Nota: Dado que no os conocéis os daré una primera entrada libre, y más adelante continuamos hilando una historia conjunta.
¡Ah, el sol! Qué bonito, reinando en mitad del cielo, dando calor a la necesitada y fría ciudad de Katorea. En verdad hace un calor endemoniado, casi no sabéis cómo no os derretís. Estar en medio del mercado sin ningún tipo de protección es un poco... ¿Estúpido? Anda y corred a refugiaros, que os va a dar una insolación. Luego podréis seguir mirando todas esas bagatelas. Quién sabe, tal vez encontréis algo interesante.
¡Ah, el sol! Qué bonito, reinando en mitad del cielo, dando calor a la necesitada y fría ciudad de Katorea. En verdad hace un calor endemoniado, casi no sabéis cómo no os derretís. Estar en medio del mercado sin ningún tipo de protección es un poco... ¿Estúpido? Anda y corred a refugiaros, que os va a dar una insolación. Luego podréis seguir mirando todas esas bagatelas. Quién sabe, tal vez encontréis algo interesante.
Rayne Von Valliere
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Escondida en un carruaje, se dirigía hacia Nanohana, la ciudad del perfume. Le habían encomendado a la morena una misión un tanto especial. Una vez llegase, leería la carta que contenía la información de su tarea para poder encaminar su estancia en el basto desierto. Varias horas pasaron antes de que atracara en uno de los puertos para llevar la mercancía a los barcos. Bajó del carruaje quitándose la lona de encima y aprovechó para esconderse detrás de unos cajones de mercancías para que los guardias que merodeaban por ahí no se fijasen en ella. Pasó agazapada entre uno y otro mientras se fijaba hacia su alrededor con atención y logró salir del puerto sin mucha dificultad al fin y al cabo, no había ningún tipo de seguridad y seguramente se vería muy estúpida agachada de aquella forma.
Había algo que le molestaba con intensidad... El sol y el ambiente era insoportable hasta tal forma que su piel parecía arder, cosa normal debido a la falta de protección. Pasó entre las sombras como pudo, resguardándose para no quemarse y logró llegar hasta un mercado, donde la gente paseaba con normalidad a pesar del clima. Necesitaba un velo de esos con urgencia... ¿Cómo había podido olvidarse de traer protección contra el intenso sol? Se golpeó la frente con delicadeza mientras pensaba "tonta" y prosiguió mientras miraba por encima los puestos, esquivando a la gente que se cruzaba. ¿Es que en ningún lugar iban a vender uno de esos velos? Suspiró sofocada y se quitó la camiseta, pero recordó de que si hacía eso el sol le pegaría aún más fuerte.
Se dirigió hacia debajo de un edificio que tenía más sombra y un portal que desprendía frescor para la vista de la morena, pero se chocó con otra chica que medía igual que ella, provocando que su camiseta se cayera de entre las manos. Refunfuñó y echó un ojo a la persona con la que se había chocado, que había parecido parar a la vez que ella. Iba con una sudadera con gorro, pero podía observar su pelo castaño al igual que sus ojos. Miró el rifle gigante que tenía en su espalda, ¿eso no era casi más grande que ella? Bajó la mirada y agarró la camiseta, colocándosela para que nadie más la viera sin ninguna preocupación de la chica que tenía delante.
-Disculpa, no me he fijado. ¿Estás bien? -preguntó, demasiado tarde.
Había algo que le molestaba con intensidad... El sol y el ambiente era insoportable hasta tal forma que su piel parecía arder, cosa normal debido a la falta de protección. Pasó entre las sombras como pudo, resguardándose para no quemarse y logró llegar hasta un mercado, donde la gente paseaba con normalidad a pesar del clima. Necesitaba un velo de esos con urgencia... ¿Cómo había podido olvidarse de traer protección contra el intenso sol? Se golpeó la frente con delicadeza mientras pensaba "tonta" y prosiguió mientras miraba por encima los puestos, esquivando a la gente que se cruzaba. ¿Es que en ningún lugar iban a vender uno de esos velos? Suspiró sofocada y se quitó la camiseta, pero recordó de que si hacía eso el sol le pegaría aún más fuerte.
Se dirigió hacia debajo de un edificio que tenía más sombra y un portal que desprendía frescor para la vista de la morena, pero se chocó con otra chica que medía igual que ella, provocando que su camiseta se cayera de entre las manos. Refunfuñó y echó un ojo a la persona con la que se había chocado, que había parecido parar a la vez que ella. Iba con una sudadera con gorro, pero podía observar su pelo castaño al igual que sus ojos. Miró el rifle gigante que tenía en su espalda, ¿eso no era casi más grande que ella? Bajó la mirada y agarró la camiseta, colocándosela para que nadie más la viera sin ninguna preocupación de la chica que tenía delante.
-Disculpa, no me he fijado. ¿Estás bien? -preguntó, demasiado tarde.
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Hikari, una Tenryubito perdida que decidió salir en busca de sus sueños y, por eso, se dio a la mar. Era una joven estatura media, un metro cincuenta. Su cabello corto, liso y castaño, de aspecto bien cuidado al igual que su piel pálida, se encontraba escondido tras un gorro verde azulado, que era de la sudadera. Era una chica que escondía sus curvas y pecho, ya que no le gustaba que le viesen "débil" por ser mujer. Se encontraba en Arabasta, concretamente en Katorea. El sol pegaba desde el cielo, calentando el desierto. Gracias a su ropa ancha y su gorro, podía aguantar mejor los rayos de sol, que no le pegaban directamente al cuerpo.
Junto a ella, un joven Humandrill caminaba a su lado. La joven portaba un enorme rifle a su espalda, colgando con una tira de cuero. A parte de eso, tenía un par de armas y cargadores escondidos por su cuerpo, en huecos que era mejor no nombrar. Sus ojos marrones miraban con seriedad a las personas de aquel lugar, mientras ojeaba las tiendas en busca de alguna protección solar. Se había comprado algo de beber, una pequeña botella de agua fresca que costaba 1.000 berries. Era de calidad, se podría decir que Hikari era una "pija", ya que le gustaban las cosas de marca.
Cada vez se encontraba más cansada, aunque no lo suficiente como para caer desmayada, pero no estaba acostumbrada a la calor y, eso, pasaba factura. Caminaba entre las personas, con pasos lentos y seguros, hasta que de repente, algo se topó en su camino. Una chica hermosa, de portentosas curvas y de altura similar a Hikari se había chocado con ella. Los ojos de la Tenryubito se abrieron, seguramente aquella chica era una forastera y, las mejillas de Hikari se sonrojaron. Su corazón empezó a palpitar con fuerza mientras su mirada se dirigía a los pechos de aquella moza.
Le parecía hermosa. Curvas despampanantes que deseaban ser acariciadas, aunque su mirada se desvió a los ojos púrpuras que aquella chica poseía. "Sin duda... Preciosa." Se dijo a sí misma mientras agachaba la cabeza.
Las palabras que ahora pronunciaron la voz dulce de aquella muchacha, hicieron a Hikari sonrojarse un poco más. Ahora intentaba esconder eso, no mostrarse "débil" ante una mujer hermosa, debía pensar en su pasado, en la última vez que sintió esa sensación. Sacudió la cabeza levemente mientras le tendía la mano, con la botella de agua, ofreciéndole aquel manjar fresco y reconfortante.
- "No pasa nada, no te preocupes. Pareces cansada y acalorada, deberías beber."
Junto a ella, un joven Humandrill caminaba a su lado. La joven portaba un enorme rifle a su espalda, colgando con una tira de cuero. A parte de eso, tenía un par de armas y cargadores escondidos por su cuerpo, en huecos que era mejor no nombrar. Sus ojos marrones miraban con seriedad a las personas de aquel lugar, mientras ojeaba las tiendas en busca de alguna protección solar. Se había comprado algo de beber, una pequeña botella de agua fresca que costaba 1.000 berries. Era de calidad, se podría decir que Hikari era una "pija", ya que le gustaban las cosas de marca.
Cada vez se encontraba más cansada, aunque no lo suficiente como para caer desmayada, pero no estaba acostumbrada a la calor y, eso, pasaba factura. Caminaba entre las personas, con pasos lentos y seguros, hasta que de repente, algo se topó en su camino. Una chica hermosa, de portentosas curvas y de altura similar a Hikari se había chocado con ella. Los ojos de la Tenryubito se abrieron, seguramente aquella chica era una forastera y, las mejillas de Hikari se sonrojaron. Su corazón empezó a palpitar con fuerza mientras su mirada se dirigía a los pechos de aquella moza.
Le parecía hermosa. Curvas despampanantes que deseaban ser acariciadas, aunque su mirada se desvió a los ojos púrpuras que aquella chica poseía. "Sin duda... Preciosa." Se dijo a sí misma mientras agachaba la cabeza.
Las palabras que ahora pronunciaron la voz dulce de aquella muchacha, hicieron a Hikari sonrojarse un poco más. Ahora intentaba esconder eso, no mostrarse "débil" ante una mujer hermosa, debía pensar en su pasado, en la última vez que sintió esa sensación. Sacudió la cabeza levemente mientras le tendía la mano, con la botella de agua, ofreciéndole aquel manjar fresco y reconfortante.
- "No pasa nada, no te preocupes. Pareces cansada y acalorada, deberías beber."
Parece que ha saltado una chispa. Tal vez sea el calor, la insolación o sus ojos de ciencia ficción, pero esta mañana morirías por la chica que tenías en frente. Han saltado los luceros, y no podéis evitar sentir una atracción seria por la chica que tenéis en frente...
-¡Al ladrón!- oís a lo lejos. Tal vez el cortejo deberíais dejarlo para más tarde.
Giráis la cabeza y veis un tipo correr con una gigantesca bolsa a la espalda. Tal vez deseéis detenerlo.
-¡Al ladrón!- oís a lo lejos. Tal vez el cortejo deberíais dejarlo para más tarde.
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- El sujeto:
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Bueno, el moderado se pausa debido a que necesito un moderado para salir como Tenryu de Mariejoa.
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