Una mañana de compras [Priv Illje - Momojiro]

Llevaba ya un tiempo viajando y Claude estaba probando ser más difícil de localizar de lo que había imaginado. Tras haber viajado por el paraíso un tiempo, había decidido regresar a las aguas más calmas del West Blue y probar suerte allí, sin que de momento hubiera funcionado. No obstante, no todo eran malas noticias. Poco a poco iba entendiendo cómo funcionaba su akuma y entre tanto los encargos que hacía para Kolvenik Inc. Iban dándole suficiente dinero como para poner su plan en marcha.

No había tardado mucho en darse cuenta. Jamás podría llegar a la cima en esa empresa. El favoritismo y la corrupción reinaban en las esferas más altas. Si quería acercarse a su objetivo, ese camino había dejado de ser el más viable. Y, por lo tanto, debía crear otro. Por suerte, era lista y tenía tanto los medios como el dinero necesarios al alcance. Solo quedaba ponerse en marcha.

Baristan parecía una mala opción a primera vista, pero nada más lejos de la verdad. Illje adoraba hacer robots e inventos estrafalarios, pero no era lo único que sus manos eran capaces de crear. Durante años había perfeccionado su conocimiento acerca de las prótesis humanas. Brazos, piernas, caderas, ojos… sabía crear de todo. Más aún, sabía cómo enseñar a otra gente a crear de todo. Lo único que necesitaba era gente dispuesta a trabajar y una fábrica en la que poder montar una especie de planta de producción y distribución. Baristan era un lugar lleno de material y posibilidades. También de malhechores y piratas, pero ya tenía algo de experiencia a la hora de lidiar con gente de esa calaña. Había establecido el lugar de operaciones en uno de los barrios más alejados del centro, entre las casas de los pescadores del lugar y los primeros puestos del abundante mercado de origen cuestionable que había en la zona.

Las obras avanzaban bien y pronto la cadena de montaje estaría lista, pero sabía que había otra cosa que necesitaba si quería que su idea funcionara: agua potable. No la había en ningún lugar de la isla, pero sabía cómo montar un filtro lo bastante potente como para suministrar agua en condiciones a los que serían sus empleados. Confiaba que eso y un lugar seguro para dormir en un segundo piso de la nave bastaría para conseguir algo de lealtad. Al fin y al cabo no pensaba pasar a vivir allí.

Sin embargo, para eso necesitaba ciertas piezas que no tenía a mano. ¡Era hora de ir de compras! Se colocó un sencillo vestido y medias negras, comprobó que sus patines estuvieran a punto y partió a recorrer las calles de Baristan. Estaba amaneciendo y no sabía lo que le depararía el día… pero estaba deseando descubrirlo.

Un leve susurro traído por el viento me llevó hacia Baristan, estaba tras el rastro de cierta tripulación pirata a la cual le había cogido especial odio por sus oscuros y despreciables negocios, me interesaban en especial pues podría ser que uno de los mayores tesoros que el planeta entero tiene, podría estar en manos de dicha tripulación. Sabía poco de ellos, bueno, relativamente poco, que era una tripulación de más de quince hombres, cosa que complicaría mi actuación, viajaban en una calavera de cinco cañones por banda, lo que quería decir que no estaba reformada, el carpintero con el que hablé me contó que podría ser de hasta ocho cañones por banda pero que tendrías que sacrificar parte de la zona de carga, por lo que cuadra con lo que tenía en mente, en su bodega, es donde estaban los tesoros mejor creados en la tierra. No portaban bandera al llegar a puerto, era blanca, mostrándose como mercaderes comunes. "Albatros" era el nombre del barco pero claramente no podría ir por ahí preguntando, levantaría sospechas y eso sería lo peor que podría hacer...

La "isla" dejaba mucho que desear, no era ni por asomo de mi atractivo, ni bosques, ni fauna, bueno... Antes creí ver un perro, pero resultó ser una rata, animales que me parecen supervivientes natos, pero no están entre mis favoritos, aún que son muy listos. Había llegado en un barco de mercancías gracias a un trato con el comerciante, capitán de dicho barco, no había pasado mucho tiempo desde mi desembarco, aún seguía en puerto mirando los barcos anclados a este por si encontraba mi objetivo. Seguí caminando por el puerto preguntando a la gente por la plaza central y el mercado, parecía que me pillaba más cerca de puerto el "paseo" por el cual llegar al mercado, así que no dudé, a paso firme me dirigí en busca de mis objetivos

La conejita se deslizó perezosamente por las calles de Baristan. Estaba llamando la atención, como siempre, pero no le molestaba. Notaba las miradas, fundamentalmente a sus orejas, pero allí la gente era demasiado reservada como para acercarse a decirle nada. Que llevara dos espadas a la cintura tampoco ayudaba demasiado, claro.

Ella, sin embargo, no tenía pelos en la lengua. Tras pedir indicaciones un par de veces, en seguida estuvo en camino hacia el mercado del lugar. No era exactamente como se lo había imaginado, eso sí. Había puestos y tendales, pero toda la atmósfera del lugar era algo fría. No había comida fresca, pero sí muchas conservas. En cuanto a partes metálicas… eso era más fácil de encontrar. Un cementerio de barcos tenía mucho material de ese tipo.

Se pasó un rato revisando varios puestos, evitando hacer contacto visual con los dueños; sabía que eso equivaldría a tener que comprar algo y no iba a llevarse nada que no le valiera la pena. Claro, también podía irse a curiosear ella los barcos encallados, pero eso conllevaba mucho más trabajo. Mejor que fuera su última opción.

Construir un purificador de agua en tremendo sitio no era algo fácil, más por el tamaño al que tenía pensado hacerlo. En realidad, le sorprendía que nadie lo hubiera hecho todavía, pero no había ido ahí a juzgar. Poco a poco fue encontrando algunas de las piezas clave y más pronto que tarde tenía una bolsa llena de partes. Feliz, fue a salir del mercado cuando se chocó con un chaval.

Retrocedió un momento. El desconocido no pegaba mucho en el lugar. Tenía el pelo castaño desordenado y una larga coleta. Algo pálido, de ojos azules y lo más llamativo; bien vestido. Destacaba por su pulcritud e Illje le dedicó una pequeña sonrisa.

-Perdona. No iba mirando. ¡Bonita camisa!

En el camino fui preguntando discretamente y tras un buen rato me topé con un anciano que se le veía experimentado en bastantes batallas, las cicatrices de su cuerpo, la falta de extremidades, para ser exactos el pie derecho y el brazo izquierdo, me paré frente al hombre y entable una conversación bastante amena, el hombre tenía ganas de hablar -Si chico, yo estaba en la batalla naval contra el decimocuarto batallón marine en la famosa guerra contra el capitán "Tros" mal diablo se lo lleve, ese bellaco era un mal nacido pero habido en combate y sobre todo en el naval, puso contra las cuerdas a esos marines, hasta que les llegó refuerzos, ahí fue nuestra última batalla, tanto la suya como la mía, todos acabamos en prisión o en el fondo del mar... -Contó -Pero salisteis de prisión, ¿Se a encontrado con algún viejo amigo?- Pregunté -Claro, ahora están de cocineros o navegantes en diferentes tripulaciones, o viviendo lo que les queda de vida de barco en barco como marineros limpiando, el cuerpo ya no les da para más, algunos están en tripulaciones... Ya me entiendes... Hace poco he visto a un viejo amigo, tripulante del "Albatros" creo que zarpó hace un par de horas... Menudo pillo está hecho...- ¡Lo tengo! ¡Información fresca sobre esos malditos! ahora necesitaba tirar del hilo sin destacar mi intención -¿Albatros? Mmmm, me suena, he oído historias bastantes interesantes sobre ellos, bastante valientes me parecen, yo no me veo con las suficientes... ya sabes para hacer lo que ellos- ¿Lo habría pescado? -Si, los tienen bien puestos, en lo que hacen pueden perder la vida pero se lucran bastante, me ha invitado a comer y me a dado un dinerillo para pasar los días... Son muy pillos, pero buenas personas- Necesitaba más... -Me gustaría ver su mercancía la verdad, es muy exótica... Si algún día me cruzo, entraré en sus negocios, espero jajaja ¿Como se llama su amigo? Hay una mercancía que tengo bastante interés, quizás me haga un descuento jajaja- El hombre me mira de arriba a bajo pero parece no haber sospechado -Me llamo Tristan, dile que vas de mi parte a ver si te hace descuento, el se llama Caron, es un viejo diablo pero en el fondo tiene buen corazón, le falta un ojo y tiene medio cuerpo quemado, lo reconocerás fácil, dale recuerdos también muchacho...- La charla continuó pero ya no había más que sacar sin ser descarado, ¡Tenía más información! tanto tiempo... Iban a caer, ya podía oler su pestilencia y ellos ya sentían mi aliento en su nuca...

Caminando pensando en mi victoria momentánea, pensando en mis planes cuando de pronto choqué con algo, bueno, más bien con alguien... Miré y rápidamente me sentí aliviado al ver que era una joven y no el típico busca peleas borracho de alcantarilla... ¿Tenía una diadema con orejas de esas? Se veían muy reales... -No señorita, discúlpeme usted, iba ensimismado, el error es mío... Gracias usted también resalta- Agradecí el alago y se lo devolví, era de buen nacido ser agradecido ¿Que haría una muchacha así en un lugar como este?

Ciertamente el chico iba bastante ensimismado. Pero ella también, así que no se lo podía echar en falta. Illje sonrió y se llevó una mano a las orejas. Tiró de una discretamente, para mostrarle que no se despegaba. Era fácil seguir la dirección de su mirada y no era la primera persona que se encontraba que creía que llevaba algún tipo de disfraz realista. Seguramente tampoco sería la última y a estas alturas prefería llevarlo con caballerosidad.

-Ah, ciertamente. No hay mucha gente de mi raza por estos lares, pero tampoco me extraña. No es un lugar precisamente acogedor, jeje.

Baristán era muchas cosas, pero un buen lugar para un mink no, eso desde luego. Illje lo sabía, que se la trajera al pairo era otra cosa. Normalmente su actitud despreocupada alejaba a los buscadores de problemas, simplemente porque que alguien estuviera tan tranquilo en un lugar tan peligroso no significaba nada bueno. Por desgracia, no siempre funcionaba.

No bien se había apartado del chaval, chocó con otra persona. Esta no fue tan amable. Illje se apartó y vio que había ido a topar con un señor de al menos dos metros largos, ancho como tres de ella y cara de muy malas pulgas. Le agarró de un brazo y la levantó como si no pesada nada.

-¡MIRA POR DÓNDE ANDAS, FULANA! ¡ME HAS MANCHADO LA CAMISA, ME LA VAS A PAGAR!

Illje suspiró. Soltó la bolsa de partes que llevaba y agarró a su espada Kama con la mano libre. Sonrió y de un salto apoyó los pies en el pecho del maleante. De un rápido movimiento, arrastró la espada por la muñeca que la sujetaba y en cuestión de segundos estuvo en el suelo, libre.

El hombre gritó, herido y sorprendido. Trató de ir a por ella, pero la conejita era más rápida.

-Si no puedes aguantar un poco de polvo igual deberías tirar la puta camiseta.

Se lanzó hacia él sin miramientos, esquivando sus golpes. Agarró su otra espada, Budur, y fue directa a por su pecho. Se lo rajó en forma de X, destrozando la prenda y haciendo saltar la sangre. No iba a matarle, pero le dejó claro en seguida que estaba en una pelea que no podía ganar. Volvió a maldecirla y tras escupir en su dirección, se largó.

Illje volvió a suspirar y tras limpiarlas, guardó las espadas. Qué pereza de sitio. Miró a su alrededor y vio con desagrado que algunos de los componentes que había comprado se habían salido de la bolsa. Empezó a recogerlos y mientras estaba a ello le pidió ayuda al chico de antes:

-Perdona, ¿podrías pasarme aquel cacho de metal de allí? Es un coñazo comprar aquí, pero claro… es lo que hay.

Una vez lo tuvo todo aseguró la bolsa nuevamente y le dedicó una pequeña sonrisa.

-¿Puedo ayudarte en algo? Es lo mínimo, después de que hayas tenido que aguantar semejante espectáculo tan de buena mañana.

La muchacha captó mi vista cuando esta fue a sus orejas y hasta podía leer la mente, ¿Cuantas veces se habrá encontrado en la misma situación? Tiró de sus orejas mostrando que o estaban bien pegadas o diría que eran suyas, duda que aclaró comentando lo de su "Raza" dudé, ¿Me estaba vacilando? Quería saber más sobre ella pero no iba a ser irrespetuoso. Por desgracia tirando hacia atrás para hablar conmigo chocó contra otro tipo, verdaderamente era algo torpe o la suerte le jugaba malas pasadas se podría decir. El hombre sin pudor alguno la agarró, levanto, insultó y ordenó, no le faltó mucho para ser mis educación, mi reacción fue inmediata a agarrar la empuñadura del arma, pero la mujer con orejas de conejo hizo un alarde de agilidad el cual fue sorprendentemente elegante, librándose así del agarre y siendo el centro de atención por hacer gritar al hombre.

Había visto a gente muy diestra en lo referente a armas, pero ver como esa mujer, desenvainaba a una velocidad fascinante y como sin reparo alguno le dejó de por vida una cicatriz para que le recordase en todo el pecho con las hojas afiladas de sus dos armas, fue algo... Dios mio ¿De donde a salido esta mujer? Luego la mujer pidió ayuda -Cla.. claro- Comenté medio en shock, solté el mango de mi espada y me agache a recoger con ella, luego le dí lo que recuperé -Tranquila... Disculpa mi lentitud, me acaba de dejar fascinado, tiene un manejo de la esgrima bastante envidiable...- Alague su estilo, no podía hacer otra cosa -Me... Me llamo Momojiro, encantado, disculpe que no haya podido ayudarla pero... tampoco me a dado tiempo- Comenté con una sonrisa, ahora si que no parecía un caballero ni por asomo.

El chico parecía un poco alborotado. Illje cogió la pieza que le tendía y la guardó con las demás. Era perfecto, nada se había roto. Todavía podría construir el purificador sin tener que ir a perderse en el cementerio de barcos.

-No te preocupes, estoy acostumbrada. ¿No eres de por aquí, no?

Si antes no lo parecía, ahora menos. Baristan era un sitio peligroso y enfrentamientos como el que ella acababa de tener por desgracia era el pan de cada día. Si tanto le sorprendía, no podía haber llegado hacía demasiado. Por otro lado, si había llegado hasta allí sin ser consciente de los peligros que encerraba el lugar, debía de tener un poderoso motivo para hacerlo. ¿Necesitaría ayuda? A lo mejor lo estaba pensando demasiado, pero desde luego no quería que se lo zamparan vivo. No parecía tan torpe como ella, claro, pero mucha gente solo buscaba una excusa.

Al final, sonrió y le tendió la mano.

-Yo me llamo Illje, encantada. – Meditó un poco sus siguientes palabras, no queriendo sonar demasiado lanzada o entrometida.- Oye, si no te molesta que te pregunte… ¿qué haces en Baristan? – Hizo una pausa, todavía sonriendo.- Disculpa, a lo que me refiero es… si necesitas un guía o una mano, no tengo problema en acompañarte. Tengo el día bastante libre.

En realidad quería construir esa cosa cuanto antes, pero lo cierto es que la única prisa se la imponía ella misma y bien podía esperar. Ser amable no le costaba nada y prefería ofrecerse antes que encontrarse su cadáver en una esquina. Además, ¿a quién no le gustaba una aventura improvisada?

La muchacha preguntó sobre mi presencia por esta "isla" después de recoger la pieza que le ofrecí, sonreí, supuse que no cuadraba mucho alguien que tenga amabilidad en su personalidad entre tantos desgraciados, pero ella tampoco cuadraba si se ofrecía de guía. -La verdad que he venido buscando a alguien, pero me temo que ya se a ido, iba a ir a comprobar en puerto si su barco seguía aquí pero me han informado que partió hace un rato, esperaba tener algo de suerte y que hubiesen tenido algún retraso en zarpar pero no creo que eso haya pasado- Siempre pueden haber imprevistos pero ellos nunca tenían uno solo, si no, ya les habría cazado -Me ofrecería a ayudarte pero me da a mi que no te hace falta, que te sientes cómoda entre tanto... desalmado...- Sería la palabra correcta.

Miré en dirección hacia puerto iluso de mi por si vislumbraba algún barco zarpando, pero ni llegaba a ver más allá de cuatro calles, por lo que solo me quedaba ir a preguntar a los trabajadores del puerto para saber cual era el destino del "Albatros". -Supongo que ya solo tengo que ir preguntando sobre el barco- Quería hacerlo ya, pero sería una falta de respeto -Y disculpa que pregunte, ¿pero que hace alguien como tu en esta isla? No dudo en decir que no cuadras con estos esperpentos- Claramente estábamos hablando en la calle y nuestras palabras o mejor dicho las mías no pasaban desapercibidas, la gente me miraba de reojo y con cara de pocos amigos, cosa que un tiempo atrás no habría dicho, la habría evitado pero actualmente ¿por que tener tanto cuidado? Bueno, si que tenía cuidado pero para que los del "Albatros" no supieran que estoy tras de ellos cual perro de caza...

La conejita le escuchó con curiosidad. ¿A quién estaría buscando? El tipo de persona que pasaba por esa isla no era de fiar, pero por otro lado… bueno, allí estaban ellos dos, que no pegaban ni con cola en Baristan.

-Es una pena.- Le dijo con sinceridad.- Lo cierto es que una vez la gente sale de aquí no suele pararse a mirar atrás.

Sonrió ante sus palabras. Tenía razón, la verdad era que se sentía bastante cómoda entre tanto desgraciado y tanta basura. El por qué… tenía un par de ideas al respecto, ninguna bonita.

-Me recuerda a un lugar en el que pasé un tiempo de niña. Supongo que en parte es la nostalgia.

Era consciente de lo extraño que era decir eso. Esperaba no espantar a Momojiro, pero tampoco quería mentirle. Cuando era pequeña, mucho después de haberse separado de sus hermanas y su madre, el hombre que se la había llevado la había arrastrado a un basurero semejante pretendiendo venderla al mejor postor. Tuvo suerte y otro hombre acabó con él para posteriormente acogerla. Si no lo hubiera hecho… no estaba segura de cómo hubiera terminado. No quería saberlo. Lo que había sucedido era lo único importante, y que estaba ahora viva para contarlo. Había sido una parte triste de su vida, pero también le recordaba a cómo había conocido al que se había convertido en su padre adoptivo. Ese hombre le había enseñado a luchar, a sobrevivir y…

Volvió en sí, atendiendo a lo que le estaba diciendo Momojiro. La gente estaba empezando a mirarlos, así que le hizo un gesto y empezó a caminar con calma mientras respondía, rumbo a la nave industrial en la que se estaba quedando.

-Verás, por malo que sea el sitio, que lo es, precisamente por eso es una excelente oportunidad de negocio. – Agarró una de las partes de la bolsa y se la mostró con una sonrisa.- Me dedico a construir cosas. Lo que más me gusta hacer son robots o inventos varios, pero se me da bastante bien crear prótesis. Y justo aquí, por todas las peleas… hay mucha demanda. Bueno, y material, como puedes ver.

Señaló con un gesto vago a su alrededor, a las montañas de chatarra que poblaban el lugar. Lógicamente las piezas producidas allí no serían de la mejor calidad, pero era capaz de hacerlas higiénicas y funcionales, lo que haría que fueran muy solicitadas.

-El problema,- añadió en voz baja.- es que aquí el agua no es potable. Y necesito agua limpia para darle a mis trabajadores y para desinfectar bien las partes. Así que… voy a construir un generador. Para eso llevo tanta chatarra.

Volvió a mirar a su alrededor. Parecía que ya habían dejado de llamar la atención, por suerte.

-Si quieres, puedo dejar la bolsa en el almacén y acompañarte por el puerto. Podemos preguntar, seguro que en nada encontramos qué fue del barco que buscas. ¿Te parece?

Miré a la muchacha -Pues no tengo nada que hacer así que... Por qué no- Contesté y seguí caminando con ella, primero el almacén, segundo preguntas en el puerto, me sorprendía la sinceridad de la muchacha, me había dicho su plan de purificar agua donde no la hay, podría ser un movimiento multimillonario si lo enfoca bien, pero contarlo así sin más, es muy peligroso, claro que conmigo no hay problema, no entiendo del tema y no podría quitarle la idea ni aún sabiendo sus planes, esta chica era una empresaria y muy buena por lo visto, ha podido descubrir que necesita la gente, como poder dárselo y saber que es una de las pocas que pueden otorgarlo, por lo que tiene las principales piezas de un futuro mejor y si lo capitaliza, dinero de por vida...

Caminando se me pasó por la cabeza lo de "confianza mutua" y explicarle bien detalladamente lo del "Albatros" pero por experiencias vividas contar todos tus motivos no es nada positivo, la gente no suele ser de un alma como la mía que aún que le cuentes un proyecto que podría hacer ricos a todos tus descendientes no metería las narices... En el paseo no pude evitar fijarme más en la gente de la isla, parecía un patio de colegio, estaban los que se comían el bocadillo y a los que le quitaban el bocadillo, supongo que si no tienes el valor o las capacidades para enfrentarte a la vida aquí, no eres más que las ratas de alcantarilla que viven por la zona -Disculpe, tengo que preguntar, ¿No le da inquietud decir así como así sus planes de futuro? Podrían robarle la iniciativa y dejarle sin la patente, podría hacerse rica y podría perderlo todo, ¿Como es tan confiada? No me malinterpretes, no es en mala entonación, simplemente me da curiosidad que hable tan abiertamente- Comente nuevamente como no, con una sonrisa

Momojiro aceptó sin problemas. Illje sonrió y empezó a caminar en dirección a su almacén. En realidad no estaba muy lejos, así que llegarían en seguida. No habían dado muchos pasos en cuanto Momojiro le hizo una pregunta. Lo que decía tenía sentido, en realidad. En un sitio como aquel un purificador de agua era un invento bastante jugoso, porque mejoraba la calidad de vida… y no poco. Sin embargo, había algo con lo que no contaba.

-Oh, no tengo patente. Simplemente lo estoy construyendo porque lo necesito, en realidad es un mecanismo bastante sencillo. Imagino que nadie lo ha hecho ya porque nadie planea quedarse demasiado tiempo en esta isla.- No podía culparlos, para qué mentir.- Tu objetivo es diferente al mío, de todas maneras. Y soy confiada porque sé que las prótesis hacen falta. No hay mucha gente con conocimientos para montar algo así y frenarlo no beneficia a nadie. – Se encogió de hombros, esbozando una sonrisa algo traviesa.- Además, si alguien pretende venir a quitarme lo que es mío, soy más que capaz de defenderme.

Kamar y Budur, sus dos espadas, se apoyaban silenciosamente en su cintura reforzando sus palabras. No tardaron en llegar al almacén, que no era más que una gran nave industrial bastante vacía de momento. Illje abrió la puerta y dejó pasar a Momojiro. Una vez dentro cerró y pasó sus zapatos de tacón a patín. Se alejó rodando, esquivando las cadenas de montaje que aún no habían sido activadas.

-¡No tardo nada! Voy a dejar esto en su sitio.

Patinó hasta la otra punta y volvió en seguida, con las manos libres. Había dejado la bolsa en un rincón, lista para empezar con el proyecto en cuanto regresara. Sin embargo, eso podía esperar. Ahora mismo, debían dirigirse al puerto.

-¡Bien! Vamos a buscar a tu barco. ¿Cómo decías que se llamaba?

No dudé un instante en que la chica era capaz de defender eso y mucho más tras la escena sádica con la mano de su agresor, es verdad que las prótesis son necesarias, pero alguien que tenga un negocio paralelo o que la gente con dificultades no prospere por que quiera a sus lacayos podrían tener intereses en que sus ideas o proyectos no siguieran adelante. Me llevó hasta un almacén, vacío pero algo equipado, observé el techo viendo algún pequeño agujero por el cual se colaría el agua generando goteras, algún ventanal roto, faltaba chapa y pintura al almacén, lastima que no fuese un manitas en estos casos, si no, podía ayudarle un poco pero solo me he dedicado a camarero por lo que no serviría más que para llevar las cosas de un lado a otro.

La muchacha cambió esos tacones, bonitos pero a mi parecer incómodos por unos patines, lo cual me dio una idea genial para mi mismo, no era mecánico por lo que no podía crearlos decentemente, pero... ¿Podría hacerlo con chocolate? -¿Me dejaría ver sus patines?- Tenía claro que eran cuatro ruedas enfiladas a un riel o a una ballesta bajo un zapato, pero verlo de cerca podría darme una idea para copiar los planos y crear mi propio prototipo -Tranquila, es por curiosidad, no voy a montar una tienda jajaja- Comenté evitando sospechas de robo, igualmente dudo que el chocolate fuera el mejor material para crearlos sin la habilidad de seguir creando más para sustituir los daños...

Tanto si me los deja ver, como si no... -"Albatros" es una tripulación variopinta... Tengo una deuda pendiente con ellos- Claramente si los encontrábamos por casualidad, frenaría a la mujer, por muy buena que fuera luchando esa no era su guerra y por lo que tenía entendido era bastante peligrosos, es lo que tiene traficar con vidas, que agudiza el ingenio...

Illje sonrió de oreja a oreja cuando Momojiro le preguntó por sus patines. Le medio arrastró un poco a la derecha, donde pudo sentarse en una silla y quitarse uno para enseñárselo con calma.

-¡Los hice yo misma! Si te gustan, puedo hacerte unos sin fallo. Siempre que si te pregunten les digas de quien los has conseguido, claro.- añadió traviesa.

No se cortó un pelo. Después de dejar que los examinara volvió a ponérselos y le enseñó todos los modos que tenían. El de tacón, el de ruedas lisas para andar por ciudad, el de todoterreno y la última adición, los ganchos. Quedaba algo extravagante en el suelo, pero ella sabía a ciencia cierta que podían ser tremendamente útiles.

-Van muy bien para engancharse a las paredes y tener más agarre, en una emergencia pueden salvarte la vida.

Le repitió que la oferta seguía en pie antes de salir del almacén. Al fin y al cabo, no sería el primer artefacto que regalaba. Le gustaba hacerlo de vez en cuando, porque así podía publicitar sus productos. Era un mundo muy grande… y ella muy cabezota. Tras eso, empezaron a caminar rumbo al puerto.

-El Albatros… no me suena, la verdad. Pero sé dónde podemos preguntar.

Le llevó por las callejuelas de la isla, evitando las partes más malolientes. Al fin y al cabo ya llevaba allí un par de semanas y eran cosas que uno simplemente se acostumbraba a evitar. Poco después, llegaron a una zona aparentemente apacible, con tendales ofertando desde fruta no demasiado podrida hasta partes de latón o acero para barcos. Le señaló uno de ellos, donde había un hombre de pelo blanco y rostro aburrido.

-Ese es Slyer. Lleva nota de todos los barcos que entran y salen de la isla. Si hay alguien que pueda decirte a dónde han ido, sin ninguna duda es él.

Los patines tenían unas utilidades increíbles, los ganchos me parecieron peculiares, pero me quedé con lo básico, la estructura de una zapatilla con el riel y las ruedas, sabía que yo no era capaz de crear semejante maravilla del desplazamiento pero si hacer una copia barata, me entraron ganas de generar esos patines de la nada ya mismo, pero no podía dar la nota así sin más por mucha confianza que me diera la mujer, había que esperar, total, no es mentira si no pregunta y nadie pregunta sobre "esas cosas". Me puse a seguir a la mujer, si ella avanzaba rápidamente con los patines intentaría ponerme a su velocidad siempre y cuando fuese alcanzable para ir hasta donde me llevase. Mencionó que no sabía nada sobre el barco, el maldito era escurridizo pero mejor, si supiera sobre él, significaría que tenía negocios cosa que no me habría gustado.

Llegamos hasta un hombre viejo, pelo canoso y cara de estar hasta las narices de la vida, el tenía un registro de los barcos, preguntar directamente sería bastante peliagudo pero ya se habían ido, de perdidos al río... -Hola señor Slyer, me preguntaba ¿Sabe donde ha ido el Albatros?- El hombre me miró de arriba a bajo y escupió al suelo tras hacer unas gargaras -¿Quien lo pregunta?- Cauteloso, sabía sobre ellos -Soy un cliente, tengo un par de mercancías disponibles para la venta que les puede interesar pero no alcanzo nunca a coincidir, llevo dos puertos tras de si y la mercancía puede caducar, cosa que me haría perder mucho dinero jajaja- Escusa barata, nunca haría eso, pero necesito camuflarme para llegar a atraparlos -¿Que mercancía?- Eso se pasaba de cauteloso a entrometido -Eso queda entre ellos y yo- Comenté con sonrisa galante, que de nada sirvió -Mira mocoso, lárgate y no molestes, no metas las narices en cosas de adultos- Parece ser que no fui convincente esperaba no asustar a... Mejor dicho, esperaba que no le cayera mal a mi nueva amiga pues asustarle lo veía difícil, pero podía cambiar lo que pensara de mi, pero sacrificar la relación de amistad de alguien a quien acabo de conocer por mi pequeña vendetta era un intercambio justo... -Déjeme que le comente una cosa, vuelva a tratarme de crío y lo siguiente que caerá sobre su libro de cuentas será sangre y no tinta- El hombre alzó la ceja y levantó el mentón demostrando no haberle gustado nada mi comentario -¿Me acabas de amenazar?- Si, esperaba que funcionase sin levantar la espada... Dios que funcione...

Cuando llegaron a donde Slyer, Illje se mantuvo un poco apartada. No mucho, apenas un par de pasos. Lo justo para poder oírlos, pero que el hombre supiera que Momojiro iba por su cuenta.

Pero quería oír lo que le decía, claro. Tenía curiosidad. No creía haber oído nunca el nombre de un barco llamado ''Albatros'', pero podía ser que simplemente no se lo hubiera cruzado. Momojiro tenía muchas ganas de encontrarles, pero no le había dicho el por qué. Y cuando le escuchó hablando con Slyer no pudo evitar pensar que estaba mintiendo. ¿Una mercancía? Lo decía con calma, pero su postura estaba tensa. Y si se negaba a decir qué mercancía era no podía ser algo habitual… o legal. La otra opción, claro, era que en realidad no supiera qué tipo de mercancía estaban transportando y quisiera probar suerte.

En cualquier caso, no le sirvió de mucho. Slyer se cerró en banda y Momojiro perdió los papeles. La conejita alzó brevemente las orejas al escuchar cómo amenazaba al mercader. Con tranquilidad, se colocó detrás de él y adelantó la cadera para que Slyer pudiera ver brillar el metal de Budur en su cintura.

-Slyer, hazle caso al chico.- No quería montar una escena. Era temprano y esa área estaba más poblada de lo que le gustaría. Si montaran una pelea allí, lo más seguro era que muchas de las cosas que estaban vendiendo los comerciantes de la zona se rompieran o dañaran. No era productivo para nadie. Por otro lado, no era demasiado cercana con Slyer. Le conocía desde hacía un par de semanas y había hablado un par de veces con él, pero nada más íntimo.

Vio como el hombre ojeaba las espadas de ambos y gruñía antes de volver a sentarse con cara de no pocas malas pulgas.

-El Albatros se marchó rumbo norte hace dos horas. Si quieres saber el destino exacto, dame una información que sea igual de valiosa.

Illje sonrió y apartó la mano de la espada. Ah, era un comienzo. Así que así se hacía con todos sus datos. Tenía sentido, al fin y al cabo. Quien algo quiere, algo le cuesta.

La situación no pasó como estaba previsto pero aún así no hubo combate por lo que evitamos lo peor, el hombre dio la información, gracias claramente a la intervención de Illje, pero hacía dos horas que se fue al norte, las horas me daban igual por que no podía hacer gran cosa con eso, no podía perseguirles, pero saber en que dirección me daba pistas sobre las islas, ahora solo tenía que mirar en un mapa o buscar la ayuda de un navegante para saber donde exactamente se dirigían... Ahora, ¿Con información sabría la isla exacta? Venga, acepto -¿Que tipo de información buscas? Así interesante tengo la información del verdadero culpable del accidente en las empresas Wonka, de las islas Gecko del East Blue o que pasó con el mafioso Sibir en la isla Diamuird del West Blue... Creo que esas son dos informaciones que en tu mundillo podrían tener un valor- La verdad que esa información la tengo por haber participado o presenciado pero evitaré decir nada que pueda meterme en problemas con nadie... La verdad que el nombre de Sibir es un pequeño problema, pero la información de Meneror es algo que podrían pagar bastante bien, luego lo de las empresas Wonka, quien diría que una empresa de alimentos estaba tan sujeta al bajo mundo, Wonka quien estará cabreado por lo sucedido pues mínimo le hice una perdida monetaria de unos cien millones... Pero es un cuento para otra noche...

Dejé caer la pregunta y no me adelanté, por otro lado pensaba en que tras la actuación y apoyo de la mujer conejo ahora quizás tendría que contarle algo del tema, al tensar el ambiente no sería muy educado no hacerlo pues aún que no la haya puesto en peligro por que el peligro es ella, he podido mezclarla en un asunto turbio del cual ella no tenía nada que ver... ¿Que sería mejor? ¿Contarle lo del Albatros o mi secreto oculto? bueno, quizás no tenga que contar nada y me libre, pero no me iré de rositas, le debo una muy grande a Illje y yo pago mis deudas

Las orejas de la conejita se tensaron un poco al oír la respuesta de Momojiro. Le miró con una media sonrisa, evaluándole de vuelta.

Bien pensado, ¿quién era ese chaval? Ella había llegado a Baristán por sus propios medios y si bien sabía que sobresalía en el lugar, también era consciente de ser lo bastante habilidosa no solo como para sobrevivir sin problemas, sino para hacer que la voz se corriera y la gente la dejara en paz. Pero ¿y él? Se lo había encontrado en la calle como un cachorrito sin dueño, preguntando por un barco que cada vez estaba más convencida estaba metido en asuntos turbios. ¿Querría unirse o quitarles el negocio? Habría apostado por lo segundo, hasta que había hablado.

Había dicho 'tu mundillo', pero también había pronunciado nombres con los que no todo el mundo era familiar. Había oído hablar del accidente de las empresas Wonka, ¿acaso había otro culpable? ¿Y estaba al nivel de Sibir? Era un mafioso más o menos conocido por los Blues. Illje había procurado no cruzarse con él, porque si bien habrían podido hacer negocios, no tenía ganas de juntarse con alguien de su calaña.

Y, sin embargo, Momojiro sabía algo al respecto. Hablaba como alguien que se hubiera movido por el bajo mundo, pero negaba formar parte de él. ¿Quién era ese chico?

-Sibir.- Oyó el bajo gruñido de Slyer casi de casualidad. Había bajado la voz para que nadie les oyera y parecía irritado, pero también interesado. Fuera lo que fuera que el chico había venido a buscar, estaba a punto de conseguirlo. Illje se giró un poco para darles algo de privacidad, sin moverse demasiado del sitio. Pensaba oír cada palabra y preguntarle a Momojiro después. Si el chico tenía conexiones con el bajo mundo… no era mala idea quedar en buenos términos con él. Nunca se sabía cuándo le haría falta reclamar un favor.

Con solo pronunciar el hombre de "Sibir" sabía que tenía algo de información de la que podía estar interesado, entendí rápidamente por donde se movía este hombre, lo de las empresas no le molestó en absoluto pero parecía tener algo que ver con el mafioso, ¿Sería lacayo? o ¿Enemigo? Me decanto más por lo segundo, si fuera lacayo ya sabría de su paradero, pero si era enemigo o le debía algo no se habría enterado aún de la buena noticia -Confío en tu palabra, yo te cuento y tu largar, sería de agradecer que lo hicieras sin problemas por favor- Ante todo educación, me acerqué y bajé la voz como hizo el -Sibir tubo un problema muy grande en Diamuird, digamos que mordió más de lo que se puede tragar y si es un problema para ti, te ha tocado el gordo, Sibir está criando malvas...- Le dejé un tiempo para asimilarlo -Todos los hombres o por lo menos la mayoría y sus territorios ahora forman parte de otro hombre bastante peculiar pero su nombre no creo que te interese a menos que tuvieras algún negocio con Sibir pero ese nombre forma parte de otro pago. Bien, Sibir muerto, sus negocios absorbidos y ahora bien... ¿A que isla a ido el Albatros?- La información era donde estaba el mafioso, muerto, ahora tenía que pagar por dicha información que aún no se había extendido a los mares pues era relativamente nueva

Mientras le dejaba contestar por el rabillo del ojo no pude evitar fijarme en las orejas de Illje, eran llamativas y tenía ganas de comprobar si eran esponjosas pero me parecía una falta de respeto e invasión de su espacio personal por lo que no lo iba a hacer, pero al fijarme pensé ¿Estará oyendo? Daba igual, ya había decidido recompensarle por su apoyo y por la situación, dejaría que ella decidiera, que conozcan la historia del Albatros no era algo peligroso siempre que no pertenezca a sus finanzas y por como es ella y por las reacciones que a tenido no me hacía sospechar en absoluto...

Illje alzó las cejas, mientras que Slyer se guardó su reacción. El tal Sibir estaba muerto y a juzgar como hablaba de sus negocios había sido un pez un tanto gordo. ¿Cómo le habría conocido Momojiro? La conejita se mantuvo en su sitio, sin molestarles. Casi había logrado su trato, no era el momento de interrumpir. Slyer pareció baremarlo un momento, antes de gruñirle la respuesta:

-North Blue. A Hallstat. – Le clavó la vista a Momojiro mientras se inclinaba hacia delante. Illje se estremeció por un momento. Ese hombre no era alguien con quien fuera buena idea jugar.- Te diré dónde encontrarlos exactamente si me dices quién se hizo con sus negocios.

Oh no. Tenía un mal presentimiento. Esperaba de todo corazón que Momojiro no fuera el que se hubiera hecho con ellos, porque si era el caso y Slyer se le tiraba a la garganta, no podía garantizar su supervivencia.

Pilló a Momojiro mirándole las orejas y esbozó una sonrisa para darle ánimos. No se estaba amilanando y aunque estaba más o menos convencida de que no había hecho esto muchas veces, no se estaba desenvolviendo nada mal. Sabía que Slyer también podía oler a novato igual que ella, pero estaba aguantando la pesadez de la atmósfera con no poca entereza. Había tirado sus faroles y habían caído en buenas manos y ahora apostaba sus cartas con la cara de quien sabe que el precio es más que justo por caro que resulte. La pregunta volvía a ser la misma.

¿Qué quería Momojiro de la gente del Albatros?

No tenía dudas. Pensaba preguntarle en cuanto se apartara. No era asunto suyo, pero le interesaba, y eso era motivo más que suficiente para perseguir una respuesta. Ese chico… tan anodino y tan interesante a la vez. Tenía una aventura persiguiéndole el trasero. Illje lo sabía, porque ella estaba acostumbrada a encontrárselas.

Era la última baza que me quedaba, ¿Se la daría? Si me iba sin decirle el causante también sería un problema para mi y si iban a por Meneror también tendría un problema, vamos, resumiendo y para no hacerme "la picha un lio" Haga lo que haga, estoy en problemas, es una moneda a pagar por conseguir el objetivo el cual se me había metido entre ceja y ceja. Sonreí, hace tiempo no habría tenido este cúmulo de sentimientos, habría sentido miedo, pavor y desesperación... Ahora tras el giro que dio mi vida siento miedo si, pero también emoción, estoy muy intranquilo pero también ansioso por seguir, era una lavadora de ropa con todos los colores ¿Cual desteñirá antes?

Miré fijamente a Slyer -No me sirve... Acepto el cambio de información, la muerte de Sibir por el nombre de su próxima isla pero... El que ahora es dueño de todo lo que un día llegó a conseguir Sibir, a cambio del plan de ruta del navío...- Era una apuesta arriesgada, pero si iba a darle problemas a Meneror que me sirviera de algo -Es alguien que en cuanto se entere que vendo su información irá tras de mí... Y mínimo han tenido que presentar a alguien como tú o comentar alguna isla más, el "Albatros" siempre va un paso por delante, siempre les puedo seguir pero no llegar a ellos... ¿Como puedo hacer negocios con su sombra? Dame la información de sus islas, así puedo ir a por el "material" y llegar a tiempo para la venta- O mejor dicho, me da tiempo a prepararme, llegar antes y que entren en la boca del lobo, no puedo de frente con ellos, pero de uno en uno si hay oportunidades... -¿Que me dices?- Mi postura era relajada, pero si se ofendía o no tenía la información estaba en un problema y solo pensaba "Que la mano me llegue antes a la espada".

Me giré y me dirigí a Illje -Disculpa que me entretenga, prometo recompensarle por su compañía, no se si será de su agrado pero pienso en algo que puede gustar- Comenté con una sonrisa y sin doble sentido claramente para intentar relajar tanto el ambiente como mis nervios, aún así esta sensación provoca un subidón de adrenalina en mi, que empezaba a ser hasta adictivo... ¿Esto era estar viviendo una aventura o alcanzar pronto a tu objetivo?

Skyer examinó los ojos de Momojiro con la dureza y la experiencia de alguien que llevaba haciendo eso muchos años. Incluso Illje tomó saliva. Cuando se giró hacia ella alzó una mano para darle a entender que no había ningún problema.

-Oh, no te preocupes, después de todo yo insistí en traerte. No me molesta esperar.

Le dedicó su sonrisa también a Slyer. No le convenía enfrentarse al hombre, pero quería dejar claro de parte de quien estaba. Si intentaba abusar de la situación, el acero de Momojiro no sería el único que tendría que vigilar el viejo comerciante.

Los segundos se arrastraron como milenios por el reloj, hasta que asintió una sola vez y volvió a tomar asiento en la roñosa silla que tenía. Illje hizo una nota mental para regalarle una nueva más adelante y, con suerte, granjearse un poco su confianza después de un comienzo tan accidentado.

-Muy bien.- Dijo, simplemente.- Se quedarán cuatro días en Hallstat, lo suficiente como para acudir a una subasta un tanto peculiar que se celebrará en lo que antes era la mansión de un conde. Ahora… no es más que un escenario de vicio y juego. No sé qué van a comprar, o vender.

De repente, Slyer esbozó una sonrisa. Illje se sorprendió reconociendo la picardía en la mirada del hombre. ¿Cuántos años debía llevar en ese vertedero? Y más importante ¿cuál sería su ocupación anterior que ahora le llegaban detalles y rumores desde islas tan lejanas?

-Lo que sí sé,- añadió, con cierto orgullo en la voz. Esa no debía haber sido una información barata.- es que dentro de un mes estarán en Dark Dome, alojándose en el Dragón Plateado para acudir a una subasta en el mismo hotel… como vendedores de lujos poco habituales, como su amiga aquí presente.- le hizo una señal con la cabeza y la cara muy seria.- Lo siento, señorita.

Illje hizo otro gesto con la mano para restarle importancia. No era la primera vez que oía hablar de las subastas de esclavos. Mucho menos en Dark Dome, donde había asistido a varias. Eran lugares horribles y rara vez podía hacer nada, pero se conseguían clientes increíbles entre las butacas de esos sitios…

Slyer volvió a dirigirse a Momojiro.

-Ahora puedes encontrarlos con facilidad. A cambio, dame el nombre que requiero.

De pronto mi mundo se extendió, mi cuerpo se estremeció, mis ojos se dilataron momentáneamente, les tenía... Podía llegar a ellos, noté una ligera bajada de tensión de la intensidad con la que me tomé dicha información pero me recuperé rápidamente no sin antes darme cuenta del pequeño aroma a chocolate que se hizo presente en el ambiente, de la tensión, me había desconcentrado... -Bien, muchas gracias Slyer- Miré a la muchacha -Parece que ya nos podemos ir, claramente no sin antes pagar mi deuda- Ahora si, me relajé como si hubiera acabado la exposición ante el publico del colegio -Meneror... En menos de lo que canta un gallo mató a Sibir, se hizo con sus hombres y por ende con sus terrenos y por mucho que te extrañe, no es una manera de hablar, Sibir iba armado, disparó primero y fue él mismo, quien murió. Meneror no es humano, es un monstruo de proporciones titánicas y de un nivel catastrófico que nunca había podido imaginar. Los millones que caen sobre su cabeza vivo o muerto son más que merecidos...- Claro, no había visto a nadie usar una Akuma no mi antes de él, tampoco sabía de lo que podían ser los seres humanos pero su tranquilidad, pasividad y peligrosidad me impactaron además fue el primer monstruo que vi... Bueno, estaba el tipo ese raro que... bueno, ese estaba loco, era lo que le hacía tan peligroso...

Esperaba que con mi respuesta se sintiera completo pues no tenía mucha más información sobre Sibir, por lo que mirando a Illje -¿Nos vamos? Ahora me toca a mi ayudarte en lo que pueda...- Quería salir de ahí antes de que algo se torciera, dudaba en poder seguir controlando la situación que claramente se podía escapar de mi control ante una palabra equivocada o que de pie a confusión -Un placer Slyer, le agradezco su tiempo- Y comencé ha andar lejos de ahí....

¡Lo había conseguido! Illje sonrió de oreja a oreja. Fuera por lo que fuera, ahora podía perseguirlos. Lo único que faltaba era quien le dijera quien se había cargado a ese tipo. No iba a negarlo, incluso ella tenía curiosidad a esas alturas.

No tuvo que esperar apenas, pero no pudo evitar la cara de confusión que se le puso al escuchar el nombre. ¿Meneror? ¿En serio? Le había conocido en Dark Dome. Era aquel hombre que no podía soltar el puro ni para salvar su vida, ¿no? Por lo visto era bastante poderoso. Eso explicaría la actitud. Y ella le había conocido en mitad de un viaje de negocios, así que tenía sentido que no hubiera sacado a colación sus… habilidades. En realidad, si iba por ahí cogiendo los negocios de sus víctimas, eso explicaba que estuviera tan forrado. Aún así… ¿monstruo de proporciones titánicas? No pudo evitar que se le escapara una risita. Slyer la miró, interrogativo.

-Ah, lo siento. Es solo que creo que eso es un poco exagerado. No dudo que sea poderoso, pero también parece terriblemente sencillo de engañar. La clase de persona a la que le pierde el orgullo, ¿sabes? Pero bueno, no es asunto mío…

Esquivó el contacto visual. Ella no le había pedido ningún favor a Slyer y aunque eso se le había escapado no iba a darle información de gratis. Él pareció pensar lo mismo, porque le estrechó la mano a Momojiro y selló así el trato. Ya podían largarse y eso hicieron.

La conejita rodó con suavidad al lado de Momojiro. Oh, ¿iba a ayudarle?

-En realidad ahora mismo no necesito mucha ayuda, pero si me haces compañía mientras construyo el filtro eres más que bienvenido. Incluso te invitaré a un vaso de agua inaugural al acabar.

No tardaron demasiado en volver al almacén. Illje sacó una silla para Momojiro y procedió a verter el contenido de la bolsa de antes en el suelo. Agarró su caja de herramientas y, sin más dilación, empezó a soldar y ajustar las partes. Era un modelo bastante sencillo, pero no por eso merecía menos. Su cara se transformó completamente, embargada por la concentración. Había muchas cosas que se le daban bien; crear cosas la primera.

Nunca me había alegrado tanto de tener información sobre un plan de ruta, ahora los podía pillar por dos lados, bueno, el primero sería difícil, ya le llevaban ventaja, aún así lo intentaría, el segundo era el que mantenía la sonrisa tan feliz en la cara de Momo. No tardamos mucho en llegar a su almacén donde en seguida se puso a hacer cosas, no requería la ayuda de un servidor, normal, ¿Soldar? ¿Montar? ¿Construir? no, no señor, eso no era lo mío, pero no pude evitar, mientras ella trabajaba pensar en los patines y un regalo adecuado sería una pequeña tontería. Intenté hablar con ella un par de veces pero estaba tan metida en su trabajo que tampoco insistí mucho y aprovechando esa fijación por lo que estaba haciendo yo me dediqué a lo mío, usé disimuladamente mis poderes para no llamar su atención, prefería que acabara con lo suyo, encima de una mesa la cual limpié higienicamente (sople y con la manga de la camisa froté) para empezar a jugar con el chocolate intentando hacer una creación decente... El sabor del chocolate decían que no era para nada bueno, es lo que hay, ya le avisaría pero lo importante es el detalle que se quiere tener.

Empecé a dar forma con el poco control que tenía sobre dicho material, intentaba replicar un objeto exacto pero no lo conseguía fácilmente, por suerte podía volver el chocolate a su estado maleable y luego volver a endurecerlo. Tras un rato entretenido (el mismo que tardaría Illje en darse cuenta) hice dos objetos con la misma forma pero en espejo...

figura de chocolate a tamaño real:

Esperaba que apreciara mi detalle, el chocolate tenía un sabor normalito, no era una especialidad, pero había mejorado pues en sus principios la gente me decía que el sabor era malisimo, yo la verdad, no tenía ni idea, nunca había pensado en siquiera pegarle un mordisco, era algo que segregaba mi propio cuerpo y me daba la sensación de canibalismo o algo peor... Claramente chocolate negro ciento por ciento, quizás debía aprender a cocinarlo de diferentes formas para sacarle partido ¿no? O una pastelería, pero odio cocinar...
Una vez Illje mire hacia mí -Este detalle es por tu ayuda, no es mucho pero tampoco tengo más- Comenté señalando los patines, si pregunta le diría que fui a comprar y no se dio cuenta...

La conejita estaba concentrada. Poco a poco, las piezas iban encajando y tomando forma. En algún punto a mitad de la tarea le pareció empezar a oler a chocolate, pero no dijo nada. Esta era, fácilmente, la parte más complicada de su plan. Una vez tuviera una fuente de agua potable, sería viable trabajar allí a tiempo completo. Pronto empezaría a fabricar y a vender prótesis no solo a los habituales de la isla, sino a todos los indeseables que pasaban por allí. La voz se correría y… en nada estaría haciendo dinero. ¡Era perfecto!

Soldó la última pieza con cuidado y se apartó un poco para ver su creación. Era grande, muy grande. Lo bastante como para sacar entre 50 y 75 litros de agua limpia al día. Y como pensaba colocarle un tubo que diera al mar por una de las paredes exteriores, no tendría problema consiguiendo la materia prima.

De repente, se dio cuenta de que no se lo había imaginado. ¡Seguía oliendo a chocolate! Miró a su alrededor con curiosidad y se encontró con Momojiro que le miraba. ¿Le había hecho un regalo? Se acercó a donde señalaba y cogió uno de los pequeños patines en alto, con sumo cuidado. Abrió mucho los ojos, encantada. ¡Eran los suyos! Eran increíblemente detallados y olían a cacao de calidad. Se mordió el labio. Por un lado quería probarlos, pero no destrozarlos…

-¡Son perfectos!- Le dijo con una sonrisa de oreja a oreja.- Muchísimas gracias, en serio. Me encantan.

Por lo visto había estado tan ensimismada con su proyecto que no se había dado cuenta de que Momojiro había ido hasta la tienda y había vuelto. Pero era bastante obvio que en ningún lugar cercano vendían una réplica perfecta de sus patines en chocolate así que, como mínimo, tenía que haberlo esculpido a mano. Pero, se puede saber cuánto… miró el reloj, confusa. ¡Habían pasado varias horas!

-Oh dios siento muchísimo haberme distraído. Es genial lo que has hecho, te han quedado increíbles. Intuyo que ya tienes otros negocios, o al menos objetivos.- dijo, recordando todo el lío de la tripulación del Albatros.- Sin embargo, esto se te da genial. Deberías considerar dedicarte a ello en algún momento. Al fin y al cabo… el mundo bien podría aprovechar algo más de chocolate.