Entrenamiento MATTutino [Rokuro - M.A.T.T.]

De vuelta a Enies Lobby. Su reincorporación no había sido fácil, pero una exitosa misión parecía haber ayudado. Como poco, había facilitado su vuelta al cuartel general. Haber vuelto después de haber estado de baja por un estado mental débil no era algo bien visto entre los agentes, pero... Haber vuelto tras una misión exitosa en la que había atrapado a un traidor al Gobierno Mundial sí que estaba bien visto. Muy bien visto, de hecho.

No era algo a lo que le diese demasiado importancia, al fin y al cabo se trataba de trabajo. Pero sabía que aquella experiencia le había cambiado. Había descubierto su propósito en la vida, y por ello siempre le estaría agradecido a Lazelle, aunque no aceptara al resto de él. El ex legionario había sobrevivido, y en aquel momento estaban tramitando los documentos para trasportarlo a Impel Down, mientras el hombre era vigilado en la sala médica, a la espera de que se recuperase de la herida que le había proferido con Susurro de Oscuridad.

Por su parte, Rokuro había dedicado las últimas dos semanas a entrenarse. Aunque no le gustaba reconocerlo, su abuelo le había enseñado una lección muy valiosa. Al final tuvo que retirarse y volver a Yokubogashima, la isla natal de Rokuro, no sin antes dejarle un poco de su huraña sabiduría al joven. Y una advertencia. Aquello le había inquietado, pero no podía hacer nada por evitarlo. El propio mundo decidiría los eventos futuros que debería enfrentar, y lo único de lo que era capaz de prepararse. Y eso estaba haciendo.

Rokuro estaba acostumbrado a entrenarse. Desde niño, había pasado extenuantes jornadas trabajando sin parangón para fortalecerse y volverse más fuerte, aunque con poco éxito. Aún así, siempre entrenaba, sin parar. Mejoraba a un ritmo mucho más lento que el resto, pero mejoraba. Aunque no lo suficiente para la arraiga competición que se producía en su isla natal. Más tarde, tras abandonar la isla, se encontró a las puertas del Cipher Pol, otro lugar en el que no paraban de entrenar. En cierto sentido se había sentido cómodo con la disciplina de la agencia. No se sentía como en casa, porque nunca se había sentido de esa forma, pero sí cómodo. Era como llevar una ropa fea y descolorida que no te gustaba, pero que te permitía moverte con libertad. O algo así.

—Muy bien, vamos allá —. Respiró profundamente y comenzó a practicar varias de las posturas básicas que había aprendido mucho tiempo atrás. Aquellos movimientos le permitían mantenerse en forma, a la vez que calentaba su cuerpo para lo que se avecinaba.

-¡No, no puedes!- Gritó el joven científico con las gafas caídas, con un periódico enrollado en la mano empezó a azotar la cabeza de una araña grande, bastante grande, claramente era Matt en su Full Point -¡Deja de secuestrar gente!- Le ordena mientras le arremete con más fuerza, por su parte Matt lanzaba bocados al aire pero poco le importaban al científico que irónicamente, le tenía miedo hasta a su propia sombra pero podía azotarle a Matt en la cabeza mientras este intentaba morderle. -¡Bájalos de ahí!- gritó mientras señalaba al techo. En el techo habían dos agentes, un científico y una secretaria, colgados, enrollados en un capullo de seda hecha por la araña, pero estos a diferencia de Cross, tenían la cabeza libre y con cara de aburrimiento -Tengo que trabajar...- Dijo la secretaria con cara de "Otra vez..." Por lo que se sabe, Matt secuestraba a gente y las dejaba colgadas del techo con bastante frecuencia, le había cogido el tranquillo, pero tranquilos, por le momento, no se a comido a nadie...

Tras los gritos del gafotas y un equipo de limpieza, todos bajaron sanos, salvos y tardaron poco en largarse de ahí. -Centrate Matt. un poco de profesionalidad- Matt, en su forma humana observaba su espadón apoyado en la pared -¿Seguro de.. Querer... Entreno?- Giró su cabeza y focalizó su luz sobre Rokuro -No controlo.. Formas... Akuma... Puedo Matarte- Claramente los informes de (no me acuerdo como se llama así que lo llamaré Link) eran detallados y exhaustivos. Matt se volvía inestable en su forma animal, la teoría es que los instintos de la akuma más los recuerdos bloqueados hacían una mezcla explosiva. La última vez la forma que adquirió era muy diferente a la que mostró en combate en Shabondy, esa forma era más lista, más fuerte, más peligrosa y desbloqueó recuerdos que estaban cerrados... Link pensó en poco a poco desbloquear dichos recuerdos pero claramente iba contra el gobierno y no tenía el valor para hacerlo... -Por favor, si grito "Extinguir" piense que Matt no es su compañero, si no un enemigo o le matará...- Comentó preocupado -Tiene diferentes formas que no hemos podido estudiar, una de ellas es muy peligrosa, ponzoñosa, rápida, es la culpable de su último... Problema, aún así por favor, intente no matarle... En su forma robot puede destrozarle, pero en su híbrida, no hay piezas de recambio... Aún que si no rompe nada sería lo suyo...- Dejó en el aire...

Rokuro cambió de una posición a otra, sin pausa. Tras una serie de repeticiones, comenzó a sentir cómo estaba trabajando su cuerpo y continuó con el ejercicio. Se mantuvo así un rato hasta que escuchó algo de jaleo.

«Mi compañero ha llegado» dedujo tras oír el alboroto. Rokuro se acercó a la zona de la que procedían los ruidos y lo analizó todo. Matt últimamente había estado un poco... desenfrenado. Había causado una serie de pequeños estragos por el cuartel general durante los últimos días. Los científicos a su cargo —quiénes lo estudiaban como si de un conejillo de indias se tratase— se lo achacaban a su fruta del diablo. No paraba de alternar entre sus múltiples formas y realizar todo tipo de acciones extrañas, como correr por los techos o atrapar a gente en capullos de telaraña. Era extraño, como poco. ¿No se suponía que era una «máquina» que podían controlar? Aquel tipo de situaciones hacían reflexionar a Rokuro. ¿Cómo de vivo seguiría Matt? No era ningún experto en tecnología, ni mucho menos, pero sabía que Matt tenía unas partes metálicas y otras biológicas.

Se acercó al grupo, con Matt y el enlace que habían asignado para transmitir información pertinente.

—¿Seguro? —se quedó pensativo, mirando al ciborg. No, no lo estaba, pero no tenía más opciones. El tiempo que pasó de baja, apartado del Cipher Pol, más la filtración del motivo de la misma, no le había ayudado a granjearse muchas amistades. Actualmente Rokuro era incapaz de encontrar un compañero que le ayudase a entrenar, y todavía no tenía el rango suficiente para ordenarle a nadie que le acompañara. Por otro lado, los científicos encargados de Matt le habían cogido cariño a Rokuro. Algo de que era el compañero que más tiempo le había durado. No quería pensar mucho sobre ello. Ni sobre el hecho de que su compañero era capaz de matarle por accidente—. Sí, claro. Entrenemos.

Se volvió, para dirigirse a la sala de entrenamiento, pero el enlace le interrumpió.

«Maravilloso —pensó al escuchar la explicación del científico—. Con esas condiciones me siento otra vez como en casa».

—Haré lo que pueda. Pero si resulta una amenaza para mí o para alguna persona dentro de las instalaciones, haré lo que sea necesario para detenerlo —«Aunque ustedes deberían encargarse de eso» pensó para sí. Desde hacía tiempo había aprendido a callarse algunas cosas, por su propio bien.

Finalmente volvió a la sala de entrenamiento, preparado para practicar, aunque tenía serias dudas. ¿Matt sabría entrenar? Sin duda sabía matar, eso lo había demostrado con creces, pero... ¿Sabría diferenciar una matanza de un entrenamiento? Normalmente no mataba si no se lo ordenaban, y solía ser bastante diligente. Se podrían decir muchas cosas sobre aquel «hombre», pero nadie podía negar que sabía seguir las órdenes.

—Vale, antes de empezar necesito saber alguna cosa. ¿Tienes algún tipo de botón que te ponga en modo entrenamiento? ¿Una palanca, quizás? O dime cómo entrenas tú. Espera, ¿acaso tú entrenas?

Matt, tras entrar en la zona de entrenamiento donde los pocos que habían decidieron apartarse, se quedó mirando fijamente a su compañero, las preguntas eran bastante lógicas, pero para Matt no había duda -Sí, se entrenar. No, no necesito entrenar. Este cuerpo.- Comentó claramente se refería al actual, pero las transformaciones si hacían falta entrenarlas -Necesito, entrenar, araña, pero, araña, ser, peligro- Por detrás de él apareció nuestro científico estrella Link -No, no tiene botón de apagado, hay que inutilizarlo, estamos mejorando en ese aspecto, pero una buena descarga lo "reinicia" por así decirlo, pero si te sirve de ayuda, para obtener información de él cuando no podía comunicarse, se le instaló en la lente tres colores diferentes, azul cuando está tranquilo, amarillo o naranja según intensidad cuando está alerta. Rojo... Corre...- Dijo, luego tras apuntar cosas en su libreta empezó a andar hacia un lado de la sala de entrenamiento. Por la puerta se podía ver a cuatro trajeados con bata trayendo una especie muy rara de cañón, pero no el convencional, uno de cuatro rieles, esa tenía pinta de ser la cosa de "Descarga" para reiniciar...

Matt agarró la espada y se puso con las dos manos agarrando el mango, cual samurai, buena pose y mirando a Rokuro -Cuando, estés, preparado, empezamos- Comentó -Señor Rokuro, si sus habilidades superan las de Matt ¿Que le parecería que Matt entrenase su forma híbrida? tenemos el cacharro ese, no hay gran amenaza...- Que un científico diga "Cacharro" no da confianza alguna pero decir, "cañon generador de electricidad potenciada en ondas de choque" o "prototipo de IEM impulso electromagnético" o "PÊM Pulso electromagnético" era demasiado largo y aburrido, por lo que "Cacharro que hace eso y lo otro" era más entendible...

Claramente Matt no podía saltarse sus protocolos instalados en sus sistemas, pero estaba deseando transformarse, se sentía tan libre, tan... "él" siendo araña... Espera, ¿Deseo? ¿Sentir? Bueno, yo solo explico desde mi punto de vista, quizás para Matt "Deseo" solo es el instinto depredador de la araña y "Sentir" un troyano...
Link observaba de lejos el combate, pero no se centraría en Matt, observaba a Rokuro, dubitativo de si hacerle partícipe de la información de Hojo o simplemente seguir utilizando al único agente que parece que soporta a Matt, Juliet también dio buenas referencias de Matt pero no la cagó como Rokuro, por lo que no puede ser castigada con Matt... Digo, no pueden delegarle a Matt...

Rokuro se encontraba perplejo. Aquel sería, con diferencia, el entrenamiento más extraño de su vida. Matt, quién se encontraba tan inmóvil como siempre, a la espera de las órdenes, lo miraba fijamente. ¿Qué estaría mirando realmente? Probablemente nunca lo sabría.

―Muy bien, entendido ―dijo.

Los científicos entraban en la sala de entrenamiento, transportando lo que parecía un enorme cañón, un aparato con aspecto de ser moderno y futurista. El «cacharro ese» para detener a Matt si se volvía loco.  En teoría era imposible, pero... Rokuro despejó esos pensamientos de su cabeza y decidió centrarse en el entrenamiento que tenía por delante.

En esta ocasión adoptó una posición de defensa, como había ido haciendo en las dos últimas semanas. Había decidido que necesitaba mejorar su defensa, y aquello era una de las pocas cosas que no podía practicar solo. No al menos hasta cierto punto. En sus últimos entrenamientos, siempre en privado, había creado una serie de guerreros de tinta, dibujos animados para entrenar con él. Habían sido un buen método para no coger óxido y practicar, pero no era algo real. Como tendían a actuar bajo las directrices suyas, no podía hacer frente al mismo factor sorpresa que aparecía al enfrentarse a un rival completamente autónomo. Necesitaba a alguien más para poder entrenar como era debido, por muy irónico que resultase que esa otra persona fuese un robot.

―¿Preparado Matt? Para empezar, ven hacia mí y realiza algunos ataques sencillos, para ir cogiendo ritmo. Cuando lo veas oportuno puedes transformarte, pero no me avises. Necesito estar preparado para cualquier eventualidad inesperada. ¿Entendido?

En su posición de defensa comenzó a caminar en torno a su compañero, sin quitarle la mirada de encima. A estas alturas ya había observado las formas de su fruta del diablo. Lo cierto es que se trataba de un ser temible, un depredador de lo más mortífero. Tenía habilidades para atrapar, cazar y asesinar como ninguna otra persona que había conocido, y entendía perfectamente que el Gobierno Mundial continuase invirtiendo en su desarrollo. «Si consiguiesen replicarlo, podrían obtener un ejército devastador» analizó no sin sentir un pequeño atisbo de miedo. Un ejército de Matts. Eso sería un despropósito.

En un momento dado, tensó todos los músculos de su cuerpo y activó el Tekkai, la técnica defensiva de Rokushiki que volvía su cuerpo de acero a cambio de restringir todos sus movimientos. Era, sin duda alguna, su mejor técnica defensiva, pero no era perfecta ni de lejos. Necesitaba entrenarla.

Tras la orden de inicio, si no fuese físicamente imposible, si Matt hubiese podido sonreír, yo creo que lo habría hecho, si no él mismo, los instintos depredadores de su fruta lo habría realizado por él. Tras la orden no hizo nada, simplemente observó como Rokuro se movía, por desgracia para el robot, no había podido analizar a Rokuro por lo que no sabía exactamente como se movía, pero si tenía las nociones de entrenamiento básico del gobierno, también sabía que no se movía como dicta dicho entreno. En sus primeros encuentros pudo notar y capturar que los movimientos de Rokuro se salían de la media por lo que plantear una estrategia era impensable -Faltan datos. Faltan análisis. Falta información.- comentó, claramente sabía que era una pelea con un desconocido que podría ser el mejor oponente al que haya enfrentado pero eso no quería decir que fuese inferior a él.

Tras plantear su táctica de combate, más las directrices mandadas por Rokuro lo cual reducía movimientos a realizar, tomó la decisión. Para todo el mundo Matt estaba ahí plantado, con la mano en el mango del arma, pero esta, está apoyada en el suelo inmóvil, parecía que no quería arrancar pero Matt analizó los entrenamientos del gobierno, los dos oponentes se ponen en posición o saludan, así que supuso que atacar de golpe sería la sorpresa que le daría ventaja. De pronto Matt salió a toda velocidad (a la suya actual) contra Rokuro, arma en mano la cual lanzó un potente corte de derecha a izquierda a la altura de la cintura del humano.

En su cabeza rondaban bastantes estrategias, para eso le programaron ese programa para programar programas de combate, ya me entiendes... Pero en el entreno se basaría en lo que más necesitaba, conseguir información del enemigo.
Tras lanzar el ataque, estaba preparado para defenderse de su oponente, supondría que lo haría usando las técnicas del gobierno, el famoso Rokushiki, por lo que simplemente daría un paso atrás para seguir recabando información. Cabe decir que si se veía venir un ataque de grandes dimensiones o peligroso, podría transformarse fácilmente, pero algo le impedía hacerlo de golpe, ese dato instalado de "No dejes que la araña gane". No lo entendía pero sabía que transformarse llevaba un riesgo agregado y era, un reinicio. A cada reinicio, perdía algo, ¿Datos? No... Ese algo es lo que un día fue, pero nunca sabrá ¿O sí?

Lo cierto es que Rokuro no tenía tantos conocimientos sobre Matt como podía parecer. Aunque habían realizado algunas misiones juntos, no eran tantas como adquirir tanta información del robot. ¿Y podía decirse que se conocía a un ser metálico sin emociones que tan solo seguía órdenes?

«¿Será capaz de pensar? —se preguntó mientras lo veía colocarse en posición—. ¿Podrá sentir algo siquiera? Antes era una persona, y ahora ni siquiera los científicos son capaces de ponerse de acuerdo sobre lo que es».

Para el Gobierno Matt era una herramienta, una que mataba según sus órdenes, pero aquello no distaba mucho de lo que el propio Rokuro era. ¿Sería posible cambiar eso? Rokuro no lo sabía, pero estaba dispuesto a intentarlo. Más que dispuesto. Era algo necesario. Su vida se había basado en matar, mentir, ocultar, robar, encubrir y asesinar, desde que era un simple niño hasta ahora, que trabaja para la agencia de inteligencia del Gobierno Mundial. Parecía un ciclo del que no podía escapar, repitiéndose en bucle continuamente hasta la extenuación. Antes, no hacía tanto, se resignaba dando por hecho que la vida era así, y que no podía cambiarla. Pero ¿era eso verdad? Ahora no estaba tan seguro. Y, aunque albergaba dudas, ya no miraba atrás. Solo le quedaba avanzar hacia su destino, o morir en el camino. Pero, para ello, tenía que hacerse más fuerte.

Matt, su compañero robótico, se abalanzó sobre él con un movimiento explosivo. Directo como solo puede serlo una máquina que busca la optimización, trazó un amplio arco con su espadón en paralelo al suelo. Su recién adquirido sexto sentido intentó avisarle del ataque, aunque de forma difusa; aún no terminaba de dominarlo y aquella información que recibía podía ser más confusa que de ayuda en ocasiones. No había tenido muchas oportunidades de desarrollarla, pues entrenar con sus dibujos el haki observación era igual de efectivo que tratar de entrenarlo al intentar pegarte un puñetazo a ti mismo, así que a pesar de su actual ineficiencia no dejó pasar la oportunidad de aprender de la experiencia. Sin embargo, reacio a sus principales instintos, no evitó el tajo, sino que lo recibió por completo.

Su nuevo kempo no estaba completado, pero había practicado lo suficiente para hacer pequeño avances. Con su Tekkai activado, logró levantar un brazo para bloquear el ataque, aunque demasiado lento. Había intentado agarrar el arma con su mano desnuda, pero solo consiguió interponer el puño y verse empujado hacia atrás por la fuerza de su compañero.

«No está mal, pero necesito más» reflexionó.

Haciendo acopio de toda su concentración, mantuvo la técnica defensiva mientras forzaba a su cuerpo a dar un paso hacia delante. El cuerpo, rígido, cedió, y poco a poco comenzó a «desperezarse». Un paso tras otro, aunque bastante lentos, caminó hacia Matt.

Intentó acercarse, aunque el robot era capaz de esquivarlo con mucha facilidad en aquella situación. Poder moverse usando el Tekkai ya de por sí era una hazaña, pero muy poco práctico si se trataba de tan poca velocidad. Necesitaba, como mínimo, ser capaz de mantener el Tekkai usando su velocidad normal, y para ello tendría que trabajar bastante, aunque esperaba que al entrenar con un compañero de carne y hueso —metafóricamente hablando— su propio cuerpo reaccionara por instinto, ayudandole a desarrollar el kempo más rápido.

Una vez cálculo que se encontraba a una distancia adecuada, levantó una pierna y lanzó una patada vertical ascendente, para después llevarla hacia el suelo y apoyar su peso en ella para descargar un puñetazo en el torso de su rival.

El puñetazo de Rokuro impactó de pleno en la espada de Matt, quien la interpuso entre él y su compañero para así anular el ataque y no recivir daños. Matt se dio cuenta que la velocidad de su oponente no estaba siendo optima por lo que tras analizar diferentes escenarios, pudo averiguar que estaba intentando algo, la otra opción era que subestimaba a Matt, pero eso iba a ser imposible, pues, su compañero sabía de lo que era capaz -Daré todo, no mueras...- Dijo Matt, sí, habló por que sí, sin ninguna orden, él tomó esa decisión. Sin mediar palabra la forma de Matt cambió nuevamente a su híbrida, cuatro patas como agujas, cuatro brazos potentes, ocho ojos, pelos, babas, veneno...

Matt usó las dos manos del lado derecho de su cuerpo para agarrar su espada, si antes podía mover la espada como le daba la gana, ahora era un peligro, pues tenía la fuerza de dos brazos lo que mejoraba su control y claramente el daño que podía hacer con esta. Lanzó el mismo ataque que antes, pero aún sabiendo que el anterior no tuvo efecto, al sumar más fuerza por su akuma no mi, Matt quería saber si era notable la fuerza aplicada.
El analisis de Matt supuso que no le haría daño, que lo desplazaría, por lo que acto seguido de lanzar ese ataque, agarraría con las cuatro manos dicha arma y de un salto dejaría caer con toda su fuerza el arma sobre la cabeza de Rokuro... ¿Por qué? Claramente un porcentaje de decisión era querer matarlo, pero era mínimo, en serio, no activéis la máquina aún. El otro porcentaje, era calcularse a si mismo. Sus oponentes solían acabar divididos en cuerpo y alma, si este podía aguantar el primer ataque y Matt podía asestarle otros dos con dos y cuatro manos, podía calcular cuanto aumentaría el ataque por mano y así ejecutar a enemigos de forma más sencilla. Aquél mercenario le costó, pero si la fuerza es significativa, la próxima no tardaría tanto en deshacerse de alguien...

Tras los ataques para evitar un contraataque (Suponiendo que no acabase partido por la mitad) saltaría de la misma forma ágil que le permiten sus patas hacia atrás y subiría por la pared hasta quedar enganchado en el techo como si del suelo se tratara, lo bueno que tienen los insectos es que pueden agarrarse hasta a una barra de bomberos embadurnada en vaselina... (Claramente es un ejemplo exagerado)

Tal y como había calculado, Matt había sido capaz de detener su golpe. No era sorprendente, viendo que su velocidad había decaído respecto a lo que solía ser. Sin embargo, sí que se sorprendió al no sentir dolor en su puño. Había descargado un golpe con todo el peso de su cuerpo y este se había visto bloqueado por un resistente espadón. En otras circunstancias debería haberse herido la mano, pero no era el caso.

La advertencia de Matt le hizo sentir escalofríos. «Es la primera vez que se dirige a mí por voluntad propia» pensó. Aquello no coincidía con lo que creía saber de Matt, y se descubrió analizando todo lo que podía conllevar. ¿Significaba que realmente sí que quedaba algo de consciencia en su interior? ¿Hasta qué punto podía estar oculto su auténtico ser? Sus pensamientos volvieron lentos sus movimientos, aún más de lo que lo estaban por su técnica a medio desarrollar. Casi trastabilló cuando Matt adoptó aquella espeluznante forma y le atizó con su espadón. Rokuro recibió el golpe de lleno, sin poder hacer nada por evitarlo. Gracias al Tekkai, todavía activo, no le partió en dos, pero salió despedido hacia atrás como una pelota de béisbol al ser golpeada. El golpe lo envió contra la pared del fondo. Al chocar contra ella, un poco de sangre salió de su boca al trazar un gesto de dolor en el rostro.

—No querrás que muera, pero no estás haciendo mucho por evitarlo... —dijo para el robot mientras un pequeño asomo de sonrisa brotaba en su cara. Sí, se había llevado un golpe horrible, pero era justo eso lo que estaba buscando. De pronto, su sangre empezó a hervirle, y se puso en pie. Sentía la necesidad de moverse, de seguir entrenando y, por supuesto, de devolverle el golpe—. Ahora te vas a enterar.

Sin embargo, al levantar la mirada no lo vio. Un aviso, una señal que podía reconocer, nació en su cabeza, e instintivamente miró hacia arriba. Matt había pegado un buen salto y caía directo hacia él para empalarlo. Agradecido por la advertencia, no perdió tiempo y se lanzó hacia delante, girando por el suelo. Al volver a ponerse en pie, lanzó unos pocos shurikens contra Matt, aunque el lanzamiento se vio entorpecido por el lento movimiento de su brazo. Aún así, podía sentir cómo, en una batalla real, poco a poco iba ganando velocidad. «Debo agradecer a Matt más tarde» razonó.

Tras esquivar los shurikens, que tampoco había sido muy difícil, el muy bicho saltó hacia la pared y empezó a caminar por ella, casi burlándose de él. ¿Iba a empezar a lanzar telarañas? No lo iba a permitir.

Corrió a la pared más cercana y, moldeando chakra en la base de sus pies, saltó hacia la misma, consiguiendo quedarse apoyado. Empezó a correr —o intentarlo— hacia Matt, para continuar el entrenamiento.


Aquel último mes había sido especialmente productivos. Desde aquel primer encuentro con el robot, habían seguido encontrándose de forma periódica. Poco a poco, había ido ganando más soltura con su técnica, aunque todavía no la terminaba de dominar, aunque sí que había obtenido grandes resultados respecto al haki de observación. En más de una ocasión dicho haki había evitado que Matt le aplastase, empalase, mutilase o demás, agradeciendo —un poco en contra de su voluntad— a su abuelo por haberle dado las pautas para desarrollarlo.

Los entrenamientos se habían convertido en una práctica común. Con el paso de los días, Rokuro había ido comprendiendo —o eso creía— un poco más al hombre tras la máquina, aunque aún estaba lejos de saber por completo como debía de sentirse al vivir una existencia como aquella. ¿Habría algo que pudiera hacer para ayudarlo? Probablemente sí. Pero para ello, como para sus otras metas, debía enfocarse en ascender. Debía subir y subir, cada vez más, hasta tener el poder necesario para poder cambiar las cosas. Lo haría no solo por él mismo, sino por todas las vidas afectadas por el Gobierno Mundial. Y por Matt.

—¿Qué hay, compañero? —saludó Rokuro al robot al llegar a la sala de entrenamiento. Desde hacía un mes, habían dejado el gigantesco cañón en su sitio, sin moverlo de sitio. Quizás porque era muy pesado. Afortunadamente, todavía no habían tenido la necesidad de usarlo. Rokuro rezaba porque continuase así.

Una vez se dispusieron a empezar su entrenamiento, un agente de rango superior irrumpió en la sala, vestido con el típico traje negro, un sombrero de ala corta y gafas de sol.

—Agentes Kurokage y M.A.T.T., se les requiere para una misión de urgencia. Los prisiones que habían capturado en la casa de subastas de Sabaody han escapado de sus celdas, justo hoy el día que iban a ser trasladados a Impel Down. No sabemos en dónde se han escondido, por lo que deben buscarlos y apresarlos nuevamente.

Rokuro miró al agente, volvió la mirada a Matt y la volvió a dirigir al primero.

—Sí, señor —exclamó enérgicamente.

El entreno hizo que Matt evolucionara en táctica y combate, también permitió al científico a cargo recopilar datos del propio Matt, solo a ojos de alguien que lo controla, podría decirse que estaba más tranquilo al lado de Rokuro, quizás los entrenos, la confianza que se ganó y que es el único que aún no había muerto por la hoja de Matt, habían permitido a Matt o mejor dicho, a la araña de la akuma, crear un lazo afectivo... O quizás es que la araña se entretenía con Rokuro hasta poder hincarle el diente, a saber... Pero Link prefería pensar en Matt como un ser humano a expensas de sus compañeros. El equipo de Matt había crecido, ahora era en cabeza Hojo, claramente, su creador y por debajo de este Link, eran los únicos que tenían permitido modificar a Matt, pero Link necesitaba ayuda así que agregaron a tres personajes más para la conservación, estudio y evolución del soldado Matt..

El el entreno de hoy, cuando Rokuro entró Matt había recibido indicaciones por uno de los nuevos, por lo que tras la entrada de su oponente y la interrupción del agente que les otorgó una misión, cuando este se fue Matt se acercó a Rokuro -Gracias, por le entreno. Es de buen. Nacido. Ser agradecido. Esta noche. Te froto espalda en ducha- Tras el comentario se hizo un silencio... Bastante incomodo por todos a decir verdad. Link se adelanto -¿Matt? ¿Análisis de daños?- Matt se giró hacia él -Analisis de daño ejecutado hace treinta y siete minutos, Programa, ciento por ciento operativo. Estructura Física, ciento por ciento operativo. hardware y software operativos al ciento por ciento- Tras eso se escuchó unas risas ahogadas, eran los tres nuevos... Link los miró fulminantes... ¿Como iban a arreglar ese pequeño problema? Si no hacían nada, Rokuro acabaría con la espalda frotada... -Lo solucionaremos- Comentó Link a Rokuro... Pero... ¿Lo harían?

Escenas extrañas a parte, Matt esperó a las ordenes de Rokuro como siempre, pero antes que nada -Matt, se te han actualizado unos datos, revisalos, los jefes quieren que analices ese prototipo de arma por si puedes usarla para evitar matar a un objetivo.- Informó el científico. Parece ser que un espadon gigante en misiones de secuestro era algo incompatible por lo que decidieron que él mismo se creara un arma con diferentes bocetos. ¿Sabría Rokuro que Matt tenía oficios agregados? Valía tanto para un roto que para un descosido... Nunca mejor dicho

¿Kaden Cross y Lazelle Tranchant? ¿Cómo habían escapado? Rokuro aceptó de buenas la misión, en parte porque sentía que era su deber como la persona que apresó a los criminales, en parte porque tras las semanas de entrenamiento una parte de él deseaba algo más de acción y en parte porque no le quedaba de otra. Órdenes de arriba. No estaba seguro de por qué requerían precisamente que ellos dos se encargasen del asunto, pero no le dio demasiada importancia. Al fin y al cabo, ya se habían enfrentado a ellos. Aún así, no estaba seguro de poder repetir la misma proeza que llevó a cabo al derrotar a Lazelle la primera vez. No había sido potra, pero sí que había habido algo, una sensación profunda, que lo había impulsado. Y esa sensación no había vuelto a surgir desde entonces.

Las palabras de Matt lo sacaron de su ensimismamiento.

—Yo... esto... No creo que sea necesario —dijo, confundido. Aquella proposición resultaba realmente extraña viniendo de Matt.

Tras el análisis a Matt y las risitas de los nuevos científicos, todo quedó mucho más claro.

—No te preocupes, podemos solucionarlo más tarde. Ahora tenemos una misión que cumplir —le dijo al encargado de Matt, el mismo científico que lo había acompañado desde que lo conocía. Lo cierto es que nunca se había molestado en aprenderse su nombre.

Comenzó a revisar todo el equipo que había llevado consigo. Para un entrenamiento nunca se le habría ocurrido llevar el equipo completo que usaba para las misiones, pero la vida le había enseñado a ser prevenido, por lo que se alegró al comprobar que tenía encima varios pergaminos y sellos explosivos, además de los arrojadizos varios que usaba contra Matt y a Susurro de Oscuridad. Había dejado a Takarashi descansando en su habitación, pero no importaba; no creía necesitarle para aquella tarea.

—Matt, atento. Primero bajaremos a las celdas en las que estaban encerrados. Quizás allí encontremos una pista sobre cómo escaparon, y puede que hayan dejado algún rastro o que alguien los haya visto. No se me da muy bien esto de hacer de detective, pero no pueden haber ido muy lejos. ¿Tienes alguna propuesta?

Tras escuchar las palabras de su compañero, tomó rumbo a las celdas, descendiendo por varias escaleras y cruzando una serie de pasillos idénticos. Sí, era un lugar grande en el que cualquier persona que no estuviese habituada podría perderse con facilidad. Por ese motivo, los criminales podrían estar en cualquier parte, aunque... Lazelle había sido legionario en el pasado. ¿Habría visitado alguna vez Ennies Loby? ¿Sabría moverse por toda la isla? Maldición. Al percatarse de ese detalle, Rokuro comenzó a descender aún más rápido, esperando que Matt le siguiese el ritmo, hasta que llegó a su destino.

En la entrada a la celda había un guarda que les permitió pasar al interior. Dentro, había una gran cantidad de celdas, aunque muy pocas ocupadas. Era época de pocos prisioneros, ya que los jueces habían estado dictando sentencias sin parar. Sin embargo, el caso de Kaden y Lazelle era más complicado, por lo que se había demorado su estancia en la isla. En el interior encontró a dos jóvenes legionarios, reclutas sin duda, que esperaban junto a las puertas de las celdas de los dos criminales, que eran colindantes.

—Soldados, soy el agente Kurokage. Me acaban de encargar el caso de la desaparición de estos dos hombres. ¿Han podido descubrir algo?

—Sí, agente. Al estudiar las cerraduras, parecen haber sido abiertas con ganzúas, tal y como indican los daños en los cilindros. Creemos que alguno de ellos se hizo con un crochete, o algo parecido, y consiguió salir de su celda para liberar a su compañero.

—Habrá sido Cross, seguro —dedujo Rokuro sin hablar hacia nadie en concreto—. Gracias por vuestro servicio, soldados. A partir de ahora nos encargamos nosotros.

Los soldados se retiraron y Rokuro se quedó a solas con Matt.

—¿No tendrás por casualidad alguna forma de rastrear a estos hombres? Ya sabes, un aparato robótico que siga su pista, o algo de eso —suspiró—. Dejando eso a un lado, deberíamos interrogar a los prisioneros, por si saben algo. Empieza por ese lado, yo iré por el otro.

Ladeando la cabeza Matt miró a Rokuro, tampoco era detective pero se centraba bastante en los detalles -Preguntar, presos, preguntar, carceleros, preguntar, testigos, observar, pulso, observar, tics- También soltó un par de cosas más pero vamos a obviarlas. Decidió seguir a Rokuro hasta el lugar de los hechos. Al llegar a la zona de confinamiento observó sin decir nada a los nuevos reclutas, a la gente presa en las celdas adyacentes y sobre todo las celdas, a veces por ahorrarse dinero las celdas eran precarias para asegurar el nivel de los presos y justamente a ellos dos tenían suficiente nivel como para necesitar el doble de seguridad.
Rokuro llegó a la conclusión que necesitábamos interrogar a la gente que pudo presenciar la fuga. Matt entró claramente muy tranquilo a la primera celda con su espadón a la espalda, totalmente tranquilo, no creía que alguien podría robarle la espada y usarla contra él. De pronto, en todo el lugar se empezó a escuchar gritos aterradores ¿Que habría pasado? Matt, claramente...

Los gritos se hicieron claramente más fuertes y con bastante sentimiento de desesperación. Por lo visto, para los curiosos, nada más entrar en la celda, Matt agarró la cabeza de uno de los presos e insertó su dedo pulgar en el ojo izquierdo del preso, sin hacer preguntas ni pronunciar una sola palabra, simplemente le hizo perder la vista de ese ojo, luego le arreó dos puñetazos en el estomago, le agarró la muñeca izquierda y se la fracturó, luego le preguntó a los presentes que esto lo hacía "gratis y por placer" y que lo siguiente lo hacía para obtener respuestas, si no querían aumentar los daños, tenían que hablar y aún que dijeron todo lo que sabían, Matt repitió con total tranquilidad a los otros dos que habían en esa celda lo mismo que le hizo al primero -Si no contestáis, me obligáis a sonsacar. Haré a todos el mismo daño, aún que contestéis y repetiré, lo mismo, en las demás celdas...- Ante tal amenaza, todos y cada uno de los presos empezaron a gritar y a decir lo que veían para evitar que Matt hiciera un destrozo a todos los presentes, pero primero terminó de romperle la muñeca al tercero de la sala -Bien, ya nos conocemos. ¿Que habéis visto?- Volvieron a gritar todo y cada una de las cosas que habían visto y oído con ímpetu y muchas ganas de descifrar el misterio. -¡Pero por qué mierda empiezas torturando!- Gritó uno, Matt se giró y contestó -No, gustar, hablar, no perder, tiempo en ello- fue sincero... Es lo que hay... -Y por, que puedo con basura, como vosotros- Agregó gratuitamente

Rokuro se acercó a una de las celdas, ocupada únicamente por un solo hombre. Desgarbado y sucio, parecía que no solo llevaba algo de tiempo ahí dentro encerrado sino que no se preocupaba demasiado por su aspecto. «Tampoco es que tu aspecto importe cuando estás aquí encerrado» reflexionó. Golpeó los barrotes con los nudillos y el hombre le miró con poco interés.

Estaba recostado sobre su catre, el único lugar en el que era capaz de permanecer en reposo sin tener que tumbarse en el suelo. Parecía desmotivado, como si supiera que se habían acabado las opciones para él. Quizás pudiera utilizar eso de alguna forma.

—No sé nada —dijo el preso sin que le preguntaran para volver a mirar al techo.

—Yo no estoy tan seguro —comentó Rokuro. Entonces escuchó una serie de gritos que venían del lado de Matt. Aquel gamberro ya estaba haciendo de las suyas. Suspiró—. ¿Oyes eso? Es mi compañero interrogando a los otros presos. Tú tienes suerte de que te haya tocado yo, que soy más dado al diálogo, pero si no quieres hablar le puedo decir que venga; seguro que no le importa.

—¡Ya te he dicho que no sé nada! —exclamó. Se había incorporado, nervioso ante la amenaza—. Esta forma de tratarnos es inhumana. Somos escoria y ya no nos queda nada bueno en la vida, pero no por eso podéis tratarnos cómo os de la gana. No me sorprende que esos dos se escaparan.

—¿Cómo sabes que se escaparon si no has parado de decir que no sabes nada? —inquirió Rokuro. Los gritos acrecentaban en la otra celda, convirtiéndose en un sonido realmente desagradable—. Al final tendré que llamar a mi compañero para que se encargue de ti.

—Yo... esto... no... ¡Por favor, no! Está bien. Sí, se escaparon. No sé de quién fue la idea de ponerlos en celdas contiguas, pero no era muy avispado. Los dos no paraban de hablar y de urdir planes para escapar y contactar con los suyos.

—¿Qué planes? —aseveró Rokuro.

—Yo... te juro que no lo sé. De verdad. No estaba pendiente de ellos, y cuando susurraban no distinguía bien lo que decían. Sé que el flaco no paraba de decir que en cuanto escapase hablaría con su jefe, y el otro se conocía bien el funcionamiento del lugar. Las pautas de los guardias, las distintas ubicaciones de la isla... Se fueron a toda prisa en cuanto consiguieren salir de sus celdas. ¡Es todo lo que sé!

—Bueno, tendrá que servir —dijo Rokuro—. Te daría las gracias, pero sé que no lo has hecho por placer. Solo espero que no me hayas mentido —Le lanzó una mirada, y la amenaza quedó en el aire, al alcance de cualquiera que quisiera atraparla.

Se dirigió hacia la celda en la que se encontraba Matt, que se había convertido en la trastienda de una carnicería.

—Vale Matt, ya está bien. Sí, son basura, ellos lo saben perfectamente, pero es suficiente. Has cumplido con tu labor; tengo lo que necesitábamos. Ahora sígueme.

Rokuro sabía a lo que se arriesgaba dejando a Matt solo como lo había hecho, pero no podía estar siempre pendiente suyo. En todo caso aquello era labor de sus creadores, pero no parecía importarles demasiado siempre y cuando no estuviese en juego la integridad de Matt. Lo más seguro es que su programación le impidiese actuar de forma más normal, como hacer preguntas y esperar respuestas en vez de torturar cuando realiza un interrogatorio. No era un experto en ese tema, pero ¿por qué otro motivo una máquina sin emociones iba a torturar de buenas a primeras? La única vez que había vislumbrado al Matt interior tras la máquina, no le había parecido alguien tan inhumano, por lo que la única explicación que parecía tener sentido era la de su programación. ¿Sería capaz de arreglarlo algún día?

Una vez fuera de las celdas, le dio a su compañero las indicaciones pertinentes, explicando lo que había descubierto.

—Creo que han ido a la sala de control y comunicaciones —le dijo a Matt—. Al parecer Kaden tiene el plan de contactar con el jefe criminal para el que trabajaba. Si lo hace, le explicará que no fue la revolución quién destruyó su negocio de esclavos y se cargará nuestra última información. Además, Lazelle es un ex legionario, ya ha estado en esta isla con anterioridad. Lo más seguro es que se la conozca mejor que nosotros. Tenemos que darnos prisa e ir a la sala de control para atraparlos antes de que contacten con el exterior, o si no el Gobierno Mundial se verá afectado. Rápido.

Los presos que les tocó el "interrogatorio" de Matt, habían cantado hasta el nombre de su primera mascota, para cuando llegó Rokuro, todos estaban con un solo ojo funcional, unos cuantos morados en el estomago, más comida devuelta en el suelo y una muñeca rota pero ningún daño extra más, parecía que el método algo "tosco" de Matt había dado sus frutos, iba a arrearle más a uno de ellos cuando fue detenido (Y menos mal, si no habría acabado Mattando a todos los presentes) por su compañero. Salieron de ahí para recibir más información sobre la misión -Recibido, Sala de control y comunicaciones. Los objetivos, tener información del lugar. Analizando datos, analizando mapa de la instalación. Sala de control localizada,- Matt se transformó en una araña, su forma completa de la akuma no mi para ir lo más rápido por los pasillos laberínticos de la zona pero antes de arrancar a toda prisa -Información recolectada de los presos. Los dos objetivos, desde el minuto uno, hablaron para fugarse. Tienen contactos, Cross en las islas Spider Miles con unos "Nubes rojas", Arabasta con "Lagartos de las arenas" y Lazelle en Lithos con "Cuervos Rojos". Uno de los presos, creyó entender que Lazelle, tiene contactos con, soldados de la instalación. Otro de los reclusos tenía un perro con ocho años llamado "Testor". La información restante, tiene que ver con sus familiares, sus relaciones, sus trabajos, nada relacionado con esta misión, uno tiene contactos, trafico de drogas...- Tras transmitir la información a su compañero, salió por patas... ¡Já! ¿Lo pillas? Tiene ocho... Aburrido...

A toda velocidad por los techos de los pasillos de la pequeña prisión corría una araña del tamaño que no te quieres encontrar en tu miserable vida, la poca gente que tubo la suerte de cruzarse con Matt gritaba a la par que un escalofrío de entre asco y miedo lo convertía en un satisfaller humano hasta que por fin una araña gigante intentó entrar en la sala de comunicaciones, pero algo raro pasó, las puertas, unas rejas en esa sala redonda no se habrían lo que resultó ser un choque tremendo de la araña con la estructura de la instalación. Una vez la araña cayó al suelo, volvió a ser Matt, quien se levantó como si nada y agarró su espada, a la cual empezó a quitarle las vendas que la cubrían -Necesitar, permisos, para dañar, instalación gubernamental.- Por eso no arrasó con todo lo que tenía por delante, dañar la propiedad del gobierno no entraba en su programación por lo que no pudo hacer nada más que esperar... ¿Otro fallo de programación o una decisión correcta?

Sin duda el punto fuerte de Matt era cumplir órdenes. En cuanto le alentó para que actuase con rapidez no tardó en recurrir a los poderes de su fruta del diablo. Su cuerpo se transformó, mutando, adoptando cuatro extremidades más y adquiriendo el aspecto de una enorme araña orgánica, no sin antes facilitarle la información a Rokuro.

—Nubes Rojas en Spider Miles, Lagartos de las Arenas en Arabasta y Cuervos Rojos en Lithos. De acuerdo. Después lo investigaremos. Y quizás esa pista sobre tráfico de droga sirva algo. Pero de momento, nos vemos en la sala de control.

Matt, con un plano de la instalación descargado directo en su cerebro y su extraordinaria velocidad arácnida, tomó la delantera. Normalmente prefería ir delante para tener cierto control de la situación, pero la situación se había vuelto crítica. No solo eso; también debía promover la independencia de Matt. En estos instantes, solo de esa forma podía ayudarle a escapar del yugo y control bajo el que encontraba.

Por su parte, comenzó a correr hacia la sala de control. Conocía, a grandes rasgos, el camino, pero seguir a las víctimas asustadas que había dejado Matt al aparecer de repente y pasar por su lado veloz como si nada importase ayudaba. Era como seguir migas de pan. No tardó mucho en llegar hasta su destino, dónde se encontró una escena que no le sorprendió pero sí que le preocupó.

Por fuera de la puerta había dos legionarios, inconscientes en el suelo. A su vez, la entrada a la sala de control estaba bloqueada por unas enormes rejas metálicas, más anchas y resistentes que las de las celdas de los presos. Habían activado el mecanismo de protección de emergencia en caso de invasión.

Aquello le dio una pista más a Rokuro sobre el motivo por el que los dos hombres se habían encerrado ahí. Desde luego su objetivo no era escapar, sino hacer saber realmente lo que sucedió en su arresto. Si la información llegaba a oídos equivocados, los planes del Gobierno Mundial se verían perjudicados. Muchas vidas inocentes podrían perderse en vano. Y no podía dejar que ocurriera.

—Matt —le dijo a su compañero que había vuelto a su forma «humana» a la vez que desenvainaba a Susurro de Oscuridad—, permiso concedido. Tenemos que abrirnos paso hasta la sala de control; es una cuestión de vida o muerte.

Se predispuso a cortar aquella gruesa reja metálica junto a su compañero. Nunca había realizado una hazaña semejante, pero no tenía más opciones. Aquellos barrotes eran tan gruesos que podían suponer un difícil obstáculo incluso a Matt por sí solo, y no tenían tiempo. Además, tal y como su abuelo había reconocido, se había vuelto más fuerte. Era el momento de demostrarlo. Sujetó la shinobigatana con los dos brazos, y se situó junto a Matt para coordinar un ataque combinado. El filo de la espada comenzó a tornarse negro a la vez que concentraba en él todo su poder. El poder que el mismo Lazelle le había obligado a desarrollar. Mostró una sonrisa irónica, una pequeña curvatura en sus labios, mientras dejaba caer su espada junto a Matt.

Tras concederle el permiso necesario para saltarse el protocolo de seguridad de instalaciones, Matt alzó la gran espada y cambiando a su forma Híbrida, lo cual empezaba a controlar bastante bien, se sincronizó a la perfección con Rokuro para soltar un ataque devastador entre los dos. La fuerza ejercida por Rokuro más la energía que esa araña imbuyó en el enorme espadón, creó la suficiente fuerza como para tras golpear su objetivo y abrirlo de golpe, crear una corriente de aire bastante notable. Una vez creada la apertura para acceder al interior de la sala, Matt cambió de forma nuevamente a la original. No quería mantener mucho a la araña, de alguna forma era consciente que cuanto más tiempo pasa en otras formas que no son la suya, más problemas de percepción, control y gestión de datos (Programa de bloque de pensamiento libre y personalidad fallido) tenía.
Por suerte para él, una vez siendo de hierro recibió un disparo en el pecho, el cual revotó en su blindaje pero que claramente mostraba que les habían arrebatado el arma a los guardas o de alguna forma habían accedido a sus armerías. Lo preocupante vino cuando de pronto una cosa relativamente pequeña de forma de geoide y un pequeño brazo saliente de la cabeza de esta, apareció entre el polvo que la técnica simultanea creó... Objeto militar también llamado granada de fragmentación. Matt clavó el espadón justo delante de esta, interponiendo un bloqueo entre dicho artefacto explosivo y Rokuro, cuando esta detonó la espada pudo repeler con éxito el daño pero la poca visibilidad fue aprovechada por Lazelle quien por el flanco derecho de Matt arremetió con toda su energía y una espada de la legión en mano contra el agente de carne y hueso...

Increíble su capacidad de adaptación a cualquier medio cuando no solo quiso dar una estocada en el centro del estomago a Rokuro si no que soltó otra granada por detrás del bloqueo de Matt la cual fue un gran problema. Para no dañar a su "superior" Matt clavó nuevamente la espada pero esta vez, no se quedó protegido, decidió que el bloqueo no dañara a Rokuro haciendo que dicha granada quedara bajo Matt. La decisión del robot de evitarle daños a su compañero y recibirlos él era clara. Las probabilidades de sobrevivir de Matt ante las de su compañero frente a dicho problema eran mayores y la capacidad de recuperación también... Bueno, El encapuchado se recupera, al Cyborg le sustituyen piezas...

De pronto, tras el espadon... ¡¡BUMM!!

La reja cedió bajo el ataque combinado, creando un acceso a la sala de control. Con suerte, no sería demasiado tarde.

Aquel ataque le había hecho comprender a Rokuro una cosa: realmente se había vuelto más fuerte. No poseía la increíble fuerza bruta de Matt, pero ahora era capaz de lograr proezas que antes nunca hubiera imaginado. Aunque su robótico compañero no se quedaba corto. Podía asegurar, después de aquel mes de entrenamiento conjunto, que había adquirido un gran control sobre su fruta, lo que le volvía aún más poderoso de lo que ya era. Pero, por una vez, ese pensamiento no le parecía ya no le ponía nervioso. Matt se había vuelto su compañero, lo reconocía como a un igual y un aliado, y que se volviera más fuerte le hacía sentirse más seguro.

Notó que Matt no pasaba mucho tiempo en sus formas arácnidas, pero no le dio mucha importancia. Asumió que sencillamente se sentía más cómodo en una forma más humana.

Un disparo resonó contra el pecho metálico de Matt. Una brumosa nube de humo ocasionada por el ataque de las espadas impedía ver su origen. «Claro, les han robado las armas a los legionarios» dedujo. A su vez, un proyectil volador fue lanzado hacia ellos, no con fuerza, sino trazando una parábola en el aire. Tanto Matt como Rokuro lo reconocieron al instante como una granada, y el ciborg fue lo bastante hábil para colocar su espadón como escudo para Rokuro. Este, a pesar de la protección de Matt, tensó los músculos de su cuerpo para iniciar su Tekkai Kempo. Con suerte, aquel nuevo estímulo sería lo que necesitaba para llenar ese pequeño vacío que notaba en su técnica. ¿Sería Lazelle el causante de su desarrollo otra vez? Le iba hasta coger cariño.

En su cabeza resonó un pensamiento diferente cuando, haciendo gala de su maestría, Lazelle lanzó otro ataque, esta vez dirigido hacia Rokuro. Su intención, sin duda, era atravesarlo con el sable legionario que portaba, pero había lanzado a su vez otra granada realizando un ataque doble que se volvía realmente difícil de esquivar. Matt volvió a hacer de protector, clavando su espada en el suelo de canto para proteger a Rokuro de la granada. Sin embargo, dependía de él evitar el tajo.

Con un diestro movimiento hizo ascender a Susurro de Oscuridad para desviar el ataque del ex legionario mientras la granada explotaba. Matt se encontraría bien, pues su cuerpo era de metal, pero no podían entretenerse mucho tiempo con aquel hombre. Sin duda había salido como distracción, ganando tiempo para sus planes con Kaden Cross. Tranchant, por muy poderoso que fuese, no era más que un guardaespaldas. El cerebro, y por tanto, auténtico peligro, era Cross.

—Dividámonos —le dijo a Matt. La situación era crítica, pero todavía podían salvarla. La presencia de Lazelle distrayéndolos reflejaba que Kaden no había conseguido contactar todavía con el exterior.

Cogió un kunai con un sello explosivo atado. Moldeó chakra en sus dedos y prendió el sello para lanzar el kunai contra el espadachín. Lo bloqueó con la espada, creando una pequeña explosión en el aire que sirvió de distracción. Rokuro esquivó la espada de Matt a su lado, todavía clavada en el suelo, y corrió hacia los controles de la sala de mando, dónde estarían las comunicaciones.

—Lo siento, Lazelle, pero lo nuestro no podrá ser hoy —le dijo al espadachín mientras se alejaba—. Pero te dejo en buenas manos, disfruta de la compañía de mi amigo.

Querría haber detenido a Tranchant él mismo, pero la misión era más importante. Ese hombre solo quería entretenerlos y, aunque Matt podría haberse encargado de Cross, también era probable que destruyera la mitad del sistema de control y comunicaciones ahora que tenía desbloqueados los permisos para dañar la infraestructura. Muy a su pesar, debía encargarse él mismo del traficante.

Como un conejo corriendo por el bosque ágil y veloz, Rokuro pasó por la izquierda de Matt pero cuando lo intentó Lazelle este se encontró con el puño del robot el cual bloqueó con la mano pero aún así lo lanzó hacia atrás, sin dejar que este respondiera, sacó la espada del suelo como rel rey Arturo y lanzó el primer ataque a su oponente, este listo como una gacela desvió el ataque pues era más que consciente que si lo bloqueaba, el hierro que portaba el robot partiría el sable de la legión. Así se defendió de los siguientes tres ataques, desviando de forma astuta los intentos de asesinato de Matt, pero el cuarto le puso las cosas complicadas a Lazelle, realmente no pero le hizo protegerse con Haki, Matt lanzó un cuarto ataque descendente el cual claramente su enemigo desvió, pero al clavarse en el suelo, el agente del gobierno usó el apoyo que proporcionaba su arma para lanzarse sobre su objetivo y lanzar un puñetazo a su estomago, ahí no se protegió con Haki, pero si fue lanzado hacia atrás contra una pared y, en ese lapso de tiempo entre el golpe y la recompostura, Matt que no se detiene en sus objetivos y empezaba a comprender a gente de nivel superior por el entreno con Rokuro, agarró el arma y girando sobre si mismo lanzó un corte totalmente horizontal al estomago del humano, quien de no llegar a usar Haki habría sido partido por la mitad.

Lazelle bastante molesto por los ataques insistentes de Matt, aprovechó la situación pues aún que el cyborg sabe de la existencia de Haki no sabe como oponerse a este, simplemente intentará atacar hasta sobrepasar dicha defensa. Pues ante tal situación agarró la espada y lanzó un corte al pecho de Matt que le hizo retroceder, de haber usado Haki le habría realizado daños importantes pero Lazelle también desconoce contra que está luchando -¡Tus ataques no me dañarán! Mi defensa es perfecta- Gritó ofuscado pero le dio el punto importante, si Matt no podía dañarle por fuera, simplemente tendría que hacerlo por dentro, estrategia arriesgada pues en su forma arácnica tenía acceso al ponzoñoso veneno de la akuma, pero su cuerpo dejaba de ser metálico. -Gracias por la información- Contestó, a la par que se lanzaba hacia atrás, justamente a la puerta... Bueno, al agujero donde antes había una puerta para no dejarle pasar y ahí, de forma que me gusta imaginar a conciencia, Matt se transformó nuevamente en el híbrido entre humano y araña

En su mente resonó el disparo, antes de que el sonido le llegara a los oídos. Se apartó a un lado, mostrando tranquilidad, mientras el disparo rasgaba un mechón de su pelo. Se movió por instinto, aunque recordó que seguía bajo los efectos del Tekkai Kempo. Con toda seguridad, de haberle alcanzado la bala, habría rebotado. Se alegró de haberla evitado. Las balas que se desviaban o rebotaban eran un peligro incontrolable.

Al fondo se encontraba Kaden Cross, pistola de chispa en mano. Con el otro brazo sujetaba a un pobre legionario, que se encontraba atado y amordazado. Kaden volvió la pistola contra su cabeza, y sonrió.

—Quieto ahí, agentucho —exclamó el criminal, algo nervioso—. Quieto o te juro que le disparo.

Apretó con más fuerza el arma en la cabeza del legionario, quién empezó a sollozar. A pesar de la mordaza que oprimía sus labios y dificultaba su habla, el prisionero emitió un murmullo ininteligible. Sus ojos, llenos de desesperación, intentaban comunicar un mensaje de socorro. Rokuro se vio envuelto en una peligrosa tesitura, aunque se esforzó en no reflejar las dudas en su rostro. Por un lado, podía dejar que acabase con el legionario; esa era la opción fácil. Si asesinaba a Cross, nadie sabría que lo había dejado morir y concluiría su misión con facilidad. Por otro lado, estaba decidido a hacer todo lo posible por sus compañeros. Alcanzar su meta lo era todo para él. Y para ello no podía hacerse a un lado.

En un instante, sintió un momento de calma y de fría determinación. Aquella sensación, que le recordaba a la vivida al final de su combate contra Lazelle Tranchant en el momento de su captura, le embargó. Le pareció que el mundo a su alrededor se movía más lento, desde la ligera corriente de aire que se filtraba en la sala de mandos hasta las gotas de sudor frío que corrían por la frente del legionario. Y la claridad inundó su mente.

—Dime cómo hacer contacto con el exterior o le vuelo los sesos —advirtió Cross mientras amartillaba el arma.

—N-nomh, por fafó, t-tengo mmuj-mujer e h-hijos —consiguió balbucear su prisionero aún con la mordaza puesta. Estaba cagado de miedo.

Dio un paso hacia la pareja, alzando su arma. La expresión de Cross se acercaba a la de la locura extrema. Estaba desesperado, y un hombre desesperado era capaz de cualquier cosa.

Clonc.

Dejó caer su arma contra el suelo. Al momento, empujó lejos de él mismo su espada, quedándose aparentemente desarmado. En muchas ocasiones, la determinación de luchar era importante, casi fundamental. Pero la voluntad de hacer lo correcto era igual, o superior. Sí, quería ascender, volverse alguien importante y con poder para lograr cambiar al Gobierno Mundial desde dentro y convertirlo en algo mejor. Sin embargo, también luchaba por personas como aquella que tenía frente a él. ¿Cómo podía ignorarlo? No, no podía. Ni podía ni quería.

—Estoy desarmado —dijo, con una voz realmente calmada, alzando las manos vacía—. Tú tienes el poder, no quiero que le pase nada a ese hombre —El legionario parecía más aliviado, pero no mucho. Su vida seguía dependiendo de los caprichos de su captor—. Haré lo que me pidas, ¿entendido? Solo no mates a ese hombre.

Una sonrisa de superioridad asomó en la cara de Kaden que, junto a sus rasgos afilados, le hacía parecer pérfido y vil. Probablemente lo fuese.

—Usa el código para desbloquear las llamada externas de los Den Den Mushis. Este imbécil no quiso decírmelo y por eso casi lo mato, pero seguro que tú no tendrás ningún problema, ¿verdad? —preguntó con un tono malicioso mientras volvía a apretar la pistola contra la sien de su prisionero.

—Está bien.

En las paredes de los pasillos habían cicatrices de diferentes formas, alargadas dejando ver claramente que habían sido provocadas por una espada de gran tamaño como pudiera ser la de Matt pero solo eran indicios, no habían pruebas, también habían telarañas, no solo en las paredes, también colgadas del techo, en el suelo, diréis "De Matt" Solo son indicios, es verdad que él habría podido hacerlo pero no hay pruebas, quizás una plaga de arañas había casualmente aparecido por uno de los cortes que a saber quien lo habría hecho y tras salir de detrás de la pared se habían puesto a tejer... Bueno, ese no es vuestro problema, dejar de buscar quien rompe y ensucia las instalaciones del gobierno, para eso había gente de la limpieza y mantenimiento ostias... ¡Oh! Se me olvidaba, también había un liquido entre un color violeta fuerte que iba decolorando en uno verde fuerte por todos lados a modo de escupitajo y sin pruebas que lo evidencien, podrías pensar en Matt, pero a saber de donde había salido eso... Solo espero que los de la limpieza usen guantes o no habrá suficiente morgue para todos...

Bueno, acusaciones a parte, todos esos daños se habían producido tras la transformación de Matt en hombre araña (Sí, spiderman) Justamente tras bloquear la puerta para que Lazelle no entrase con Cross y molestasen a Rokuro, y ahí estaban ellos dos... El ex-soldado había conseguido sobrevivir hasta el momento, no por que no fuera capaz de hacerlo y lo consiguiese a duras penas, estaba intacto, ninguno de los incesantes ataques de Matt había conseguido hacerle el más mínimo rasguño pero eso no impedía a la maquina de Mattar que lo intentase con suma insistencia -Maldita sea... ¡Muerete ya!- Gritó desesperado, pero a cada golpe que lanzaba el humano contra la araña, esta escupía veneno y quizás tenía la brujula de la moral rota, pero Lazelle sabía que por el olor, aspecto, viscosidad (Que notaba al ver como caía del techo) y la insistencia del robot de atinarle con eso, no podría ser muy sano para la salud... Podría haberle cortado la cabeza al cyborg en diferentes ocasiones, pero al ver que este se dejaba cortar y solo escupía no podía darle el golpe final en ningún momento, algo le decía que le importaba una mierda... -¡Eres un suicida!- Dijo nuevamente en tono algo -¡Graaaaaaajjjjj!- Contestó Matt... No se que le quería decir exactamente, no hablo spiderdioma... Cabe recalcar, que el cuerpo arácnido de Matt tenía cortes tanto en brazos, piernas como torso, pero entre la armadura natural y resistencia nata, no habían conseguido ser algo importante...

Se acercó muy despacio hasta la mesa de control, buscando el comunicador.

—Vamos, ¡date prisa! —aseveró Cross.

Rokuro le miró. Su mirada, habitualmente profunda, estaba cargada de una intensidad sin igual, lo suficiente para hacer callar al impaciente Kaden. A su vez estaba alcanzado un estado mental de plena resolución, sintiendo que era capaz de lograr todos sus objetivos.

Volvió a enfocarse en la mesa de control. Empezó a introducir el código de desbloqueo, pero al final, justo antes de darle a la última tecla, se detuvo.

Si quería superar la adversidad, necesitaba darlo todo de sí. Hasta el momento tanto el dejar su arma como fingir que introducía el código eran una distracción. Una distracción para confundir al criminal y hacerle pensar que se iba a salir con la suya, para que se confiara. Y en el preciso momento antes de salirse con la suya, Rokuro reaccionó. Era la única manera.

Se abalanzó, todavía manteniendo el Tekkai Kempo, sobre Kaden y el hombre al que había secuestrado, preparado para su siguiente movimiento. Apretó el puño, con fuerza, y descargó un puñetazo cargado con toda su voluntad sobre el rostro de Cross consiguiendo que soltase al guardia. Nunca había sido fuerte, sino todo lo contrario, pero había entrenado para ganar fuerza y, ahora que estaba usando el Tekkai Kempo su piel era igual que el acero. El golpe debía de ser considerable.

Pero Cross demostró una resistencia superior a todo lo esperado. Se había caído al suelo, pero luchó por incorporarse mientras levantaba su arma y apretaba el gatillo. Antes de hacerlo, Rokuro ya había presentido lo que iba a hacer. «Bendito haki» pensó. Abrió de golpe los ojos y, por reflejo, se interpuso entre el guardia y la bala que iba directa hacia él. ¿Por qué no hacia Rokuro? No estaba seguro. Tal vez Kaden quisiera cumplir su amenaza, sin importarle nada más. Lo cierto es que no lo sabía, pero no importaba.

La bala impactó sobre Rokuro. Había logrado moverse sin dificultad usando el Tekkai Kempo, justo a tiempo para proteger al hombre atado, que se encontraba indefenso. La bala rebotó, saliendo despedida contra la mano del criminal con la que sujetaba el arma, desarmándolo. Rokuro a veces era una persona afortunada, y aquello lo demostraba. Aprovechando la situación se abalanzó sobre Cross, tirándolo al suelo e inmovilizándolo.

—No volverás a amenazar a nadie —le dijo—. Me aseguraré de ello.

¿De verdad había evitado la muerte del guardia y había logrado salvaguardar la información del Gobierno Mundial? Casi no se lo podía creer. Casi. Una parte en su interior, que desde que se había incorporado al trabajo había ido en aumento, le inspiraba y le instaba a avanzar. Esa misma parte era la que sí se creía que había conseguido tal hazaña. La parte capaz de lograr cualquier cosa.

De pronto por la entrada entre los pasillos y el centro de comunicación una fuerte ráfaga de aire se hace presente y un buen impacto choca con el canto derecho haciendo una pequeña brecha, dicho "ataque" se siente como una pequeña explosión. Para quien asome el pescuezo, podrá ver a un Lazelle que parece la mitad de lo que era antes, no, esta vez no estaba partido por la mitad, pero estaba pegado... La estrategia de Matt fue llenar absolutamente todos los pasillos cercanos con telas de araña y dejar huecos para lanzar veneno. Por desgracia para su oponente en uno de sus movimientos, pisó con la pierna derecha uno de los escupitajos de Matt, el cual le hizo resbalar y apoyar la rodilla en el suelo y la mano en la pared... Pared en la cual se encontraba una tela de araña, al intentar deshacerse de ella la arrancó de la pared pero lo único que consiguió fue poco a poco ir echando sobre su cuerpo pequeñas hebras de dicha tela que se iba pegando tanto a otras telas de araña como a su propia piel, para cuando se pudo dar cuenta todo su cuerpo estaba pegajoso entre sí, lo que redujo su velocidad y el cyborg aprovechó para escupirle telas de araña directamente a él. Para cuando se quiso dar cuenta estaba tan enganchado que literalmente podría decirse que se había capturado él solo...

En contra parte, Matt tenía otro problema, sus telas no se le quedaban enganchadas al cuerpo pero le impedían pasar cómodamente hacia donde estaba Rokuro al quedarse pegadas en su arma, por lo que intentó cortarlas y podía, pero dios que guarrada estaba haciendo, su espadón parecía el algodón de azúcar de la feria por lo que tras lanzar cortes a diestro y siniestro, con las cuatro manos agarrando el mango, lanzó un ataque descendente con energía que provocó un pequeño haz de energía conjunto a un viento breve pero fuerte, fue lo que impactó en la pared al lado de la entrada al centro de comunicaciones, dejando paso a que Matt apareciera con Lazelle por el umbral de dicha puerta -Misión cump cump cumplida- Matt tenía golpes, había recibido un par de puñetazos directos de Lazelle y no estaba muy fino, pero ahí estaba...

Dato a tener en cuenta, quizás y solo quizás, el haz de energía provocado por Matt, si se hubiese desviado un poco, como un par de centímetros a la izquierda, no habría golpeado la pared, quizás habría impactado de pleno contra el soldado, Cross o hasta Rokuro, pero nuevamente son conjeturas, no hay prueba de que su ataque fuese a ciegas y no calculado... ¡Hipotesis! ¡¡No tienen validez en un juicio!! ¡Ah! y si alguien se lo pregunta sí, Lazelle accidentalmente había ingerido veneno por lo que si no se le trataba a tiempo, quizás y solo quizás moriría... A saber...

El robot entró en la sala, más destrozado de lo que Rokuro lo había visto nunca. Arrastraba a un moribundo Tranchant con él.

―Sí, misión cumplida ―le dijo a Matt, a quién le dirigió una sonrisa.

Aunque sabía que sería capaz, no había podido evitar preocuparse por su enfrentamiento contra el ex legionario, y verlo aparecer de una pieza, o casi, le hizo alegrarse por su compañero. Y no solo eso, sino que todavía persistía en su interior una sensación de felicidad que solo el orgullo proveniente de su autoconvicción y determinación habían conseguido sacar a la luz.

―Vamos a entregar a estos hombres ―ordenó finalmente―. Aunque quizás sería mejor llevar a Lazelle a la enfermería. No tiene buena pinta.

Tras todo el conflicto, la zona se llenó de agentes y soldados por igual. Unos pocos bajo las directrices de los superiores, para poner orden en el lugar y encargarse de los guardias heridos. La gran mayoría, curiosos como ellos solos, para enterarse de qué había pasado.

De pronto Rokuro sintió la mirada de muchos agentes sobre él y Matt, pero era diferente a la que estaba acostumbrado. No se habían detenido solo en las paredes destrozadas, las largas hileras de telaraña y los pestilentes charcos de veneno, sino que comenzaban a ver más allá. En ese momento Rokuro supo que, aunque no lo iban a expresar, reconocían el buen trabajo que habían hecho. Unos cuántos observaban, sorprendidos, a los criminales, a quiénes reconocían por sus antiguos delitos. Y esos mismos eran los que más reconocían sus logros. Rokuro lo sabía. Lo veía en sus ojos.

Tras entregar a los criminales a sus compañeros de la agencia, quiénes se encargarían de tratarlos y evitar que en esta ocasión escapasen, el superior que les ordenó a Matt y Rokuro la misión se presentó ante ellos, estrechándoles la mano y agradeciéndoles por su inmediata y efectiva labor.

―Tendremos en cuenta lo ocurrido aquí, agentes ―prometió.

Rokuro asintió, contento. Sí, casi sin proponérselo, aunque enfrentando una gran dificultad, había dado un enorme paso hacia la dirección en la que había decidido avanzar. El primero de muchos. Ahora todo iba a cambiar, e iba a cambiar a mejor. Por Matt, por los guardias heridos, por todos los agentes del cuerpo y todas las personas que protegían férreamente.

Por una vez, comenzaba a vislumbrar la luz al final del túnel.