En Busca del poder: Nivel 01 [Privado: Blackula y Sincalir Moon]

La brisa del mar empujada por el suave viento asiente en mi cara, hermoso día para caminar, privado de los rayos del sol ocultados por las majestuosas nubes que posadas sobre el cielo parecieran inertes. Sumerjo mi mano izquierda en el bolsillo de mi chaqueta, para sacar una cajetilla de cigarros. Después de llevarme un cigarrillo a la boca y prenderlo doy el primer paso a "El Reino de Lvneel" famoso por su historia del Mentiroso Norland y la ciudad de oro jamas encontrada. Bajando del pequeño barco de turistas, me despido de mi antigua vida y cada paso que doy es un paso mas cerca del poder.

Mezclándome entre las personas de la ciudad, doy las ultimas caladas al cigarrillo, que se consume ante el colorido fuego para terminar en una opaca ceniza. Grrr, mi estomago reclama atención. Con las manos en los bolsillos busque un lugar para beber y comer mientras el sol se ocultaba y algunas de sus hermanas las estrellas asomaban entre las suaves nubes.

Un par de puertas al estilo western, se balanceaban hacia dentro y fuera de una cálida cantina. Gritos, música y risas provienen dentro de esas puertas, contrastada con el frió anochecer del exterior. Un par de pasos y en un instante ya estaba sentado frente a la barra. Gente de lo mas común y corriente hacían presencia, el camarero un hombre robusto, parecía disfrutar de las personas y su trabajo. -Una cerveza y un buen pedazo de carne sr. sonrisas- Dije en voz medianamente fuerte. El robusto camarero atendió con la mirada, y su gran sonrisa por un mínimo instante se vio mermada. -Enseguida caballero- dijo amablemente. Disfrute de la bebida como nunca antes y la carne a pesar de su sequedad, hacia un buen acompañamiento. -Sonrisas, otra cerveza para quitar el mal sabor de la carne- Esta vez su sonrisa se borro por completo. Trajo un tarro nuevo de cerveza y dijo con tono burlesco -Mucho ojo con esa actitud, caballero- Sonreí y le mire. - Claro sonrisas- dije guiñando mi único ojo.

Por una pequeña ventana, se contempla La noche que avanzaba lenta, el viento que sopla con calma y las nubes que se marchan para dar paso a un cielo estrellado. En mi boca posa un cigarrillo, y mi tercer tarro había tocado fondo. -Sonrisas, otro tarro, pare ser un lugar de mierda, tienes buena cerveza- Al parecer la paciencia del camarero estaba llegando a su fin y con un tono bajo amenaza -Tu ultimo tarro y te largas- y mientras lo dijo un espeso humo proveniente de mis pulmones era expulsado sobre su cara, seguido de una sonrisa. El hombre había llegado a su limite, una vena salto en su frente y su mano extendida se volvió un puño que temblaba por la fuerza contenida. Se marcho para traer lo que según sus palabras, seria mi ultimo tarro.

Mi actual posición era el reino de Lvneel, en el north blue. El north blue era un mar del que se dice del que provienen los piratas más fuertes, aunque ese detalle poco me importaba ya que no había ido a ese mar buscando pelea. Como ya he dicho me encuentro en el reino de Lvneel conocido por ser donde vivió y fue ejecutado “Norland el mentiroso”, esa historia me la había contado mis padres adoptivos muchas veces.

Bueno el caso es que como todos mis viajes este también tenía un porqué, sin embargo, este porqué es digamos inmaterial, una corazonada…bueno fuera lo que fuese algo dentro de mi me decía que tenía que ir a esa isla. Caminando me encontré con una taberna que me hizo gracia ya que, se parecía a las típicas tabernas del oeste con sus puertas que se abrían de un empujón.

- Bueno espero que no haya nadie montando bronca, como en las tabernas del oeste.

Entré a la taberna por dos razones principalmente, una era que fuera hacía calor y tenía ganas de refrescarme con una bebida y dos, había ido a esa isla por una corazonada y quizás en esa taberna entendiera el porqué de esa corazonada. Me senté al lado de un tipo que pedía con no muy buenos modales una cerveza, cuando acabó de servirle, le hice mi pedido.

- Por favor, camarero una copa de anís.

Cuando el camarero vino con mi bebida escuche como decía algo entre dientes, creo que dijo algo asi como.

- Por fin alguien con modales.

Mire a mi lado y me dirigí a aquel tipo:

- Buenos días caballero ¿Qué le trae por aquí?

La cerveza esta llegando a su fin, cada trago aumenta la tensión en el buen camarero y como era de esperarse, me tomaba todo el tiempo del mundo para dar esos últimos sorbos, como aquella gota que lentamente caía por el sudoroso tarro de cerveza. Me preguntaba que seria capaz de hacer una vez que no decidiera marcharme y entre el gozo por ver la expresión del camarero y su pésima disimulación vigilando mi tarro de cerveza desde el otro extremo de la barra, una voz interrumpe dichoso momento.

- Buenos días caballero ¿Qué le trae por aquí?

Giro mi cabeza con una leve sonrisa en el rostro.

-La carne de este lugar seguramente no y a pesar de que la cerveza es buena, tampoco vengo por ella, ¿que me trae por aquí? lo mismo que cualquier lugar al que vaya. Oro y gratas recompensas-

Doy el ultimo sorbo a la cerveza, miro de forma retadora al camarero, sostengo mi tarro en el aire y lo volteo boca abajo dejando caer las ultimas gotas de cerveza sobre la podrida madera de la barra.

-Sonrisas, mi tarro no se va a llenar solo-

El camarero gira, cada paso que da lo disfruto demasiado, es una noche perfecta para cantar y mientras el robusto hombre se acerca mi voz se levanta para producir una cálida canción de blues, que hacia un buen acompañamiento con el decrepito lugar.

Spoiler:

Un puño se mueve lentamente hacia mi cara, un tarro carente de cerveza se eleva por el aire, las luces parecen desenfocarse y unas lineas de liquido rojo danzan por los aires. extrañamente el ruidoso lugar se había callado; aquellas lineas de liquido rojo caen sobre mi cuerpo y el majestuoso silencio se rompe por aquel tarro vació, que se impacta en el suelo dividiéndose en varios fragmentos. Las luces desenfocadas palpitan sobre el techo borroso, el cual poco a poco empieza a volverse mas claro.

*extraño. ¿A donde ha ido aquel tipo; y sonrisas? ¿donde esta mi tarro?*

Pienso mientras por fin el techo se ve forma nítida y las brillantes luces enfocadas. Una mano cae sobre mi pecho y me levanta con relativa facilidad.

-oh! sonrisas, así que fuiste tu-

Llevo mis manos a mi nariz y se siente la calidez de la sangre que brota ininterrumpidamente. El tabernero camina hacia la puerta de salida cargando mi cuerpo y a pesar de que sus pasos son agigantados la puerta parece alejarse en vez de acercarse, mientras la clientela ríe y alguna muestra una cara de asombro. Para tener un gran tamaño tiene una buena velocidad.

Antes de llegar a la puerta, llevo mis manos al brazo ajeno que sostiene mi chaqueta por la parte del pecho, la mirada del tabernero junto a su ritmo cambian, sabe que intentare algo y en esa fracción de segundo levanto mi pierna impactando la punta de mi bota debajo de su quijada. El golpe fue lo suficiente fuerte para poder liberarme y que mis pies por fin tocaran el suelo, pero no lo suficiente para tumbar completamente al enorme bulto. Un hombre cuerdo aprovecharía la oportunidad para salir corriendo. Pero decido recoger los trozos del tarro roto que estaban esparcidos por el suelo.

-Este lugar ya da bastante lastima, como para dejar esta suciedad aquí-

El tiempo seguía pasando y aquel tipo al responderme me dejo clara una cosa, al igual que yo era cazarrecompensas:

- Mmmmm… ¿dices que te trae por aquí el oro y gratas recompensas?¿Por casualidad eres cazarrecompensas?
Le dí un largo trago a mi copa y le dije:

-Bueno, sería descortés por mi parte haberte preguntado los motivos de por qué estás aquí y no contarte los míos… Estoy aquí porque tuve una corazonada de que tenía que estar aquí…bueno tampoco descarto que no fuera una corazonada y solo fueran gases y que por lo tanto haya hecho el viaje en vano, pero bueno el tiempo lo dirá.

El hombre pidió otra cerveza llamando al camarero por un mote, “sonrisas”, y de pronto mi acompañante se puso a cantar un blues. Cuando acabó de cantar iba a felicitarle por su actuación, pero algo ocurrió. Pareciese que el camarero se hubiera cansado de las constantes faltas de respeto de aquel tipo asique el camarero le propinó un puñetazo en la nariz, haciendo que le saliera sangre, y luego cogiéndolo de la camisa y elevándolo. Acto seguido se lo cargó a la espalda y se dirigió hacia la puerta de entrada con él, pensé que eso le daría algo de acción al día, aunque eso solo el tiempo lo dirá. Cuando creía que aquel gigante iba a darle su merecido a aquel tipo, el tipo le dio una patada con la que logró zafarse de aquel gigante y después se puso a recoger algo que se había caído al suelo. Mientras aquel gigante se recuperaba del golpe me acerque al tipo que se lo había propinado y le dije:

- No me voy a despegar de ti…tranquilo no es nada raro, es simplemente que me da que contigo mi día va a tener más emoción.

- No me voy a despegar de ti…tranquilo no es nada raro, es simplemente que me da que contigo mi día va a tener más emoción.-

-Una alianza es algo que me vendría bien-

Como un eclipse cubriendo la luna, una sombra traga mi cuerpo. Giro mi cabeza lentamente y me pongo de pie. El robusto camarero furioso esta parado frente a mi, su cara esta roja y su respiración fuerte y constante; de su nariz brota sangre que pinta sus labios de rojo.

-Te sienta bien ese labial preciosa-

-¡Tu Canalla! también tienes los labios rojos-

Llevo la yema de mis dedos a mi las labios, y me percato de que aquella preciosidad robusta lleva la razón. me giro hacia el tipo pelirrojo, mi reciente aliado. -¿Que tal me sienta?-

Mis ojos se giran para ver venir el segundo puñetazo, giro hacia un lado unos centímetros logrando esquivar. levanto mi brazo y lo llevo a su cuello. -¿Debería cortar tu cuello?- En mi mano posa un pedazo de vidrio del tarro que antes recogía, presionándolo contra su yugular, el hombre tartamudea palabras incomprensibles.

-Shhh, preciosa. relajémonos un poco.-

El lugar es invadido por un silencio incomodo, la alegría y las risas se han esfumado. una ventisca aparece y con ella un cartel que se introduce por la ventana para caer sobre la barra. El chillido de las puertas sacudidas por la ventisca acompaña las gotas de sudor que bajan sin prisa alguna por la frente y los cachetes del camarero.

-El joven pelirrojo y yo no pagamos esta noche- Bajo mi mano y doy la espalda al camarero para levantar mi asiento que esta en el suelo y sentarme una vez mas.

Me dirijo al pelirrojo -Hoy la casa invita- y entre medio de los dos posaba el cartel que con anterioridad había entrado por la ventana.

Cuando le dije que no me iba a despegar de él porque tenía la sensación de que junto a él mi día iba a tener más emoción, me dijo que una alianza le vendría bien. ¿Creería aquel tipo que le iba a ayudar a golpear a un hombre que no me había hecho nada? Si creía eso es que no me conocía…ese no era mi estilo, asique me senté en una silla a ver el espectáculo dado por aquellos dos hombres que se estaban peleando. Parecía que el clima quería estar acorde con la pelea y empezó a nevar copiosamente y pronto esa nevada se convirtió en una ventisca. En cuanto a la pelea, los dos combatientes ya estaban heridos los dos tenían una hemorragia nasal producida por los golpes que se estaban dando y le dije al hombre que me había propuesto la alianza:

- Hey muchacho, te queda bien la sangre te da…un toque de color. Jajajjaajjajaj

Pronto mi nuevo compañero tuvo al tabernero contra las cuerdas y le amenazó con cortarle el cuello con un vidrio que tenía en su mano y el tabernero empezó a pedir clemencia. La ventisca que se había producido hizo que un cartel volara hacia la taberna, rompiera una de las ventanas de la taberna y fuera a aterrizar encima de la barra. Cuando ya era más que evidente que la pelea había acabado, me acerqué al chico y le dije:

- Lo más prudente sería salir de esta taberna, ya que, después de esto no creo que nos aprecien mucho y, además parece que aquí ya se ha acabado la diversión y si no hay diversión me aburro y aburrirme es una cosa que no soporto.

El alegre lugar se había convertido en un triste y desolado espacio. Las risas y burlas habían salido corriendo por las puertas para no volver.

-El tiempo es oro- respondo al pelirrojo ante su comentario y tomo el cartel que posa en la barra.

Spoiler:

-Hagrid el piadoso, 30.000.000 de berries, parece que el viento nos trae oportunidades.-

Me pongo de pie, tomo un respiro profundo, el olor a carne es opacado por la brisa del mar que gracias al viento alcanza a llegar hasta el silencioso lugar.

-pelirrojo, ¿te apetece compartir este botín? sirve que matamos el aburrimiento-

Guardo el cartel de recompensa en mi chaqueta y limpio la sangre de mi nariz y boca. Parece ser una gran noche, a pesar de que mis bolsillos guardaban un vació total, ahora ocupado por un cartel arrugado y manchado de sangre, había conseguido la cena y bebida gratis. No solo eso, el viento también parece estar a mi favor trayendo un cartel de recompensa con él, ademas de que el pelirrojo podría prestar su ayuda para esta caza, lo cual compensaría mi nula experiencia.

Encontrar el paradero de este pirata supone un gran reto; y enfrentarlo, eso lo puedo pensar después, las cosas van por orden, preocuparse por acontecimientos futuros me distrae del reto presente. Supuse que el pelirrojo aceptaría, así que haciendo caso de su consejo, camine hacia las puertas para salir y ser recibido por la oscura noche.

-Ahora ¿cual es el siguiente movimiento?- Murmure entre dientes, tocando mi barbilla.

El viento pasa entre mis dedos con caricias suaves, silva una agradable melodía y unas hojas en el suelo se arremolinan danzando ante su ritmo. Con toda seguridad decidí que el camino a tomar seria el que el viento me indicara.

El cartel que había entrado por la ventana suponía hacer algo que todavía no había hecho que era echarle el guante a un pirata, observé el cartel de se busca que sostenía mi compañero y comencé a reírme sonoramente:

- JAJAJAJAJAJAJAJJA, un pirata al que le apodan “el piadoso” no puede haber hecho grandes fechorías, pero si le buscan por algo será, asique acepto tu sugerencia de ir a por él.

La búsqueda de ese pirata me quitaría el aburrimiento y el combate contra él me serviría de entrenamiento para perfeccionar mis técnicas de combate y de vuelo asique… ¿Qué más quería?

Mi compañero se preguntaba cuál sería el siguiente paso me acerqué a él y le dije:

-Supongo que habrá que localiza primero a ese pirata ¿no crees?

-Seguro. Busquemos por acá- respondí al pelirrojo con seguridad y camine a pasos despreocupados siguiendo la dirección del viento.

La noche parece tranquila, las olas del mar se pueden escuchar a la distancia, algunos murmullos de otras tabernas y risas alegres. Silbando una melodía avanzo lento y seguro, la suerte me sonríe desde que llegue a esta isla. tomo mi cajetilla de cigarros y sorpresa, esta vacía, detuve mis silbido. Extraño, las cosas se podrían decir que iban perfectas, pero este pequeño detalle, acaso es una advertencia de que la suerte esta llegando a su fin; No. Solo es un pequeño detalle, me detengo y giro contra el viento hacia el pelirrojo.

-Pelirrojo, ¿no tendrás un cigarrillo de casualidad?-

Espero que la respuesta del pelirrojo sea positiva, mis pulmones, ansiosos por el humo, se agitan dentro de mi, ¿o sera eso que llaman ansiedad? no importa, espero contra el viento la respuesta que posiblemente alimente el vicio de mi alma. Seria una pena no fumar un cigarrillo en tan agradable noche.

Con una sonrisa en el rostro, paciente ante la respuesta del pelirrojo,una pequeña basura que viaja danzante con el viento, decide hacer una parada en mi único ojo. acaso el viento me hablaba de nuevo, advirtiendo que la suerte cambiaba, o simplemente me decía que avanzara sin detenerme. Que mas da, por el momento esperaba al pelirrojo y tallaba mi ojo, que rojo ruega por la ausencia de esta basura con lagrimas.

Salimos de la taberna en la que mi compañero había armado cierto escándalo, aunque la razón no fue esa por la que nos encontrábamos paseando bajo la noche estrellada del reino lvneel. Nos encontrábamos paseando por aquella isla con la esperanza de encontrar a un pirata, para cazarlo y poder ganar la recompensa que tenía por su cabeza. La cosa tenía gracia, yo que era un cazarrecompensas no había cazado todavía uno y la sola posibilidad de conseguir mi primera captura de un pirata me gustaba.

Mi compañero de viaje, el cual había conocido hacía una hora aproximadamente, me pidió tabaco. Parecía que deseara que llevara, pero se iba a llevar un chasco.

- Lo siento compañero, no fumo.

Cuando le vuelvo a mirar noto como caen lágrimas de sus ojos, parece ser que algo se le ha debido meter en el ojo. Si hubiera sido una dama me hubiera ofrecido a sacarle lo que fuera que se le hubiera metido en el ojo, pero siendo un hombre…claro a no ser que me pida ayuda. Recuerdo la situación y es el momento perfecto para hacer un comentario posiblemente gracioso.

- Compañero ya sé que es triste que no lleve tabaco, pero tampoco hace falta llorar JAJAJAJAAJAJAJAJ.

Lo de, quizás capturar mi primer pirata, era muy bonito, a la idea me refiero, pero antes tendríamos que encontrarle y no sería fácil, ya que no creo que tenga un cartel luminoso encima de la cabeza que pusiese pirata.

De la boca del pelirrojo saltaron malas noticias, mis ansias tendrían que seguir viviendo. La basura por fin desalojo mi ojo dejándolo de un color rojo. El pelirrojo hace un chiste acerca de la situación, una situación incomoda para mi.

-No es gracioso-

Me doy la vuelta y me pregunto, ¿como demonios vamos a encontrar a este pirata? no tenemos indicios de nada, ni una sola pista de su paradero. camino mirando el cielo divagando entre ideas, cuando mi pie siente que le han robado el suelo, una sensación extraña, creer que pisaras firme y encontrar un vació en vez de lo otro. Mi pie se va directo a un hoyo en el irregular suelo, mi expresión de sorpresa acompaña al movimiento raro que hace mi cuerpo, entre intentar disimular normalidad y retomar el equilibrio. Por fin logro retomar el paso, me tomo la barbilla y finjo seguir divagando entre ideas, cuando por mi mente solo pasaba, *Maldito pelirrojo, espero no se haya dado cuenta* giro mi cabeza con disimulo para ver su expresión y no me percato de que en el camino me esperaba una pequeña cuesta empinada. Apenas gire mi cabeza y esa sensación de que te roban el suelo volvió, solo que esta vez mi culo termino en el suelo. Esperando las burlas del pelirrojo me levanto del suelo con un rostro malhumorado.

-JAJAJAJAJAJA-

Una fuerte risa proviene a lo lejos, al parecer el pelirrojo no había sido el único testigo de tan trágico accidente. La fuerte risa continuaba en el aire y mi sangre empezó a hervir. Mantuve la calma y con una voz tranquila le grite a aquel burlesco.

-Fue gracioso, ¿cierto?-

Una silueta enorme hace parecencia, a pasos lentos pero agigantados, no tardo mucho en llegar frente a nosotros; lleva un enorme martillo en su mano, una rata asoma de su crecida y descuidada barba café, mi cabeza esta totalmente vertical para poder ver el apenas visible rostro de semejante monstruosidad. me quede sin aliento por un momento, era la primera vez que tenia a un semigigante delante. Pero la mayor sorpresa era que ese semigigante, era el pirata que buscamos. Un pequeño detalle que no venia en el cartel, era que este tipo era enorme, detalle que me inspira ideas como el tomar al pelirrojo y arrojarlo hacia el pirata para salir corriendo.

-Jajajajaja, chico eres muy gracioso- El gigante se agacha para mirarme con mas detalle, a lo que respondo con una sonrisa.

Como siempre, mi inoportuna boca lanza un comentario provocador.

-¿Eso crees, apestoso?-

Mi compañero se molestó un poco por la broma que había hecho sobre el tabaco, supongo que aquel sujeto que me acompañaba era una persona a la que le gustaba fumar y al no tener tabaco, le estaba entrando mono de fumar. Poco después veo como se tropieza dos veces, cosa por lo que a mí me parecía mal reírme, pero a mi alter ego, Dani Dementium, pareció hacerle una gracia enorme.

- JAJAAJAJAJAJAJAJA, será idiota y torpe se ha caído dos veces JAJAJAJAJAJAJAAJAJAJAJA.

Eso era lo que se escuchaba en mi cabeza, pero yo preferí ayudarle a levantarse:

- JAJAJAJAJ amigo mío, eso creo que no lo hace el agua.

Aunque a mí no fue el único al que le hacía gracia, aquel incidente, a lo lejos un hombre enorme, con una barba enorme y en su mano un martillo enorme se nos acercaba. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de mí, pude reconocer que era la cara del hombre que hacia un rato había visto en el cartel de “se busca”, el pirata Hagrid “el piadoso”. Parecía un buen tipo y parecía agradable, lo malo es que se rio de que mi compañero se hubiese caído y este se molestó y empezó a gritarle, me temía que aquellas palabras hicieran que ese gran hombre nos diese una gran paliza, pero no fue el caso.
En mi naturaleza estaba el no tocarle un solo pelo a ese tipo, aunque fuese un pirata, hasta que supiera que crímenes había cometido para ser buscado, o me diese motivos para pelear con él. En caso de pelea, no tenía posibilidades yo contra él, ni el contra mi. Aquel tipo parecía ser un devastador, es decir, fuerza bruta y, muy probablemente no muy inteligente. Además si quisiera jugar al waka mole con nosotros con su martillo, mi akuma me facilitara el hecho de que no lo consiga.

Unos segundos de silencio incomodo calmaron mi alterado corazón, que latía como un tambor de guerra. Después de todo nos ahorramos todo el trabajo de la búsqueda del pirata, la suerte que parecía mala, volvía a sonreír. El semigigante se reincorporo y ante mis palabras reacciono de una forma, que me pareció bastante rara. Empezó a oler sus axilas y luego dio unas olfateadas a su barba y a la rata que se resguardaba en ella. Volvió a agacharse para mirarme de cerca.

-Debe ser mi rata- Dice con una enorme sonrisa dibujada en su rostro.

-¿Seguro que no es tu aliento?-

El gigante sopla poniendo su mano frente a su boca para poder oler su aliento.

-JaJaJaJa también es posible-

Parece que enfurecer a este animal seria difícil, lo cual es algo a nuestro favor, pero tenia que intentarlo, es algo que no puedo evitar. Giro hacia mi compañero para decirle unas palabras.

-Parece ser inofensivo-

Me giro hacia el semigigante que me mira fijamente como si esperara algo de mi, como si le fuera a brindar un espectáculo. Su rata también mira de cerca, sacando su cabeza entre la descuidada barba. Doy un paso para estar mas cerca, su barba despide un mal olor, debe estar llena de excremento y orina de rata, parece que este tipo no conoce los baños -No entiendo como tu rata aguanta tu barba maloliente- Levanto mi mano para ponerla sobre mi nariz y la rata saca medio cuerpo de la barba,-Le has caído bien- -¡Oh que bien! justo lo que necesitaba, caerle bien a una apestosa rata- -Creo que debemos tener mas higiene querida- Le dice el semigigante a su rata sacándola de su barba y poniéndola en uno de sus dedos. Era notable que se llevaban mas que bien, a mi retorcida mente le llego una idea.

-¿Puedo?- estire mi mano, y el semigigante amablemente accedió a darme a la rata.

-Solo ten cuidado, es algo frágil- Dice bastante preocupado.

-Supongo que te refieres a que no debería... - Aplasto un poco la cabeza de la rata
en esa acción el semigigante cambio de la amabilidad a la seriedad.

-Cuidado con lo que haces-

Me giro hacia el pelirrojo con una sonrisa en el rostro -Esto es mucho mas fácil de lo que esperaba-

En ese segundo, el semigigante levanto su enorme martillo buscando impactar mis piernas, solo pude reaccionar arrojando la rata hacia el pelirrojo.

-Aplasta su cabez...- Es todo lo que pude decir cuando sentí que volaba por los aires sin aliento.

Me encuentro tirado boca arriba. El cielo y sus estrellas desenfocadas me remiten a pequeños barcos en el inmenso mar, levanto mi mano como si pudiera tocar las estrellas, las cuales junto al ritmo de mi respiración comienzan a enfocarse. A la vez que mi vista se aclara mi mente también, recordando la situación en la que hace unos momentos me encontraba. Reincorporo mi cuerpo, pero mis piernas no responden bien, están entumecidas.

Giro mi cabeza y me percato de que el semigigante me observa a distancia. Intento pararme, lográndolo con dificultad y a pasos torpes me dirijo hacia Hagrid. El pelirrojo debe tener a la rata de rehén, eso pensaba, por alguna razón el maloliente no me remato mientras estaba en el suelo, a su merced. Así que con una sonrisa me acerque hacia el y mis pasos torpes se normalizaron al avanzar unos metros.

Mientras me acercaba no vi al pelirrojo por ningún lado, y de la descuidada barba de Hagrid se asoma la maldita rata. Mis pasos pararon y quede paralizado, agache mi cabeza y de repente no pude hacer otra cosa que reír a carcajadas.

-Jajajajajajajaja-

Después de reír un momento, parar y tomar algo de aire observe hacia el cielo y lo contemple.

-Después de todo, la suerte no está de mi lado-

Hagrid el piadoso, por su apodo, tal vez exista la posibilidad de que me perdone. Aunque no le pediría tal cosa, que pase lo que tenga que pasar.

-Solo quería verte a ese ojo una vez más, maldito cobarde-

Por las palabras y el tono en que lo dijo, supuse que otro martillazo vendría y en cuestiones de segundos así fue. Elevándome por los aires como si fuera una bala de cañón, si no fuera por el poder de mi fruta del diablo, probablemente terminaría muerto. Y a pesar de que la suerte no estaba de mi lado, cuando aterrice entre los escombros de una vieja casa decidí dormir un poco, pues me sentía agotado, dejando a la suerte mi destino.

El sonido de las gaviotas y las olas del mar me despertaron de un profundo sueño, los rayos del sol golpeaban mi rostro obstaculizando mi vista. Me puse de pie y estire mis brazos mientras bostezaba.

Mi cuerpo se encontraba a la perfección, salvo por unos rasguños. Aquel pirata me debió haber dado por muerto, o tal vez me perdono la vida, no lo sé, lo que si se es que sigo vivo.

Camine hacia el puerto para salir de esta isla, en la cual había aprendido una lección, tener el poder de una fruta del diablo no te hace nada especial. El mundo es un lugar muy grande, donde hay todo tipo de personas, fuertes y débiles. Yo pertenezco a los débiles y eso tiene que cambiar si quiero lograr mi sueño.

Por alguna extraña razón esto solo fue un impulso para volverme más fuerte, una motivación para seguir adelante en lo que sería un largo y difícil camino hacia la cima.