Pasando tiempo con el capitán (rol entrenamiento Nostariel y Byakuro)

Me encontraba tumbada relajadamente en uno de los parques de Water 7, la ciudad del agua me había gustado muchísimo, y había decidido quedarme una temporada, ya que era lugar de paso para muchísimos piratas, revolucionarios y gente con recompensa. Solían venir a la isla en busca de sus navieras, conocidas como las mejores del mundo, según la gente de la ciudad. Y aunque la mañana estaba siendo tranquila y me había permitido el descanso, los anteriores días habían resultado de locos. Incluido un incidente con un tipo al que mis ataques no parecían afectar, siempre que le lanzaba un corte se dividía en dos y se volvía a recuperar de nuevo como si nada, además de atacarme con armas creadas a partir de su cuerpo, que estaba casi segura que era estaño. Al final el tipo consiguió escapar de los agentes que se lo llevaban, pues a pesar de que mis ataques no le afectaran sí que lo hacían mis fantasmas negativos. Y según informes que recibí ya no estaba en Water 7, se había marchado en algún tipo de carguero.

Esta mañana cuando me levanté había mandado una nota a Byakuro citándole en la ciudad, ya que el poseía la misma habilidad que el otro hombre, pero con tinta, y estaba muy interesada en saber cómo poder hacerles algo con mis ataques. Tenía esperanzas de que Byakuro, ahora que era mi capitán, me quisiera enseñar a hacerlo, o al menos que me ayudara a practicar hasta que lo consiguiera. Al fin y al cabo tener a alguien en la tripulación incapaz de ayudar en esas situaciones no era conveniente, a pesar de los fantasmas.

Cuando los relojes de la ciudad del agua marcaron las doce del mediodía me levante perezosamente, tenía una hora para llegar hasta el puerto donde había citado al capitán. Las calles de esta ciudad ahora abarrotadas de gente comprando en las numerosas tiendas, o paseando viendo los canales y las barcas que por ellos circulaban, o simplemente de paso como yo en dirección a algún lugar lejano de la ciudad. Esta parte ahora la conocía muy bien, tras pasar varias semanas en ella, aunque aún me costaba no perderme por alguna de las calles que se parecían bastante.

Al final por un par de errores llegué como diez minutos tarde al puerto, aunque por lo que podía ver Bya aún no estaba allí, se abría retrasado, perdido o me estuviera castigando por llegar yo tarde, sea como fuere, me senté en uno de los bancos del puerto. Esperaba que el barco apareciera pronto, que me diera un susto o cualquier cosa a que la nota no le hubiera llegado y me quedara allí sentada esperándoles horas para que al final ni apareciera.

Byakuro abrió los ojos con pereza. ¿Qué hora era? Se levanto con la lentitud de una tortuga marina y empezó a hacer estiramientos. Hacía días que no dormía tan bien o tan seguido.

- Bueno, será mejor que vea qué puedo hacer hoy... -el cazador llevaba un par de semanas en Water 7, haciendo tiempo y disfrutando un poco de los tiempos de paz que corrían. Era como la calma que precediese a la tempestad. Pero al menos, era calma, teniendo en cuenta lo turbulento de los últimos años, se agradecía.

El chico salió de su habitación y vio un papel colocado bajo el marco de la puerta. Lo agarró con rapidez y lo leyó. Murmuró algo para sí mismo y entró de nuevo en el cuarto. Tres minutos después, el cazador salía volando por la ventana, montado en Mostaza. El sol hacía brillar las plumas color esmeralda del loro, y Byakuro  soltó un aullido eufórico. Su "pequeña" mascota había crecido hasta convertirse en una preciosidad de siete metros de envergadura y cinco y medio de longitud.

El enorme loro empezó a descender sobre el puerto de Water 7, frente a los astilleros de Galley-La, y Byakuro saltó hasta la calle adoquinada, dejando que su precioso compañero volviese al barco, o volase sobre la ciudad y estirase las alas. Entonces el cazador buscó a Nostariel alrededor. Un reloj cercano marcaba las doce y cuarto. Posiblemente ella ya estuviese algo aburrida de esperar. La localizó sentada en un banco y se acercó:

- He leído tu nota. ¿Qué ocurre? -el chico sonrió y se sentó al lado de ella.

Me estaba empezando a impacientar pensando que la nota le había llegado bien, o que no había podido venir a la cita. No llevaba demasiado tiempo en su tripulación y no estaba segura de cómo era, aunque no le había parecido esa clase de gente en la ciudad de la noche eterna. Mientras estaba enfrascada en estos pensamientos no se dio cuenta de la llegada de su jefe. Byakuro le pregunto qué pasaba sentándose en el banco junto a ella, todas sus dudas se desvanecieron como una humareda con el viento. Ahora tenía que contarle porque lo había citado, aunque ya no estaba segura de cómo hacerlo.

-Hola Byakuro, veras, tengo un problema. –Me quedé unos segundos pensativa- Me he encontrado con un criminal, que al igual que tú, se puede transformar en alguna sustancia evitando mis ataques. Me preguntaba si sabrías de alguna forma para poder afectaros con las armas, dado que soy consciente que en algún momento, mis fantasmas no serán suficiente.

Mi nerviosismo iba en aumento mientras esperaba la respuesta del chico, no sabía si me había explicado bien, si habría alguna forma o había quedado como una boba. Cada fracción de segundo que Bya tardaba en contestarme incrementaba tales sensaciones, ahora aumentadas al pensar si pensar en el cómo Bya en lugar de como Byakuro era algo precipitado, o qué pensaría él. Metí las manos en los bolsillos, intentado disimular mi estado, tocando dentro un trozo de papel. La Vivre card que había comprado hacia poco para Byakuro, ¿sería buen momento para dársela?

-Byakuro.- Dije titubeando.- Me gustaría que tuvieras esto, lo compré esta mañana para ti. –Terminé la frase tendiéndole la Vivre card, y esperando a ver qué pasaba.

El cazador escuchó la petición de su compañera, mientras se llevaba la mano al mentón y reflexionaba. Posiblemente estaba hablando de un logia, usuarios capaces de transformarse en un elemento de forma que podían evadir gran parte de los ataques. El chico supuso que Nostariel no se refería precisamente a usar fuego o descargas eléctricas para vencer a sus oponentes, y aunque sus fantasmas eran un arma terrible, posiblemente no le pareciesen suficiente porque dependía demasiado de ellos para combatir a esas personas.

- Bueno... -el chico habló por fin-. No sé si has oído hablar del haki alguna vez... -el joven de pelo albino se levantó del banco y empezó a caminar lentamente, esperando a que ella lo acompañase-. Se trata de una energía mística y extraña que rodea todo lo que vive. Digamos que con entrenamiento, puedes llegar a dominar esa energía para usarla en tu beneficio. Y una de sus múltiples aplicaciones es lograr tocar los cuerpos físicos de la gente. -el chico se encogió de hombros. Aquella charla parecía más propia de Shun que de él-. Vamos, que es un poder muy útil. -aquella conclusión ya era mas usual en él-. Yo puedo enseñarte lo que sé...

El cazador siguió caminando, cuando Nostariel le tendió un pequeño trozo de papel que el albino reconoció enseguida: una Vivre Card. Sonriendo, aceptó el objeto y dijo:

- Vaya, esto me será útil... -el cazador se guardó el objeto en su bolsillo y siguió caminando por la calle. Más adelante tendría que devolverle el favor de algún modo.

Tras caminar durante varios minutos por las abarrotadas calles del puerto, acabaron llegando a una explanada llena de montañas de escombros y chatarra. Un lugar apartado y por lo tanto, perfecto para usar como explanada de entrenamiento.

Byakuro comenzó a hablarme a acerca de una energía mística, mientras lo hacía se levantó y se puso a caminar. Me levanté tras él rápidamente, no quería perderme ninguna de las palabras que salieran después de su boca. Siguió diciéndome de como esa energía mística estaba rodeándonos a todos, que se llamaba Haki y que podía usarse para muchas cosas, incluido tocar a gente como él. Sólo con eso ya me había convencido para ponerme a entrenarlo sí o sí. Además de ello recogió la Vivre card que el ofrecía comentando que le sería muy útil.

Le seguí, pensando en las posibilidades de esa misteriosa fuerza de la que me hablaba, pensando que se podría hacer con ella, y más importante, imaginando mil maneras de entrenarla. ¿Sería algo parecido a lo que hice con la amazona en el bosque? De ser así me esperaban unas largas jornadas de duro trabajo, aunque con Bya cerca seguro que se amenizaban.

-Oye Byakuro, ¿Puedo llamarte Bya? O eres de esos que no les gustan los diminutivos del nombre.-Tras esperar una respuesta, continúe.- Y háblame más de esa fuerza, ahora me has dejado con una curiosidad terrible, casi tanta como por saber a dónde vamos.

Mientras le comentaba esto avanzábamos callejeando por entre las grandes dársenas de la ciudad, hasta que terminamos en una zona de escombros, chatarra y demás desperdicios, no estaba segura de sí Byakuro ya conocía esa zona de antemano, o si había sido la suerte, pero al parecer allí me explicaría algo más y posiblemente sería el lugar donde entrenara tras escuchar a mi jefe. Una vez este me contara más, podría pensar en algún método de entrenamiento, o si tenía suerte, bya sería bueno y me ayudaría con él, y si podía yo le ayudaría a él, aunque seguro que estaba a años luz en todos los aspectos.

El chico puso los brazos en jarras y miró a Nostariel con determinación.

- Bien, bien... -el chico miró a su pupila-. Creo que lo mejor será empezar por el principio -agarró un par de tablones de madera que había tirados en una esquina y le tendió uno a la chica. A continuación se colocó frente a ella con los brazos cruzados-. Quiero que golpees con toda la fuerza que puedas en mi cabeza.

Tras eso, se preparó para el golpe. Imbuiría en haki su cabeza y posiblemente partiría en dos el tablón. El caso era que así Nostariel vería una aplicación práctica del haki. Después del golpe, le diría:

- Lo mejor será que empecemos a entrenar cuanto antes. El haki de armadura suele requerir entrenamiento físico intenso, así que vamos a correr por este lugar un par de horitas, y luego ya... ya veremos que hacer. -dijo el chico. Tendría que pensar un buen entrenamiento para ella. El chico empezó a trotar por entre las montañas de desperdicios, no dejando atrás a su compañera, por si le surgía alguna duda sobre el haki o el entrenamiento. Al fin y al cabo, si quería ayudarla debía estar con ella para responder a sus preguntas.

Byakuro se paró delante de mí para comentarme que empezaríamos por el principio, aunque tras eso se agachó para recoger un trozo de madera y tendérmelo diciendo que le golpeara con él. No estaba segura de para qué era aquello, pues ya sabía que no sería capaz de darle, se volvería tinta y evitaría el golpe. A pesar de ello agarré el palo como si de una de mis espadas se tratase y lancé un golpe dirigido a su cabeza como me había pedido. Para mi sorpresa el palo impactó en su cabeza, que se había vuelto color azabache, rompiéndose en dos por el impacto y haciendo saltar astillas en todas direcciones.

-Como……. ¿Estás bien Byakuro, no sé qué ha pasado?-Le pregunté muy alarmada a mi jefe.

Pero él se limitó a decir que deberíamos ponernos a entrenar ya, que el Haki armadura no era cosa de unos días, sino que se tardaba bastante más. Para empezar debía entrenarme físicamente, por lo que tendría que correr por entre los escombros y demás desperdicios. Nada más empezar me di cuenta de la diferencia, pues Byakuro parecía estar de paseo y a mí me costaba seguirle el ritmo, además le estaba dando vueltas a lo que había pasado momentos antes, como la cabeza del chico se oscureció y lo que le había pasado al palo. Sería ese uno de los poderes del haki, ¿Volver más resistente a la gente?

-Byakuro, ¿Qué más efectos tiene el haki armadura, es decir, aparte de hacer que te pueda golpear y por lo que me ha parecido aumentar tu resistencia?- Pregunté a mi compañero de carrera jadeando un poco por el ejercicio, pensaba que estaba más en forma, pero parecía que no era así.