Apostando alto, cazando más alto [Maxi - John]

La noche había caído en Casino Island y las diversas y cuantiosas luces de los locales y restaurantes empezaban a brillar con gran fuerza, iluminando las calles como si de una discoteca enorme se tratase. Estás ya estaban llenándose de una gran cantidad de gente buscando donde cenar o a que local de entretenimiento entrar. Los grandes y exquisitos locales de la isla como los restaurantes ya empezaban a tener largas colas en sus entradas, algo que no me sorprendió aunque fuese el primer día que lo veía, puesto que también era la primera noche que salía del motel, donde me había estando hospedado desde mi llegada.

El día había sido igual de largo que los anteriores, puesto que me levantaba pronto para realizar mis actividades rutinarias, las cuales consistían en practicar los movimientos básicos de kung fu y la mi meditación matutina la cual me gustaba hacerla después de estos, para finalizados mis actividades salir a pasearme por los diversos bares y restaurantes diurnos buscando información sobre el tipo que buscaba.

El cual por la información que tenía hasta el momento, es un simple matón que pertenece a una mafia la cual se dedica a varios tipos de delitos, en los cuales destacan los robos a barcos mercantes, la creación y venta de drogas, el contrabando de armas y el secuestro y prostitución de blancas. Siendo el tipo de mi cartel de búsqueda el encargado de la recepción de las mujeres y jóvenes secuestradas, retenerlas y obligarlas a practicar la prostitución en los diversos locales para adultos de la isla. Y por todo ello esté tenía una recompensa de 1.000.000 de berries por su cabeza.

Y aunque durante todos aquellos días no había encontrado ningún tipo de indicio o pista de su localización, aquel mediodía mientras leía el periódico en uno de los bares más transitados de la isla, dos tipos hablaban tranquilamente sobre sus cosas, cuando de golpe escuche unas palabras claves, mercancías y cariñosas, las cuales llegarían esa misma media noche al puerto, en concreto al muelle numero 2, algo que llamo mi atención y pude escuchar gracias a que estos estaban sentados justo en mi lado menos malo. En aquel donde escuchaba más o menos bien, siempre y cuando me concentrase a no hacerle caso al pitido constante que resonaba en mi oído.

Por ello, aquella noche había salido del motel, y ahora me encontraba disfrutando de una espectacular hamburguesa de carne de vacuno con bacón y cebolla caramelizada, en uno de los puestos ambulantes que se encontraban en la plaza principal de la isla, la cual no se encontraba ni muy lejos ni muy cerca del puerto, concretamente a unos 10 minutos de esté.

-¡EXQUISITA! Esta absolutamente exquisita.- le dije exaltado al vendedor ambulante al acabarme la hamburguesa que me había cocinado, la cual era si no la mejor de las mejores que había probado en mi vida y eso que había probado muchas, podía hasta asegurar que era mi plato favorito o al menos el que disfrutaba más comiéndolo. - No querría usted ser mi cocinero personal, ¿no?, le puedo pagar muy bien.- le propuse, puesto que tarde o temprano iba a necesitar uno, si había algo que me hacía disfrutar de esta vida era la comida, y no solo comer comida, sino comer la mejor comida posible y para eso necesitaba un buen cocinero.

Y aquel tipo parecía un buen candidato, pero para mi mala suerte, a esté no le interesaba cocinar para una persona sola, su meta en la vida era cocinar para los demás y cuanta más gente mejor, por eso había creado aquel puesto de comida, con aquellos precios, los cuales según me comentaba eran los más baratos de la isla. Todo esto demostraba que aquel tipo era un buen tío, así que iba a respetar sus deseos y después de pagarle por la comida, me fui sin dejar de darle otra vez las gracias por aquella fantástica hamburguesa.

"Bueno ya es hora de ponerme en camino, sino al final se me escaparán esos bandidos..." me dije a mi mismo mientras, me giraba y empezaba a caminar dirección al puerto. Me notaba lleno de energía y vitalidad, y sabía que podría llegar al puerto volando en un periquete, pero preferí caminar para hacer una buen digestión, la cual me permitiese estar en perfectas condiciones cuando llegase al puerto. El camino no era muy largo, pero era bastante sinuoso, ya que en aquella ciudad las calles no eran caminos rectos, sino más bien parecían un laberinto, cada dos por tres habían desvíos y calles sin salida.

Cuando ya llevaba 5 minutos caminando, yendo y viniendo por las calles, buscando las correctas para llegar al puerto y cansado de equivocarme cada dos por tres y tener que volver hacía atrás, después de comprobar que nadie me veía y ocultándome en la oscuridad, decidí usar mi habilidad y haciéndome completamente invisible, salir volando hacía el cielo. Desde donde tenía una recorrido simple y visible hacía el puerto.

No tarde mucho en llegar de esa forma, en menos de dos minutos me encontraba materializándome en el tejado del edificio más alto del puerto, desde donde podía verlo todo y donde era imposible que cualquiera mirada o ojos indiscretos o discretos me viesen. - Esté es el lugar correcto, desde aquí podré ver la llegada y analizar bien la situación antes de atacar.- me dije en voz alta mientras me sentaba en el suelo, a la espera de la llegada de mis objetivos.

No pasaron más de 10 minutos, cuando apareció en las sombras del mar una pequeña luz, la cual iluminaba la cubierta de un pequeño barco, el cual se estaba acercando al puerto de la isla. "Ese debe ser el barco donde transportan a las jóvenes cautivas..." me dije mientras seguía con la vista al barco, el cual se acercaba lentamente y cuando estaba ya cerca del puerto, se apago la luz que los iluminaba.

"Jajajaja pobres... piensan que así van a llegar desapercibidos al muelle" me regocije al ver como apagaban la luz, siendo ya fáciles de ver y seguir desde mi posición. Y ahí me quede de pie siguiendo con la mirada el pequeño navío, mientras sentía la brisa entrar por el agujero de la capucha e impactar en mi cara, a la vez que también movía mis ropajes. Aquella torre era tan alta, que cualquier persona desde el suelo u otro edificio, me confundiría con un mástil y su bandera ondeada por la brisa.

Al distinguir el muelle donde se dirigía a desembarcar el navío, me convertí en aire haciéndome totalmente invisible y sin perder este de vista, me acerque a la azotea de edificio más cercano a ese muelle. Mientras me dirigía a este, me pareció ver una pequeña silueta saltar al agua, pero sin llegar a distinguir que había saltado al agua o de quien se trataba. Aún así sin olvidarlo, pero sin darle mucha importancia tampoco llegue a la azotea del edificio y como con anterioridad utilizar la oscuridad de la subida a este para materializarme.

Desde aquella altura ya podía distinguir bien y hasta escuchar a los integrantes del navío. El cual en su cubierta tenía un total de cinco personas, siendo estás el timonel del barco y cuatro grumetes que se encargaban de seguir las órdenes de esté para llegar eficazmente al muelle, es decir sin tener ningún tipo de accidente o golpe. Poco antes de que el navío llegase al muelle, un tipo salió de una de las puertas de la cubierta, dirigiéndose con paso firme hacía el timonel, el cual pareció ponerse algo nervioso al ver salir al tipo y dirigirse hacía él. Algo le dijo, pero los malditos pitidos de mi oído no me permitió escuchar con claridad la información.

Pero no tuve que esperar mucho para ver a lo que seguramente se refería, en cuanto los grumetes aseguraron el navío al muelle, otros dos tipos, seguidos por un grupo de 10 jóvenes mujeres encadenadas salieron por una de las escotillas de la cubierta. Estás estaban casi totalmente desnuda, en cambio los dos tipos que habían salido con ellas y el supuesto encargado el cual había salido del camarote de cubierta vestían unos trajes negros con camisa blanca inmaculados.

- Ninguno de esos tres son mi objetivo, supongo que son, solo los encargados de traer hasta aquí las chicas- dije justo en el momento, que al muelle entraba un grupo de 10 tipos vestidos con traje negro igual que los otros tres, excepto uno de ellos que iba en cabeza el cual portaba un chaqueta roja en vez de negra. Los tres tipos del barco junto a las jóvenes se acercaron a este grupo y con una reverencia saludaron al tipo de la chaqueta roja, el cual al pasar este por debajo de una luz, pude distinguir bien su cara y entonces lo reconocí como mi objetivo.

En ese momento, podría bajar e pelearme contra todos ellos y capturar a mi objetivo, pero no podría asegurar la supervivencia de las chicas, así que preferí esperar y seguirlos, hasta que estas se separasen del grupo y no corriesen peligro por mi intervención. "Eso sí más adelante me encargaría de liberarlas antes de salir de la isla" me dije mientras fui saltando de edificio en edificio siguiendo de cerca a la comitiva.

No llevábamos ni 50 metros recorridos, cuando escuche un fuerte ruido detrás de nosotros, mi sorpresa fue mayúscula cuando vi venir desde el mar hacía nosotros un fuerte y potente chorro de mar, el cual calló justo delante de la comitiva de bandidos y jóvenes cautivas. Varios de los bandidos y de las jóvenes se cayeron al suelo por la fuerza del agua, otros únicamente se mojaron por completo, pero absolutamente todos estaban observando sorprendidos el lugar donde había caído el chorro de agua.

En el lugar donde había caído el chorro de agua, apareció un pequeño humanoide azul, que por sus rasgos y la ya demostrada habilidad en el dominio del agua, no podía ser otro tipo de individuo que un pequeño Gyojin. El cual no dudo en encarar a los maleantes con su pequeño tridente. "Vaya, vaya... Así que este chiquitín tiene mucha suerte" pensé cuando vi, que fallaba la pistola de Terry, aquel era el nombre de mi objetivo, Terry "El Chinche" Becker.

Después del sorprendente fallo del arma, Terry hizo un gesto a sus hombres, los cuales ya todos se habían puesto de pie y sacado sus espadas y bates de beisbol. Después del gesto, 10 de ellos empezaron a caminar hacía el pequeño Gyojin, rodeándolo y permitiendo con ese movimiento que Terry y dos de sus hombres agarrasen a las jóvenes y huyeran por una de las calles que tenían al lado.

"Parece que voy a tener que actuar antes de lo pensado, al fin y al cabo, es mejor matar dos pájaros de un tiro" me dije mientras me convertía en aire y siendo totalmente invisible, bajaba hasta la calle y perseguía al grupo de Terry y las chicas. "Seguro que con esa demostración del dominio del agua, esos bandidos van a ser pan comido para ese chiquitín" me dije pensando en el pequeño Gyojin que dejaba a su suerte rodeado de 10 bandidos.

Dejando el tema del pequeño Gyojin a un lado pero sin dejar de pensar en él, puesto que me dio la idea para mi próximo movimiento. Convertido en una leve brisa, pase a través de las jóvenes para luego como si de un fuerte chorro de viento, empujar a los tres tipos por la espalda. Haciendo caer los tres al suelo. Para luego ir a un lado y materializarme ocultado detrás de unas cajas.

Con los tipos en el suelo y sin saber que había pasado. - ¡Vaya, vaya... Pero quien está aquí!- dije mientras salía de mi escondite portando el bastón en una de mis manos, cuando estos se me escucharon, intentaron levantarse, cosa que no pretendía dejarles hacer, así que con unos pasos rápidos y agarrando con fuerza a Apomyus, golpeé con todas mis fuerzas al secuaz más cercano, dejándolo inconsciente al instante.

-Será mejor que no os mováis, si no queréis acabar como él.- les dije señalando al tipo inconsciente con Apomyus. El cual me fije que portaba una pistola al cinto, me agache sin dejar de mirar a Terry y el otro secuaz, y agarre la pistola con mi mano libre, con la cual apunte a Terry, a la vez que soltaba a Apomyus para registrar al tipo, en busca de las llaves de las esposas de las jóvenes. -Chinche, Chinche... creo que has tenido muy mala suerte... eso de dedicarse a traficar con mujeres... no es algo limpio ni respetable.- le comentaba mientras hacía tiempo buscando las llaves.

El registro no tardo ni un minuto, ya que encontré lo que buscaba en un de los bolsillos de la chaqueta, agarre las llaves y con ellas ya en la mano, golpeé a Terry con la culata de la pistola en la frente, cayendo esté inconsciente al instante. Al ver caer a su jefe, el secuaz que quedaba vivo intento hacer un movimiento raro, para levantarse para atacarme, pero acercándome a él para no fallar el tiro, le disparé en el pecho descargando el cargador.

Con los tres bandidos ya en el suelo otra vez, uno inconsciente y los otros dos muertos, me acerqué a las jóvenes, las cuales estaban asustadas y temblando de miedo. - Tranquilas, he venido a rescataros, podéis iros tranquilas, os recomiendo ir al cuartel de la Marina, ellos os ayudaran a volver a vuestras casas.- les dije mientras las iba liberando de sus esposas. - Pero por favor, no expliquéis nada de lo que visteis, podéis decir que os liberasteis porque estos bandidos se pelearon entre ellos...- les seguí comentando antes de que estás asintieran con la cabeza y después de darme las gracias algo más tranquilas, empezasen a correr calle arriba.

"Bueno, será mejor que me vaya de aquí ya, esos tiros deben haber llamado la atención... estas calles hacen mucho eco..." pensé mientras agarraba primero a Apomyus y luego usando una de las esposas de las jóvenes, esposaba a Terry con las manos en la espalda y me lo cargaba al hombro. "Ahora debo volver al puerto... Con suerte, encontraré algún barco o muelle abandonado donde interrogarlo tranquilamente." y con ese pensamiento me puse en camino hacía el puerto de nuevo, pero esta vez caminando por la carretera, aunque Terry no era muy pesado, era un desgaste innecesario y algo muy llamativo utilizar mis poderes o ir saltando de tejado en tejado hasta el puerto. Lo ideal era usar las sombras de los edificios para pasar desapercibido.

"Que debería hacer... debo usar las tácticas de Sowon para interrogarlo, hacerle el mayor daño posible, hasta que me de la información que quiero... o mejor diseño un estilo propio... algo que no sea tan sanguinario, pero que de un resultado igual de eficaz... ¿Qué debería hacer...?- y perdido en esos pensamientos recorrí cada una de las calles, hasta que me encontré de nuevo en el puerto. Lo que me sorprendió ampliamente, puesto que estaba totalmente distraído en mis pensamientos. Los cuales habían acabado por decidirme a crear mi propio sistema de interrogatorio, el cual no iba a ser tan sanguinario como el de Sowon, pero igual de eficaz.

Ya en el puerto, me puse a buscar un edificio o barco que pareciese abandonado o lo suficiente apartado de los demás para poder realizar mis operaciones por el momento.