Baila pajarito, baila- (pasado libre)

El destino en ocasiones jugaba con Chaos, quien ya hacia varias semanas se habría escabullido dentro de un bote pesquero, el cual recorría el mundo repartiendo sabores grandiosos, eso se sabia por el rostro de satisfacción de Chaos, quien aunque se encontraba bastante lleno de su comida, aun tenia la fuerza suficiente para rascarse su diminuta panza y echar uno que otro eructo. –Brrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.- Salia gases de su boquita como si una morsa extraña estuviese cantando.

-Pero que mierda esta pasando con el salmón.- Grito uno de los encargados de aquel botín oloroso, quien sino hasta pasado casi un mes, comenzó a sospechar de que algo extraño estaba pasando El olor era nauseabundo, pero por su vida en el mar y en aquel oficio, el pesquero 1 como lo llamaremos, tenia adiestrada su nariz a la perfección, sabia distinguir fácilmente un eructo a el pescado en descomposición.

-PEQUEÑA RATA.- Le grito al tontatta, quien movía su cola de un lado al otro, con su barriga expuesta y un poco de saliva descendiendo de su boca. Poco a poco, fue despertando de su sueño pero ya era demasiado tarde, se encontraba en las garras de el pesquero 1 quien sin si quiera pensar en su bienestar, lanzo al Tontatta contra el agua helada. Era de noche.



Fue asi como termino navegando por un par de horas, hasta que logro llegar a tierra firme, ya no se sentía tan lento por la comida, y aquellas reservas le alcanzarían para un par de días. Miro al cielo estrellado contento por aquel banquete, y comenzó a caminar a buscar un poco de calor, se encontraba en algún lugar pero no le importaba donde era, solo comenzó a seguir el olor, el ruido, donde habían humanos, seguro habría algo por hacer.

Fue entonces cuando una escena alerto al pequeño, quien en otras ocasiones hubiese escapado a su seguridad, pero la voz chillona que rogaba por auxilio le resultaba de alguna manera familiar.

Trepo un árbol con facilidad, mientras observaba a un hombre quien llevaba un extraño animal parlante en sus manos, no entendía que sucedía, pero Chaos amaba los animales, eran su compañía y no dejaría que cualquier giganton se comiera un indefenso pajarraco charlatan.

Casi sin hacer ruido dio un salto al aire, mientras su objetivo se encontraba sentado bajo el árbol. Movió su cola un par de veces, y dio un par de saltos en el aire para ganar aun más altura, y como si se tratara de un meteoro cayendo, Chaos se envolvió en su espesa cola de color cafe, y comenzó a descender directo a la cabeza de aquel humano. –Lalalalalalalalalala.- Hizo su grito de guerra, y de esa manera el Tontatta mostró su ubicación pues era un tonto.