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La espada en la piedra [Privado Nassor] Empty La espada en la piedra [Privado Nassor] {Dom 23 Ago 2020 - 0:10}

¿Que qué esperaba de Baltigo? Pues no mucho; todo lo que había sabido de la isla en mucho tiempo era que había sido devastada una y otra vez desde tiempos de la Edad Oscura, siendo la última durante el cisma que Brownie había provocado. Lo que a Dexter le resultaba más difícil concebir, sin embargo, era que la base secreta de la Revolución y Cuartel General de la Armada Revolucionaria, estuviese en una situación tan penosa. Llevaba meses retrasando su llegada a ese lugar, en parte temeroso de qué iba a encontrar y en parte porque trabajaba mucho más cómodo bajo el Colmillo, pero incluso teniendo en mente todo lo que podía encontrar, aquello resultó terriblemente desalentador.

- Vamos a necesitar más gente. -Miró a su derecha, donde Nab Graham apuntaba fríamente cada mínimo detalle sin que Dexter siquiera lo señalase-. ¿Cómo puede estar esto tan...?

Suspiró, desanimado. Llevaba días trabajando en la primera de las espadas azules, y aunque sabía que no podría buscar a su primer portador inmediatamente albergaba la vana esperanza de poder, por lo menos, vislumbrarlo en un plazo de tiempo razonable, sin dejar que una eternidad pasase. Pero lo que se había encontrado era la desértica ruina de una fortaleza destartalada, poblados más o menos enteros pero completamente desangelados y edificios estratégicos que parecían haber pasado por una guerra. Nadie se había preocupado de cuidar nada allí; por mucho que la complacencia sobrase en el lugar, la mayoría de las estructuras acusaban el paso del tiempo más que la violencia. Por un lado era bueno, ya que sería sencillo reconstruirlo todo, pero por el otro implicaba que necesitaba reestructurar aquella organización que ahora dirigía.

Estaban en la "ciudad" de Skeletown, una villa probablemente anterior al período revolucionario y que, irónicamente, era la que mejor aspecto tenía de entre todas las que había visitado. Había ganado su nombre y fama dado que, cuando la isla fue, muy en el pasado, un reino -más o menos poderoso sería cosa de escuchar las canciones y leer las crónicas- en el que aquel lugar era oficialmente el cementerio. Tras muchos años, los huesos se retiraron y machacaron para hacer ladrillos, dotando a la arquitectura local de un interesante y al mismo tiempo perturbador aspecto un tanto tétrico. Sin embargo, en ese momento necesitaban eficiencia y les faltaba tiempo: Si Skeletown era el único espacio cien por cien aprovechable, allí asentarían el cuartel general.

Fue dando órdenes a todos y cada uno de los oficiales que lo acompañaban, señalando los espacios de los cuales debían aprovechar para el abastecimiento, y marcando las parcelas que se debían utilizar para los múltiples arsenales que necesitaban. Se tomó la molestia de explicar que no podía estar todo en un único edificio ya que, en caso de necesidad, eso solo causaría unos colapsos en absoluto agradables y, sin duda, totalmente contraproducentes.

- En Marineford tienen solo un gran cuartel. ¿Qué hacen si quieren ir al arsenal? Todos bajan las mismas escaleras, hacia el mismo lugar, por los mismos pasillos. -Por largos que fuesen, siempre acababa todo en un cuello de botella-. Hay mucho espacio para viviendas en el pueblo, pero también veo edificios muy grandes que podrían aprovecharse de barracones si hay necesidad. Nuestra prioridad es restaurar las casas, lógicamente, pero no podemos descuidar las conexiones navales... Y una fortaleza. En caso de ataque, necesitamos un lugar en el que guarnecernos.

- ¿Un castillo y amurallamos el recinto, señor? -preguntó Nab, apuntando un instante antes de que Dexter asintiese-. Para el castillo, probablemente necesitemos un arquitecto... Y todos los que tenemos están muy liados con la restauración y la habilitación de espacios.

- A las malas, yo puedo idear algo. No es mi campo, pero tengo cierto conocimiento al respecto.

Sujetó con fuerza la vaina de la primera espada azul, nervioso. No quería retrasos; no había tiempo para retrasos.



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La espada en la piedra [Privado Nassor] Empty Re: La espada en la piedra [Privado Nassor] {Dom 6 Sep 2020 - 10:21}

Había oído historias sobre Baltigo. Una base oculta entre cavernas calizas, en una inexpugnable isla montañosa con pocos buenos puertos. Un punto histórico, casi legendario de la Revolución. A pesar de que la Marina ya lo conocía, diferentes líderes habían vuelto a poner la base en ese mismo punto. Debido a eso Nassor se había esperado al menos grandes fortificaciones, baterías de artillería impresionantes o algo que justificase esa decisión más allá de la nostalgia. Lo que desde luego no esperaba era una serie de campamentos y poblados en ruinas y abandonados, escasas defensas y unos pocos puntos que, en un pasado remoto, habían contenido fortalezas dignas de tal nombre y hoy en día eran poco más que escombros. Haber empleado la caliza local no ayudaba. Una buena fortaleza debía construirse en granito u otra piedra dura y resistente al paso del tiempo.

Lo viese como lo viese, el estado actual de Baltigo era lamentable. ¿Qué tendría en mente el dragón azul? No le parecía una persona estúpida. Debía estar pensando hacer algo con la isla, aunque aún no tenía claro el qué. ¿Reponer las defensas? ¿Construir un cuartel digno realmente de tal nombre? Le parecía mucho más provechoso invertir todo ese esfuerzo en un lugar que el Gobierno no conociera ya. Pero tal vez su intención real fuese que la base fuese conocida por este como una declaración de fuerza e intenciones, o más bien como alguna clase de cebo. Probablemente más el segundo caso dado que la Revolución había sufrido un durísimo golpe tras la Aguja.

Recorrió la siniestra Skeletown en busca de Dexter. Parecía haber llamado su atención tras la misión que le había confiado en Banaro. Le había encomendado reunirse con él en aquella isla, con algún objetivo que aún no tenía claro. Se sentía honrado porque alguien como el Zafiro Negro hubiese visto posibilidades en él, y pensaba estar a la altura. Debido a eso se apresuró cuanto pudo para evitar hacerle esperar, pero tampoco corrió. Aparecer ante un superior sin aliento y sudando tampoco habría sido profesional. Un buen soldado debía mantener siempre las apariencias y la disciplina. La figura del Líder de la Revolución era siempre como un faro brillante. Tanto su Voz como su propia figura eran como una estrella que brillaba con luz propia, la última esperanza que tenía la Revolución de reponerse y dar la vuelta a la guerra. El Ciervo se cuadró ante él con respeto y por un momento mantuvo el silencio, esperando a que Dexter le prestase su atención.

- Cadete Nassor presente. Me habéis llamado.


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