Icy Dungeon. (Moderado nivel 3) (Yoldin)

Bienvenido chiquillo… bienvenido a la más hermosa y oscura de las aventuras patrocinada por tu patata favorita, es un placer para mi presentarte tu primer gran desafío, donde el no solo el RNG te tocara los cajones, sino que te dará las recompensas que tu corazón anhele con todas sus fuerzas. Yo te doy la bienvenida, al Icy Dungeon.

Estimado, te encuentras en Kieyskaya. No sabes ni cómo ni cuándo pero, el barco donde te encontrabas navegando ha decidido aparcar en esta isla, pero puedes intuir un poco que tal vez… solo tal vez... es señal del destino. El puerto de Muth, ubicado en el sur de la isla. es un lugar pacifico lleno de personas tranquilas y carismáticas. Aldeanos, vendedores y como siempre trabajadores del día a día. Si te tomaras un poco de tu tiempo en detallar la infraestructura local, te darás cuenta que todas las edificaciones están hechas de madera de excelente calidad. Aunque no es como si fuera algo sorprendente, el frió de aquí no es cosa de que se pueda tomar a la ligera.

En el pueblo que se ubica en este puerto tiene una posada, una taberna unas cuantas tienda donde puedes reabastecerte. Cuéntame joven promesa ¿Qué vas a hacer?

Qué cansado estaba ya del maldito norte de los cojones. No hay más que hielo, frío y nieve. Y es peor que la droga, lo fácil que le resultó ir a Gelum desde el sur y lo jodidamente complicado que estaba siendo el volver, ¿cómo que el barco se había averiado? "Bueno, quejarme de mi suerte desde luego no me va a ayudar, vamos a ver que tal es la ciudad" pensó recogiendo todos los trastos que llevaba con él.

La primera impresión que tuvo del lugar fue... bueno, frío, qué más podía ser. Pero al menos se notaba que estaban un poco más al sur, la cosa era más cálida que la anterior isla. Afortunadamente la pieles de su abrigo valían para mantener su temperatura, pero no por ello iba a renunciar a una buena taza de chocolate caliente.

Se fijó en unos carteles propagandísticos que había puestos para dar la bienvenida a los recién llegados. "Bienvenido a Kieskaya, te encuentras en el puerto Muth". Encantador. Ahora a la taberna, a por ese chocolate.

Una sabía decisión mi querido hombre con alas, pero te he de contar una cosita... bueno realmente unas cuantas cositas. La primera es, que cuando te acercas a la taberna, una chiquilla de aproximadamente unos 15 años sale gritando y pidiendo ayuda y, por si te interesa, ella tiene unos hermosos ojos color azules y un cabello rojizo. - ¡Ayuda! ¡Nos están asaltando! - Al parecer ha ocurrido un altercado dentro del establecimiento y no tienes que ser precisamente un genio para darte cuenta.

Cuando decides entrar (si es que decides hacerlo, es tu personaje xD) te puedes notar con un hombre mayor de barba, mal herido en el suelo. Tiene unos cuantos cortes en el brazo izquierdo y se encuentra gritando de dolor. Por otro lado, el agresor resulta ser un hombre de dos metros portando una katana. Nada del otro mundo, pero de igual manera te recomendaría tener cuidado.

Vaya recibimiento. "¿Es que acaso el mundo está contra mi? Primero lo del barco y ahora no puedo siquiera tomarme un chocolate tranquilito" pensó al ver los problemas de la taberna. Dubitó un poco, pero no parecía que nadie estuviese dispuesto a ayudar. Mierdas de autoridades de las islas, ¿para qué están? Agujeros negros del dinero de los contribuyentes, nunca aparecen cuando se les necesita.

Al fin decidió entrar para ver qué se cocía. No podía ir con todo de primeras, estaba en público y el mostrar sus alas podía ser un peligro para su integridad, así que tendría que abusar de sus truquitos para solucionar el entuerto. Se colocó el dial de destello bajo la manga, el térmico en el bolsillo, puso el de impacto sobre su garrote y lo desenfundó junto con Rompeolas. Así, cual caballero medieval entró en la taberna para encontrarse con quien parecía el viejo posadero en el suelo, y un intimidante gorila a su lado empuñando una katana ensangrentada.

-¡Ha del castillo! ¿Con quién tengo que hablar para conseguir un chocolate caliente?

Adoptó una postura relajada, pero solo en apariencia pues estaba preparado para accionar el dial de su manga al mínimo movimiento del espadachín.

Quizás no ha sido la mejor entrada, pero ha sido algo que en definitiva va con tu estilo. El hombre de la katana te mira algo confundido y, al ver que estas armado, se coloca en guardia. - ¿Chocolate caliente? ¿Acaso no vez que estoy atracando mocoso? – te dice. Luego te comienza a mirar como si fueras poca cosa, acercándose para quedar a unos escasos cinco pasos de ti aun sin bajar la defensa. – ¡Hoy es mi día de suerte! Dinero de la taberna y un arma nueva para mi jefe.

Dicho aquello, el grandote procede a lanzarte un corte horizontal y, al hacer esto… la chiquilla que ha gritado por ayuda antes comienza a gritar de pánico ¿Tal vez piensa que te van a matar? Ya es cuestión de tu parte lograr demostrar que eres merecedor de esa tasa de chocolate caliente que tanto de seas. Buena suerte chiquillo.

Y la retahíla de "bienvenidas" seguía en procesión, ahora el machote se ponía agresivo. No es que fuese algo que Yoldin no hubiera imaginado, pero siempre es desagradable cuando alguien blande su espada contra ti. Ya estaba acostumbrado, en lo que llevaba de su vida en el mar no había hecho más que encontrarse con desgraciados con el ego tan subido que pensaban que podrían con cualquiera, pero se jactaba de que de momento y aún a pesar de su escasa fuerza nadie le había conseguido derrotar en un enfrentamiento singular. Y era momento de demostrar por qué.

Haciendo gala de sus reflejos clavó a Rompeolas en el suelo para utilizarlo de escudo contra el golpe del extorsionador. Seguidamente se deshizo de su asidero y giró sobre sí mismo para activar su garrote a propulsión. El dial hizo lo propio y rápidamente alcanzó una velocidad vertiginosa, encontrando su meta en la cabeza del tipo si éste no se apartaba.

¡Impresionante! Tu manera de usar el arma y el golpe que le has metido en la cabeza ha sido tan poderoso, que le lograste desprender uno de sus ojos, le ha quedado colgando incluso. Tu oponente primero cae de rodillas para luego terminar desplomado en el suelo y, te das cuenta que de la chaqueta del hombre que acabas de fulminar sobresale una especie de papel.

Momentos mas tarde, llega toda la ayuda de las autoridades por las cuales tú te preguntabas recientemente (jaja que ironía) unos cuantos guardias del reino, médicos para atender al señor mal herido, y la chiquilla no para de darte las gracias por haberlos ayudado contra aquella amenaza. Veamos como son tus habilidades sociales, chiquillo.

No ocultó su satisfacción al acabar con su enemigo de un solo golpe, pero tampoco ocultó su asco cuando su ojo jugó a la pelota de pin pon. Se le quitaron las ganas de chocolate caliente y de todo alimento en general, así que se entretuvo recogiendo su Rompeolas y ciñendosela a la espalda. Se había hecho el silencio después del golpe seco, la chavala parecía haberse quedado muda momentáneamente, el murmullo que venía de la calle se había apagado y lo único que lo rompía era la dificultosa respiración del anciano del suelo. Yoldin sabía que tenía que hacer algo, así que puso en orden sus prioridades y le dijo a la chavala:

-¡Eh, niña! Traeme un trapo de la cocina y luego llama al hospital o donde sea que traten heridos aquí. Pero el trapo me urge, así que date prisa.

La chica pegó un saltito sobresaltada por el tono e hizo lo que le pedía. No sabía para que necesitaba el trapo pero lo suponía, tenía que parar la hemorragia del posadero. Cual fue su sorpresa cuando vio que se equivocaba y lo utilizaba para tapar la cara del espadachín.

-Mucho mejor así, que yuyu daba. Niña, ¿pero qué haces ahí parada mirándome? ¡llama al hospital, que se te muere el abuelo!.

Cuando la chavala pegó otro saltito y volvió a marcharse Yoldin aprovechó para chequear a su víctima. No llevaba mucho encima aparte de la katana, unos cigarros y una hoja de papel. Se la guardó en el bolsillo suponiendo que dentro tendría dinero, ya le echaría un vistazo luego, ahora le había llamado la atención un barullo creciente que venía de fuera.

Irrumpieron de pronto un batallón de cinco hombres armados con bayonetas y ataviados en uniformes azules y rojos, coronados por una curiosa visera de copa alta militar. Era de sospechar que eran la fuerza de autoridad de la isla. Yoldin, intimidado por los gritos de aquellos recios hombres (que por cierto, eran todos más altos que el propio angel) sin saber qué querían decir pero intuyéndolo dejó caer su porra y alzó las manos en el aire en señal de rendición. Un macarra era una cosa, pero cinco militares entrenados era ya demasiado.

-Vale, vale, no entiendo nada pero tenéis que saber que yo no soy el malo en esta historia. Solamente quería un chocolate caliente, pero el hombre del suelo estaba agrediendo al viejo y luego quiso agredirme a mi. Solamente me defendí.

Los hombres se acercaron y esposaron a Yoldin siguiendo hablando en ese extraño dialecto. Por suerte la chica justo emergía de la trastienda adonde había ido a por su den den mushi y se puso a gritar también cosas en lenguas raras. Aquello pareció tener efecto y soltaron a Yoldin inmediatamente. También entonces entró un equipo médico que se puso manos a la obra con los dos heridos que yacían en la madera. Al fin la muchacha dijo cosas en un idioma que entendía.

-¡Muchas gracias señor! ¡Estaba convencida de que iba a matarnos! Si no llega a ser por ti la policía no hubiese llegado a tiempo.

-No pasa nada, solo actué en autodefensa. ¿Esto quiere decir que soy libre? Inocente como un infante- dijo apoyando el dorso de las manos bajo la barbilla reproduciendo la cara más angelical que pudo.

Nota para Yoldin:

Excelente Yoldin, al perecer te has ganado el favor de la chiquilla del lugar. Ella después de unos momentos y de que las autoridades terminaran de discutirlo (En si idioma por cierto), te liberan. Momentos más tarde el anciano dueño del establecimiento termina por ser curado, por mucha suerte que este tuvo, sus heridas no han sido la gran cosa. Aclarado todo, las autoridades se retiran mientras siguen hablando de manera muy enojada. Te das cuenta que la chiquilla baja la mirada algo decepcionada. – Los bandidos terminaran por destruir el puerto tarde o temprano. - De pronto, el abuelo a pesar de estar herido, te sirve una tasa de chocolate. Y Cuando comienza a hablar, te das cuenta que marca muchos las R – Tenemos este problema desde hace unos cuantos meses ya. Lo resolvería yo mismo, para ya estos viejos huesos no dan para más.

Así que cuéntame amigo Yoldin ¿Qué vas a hacer?

Las fuerzas de la autoridad le retuvieron un tiempo en el bar, le hicieron sentar en una mesa y se dedicaron a acribillarle a preguntas mientras los demás limpiaban el lugar y curaban al abuelete. Yoldin enredado en esa inquisición exprés que se había montado, que en realidad se basaba en el por qué de su aparición en ese instante, de donde venía y demás, no pudo dejar de reparar en cómo el abuelo tras unos cuidados básicos y cuatro vendas se ponía en pié y como quitándole importancia al asunto instaba a los demás que se fueran, alegando que le espantaban a la clientela.

Los funcionarios sin darle mayor pensamiento se retiraron discutiendo entre sí efusivamente y el vejete recompensó a Yoldin con lo que había venido pidiendo. Éste estuvo a punto de rechazar la bebida, pero cuando el reconfortante olor del chocolate le llegó se sentó en la barra como hechizado y se entregó a los placeres de aquel elixir.

Fue entonces cuando recordó su botín, así que mientras la muchacha empezaba a hablarle él se distraía rebuscando en sus bolsillos. Fue una gran decepción cuando vio que no había dinero, sino unas líneas mal trazadas que pretendían ser un mapa. Torció el gesto y devolvió la atención a sus interlocutores.

-Sí, vale, lo entiendo. En el mundo hay gente mala que se dedica a hacer cosas malas. Pero no pretenderéis que sea yo el que se encargue de vuestros problemas, ¿no? Como ya he dicho el mundo está plagado de gente así, y yo no tengo ninguna pretensión de ser el héroe que traiga la paz al mundo. Tengo mis propios problemas. Yo también me topé en su día con gente mala y ahora mismo estoy intentando enmendar el mal que hicieron, así que no puedo entretenerme con las mierdas de los demás... si no saco ningún beneficio de ello. Creo que me entiendes, ¿no?

Se estiró en el asiento, cruzó las piernas y le enseñó al anciano el mapa que tenía entre manos. Quién mejor que una persona con recorrido para intentar desentramar un misterio.

-Ahora me toca cobrarme el favorcito que os he prestado deshaciéndome de Mr. Ojos Saltones. Tranquilos, no os asustéis, no soy un extorsionador como ellos y veo que estáis hasta arriba de problemas. Quiero que me digas si sabes algo de éste sitio, si es la guarida de los bandidos y si crees que habrá un buen pico ahí dentro. Entre la información y éste chocolate (que a propósito: está de lujo, mi enhorabuena al chef) vuestra deuda quedará saldada.

El anciano al parecer le han caído bien tus palabras, porque no ha dejado de reírse a carcajadas cuando finalizaste de mencionar todo aquello. – Estos extranjeros son una cosa del otro mundo.- Dice, pero aun así sabes que no se está burlando de ti, simplemente le sorprende tu actitud y tu manera de llevar las cosas. El viejo toma el papel entre sus manos, se rasca un poco la barbilla mientras suspira un poco, al parecer ha recordado algo que no es agradable. –Esta ubicación son las antiguas ruinas de la montaña. Es un lugar frio y desolado donde se realizaban trabajos de excavación. Parecía ser los restos de una civilización antigua. Pero en el tiempo que yo trabaje en ese proyecto, llegue a la conclusión de que solo se trataba de una fortaleza construida debajo de la montaña de hielo. Diseñada por y para gigantes.

El anciano se retira indicando que le esperes un momento. Luego regresa y te entrega lo que parece ser un mapa interno de las ruinas al parecer te puede ser de gran ayuda. – Pues aclarando tu otra duda joven, son bandidos. Probablemente tengan una jugosa cantidad resguardada. Muchos no han intentado nada por temor y falta de información. No sabemos cuántos son, pero tampoco son pocos. Solo te diré, se precavido.

Mapa interno de la fortaleza de hielo de la montaña.:

Yoldin se quedó pasmado. ¿Gigantes en el North Blue? ¿Que demonios? Nunca había conocido ninguno pero recordaba historias de cuando era niño, de aquellas moles de pura fuerza bruta, protagonistas de gestas tan enormes como su propia talla. Desde luego había ido a parar a un sitio interesante.

—Pues muchas gracias por la información. Ahora me toca pedirte un favor a ti. Voy a ir a ver que se cuece por allá, pero no puedo ir con tantos bártulos como llevo, necesito un lugar donde dejarlos. ¿Puedo confiar en tu buena fe y dejarlos aquí? Si no vuelvo todo eso será tuyo, pero si vuelvo y falta algo... digamos que el recuerdo de los bandidos será como una picadura de mosquito comparado a lo que te enfrentarás.

Dicho esto y actuando en consecuencia de su respuesta terminó el chocolate, agradeció los servicios y se puso en marcha para llegar a su destino. Caminó hasta dejar la ciudad pero poco después supo que si seguía así no llegaría a su destino hasta por la tarde. Por eso cuando pasaba un carro cerca suyo él le hacía señas, esperando que alguien tuviera la suficiente bondad de acercarle a su destino.

Excelente toma de decisiones, o al menos eso crees tú. Te pones en camino y antes de que lo preguntes, el anciano ha accedido sin ningún problema en cuidar tus cosas. El camino está lleno de nieve, pero nada alarmante por ahora. De pronto, te das cuenta que esta pasando un carro de carga tirado por un hermoso caballo. Ellos amablemente te indican que te pueden dejar cerca del lugar, pero están a una hora de distancia (puedes describir el trayecto y vaciarte en tus pensamientos un rato, prepararte mentalmente y todo eso te doy la libertad, pero si vas a interactuar o hacer preguntas a los npcs, que son una pareja de no más de treinta años, puedes hacerlo. Pero yo decido que dicen o que ocurre.) Luego te dejan en lo que sería en medio del camino. El hombre te indica con la mano que camino debes seguir para llegar a la montaña. Pero al llegar te das cuenta que el sol está a punto de ocultarse. Cuéntame ¿Qué vas a hacer?

Cuando apeó del carro y echó un vistazo al cielo sintió la tentación de decirles a los amables lugareños que le habían transportado hasta allí que le llevasen un poco más lejos, a una ciudad, pero desgraciadamente había sido poco previsor y su dinero se había quedado con su mochila, así que tocaba darselas de superviviente.

Para empezar se cercioró de que llevaba su dial térmico consigo. Gracias a él tenía la garantía de pasar la noche calentito sin necesidad de armar un fuego, que por otra parte parecía imposible debido a la humedad resultante de la nieve. Luego echó un vistazo a las montañas. Tenía que encontrar un recoveco con el suelo seco y cubierto de los vientos que venían de cañón.

Otra opción sería buscar una arboleda e improvisar un pequeño refugio que le mantuviese oculto. Por eso en su búsqueda también estuvo atento de cualquier indicio de bosque.

Ok chiquillo, te cuento. Al momento de buscar recursos te encuentras con diferentes árboles y arbustos, así que madera tienes. Algunos llenos de frutas (manzanas y nueces) Tu exploración te lleva a los adentros de un bosque muy hermoso verde, pero cubierto de nieve.

No te preocupes, el bosque no te hace perder del camino incluso si te das cuentas revisando en el mapa, está en la ruta, justo después viene lo que se marca como las ruinas. Y antes que te lo preguntes. Solo vez uno que otro animal silvestre (uno que otro venado). Adentrándote incluso más, te cuento y espero no te asustes, te encuentras con un campamento, pero uno poco común, porque es un campamento enorme. Carpa gigante, fogata gigante (literalmente la fogata esta armada con árboles medianos). Pero no vez a nadie, quien sabe ¿quizás has encontrado un lugar para pasar la noche?

No podía creer lo que veían sus ojos. Cierto es que el viejo ya le había hablado de gigantes en esas aguas, pero asumió que se trataría de un lugar un poco más grande de lo normal, alimentado y deformado en las mentes del pueblo hasta convertirlo en una leyenda. Pero ahí estaba, en frente de una fogata del tamaño de una casa, era poco probable que gentes normales se hubieran dedicado a hacer el teatro, demasiado trabajo para una función meramente escénica y tan apartada.

Tras debatirse internamente un poco y observar el campamento, completamente en silencio, llegó a la conclusión de que lo mejor era investigar de cerca ahora que parecía que no había nadie en las inmediaciones. Además las historias que había escuchado de gigantes solían ser de grandes (literal y figuradamente) héroes repudiados por la sociedad y marginados por su apariencia física, lo cual hacía al ángel simpatizar más con la raza.

Quedarse a dormir sería una majadería de cualquier manera, no hay persona a la que le guste volver al campamento y ver que lo han invadido, pero también sería una desfachatez ignorar la posibilidad que el vivac entrañaba, un ser de tan grandes dimensiones pululando por las cercanías del objetivo de su misión. Así pues después de echar un vistazo a las inmediaciones del lugar y asegurarse de que el campero no volviese se quedaría cerca, envuelto en su capa y aprovechandose del calor que le brindaba aquel incendio, que tales eran sus dimensiones que calentaba a más de 30 metros de distancia, escondido y acurrucado para recabar toda la información posible.

Interesante, muy interesante. Realmente esperaba que tomaras uno que otro frutos de los arboles que te habías encontrado con anterioridad, porque te diré que con una simple tasa de chocolate caliente no lograras aguantar el hambre. De hecho, ya vas siendo hora de que comas.

Esconderte y esperar ha sido tu acción y la considero una bastante inteligente. Pasa media hora, para una hora. El sol ya se ha ocultado la única iluminación que logras ver y que mantiene la carpa llena de visión para ti es la de la fogata exageradamente grande. De hecho te genera un poco de alivio saber que frio no pasaras y que posiblemente esta sea una noche tranquila. Pero esi si, siempre y cuando llenes tu estomago con algo, porque ha comenzado a rugir.

Pero antes de que intentes algo. Observas una enorme sombra pasar por afuera del lugar, normalmente seria imposible no escuchar unos pasos o un ruido de un ser tan gigantesco. Pero en este caso no has podido escuchar nada, pero por una simple casualidad y por el hecho de que estas alerta, pudiste verlo.

Al parecer, la entidad gigantesca ha regresado a su refugio, y tu eres un intruso ¿Qué vas a hacer?

En efecto el campamento pertenecía a un gigante, y no de los más comunes al parecer. Su capacidad de sigilo era magnífica, aunque entonces parecía un despropósito montar tal espectáculo flamígero. Su intención no era al parecer pasar desapercibido, debía vivir allí o dirigirse a algún lugar. De cualquier manera parecía peligroso y Yoldin ya había recabado la información suficiente sin exponerse a un gran riesgo, así que la mejor opción en ese momento sería recular antes de que las cosas se volviesen en su contra.

Aprovechando el alto crepitar del incendio intentó recular. Perdería comodidad, pero ganaría la seguridad de que aquel bicho no le rompiese varios huesos al pisarle sin querer por la mañana. Poco a poco estaba consiguiendo su objetivo cuando de repente su cuerpo manifestó una orden clara y concisa: dame comida. Y lo hizo mediante el rugido de tripas más inconvenientemente alto que había tenido en su vida.

—GROOOOOOOOGGGGL.

Yoldin se quedó petrificado. No había manera de que el monstruo no hubiese oído eso, y corría el peligro de estar escondido y representando una posible amenaza, por lo que no le quedó más opción que emprender una huida hacia delante. Decidió tirarse el farol y aparentar naturalidad frente a un gigante, como si estuviese muy acostumbrado a su trato. Aún así se mantenía en tensión, alerta por si la primera reacción del gigante era violenta.

—¡Ha del campamento! Curioso encontrar un compañero del Grand Line por estas alejadas tierras. La travesía ha tenido que ser un dolor en el culo. ¿Hay espacio en esa hoguera para un viajero sorprendido por la noche? No tengo mucho con que compensarte además de buena conversación.

¿Salir desde tu escondite para ser amigable? Mi amigo déjame decirte que esa es una lanzada de moneda y, en este caso te ha salido bastante mal. En esta caso, la giganta. Si Giganta, porque es mujer. Te ha tomado por sorpresa y te ha lanzado una flecha giagnte la cual por suerte no te ha dado. Pero el impacto te da mandado a volar y has chocado con un árbol. No ha sido una gran hostia pero si te ha dolido bastante.

-¡Que susto me has dado! – dice la giganta, por la voz te suena que es una mujer joven. Pero sabrá dios su edad real. Te mira algo preocupada, al parecer no era su intención atacarte. Solo que la sorpresa le ha hecho reaccionar de esa manera.

Vaya monstruo. No le había servido de nada mantenerse alerta, se había movido a una velocidad demencial, no le había dado tiempo a reaccionar. Era solo cosa del azar que continuase con vida en ese instante, dolorido y ligeramente desorientado por el golpe pero con vida al fin y al cabo. Sin embargo tenía que espabilar y mostrarse aún como amigable, no podía dejar traslucir el súbito temor que le llamaba a huir despavorido en cualquier momento. Las buenas noticias es que a juzgar por la reacción de la gigante no parecía hostil, de momento.

Yoldin intentó hablar pero se había quedado sin aire, así que en un principio solo pudo toser sin muchas fuerzas. Al fin se recompuso e intentó erguirse apoyándose en la tabla, tratando de adoptar una pose digna, pero seguía doblado y dolorido así que solo consiguió una parodia bastante jocosa de una pose heróica.

—No... ugh... no te preocupes, eso no ha sido nada.— trató de mentir pero no sonaba nada convincente, así que como haciendo eslalon cambió de estrategia de súbito— nada que no pueda ser compensado con una caliente comida y una noche al resguardo del fuego. Me he perdido por no conocer el lugar muy bien así que la noche me ha sorprendido, pero al menos ahora tengo la grata sorpresa de encontrar a alguien con quien pasarla, ¡y vaya alguien! No sabía que los gigantes se dedicaran a navegar los Blues.

Ok chiquillo. Recapitulemos un poco, has logrado descubrir que unos bandidos se ocultan en las ruinas de una antigua excavación arqueológica que descubrió que anteriormente los gigantes en algún momentos habían poblado en esta isla ¿Nada mal no? Pero ahora te tomas con una real ¿Coincidencia? Eso depende de cómo lo vea tu personaje, mi amiguito.

Ahora, con respecto a la hostia que te acabas de llevar. No es tan grabe. Literalmente es como su te fueran dado con una silla pero, si, tienes razón, esta gigante en definitiva es una especie de monstruo. Aunque te sorprende que después de haber actuado con tal velocidad. Sus movimientos vuelven a ser lentos y tranquilos.

- No todos los gigantes nos dedicamos a navegar en los blues. – Te dice mientras comienza a buscar entre sus cosas – La gran mayoría se encuentra en el Grand line. Yo simplemente estoy explorando este lugar porque algo ha acatado mi atención. – Ella termina por contarte que proviene del mismísimo Elbaf y que su nombre es Tanik. Te narra un poco de cómo es la vida de un gigante en el Grand Line (nada que no escape del cannon del one piece que conocemos todos) y en también ha sido tan amable que te ha dado de comer y beber (carne y cerveza). Añadiendo que ella suele tener platos y vasos pequeñitos en caso de tener compañía humana.

- ¿Tú quién eres? ¿Qué te trae por aquí?

Yoldin dio buena cuenta de todo lo que le fue ofrecido y correspondió felizmente con su historia, sin detenerse en dar muchos detalles, pero lo suficiente como para que la gigante sintiese que le conocía algo. Le habló de su origen sin tapujos pues al no ser humana estaba convencido de que ella también había sufrido de la persecución de los cazadores de esclavos, además de que seguramente le diese más confianza. Le mostró las alas y le contó cómo por culpa de la batalla de defensa de Birka Sequnda (relato que decoró de tal manera que pareciese que él mismo había sido soldado de la isla, cosa completamente falsa pero muy infladora para su ego) acabó cayendo al Grand Line y tras unas peripecias había acabado en el North Blue donde residía desde hace 4 años. Con el fluir de la cerveza acabó también inventándose algunas historias de cómo había ayudado a liberar ciudades controladas por tiranos, acabado con dragones de hielo y rescatado a infinidad de damiselas en peligro.

— Y todo ello ha acabado por... ¡hip! traerme aquí, donde estoy en calidad de arqueólogo para investigar acerca de unas... ¡hip! ruinas atestadas de bandidos. ¡Pero no temas, Tanik, pues con éste brazo he sido capaz de arrancar la espina dorsal a un Rey Marino, y con éste otro he levantado edificios enteros!— presumía de sus invenciones ya claramente afectado por la bebida alcohólica, a la que no estaba acostumbrado en cantidades de humanos, y en cantidades de gigantes ya ni imaginarse.

—Ahora que lo pienso... ¿No eran esas ruinas de los de tu .. ¡hip! raza? ¡Seguramente puedas ayudarme! ¿No sería grandioso? Igual hasta te pongo en mi autobiografía, lo cual es un honor que ...¡hip! no mucha gente puede tener. Cuéntame, cuéntame ¿que es lo que te ha traído a ti a éste sitio en específico? Háblame de ello pues seguramente tenga relación con mi misión y luego durmamos, ¡hip! que creo que ésta cerveza era un poco fuerte para mi.

La giganta comienza a reír a carcajadas. Honestamente no te llega a tomar en serio la parte de que puedas arrancar la espina dorsal de un rey marino. No te cree tan poderoso y no sabes el poder. - ¡Kakakakaka! Que gracioso eres Yoldin. Me ha agrado tu historia. Y con respecto a lo otro, no estaba al tanto que aquí habría ruinas de mi tribu. He venido a visitar esta isla por otras cosas un poco más personales. Pero si necesitas ayuda, puedo echarte una mano. – Bastante interesante el asunto ¿No lo crees? La giganta no solo se ha disculpado contigo y te ha dado de comer y ayudado a curarte, sino también se ofrece a darte una mano en tu tarea.

A la mañana siguiente os ponéis en camino a la Ruinas y, al llegar ven a un par de tipos encapuchados y cubiertos con telas gruesas para el frio. Obviamente haciendo guardia. Tanik fácilmente se oculta entre la sombra de un enorme árbol y parece que está preparándose para hacer un tiro con arco. – ¿Debería disparar o se te ocurre un mejor plan?

Oh, como odiaba las resacas. El mundo era de repente mucho más simple y complejo a la vez, la faceta más imbécil de todo el mundo salía a relucir y parecía que la totalidad del universo estaba concentrada en tocarte los huevos. "¿Que mierdas hice anoche, que cojones dije?" se preguntó nada más despertarse, dando una vuelta en el suelo. Cuando vio a la gigante durmiendo a su lado ciertos recuerdos le volvieron de golpe, pero qué pasó al final de la noche no podía jurarlo. Quizás... Puede ser que... Nah, nah, eso era imposible, era demasiado grande. ¿Aunque y si...? Al fin y al cabo él mismo era también muy grande a su manera, es posible que... Joder, puta resaca, que cosas más raras le hacía pensar.

Se levantó con un mareo del copón y buscó algo de agua fresca para desperezarse, pero como no encontró ningún riachuelillo cerca (quizás por lo negados que estaban sus sentidos) decidió que tirarse de cabeza en un montoncito de nieve sería la mejor opción y... Uffff mucho mejor, donde va a parar.

Una hora después se encontraba junto a Tanik pensando en qué hacer frente a los dos encapuchados. Contar con la fuerza de la gigante le daba cierta seguridad, pero aún así no podía evitar pensar en hacer las cosas a su manera, Yoldin style. Le indicó a la gigante que por favor le cubriese mientras él se acercaba a hablar con esa gente, también que si uno de ellos trataba de llamar a refuerzos no dudase en cargárselo instantáneamente. Pero quién sabe que cosas podrían contarle si se valía de su labia. Así pues reculó un trecho, se puso el dial de destello bajo la manga y se puso a Quebrantaolas a mano para que le pudiese servir como escudo en caso de ataque. Seguidamente caminó simulando despreocupación, bien a la vista de los dos encapuchados hasta llegar a un sitio donde pudiera escucharse su voz sin tener que gritar, para no llamar en exceso la atención.

—Ha de las ruinas. ¿Quien las guarda si puede saberse? ¿Está el acceso restringido a los transeuntes?

¿Sabes? Te daré puntos de carismas porque honestamente me gusta como llevas la personalidad de tu personaje joven valiente. He decirte que en mi tiempo que tengo como mater de rol de mesa y roles moderados en otros foros, eres el primero que en serio me ha demostrado lo mucho que enserio sigues el corazón y el pensamiento de Yoldin. Y por lo tanto, el Yoldis style ha colado.

-¿Quién eres tú? – Dice una de las personas que está vigilando la entrada. – Por tus vestimentas claramente no eres de esta tierra, y claramente este lugar no está abierto al público. Está cerrado, y quien la resguarda no es tu problema. – El otro por otro lado te mira de arriba para abajo, parece detallarte hasta lo más mínimo mientras para luego intervenir en la conversación. – Hey… no seas así con el forastero. Míralo, parece algo fuerte ¿Tal vez pueda ser de utilidad para el jefe? – Entre ellos comienzan a platicar, en la discusión logras escuchar que no están tan faltos de personal pero que nunca caería mal incluir a alguien nuevo. ¿Quizás sea momento para colarte? ¿Quizás no? Tú decides.

Pero a partir de este punto, te recomendaría que recordaras como era aquel mapa, porque estas a punto de entrar al Dungeon.