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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Jue 13 Feb 2020 - 18:32}

No habían pasado ni tres días desde que Lance y él habían adquirido la empresa maderera cuando Thawne recibió una llamada de su gestor anunciando que su mayor comprador había decidido romper su contrato al enterarse del cambio de manos de sus proveedores. Al parecer no se encontraba cómodo con que un conocido criminal fuese quien proporcionase la madera a su empresa, encargada de fabricar los muebles más lujosos del mundo. O más bien no se encontraba cómoda, pues esta gigantesca compañía estaba dirigida por una mujer llamada Darcy Snoak, una joven de apenas veinticinco años que, pese a su juventud, había heredado de su difunto padre la empresa familiar un lustro atrás y, en ese tiempo, había cuadruplicado sus beneficios y logrado establecer tratos comerciales con varias de las personas más influyentes del mundo. Estaba considerada una de las más preparadas mujeres de negocios, y tenía fama de ser una auténtica fiera de las finanzas y los números, aunque algo ingenua e inexperta en lo que al trato social se refería.

Fruto de la ruptura de ese acuerdo los beneficios de su maderera se habían visto reducidos de golpe en un dramático 66'6%, por lo que como nuevo accionista mayoritario era su obligación buscar una solución a aquel gravísimo problema. Y para ello quería contar también con el otro accionista, el muchacho que se había convertido en su protegido. Por lo tanto llamó a Lance y le explicó la situación, pidiéndole que se encontrasen a la mayor brevedad en la isla de Constance, una pequeña formación de tierra densamente construida y habitada donde tenían su sede muchas de las empresas más prestigiosas del Nuevo Mundo, entre ellas Snoak S.L.

Tras avisar a su socio y quedar en encontrarse en el Bar "La Ponderosa" en seis días, el calvo redactó a mano una nota que iría dirigida a la Señorita Snoak. Esta decía lo siguiente:

Estimada Señorita Snoak:

Desde la Junta Directiva de Maderas Garrote queremos transmitirle nuestra profunda consternación ante su decisión de poner fin a nuestros negocios en común a raíz del cambio de manos de nuestra empresa. Queremos transmitirle la buena voluntad de los nuevos propietarios, así como la de todos los trabajadores de nuestra compañía, así como nuestra firme intención de demostrarle que puede continuar confiando en nosotros. La calidad de nuestra madera no ha cambiado lo más mínimo, pues mantenemos y seguiremos manteniendo los mismos estándares de calidad que hicieron de nuestra firma líder en el mercado maderero, además de garantizar un trato inmejorable a nuestros socios comerciales, tal vez incluso mejor que el que se ofrecía bajo el mandato del anterior propietario. Por ello nos gustaría que acudiese, junto a todos los miembros de su consejo que consideren oportuno asistir, a una reunión con los dos representantes que enviaremos a tratar con usted dentro de seis días en el afamado restaurante "La Chanson du Chirac", en la isla de Constance, a las ocho de la tarde. Esperamos de corazón que acepte nuestra oferta, pues solo así podrá comprobar que cualquier duda que le haya podido surgir sobre nosotros está completamente infundada. Además, nuestros representantes se encargarán personalmente de responder cualquier pregunta que usted o cualquiera de sus consejeros les hagan sobre nosotros, nuestra forma de trabajar o cualquier otra duda que pudiera surgirles.

Un afectuoso saludo,

La nueva Junta Directiva de Maderas Garrote.


Tras enviar la misiva puso rumbo a Constance. Le esperaban seis largos días de viaje.



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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Jue 20 Feb 2020 - 21:15}

Los números en la caja fuerte no subían y, según me habían dado la noticia, tampoco había planes para que realmente subieran pronto. Anders había llamado hacía relativamente poco, algo que me alegró bastante, pero solo para mencionar que aquella empresa que habíamos comenzado a dirigir —él lo había hecho, mejor dicho— había perdido a uno de sus mayores accionistas, cosa que nos dejaba con unos beneficios vergonzosos. Si partíamos de la base de que su transacción había sido un negocio a muy largo plazo, donde los beneficios solamente significarían algo a partir del año, pues aquello era un palo más que terrible. Básicamente, aquel hombre había gastado más de cien millones en comprar un papel que, cada año, generaría bastante menos que lo que cualquier persona del Bajo Mundo podría conseguir en un pequeño golpe. Realmente no me llegaba a incumbir, ya que todo aquel dinero que me llegaría a mí, por poco que fuera, se trataba de un extra; yo no había pagado ni hecho absolutamente nada. Había sido consideración suya el cederme un treinta por ciento de los beneficios y, aunque este problema no me debía molestar, sí que pensaba que debía de pagar la amabilidad de aquel hombre con más amabilidad.

Él me había comunicado para darme esa noticia y, además, notificarme el punto de reunión donde nos volveríamos a encontrar. No había pasado ni una semana desde nuestro reencuentro, así que volver a tenerlo frente a mí me emocionaba e ilusionaba, ya que así podría volver a verle a él y a sus dotes de negocios. Cuando decía que quería aprender y mejorarme a mí mismo como profesional, por mi propio bien y el de aquellos que ahora dependían de cómo me pudiera desenvolver en el mundo de la economía. Con eso en mente, no había tardado más de cinco segundos desde que la llamada colgase hasta que di la orden de, aun teniendo otros planes, dirigirnos sin ningún tipo de dilación a Constance, aquella isla que él había mencionado. No tenía ningún tipo de indicación acerca de su posición, menos estando en el Nuevo Mundo, pero tenía plena confianza en que aquellos navegantes que estaban encargados del viaje fueran capaces de recopilar la información necesaria. En otros casos parecidos lo habían logrado, ¿así que por qué no esta vez también?

No fue un viaje largo, al menos no para mi criterio. Una semana en una embarcación no me parecía demasiado, especialmente cuando se me venían a la mente aquellas travesías de un mes, recorriendo un mar de punta a punta… Esto era una tontería, sobre todo cuando teníamos en cuenta que yo no había hecho demasiado. Eran los encargados de conducir el barco los que buscaban información de aquí hacia allá, y también los que estaban trazando la ruta más directa posible, mientras yo únicamente me limitaba a tumbarme y entrenar un poco, o cultivarme. Finalmente, llegamos a la isla que conformaba nuestro objetivo, Constance. Se podía ver desde lejos, y eso ya me hacía esbozar una sonrisa.

Con la premura propia de un niño, metí el traje de Kirin en un maletín, impecablemente doblado, al igual que las pistolas, que iban en un doble fondo. Salí del barco por la salida a popa, notando como el aire me daba directamente en la cara y, a paso rápido, me acerqué a la baranda, apoyándome en esta con los brazos flexionados y el pecho. Ya a la lejanía se podían discernir edificios de cierto tamaño que, aunque no llegaban a merecerse el nombre de ‘’Rascacielos’’, ya que había visto algunos bastante más grandes, sí que eran llamativos. Esas torres compartían ciudad con otras casas más humildes, de lo que parecían ser una o dos plantas, convirtiendo el paisaje en uno algo pintoresco. Solté el maletín donde supe que no se caería ni se deslizaría, y me senté sobre el metal de aquello que nos protegía de caernos por la borda, moviendo las piernas alternativamente. La espera se me solía hacer larga, y esta vez me aguantaría hasta que aterrizásemos y estuviese todo a punto, simplemente por educación y modales con mi tripulación.

En cuanto tocó tierra y el hierro dejó de temblar, perdí la compostura y, cogiendo el maletín, salté a tierra y comencé a correr hacia el punto de encuentro. Quería aparentar cierta seriedad y modales, pero correr no ayudaba a dar esa imagen, especialmente cuando miraba de un lado a otro para buscar el bar ‘’La Ponderosa’’. No tenía ni la más mínima idea de dónde estaba, exceptuando la isla, pero no era precisamente pequeña y quizás tardaría un rato en encontrar un letrero con dicho nombre. O no lo encontraba. Con esa duda, me limité a ir andando velozmente, maletín en mano, mirando a todas las direcciones mientras esperaba que un milagro pasase, ya que no me apetecía llegar tarde al encuentro con Anders.


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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Dom 1 Mar 2020 - 19:51}

Apenas hubo puesto rumbo hacia Constance, Thawne encargó a Goodwin la tarea de reunir la mayor cantidad posible de información sobre Darcy Snoak, la importante y afamada mujer de negocios con la que esperaba reunirse en apenas unos días. Era vital para rentabilizar su inversión en la adquisición de Maderas Garrote que la negociación con ella fructificara, pues hasta que se hizo cargo de la empresa la compañía de la señorita Snoak había sido con enorme diferencia su mayor comprador. Su decisión de suspender los contratos entre ambos había sido devastadora, hasta el punto de que corría el riesgo de que comenzase a extenderse el descontento entre los trabajadores de la maderera debido a la gran disminución de los ingresos.

Cuando seis días después arribó en la sofisticada ciudad la red de espías de su Supervisor de Información había logrado averiguar gran cantidad de datos sobre la gran empresaria. Criada en una familia de multimillonarios, ya que su padre fue el fundador del gran conglomerado empresarial que ahora ella dirigía, había recibido la mejor educación que el dinero podía comprar. Y no la había desaprovechado, demostrando ser alguien con un auténtico don para el mundo de las finanzas y la tecnología y terminando sus estudios con las más altas calificaciones posibles. A la tierna edad de dieciocho años había comenzado a trabajar para su progenitor, ascendiendo poco a poco en el escalafón de la compañía familiar gracias a sus grandes habilidades.

El fallecimiento del señor Snoak cinco años atrás, apenas dos después de la entrada de Darcy en la compañía, dejó a la joven de tan solo veinte primaveras al cargo de un enorme conglomerado empresarial. Y no había defraudado. Desde su ascenso al poder había invertido gran cantidad de dinero en modernizar los mecanismos de producción de sus diferentes empresas, así como en investigación tecnológica de última generación. Todo ello había hecho que la corporación creciese hasta convertirse en uno de los principales conglomerados empresariales del mundo en la actualidad.

De Darcy se decía que poseía una inteligencia increíble para toda clase de datos, números y procesos matemáticos, y que era una dura negociadora. Había salido en la portada de múltiples artículos de prensa por sus grandes logros en el mundo de los negocios pese a su juventud, y también por su vida personal. O más bien por la falta de ella. Pese a que era considerada una auténtica belleza no se le conocía ningún romance. Nunca había sido vista con nadie en público manteniendo una actitud cariñosa ni nada similar, y de hecho se decía de ella que, dado que había invertido tanto tiempo y esfuerzo en su carrera, hasta el momento había descuidado en gran medida su vida sentimental. Cosa de la que, según había llegado a oídos de los espías de Goodwin, podía estar comenzando a arrepentirse desde hacía un tiempo.

El calvo se dirigió con presteza al local donde debía encontrarse con su socio antes de aquella comida. Se trataba de un establecimiento donde se reunían multitud de hombres y mujeres de negocios para tomar un café, o algo más fuerte, tras una dura jornada laboral. Estaba cuidadosamente decorado, y sus bonitas mesas de cristal hacían juego con las sillas de un conseguido plástico transparente y brillante.

- Una mesa para dos, por favor. - Solicitó Thawne a su llegada al local.

Un camarero le guió hasta una pequeña mesa situada en una de las esquinas del local. El calvo tomó asiento y, mientras esperaba a que Lance hiciera su aparición, decidió pedir algo:

- Disculpe, quisiera un té negro con miel, por favor.



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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Lun 2 Mar 2020 - 14:15}

¿Cuántos putos recovecos podía tener una ciudad como aquella? Es decir, mientras más avanzaba, más me daba la sensación de que estaba construida con el único y exclusivo objetivo de marear a gente que no llevase mapa ni guía como yo, a modo de laberinto poco común. Y lo peor de todo era que lo estaba logrando con facilidad, ya que no encontraba por ningún lado aquel sitio, ‘’La Ponderosa’’. Tampoco me podía ayudar de mis poderes eléctricos, ya que, en una ciudad en la que todavía no tenía claro cuál sería mi papel junto a la ayuda de Anders, una de las peores decisiones que podía tomar era destacar. Es decir, ¿a quién no le iba a llamar la atención que un rayo apareciese en mitad de la ciudad, en un día despejado, moviéndose velozmente en una dirección que parecía determinada? Quizás por culpa de haber dependido demasiadas veces de esto, mi cuerpo no estaba acostumbrado a correr tanto tiempo continuado, y mis jadeos daban fe de ello.

Frené un poco el ritmo, más a petición de mi cuerpo que de mi mente, y comencé a andar mientras respiraba intensamente y trataba de recolocarme el traje para no parecer un loco cualquiera. Mirando a mi alrededor, me parecía que estaba lo suficientemente seguro como para afirmar que todas las calles del sitio eran iguales, al menos en forma, y que poco en claro iba a sacar de tratar de rememorar por dónde había pasado. Desvanecido de la realidad, más atento a las propias palabras que resonaban en mi cabeza mientras pensaba, una voz bastante grave me obligó a prestar atención al frente, mientras algo me chocaba contra el pecho. Dando un pequeño salto hacia atrás y preparando la mano para tomar la pistola en cualquier momento, lo miré de arriba abajo, momento en el que la persona comenzó a hablar:

— ¡Buenas! ¿Estaría interesado en tomar algo? — Seguí el brazo, cubierto con una chaqueta, hasta llegar a una mano tersa y suave que me ofrecía un papel: un panfleto con bastantes palabras ocupando toda su extensión. Lo tomé como me indicaba, echándole un vistazo por encima, hasta ver unas palabras que me alegraron el día. — En La Ponderosa tenemos bebidas de todo tipo y postres para combinar, al gusto del consumidor. Pásese, seguro que no le defrauda el servicio. — Con la otra mano me ofrecía un papel más pequeño, que parecía ser un cupón del propio establecimiento. Lo tomé, asintiendo con la cabeza y sonriendo, comenzando a mirar la ubicación que estaba escrita en el papel, y caminando hacia dicha dirección sin mucha espera.

El tiempo que tardé en llegar se me hizo infinitamente más ameno que el que pude malgastar dando vueltas por el lugar. Ahora que estaba más tranquilo y podía mirar a mi alrededor sin ver todo pasar con velocidad, me podía dar cuenta de que la arquitectura de la isla, aunque monótona, era bastante bonita. Me recordaba, con su frescura, a islas mucho más pequeñas y con una cultura muy antigua, que alegraban la vista al verlas. Quizás aquel sentimiento se empañaba un poco cuando toda la simpleza y modestia se veía frenada por un gigantesco rascacielos, seguramente propiedad de uno de los o las mandamases de la isla, con dinero suficiente para comprar toda la calle y más.

En cuanto vi el cartel desde la lejanía, di un último sprint bastante más patético, viendo cómo la entrada se iba viendo más y más grande. Con un suspiro, y dando un par de golpes en mi chaqueta para quitarle un par de arrugas y parecer más elegante, crucé el umbral de la puerta, viendo el establecimiento por dentro. Guardé el papel que me había servido como guía en uno de los bolsillos y me fijé en la decoración: muy de la mano con las casas. Fresca y simple, sin recargar más de lo que debía. Todo era tan blanco que no me terminaba de agradar, ya que prefería los tonos más oscuros, pero podía seguir disfrutando del exquisito gusto que habían tenido los encargados de decorar el sitio. Estirando un poco el cuello, miré a todas y cada una de las mesas ocupadas, empezando desde la izquierda, hasta llegar a la derecha y ver cómo aquella cara que tanto ansiaba ver estaba esperándome en la esquina, bebiendo ya. Había llegado hacía un rato, supongo. Acercándome mientras trataba de aparentar ser una persona normal, sin tener muy claro si lo lograba o si no, llegué a la distancia suficiente como para poder hablar sabiendo que él me escucharía y, colocando una mano en mi nuca y un gesto de arrepentimiento en mi cara, lo hice:

— ¡Lo siento por la tardanza! ¿Te he hecho esperar demasiado? — Tampoco estaba siendo demasiado intenso, pero sí que me gustaría que él respondiese que no, aunque fuera por modales. No me gustaba llegar tarde a los sitios, ya que era el primero que le gustaba exigir puntualidad en cualquier tipo de reunión. — He tenido un poco de lío encontrando este lugar y he dado un par de vueltas más de las que debía, supongo. — La mueca de remordimiento se estaba deformando en una de felicidad, sin razón alguna más que la de sentirse cómodo en un sitio. No solía tener este tipo de encuentros con gente que apreciase un mínimo, y estaba disfrutando la situación. Levanté la mano, estirando el dedo índice, a lo que se acercó un mozo. — Un vaso de leche templada, por favor, y unas pastas de té. — No sabía si él quería, pero tras la carrera, tenía apetito, especialmente para zampar algo dulce que combinase con mi bebida. Mientras llegaba o no, apoyaría los codos en la cristalina mesa y uniría las manos, entrelazando los dedos. — Bueno, cuéntame, ¿qué vamos a hacer en esta isla? — Tenía una ligera idea, pero no conocía toda la película completa. Apoyé mi mentón sobre la superficie que habían formado las falanges, dudando de si me estaba comportando demasiado asertivo. Es decir, no había dicho ni hola todavía…


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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Lun 2 Mar 2020 - 18:13}

El muchacho apareció en el bar con algo de retraso, aunque a Thawne no le fue difícil adivinar el motivo. Pese a que intentó aparentar normalidad en su entrada en el local un observador atento podía apreciar por las gotas de sudor que perlaban su frente y su respiración entrecortada que había llegado corriendo. Su expresión de claro arrepentimiento denotaba que su demora no había sido voluntaria, y su explicación resultó sincera.

A decir verdad Lance todavía carecía de la capacidad de controlar adecuadamente sus emociones, en particular cuando conversaba con otra persona. Era muy directo e intenso, y fácil de leer como un libro abierto. Sin embargo el calvo no dudaba de que con los consejos adecuados aprendería a esconder mejor sus emociones e intenciones, pues al fin y al cabo muchas veces la supervivencia en el Bajo Mundo dependía de ello.

- No te preocupes, no hace mucho que llegué. - Respondió el antiguo agente con voz calmada. A juzgar por sus palabras y gestos lo más probable era que Lance hubiera tenido grandes problemas para orientarse en Constance, más de los que quería hacer ver. No era cuestión de hacer sentir mal al chico por algo que, si uno se paraba a pensarlo, apenas tenía importancia. Además resultaba sorprendente como poco a poco el agobio inicial chico iba mutando en una evidente felicidad. Debía de haber llevado una vida muy solitaria hasta ahora si le producía tanta alegría encontrarse con alguien a quien, aunque no conocía demasiado, se preocupaba mínimamente por él.

A decir verdad era más que mínimamente. El potencial de Lance, junto a su disponibilidad para aprender, su perseverancia y aquella extraña inocencia habían hecho que Thawne empezase a pensar en él como un discípulo, alguien a quien enseñar a desenvolverse en el mundo hasta que sea capaz de dominarlo y ponerlo a sus pies.

- En primer lugar, buenas tardes Lance. Bien, el motivo de nuestra visita a Constance es recuperar el dinero que en estos últimos días hemos perdido. En esta isla tienen su sede central multitud de las mayores empresas del Nuevo Mundo, y entre ellas hay una que nos interesa en particular: Snoak S.L. El motivo es que era el principal comprador de nuestra maderera hasta que la adquirimos, y su decisión de suspender sus tratos con nosotros ha sido lo que ha causado esa disminución tan drástica de los ingresos. Nuestro objetivo es convencer a su presidenta, la señorita Darcy Snoak, de que lo mejor para sus intereses es continuar haciendo negocios con nosotros.

Thawne miró a Lance fijamente. El muchacho parecía ansioso por conocer los pormenores de su plan, por lo que tras dejar unos pocos segundos de pausa para que asimilara los datos que le había suministrado prosiguió su explicación:

- Hemos quedado con ella, y probablemente con varios asesores y guardaespaldas, a cenar en un lujoso restaurante cerca de aquí llamado "La Chanson du Chirac". Si acuden a la cita nuestro deber será resultar lo más convincentes posible, averiguando qué es lo que podrían querer de nosotros y haciéndoles pensar que somos las personas indicadas para dárselo. Debemos eliminar cualquier duda que puedan tener sobre una asociación comercial con nosotros. Dudas que, imagino, serán protagonizadas por nuestra reputación como criminales y, en mi caso, por la enorme recompensa que existe sobre mi cabeza.



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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Lun 2 Mar 2020 - 19:44}

Gracias a Dios, parecía ser que Anders no había perdido mucho tiempo esperándome, ahogando el aburrimiento en lo que parecía ser el té que bebía. Así, tras contestar, simplemente decidió ir al punto principal de la conversación, por el cual había preguntado y por el que nos habíamos reunido desde tan lejos en aquella isla, Constance. En cuanto me saludó, yo simplemente hice un gesto para responderle sin contar su charla sobre las pérdidas que estábamos sufriendo debido a los problemas que afrontaba la empresa que la última vez que nos habíamos visto habíamos adquirido. ¿Cómo recuperaríamos esa increíble cifra que se nos había escapado de los bolsillos? Bueno, mejor dicho, del bolsillo del señor con el que ahora estaba tomando algo. Bueno, el plan estaba claro, y consistiría en volver a hacer tratos con la principal empresa que había transformado nuestra industria en una fructífera: Snoak S.L. Habían tomado la decisión de negar todos y cada uno de los tratos que mantenían con el antiguo dueño, dirigiéndonos a una inevitable bancarrota a este ritmo. ¿Y cuál sería el método para volver a encaminar nuestro negocio hacia conseguir dinero? Convencer a Darcy Snoak, la aparente dueña de todo aquel conglomerado que tanto poder parecía tener sobre el dinero que podíamos o no conseguir.

Anders tomó entonces una pequeña pausa, que un trabajador aprovechó para traer lo que había pedido hacía un momento. Dejó la taza de leche sobre el cristal, generando un sonido muy característico, y aproveché para tocarla mientras él ocupaba el centro de la mesa con un plato lleno de pastas de té. Me habían traído mi bebida más caliente de lo que esperaba, pero tampoco me quejaría, ya que al fin y al cabo la podía dejar reposar. El problema hubiera sido al revés. Le di un trago al vaso, fino y delicado, pero que fue manchado por un pequeño rastro de leche que ocupó mi labio superior, del que no pude darme cuenta mientras estaba absorto en las palabras de mi compañero. Con unos ojos atentos, me fijé en como sus labios comenzaron a moverse nuevamente, y luego me centré en sus ojos mientras él aclaraba el plan que íbamos a seguir a partir de este punto.

Teníamos una reunión con la señorita Darcy y compañía, en un restaurante que supuse que estaría a su altura, así que nuestro trabajo iba a ser acudir a la cita. Poniendo la mano en el fuego, pensando en que no existía la posibilidad de que faltasen a su palabra o ella misma se dignase a no aparecer, nos tocaría convencer a toda la cámara directiva de lo buena opción que sería convertirnos nuevamente en asociados suyos. Como en todo negocio cabe esperar, sería un tira y afloja, en el que seguramente nos tocase aflojar más que otra cosa. Al fin y al cabo, el nivel de ambas empresas no era comparable, al menos no por el momento. Así, lo más importante de todo lo que íbamos a intentar sería convencer al contrario de formar una relación con nuestra maderera y, por el camino, dejarles claros que éramos de fiar. Porque nada quitaba del mundo quitaba que, aunque yo fuera un ciudadano a los ojos de la ley, honrado y honesto, Anders tenía una reputación empañada por la traición y la delincuencia. Hacía relativamente poco había vuelto a revisar su cartel de Se Busca, y medio millar de millones pesaban sobre su cabeza, razón más que suficiente como para sentir miedo a su alrededor. Quizás yo, aun debiendo sentir miedo a su lado, al lado de una persona que seguramente me pudiera explotar la cabeza a la mínima que quisiera, no lo tenía por las condiciones de nuestro primer encuentro. Dándole vueltas a eso… ¿Realmente iba a ser fácil convencer a una empresa tan grande de hacer tratos con un criminal tan buscado como era él? ¿Iba a camuflarse para que ellos se confundieran? ¿Qué iba a hacer? Me surgían dudas tras dudas acerca de sus planes y, viendo la relación que parecíamos mantener, no pensaba que tuviera que guardármelas para mí, así que le di un mordisco a una de las pastas y comencé a hablar:

— ¿Vamos a negociar teniendo en cuenta que tienes med…? — Miré a mi alrededor, recordando que estábamos en un lugar público y que quizás había oídos no gratos atendiendo a mis palabras. No quería tener que dejar la taza de leche a medias porque viniera un escuadrón de marines en búsqueda de aquel señor. — De eso. Es decir, no suena muy legal el hacer tratos con alguien al que perfectamente pueden estar siguiendo almirantes. ¿No deberíamos poner el negocio a manos de un testaferro? Es decir, no quiero cuestionarte porque seguro que sabes más que yo, son simples dudas. — Atendía a su respuesta como un niño de primaria que mira a la pizarra en clase durante su asignatura favorita. Esperé a su respuesta mientras le daba un sorbo al vaso de leche que, para ese momento, ya estaba tibia.


Última edición por Lance Kashan el Mar 3 Mar 2020 - 17:38, editado 1 vez


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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Mar 3 Mar 2020 - 1:26}

A medida que iba contando a Lance los motivos que les habían traído hasta Constance y cuál iba a ser el siguiente paso se hacía evidente en la cara del muchacho que iban surgiéndole varias dudas al respecto. Y para alegría de Thawne no tuvo reparos en expresarlas tan pronto como este terminó de hablar. Sus preguntas fueron más que razonables, reafirmando la opinión del calvo de que, pese a su actitud en ocasiones infantil y poco educada para alguien que iba a empezar a moverse entre las altas esferas, poseía una mente realmente ágil.

- Haces bien en tener esas dudas, Lance. Estoy prácticamente seguro de que esa recompensa es el principal motivo de la ruptura del acuerdo. Y por lo tanto habrá que convencer a la señorita Snoak de que no tiene de qué preocuparse al respecto. En cuanto al testaferro... podría ser una opción válida, pero dadas mis habilidades hay una que probablemente será más eficaz.

Se detuvo un momento para dar un nuevo sorbo a su taza. El fuerte amargor del té negro quedaba en parte mitigado por la miel, creando una combinación de sabores realmente deliciosa. Se permitió paladearlo adecuadamente mientras dejaba que Lance reflexionara acerca de sus palabras.

- Supongo que sabrás que uno de mis sobrenombres cuando trabajaba para el Gobierno era "Senkai no Shi", la Muerte de Mil Caras. Esto se debe a mi capacidad de cambiar completamente de aspecto en apenas un instante, habilidad que me resultó extremadamente valiosa en mis años como asesino y espía y que nos puede venir bien en este momento. No espero que una corporación del calibre de Snoak S.L. no se haya molestado en investigarnos a fondo, y siendo así no creo que tarden en deducir en base a las historias que circulan sobre mí que poseo alguna clase de habilidad polimórfica. Así que me presentaré con mi aspecto normal, pero entre las cosas que propondré a la señorita Snoak estará la posibilidad de firmar los contratos con una identidad falsa tanto de nombre como de aspecto. De ese modo no tendrá que preocuparse de que la relacionen con un famoso criminal. Sin embargo esto no bastará. Durante el encuentro debemos ser persuasivos, Lance, y para ello hay aspectos que debemos trabajar.

Miró con cierta severidad al joven, dando a entender que debía prestar atención a lo que iba a comunicarle:

- Debes aprender a mantener un tono de voz y unos gestos más neutros, reduciendo la intensidad de tus emociones cuando interacciones con personas como estas. Son gente que ha recibido una educación privilegiada, y que están acostumbrados a despertar respeto en los demás, y esperan que se les trate adecuadamente. Por lo tanto tendrás que esforzarte en contener ese ímpetu y esa energía y moderar tus reacciones. Del mismo modo esto ayudará a que resulte más complicado leer en tu rostro lo que estás pensando, algo que es de vital importancia para alguien que pretende labrarse un lugar en el Bajo Mundo.

Sabía que el muchacho era capaz de lograrlo si se lo proponía, aunque probablemente no lo conseguiría a la primera. Pero con el esfuerzo adecuado y un buen maestro... quién sabía lo que podría alcanzar.



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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Mar 3 Mar 2020 - 17:41}

Me dio la razón en el momento en el que planté la carta de su recompensa sobre la mesa. Obviamente, una de las mayores razones a la hora de negarse a negociar con una persona como aquella era el miedo a verse inmiscuido en problemas de aquellas esferas, o ver manchada su reputación en cualquier caso. Por ello aclaró que iba a ir de frente, dejando claro en el proceso que él era un hombre de fiar para aquel tipo de tratos y, aunque podíamos en todo caso usar un testaferro, su tono y palabras aseguraron que tenía una opción mucho mejor. Miré a Anders fijamente mientras él, por primera vez desde mi llegada, bebió de su té, pensando acerca de cómo quedaba entonces la situación. ¿Íbamos a convencer a una multimillonaria de poner en riesgo su estatus en la vida? Bueno, solo podía existir una razón lo suficientemente válida para alguien de aquella calaña que le hiciese replantearse lo que debía hacer: dinero. Y, a juzgar por las cifras que se movieron en negocio que hicimos para comprar la empresa, podíamos jugar con esa baza a nuestro favor, a lo mejor haciéndoles creer que valía la pena correr ese riesgo o que había formas de omitirlo para que ellos no fueran salpicados si la bomba explotaba.

Para cuando aquel hombre terminó de beber y degustar aquello que había pedido, parecía tener nuevamente cosas que decir. Y vaya que las tenía. Ya que era bien conocida su capacidad para transformar su aspecto en el de cualquier otra persona, poder que fui capaz de constatar en nuestro anterior encuentro, se veía forzado a utilizar su cara, ya que la empresa contraria podría dudar en dicho caso. Teníamos que ir con la verdad por delante, o al menos con mentiras lo suficientemente convincentes, porque cualquier fallo nos haría perder dinero de forma inmediata y sin marcha atrás. Así, utilizaría eso mismo a su favor para que, creando una identidad falsa completamente, no existiera ni el más mínimo rastro de suciedad ni malas compañías en todo aquel trapicheo.

A pesar de ello, nada nos aseguraba que fuéramos capaces de lograr lo que nos estábamos planteando, y Anders hizo hincapié en ello, lanzándome una mirada que me obligó a fijarme en sus ojos por completo. Al parecer, iba a ser la primera clase de todo este encuentro, más centrada en el aspecto del trato personal, algo en lo que yo debía admitir que tenía ciertas carencias. O, mejor dicho, excesos. Asentía mientras él dejaba claro que debía aprender a controlar todas aquellas reacciones que solía tener a la hora de comunicarme con la gente y, en el preciso instante que lo escuché, me fijé en la sonrisa tonta que llevaba teniendo durante todo este tiempo, la cual borré en el instante. Si queríamos codearnos con gente del nivel de Snoak, con el poder como para comprar una isla, tenía que aprender a mantener una compostura y un respeto que, aunque sabía cómo conseguir, no cómo mantenerlo el tiempo suficiente. Es decir, en la cena que mantendríamos, debía asegurarme de mantener unos gestos que, aunque no indiferentes, tampoco tan infantiles como los tripulantes de Yggdrasil me habían asegurado que tenía. ¿Que iba a ser capaz? Pues no estaba seguro, pero todo era comprobarlo.

— Entiendo… — Le di otro mordisco a la pasta de té, tratando de evitar que al abrir la boca se formase mi ya tan típica sonrisa. — Bueno, creo que podré tratar de aprender durante la tarde, ¿no? — Para cuando llegó el silencio tras mi comentario, me sorprendí a mí mismo con la tan temida mueca. — La tarde es larga, sí, muy larga. — Solté la pasta de té al lado del vaso, mirando nuevamente a Anders y dando golpes suaves e intermitentes con el dedo contra el cristal. — Por cierto, hablando de eso... ¿Qué vamos a hacer hasta la cena? Porque no es que sea precisamente de noche. — Miré a la puerta, fijándome en los haces de luz que amenazaban con pasar de aquel umbral y entrar a deslumbrarnos en cualquier momento.


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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Mar 3 Mar 2020 - 19:03}

En el rostro de Lance se fue dibujando mientras escuchaba las palabras de Thawne una extraña sonrisa entre feliz y embobada que no hacía sino confirmar lo que este le decía. Pareció darse cuenta, pues rápidamente se esforzó por corregirla. Sin embargo apenas unos segundos después involuntariamente había vuelto a aparecer. El chico tendría que trabajar mucho.

Su observación sobre el hecho de que faltaban varias horas era acertada, y sobre eso el calvo tenía varias ideas. La principal era, como probablemente su interlocutor ya imaginase, tratar de ayudarle a controlar esos impulsos para prepararle de cara a tan importante momento.

- Tienes razón, Lance. Aún quedan cuatro horas para el momento en que hemos quedado con la señorita Snoak, y sería buena idea tratar de aprovechar ese tiempo para que aprendas a controlarte un poco mejor. Principalmente en lo referente a tus gestos y tu capacidad para disimular tus emociones e intenciones. Pero para ello lo mejor sería dirigirnos a mi barco. Allí, además de poder practicar lejos de las miradas de ojos indiscretos, puede que encontremos un traje de tu talla que puedas ponerte para la cena. ¿Estás de acuerdo?

Si el chico aceptaba, Thawne pagaría la cuenta y saldría del local. Durante el camino, mientras caminaban, miraría al muchacho y le diría:

- Cuéntame algo. Puede ser verdad o mentira, como tú prefieras. El objetivo es que yo no logre adivinar observándote si es cierto o no, o al menos que me resulte complicado hacerlo. Tendremos tiempo al menos para un par de intentos antes de llegar al Akaihebi.

Le parecía completamente imposible, dada su maestría en detectar las mentiras de los demás como psicólogo experto que era, que Lance consiguiera engañarle en alguna ocasión, pero quería comprobar si era capaz de mentir de forma lo suficientemente creíble para resultar convincente ante ojos menos expertos.



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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Mar 3 Mar 2020 - 19:24}

Él parecía tener tan claro como yo que iba a ser un trabajo difícil, y aquello lo acababa de demostrar fallando dos veces seguidas en controlar mis gestos a la hora de comunicarme. Así, su plan durante la tarde, en vez de dejarlo como algo secundario que se iría puliendo a la vez que otras cosas, era dedicar aquellas horas que todavía restaban hasta la reunión en mejorar la carencia que me daba tantos problemas. Ofreció sin más el abandonar el establecimiento para dirigirnos a su barco y yo, como afirmando sin mediar palabra alguna, di un gran trago al vaso de leche, limpiando el rastro que me solía dejar en el labio superior con el dedo índice. Además, daría un último mordisco a la pasta de té sobrante, dejándola a medias mientras me levantaba de la silla y volvía a acomodarme el pantalón para evitar arrugas innecesarias. Estaba completamente de acuerdo con su plan, excepto con un detalle:

— ¿No te gusta mi traje? — Me miré de arriba abajo, elevando las manos mientras suspiraba. Quizás no tenía el gusto que aquellos aristócratas tenían, o algo por el estilo. Bajé nuevamente las manos y tomé el maletín que llevaba la ropa de Sif con la zurda, mientras me dirigía a la barra. — Me parece bien, vamos. — Para cuando me pude dar cuenta, Anders ya estaba en la barra, sacando un par de billetes y pagando el total de ambas cuentas. Bueno, ¿quién era yo para decirle que no? Ya me encargaría de pagarle este favor, y el otro que me hizo en su momento, en un futuro cercano.

Ya en la calle, enfilamos hacia lo que supuse que sería la costa donde el hombre había anclado su embarcación, dejándome guiar con fe ciega. A mitad de camino, haciendo desaparecer un silencio que había surgido desde la salida, comenzó a hablar. Proponía que le contase cualquier cosa, sin importar lo que fuera ni su veracidad, con el objetivo de ver si le podía engañar o confundir de cualquier forma. Una sonrisa de crío me iluminó la cara, disfrutando aquel momento como ningún otro: desde siempre me había encantado jugar, aunque no fuera un juego per se. Todo tipo de apuestas o retos me fascinaban, y aquel no iba a ser menos, ya que me iba a mostrar todo lo competitivo que podía ser en situaciones como esa. Caminé unos segundos más, pensando en lo que podía contarle, hasta que decidí hablar de lo primero que se me viniera la mente, sin poner más trabas a mi lengua. Simplemente, que surgiera desde dentro, así todo sería más natural y menos construido.

— Hmm… He pasado cerca de un mes encarcelado en una bodega sin comer, y bebiendo el agua justa y necesaria para no irme al otro barrio. — No borré en ningún instante la sonrisa que ya parecía permanente en mí, no por gusto o a propósito, sino porque había decidido no marcharse. Supongo que, tras estos años, no le daba suficiente importancia a aquella anécdota como para que me siguiera molestando ni quitando el apetito. — De hecho, debería haber muerto allí de no ser porque tengo buena suerte, supongo. — La sonrisa acrecentó, pareciendo que llegaría a ocupar desde una oreja a la otra, con el simple pensamiento de que seguía vivo por la más pura casualidad. Aunque, de haber muerto, también habría sido fruto del más cruel azar. Así, mientras miraba fijamente a Anders, seguiría andando en la dirección que él marcaba.


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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Jue 5 Mar 2020 - 18:30}

Lance aceptó de buena gana acompañar a Thawne, con tan solo una pequeña "queja", si es que se le podía llamar así. No entendía por qué su atuendo no era válido para una reunión como aquella. De una forma o de otra tampoco protestó más de la cuenta y siguió al calvo hasta el exterior.

Cuando este le propuso como forma de entrenar su habilidad para no mostrar sus sentimientos aquella especie de juego, el rostro del muchacho se iluminó. Thawne sonrió para sí. Parecía que había acertado en su planteamiento al tratar de estimular esa competitividad que había visto en Lance. De hecho tras apenas unos segundos el chico comenzó a hablar, contándole que en algún momento de su vida había pasado un mes encerrado, sin comer y apenas bebiendo algo. Afirmó también que, de no ser por su enorme suerte, habría muerto en aquella isla.  

No había rastro de tics, gestos extraños, estereotipias repetidas involuntariamente, cambios sutiles en el tono de voz, ligeros aumentos de la sudoración... Nada que hacía pensar que pudiese ser mentira. De hecho a Thawne no le quedó ninguna duda de que lo que decía era cierto desde el primer momento. Sin embargo no fue eso lo que llamó su atención, sino la aparente naturalidad y falta de emoción con la que el chico había contado aquella historia. Una vivencia como esa normalmente dejaba una marca en las personas, una difícilmente borrable. Algunos se convertían en corderitos dóciles y temerosos, otros en paranoicos, y otros incluso se esforzaban en aparentar fortaleza y grandeza para compensar las profundas carencias y miedos que un trauma como aquel les había dejado. No obstante Lance era diferente. Ahora entendía el por qué de su actitud infantil, despreocupada y excesivamente intensa, las razones de su facilidad para que cosas aparentemente sin importancia o simples muestras de preocupación le hiciesen casi absurdamente feliz. Y también la causa de aquella aparente calma y ausencia total de emociones que transmitía en otras ocasiones. Era alguien roto. Aunque eso no significaba que él no pudiese ayudarle. Por algo se enorgullecía de poder afirmar que era uno de los mayores expertos sobre la mente humana en todo el mundo.

- No hay duda de que lo que me has contado es cierto, Lance. Pero lo has hecho bien, es posible que hubieras logrado engañar a alguien menos formado en las vicisitudes de la psique humana. Me gustaría que lo intentaras de nuevo. Esfuérzate al máximo en tratar de engañarme.

Era posible que aquel entrenamiento disfrazado de juego ayudase al muchacho, y si no lo hacía tenía planeado el segundo paso cuando llegasen al Akaihebi.



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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Vie 13 Mar 2020 - 19:18}

Mirándole, pude notar como sus ojos se centraban en mí de una forma fija, analizando mi rostro de una manera casi clínica. Obviamente me gustaba recibir la atención de las personas, pero no me encontraba cómodo con aquel tipo de atención concreta, ya que me sentía observado y estudiado y eso, a menos que pagues por conseguirlo, no suele ser grato. De todas formas, traté de mantener el tipo como pude mientras él parecía llegar a una respuesta u otra, y sentí que fui capaz de relajar las extremidades únicamente cuando comenzó a hablar y no se centró tanto en mí.

Me sorprendió que diera una respuesta tan clara, concisa y correcta, algo que terminé reflejando en mi cara de una forma demasiado evidente, pero que también traté de disimular al percatarme. Continuó elogiándome por lo que parecía haber sido una buena actuación de mi parte. Aunque, más que eso, simplemente había sido hablar, sin tratar de mentir o alejar la atención de mis palabras, algo que no necesitaba nada más que no dudar de tu propia historia. Así, volvió a darme una oportunidad, instándome a hacerlo mejor esta vez, algo que me obligó a pararme a pensar. ¿Qué le contaba…? Tenía que ser lógico, algo que me pudiera haber sucedido perfectamente y no levantase más dudas. ¿O lo mejor era decir la verdad y no arriesgarme a fallar mientras improvisaba? Bueno, estaba claro que la segunda opción era la más segura, ya que desde nunca se me había dado especialmente bien mentir, pero la cena que íbamos a mantener no parecía que fuera a ser el mejor momento para ser sinceros. Más bien para falsear la verdad y convencer a la gente con razones para nada reales, así que, si quería lograr eso mismo, debía de empezar a esforzarme desde este mismo momento, con la ayuda de Anders. Me aclaré entonces la voz, carraspeando un poco, y volví a mirar al que estaba siendo mi profesor con la mejor cara de póker que podía poner, sin tener muy claro si era buena o no:

— Mi anterior jefe, Tyr o Yuu, falleció en mitad de una guerra de bandas que estábamos manteniendo por un territorio. — Por el momento, estaba logrando no cambiar mi gesto, aunque estaba tentado. — Buscábamos conquistar una isla completa, por lo que iniciamos una batalla con otra organización tan o más famosa que Yggdrasil, y terminamos perdiendo una gran cantidad de efectivos. — Obviamente, todo estaba siendo inventado sobre la marcha y, a juzgar por lo poco que podía procesar lo que estaba diciendo, no estaba saliendo una historia demasiado mala. Por ahora era todo lógico, y ya aquello era un logro. — Yuu fue a primera línea, todo para dar ánimos a sus hombres y bueno… Recibió un disparo directo al poco, todo por culpa de un francotirador al que todavía busco para vengar a Yggdrasil por completo, y para redimirme yo. — Quizás estaba convirtiendo todo en un drama demasiado complejo o cliché, pero confiaba en que mi carencia de mueca lograse algo. Llevaba la felicidad por dentro al saber que no había perdido la compostura durante todo este rato, especialmente mientras atravesaba los ojos de Anders.


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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Vie 13 Mar 2020 - 22:57}

El rostro de Lance mostró a las claras su incomodidad ante el escrutinio al que el calvo le sometió mientras hablaba, expresión que mudó con rapidez a una profunda sorpresa por la precisión de las palabras de Thawne. Parecía ciertamente extrañado de que hubiera logrado averiguar tan fácilmente la veracidad de su historia. Sin embargo su halago pareció no contentarle en exceso, dando la sensación de que quería lograr engañarle o, al menos, confundirle ligeramente.

Pronto comenzó a contar otra historia. Habló sobre la muerte del que hasta hacía apenas unos meses su jefe y, por cómo hablaba siempre de él, uno de sus más cercanos amigos. Su historia resultaba perfectamente creíble, y seguramente la inmensa mayoría de personas ni siquiera se habría planteado que no fuese cierta. No obstante se encontraba ante el que probablemente era uno de los mayores expertos en la materia, y cualquier mínimo detalle, por nimio que fuera, era suficiente para que el calvo averiguara si una afirmación era o no veraz. De hecho lo supo incluso antes de que empezase a hablar. Un casi imperceptible cambio en su ritmo respiratorio, junto a una expresión tan neutral que no podía ser sino fingida, lo que corroboraba una mínima rigidez de los músculos faciales, delataban que estaba mintiendo. Ni un solo detalle de su historia era cierto. Sin embargo muy pocas personas en el mundo habrían podido adivinarlo, pues su actuación había sido realmente buena.

Entrando ya en el Akaihebi, el enorme barco volador que usaba para desplazarse junto a muchos de sus hombres, Thawne aplaudió ligeramente. Sonrió al muchacho con sinceridad, felicitándole por su desempeño, antes de decir:

- Debo darte la enhorabuena, Lance. Pese a que no has conseguido engañarme has resultado tremendamente convincente. Casi cualquier persona se habría creído tu historia a pies juntillas sin dudar siquiera de su veracidad. Si hablas con ese aplomo durante la cena probablemente puedas convencer a nuestra interlocutora de lo que pretendas.

Continuó caminando por el vehículo, guiando a Lance hasta la sala común. Mientras tanto clavó su mente, como un aguijón, en la del muchacho, buscando imágenes que pudieran serle de ayuda para la siguiente parte de su entrenamiento express. No tardó en encontrar lo que necesitaba. Una vez en la sala común se situó frente al chico, le miró a los ojos y le dijo:

- Te estás esforzando mucho y se nota, hasta ahora lo has hecho muy bien. Sin embargo ahora viene la parte más dura de este entrenamiento improvisado. Y para ello tienes que cerrar los ojos y contar hasta tres. Después podrás abrirlos de nuevo.

Si Lance cerraba los ojos el cuerpo de Thawne comenzaría a cambiar. Su abdomen creció, mostrando una prominente barriga, y sus facciones envejecieron hasta alcanzar una edad aparente unos diez años superior a la suya al tiempo que su nariz se achataba y su rostro se hacía más redondo, dándole un ligero aspecto porcino. En su cabeza no creció demasiado pelo, pero sí el necesario para poder lucir un peinado a lo mohicano que, según los estándares del criminal, resultaba a todas luces ridículo. Su elegante traje se tornó en un atuendo callejero dominado por el negro, con adornos de metal y dibujos de calaveras. Tenía mucho interés en observar la reacción de muchacho al encontrarse frente a frente con uno de sus mayores traumas.

Aclaración:



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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Dom 15 Mar 2020 - 11:02}

Para cuando hube terminado de contar mi historia, ya podíamos ver el barco de Anders. Con un solo vistazo, sin necesidad de estudiarlo, verlo en funcionamiento o que nadie me lo dijese, podía darme cuenta de que tenía una clara similitud con el Ragnarok: también era capaz de volar por los cielos. Era menos increíble que la embarcación que Yuu me cedió a modo de herencia a la hora de morir, eso era obvio, pero porque el barco de Yggdrasil era cuanto menos una locura en términos de ingeniería y carpintería. A ratos ni me creía estar montado en un barco de casi medio kilómetro de eslora. Pero, sinceramente hablando, el de él tampoco estaba para nada mal.

Ya estábamos en la entrada cuando Anders me aplaudió y me dirigió una sonrisa, y en ese preciso instante supe que algo había hecho bien. Aquella mueca que había estado forzando hasta el momento se desvaneció, dejando espacio a una que ocupase de oreja a oreja, a la que ya podía estar acostumbrado él. Me sentía feliz a rebosar, a un punto en el que quería transmitirlo de forma física con algún movimiento, que seguramente fuera bastante vergonzoso tanto para mí como para el que viera, así que evité hacer nada innecesario. Ya estaba en ese punto cuando decidió apoyar la felicitación con palabras, causándome algo más de rubor a cada una que decía. A pesar de no haberle engañado, por lo que ya podía saber que había descubierto la mentira, sí que le había parecido suficientemente buena la actuación como para poder llevar a cabo algo similar durante la cena, y no levantaría sospechas.

Mientras, me callaba con razones, ya que buscaba escuchar más y más halagos de parte de Anders. Me hacían sentir obviamente bien, así que supuse que me debía de esforzar más aún si quería que estos continuasen. Lo seguí sin dudar hasta lo que parecía ser la sala común del barco, recibiendo un par de elogios más de su parte, que terminaron de deformar mi sonrisa por completo, pero que se enturbió un poco cuando terminó la frase. ¿La parte más dura…? ¿Iba a ser un juego más difícil, o se refería a algo duro, doloroso? Quizás embriagado y demasiado feliz como para pensar realmente en lo que hacía y en lo que me podía estar metiendo, terminé por hacerle caso, cerrando los ojos durante el tiempo que él pareció estimar necesario: tres segundos.

Suspiré entonces y, como si se hubiera pasado el efecto de algún estupefaciente, mi cabeza comenzó a funcionar de golpe, yendo todo lo veloz que podía. ¿Qué podía estar haciendo para que necesitase que yo cerrase los ojos…? Teniendo en cuenta su poder y capacidades… Mi pulso se aceleró y mi respiración perdió ese ritmo característico que solía tener, todo para dejar lugar a un nerviosismo intrínseco. Había dejado de respirar por la nariz, porque no me ofrecía la facilidad necesaria que sí daba la boca, y, poco a poco, comencé a sudar levemente. No abrí los ojos en ese momento, todo por el respeto que le tenía a Anders, pero mentiría si dijese que no me había visto tentado a hacerlo. Más que tentado, obligado, como método de protección de mi integridad física o, la que más me importaba en aquellos momentos, dada la situación, la integridad mental.

Cuando mi mente me dio el aviso de que habían pasado los tres segundos, o eso era lo que creía a pies juntillas, abrí los ojos de par en par, a toda velocidad, para encontrarme un panorama que mi mente no pudo procesar en el momento. Pese a haberme preparado durante aquellos escasos segundos, todavía no estaba preparado para ver aquella figura nuevamente, y mi cuerpo reaccionó caminando hacia atrás con toda la velocidad posible, chocándome contra una pared que frenó mi huida. Dejé caer entonces mi maletín en el suelo sin mucho cuidado, causando que provocase un estruendo y ahí se quedase, tirado. Palpando el muro cuanto podía, buscando algo que me pudiese llevar a una salida, no dejé de mirar fijamente a aquella persona que ahora estaba ante mí: él. Una pequeña parte de mi cabeza, la que aún podía mantener la cordura en aquella situación, no paraba de decirme que era Anders probándome, que no me debía de asustar y que así solamente estaría dando una muy mala imagen de mí, débil y dependiente. Pero aquella nimia porción era claramente aplastada por el resto, que constituían una masa de pánico y miedo difíciles de vencer. Y, en cuanto los sentimientos negativos rodearon a la consciencia y la engulleron sin dejar rastro, mi cuerpo reaccionó como el peor de los animales, el más cobarde. Una resistencia a afrontar los problemas que resultaba hasta triste y contraproducente, pero que era el único fin al que llegaba mi mente en aquellos momentos: gritar. No creo que le hubiera dado tiempo al señor a procesar todo aquello que estaba pasando cuando mi voz, desgarrada por no estar acostumbrada a elevarse a aquellos niveles, llenase la sala con aquel tono deformado. Y tampoco creo que pudiera pensar en algún momento que iba a terminar en el suelo, perdiendo la consciencia, todo como método de defensa ante algún problema mayor.


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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Dom 15 Mar 2020 - 18:58}

La expresión en el rostro de Lance nada más encontrarse a su némesis, al responsable de sus mayores traumas, frente a él mutó hasta volverse casi irreconocible. Todo rastro del chico alegre y confiado que solía ser desapareció en apenas un instante, dominado por el terror más visceral. Superado por la situación al tener que enfrentarse a aquellos recuerdos tan de golpe, el muchacho retrocedió de forma casi inconsciente hasta chocar con la pared. Su mirada, fija en el antiguo agente, reflejaba un miedo arraigado en lo más profundo de su ser durante año. Un pavor irracional que no tardó en dominar por completo al criminal, que gritó con todas sus fuerzas para acto seguido caer al suelo sin conocimiento.

A decir verdad, aunque esperaba una reacción muy llamativa lo ocurrido había superado sus expectativas. El miedo era una de las emociones más primarias, poderosas e irracionales, así como probablemente la más capaz de dominar a una persona y transformarla en otra completamente diferente, y esta era una nueva demostración de su increíble poder. Enfrentar a alguien con sus mayores traumas y sus temores más primarios podía tener resultados sumamente inesperados, pues al fin y al cabo en esas situaciones extremas la inmensa mayoría de las personas no son capaces de pensar adecuadamente, siendo completamente dominadas por sus instintos más primarios en una reacción conocida como "lucha o huida". Y al parecer el instinto de Lance había elegido la huida.

Desde luego continuar con el entrenamiento tal y como lo había previsto quedaba descartado. No sería recomendable que el muchacho acudiese a la cena tan traumatizado, ya que añadir ese componente de imprevisibilidad y de posible explosión en cualquier momento cuando se jugaban tanto era más de lo que estaba dispuesto a arriesgar. Además por el bien del chico tampoco era conveniente presionarle tanto. Sin embargo se trataba de una gran ocasión para tratar de ayudarle a enfocar mejor ese miedo y, en parte al menos, a superarlo, así que lo mejor seguramente sería un pequeño cambio de estrategia.

Se agachó para agarrar a Lance y se echó su cuerpo, sin apenas tono muscular en aquellos momentos al hombro. Una vez le hubo llevado a uno de los camarotes más cercanos le dejó en la cama y se sentó en la silla adyacente pensando en la mejor manera de afrontar aquella situación y tratar de ayudar al chico a sobreponerse a su profundo trauma al mismo tiempo. Tras valorar diversas opciones finalmente dio con una que parecía prometedora. Sería un nuevo reto para la dañada mente de Lance, pero las posibilidades de que le ayudase a recomponer los fragmentos no eran desdeñables.

Así pues esperó a que el muchacho abriese los ojos. Y cuando lo hiciera, en aquel pequeño camarote se encontraría frente a frente con su querido amigo y antiguo jefe Yuu "The Maker", quien le sonreiría y le diría con sorna:

- Al fin has despertado, creía que te ibas a quedar así para siempre.



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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Sáb 21 Mar 2020 - 20:13}

— Qué cómodo… — Dije mientras giraba en la cama. En algún punto del trayecto entre desmayarme y despertarme, mi cuerpo se había relajado y había comenzado a tener un sueño, que culminaba ahora con unas palabras adormiladas. — Hay que comprar esto… Ragnarok… — Se me escapaban las palabras mientras hablaba, ya que la boca no estaba demasiado despierta en aquellos momentos. Poco a poco, mi cuerpo iba volviendo al mundo de los despabilados, aunque a un ritmo bastante más lento del que me gustaría.

Antes de llegar de forma natural y tranquila a abrir los ojos, mi mente recordó la razón de mi sueño, y mi mente entró en pánico. No llegué a gritar porque mi garganta estaba un poco dolorida de haberme desgañitado hacía relativamente poco —o aquella sensación me daba, aunque no podía estar para nada seguro de ello—, pero sí que pude elevar los párpados a un ritmo que podía asustar a cualquiera que me viera despertar. Era fruto del temor que acababa de surgir dentro de mí, simplemente con una pregunta que era bastante clara, concisa y directa: ‘’¿Y si sigue allí?’’

Por suerte para mí, mi integridad física, mental, y de todos aquellos que convivían conmigo o me aguantaban en algún momento de sus vidas, en la habitación ya no estaba aquel señor gordo, feo y terrorífico. Es más, solamente había una persona que ni cubría la mitad de espacio que el primero, un gilipollas que me miraba mientras dormía con esa cara tan inaguantable que él tenía. Para terminar el cupo de hechos y factores que me irritaban del peliazul, colocaba esa sonrisa tan típica de él, que combinaba su superioridad y ego con un pelín de sinceridad, y comenzaba a hablar con ese tono tan típico, aquel que ya había hecho suyo y con el que siempre me hablaba. Con un tono más bien parecido al que él había utilizado, le respondí:

— Bueno, no ha sido culpa mía precisamente, Yuu. — Lo miré fijamente hasta que mis pupilas se dilataron. — Espera, ¿Yuu? — Mis ojos se comenzaron a cubrir de una fina capa de lágrimas que me impidieron observar con cuidado al que había sido mi jefe. — ¿Eres t---? — Mi frase acabó repentinamente por culpa de un sollozo, y noté como me costaba respirar y, en última instancia, dirigirle palabra alguna. La voz no salía de mi boca, sino que se quedaba en murmullos, y yo simplemente me vi limitado a actuar con gestos.

‘’¿Qué gestos?’’ te preguntarás. Bueno, aquello que nació de mí fue únicamente el reincorporarme con suma velocidad, aprovechando durante instantes concretos para volverme etéreo y volver el proceso incluso más rápido si cabía. En cuestión de un segundo salí disparado hacia él, más concretamente hacia su cuello, con una inercia capaz de mandar volando a todo aquel que recibiese mi placaje improvisado. Tanto como si frenaba mi avance como si se rendía ante mi potencia, rodearía su cuello con mis brazos, o al menos lo intentaría, todo para darle un abrazo y esconder mi cara en su hombro mientras las lágrimas se escapaban a pares de mis ojos. Murmullaría, tratando de decirle que le había echado de menos, pero la tristeza me haría virtualmente mudo, solo boquearía. Y es que lo había echado de menos, había sufrido en gran medida su ausencia en el Ragnarok y la falsa soledad que ello conllevaba.


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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Sáb 21 Mar 2020 - 21:28}

La respuesta de Lance fue, nuevamente, descontrolada. Sus emociones tomaron el mando por segunda vez consecutiva, aunque en esta ocasión de forma mucho más positiva que la anterior. El shock fue sucedido por una alegría desbordante que le hizo levantarse de la cama tan rápido como pudo y correr hacia él. Thawne, no queriendo cortar la ilusión del muchacho en aquel momento, se dejó abrazar.

Una vez Lance se hubo separado de él sus rasgos mutaron nuevamente hasta tomar su aspecto original. Su cabeza lampiña brillaba bajo la luz de la lámpara, y volvía a lucir tan elegante como siempre. Con gesto amable y voz suave y calmada, tratando de relajar los ánimos del chico lo máximo posible, apoyó su mano derecha en el hombro de su socio y comenzó a hablar:

- Siento haberte hecho pasar por todo esto, Lance, de verdad. Es posible que pienses que ha sido una prueba cruel y excesiva, y puede que estés en lo cierto, pero era algo necesario. Necesitaba que tanto yo como sobre todo tú mismo viésemos hasta qué punto eres capaz de dominar tus emociones en situaciones de máximo estrés, ya que tendrás que enfrentarte a muchas de ellas si quieres hacerte un nombre en el Bajo Mundo.

Dejó que el joven asumiera lo que acababa de pasar y sus palabras antes de tomar aire y continuar:

- La inmensa mayoría de las situaciones no serán ni de lejos tan duras como a las que te acabo de exponer, pero espero que entiendas la utilidad de haberlo hecho. Una vez has vivido estas experiencias manejarte en momentos de tensión te resultará más sencillo en comparación. Espero que puedas perdonarme por ello.

Si Lance se daba cuenta de por qué había tenido que someterle a aquello, que prácticamente podía considerarse tortura, tocaba proseguir con el plan. Desde luego el entrenamiento había finalizado, ahora era el momento de prepararse adecuadamente para la cena.



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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Dom 22 Mar 2020 - 13:07}

En cuanto mi corazón vio prudente frenar el ritmo que llevaba, porque a aquella velocidad me terminaría por dar un infarto, elegí separarme lentamente de él y mirarle a la cara, con lo que era una cara bastante demacrada por las lágrimas. Los ojos llorosos y, tras frotarlos un par de veces, rojos y doloridos, se clavaban en los de Yuu. O mejor dicho, en el único que dejaba a la vista, mientras que yo notaba cómo mi nariz moqueaba y trataba de arreglarlo. Se me escapó una sonrisa por completo sincera que a los escasos segundos se comenzó a deformar en una mueca que no sabría definir, porque estaba torcida y no sabía qué reflejar.

La cara de Yuu se comenzó a deformar, como si de una pesadilla se tratase, causando que un grito de puro terror se escapase, mientras veía como el pelo desaparecía y el traje mutaba. Mi cabeza sabía qué sucedía: Anders se había transformado en mi jefe. O ex-jefe, mejor dicho. Pero mi corazón había vuelto a pulsar el acelerador, en un intento fútil de escapar de aquello que le hacía daño. Volver a vivir la pérdida de aquella persona no era algo que precisamente me gustase, especialmente teniendo en cuenta que había sido tras aquel susto. Sin llegar a poder moverme por iniciativa propia más que para hacer hueco a que los pulmones se hinchasen animada y nerviosamente una vez tras otra, haciendo que mi pecho creciese y que mi boca se abriese de par en par, el calvo se acercó un poco y colocó su mano en mi hombro. Mi mente me ordenó, elevando la mano con rapidez, apartar la del otro de su propio cuerpo, pero su cuerpo tenía otros planes: llevarse ambas muñecas al pecho, ya que le dolía sobremanera. Quizás porque los pulmones no estaban acostumbrados a tanto trabajo, el corazón se estaba desbocando, o quizás sufría un ataque de ansiedad.

A pesar de aquel infierno que estaba experimentado dentro de su cabeza y cuerpo, con un tremendo desgaste tanto físico como psicológico, que me estaban animando para que me desmayase nuevamente y me olvidase de toda aquella situación, pude reunir un mínimo de concentración para fijarme en las palabras del mentor que me estaba traicionando. Una prueba… ¿¡Una prueba!? Mi boca se movió nuevamente, elevando el labio superior y bajando el inferior, tratando de mostrar los dientes en un gesto de furia tremendamente primitivo. Aquella prueba podía matarme, si no estaba a punto de hacerlo. ¿Dominar mis emociones? Sí, era muy fácil decirlo, especialmente desde el otro lado. El que hacía sufrir no experimentaba nada parecido a lo que en mí sucedía, así que las palabras salían todas. Deseaba, con todas mis fuerzas, lanzar un rayo contra Anders, sin pensar en las consecuencias que ello podía acarrearme. No me importaban lo más mínimo. Grité una segunda vez, elevando la mano y lanzando una descarga con gran poder, que salió disparada hacia el techo, haciendo explotar la bombilla que en otras ocasiones iluminaba la habitación, y quemando los tablones que estaban alrededor.

Mi espalda se encorvó nuevamente, fruto de dar un par de pasos hacia atrás y sentarme en el borde de la cama. Me coloqué las manos en el pelo, tirando y apretándolo cuanto pude, destrozando aquel pelo liso pero sin llegar a arrancarlo, lanzando chillidos ahogados a la par que respiraba. Mis dientes dolían, mi boca sabía a sangre, y mis manos comenzaban a doler por la presión de las uñas en la carne. En un esfuerzo por calmarme, las manos perdieron tensión y comenzaron a bajar, acariciando el pelo y la frente, hasta llegar a los ojos y taparlos. Froté concienzudamente los globos oculares hasta que estuvieron secos, haciendo que la respiración se relajase progresivamente y aquellos gritos fueran desapareciendo, y la mandíbula se abrió un poco. En cuanto pude apartar las manos, cuando pensé que me hube calmado, la zona estaba manchada con sangre de las manos, que seguían soltando gotas de sangre, las cuales caían al suelo y manchaban la madera.

Él pareció proseguir con su discurso. ¿Terapia de choque? ¿Me había hecho sufrir lo peor para luego poder darle menos importancia al resto? No le veía la utilidad, al menos en el momento, pero quizás era culpa de que mi cabeza tampoco funcionaba de la forma más racional. De todas formas, asentí. Entonces, falseando una sonrisa, me levanté de la cama usando mis manos como ayuda y apoyo, mirándolo fijamente y pasándome una última vez el brazo por los ojos y la nariz, viendo que la manga se manchaba de carmesí. Me miré la mano, completamente roja y todavía goteando, pero en menor medida, y suspiré.

— Supongo que deberíamos ir a comprar ese traje que tanto me has prometido, ¿no? — Solté una carcajada, mitad falsa mitad sincera. Quería realmente seguir el día a pesar de lo que me acababa de hacer, y quería pensar que en un futuro entendería sus palabras.


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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Lun 23 Mar 2020 - 20:23}

La reacción de Lance al ver cómo la efigie de Yuu volvía a ser nuevamente la de Thawne fue en esa ocasión también desmesurada, llegando al punto de hacerse sangrar por ambas manos debido a la presión de sus propias uñas sobre ellas. Perdido el control sobre sí mismo durante casi un minuto, pareció más un juguete roto que una persona. ¿Habría tal vez ido demasiado lejos en su entrenamiento? ¿O simplemente había sobreestimado la capacidad de Lance? No, desde luego no se trataba de esto último. Se recuperaría. Y emergería más fuerte de ello. Aunque tal vez sí que se había excedido ligeramente con él.

Cuando recuperó la cordura el muchacho intentó actuar como si nada, aunque no resultó convincente. Sus gestos se veían forzados y falsos, y sus manos goteaban sangre. Propuso, aparentando entusiasmo, ir a comprar un traje para la cena, pero el calvo sabía que no era el momento. Así que, con voz suave y pausada, contestó:

- Lo siento nuevamente, Lance. Creo que me he excedido en mi labor como "maestro". No te preocupes por el traje, sé que hay varios de tu talla en el barco. Llamaré a uno de mis hombres para que los traigan y puedas elegir. Ahora vamos a echarle un vistazo a tus manos, a ver qué se puede hacer por esas heridas.

Si Lance le dejaba examinar sus manos el cirujano las exploraría y, en caso de ser necesario, cosería con finísimo hilo y aguja las heridas. Una vez hecho esto sugeriría:

- ¿Por qué no te das una ducha? Es posible que estar un rato bajo el agua caliente, a solas con tus pensamientos, te ayude a despejarte y dejar atrás todo esto por lo que te he hecho pasar.

Si lo hacía el calvo aprovecharía para ordenar a uno de sus hombres que trajese varios trajes de la talla de Lance al dormitorio, y mientras el chico se lavaba se sentaría en el suelo con los ojos cerrados, dispuesto a meditar durante un rato. El momento decisivo, el que les había traído a aquella isla, se acercaba.



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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Miér 25 Mar 2020 - 0:00}

Al igual que yo no estaba en mis mejores ánimos, Anders tampoco parecía estar demasiado contento por lo recién sucedido. Parecía mirarme con una mezcla de dudas y preocupación, que no sabía si me ayudaban a animarme o a volver a ponerme triste, pero esperé a escuchar sus palabras antes de reaccionar. Se disculpó primeramente por lo que acababa de hacer y negando en rotundo que fuéramos a comprar, ya que dentro del barco tendríamos alguno que otro que a mí me quedase bien. Así no me tendría que preocupar en ir por la calle así, ni tampoco tendría que presentarme en la cena con las mangas llenas de sangre. Me pidió al final que le mostrase las manos y, en cuanto lo hice, sacó una aguja con su respectivo hilo para suturar, de forma exquisita y a pesar de mi casi nulo pulso por el nerviosismo, las heridas que yo mismo me había causado hacía un momento.

En cuanto terminó con las labores médicas, me aconsejó que me tomase una ducha para relajarme y dejar atrás lo que acababa de pasar, seguramente con vistas a que estuviese sano mentalmente para esta noche. Y, sinceramente, si me quería ordenar la cabeza después de lo sucedido, me parecía una de las mejores opciones, sinceramente. En cuanto me hubo dejado claro dónde había una ducha que pudiera utilizar, fui y me quité la ropa para entrar. Dejé caer el agua, más tibia que caliente, y miré fijamente hacia delante, viendo cómo las gotas caían y caían justo frente a mí. Entonces, con un tono medio, sin susurrar pero sin gritar, comencé a hablar para mí:

— ¿Por qué sigo reaccionando así…? — Me miré la mano, viendo la herida cerrada. — Lance, han pasado dos años. Lance, no va a volver ni hace falta, ya nos hemos acostumbrado. Lance… — Apreté el puño un instante, pero al notar el dolor lo abrí nuevamente. Gracias a dos, no era inmune al dolor, lo que siempre me ayudaba a no hacer tantas tonterías innecesarias. — Lance. Estás ahora mismo en el barco de uno de los mayores criminales del mundo. Te trata bien. — Me giré y comencé a frotarme con el jabón por el cuerpo, limpiando el sudor de las carreras de la tarde. — Parece interesado en ti y en tener negocios. Es más, lo ha dejado claro. ¿Por qué… — Me golpeé con suavidad las mejillas, saliendo un poco de jabón disparado fuera de la ducha, que tenía la mampara abierta como siempre. — …no te comportas de una forma decente? — Comencé a tratar de controlar mi respiración, aunque con el agua entrando y saliendo de mi boca no era precisamente fácil. — Simplemente dúchate, vístete y haz los negocios. Yggdrasil te necesita. Todo irá bien, así que esfuérzate en que eso sea verdad. — Entonces se hizo el silencio, más allá del agua que no dejaba de chocar contra el suelo de la ducha. Suspiré y preferí mantener aquella situación.

Salí de la ducha, mirando mi ropa. Había entrado con mi traje sucio, mi camisa sudada… No había traído ropa para cambiarme precisamente. ¿Por qué siempre me solía pasar aquello? Tratando de no llamar la atención más de lo que debería, ya que no quería sentir vergüenza por pedir algo que no debería en un barco ajeno, miré los calzoncillos y los pantalones y me los puse. Doblando la ropa de la parte superior del cuerpo de forma impecable y dejando la toalla alrededor de mis hombros y cabeza para que fuera secando el pelo, salí con el torso descubierto a buscar a Anders. No me acordaba siquiera de la cicatriz gigantesca que tenía ahí, a lo mejor porque mi cabeza estaba más ocupada en otras cosas y la había obviado. Así, traté de encontrarlo, con mi otra ropa en la mano. En cuanto lo viese, comenzaría a hablarle — a menos que estuviese meditando, en cuyo caso me quedaría callado hasta que él terminase.-.

— Anders, ya he terminado. Estoy mucho mejor, la verdad. — Se me escapó una sonrisa, esta vez sincera y sin mucha tristeza detrás. Mi cabeza seguía algo ocupada, pero no tanto como para nublar la felicidad que me hacía estar allí con él. — ¿Dónde están los trajes, entonces…?


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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Miér 25 Mar 2020 - 19:53}

Su cabeza daba vueltas a la situación. Lance había sufrido un tremendo shock debido a su probablemente desmesurado entrenamiento, y el calvo se sentía culpable. Había tratado de ser un buen maestro para su socio y protegido, pero no había caído en un detalle. No se debe utilizar el mismo método de entrenamiento con todas las personas, sino buscar el más adecuado a cada una. Había cometido el error de poner en práctica con Lance un entrenamiento de choque, intensivo a más no poder, como los que él mismo practicaba, y acababa de comprobar que no siempre eran tan efectivos. Para alguien como él, tan sabio y tan consciente de sus vastos conocimientos que se pensaba poco menos que inmune al fallo, asumir un error no era una tarea sencilla. Más aún cuando este error afectaba directamente a alguien que le importaba.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el muchacho, que salió de la ducha con el torso al descubierto, mostrando una cicatriz que, pese a tener un aspecto impecable desde el punto de vista técnico, era cuanto menos intrigante. La línea de corte iba desde el borde inferior de la apófisis xifoides esternal hasta la fosa ilíaca derecha, más o menos sobre la teórica posición del apéndice. No era un trayecto ni mucho menos habitual en cirugía, pero era una cicatriz demasiado recta y limpia para tratarse de una herida bélica. No, estaba sin prácticamente lugar a dudas trazada con precisión quirúrgica. ¿A qué intervención se habría sometido Lance? ¿Un trasplante hepático? ¿Una hepatectomía parcial? Eran de las pocas operaciones en las que se realizaban incisiones a ese nivel. Las intervenciones apendiculares o las vesiculares no necesitaban orificios de entrada tan grandes, y para el resto de cirugías abdominales en caso de ser necesario abrir solía utilizarse la laparotomía media, evitando seccionar los vientres musculares de la pared abdominal.

- No hace falta que me llames por mi apellido, Lance. Puedes utilizar mi nombre de pila. - Respondió el antiguo agente. El muchacho parecía sensiblemente más tranquilo y su expresión reflejaba ahora nuevamente felicidad. - Los trajes están a punto de llegar, Rodrik debería estar ya de camino con ellos. Pero mientras tanto, ¿cómo te hicieron esa cicatriz? Lo siento por la pregunta, pero como cirujano no he podido evitar fijarme en sus peculiaridades.

Apenas unos segundos después apareció Rodrik con un colgador dorado de gran longitud, con ruedas que permitían que fuese desplazado. En él, colgando cada uno de una percha, había ocho trajes de la talla aproximada de Lance. Cada uno de distinto corte y color.

- Elige el que más te guste, Lance. Es hora de ir a cenar.



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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Jue 26 Mar 2020 - 12:17}

Cuando llegué, pude notar como mi mentor se quedaba fijamente mirando mi tripa. Siguiendo su mirada como buenamente podía, terminé dándome cuenta de que, al no llevar camisa ni nada que cubriera mi torso, la cicatriz estaba a la luz. Durante un segundo mi mente se dividió entre si cubrirme con lo que tuviera más a mano —en aquel caso, la toalla con la que me secaba el pelo— o simplemente dejarlo pasar. Total, ya la había visto, tampoco tenía mucho que ocultar a estas alturas, y hacerlo sería darle más importancia a un viejo recuerdo de la que debía tener. Suspiré, tratando de evitar que mi memoria, fresca como siempre, comenzase a pasar aquellos momentos como diapositivas, utilizando mi cabeza como proyector. Después de lo que había pasado, no tenía ganas de ver esas caras de nuevo, no.

Por suerte, y haciendo que se esfumase aquel cúmulo de pensamientos negativos que me invadía, Anders comenzó a hablar. Ahora me estaba mirando a los ojos, lo que me ayudaba a dejar aquel tema de lado, y me animaba a llamarle ‘’Thawne’’ a partir de aquel momento. Bueno, si él quería, yo no me negaría a cambiar la forma de referirme a él. Además, aquella era más propia de personas que mantenían una relación de confianza, aunque él me hubiera llamado por mi nombre desde el comienzo. Tampoco me veía siendo llamado ‘’Kashan’’ todo el rato, para ser sinceros. Sería raro.

Pasando de ese tema, Thawne mencionó que los trajes que yo necesitaba estaban en camino, de la mano de un tal Rodrik. Supuse que sería el sastre de la banda, algún mayordomo, un encargado cualquiera o lo que sea, y estaría de camino tras recoger toda la ropa elegante que ellos supusieran que me pudiera valer. No solía encontrar demasiada ropa de mi tamaño, al menos no de caballero, sino más bien para niños, así que era agradable que, por una vez, alguien tuviese algo que me valía. Dando por hecho de que conocían mi talla y no se estaban equivocando, claro está.

Para matar el tiempo hasta que llegase aquel hombre, Thawne decidió preguntarme por… por la herida. Notaba como, a pesar de su tono usualmente indiferente, en el que no se solían reflejar las emociones tanto como en el mío, existía una curiosidad. Y era lógico: no siempre ves a una persona como yo, menos con una herida cerrada que ocupaba un cuarto de su cuerpo. Ya me había demostrado que era un cirujano, a juzgar por sus capacidades a la hora de suturar las heridas de mis manos, que miré en su momento. ¿Era simplemente una reacción lógica propia de alguien que se dedicaba al cuerpo humano…? Sonaba lógico, aunque no era la primera persona que se fijaba en ella, y los anteriores no tenían idea de curar o sanar. De todas formas, era Anders, el que estaba por ser mi profesor en el mundo del crimen y los negocios. Era razonable que supiese de mí, aunque hubiera un desbalance tal como el que teníamos: él conocía casi todo mi pasado, a pesar de ser a trazas, y yo conocía de él su nombre y poco más. Lo que los periódicos pudieran contar, sin cerciorarme de si era una realidad o no. Además, siendo un profesional dedicado a la medicina, seguramente tuviera conocimientos acerca de cómo curarla, o al menos atenuar su presencia, y aquella idea me interesaba. Era algo que llevaba arrastrando tanto tiempo que me cansaba, y que nunca había logrado reconocer como muestra de fortaleza, sino únicamente como una señal de la debilidad e inferioridad que demostraba.

Antes de que pudiera abrir la boca para responder y comenzar con mi narración, el que supuse que era Rodrik entró por aquella puerta con una gran cantidad de trajes en un perchero de pie. Bueno, gran cantidad… Más de los que tenía yo en el armario, y más variados, así que para mí era una mina de oro. A pesar de la presión de tener que contar mi pasado, mis ojos se iluminaron tenuemente ante aquella ropa que tanto me gustaba y que tan difícil era hacer a mi medida, esbozando una sonrisa cuando se me ofreció escoger. Miré a Anders, animado, y en cuanto el tal Rodrik abandonó la habitación, cogí el que más me gustó: un conjunto de color completamente oscuro, pero con una camisa rosa con rayas. Mezclaba la elegancia de lo negro con ese toque que daba un toque de ánimos y juventud en mi aspecto. Mientras me ponía la camisa y la chaqueta allí mismo, miré a Thawne y creí que quedarme callado sería de mala educación, o al menos crearía un ambiente algo incómodo. Decidí hablar entonces:

— La cicatriz… — Me estaba poniendo la camisa, pasando mis brazos por las mangas y notando el frío roce de la tela con mi torso. — ¿Te acuerdas cuando te dije de camino que me habían encerrado 1 mes… en una bodega? — Miré a mi alrededor, buscando la luz y el aire. — Bueno, fue por un robo que cometí. — Me comencé a abotonar la camisa hasta arriba. — Que me cometieron, mejor dicho, aunque suene raro. Me obligaron a consumir una fruta del diablo, propiedad del que me obligó. — Continué manejando los botones mientras generaba una serie de chispas en el aire, que ahí se mantuvieron mientras hablaba. — Y… — Terminé de dejar a punto la camisa y me toqué la tripa por puro reflejo, sin pararme a pensar en lo que hacía, demasiado centrado en mis memorias. — …la trataron de conseguir… de vuelta. — Tuve un escalofrío y, para evitar que mi cabeza recordara más de lo estrictamente necesario, comencé a colocarme aquella corbata del mismo color y patrón. — No de la forma más educada ni civilizada, para ser sinceros, aunque tú mismo te has podido cerciorar, creo yo. — Terminé de anudarla y la apreté bien en el cuello, mientras tomaba la chaqueta y me la colocaba con cuidado para no arrugarla. — Aun así, el médico que me trató tuvo la decencia de cerrarla bien, así que solo me queda ese mal recuerdo, ninguna otra secuela. — Y menos mal que físicamente no me había dejado ningún otro problema. Psicológicamente ya me había dejado tocado, así que no me hacía falta más. Terminé con la chaqueta, dejando que el silencio aflorase en la habitación, y me quité el pantalón mientras me fijaba en el que me debía de poner. — Ahí está y siempre me acompañará, quiera o no, así que no me gusta darle importancia. Prefiero ignorarla y olvidarla en la medida de lo posible… — Me quité los pantalones y comencé a ponerme los otros con gran facilidad. — …al igual que a sus causantes. — Le miré fijamente, recordando el momento en el que me había hecho volver a ver al jefe de aquella banda de malnacidos. — Por eso me escondo detrás de una máscara que, por cierto, creo que tienes en algún lado de este barco. La llevaba en el maletín, junto a las armas. — Ya me colocaba el cinturón, de hierro y cuero negro. — No creo que me hagan falta, espero que no, pero tampoco me gustaría que se me olvidasen aquí. De todas formas, supongo que volveremos al barco tras la negociación. — Terminé de vestirme, me coloqué los zapatos y posé delante de él. — ¿Qué tal me queda, Thawne? — Me veía bien, aunque él podía tener otra opinión. Al fin y al cabo, no tenía ningún gusto extraordinario. Si me daba el visto bueno, dejaría mis cosas todas juntas y me prepararía para ir con Thawne a donde él me llevase, siguiéndolo.


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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Jue 26 Mar 2020 - 18:00}

La historia de Lance era cuanto menos rocambolesca. ¿Qué clase de idiota opera a alguien para intentar sacarle de dentro algo que se ha comido y ha digerido? Eso se hacía con objetos extraños como relojes o cuchillos que a algunas personas con trastornos mentales severos les daba por ingerir de cuando en cuando, pero era absolutamente absurdo pensar que se podía tener éxito con algo digerible como una fruta. El lumbreras a quien se le había ocurrido no debía de ser muy espabilado precisamente. Sin embargo el facultativo que había llevado a cabo el procedimiento era habilidoso, eso había que reconocerlo. El cómo se había prestado a llevar a cabo tal atrocidad desde un punto de vista médico era un auténtico misterio, aunque el calvo podía imaginarse que el dinero seguramente hubiera tenido mucho que ver con ello.

No obstante las repercusiones a nivel psicológico que aquellos hechos habían tenido en el muchacho eran tan marcadas que aquella cicatriz parecía haberse convertido en una especie de "marca de la vergüenza". Tal vez resultaría beneficioso hacer que desapareciese. Aún no era un experto en cirugía plástica, pero era el próximo campo que tenía pensado estudiar en cuanto tuviera tiempo, por lo que era posible que en el futuro pudiera ofrecer al joven aquella opción. Algo que, a juzgar por su forma de hablar sobre ella, probablemente agradecería.

Cuando Lance preguntó por su aspecto Thawne dudó un instante antes de responder. Traje, corbata y zapatos negros acompañados por una camisa de un vistoso color rosa con un sutil patrón rayado. Por un lado le resultaba difícil no llevarse las manos a la cabeza al observar tan elegante traje acompañado por aquella camisa tan hortera, pero por otro...

- No es el estilo más ortodoxo, pero te queda bien. Ese color tan vivo acompaña adecuadamente tu forma de ser. Eso sí, debo advertirte de que llevando una prenda de un tono tan llamativo deberás resultar extrovertido durante la cena para no desentonar co  tu vestimenta.

Una vez Lance estuviera listo saldrían del barco en dirección al restaurante. La Chanson du Chirac constituía uno de los pocos edificios de tan solo dos plantas en toda la ciudad, y al llegar pudo comprobar que era también sin lugar a dudas uno de los más elegantes de la misma. Las paredes estaban cubiertas por delicados espejos que reflejaban la luz de las lujosas lámparas de araña. Las mesas de madera parecían haber sido cinceladas artesanalmente, cuidando cada pequeño detalle. Los camareros, vestidos de impecable esmóquin, les saludaron con gran gentileza y amabilidad, acompañándoles a su mesa, que aún se hallaba vacía. Llegaban pronto.

- Camarero. - Llamó con elegancia el calvo. - Tráiganos por favor una botella de su mejor champán. Habrá que ir abriéndolo mientras aguardamos a que nuestros acompañantes lleguen.

Diciendo esto el antiguo agente se sentó. En la mesa había sitio para cinco personas, tres en un lado y dos enfrente. En uno de estos últimos lugares fue donde tomó asiento, esperando que Lance se pusiese a su lado de forma que ambos bandos de la negociación quedasen frente a frente.



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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Vie 27 Mar 2020 - 12:04}

Se me escapó una risa tonta cuando escuché de la boca de Thawne que me quedaba bien el traje. Es decir, estaba claro que yo me lo había puesto porque opinaba que me encajaría, pero escucharlo de parte de otra persona era suficiente como para alegrarme el día. No solía recibir muchos halagos, y los pocos que llegaban a mis oídos los atesoraba durante un tiempo. Aun así, me avisó de que debería ser más extrovertido de lo normal durante la cena si quería hacerle justicia a mi traje y, animado por un buen reto, asentí sin un rastro de duda en mi rostro. Me estaba jurando que durante aquella negociación trataría de resultar más agradable, y que no me quedaría callado durante toda la reunión, como solía hacer mi yo habitual. No me hacía ni la más mínima idea de cómo resultaría aquello, pero intentarlo me parecía una buena idea. Aunque, siendo aquella cena del calibre que era… No, no pasa nada.

En cuanto terminamos de estar preparados, tomé mi maletín y lo dejé en un lugar donde me acordase de recogerlo para cuando me fuera a ir, y abandonamos ambos el barco con un rumbo más que claro: el elegante restaurante que serviría como nuestro lugar de reunión. El camino fue más bien una oportunidad para tener una charla trivial, sin demasiada importancia, que servía para amenizar el camino hasta que viéramos a lo lejos el letrero de nuestro destino ‘’La Chanson du Chirac’’. Buen nombre, en otro idioma como debía ser si querías tener caché.

Aguanté la respiración durante dos segundos nada más entrar al restaurante, por puro instinto. No era mi primera vez en un lugar de tan alta clase como aquel, pero sí que era la primera ocasión en la que iba acompañado y con una meta clara. Además, a diferencia de las otras veces, mi vida no parecía pender de un hilo que podía ser cortado por una frase mal construida, un detalle que lograba tranquilizarme sobremanera. Anders tomó la iniciativa y, hablando con un camarero, nos guiaron hacia nuestra mesa reservada, sentándome yo al lado de mi mentor y dejando los tres asientos vacíos delante de nosotros.

Había pedido una botella de champán y, por la presentación que tenía, con toques de oro, parecía ser que era un lujo de una noche. Aunque, viendo la forma de ser de mi acompañante, me hacía dudar si realmente era capaz de mantener este tren de vida normalmente. Tampoco le iba a preguntar, prefería la duda. La botella se abrió de una forma impecable y, tomando las copas que se encontraban frente a nosotros, nos sirvieron el contenido, burbujeante y espumoso. ¿Debía de beber alcohol realmente…? No me gustaba su sabor, eso estaba claro con ver mi gesto cuando me ofrecían beberlo en el Ragnarok y, peor aún, cambiaba mi forma de ser por completo. Por la insistencia de mis hombres a emborracharme, podía jurar que a ellos les parecía que era un cambio positivo, pero a mí no me agradaba la idea de perder el control y dejar de ser yo, de ser Lance. Aun así, miré a Anders y, en cuanto él fue a tomar el primer trago del líquido, me apresuré en tomar yo también la copa y hacer lo mismo. Era amargo, y una mueca se me dibujó en el rostro, pero gracias a Dios estábamos solos todavía. No me esperaba aquel sabor, eso era obvio, pero esperaba que bastara con prepararme mentalmente para que lograse evitar aquella reacción directa para cuando lo hiciéramos en la cena. Aun así, a pesar del gusto, me agradaba la sensación que creaba en mi garganta y en el cuerpo.

— ¿Tienes algo pensado, Thawne? — Me gustaría saber qué ases tenía preparados mi compañero para la negociación, pues sabiendo cómo era, dudaba realmente si estaba dispuesto a presentarse a una situación tan comprometida como aquella al descubierto. — ¿Alguna treta, algún truco? Para estar preparado, por si te tengo que seguir el ritmo… — Caí en que, gracias a sus poderes, era capaz de hablar telepáticamente, y entonces me sentí muy estúpido. — Vale, olvídalo. Si necesitas ayuda en mitad de la conversación, avísame con uno de tus mensajes, esos que sabes hacer que llegan a mi cabeza directamente. — Algo me decía que estaba perdiendo las formas y la educación que solía tener, pero no le encontraba la razón…


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Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] Empty Re: Otra vez por aquí [Privado Lance-AEG] {Sáb 28 Mar 2020 - 18:43}

La pregunta de Lance no pilló ni mucho menos por sorpresa al antiguo agente, que tenía una estrategia muy clara. Había estudiado a fondo durante la última semana a Darcy Snoak, tanto a través de todo lo que había acerca de ella en la prensa como mediante el espionaje. La red de informantes de Goodwin, su jefe de espías, era amplia y, sobre todo, muy eficaz. Los informes que le había entregado hablaban muy a las claras sobre aquella mujer, sus virtudes, sus defectos...

A sus veinticinco años, Darcy era ya considerada una de las empresarias más audaces y cualificadas del mundo. La compañía de su familia había crecido espectacularmente desde que se hizo cargo apenas un lustro atrás, a la tierna edad de veinte años, debido al prematuro fallecimiento de su padre. Sus inversiones en I+D y en tecnología punta para sus fábricas y sucursales habían creado tendencia. Habiendo recibido la educación más exclusiva desde niña, teniendo a los mejores maestros del mundo para ella sola, nunca le había faltado de nada. Salvo, tal vez, amigos. Escolarizada en casa y con un calendario lleno de actividades la joven no había tenido ocasión de entablar relaciones sólidas y duraderas con otras personas de su edad. De hecho tenía fama de tímida en el contacto cercano. En cuanto a su vida sentimental tan solo se le había conocido un novio durante el año anterior a que tuviera que asumir la empresa de su padre. Después de eso, nada. Ni el más mínimo rumor. Las malas lenguas decían que la joven se había centrado siempre tanto en su vida profesional que no le había quedado tiempo para la personal, pero claro, eso es lo que siempre se dice ante perfiles como el suyo. Aún así, conociendo esto y algún dato más, Thawne había tenido más que de sobra para elaborar una estrategia. Y así se lo transmitió a su socio:

- Verás, Lance. Desde que me enteré de que la señorita Snoak había dado los negocios entre nuestras empresas por rotos comencé a investigarla con el fin de elaborar  la mejor estrategia posible para convencerla de retomarlos. Y ese trabajo dio sus frutos. Ese es siempre el primer paso de todo buen plan, conocer a tu enemigo. Intentar averiguar cómo piensa y actuar en consecuencia.

Hizo una pequeña pausa y dio un nuevo sorbo de su copa de champán. No era su bebida favorita, aunque debía reconocer que aquella botella estaba realmente exquisita. Sin embargo, si la había pedido era porque sabía que la empresaria tenía debilidad por esa clase de bebidas. No solía beber, pero cuando lo hacía tan solo probaba champán. Ninguna otra bebida alcohólica tocaba jamás sus labios. Y quería que aquella noche bebiese aunque fuese un poco.

- Mi intención es seducirla. Pretendo embaucarla, hacer que quede prendada de mí. Desplegaré todos mis encantos y trataré de despertar en ella deseos que tiene reprimidos. La convenceré de que puede confiar en mí y haré que quiera hacerlo, prometiéndole también que no se la relacionará con mi nombre y que lo único que puede salir de que hagamos negocios son cosas buenas en más de un sentido.

Dejó que Lance procesara lo que acababa de decir, que entendiera bien lo que planeaba hacer Thawne, antes de continuar contándole cuál iba a ser su papel:

- En cuanto a ti, tu tarea principal será ocuparte de que los dos asesores de Darcy no le disuadan de hacerme caso. Ella es inexperta en el trato con personas de su edad, y más aún con hombres, y probablemente me resulte fácilmente manipulable. Sin embargo ellos dos son personas experimentadas y probablemente su misión sea controlar que nada se salga de lo puramente profesional. Sus nombres son John Bachmann y Melissa Robins. Ambos rondan los cuarenta años y cuentan con una amplia experiencia en el ámbito empresarial. Tienen fama de grandes negociadores, y resultarán difíciles de convencer. Ahí es donde entras tú. Por un lado debes darles conversación y distraerles, impidiendo que se den cuenta de mis intentos con Darcy. Por otro tienes que intentar hacerte ver como un chico prodigio que está emergiendo en el mundo empresarial y con el que conviene juntarse, y que aunque yo sea tu socio trabajaré siempre por medio de un testaferro, por lo que mi fama como criminal no les salpicará.

Apenas un instante después observó por el rabillo del ojo cómo una comitiva formada por siete personas se acercaba a su mesa. Dos grandes y musculosos hombres vestidos de traje negro y con una pistola en su cinturón la lideraban, y otros dos la cerraban. En el medio, tres personas. A la izquierda un varón ligeramente sobrepesado pero de aspecto saludable. Vestía un impecable traje gris con corbata azul que combinaba con su cabello rojo y sus ojos verdes, y llevaba el rostro perfectamente afeitado. A la derecha estaba una mujer de unos cuarenta años. Su cabello, negro y liso, estaba cortado a la altura de los hombros y terminaba en un flequillo recto a media frente. Sus ojos marrones miraban con firmeza a su alrededor, dejando entrever una voluntad férrea. Llevaba un vestido de tubo apretado de color negro y unos zapatos de tacón de aguja que dejaban a las claras que estaba en una forma física excelente.

Y en el centro, vigilada constantemente por los dos guardaespaldas que cerraban el grupo, una joven de cabello rubio y largo recogido en una coleta. Sus ojos, de un profundo azul oscuro, se escondían tras unas elegantes gafas de pasta negra. Vestía una blusa blanca metida por dentro de una falda negra de tubo que llegaba ligeramente por encima de sus rodillas. Unos zapatos de tacón no tan altos como los de la mujer a su lado remataban el atuendo.

Thawne se puso en pie para dar la bienvenida a los recién llegados. Saludó a la mujer morena con un beso en el dorso de la mano y al hombre pelirrojo con un apretón de manos, y se dirigió hacia la joven. La miró a los ojos tratando de expresar amabilidad y calidez. Ella, tímida, agachó ligeramente la mirada para evitar que los ojos de ambos se cruzasen durante mucho tiempo. Cogió su mano con suavidad y se agachó para depositar en su dorso un delicado pero intencionadamente algo más prolongado de lo habitual beso.

- Me alegro de conocerla al fin, señorita Snoak. Mi nombre es Anders D Thawne.

Cosas:



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