Un hotel, un pirata y una gata. (Privado - Zaina)

Habia pasado mucho tiempo desde que nuestro pequeño pirata, había tomado un poco de su tiempo nocturno para algo que no fuera descansar, pero claro,  no todo era descanso para Alpha, siempre cuando podía se encontraba martillando y practicando el arte de la forja, sin dormir, sin descansar, cada martillazo representaba un crecimiento, un aprendizaje.

Pero… pronto era momento de ocuparse de otras cosas, así que antes de divagar sobre el oficio, vallamos a los negocios serios.  

Nos encontramos en el puerto de Blacksand, el puerto más importante de Spike Bill. A pesar de que este puerto pertenece al gobierno mundial,  y posea un cuartel de la marina que lo resguarda, La calidad de la seguridad y de los soldado se ha visto disminuida a través del tiempo, y aun sabiendo que sigue siendo un tanto alta para realizar grandes trabajos del bajo mundo durante el sol, cuando la luna cae… ya es otra historia.

-¿No crees que ya han tardado mucho ya? –Decía el señor Raion, uno de los entes más importantes del bajo mundo. Un señor que ya tena sus años encima, y aunque así, mantenía el porte y una elegancia indiscutible. De cabellera y barba blanca, bastante pronunciada,  se encontraba en el lobby de su hotel, uno de los mas lujosos de la ciudad. Se le notaba preocupado, incluso con un poco de angustia, tenía todo el día esperando por el ultimo heredero del largo linaje de los "herreros que pueden forjar lo impasible", y de alguien más. Se rumoreaba que una nueva sombra se había alzado en el bajo mundo. Pero el tiempo pasaba y ninguna de las entidades se había pronunciaba aun.

-Mantenga la calma señor, pronto aparecerán. Pronto iniciara la reunión, y lo más fácil ha sido lograr que tres de los altos cargos en el bajo mundo lograsen asistir a esta reunión.

-Es necesario ponernos al corriente, te sugiero que cuardes la compostura. Mi allegado… es el ultimo heredero de la dinastía Freites, es una de las futuras promesas piratas, a su madre le debo mucho, no solo yo le debo, los altos cargos criminales que se reanimaran aquí hoy, le debemos.

-¿Y la otra persona señor?

- sabemos muy poco,  simplemente por cuestiones de la vida, hemos escuchado rumores de un nuevo alto cargo que se quiere pronunciar en el bajo mundo, dicen que es una mujer muy hermosa, mantén la compostura.

De pronto, la conversación fue interumpida por un disparo, a las puertas del hotel se encontraba un joven, de pequeña estatura, vestido con un poncho y unos pantalones vaqueros, se encontraba sobre una imponente ave, de unos dos metros de altura. Acababa de disparar entre las dos cejas a uno de los guardias que mantenían la seguridad del hotel. Raion observo como aquellas figuras entraban al lobby, y aquel pequeño joven, simplemente se bajó de su ave, portando una tranquilidad casi inquebrantable.

-Veo que ha cumplido su promesa señor Raion, debería decirle a sus guardias que no se interpongan en el camino de un pirata, más cuando ofenden a sus mascotas.

-Lamento mucho las molestias causadas Alpha, ese era uno nuevo. Has crecido mucho desde la última vez, cuando te conocí, aun estabas estudiando las teorías del libro: el increíble mundo de los materiales… tu madre escribió eso, que fantástica mujer.

-Si lo era… ¿Cuando comenzamos?

-En cuanto llegue la siguiente persona. Le he enviado una carta con uno de sus subordinados… me ha tocado pagar extra para hacerle llegar el mensaje. Ya las cosas no son como antes.

-No señor Rarion… el mundo evoluciona, al igual que mi arte.

¿Estaba molesta? Estaba molesta.

Malditas fueran todas y cada una de aquellas reuniones en las que tenía que tomar partido, molestarse y viajar. Sus mascotas estaban de un humor parecido al suyo, y mientras que Jade amenazaba con merendarse al primero que dijera algo, ella se dedicaba a gruñir por lo bajo.- No tendría que haber aceptado esa estúpida invitación…- Tenía cosas más importantes en las que pensar.

Sin embargo el consejero de nuestro viejo amigo Patrick le había dicho que era algo imposible de rechazar. Al final había aceptado, y aunque ahora se estaba arrepintiendo como nada en su vida, era uno de esos aburridos y tediosos procesos burocráticos que iba intentar hacer sin matar a nadie.

Intentar claro, no podía jurar que el resultado fuera el deseado.

Fue un revuelo, desde que llegó a puerto hasta que llegó a las puertas del hotel. No vamos a negarlo, camuflarlo o ponerlo con palabras bonitas. Era un leopardo de cuatro metros y medio, un león de más de un metro y medio y una adorable y hermosa dama con el ceño fruncido.

Un cuadro pintoresco sin duda, llamativo y cuanto menos… Satírico, por decirlo de alguna forma.

Y todo era lucecitas, brillos y diversiones, hasta que Jade vio su cena en una urraca de dos metros. El rugido hizo temblar los cristales, helar la sangre de más de una persona y seguramente el pájaro se hubiera tensado ante la aparición de un enemigo natural. Pero bueno, ella no es que fuera a quitarle aquellas costumbres a su adorada mascota.

Un par de pasos, unas zancadas dignas de aquella bestia y estamos en la puerta del hotel.

Ella rasca calmadamente el mentón de Jade tras bajarse de su lomo. La fiera se adormila ante su tacto y el león se sienta a su lado- Jade cariño, no es comida, tiene pinta de ser la mascota de uno de nuestros amigos… Intenta no comértelo.- Le dio un pequeño beso en la mejilla y la felina refunfuño de forma gatuna, hasta sentar su trasero en el suelo y relajarse.  Esta vez Yasei dejó al pequeño con la grandullona, y se limitó a pasar con Mustafá, el león.

-Oh lamento la intromisión, animales… Ya saben cómo son, tan similares a sus amos.- Se retiró la túnica de seda negra con un grácil movimiento. Una mujer hermosa, de cabello compuesto por hebras de ébano, oscuras, negras y profundas hasta el muslo, trenzado de manera exquisita. Ojos como las esmeraldas más brillantes, traviesos y divertidos, unas pecas adornando una piel del color de la crema, y un velo que no te dejaba ver del todo aquella sonrisa de colmillos.

Oro, mucho oro y piedras preciosas, enganchados en su cabello, en sus hombros o en su muñeca, la mujer extiende la mano en una mueca juguetona.- Yasei… Un placer caballeros.- Firmando sentencia, con aquel elegante vestido de seda negra que abraza su piel y su cuerpo, la señorita se prepara para entrar al lugar sin demasiados problemas.

Pobre del que intentara ponerse en su camino o en el de su querido gato.- Espero no les importe que Mustafá nos acompañe, Jade está irritable y este pequeño necesita mimos para relajarse.- Rascando la cabeza del gran y mullido león, la mujer les sonríe de una manera casi hechizante.- ¿Vamos entonces caballeros?

Tanto Susaku como el pequeño hombre joven mantuvieron la calma en todo momento, la super ave observo directamente al pirata como si le estuviese preguntándole algo. Años de convivir juntos le hacían entenderse el uno al otro, como si fueran uno.

-No hermosa, no peleamos- le decía Alpha a su compañera- El felino simplemente esta de mal humor.

La joven se había presentado como Yasei, era toda una belleza. Piedras preciosas que adornaban por todas partes, pero realmente lo más hermoso eran esos ojos verdes. Tan hermosos. Tan perfectos. Al pelilargo le recordaban a la tranquilidad de un bosque, pero al fijarse en el resto de ella. Su delicada piel, la hermosa forja de sus ojos, la increíble forma de su cuerpo… si, definitivamente su cuerpo estaba forjado por los mismísimos demonios, ya que cualquier hombre que la viese, solo sentiría deseos carnales por esa mujer.

-Un placer señorita Yasie, soy Raion Dustake. Propietario de este hotel, donde las personas de nuestra clase pueden… reunirse y socializar. - Se presento Raion, dándole la mano de manera muy educada. - Y esta joven es.

-Freites D. Alpha… es un placer. - El joven pirata se acercó a la dama extendiendo para tomar su mano y presentarse. Le miraba a los ojos directamente, con una tranquilidad y una paz muy similar a la corriente de un rió, reacciono a su gesto juguetó, con una amable sonrisa. Le soltó lentamente, mientras aún mantenía sus ojos enfocados con los de ella.

-Señor Raion

-¿Si, Alpha?

-Dele la habitación más cara de este hotel a ella. También asegúrese que sus mascotas coman de la mejor carne, todo los más mínimos caprichos que esta dama quiera, cúmplaselos. Haga esto y considere su deuda saldada con la familia Freites.

-¿Perdonaras una deuda tan grande a cambio de algo tan simple?

-Las mascotas se parecen a sus amos Raion, y estos felinos están enojados, al igual que ella. Además… una dama forjada por ángeles y demonios no se ve todos los días. Le sugiero que se le trate de la mejor manera posible.  Además, soy pirata… cualquier habitación me vale.

Alpha se daría media vuelta y se dirigiría al lugar de la reunión en silencio. Su padre, hace mucho tiempo formo parte de la misma y este le acompaño la primera vez. Raion se dirigiría a Yasie, dándole unas ultimas indicaciones.

-Puede seguir a Alpha el ya conoce este hotel de arriba abajo. El ya antes ha participado en esta clase de reuniones junto a su padre. Si me disculpa, me retiro. Tengo que preparar todo para su estadía de lujo, y limpiar el cadáver que el dejo en la puerta ¿Gusta usted o sus mascotas, disfrutar de algún aperitivo durante la reunión?

La mujer sigue manteniendo esa casi repulsiva calma, esa tranquilidad de gato perezoso que parece ver todo pasar sin demasiada importancia. Toma su mano, sonriéndole de forma leve, dejando que note sus dedos cernirse sobre su mano. Sus finas y delicadas uñas acaricias suavemente su piel.- Oh estoy segura de que será un placer, si.- La mujer adoraba trastornar a la gente con su sola presencia, con su manera traviesa de jugar con cada pequeña oportunidad que tenía.

Soltó su mano y escuchó todo lo que decían, la mujer alzó una mano sin darle demasiada importancia a todo aquello.- De la carne no os preocupéis, no somos demasiado quisquillosos, ¿Verdad? –No les dice demasiado, pero antes de que calculen, hablen o se quejen, parece que ya hay alguien muy interesado en el cadáver.- Cariño, deja la cabeza intacta, como la bala te astille una muela vamos a tener problemas.- Un suave y dulce aviso, y no tiene que decir mucho más.

Antes de que puedan hablar, los gritos de la gente escandalizada son sustituidos por un silencio casi sepulcral. Jade devoraba tranquilamente el cadáver del hombre, destrozándolo con sus patas, manchándose de sangre su impoluto pelaje blanco.- Y luego no quieres que te bañe, serás poco educada.- El leopardo maúlla sintiéndose ligeramente culpable por el desastre, pero se le olvida rápidamente. El pequeño comienza a aprovecharse de la situación, comiendo lo que su siniestra mami adoptiva le deja.

La mujer simplemente palmeó la cabeza de Mustafá, que permanecía tranquilo a su lado, aunque la miraba de vez en cuando.- Tranquilo querido, prometo pedirte un buen filete para ti.- Miró al hombre tras aquellas palabras, esperando captara el mensaje de lo que quería exactamente para su peludo acompañante.- Cualquier cosa estaría bien, nunca he sido desagradecida con lo que me ofrecen.- Aunque si era quisquillosa en aquello que quería ganar, pero ese era otro tema.

Entró finalmente al edificio, acompañada de su peludo amigo. La gente la miraba de reojo, pero el animal se veía tan tranquilo y dócil como la apariencia de aquella grácil y menuda muchacha. El truco estaba en no mirarle demasiado tiempo a los ojos.

Sigue al que parece la pieza más molesta de aquel ajedrez hasta la zona de reuniones, sabiendo de sobra que aquel chico, no le gusta. Ah pero ella adora molestar a la gente que no le gusta, quizás por eso se estaba cebando un poco con él. – Te ves un poco joven para estar metido en algo tan peligroso, es impresionante.-  Lo dice como si ella fuera mucho mayor, aunque sospecha que un par de años le saca, aunque quizás es solo una conversación tranquila para matar el tiempo.

No quiere preguntarle demasiado, no quiere saber demasiado. Quizás lo único que le genera una mínima curiosidad sobre él es aquel pajarito. Sin embargo la posibilidad de que Jade se lo acabara zampando de un zarpazo era mucho más divertida que lo que pudiera sacar realmente de él. Seguro salía un plato de cocina de lo más interesante de un ave tan grande.

-Lo soy, tengo apenas diecisiete años y es la segunda vez que asisto a esta reunión, solo que en esta oportunidad yo soy el que toma el lugar que solía tomar mi padre, él ya se ha retirado de los negocios de la piratería y me dejo su puesto en este consejo.

Aunque, dentro de si el pequeño siempre ha sabido la razón por la cual es la razón por la cual su padre se había retirado, después de la muerte de la madre del pequeño nada fue lo mismo, ni para él ni para Alpha.

-Si buen me han informado, el motivo de esta reunión es muy simple y a la vez algo complicado, ellos lo mas probablemente traten de hacer una alianza con nosotros. Yo no estoy interesado pero... tengo que atrás unos cuantos cabos sueltos y descubrir a alguien que fue el causante de un hecho importante que ocurrió en el pasado…  unos dos años.

Atravesó una gran puerta, el pirata dejo que la dama y el felino pasasen primero, como todo bien caballero que es el. Luego, le seguirían el paso y caminaría tanto su ave como el pequeño al costado de ambos. La mirada del pelilargo se notaba algo enojada, tan solo recordar el suceso de hace dos años, le hacía hervir totalmente la sangre.

-Señorita Yasie ¿tiene un segundo? - el joven detendría el paso, esperando ella respondiese - Para ser honestos, la última vez que estuve en este lugar, dos de los cuadro señores del bajo mundo se ponen de acuerdo para hacerse cargo de uno de sus posibles futuros problemas, es decir, usted ha sido invitada a una trampa, ya que si no esta interesada en aliarse o servirles, querrán matarla. - De pronto el ave comenzaría a picotear un poco la cabellera del pequeño, este respondería acariciándole el pico. - Por mi parte, hace unos dos años uno de ellos traiciono la confianza de nuestra dinastía, puso en contacto a uno de nuestros antiguos líderes con un Tenryuubito, y ese le ofreció un puesto como herrero de los celestiales ya que a eso nos dedicamos… o mejor dicho, solían dedicarse mis familiares en vida. – Mientras acariciaba a si compañera, soltó una media sonrisa acompañada de un “jum”, recordar no le daba para nada de gracia. - Si lograba que toda la familia Freites fuera a su “tierra sagrada”, el seria coronado como el nuevo y primer patriarca… lastimosamente para él, no logro convencer a todos los miembros.

Se giró para mirar directamente a los ojos de la hermosa mujer, esperaría al ver su reacción. Sea cual fuese. Estaba seguro que al ser ella una de las invitadas, ella se convertiría en un problema muy grande para unos cuantos, pero para otros sería una gran aliada.  

-Vengo a buscar al imbécil que nos hizo que yo y a mi madre cometiéramos una masacre a nuestra propia gente, no sé si el causante se encuentra entre los que te deseen tu alianza o tu muerte, pero probablemente hoy también me quieran muerto ¿Qué harás?  

La mujer escucha aquella historia. Sentada en su silla, con el cuerpo ligeramente apoyado en la misma, el codo en el reposabrazos y una clara mueca de desagrado. No le importa la historia de nadie, no quiere saberla y mucho menos meterse en algo que a ella no le de nada.

-Lo siento, casi me duermo… ¿Qué demonios tiene que ver todo eso conmigo? ¿Qué saco yo de todo esto? Si no tienes respuesta para eso, me iré de esta reunión en cuanto a Mustafá le traigan su filete.- Y el felino rugió con aprobación a esa noticia. Era fácil, sencillo y uno de sus grandes y amorosos defectos. Si no podía sacar nada, no iba a molestar en usar sus zarpas.

Iba simplemente a dejar que todo pasara con la misma calma y tranquilidad que estaba sucediendo en aquel momento. Dejó al felino apoyar su mentón en una de sus rodillas y empezó a peinar su melena con sus dedos. Como siempre el león tendía a estar despeinado, sin preocuparle demasiado nada de aquello. La mujer entre leves refunfuños empezó a peinarle, mientras seguía a lo suyo.

Tal cual, aquel mocoso, su historia familiar o lo que fuera le importaba más bien poco si ella no podía sacar nada de todo aquello.- No estaba interesada en esta reunión, tengo mis propios proyectos que involucran a la gente que necesito… Esto es un extra al que vine haciendo un favor, y ese favor terminó en cuanto cruce esta puerta.- Sonriendo felizmente bajo aquel velo, logrando finalmente acomodar todos los cabellos del león, que tras un par de movimientos destroza todos los intentos de su ama por acicalarlo.

Chasquea la lengua con desaprobación, cruzándose de brazos para volver a mirar al chiquillo con ojos calmados. Yasei no funciona de esa manera, no puedes buscar algo de empatía en ella, no puedes buscar su lealtad por amor… A no ser que fueras quien ya sabemos, pero ese es otro tema. La muchacha sigue tranquilamente sentada, mirándole de forma tranquila, antes de que sus ojos parecen brillar de forma oscura.

-Siempre puedes darme al pájaro, encantada de dárselo de comer a mis niños…- Lo dijo con un tono de burla, pero Mustafá aprobaba aquello, relamiéndose de forma tranquila y calmada. Mientras tanto, entre los ventanales de aquella sala, se vería la enorme sombra de Jade, buscando una forma de estar más cerca de su ama.

La muchacha se levantaría de su asiento, abriendo la ventana para sonreírle a la inmensa gata, que parecía feliz y contenta, aunque bañada en sangre.- Hoy te toca baño, señorita.- Y la felina maúlla con clara desaprobación, pero sabe que no le queda de otra. Su pelaje blanco como la nieva es acompañado ahora de un tinte rojizo que ni sus manchas pueden llegar a tapar.

Como esa cosa se le seque, va a tardar meses en lograr hacerlo desaparecer de sus colmillos, garras y pelos. Eso ocuparía su mente hasta que el muchacho decidiera qué demonios iba a hacer. Ella encantada compraba palomitas para mirar una carnicería en la que no tenía que mancharse las manos.

El pequeño levanto izquierda mientras la mujer hablaba y afirmaba lo suyo. Cuando escucho lo de entregarle su ave, su reacción fue un gesto levantando de medio lado su labio con una sonrosa bastante fingida y descarada. Estaba totalmente confiado de que ninguno de los presentes podían con él. Pero pelear no era la intención de Alpha, quería aliados inteligentes, fuertes, listos para los grandes negocios y los planes enormes. Pero después de todo aquello, pudo entender solo un poco más la naturaleza de aquella dama.

Ya que el corazón de una mujer, es un océano profundo con un millón secretos por descubrir, y solo los valientes dispuestos a morir son dignos de saberlos.

-Entiendo muy bien lo que me dice señorita Yasie, y se perfectamente que mis problemas no tiene nada que ver con los suyos. Aun así…- El pirata se llevó la mano al mentón pensando un poco que podía ofrecerle ¿Realmente tenía algo que ofrecerle? Pues la verdad tenía una que otra cosa que poco podía interesarle a ella, pero después de uno segundos llego a una conclusión. – Podría ofrecerle mis servicios como herrero de forma gratuita, siempre y cuando mis servicios estén simplemente ligados a su persona. Además de que estoy dispuesto a entregarle la información sobre dos de los cuatro criminales de aquí. Números de Den Den Mushi, sitios de donde se ubican los negocios, fuentes de ingresos, todo… absolutamente todo, solo tendría que cobrar unos favores viejos y está hecho. Ademas, puede que en unos cuantos meses tenga una oferta muy tentadora para usted donde ambos salimos ganando.

El joven extendió la mano, esperando una respuesta por ella. Este sonreía con una tranquilidad y una amabilidad tan natural, que a muchas personas le parecería incluso hipócrita de su parte. Nadie puede ser tan jodidamente tranquilo y amable.

Pero para mala suerte de muchos, el si lo es.

-¿We have a deal?

La mujer estaba escuchándole, no había sin embargo nada que aquel muchacho pudiera ofrecerle en aquel momento. Si hubiera estado desesperada, perdida, si no supiera exactamente qué hacer, quizás hubiera funcionado. Aunque aquel muchacho prometía, estaba aún demasiado verde para su gusto.

Suelta con calma a Jade, dejando que la gata se siente de nuevo, mirándola desde la ventana con algo de duda. La pelinegra es total y plenamente consciente de las cosas que iban a pasar, así que simplemente decidió tomar su propio asiento.

La mujer se sentó calmadamente en el filo de la ventana, dejando así que Jade la viera en todo momento y con el inmenso león apoyado en su falda. Solo tiene que girar el rostro, mirarle, mientras pasa los dedos por los largos cabellos de Mustafá.- Lo siento, pero no puedo ayudarte… De momento, no tienes nada que pueda interesarme.- Una suave inclinación de su cabeza es como una disculpa formal al rechazar aquellos negocios.

Pero es la manera correcta de nunca cerrar una puerta, es la manera correcta de dejarle al chico entender, que quizás ella aún se le escapaba de las manos. Aún era algo grande para él.

-Pero, algo me dice que mi querido Mustafá no va a recibir su filete a tiempo… Y como tu pájaro no es comida, algo me dice que va a descontrolarse pronto.- El león la mira sin entender nada, hasta que ella alza una ceja y el animal capta total y plenamente el mensaje. Asiente rápidamente y suelta un potente rugido, demandante.- ¿Ves? Tal y como dije, va a tener que comerse a alguien.- Y la suave sonrisa de sus labios llega a esos traviesos ojos del color de la esmeralda.

O claro que era una traviesa y horrible gata egoísta, pero eso no quería decir que no disfrutara con aquellas cosas. Y matar era matar, sus niños lo adoraban.

Una enorme sonrisa se dibujó de nuevo en los labios del pequeño. Definitivamente ella tenía más experiencia que el en este mundo que se oculta entre las sombras. Ella era la Alfa entre sus mininos, con una presencia imponente y hermosa. Alguien nacida para vivir, consumir y adaptarse.

Y aunque ella no simpatizara con el pequeño Alpha, el herrero se podía sentir un poco más cómodo con ella. Prefería tener en su cuello un cuchillo que ya conoce en vez de uno por conocer. Aunque en el fondo sentía que era una lástima no compartir esos gustos que tiene él por las aves.

-Parece que la compañía ya ha llegado.

Cuatro hombres aparecen portados ropas bastante elegantes. mafiosos a simple vista. Pero a la vista, solo uno de los altos señores criminales: Agnis, el ejecutador.

-El pequeño herrero y la nueva mocosa del bajo mundo, me sorprende que no se mataran entre ustedes aquel día Alpha.

- Agnis el ejecutador… de todos los cuatro señores del bajo mundo que vendió a mi familia tenias que ser tu. Déjame adivinar ¿Todo esto es una trampa para matarme y eliminarme antes que sea un problema?

-¿Antes de que lo seas? ¡Ya lo eres! –Exclamaba molesto – ¿Crees que no me he enterado de todo lo ocurrió en tu viaje al norte? ¿Crees que no me entere de toda la masacra que causaste en Hallstat? Tú eres un niño muy peligroso. Debes morir aquí y ahora ¡Al igual que esa mujer!

- Cuida tus palabras Agnis – El joven pirata se mostraba tranquilo y despreocupado – ¿Cuántos hombres tienes para cazarme? No cree que seas tan tonto para simplemente usar cuatro chiquillos.  

-Todo este hotel está lleno de mis más confiables hombres. Ambos acepten su destino... y la muerte.

-Más chiquillos a quienes reclutar a mi causa, aunque ser caza recompensas no es lo mío… tus cincuentas millones por tu muerte no me vendrían nada mal. – Decía mientras su pájaro le pasaba su martillo. La sed de batalla ya había consumido su mente. Era momento de pelear. – Ademas, le prometí a ese gato de allí darle de comer, y creo que la carne de criminal cobarde le encantara.

Mientras los otros tres individuos se lanzaban contra Alpha, el criminal corria en dirección contraria. Obviamente buscaría refugio. Para aquellos que conocen el bajo mundo habrán escuchado sobre Agnis. Un genio de finanzas y de cómo cometer asesinatos, él es un cerebrito tras un montón de personas fuertes.

el pelilargo bloqueo con tranquilidad las tres espadas que venían por su cuerpo con su martillo, repeliéndolos con fuerza. El primero de los lacayos murió de manera rápida, pero cruel. El pirata solo se dispuso a tomarlo del cuello y romperle su manzana de Adam, retorciéndose en el suelo ahogado en su propia sangre.

El segundo este le tomaría del cuello aplicando una llave mientras aumentaba su temperatura a su tope máximo. Este comenzaría a gritar de dolor mientras se fundía la carne en el cuerpo del pelilargo. Después de unos segundos y unos espasmos brutales, aquel pobre hombre dejo de moverse. Alpha lo soltaría, mientras el calor aun seguía fundiendo el resto de piel y carne humana que aun quedaba sobre el, cayendo como gotas en el suelo.

El tercero fue más ágil y veloz que el herrero. Cuando este intento romperle la cabeza con el martillo, le esquivo. Lanzándose por la mujer acompañada de los mininos. Aunque este tendría en claro que a ella no le ocurría nada teniendo tan fuertes guarda espaldas. Queria ver de que estaba hecha.

-Yo que tu no me lanzaría contra la mujer de los gatos.

A nuestra dama de ojos verdes le faltó bostezar, sin embargo lo encontraba de mal gusto, así que simplemente se quedó tranquilita. Miró a Jade con cierta diversión y la gata lanzó una especie de sonido entre maullido y rugido. La mujer negó suavemente, después de todo por mucho que su querida niña quisiera jugar era demasiado pronto. Le rascó la cabeza, mientras seguía sentada en aquella ventana, esperando a los visitantes de aquel show.

No tardaron demasiado en llegar, al menos no la hicieron esperar demasiado. Se quedó mirándolos, mientras soltaba un discurso de villano barato y hablaban sobre el hecho de que ella fuera un problema. Vaya, y eso que apenas había comenzado a hacer travesuras, sin duda aquellos hombres se volverían locos llegado el momento.

-Al menos la gente tiene consideración de recordarte.- Mirando a Mustafá, que comenzó a relamerse ante la palabra cadáver, la mujer no pudo evitar pensar que lo tenía demasiado malcriado. Pero bueno, era una de esas cosas que iba a dejar de lado por el momento, la acción no iba a tardar en comenzar y tenía que prepararse. Se alejó suavemente de la ventana, dejando que el león a su lado se preparara también.

El felino se estiró, mientras sacaba sus garras y se posicionaba en diagonal a su ama, esperando que nadie fuera tan estúpido. Lastimosamente siempre hay algún estúpido que cree que es una buena idea ir a por ella.

-Izquierda.- Lo dice con calma, mientras se aleja de la pared. El hombre busca darle un corte a ella, pero el león se coloca al frente. El animal lo hace ver fácil, un paso a la izquierda, tal como le dice su ama. La tendencia de los espadachines diestros era la de acabar los golpes a la izquierda, así que fue fácil.  El león esquiva el golpe, pisa con una de sus patas su muñeca y se tira a por su garganta. El primer pisotón fracturó su muñeca por el peso del animal, luego tras el rugido no queda demasiado reconocible.

Las fauces del felino de casi dos metros han destrozado su clavícula, su cuello y puede verle el hombro colgar ligeramente. Zaina niega levemente mientras el animal se ceba con el hombre, destrozando su carne sin consideración alguna.- ¿Sabes querida? Sin duda Mustafá y tú estáis a la par, sois un par de desastres comiendo.- La mujer mira al leopardo, y haciéndole un gesto con la cabeza, como si le dijera de entrar, comienza la función.

El inmenso animal empieza a meter la pata por la ventana, poco a poco deja a caer su peso y la ventana, el marco completo comienza a descolgarse. Cuando la gente se da cuenta, el animal ha creado un agujero bastante considerable en la pared tras arrancar toda la zona de la ventana. La mujer sólo tiene que acercarse y mirarla.- Bueno, yo no sé tú, pero pienso tirar el edificio abajo para hacerlo todo más sencillo… ¿Te vienes o te quedas? – Alza una ceja mirando al muchacho. Mientras se lo pensaba ella miraría por la planta, luego asentiría tranquilamente.

Si tiraba de la pared un poco más acabaría por caerse el techo encima, perfecto. A grandes males, grandes remedios.

-¿Tirar el edificio? Suena buena idea, ellos no se lo esperaran.

El pequeño sonreía muy contento apoyando el plan de la señorita. Se montó una vez más en su súper ave para luego seguir el paso a la señorita Yasei, quien se demostraba muy decidida en mandar todo aquello al diablo.

- Tus gatos son maravilloso Yasei, eso me recuerdo a una especia de gatos bastante poderosa que se encuentra en cierta isla del paraíso. Para serte honesto, no sentía que los mininos pudieran ser utilizados de tal manera para el combate pero… tú me has hecho cambiar de opinión completamente.

Sus pensamientos variaban de mil maneras. El herrero tenia las intenciones de crear un ejército tan poderoso que pudiera incluso conquistar mil mundos. Pero eso sería tema para otro día, ya que el plan ahora sería llevar en edificio al suelo.

- ¿Qué planeas señorita Yasei? ¿Cómo tumbaras el edificio?

La vida se separa en momentos, y aquel era uno de esos en los que tienes que ignorar al hombre charlatán y ponerte a trabajar. Fue por eso quizás que mientras él preguntaba, hablaba o decidía sus cosas, Yasei estaba a lo suyo. Le hizo un gesto a Jade para que aguantara la postura, mientras ella se acercaba a la puerta, notando que la gente comenzaba a subir para intentar detenerles.

Si esperaba un poco más, podría pillar a la mayoría subiendo justo hacía aquella planta.

-Quieta…- Le hace un gesto con la mano, el leopardo se prepara, colocando las patas en la ventana. El edificio comienza a crujir por el peso del animal, y este anda manteniendo el peso en sus patas traseras.- Preparada…- La mujer salta de la ventana, apoyándose en la cabeza del animal, luego bajando a su lomo.- Lista.- El animal colocó la fuerza de todo su cuerpo en su parte superior, empujando con fuerza toda la pared de aquella planta hacía dentro.

Tal y como la mujer de cabellos de ébano había planeado, el peso del techo no pudo sostenerse al tener una pared menos, y este acabó cediendo, causando que se desprendiera hacía abajo.- Abajo.- El leopardo repitió el proceso en la última planta, causando que las dos plantas superiores aplastaran todo lo demás.

Se escucharon gritos, quejas, chillidos, muchos cadáveres sangre y problemas. Pero habían sido ellos los que se lo habían buscado, intentando ponerle problemas a alguien al que no estaban preparados para enfrentar.- Pues así… Rápido y sencillo.-Se bajó del gato, comenzando a limpiarle el polvo de las patas, mientras el animal simplemente se rascaba detrás de la oreja.- Luego de esto, definitivamente, te toca baño.- Jade se quejó, en un maullido lastimero, mientras agachaba sus pequeñas orejas blancas, y Yasei alzó una ceja.

Mucho tamaño, para tan poco gato.

-… Un poco exagerado para mi gusto, pero sin lugar dudas una solución… efectiva.

Y claro que era efectivo, esa mujer relativamente mando todo al diablo en tan solo unos segundos. Sus felinos demostraron tener una habilidad muy pulida y una fuerza de destrucción masiva, este hecho generaba una gran curiosidad en Alpha. Su corazón comenzaba a latir fuertemente. Llego un punto donde se preguntó así mismo: “¿Qué tan fuerte seria ella?”

-Nada mal señorita, nada mal. Tal vez esto les enseñara al bajo mundo que usted es un hueso duro de roer. – Le mencionó a la dama de los gatos.- Lastimosamente ya no tengo un lugar en donde quedarme ya que mi reservación se fue junto con el derrumbe. –Suspiro.- Nada que hacer, cosas del oficio.

El pequeño herrero fijo la mirada en los ojos de la dama una última vez. Le regalo una sonrisa muy amable y un cariñoso gesto en señal de agradecimiento, tal vez volverían a verse o tal vez no, era la vida quien decidiría ello.

-Espero que la vida no nos haga topar en ambos opuestos señorita Yasie, odiara tener que luchar contra alguien que está destinado a ser una rey, pero en tu caso, usted sería algo mas que eso.

Y cabalgando al lomo de su súper ave se despedido rumbo a los mares del norte. Donde le aguardan unas cuantas aventuras.

La mujer de velo y túnica negra se encoge suavemente de hombros ante las palabras del chiquillo.- Yo no quería problemas, pero ellos si… Es la forma correcta de lidiar con la gente.- Rueda suavemente los ojos, después de todo ella no había ido buscando meterse con nadie, pero después de unos momentos ellos habían deseado saber que pasaba si empezaban aquel enfrentamiento.

Aunque destruir un edificio lleno de gente no era algo sencillo y Jade había tenido que ir siguiendo capa por capa las ordenes de su ama, era mucho más simple que matar a más de veinte hombros en un combate directo. No podía arriesgarse a que les hicieran daño cuando tenían que volver a viajar, era mejor terminar rápidamente con los problemas que pudieran ir surgiendo por el camino.-Estoy segura de que no pensaba alojarse en este lugar de todas formas, tenían un servicio horrible, Mustafá sigue esperando su filete.- El que casualmente, seguía masticando un trozo de brazo de alguien que había ataco antes, le miró, asintiendo de forma convencida ante las palabras de su ama.

-Independientemente de a lo que llegue, nunca es bueno enfrentarse a mí, suele acabar bastante mal.-Se encoge de hombros, mientras con un gesto calmado se sube a lomos del inmenso felino, esperando llegar rápidamente al puerto para poder largarse de aquel lugar y no volver a ver a nadie de allí. Su humor estaba cada vez peor, y sospechaba que la culpa la tenía ella en cierta parte. Nunca más pensaba aceptar los designios de un muerto o comatoso, a la próxima esa deuda la pagarían con un entierro, y puedo prometeros que definitivamente no es el suyo.