El corsario peliblanco vuelve

"Poco  recuerdo de mi infancia. Solamente recuerdo la casa de campo en la que vivíamos a las afueras de la villa de South Side mi madre y mi padre, el cual, se deslomaba día tras día a trabajar en el puerto descargando cajas. No vivíamos mal, pero tampoco bien, por lo tanto me veía obligado a trabajar con apenas 16 años en el puerto con él a pesar de que a mi madre no le gustara.

Una noche, recuerdo que mi padre y yo tuvimos que quedarnos hasta tarde trabajando en los muelles debido a las grandes cantidades de armas de la marina que debíamos transportar al almacén. Cuando me disponía a dejar la última caja de armas dentro del almacén observé a pocos metros a mi padre rodeado por varios hombres, parecían marines, pero también había piratas. ¿Marines corruptos? ¿Chanchullos? No lo sabía, pues simplemente vi como sin venir al caso golpearon a mi padre en la cabeza con una tabla de madera, tras lo cual comenzaron a apuñalarle en el suelo con gran fervor mientras yo, que me había ocultado tras unas cajas, presenciaba aquella masacre. Cuando todo acabó me acerqué a mi padre y observé su cadáver. Aquel día decidí enemistarme tanto con los piratas como con los marines, asesinos por igual.

Pocas semanas después , mi madre me contó que  mi padre tenía grandes deudas con la Marina y algunos hombres de poca monta de los bajos barrios para poder pagar el plato de comida a mi madre y a mi. Me sentí indignado y simplemente observé a mi madre para decirle.

- Yo no seré un fracasado...no dejaré que nadie me eche el aliento sin que pague por ello.

Hice mi petate y me subí en el primer navío rumbo al Grand Line. La tripulación era pirata, y yo me había alistado como grumete a pesar de que los odiaba. Aprendí de ellos sus sucias tretas. Pasaron  11 años y cumplí los 27. Ya no era aquel niño miedoso y paleto, había conseguido una buena reputación como gran combatiente en el navío, me enteraba de todos los cotilleos de cubierta y manipulaba a mis compañeros para que actuaran en mi favor. También había dejado de lado mi odio a los piratas. Acabé siendo apodado entre los tripulantes como "Il Capo", porque les recordaba a las veces a un mafioso. Esto me llegó a agradar bastante, llegando a ser la causa de que me plantease los beneficios del contrabando y el crimen organizado."

La noche del 12 de Mayo, Meneror soñó con ser el nuevo capitán del navío donde llevaba navegando tanto tiempo, pues su influencia en el mismo era indudable, así como su enorme codicia. Comenzó a preparar el motín, el cual comenzó tres días después a la noche. Los piratas leales a Meneror combatieron en las cubiertas contra los leales al viejo capitán. Tras horas de lucha la cabeza de capitán colgaba del palo de proa... y el navío ahora bautizado como "Black Caiman" pasó a pertenecer al capitán Meneror, el cual se dedicó los siguientes meses a saquear ciudades, al contrabando y al chantaje de los gobernadores locales para su beneficio en privilegios de las islas. Fue entonces cuando comenzó sus andanzas en el mundillo del crimen organizado, usando como tapadera un negocio legal. Para ello se hizo pasar por un comerciante honrado.

Pero la fortuna del pirata se vería truncada cuando su navío se vio cara a cara contra un acorazado de la Marina. Los navíos crujieron, los palos se quebraron, las cubiertas ardían, la sangre en el suelo hacía resbalar a los luchadores y los gritos y los llanto parecían la banda sonora de la batalla, pero, Meneror salió victorioso. Alzando la espada desde la jarcia proclamó su triunfo cuando una cadena lanzada por un marine se le ató a su mano y lo arrastró hacia la borda, pues había atado esta a un cañón que tiraron al mar. Estuvo a punto de caer, pero logró agarrarse en el último momento. Haciendo un esfuerzo sobrehumano, logró mantenerse en el sitio sin que el pesado armamento lo tirase, pero la cadena le seccionó la mano. Logró sobrevivir de milagro y los marineros lo cuidaron como un hijo cuida a su padre, estando inconsciente varios días en la enfermería del barco.

Al despertar, un tanto aturdido, observó que su mano ya no estaba y en su lugar tenía un garfio dorado. En un principio la pérdida de la mano estuvo a punto de hundirle, pero se acostumbró a su garfio, y aprendió a desempeñarse con la mano izquierda. Pero sus aventuras en el mar se acababan de momento, pues cada vez la Marina le perseguía más y más hasta que le pillaron. Si no fuera poco ya haber perdido una mano, el oficial Mongo le dejó una cicatriz en el ojo derecho y otra que le cruzaba la cara de lado a lado. Meneror juró que algún día se vengaría.

Meneror fue capturado y llevado a una celda en el cuartel general del South Blue, donde fue sometido a interrogatorios diarios. La Marina ya hacía tiempo que sospechaba de él, y había comenzado a perseguirle en cuanto descubrieron que sus negocios eran una tapadera para actividades de piratería y contrabando. El oficial encargado de interrogarle le hablaba mientras Meneror, atado de manos contra el respaldo de una silla, le miraba en silencio con una mueca de desprecio. Durante seis largos meses soportó torturas sin soltar prenda, hasta que finalmente  comenzó poco a poco a responder a preguntas a cambio de pequeños incentivos, como puros o mejoras en el penoso menú de la prisión. Un día se mostró particularmente hablador... parte de su plan.

- Buenas tardes Meneror, ¿cómo se encuentra nuestra escoria favorita?

- Harto contento... pero dado que mi lenguaje difícil os es de entender, os hablaré como un buen hijo del South Blue - calló un segundo para tragar saliva y sonreírle en su cara y proseguir diciéndole - Me encuentro bien, hijo de mil furcias. Jejeje. No me habéis traído mi puro como acordamos. Yo hablo y usted me da mi capricho.

El marine simplemente le observó con una sonrisa.

- Escúchame, Meneror, jodida escoria... tú eres un peón. ¿Para quién trabajabas? ¿A quién le vendías tus mercancías y a qué proveedor le dabas los esclavos? Responde, y luego tendrás tu habano.

Aquel marine se había sacado un habano de su bolsillo derecho para olerlo.

- Humm... huele a Roble Negro. Tu preferido, ¿no es así? Habla y será tuyo.

A Meneror le resultaba irónico que aquel marine le tratara así cuando en el pasado solía proveer a oficiales corruptos de mercancías ilegales y armas, y casualmente su cara le sonaba de uno de aquellos encuentros.

- Sea pues, jugaré a su juego - tragó saliva para luego mirar al oficial - Trabajaba para "Il Bianco", y me encargaba de darle al señor Charles Lee la mercancía de contrabando en el muelle 2 de Loguetown. Ahora el habano.

El marine, a pesar de haber sido un tanto cruel en interrogatorios anteriores, cumplió con su parte y le dio el habano. Tras llamar a dos oficiales más para que vigilasen a Meneror mientras, le desató las manos de la silla y lo esposó con las manos por delante, para que pudiese manipular el puro con comodidad. Este fumó con avidez, y a la segunda calada comenzó a toser. Le pidió un poco de agua y el oficial aceptó a cambio de otra respuesta.

- ¿Cuántos fuisteis en el asesinato del oficial Mark Evans?

Volvió a responderle con tranquilidad, mientras el humo del puro le salía por la nariz y la boca.

- Doce, todos empleados de la casa de subastas del archipiélago Shabaody menos yo, que era el novato del South Blue.

El marine le sujetó el puro y le entregó el vaso. Meneror lo bajó de un trago, notando el alivio en la gargante de manera casi momentánea.

- Dígame oficial, ¿qué se siente al tener al jodido Il Bianco delante?

Il Bianco se había convertido en el nuevo apodo de Meneror en los últimos años. Un grupo de marineros del West Blue que se habían alistado a su tripulación le habían llamado así, y tanto le había gustado que adoptó el pseudónimo. El oficial abrió los ojos como platos al oír aquella información y cuando iba a girarse para dar la noticia en la sala contigua a la de interrogatorios, rompió el vaso contra la mesa que tenia delante. En un movimiento rápido, Meneror le rajó el cuello  y el oficial cayó al suelo intentando taparse la herida con sus manos desesperadamente mientras se ahogaba en su propia sangre. El prisionero se acercó a él y le susurró a la oreja:

- Aquesta vuestra persona, ¿ahógase cuan rata de alcantarilla en vuestras propias heces rojas?... Dejad que os de el aliciente final.

Cogió la espada del oficial y se la ensartó en la frente, manipulándola como pudo esposado y con una sola mano (Le habían quitado el garfio, dejándole la base de este para poder esposarle igual). Rebuscando en el cadáver como podía encontró las llaves de sus esposas. Se liberó y cogió la pistola del oficial, y se llevó también la espada y el uniforme. Le puso sus ropas de preso al cadáver antes de salir, así como las esposas . Como toque final loo colocó en posición sentada con la cabeza hacia abajo en el fondo de la sala, a modo de que pareciera un preso a espera de su interrogatorio. Sin embargo Meneror no había contado con que tanto las ropas como el uniforme estaban mojadas de sangre, y eso sería un problema. Salió con las llaves del oficial de la sala y cerró suavemente para dar a un pasillo largo y con dos guardias únicamente.

- ¡Guardias! - gritó - ¡Venid aquí, el preso ha intentado atacarme!

Los marines no dudaron en socorrer a su "oficial" y llevarlo a la enfermería, allí le dejaron con una doctora, y nadie se dio cuenta milagrosamente de que el oficial ensangrentado era en realidad Meneror Il Bianco. La enfermera trató de examinarle porque su ropa estaba mojada de sangre, intentando localizar la herida causante de semejante sangría. Meneror aprovechó para apoyarle la pistola en la sien.

-Señorita mejor nos os mováis... si no queréis perder vuestra cabeza. Ahora, decidme por dónde puedo salir de este maldito cuartel sin que me vean.

La enfermera asustada indicó unas rejillas en el suelo, similares a la de los desagues para la sangre de las operaciones.

- Conducen al la cloaca exterior, al puerto. No me mate, por favor...

Meneror sonrió y soltó a la enfermera, la cual se quedó quieta por el miedo. Abrió aquella rejilla haciendo palacanca con la espada, pero antes de bajar se giró y la observó.

- Por Dios santo, dónde estan mis modales... Ya ni los recuerdo.

Apuntó a la enfermera disparando a su frente. Tras guardar la pistola bajó por la alcantarilla, rumbo a la libertad. Esta libertad duraría más bien poco, porque a su salida de la alcantarilla pudo ver cómo en el cuartel daban la alarma mediante sirenas y los marines comenzaron a salir en masa. Se dispuso a esconderse en el puerto tras unos barriles, donde divisó dos navíos: Uno de gran tamaño y otro de mediano calado. No le quedaban más balas en el cargador, por lo que debía ser precavido. Subió al navío grande, el cual estaba vacío. Se dirigió a la santabárbara del barco y preparó la distracción, luego se subió al mascarón de proa para gritar a los marines que se encontraban en el puerto.

- ¡Y así Dios envía ante mi a un enjambre de infamias, la escoria que una vez fueron hombres!

Los marines nada más verme intentaron subir al navío grande, pero Meneror saltó por la barandilla al agua, nadando hacia el otro navío. Los marines intentaron dispararle con sus mosquetes desde la barandilla de cubierta sin éxito. En ese preciso instante el barco grande explotó por los aires, ya que la santabárbara se incendió debido a la "distracción" antes mencionada, haciendo que toda la pólvora guardada en este prendiese.

Varios hombres de aspecto más bien poco honroso le ayudaron a subir al navío. Uno de ellos que parecía el contramaestre simplemente dijo.

- Capitán, ya pensábamos que no regresaría.

- Os pegaría un tiro por tal osadía mas no quédanme balas. Dadme un arma, y Williams, moved esta tartana lejos de aquí. No tardarán en perseguirnos. Todo ha salido según lo previsto... sólo he tardado 6 meses. Vámonos.

El contramaestre le dio una pistola nueva. En ese momento un marinero se dirigió a él mientras le colocaban su abrigo a los hombros y le enganchaban el garfio de repuesto.

- Capitán necesitamos tiempo, no hay suficientes víveres abordo para alimentar a la tripulación.

Meneror odiaba que no se cumpliesen sus órdenes ,y menos cuando le persiguía la Marina tan de cerca. Se giró hacia el infeliz, con una mueca de rabia.

-¡ENTONCES SOBRAN BOCAS! - una bala atravesó el corazon del marinero. El fugitivo lo vio caer al suelo, con la pistola aun humeando.

- Moveros malditos bastardos. Hállome seis meses para conjurar esta artimaña cautivo y me venís con tales niñerías. Rumbo al norte.

Tras decir aquello se dirigió al alcázar del navío viendo como la Marina, impotente de no poder seguirle debido al incendio en la bahía por su trampa, observaba como "Il Bianco" volvía a navegar.

-Soy Meneror... pirata del South Blue y contrabandista. Soy lo que soy, y ante todo, haré lo que sea necesario por mi dinero.

El "Black Caiman" desapareció en el horizonte, logrando zafarse de la Marina. En pocos meses, Meneror retomó sus negocios. Perfeccionó sus habilidades y se volvió más cuidadoso. Pronto logró ganar renombre entre los líderes de las mafias del South Blue, y poco a poco comenzó a extenderse a otros mares. Se compró un par de mansiones y gracias a una serie de cuantiosos sobornos la Marina dejó de perseguirle de manera activa, además de que los documentos con información de sus fechorías y todas las pruebas desaparecieron misteriosamente. Con esto logró limpiar en parte su nombre y despejarse el camino para establecer una auténtica organización del crimen. Entre sus filas contaba únicamente con matones de los bajos fondos con poca preparación y dudosa habilidad de combate, pero lo suficientemente diestros para volarle la cabeza a alguien con una pistola o para dar una puñalada a traición. Ahora mismo ha preparado su "Black Caiman" y se dispone a surcar los mares en busca de un tripulación poderosa y con potencial, tras comprender que únicamente con matones no llegaría a nada.

Nombre del estilo de lucha: Lampo Bianco

Descripción del estilo de lucha: Es un estilo de combate basado en ataques certeros y veloces, combinado con fintas y tanteos. A diferencia de otros estilos con florete, no se dedica tanto a ataques rápidos y continuados obligando al otro a mantenerse a la defensiva, si no que busca confundir al enemigo y fintar buscando una brecha en su defensa para atacar con celeridad aprovechando los descuidos del rival. Prima más los ataques decisivos de gran probabilidad de acierto ante el estilo clásico de golpear continuamente. Combina las estocada de su florete con cortes ocasionales buscando lisiar poco a poco a su enemigo, para ponerlo más fácil antes de lanzar el golpe final con el que rematar a su rival. Para esto suele usar su garfio, el cual usa principalmente para agarrar a su enemigo clavándoselo y rematarlo con la pistola o el florete. Este estilo de lucha se basa principalmente en un hábil juego de pies, en la técnica del "avanzar y retroceder" y en mover continuamente la muñeca para evitar que su rival pueda predecir hacia dónde irá la estocada.

movimientos:

Nvl. 1 – Su gas está lo suficientemente caliente para quemar al contacto sin causar más daños que un leve dolor temporal. Sin embargo, si se mantiene contacto directo con los gases durante un tiempo continuado (Entre cinco y quince segundos) causa quemaduras. Puede generar pequeñas cantidades de gas.

Nvl. 5 – Su gas causa quemaduras leves al contacto. Genera aun más gas.

Nvl. 10 – Genera suficiente gas para envolver un cuarto pequeño. Respirar su gas un tiempo prolongado causa quemaduras internas en el pulmón, en un principio no mortales, a menos que se siga respirando.

Nvl. 15 – Su gas causa quemaduras de primer grado al contacto. Mantenido, causa de segundo grado.

Nvl. 20 – Puede usar su gas para impulsarse y dar acelerones (Los flujos piroclásticos reales pueden ir a grandes velocidades). Puede levitar haciéndose de gas. Genera suficiente gas para envolver una habitación.

Nvl. 25 – Puede a voluntad hacer un gas aun más caliente que causa quemaduras de segundo grado.

Nvl. 30 – Genera suficiente gas para envolver una casa entera. Cuando se mueve en forma de gas alcanza velocidades de sesenta kilómetros por hora.

Nvl. 40 – Su gas puede causar quemaduras de tercer grado. Genera suficiente gas para envolver una mansión entera. Puede generar un gas tan caliente que incendia cosas.

Nvl. 50 – En forma de gas se mueve a 100 kilómetros por hora. Al mero contacto causa quemaduras de segundo grado y respirar su gas es muy dañino para los pulmones.

Nvl. 60 – Crea suficiente gas para envolver un pueblo. En forma de gas se mueve a 150 kilómetros por hora.

Nvl. 70 – Su gas incendia cosas al contacto. Se mueve a 200 kilómetros por hora en forma de gas, la máxima velocidad de un flujo piroclástico. Respirar su gas más de unos segundos es suficiente en muchos casos para una muerte segura, aunque no instantánea, por quemaduras graves en el tejido pulmonar.

Nvl. 80 – Genera suficiente gas para envolver poblaciones grandes. Puede causar quemaduras de cuarto grado.

Nvl. 90 – Puede envolver islas enteras en gas, aniquilando casi toda forma de vida en ellas.

Nvl. 100 – Incendia cosas al mero contacto de lo caliente que está.