo’, pero no fue capaz de decirlo. En lugar de eso, aguardó un segundo en silencio.- Pero nunca es algo malo.

Esa era toda cuanta certeza tenía y ahora se la había dado. Se sentía… frágil y tratando de paliarlo, le abrazó un poco más fuerte contra sí. No funcionó, pero al escuchar su última frase se le escapó una pequeña risa.

-Eso o me pasaré la vida redecorando para que no nos aburramos.

No entendía del todo la metáfora y no estaba segura de que él la entendiera tampoco. Pero le había hecho gracia y ahora él la estaba besando y ella le estaba devolviendo el beso. Y se rió en sus labios y volvió a abrazarle, dejándolo estar y disfrutando del momento. Tal y como él había señalado, todo el Loreley podía ser esa habitación.

Tardó varios minutos en separarse por fin de él, pero cuando lo hizo no le quitó los ojos de encima.

-Entonces… iremos al Colmillo a por tus cosas y volveremos. Suena bien. Significa que tenemos como mínimo un dia y pico de viaje completamente en blanco. En algún punto de ese tiempo deberíamos pensar cómo entraremos a Samirn.

No estaba segura de que fuera a pasar nada malo por entrar sin un disfraz en el Ojo, como mucho alguna mirada extrañada al ver a una muerta pasear al lado del jefe de la Revolución. Por otro lado igual la gente allí estaba ya acostumbrada a las locuras que solían rodear a Dexter, así que igual le saludaban y se sentía como en casa. Samirn… era otra historia.

-El Loreley es un tanto reconocible incluso si cambiamos las velas, por no hablar de que a ti y a mi se nos conoce desde lejos. Tendremos que hacer algo al respecto.

Lo decía en serio, pero por dentro se estaba regodeando del tiempo que ese pequeño rodeo imprevisto les había regalado. Incluso encontrando un plan sólido para entrar sin ser detectados, tendrían tiempo de regresar al baño. Y a la cama. Y quizá podría enseñarle algún que otro camarote, o la despensa. Todo era una gran posibilidad y no podía sino sonreír por la perspectiva.


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[Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] Empty Re: [Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] {Sáb 30 Ene 2021 - 13:26}

Incluso para lo que acostumbraban, el beso resultó largo. No demasiado largo, ni aburrido. Solo largo. Fue consciente varias veces de necesitar alejarse por instantes para respirar, pero cada vez había vuelto a la carga igual que ella había hecho. Se trató de un beso silencioso, sin suspiros jadeantes ni deseo desbordando, solo besos. Solo besos. La tenía entre sus brazos, pero no buscaba su cuerpo; ni se colaba por entre su ropa ni exploraba sus puntos ciegos. Aun así había pasión, una tan brillante y cálida que no necesitaba complemento alguno, un candor tan deslumbrante que cualquier otra cosa estaba de más. No fueron manos a la carne, ni dedos cariñosos a las costuras de cada traje. Solo besos.

Cuando la magia se rompió en el aire como una pompa de jabón pareció más hermosa que al comienzo, pero salpicó con fuerza al separarse. Sí, el beso podía haber terminado, pero seguía en el aire, con Aki entre sus brazos y esos ojos azules en los que podía ver, claro como el propio día, el reflejo de las olas. Respirar el aire entre los dos era sentir de nuevo cada risa enmudecida, cada susurro suspirado, cada caricia de sus lenguas y cada suave mordisco de sus labios. Quiso besarla de nuevo, pero reprimió el deseo con todas sus fuerzas y dio también un paso atrás, de apenas unos centímetros, todavía sin soltarla.

- Hay tantas cosas en las que pensar... -correspondió, con una sonrisa-. Planificar la entrada, encontrar un refugio, armar una milicia, organizar recursos, calibrar nuestras posibilidades... -Puso los ojos en blanco por un segundo. No, no estaba viendo el futuro; estaba calculando-. Con tres o cuatro horas al día deberíamos dar con la respuesta a todo eso. Y creo que sé exactamente cómo hacerlo.

Volvió a tirar de ella hacia su cuerpo. Empezaba a cogerle el gusto a aquello. Le dio un beso fugaz en los labios, y terminó de separarse, cogiéndola de la mano.

- Podría acostumbrarme a esto, ¿no crees?

Dexter solía apoyarse en el poder de su abstracción para abordar los planes, pero en presencia de Aki no parecía funcionar ese sistema. Tiró de ella mientras avanzaba hacia las estancias interiores, con toda su mente puesta en aplicar el sistema opuesto: La distracción. Si pensar en algo muy concreto solo servía para acabar centrándose en ella, dejar la mente en blanco con cualquier otra actividad podía funcionar; al fin y al cabo, una de las mejores formas de aligerar la mente era a través de otras actividades, particularmente las que poco o nada tenían que ver con las cuestiones a deliberar.

Rebuscó entre los cuartos, buscando como si nada la puerta adecuados. Abría cada puerta y asomaba la cabeza hasta dar con ella, y entró sin esperar invitación. Ese era el mejor lugar para dar rienda suelta a cada mínimo atisbo de creatividad que compartían: La cocina. Probablemente de haber preguntado la habría encontrado antes, pero evitó el esfuerzo mental de pensar en ello y en su lugar se puso un delantal de los que había allí colgados. También le llamó la atención lo inusitadamente limpia y nueva que se veía cada bártulo, sin apenas desgaste alguno.

- Algunas cosas nunca cambian -dijo, con una sonrisa punzante, mirándola de reojo-. Es hora de planificar.

Comenzó a sacar sartenes, cuchillos, cacerolas e ingredientes por igual. Todo tenía un aspecto endiabladamente bueno, aunque más que contentar a su estómago pretendía mantener sus manos ocupadas. Aun si su mente volaba hacia los rincones más oscuros, la pulsión de su cuerpo no sería suficiente para desviarlo de su tren de pensamiento. No solía ponerlo en práctica dado que, siguiendo esa estrategia, muchas veces llegaba a puntos muy lejanos a los que ni siquiera pretendía buscar en un principio. Sin embargo, cualquier mínima conversación podía despertar la chispa de la genialidad en cualquiera de los dos, y sí que podía usar ese momento como candado para su abstracción.

O tal vez debía acostumbrarse a trabajar en equipo.

- Sé lo que estás pensando. Pero Dexter, si acabamos de desayunar. Y no andarías desencaminada, pero -masajeó un costillar de cerdo con las manos- aquí está la clave de nuestro éxito.

Sí, cocina lenta. Le encantaba la cocina lenta.

- Tardará varias horas. Unas cuantas, de hecho. Y mientras, podemos avanzar. -Comenzó a sazonar la pieza. Le habría gustado proveerla de un buen marinado, pero en su lugar la cubrió con un delicado adobo en seco-. Para entrar en Samirn utilizaremos a I.S.L.A., mi submarino, y atracaremos en el norte. Si tu mapa está actualizado, no debería haber nada en ese lugar. -Estaba funcionando-. En cuanto a mantenernos ocultos... Si tú misma has dicho que no se preocupan por el pueblo, es probable que ni siquiera se den cuenta de que estamos allí hasta que sea tarde. Aun así...

Apenas necesitaba concentración para transformarse, pero la diferencia de altura se hizo notoria. De golpe, había una Aki cocinando, aunque duró apenas unos segundos. No le gustaba utilizar su polimorfia.

- Si es necesario, podemos disfrazarnos.



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[Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] Empty Re: [Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] {Sáb 30 Ene 2021 - 14:18}

¿Un surtido inagotable de besos? Sí, podía acostumbrarse. Aunque sabía que no lo decía solo por eso. En cualquier caso, le gustaba.

Tiró de ella y empezó a rebuscar por el Loreley como Pedro por su casa. Salvo que dada la cantidad de puertas abiertas y abandonadas sin éxito, claramente no estaba en su casa. Pero su confianza le hacía gracia y realmente no tenía nada que esconder, así que le siguió con una sonrisa un tanto tonta en la cara, dejándole hacer.

Y así, entre carreras y regueros de puertas abiertas, llegaron a la cocina. Habría sido más rápido si directamente le hubiera preguntado dónde estaba, pero desde luego no habría sido ni la mitad de divertido. Dejó que empezara a rebuscar entre sus potas y fogones, mentalizándose para tener su despensa saqueada. Aunque tampoco es que soliera utilizar esa parte del barco, así que mucho no le importaba. Si se apoyó en el marco de la puerta y bufó mientras le miraba, fue por un motivo bastante diferente.

-¿Tanta nostalgia tienes? Me temo que no llevo ningún pavo a bordo.

No la tenía. O al menos, no era por lo que había decidido ponerse a cocinar. No tardó en encontrar su víctima, un precioso costillar de cerdo. En apenas unos minutos, había acaparado las especias y comenzado a masajearlo con el mismo tacto que a ella unas horas antes. Rindiéndose ante lo inevitable, la pirata se subió a la mesa y se quedó ahí sentada viéndole hacer mientras él comenzaba a listar todo en lo que tenían que pensar.

Ocupar las manos para liberar la cabeza. No estaba nada mal pensado y desde luego entendía que la cocina sería más útil para eso que otra serie de actividades manuales. ¿Conque unas horas, eh? Bueno, muchas de ellas serían en el horno y para cuando llegaran a esa fase ya habrían resuelto la mayoría… como no tardó en suceder.

-A no ser que muchas cosas hayan cambiado, el lado norte debería estar completamente inexplorado. La gente simplemente no se aleja de la ciudad a no ser que sea estrictamente necesario. La mayoría de la isla al otro lado de la cordillera es bosque y naturaleza salvaje. No deberíamos tener ningún problema en atracar ahí.

La idea del submarino era buena. Le ponía algo nerviosa separarse del Loreley, pero haría lo que fuera necesario para asegurar la victoria y lógicamente, el I.S.L.A parecía más discreto. Sus ojos chispearon un momento al verse a sí misma cocinando, pero en seguida fueron sustituidos por una sonrisa cuando Dexter regresó. Ciertamente, no deberían tener mucho problema para pasar desapercibidos.

-Me preocupa más allá de las apariencias que alguien se fije en nuestras auras. Yo puedo camuflar la mía, pero la tuya es inconfundible. Y en cuanto a lo de la milicia...- frunció el ceño.- Quiero saber si mis guerreras siguen en la isla y si han decidido ser leales al nuevo gobierno. Si pudiera contactar con ellas y tenerlas de nuestro lado, ganaríamos bastante tiempo.

Durante un rato, todo fue perfecto. Dexter siguió cocinando y ambos fueron intercambiando opiniones mejorando el plan cada vez que hablaban. Resultaba natural y sencillo y cuando por fin la carne estuvo en el horno, la pirata tiró del dragón para secuestrarlo. Quedaba bastante tiempo hasta llegar al ojo y con un nuevo beso en los labios, le explicó que iba a mantenerle ocupado hasta entonces.

Podían retomar los preparativos una vez hubieran llegado, al fin y al cabo.


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[Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] Empty Re: [Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] {Sáb 30 Ene 2021 - 16:36}

Nunca había sido un profesional de la cocina, pero se le daba bien. Había visto a mucha gente trocear ingredientes en segundos, o pelar hortalizas casi sin que pudiese siquiera darse cuenta. También, gente más hecha que él al trabajo entre fogones tenía un toque mágico que no podía copiarse simplemente siguiendo una receta. Dexter no tenía ese toque, y aunque manejaba rápida y depuradamente los cuchillos, desperdiciaba algo de material que un experto no habría tirado. Pero, si bien no era pura magia, sabía cocinar bien y albergaba en su mente cientos de recetas, si no miles, lo que hacía mucho más sencilla la tarea de aprovechar todo lo que hubiese en la cocina de Aki.

Además, recorrer los amplios pasillos de su mente rebuscando entre recetas lo centraba, de un modo u otro. También mantenía sus manos ocupadas y la amenaza pelirroja lejos; al menos, lo bastante como para poder escucharla a pesar de la notoria cercanía que había impuesto la pirata. Ahí, sobre la mesa con expresión felina, observaba como una leona divertida en tanto que su presa pretendía huir de ella corriendo hacia sus fauces. En cierto modo, compartía esa sensación. Fruto de la prisa no había ni siquiera retirado la chaqueta antes de empezar, lo que ahora con las manos sucias lo dejaba desamparado frente a cualquier accidente.

- Creo que sobreestimas la capacidad de la gente para utilizar el Haki -comentó, haciendo verdaderas acrobacias para limpiar sus manos sin salpicar de aceite su ropa-. Aparte, aun si veinte o treinta personas pudiesen vernos... ¿Cambiaría algo? Solo sabrían que hay una presencia poderosa en la isla. Casi es como preocuparse de que un perro pueda reconocer tu olor. -Meditó un segundo, quitándose camisa y chaqueta sin retirarse el delantal-. De hecho, eso sería casi más probable.

En cualquier caso, y aunque fuese una circunstancia particularmente rara, sí era cierto que en el Nuevo Mundo una gran parte de los guerreros, cuando no de la población, manejaban alguna clase de Haki. Aunque era bien consciente de que el entrenamiento de la voluntad era fundamental para ahondar en su manejo -y que un militar normalmente no poseía gran voluntad propia-, el manejo de aquellas habilidades implicaba, por correlación directa, que su poseedor sería poderoso. Y si bien ellos estarían limitados por los muros y la vida de los habitantes, dudaba que las tropas de los hexarcas se viesen frenadas por eso mismo. Definitivamente, eso podía ser un problema. Aun si no los reconocían, de ver una presencia anormalmente poderosa en el lugar llamaría la atención, pero había una forma de que el árbol más alto pasase desapercibido en medio del bosque.

- Yo no tengo por qué esconderme -respondió a su propia mente en voz alta, pelando unas zanahorias y tallándolas hasta darles forma de Aki. Los desperdicios irían a una salsa, pero las figuras estarían deliciosas glaseadas, así como preciosas en un plato-. De hecho, si yo no me escondo no pareceré sospechoso, o no demasiado. Es decir, seguramente a alguien le llame la atención y vengan a cuestionar el porqué de mi presencia, ¿pero y qué? Eso distraería a esa gente para que tú te muevas libremente y, por el contrario, si no vienen, implicará que tengo razón y su seguridad es bastante más lamentable de lo que pensamos.

"O que nos tienden una trampa". Había dejado esa opción aparte porque confiaba en poder recabar información y poder antes de caer en sus fauces, pero sin duda era un riesgo que tenían que asumir. No obstante, ese riesgo estaba presente desde el primer momento en que pusiesen un pie en la isla y a cada paso que diesen, por mucho que planificasen. Comenzó a cortar cebolla, tan fina como fue capaz.

- Aparte, si reclutamos a gente poderosa... Mi aura posee una cualidad única -señaló-. Eclipsa. Nadie podría saber a cuánta gente se está enfrentando mientras yo permanezca en el lugar, ni cuán poderosa es. Afortunadamente, yo sé ver a través de esta cortina.

Sobre sus guerreras no podía decir nada. No tenía información suficiente, y seguramente aun si la tuviese seguiría sin ser bastante. En ese aspecto iban a ciegas y si resultaban guardar lealtad a los nuevos gobernantes de Samirn habrían perdido diez mil efectivos en relación de fuerzas -cinco mil que perdían contra cinco mil que ganaba el enemigo-, una barrera estratégica muy difícil de bordear. Por lo menos para él.

- Vale, entonces... Falta profundizar en esto, pero llegar, asentarnos y encontrar a tus guerreras son los tres primeros pasos...

Siguió teorizando mientras salteaba las verduras para ablandarlas, y dio explicaciones de cómo creía que se habría movido la población si en ese tiempo todo había empeorado. Seguramente la semilla de una revolución, aun si débil, existiría, y podían tirar de ese hilo no solo para luchar, sino para ganar conocimiento del terreno. Aparte, tal vez más de una y dos personas guardasen cierta lealtad o devoción por la antigua regente, más después de haber caído en desgracia con la nueva cúpula del poder. Había muchas cosas que podían tener en cuenta, pero en cuanto la carne entró al horno... Bueno, sus manos estaban libres y Aki tuvo ideas alocadas de qué debía hacer con ellas.

Pero eran buenas ideas.



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[Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] Empty Re: [Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] {Sáb 30 Ene 2021 - 17:18}

Era temprano cuando el Ojo comenzó a verse en el horizonte. El sol apenas estaba saliendo, pero Aki estaba ya en cubierta. Tranquila. Esperando.

Esta vez no llevaba solo un camisón, pero tampoco iba de traje. Llevaba uno de sus vestidos habituales, nada demasiado llamativo. Negro, de falda corta pero manga larga. El viento le agitaba el pelo, que se había decorado con algunas trenzas y aritos dorados. Sonreía y estaba en calma.

El resto del día había sido muy productivo. Dexter había acabado de cocinar, ella había conseguido secuestrarle y entre ambos habían acabado de pulir las primeras etapas del plan: llegar, asentarse y encontrar a las guerreras. Irían en el submarino y se acercarían por la cara norte para no llamar la atención.

Por supuesto, todavía faltaban detalles. Decidir cómo se disfrazarían, si es que al final decidían hacerlo y marcar un punto de encuentro. Había decisiones que no podían tomar hasta que supieran a ciencia cierta cuál era la situación en el lugar, claro. Tendrían que adentrarse en la ciudad y recabar información. Tenía pensado preguntarle a la gente, quizá guiñarle el ojo a alguno de los más ancianos de las tabernas. Siempre tenían las mejillas rojas y la lengua muy fácil. Eran el tipo de persona ideal si lo que se buscaba era aprender la historia local cuanto antes. Por otro lado, no se podía contar con que fueran objetivos, pero esperaba que su propio papel en el asunto paliara esa pequeña desviación.

No tenía muy claro qué pensaba de estar regresando al Ojo. Sí, ya había estado allí una vez. Hacía mucho y había ido con un objetivo muy claro en mente. Esta vez también, pero bastante más diferente. Sabía que él le había hecho caso y que la gente que le había pedido salvar estaba en algún punto de la isla, pero tenía la esperanza de no cruzarse con ellos. No les había dado ninguna explicación y todo lo que tenía para ellos ahora era la petición de un poco más de paciencia. No era suficiente. No quería tener que enfrentarse a sus preguntas hasta que pudiera decirles que podían volver a casa… si querían. Esperaba que quisieran. Entendería que no.

De una forma u otra, estaban allí para recoger materiales y equipamiento. Para prepararse. Esperó tranquilamente a que Dexter se le uniera. Ella había dejado la cama primero para pasar por la ducha, a sabiendas de que si le dejaba ir con ella el barco pasaría un par de horas anclado en el Ojo sin que nadie saliera de él. Ahora era su turno y una vez ambos estuvieran listos… seguiría sus pasos. Él iba a ayudarle a recuperar Samirn, pero el Ojo era su tierra. Él sabía dónde estaba cada cosa y a dónde tenían que ir. Por más que le tentara adelantarse y echar un nuevo vistazo a la isla, quería esperarle. Como muestra de respeto, aunque fuera una bola de impaciencia. Se moría de ganas de empezar.

No podía evitar pensar que todo estaba saliendo muy bien. Se coordinaban sin problemas, encontraban soluciones a lo que necesitaban y de momento cada cosa que querían, cosa que conseguían. ¿Hasta cuando duraría? La experiencia le decía que no mucho, pero quería tener esperanza. Quería que siguiera así. Quería tener éxito, por ella, por la gente en juego y… por él. Porque si podía acostumbrarse, quizá ella quisiera que se acostumbrara. Quizá quería acostumbrarse ella también.


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[Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] Empty Re: [Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] {Sáb 30 Ene 2021 - 22:25}

Apenas había amanecido cuando el olor del Ojo penetró en el barco. Incluso para él era un sutil aroma a especias y pino, así como a caléndulas y miel, pero podía percibirlo; era el aroma de su hogar. Al principio no solía darse cuenta, pero con el paso de los años había empezado a notar cómo los distintos olores de la isla se propagaban según la zona en la que estuviese, y de cómo según si se acercase al puerto o a la costa noreste, por ejemplo, estos cambiaban radicalmente. Sin embargo, todos eran mágicos.

Aki se había levantado antes, y siguiendo una rutina similar a la del día anterior se había terminado por retirar a una ducha en solitario. Había intentado ponerle ojos de corderito degollado, pero ambos sabían perfectamente que habrían tardado mucho más que turnándose. "Eso pretendía", había protestado, pero lo único que había obtenido como consuelo era una risa sincera y un beso de despedida, al menos por el momento. A su regreso, él se había levantado y hecho lo propio, lavando su pelo cuidadosamente y su cuerpo con la misma disciplina de siempre. Sin embargo con su ropa, era otra historia.

Su chaqueta olía a comida, y su camisa tenía el puño lleno de sangre. El pantalón, por contra, si bien estaba limpio, sería el tercer día consecutivo que debía llevarlo, así que optó por una ilusión que lo rodeara completamente, imitando uno de los muchos trajes que guardaba en el Colmillo. Se dio cuenta entonces de que, además, debía coger unas cuantas mudas, ya que aunque guardaba algo de ropa en el submarino, toda estaba destinada a usos prácticos; no tenía ni una sola corbata dentro de él, y eso era algo a lo que debía poner solución. Además, tenía algo en mente que no podía faltar en un viaje junto a Aki... Sí, definitivamente iba a tener que llevarlo. Lo haría todo mucho más fácil.

Se puso a la altura de Aki mientras amanecía, con los ojos puestos en la isla y las manos deslizándose en una sencilla trenza que recogiese su larga melena. Le dio un beso en la nuca y avanzó un poco más, dándose cuenta de que la marea estaba alta, pudiendo apenas divisarse cada uno de los muros que rodeaba la isla.

- Deberías manejar el barco manualmente para esto, o podría encallar. -Le señaló cada barrera con precisión milimétrica. Él mismo había definido los límites de cada uno, y los veía casi a diario cuando no viajaba-. La costa del Ojo es traicionera si no cuentas con una buena carta náutica.

Le cedió el M.I.D.O.R.I.M.A. de su muñeca y dejó que el barco llegase a puerto tranquilamente. Una vez atracados, Dexter le hizo una señal para que bajasen a la vez de la nave y comenzó a caminar, ignorando las miradas que, de cuando en vez, la gente dedicaba al dragón o a su majestuosa acompañante. Tenían un destino, el Colmillo, y aunque prefería ir dando un paseo por las calles junto a ella -más por alargar ese fugaz bypass en el que estaban inmersos hasta el desembarco en Samirn-, no pensaba preocuparse lo más mínimo por nada que no fuesen ellos dos o el plan que estaban fraguando.

El Ojo era tal vez su isla favorita, y no solo por el esfuerzo que había invertido en ella. Si bien era cierto que antes de su llegada era poco más que un páramo, el clima subtropical suave y las mareas lentas hacían de sus costas un escenario paradisíaco, y del único bosque que se extendía por casi media isla una fronda densa y salvaje. Las gentes eran buenas y en su mayoría simpáticas, sobre todo las okamas dueñas del salón de bronceado y el club nocturno más famoso de toda la isla.

- Hablan maravillas de ti -le dijo, señalando "Red Velvet", el curioso cabaret que habían montado tras años de éxito hostelero-. Si quieres pasarte a saludar... Es el momento.

No conocía en profundidad la relación que las unía, pero imaginaba que era del tiempo en que todas habían compartido prisión. No en balde, las okamas habían terminado allí tras el asalto a Impel Down, aunque se ahorró señalarle con el dedo lo que era con diferencia el edificio más alto de toda la isla -excluyendo, si la consideraban una construcción, al Colmillo-, asumiendo que ya lo había visto demasiado para el resto de su vida. Si la pelirroja decidía no acercarse por ahora hasta el lugar, continuaría en su camino hasta la montaña.

Si bien la primera vez había volado solo hasta la entrada, en aquella ocasión fue explicándole cada detalle mínimamente interesante de la ciudad y de la isla hasta llegar a la discreta y bien oculta entrada secreta del Colmillo. La había instalado hacía poco, tras darse cuenta de que llamaba muco más la atención si entraba y salía volando que si simplemente caminaba hasta la espesura que rodeaba la montaña y, tras un par de escáneres biométricos, se abría una pesada puerta de seguridad reforzada hasta tal punto que ni siquiera Berthil había podido abrir a través de fuerza bruta.

Una vez abierto, invitó a la pirata a adelantarlo con una reverencia.

- Detrás de vos, señorita. Bienvenida por segunda vez a la cueva del dragón.

Las dependencias privadas estaban exactamente igual que la última vez, si bien había redecorado un par de habitaciones. El aspecto industrial de las salas principales, la cama en una esquina y su gran vestidor, el enorme baño y un sinfín de pequeñor robots que iban de aquí para allá quitando el polvo y manteniéndolo todo en orden.

- Como si estuvieras en tu casa -dijo, adelantándose-. Ahora vas a conocer mi mayor arma; espero que estés preparada.



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[Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] Empty Re: [Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] {Sáb 30 Ene 2021 - 23:13}


Le sintió antes de que llegara, pero no se dio la vuelta. Su paciencia fue recompensada con un beso en la nuca, dulce y ligero como el almíbar.

-Buenos días.

Sonrió mientras le señalaba en dónde podría perder su barco si no se andaba con cuidado. En realidad, las maniobras manuales, las náuticas al menos, no eran lo suyo. Sabía lo justo y necesario para, bueno, no perder su barco de forma tonta. El sistema automático de navegación daba cuenta del resto. Había gastado buen dinero y muchos recursos en el Loreley. Se había asegurado de que valiera cada berrie.

De todas formas, era de necios no hacer caso. Dexter conocía esas costas de cabo a rabo y con sus indicaciones y el M.I.D.O.R.I.M.A no tuvo problema en lograr que el Loreley quedase apaciblemente atracado. Mientras bajaban de la nave frenó un momento, mirándola con algo de congoja. Iba a quedarse ahí bastante tiempo y por un instante le dieron ganas de ir a acariciar la madera para asegurarle que todo iría bien, que volvería. Refrenó el impulso y se giró para seguir el camino, encontrándose con alguna que otra mirada.

A Dexter no parecían incomodarle, mientras que a la pirata le divertían. Se inclinó un poco para susurrarle al oído mientras reprimía una risa.

-Por como nos miran bien podrías haber traído una serpiente dormida en la cabeza. Las tabernas van a regocijarse.

Todo el mundo sabía que cuando había algo que contar, se contaba en la taberna, con buena cerveza y quizá algo de comer. Intuía que sería el tema de alguna que otra conversación, aunque no alcanzaba a concretar el cotilleo. ¿Le habrían reconocido por su anterior cartel, o alguien tenía noticia de que debería estar muerta? Quizá tan solo era por caminar al lado del dragón y por supuesto bien podía ser su magnetismo… natural. Juntos formaban una buena estampa, era un hecho.

En seguida se distrajo con lo siguiente que le contó. Se quedó mirando al cabaret con una sonrisa un tanto boba, antes de llevarse una mano a la boca y seguir caminando. Con la otra, acarició sus armas de pasada.

-Ahora no. Quizá a la noche. Es cuando actuaba una vieja amiga y… alguien a quien me gustaría saludar siempre iba a verla. - Miró a Dexter a los ojos, sonriendo. No recordaba que esa persona había acabado allí.- Es quien hizo mis armas, Dexter. Todas ellas. De no ser por él y su atención a los detalles, no tengo claro si estaría aquí. No hoy, al menos.

Al fin y al cabo, había sido decisión del flamante herrero colocar su nombre en pulcra y diminuta letra en todas y cada una de las armas. Y de no haber tenido esa confirmación, esa pista… bueno, Dexter lo había averiguado mucho antes que ella. Habría vuelto en sí, pero habría tardado bastante más.

De momento, sin embargo, tenían algo mucho más importante que hacer. Disfrutó sumamente el camino hasta el Colmillo, pero disfrutó mucho más del papel de guía de Dexter. Cada detalle y cada historia le hacían querer escuchar más y todo lo que pudo hacer fue seguirle mansamente, embebiéndose de todo lo que sabía y de los secretos de la ciudad que les rodeaba.

Había creado algo impresionante. El Ojo era todo lo que buscaba para Samirn y la clase magistral solo sirvió para aumentar su emoción por comenzar. La nueva entrada le sacó un silbido, pero cuando por fin entró en la guarida fue como volver atrás en el tiempo. Estaba exactamente igual que la otra vez. Escuchó a Dexter a su espalda y paseó por el lugar con una sonrisa en los labios, recordando cada instante que había pasado allí. La despedida había sido amarga, aunque necesaria. Esta vez, saldrían juntos a enfrentar al mundo.

Se sentó en la cama y alzó una ceja, riéndose mientras bromeaba:

-¿Estás seguro? Juraría que ya la había visto, en no pocos… ángulos.


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[Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] Empty Re: [Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] {Dom 31 Ene 2021 - 1:07}

- Algo tendremos que hacer para entretenernos hasta entonces -resolvió.

En realidad, tenía un sinfín de cosas que hacer antes de que la noche cayese. Preparar las maletas era una de ellas, y recoger su equipo otra, pero no era solo eso: Como siempre, antes de cualquier viaje en el que tuviese un objetivo claro trataba de armarse de la mejor forma posible. Tras tantos años se había surtido de un amplio abanico de bártulos y útiles de todas clases, pero para el caso concreto de Samirn no parecía que ninguno de ellos fuese a representar una ventaja decisiva, salvo tal vez uno. Se trataba de un objeto que le había llevado meses solo planificar, y al menos el mismo tiempo llevar a cabo. Con esfuerzo y sudor había desechado prototipos una y otra vez hasta que había dado con la fórmula, y aun así, estaba lejos de ser perfecto.

La primera de sus debilidades era la fragilidad de su soporte: Construido en cristal de espejo y metales preciosos, no podía transportarlo fácilmente de un lugar a otro; la segunda también entrañaba problemas de transporte, y era su tamaño, que lo hacía poco práctico para llevar de un lado a otro, mantenerlo seguro o esconderlo y, la última, la que probablemente fuese determinante a la hora de decidir si podría utilizarlo con asiduidad o no, era muy difícil de utilizar. Requería saber en cada momento qué se esperaba de él, lo que hacía que necesitase combinar muchas veces sus poderes de clarividencia para obtener lo que buscaba de él.

Aun así, era su arma más potente.

- Vale, mi segunda arma más potente -admitió, con cierto deje de orgullo en la voz-. Y a menos que el club sexual haya vuelto en tu ausencia, una mucho más útil para esta tarea.

Le hizo un gesto para que se levantara. Aun con todo el dolor de su miembro no era buena idea dejar a la pelirroja en una cama, no al menos mientras se encontrase cerca de él, aun si ello implicaba tenerla más cerca. La guio a través de zonas de la cueva que nunca le había enseñado -en realidad, solo habían estado en la vivienda- y, tras un largo pasillo de al menos cincuenta metros, le hizo un gesto para que atravesara el arco que la separaba de la sala más remota de su dependencia.

- En esta habitación no hay conductos directos de renovación del aire, y el pasillo se sella con quince puertas de acero reforzado -explicó-. Tiene un código de acceso, pero este hay que introducirlo en un teclado que yo mismo me esmeré en ocultar; un teclado que posee además lector de huella.

Había muchos misterios en esa habitación, y mucha seguridad en todo lo que la rodeaba. Había diseñado un algoritmo que cambiaba la clave cada diecisiete segundos a un conjunto consecutivo de decimales de pi. Si alguien supiese cómo funcionaba, aún tendría que enfrentarse a realizar el cálculo, imposible para casi cualquiera. Él mismo, que podía realizar cálculos infinitesimales y conocía perfectamente la semilla, necesitaba cuatro segundos y tres décimas para reconocer el código, así como cuatro más para teclearlo de forma segura. El sistema no estaba enlazado a ninguna red externa, pero reducía el tiempo a medio segundo en cambio de credencial si él no había pasado por un lector biométrico, de los cuales poseía tres: dos en las entradas y un tercero en la cocina, junto a un interruptor falso del triturador de basuras. Las consecuencias de fallar no eran no poder entrar en la sala, sino no poder salir. La entrada de aire se cortaba, las puertas caían y todos los puentes se rompían. Tras eso, al incursor solo le quedaba esperar la eventual llegada de Dexter, aunque muchas veces llegaba a pensar que era excesivo: Nadie sabía que existía aquel espejo.

- Te voy a confiar mi secreto mejor guardado -explicó-. No puedo explicarte cómo funciona, porque su poder es abrumador y en las manos equivocadas puede ser un arma devastadora. Pero déjame que te presente al espejo de Oesed.

Sin embargo, no le explicó cómo funcionaba. Todavía no. Tan solo señaló el enorme espejo de salón que había en el centro de la sala. No había nada más en ella, tan solo tallas horadadas en el lugar ex propósito y una acústica pensada para anular cualquier reverberación. Ni siquiera había asientos; la sala del espejo no debía ser cómoda. Usar el espejo debía ser lo menos agradable posible.



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[Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] Empty Re: [Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] {Dom 31 Ene 2021 - 12:28}

-Sinceramente, no puedo imaginarte en un culto sexual. Las túnicas oscuras no son lo tuyo.

Se rió, pero le acompañó más allá del dormitorio con tranquilidad. Le llevó por un pasillo en el que nunca había estado y juntos se adentraron más y más en las profundidades de la cueva. Atravesó un arco y accedieron así a la sala que Dexter tenía en mente. Comenzó a explicarle todos los métodos por los cuales estaba protegido el lugar, mientras la pelirroja asentía sin decir palabra.

De repente, la risa parecía fuera de lugar. Tanta seguridad solo podía implicar algo muy valioso o muy peligroso y no le costó entender que fuera lo que fuera que había ahí guardado, no se lo enseñaría si no estuviera convencido de que podía serles útil. Se sentía honrada, porque estaba segura de que no mucha gente había estado ahí. Y por lo que le estaba contando, no era un lugar al que pudieras acceder colándote. Incluso ella, que tenía no poca experiencia entrando en sitios sin ser vista, tendría serios problemas para saltarse toda esa seguridad. Desde luego, no tenía ganas ningunas de intentarlo.

Tecleó el código y le dejó pasar. No era lo que esperaba. En seguida, sus ojos se vieron atraídos al centro de la sala, en el que reposaba un enorme espejo de cuerpo entero. Era… hermoso, pero inquietante. En cuanto dio un paso dentro del lugar, se sintió incómoda. Un par más y comprendió que estaba hecho a posta. ¿Cómo podía no estarlo? Ese lugar había sido planeado al milímetro. Sacudió los hombros intentando ignorar la sensación y avanzó hasta el espejo con la cabeza alta. Fuera lo que fuera, estaban allí porque les iba a ser útil, ¿no era así?

No pudo evitar acordarse de su viejo espejito, ese que le dejaba ver cualquier cosa que deseara… siempre y cuando existiera. Le había traído tantas alegrías como penas y no creía que este fuera a ser distinto. Sin embargo, a primera vista no entendía cuál era su propósito. Solo se veía a si misma tal cual era en ese instante. Avanzó un poco más y pidiéndole primero permiso a Dexter con la mirada, pasó la mano por el marco. Encontró la talla y sus labios susurraron las palabras:

-Oesed lenoz aro cut edon isara cut se onotse…

Le llevó un par de minutos averiguarlo, pero eventualmente lo consiguió y la frase envió un escalofrío por su espalda. Girándose, miró a Dexter con algo de preocupación y le preguntó directamente:

-De tu corazón el deseo… ¿cuál es su propósito? ¿por qué íbamos a necesitarlo?

Prefería entenderlo cuanto antes. Si no era imprescindible, quería dejarlo allí y no volver a entrar nunca más en esa sala. Agradecía que se lo enseñara y entendía la valía del gesto, pero no estaba segura de querer aprovecharlo. Había aprendido por las bravas que jugar con fuego podía acarrear quemaduras… y no estaba segura de querer arriesgarse a otra cicatriz.


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[Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] Empty Re: [Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] {Dom 31 Ene 2021 - 13:32}

Daba igual cuántas horas pasase allí dentro, nunca terminaba de acostumbrarse a la cámara. La había diseñado bajo los preceptos de un espacio anecoico, solo manteniendo la oquedad trasera como fuente de sonido ambiente. Al fin y al cabo, la diferencia entre un silencio incómodo y la privación del equilibrio era sutil. Sin sonido, no había nadie capaz de mantenerse recto, mucho menos caminar, debido a que los oídos regulaban la equilibriorrecepción. De hecho, conocía gente que tras quince minutos en una cámara de ese estilo comenzaba a convulsionar a causa del estrés sensorial.

- ¿A que suena rara tu voz aquí? -inquirió, ignorando momentáneamente su pregunta. La suya también; la ausencia de cualquier reverberación hacía que todo se oyese demasiado claro-. Odio este sitio, aunque precisamente por eso me encanta.

Había puesto mucho esfuerzo en la sala, más que en cualquier otra parte de las cavernas. Poseía tesoros realmente valiosos, pero poca gente podía llegar hasta allí para robarlos. Dudaba seriamente que nadie pudiese, de hecho, pero frente al espejo... Toda precaución era poca. De entrar alguien sin la clave, Dexter terminaría por encontrar al invasor en el suelo, apenas sí consciente si es que era capaz de abrir los ojos. Era más fácil destruir aquella sala que colarse en ella, pero si esta caía... Podía reconstruirla. Si alguien lo usaba, las consecuencias podían ser terribles en muchísimos aspectos.

Aun así, estaba confiándole a Aki un poder sin igual. Porque confiaba en ella, y porque sabía que ella nunca trataría de entrar allí sin su permiso. Contaba con que no podía, pero también había preparado una contingencia por si alguien lograba ser más listo que él. Al fin y al cabo, nunca estaba de más tener un poco de seguridad.

- Fíjate bien en tu cara -dijo, finalmente, sacando un den den mushi-. Y sujeta esto un momento. Sí, en esta posición está bien.

Tragó saliva. Podía ver su rostro en el espejo, y acarició sus marcos con la yema de los dedos. Había pasado muchas horas allí. Había usado muchas veces ese poder, tantas que casi no podría ni contarlas, y aun así cada vez que debía hacerlo un nudo se formaba en su garganta. Sonrió, pero podía ver la tensión en cada una de sus muecas. La única iluminación de la estancia rodeaba al espejo, desde un foco superior y otro inferior, apenas propagando un débil brillo por la estancia. Todo era tenue, apagado, triste. Como debía ser recurrir al espejo más poderoso de todos.

- Muéstrame el canalillo de Aki D. Arlia -ordenó.

Los ojos perezosos del caracol que ella sujetaba apenas se movieron, pero la imagen del espejo al instante se disolvió. Ya no los reflejaba, sino que, tras empañarse por un momento, mostró el escote de la pelirroja. Antes de que pudiese reaccionar, ordenó la búsqueda de Berthil, y un sinfín de imágenes fueron apareciendo hasta que llegó el despacho del dragón. Apenas se le veía, cubierto por las orejas de un sillón, pero él sabía que se encontraba en la estancia. Al fin y al cabo, pasaba horas y horas ahí leyendo -desde que había aprendido a leer-, planificando y pensando.

Fue diciendo unos cuantos nombres más, que fueron apareciendo en su mayoría en ángulos no muy favorecedores. Algunos no fueron encontrados, si bien pudo atrapar imágenes de ellos en las dos horas previas. Ese era el poder de aquella sala, un nefasto control sobre lo que uno pudiese desear, una corona ruinosa que necesitaba de una gran fortaleza mental para no caer en la trampa de la obsesión. El derecho de usarlo era solo suyo, y el deber de no utilizarlo, también.

- Este espejo está conectado a la red mundial de den den mushis, así como a casi cada sistema o circuito de cámaras, cerrado o no -explicó-. Cualquier persona que alguna vez haya usado un den den mushi es probable que haya dicho su nombre, y se guarda en la base de datos. Normalmente no sirve para dar con objetos concretos, o no directamente, pero... -Señaló hacia todas partes. Toda la cueva estaba llena de cámaras, por lo que en algún momento estas habían captado.. Bueno, lo habían asociado-. El caso es que casi cualquier persona se ha expuesto alguna vez por den den mushi. Y este espejo lo expone siempre, con un margen de hasta ocho horas. Con él puedes saber, antes de entrar en la isla, si tus guerreras aún son leales.

Eso ahorraba mucho tiempo, en realidad.



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[Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] Empty Re: [Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] {Dom 31 Ene 2021 - 20:09}

Ignoró lo que dijo. Sí, sonaba rara, igual que la de él. Y era perfectamente consciente de ello. Podía añadirla a la lista de personas que odiaban ese sitio, incluso antes de saber qué hacía el espejo.

Le tendió un den den mushi, que cogió con ambas manos. Ahora estaba confusa de verdad, pero aguardó con un nudo en la garganta. Toda la situación le daba una mala sensación.

Oyó las palabras y vio los ojos del bicho girarse con pereza hacia ella. El reflejo de Dexter desapareció, sustituido por un primer plano de su escote. Dejó caer el caracol inmediatamente, asqueada. Antes de que pudiera nada, el dragón había dicho otro nombre. Tras un par de segundos paralizada, se acercó a él y contempló cómo las imágenes del espejo iban cambiando en función de lo que él decía. El ángulo iba cambiando y la perspectiva no era siempre clara o útil, pero funcionaba. Escuchó la explicación de Dexter mientras intentaba conservar la calma, pero estaba de todo menos tranquila.

No solo los den den mushis, si no cualquier circuito de cámaras. Volvió a estremecerse mientras se acercaba al dragón sin darse cuenta. Efectivamente, era como el suyo. La única diferencia era que esta vez entendía cómo funcionaba. Parecía tener algunos límites, también. De una forma u otra, era un objeto maldito. No debería existir.

Escuchó cómo le decía que así podían averiguar si las guerreras todavía le eran leales y tuvo que refrenarse para no tratar de romper el espejo de una puñalada. Él le habría parado y, realmente, ¿qué estaría consiguiendo? Había creado ese, podía crear otro. Pese a lo horrible de su concepción, era una muestra inconmensurable de inteligencia y tecnología. Le repugnaba, pero también le intimidaba. No quería utilizarlo, pero sabía que Dexter tenía razón. Podía ahorrarles tiempo. Podía darles respuestas.

Suspiró. Quería esas respuestas, pero no conseguirlas así. Acarició el marco del espejo, indecisa. Todavía recordaba lo que había sentido cuando le había preguntado al suyo por su amado y, por primera vez, el espejo no había respondido.

Abrió los ojos. Ella había abandonado la isla, era su deber recuperarla. No podía dejar que su pasado se interpusiera, una simple emoción que se desharía en unas horas. No cuando había algo que podía darles ventaja y facilitar la situación. En voz baja, miró al espejo y pidió por el deseo de su corazón:

-Muéstrame a Pentesilea.

Aguardó. El espejo fue cambiando a gran velocidad por varias imágenes, algunas de las cuales reconocía. El interior de la Fortaleza, los campos de entrenamiento, los barrios ricos de la ciudad. Nada que viera en esos segundos le dio pistas de si sus guerreras seguían ahí, pero la última imagen fue la peor de todas.

Su cara. Su propio reflejo.

Tardó un poco en reaccionar, antes de entender lo que significaba. El espejo no era capaz de mostrarle a su guerrera más fiel. ¿El por qué? Una incógnita. Una carga que debía sobrellevar por su cuenta. Podía estar muerta, encerrada, fuera de rango o exiliada. Si quería averiguarlo debía ir allí. Como debía haber hecho en un primer momento.

Dejó caer una sola lágrima antes de apretar los puños y salir de la estancia. Caminó y caminó sin parar sin un rumbo fijo, hasta que se dio cuenta de que sus pasos la habían llevado al mirador de la vivienda de Dexter. El olor a mar la revivió un poco y se dejó caer al suelo, agotada y hastiada. Se levantó y cuando el dragón llegó, le miró y dijo una única cosa.

-Partiremos mañana por la mañana. Por favor.


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[Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] Empty Re: [Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] {Dom 31 Ene 2021 - 21:06}

Aki odiaba el espejo. Entendía perfectamente que lo hiciese, dado que en cierto modo él también lo odiaba. Podía confiar cuanto quisiera en su templanza, en la fe ciega que descansaba sobre su autocontrol... Pero daba igual, porque esa aberración existía. Él la había creado, pero otro con menos escrúpulos también podría, algún día. Y no era un futuro en el que quisiera vivir. Una vez la guerra hubiese terminado y no lo necesitase más cada copia de los planos y el propio espejo pasarían a la historia, lejos de cualquier ojo curioso. La ventaja estratégica que daba era abusiva e injusta, y su funcionamiento simplemente maquiavélico. Como el que Aki le había regalado.

Tal vez ella no lo recordase, pero había llegado a él con un dragón, varias peticiones y un pedazo de espejo roto. Le había costado averiguar cómo funcionaba exactamente, pero en respuesta solo había hallado la magia. En el objeto podía notar la misma pátina mística, a caballo entre el bien y el mal, que el regalo que el genio le había hecho en Síderos, por lo que se había hecho una idea de su origen.El espejo de Oesed había sido la aproximación más eficiente que había logrado a ese artefacto; con sus limitaciones, con sus problemas, pero había ayudado enormemente a la Revolución una y otra vez. A veces por sí mismo, otras veces ayudando a Dexter a verificar en cuál de las realidades y puntos concretos del destino se hallaban, y otras...

Aki pronunció un nombre. Pentesilea. Las cámaras de todo Samirn abrieron los ojos, mostrando imágenes a cada cual más inquietante, pero al final mostró tan solo el reflejo de la pirata. Al menos, la mayor parte del espejo. Dexter se mantuvo en silencio, leyendo y releyendo la "O" de Oesed. En ella, a pesar de todo, se veía mucho más.

Se mantuvo estático cuando ella marchó, firme delante del espejo. Cerró los ojos, montando unas horas más tarde en I.S.L.A.. Llegó a la costa de Samirn en poco menos de un día, si todo iba bien, y habría desembarcado en la costa. Quiso ver la montaña, por lo que atravesó la espesura. Camino cortado, víboras, terraplenes. Sombra y agua, lagos en los claros... Pero montaña, cuando halló una ruta.

Cada poco abría los ojos, sugiriendo al espejo una nueva forma de hallar lo que buscaba. Recitó los nombres de los hexarcas, y desde su posición trató de conocerlos, de entenderlos. ¿Cómo debían reaccionar ante un ataque frontal? ¿Dónde acabaría si era derrotado? Todo negro. No iban a arriesgarse a encarcelarlo. Lógico, al fin y al cabo, pero puerta al destino cerrada por ese lado. Pronunció más nombres, algunos que había oído a Aki y otros que se había maginado durante sus predicciones. Muchos no decían nada, pues cuanto más concreto más probable era que fallase en su escrutinio, pero sí que logró algo. No valía de mucho, y no supo exactamente cómo, pero vio una llave de hierro en un escritorio de madera noble. Críptico, pero acertado.

- Muéstrame a Pentesilea -repitió, esa vez solo para el marco-. Enséñamelo todo.

El cristal se alejó levemente, mostrando a más mujeres junto a ella. Había muchas menos que cinco mil, pero dudaba que estuviesen todas en la misma celda y hasta albergaba serias dudas acerca de que se encontrasen siquiera en la misma prisión. Si estaban vivas, lo cual ya resultaba milagroso, solo podía deberse a que temían la ira de Aki en caso de retornar algún día. Eso, o que las usaban de arma para mantener a la población cautiva; al final del día, seguían siendo millares de mujeres. Sin embargo, si eso era correcto, se trataba de una buena noticia: No podían matarlas.

Suspiró profundamente. Investigar los misterios del espejo era mentalmente agotador, y emocionalmente devastador. Nunca había bondad en sus imágenes caprichosas, tan solo una amarga ausencia que se materializaba. Estiró su cuerpo antes de abandonar la estancia y cerró la única puerta, una vez el largo pasillo terminaba. Tal vez había tardado mucho mientras Aki lo necesitaba, pero se había comprometido a poner el objetivo por encima de ambos, y si bien ella había caído frente a un arma demasiado autodestructiva, manejarla hasta hacerla útil era la única manera de apoyarla.

Esa, y la manta.

La había cogido de un armario junto al dormitorio. Él no solía utilizarlas, pero en aquel caso agradeció haber llenado su casa de útiles. A veces lo hacían incluso parecer un hogar. Cuando estuvo frente a ella no respondió a sus palabras, tan solo la alzó en volandas y la sentó junto a él en el amplio sillón, cubriéndola desde el cuello. Con las mismas, recogió su cuerpo tapado y la asió hacia su pecho, dándole un abrazo.

- Está bien -respondió, acariciando su cabello-. Está bien.

No sabía cómo decírselo, pero finalmente hizo el esfuerzo de explicarlo. Que guardaba el pedazo de cristal en el espejo, que la había buscado, que sabía... No sabía dónde, pero sabía cómo estaba. No particularmente bien, no particularmente mal. Estaba en una celda rocosa con más gente, presa. Leal, o se encontraría libre, al fin y al cabo. Esperando una libertad que iban a darle, esperando una seguridad que en esos momentos necesitaba Aki.



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[Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] Empty Re: [Capítulo II] Más allá del pasado [Privado] {Dom 31 Ene 2021 - 21:37}

Vale, a lo mejor ella también tenía cosas a las que acostumbrarse.

Por un instante intentó alejarse de Dexter cuando la alzó en volandas, todos sus instintos de supervivencia en alza y alerta. Se calmó casi en seguida al ver que era él y entonces se dejó abrazar,  acurrucada contra él.

Aki no solía llorar. Lysbeth tampoco. No de forma descontrolada, al menos. Esa vez, sin embargo, no pudo evitarlo. En cuanto le dijo que había guardado el pedazo de espejo, ató los cabos. Era culpa suya, ¿verdad? Ella le había dado la idea al confiarle aquella cosa. Ese espejo no existiría si no le hubiera mostrado que algo así era posible. Las lágrimas salieron sin que pudiera pararlas y escondió la cabeza en el pecho del dragón, culpable y avergonzada.

Tardó unos minutos en calmarse. No había soltado ni un solo sonido, pero no había hecho falta. Él la había asido con fuerza y le había hecho saber que estaba a salvo. Cada caricia a su pelo y cada palabra de aliento ayudaban a que su respiración se calmase y poco a poco, el mundo fue pareciendo más claro.

Le había empapado la camiseta, pero sabía que ese era el menor de los males. Algo avergonzada de semejante espectáculo, la pelirroja respiró hondo y terminó de limpiarse los ojos, apartándose de él lo suficiente para mirarle a la cara.

-Explícamelo una vez más, por favor.

Lo hizo. Le contó que había seguido buscando a Pentesilea, que la había encontrado. Que estaban, como mínimo, vivas. Leales a ella, después de tanto tiempo. Después de creerla muerta. Eso era todo lo que necesitaba saber. La aberración había sido útil, pero no por si misma.

Examinó a Dexter con expresión inescrutable, sin tener muy claro lo que buscaba. Él había creado el espejo, pero también lo había escondido en el interior de una cueva, con medidas de seguridad tan poderosas que no podía imaginar a nadie tratando de robarlo. Sabía que él también lo odiaba. Había cogido los restos de su desgracia y de ellos había forjado un arma. Algo que acababa de darles lo más importante en toda empresa titánica; esperanza. Una esperanza tangible, basada en hechos. Algo con lo que trabajar, una linterna en la que apoyarse para no ir a ciegas.

Le acarició la cara. No quería besarle en ese momento, por el simple hecho de que no quería dejar de mirarle. Y sin embargo, el gesto, firme y dulce, guardaba todo el cariño que sentía por él. En ese instante, cualquier palabra con la que tratara de decírselo sería demasiado.

Dejó que la tensión se deshiciera por su cuenta. Con naturalidad, el embrujo fue pasando y fue capaz de sonreír con tranquilidad, antes de apartarse con delicadeza.

-Odio todo lo que tiene que ver con ese objeto. Pero que hayas logrado sacar algo positivo de entre tanta… inquina, me maravilla. Nos esperan, me esperan, y vamos a ir a por ellas.

Estaba completamente decidida. Dejó la manta con suavidad en el sillón y se levantó, tendiéndole una mano.

-Creo que es hora de ir haciendo las maletas. Nos queda mucho por hacer y no podría alegrarme más de ir a hacerlo contigo.

No había más que decir. Tenían todo el día para recoger sus cosas. A la noche harían una pequeña visita sorpresa y por la mañana podrían marchar todavía  con el sabor de la felicidad en la boca. No se podía pedir nada más.


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