¡TE ENCONTRÉ HIJO DE PERRA! [Zira y Alpha] [Pasado]

Ha pasado su tiempo desde que el capitán dejó la tripulación, la joven Zira se quedó con una parte del botín, pero solo lo veía como si le dieran las migajas de un pan rancio, sentía que Alpha estaba despreciando a ella y a todos a pesar de todo lo que hicieron por él, aunque claramente a Zira no le importan los demás. –Maldito niño. –Con sus armas encima, su motín, un pequeño velero que apenas tiene espacio para cuatro personas, esto lo robó del Erebus por los pelos y Ricky, el pobre fue prácticamente secuestrado por la chica, salió en busca de Alpha, lo encontraría fuese como fuese. –¡VAMOS A POR ÉL! –Gritó con emoción, ¿Qué haría una vez lo encontrara? Solo ella lo sabe.

–"Que alguien me salve" –Pobre Ricky.

Así pasaron semanas de búsqueda, la chica no pensaba rendirse aún, no hasta encontrarlo, interrogó gente, algunas por las buenas y otras por las malas, pero al final logró encontrar una buena pista por parte de un barista, Freites D. Alpha se dirigía a Little Garden. La muchacha no perdió el tiempo y en cuanto se enteró decidió dirigirse al velero, pero fue entonces que se dio cuenta de que Ricky desapareció, el pequeño barco seguía allí, pero el joven no, ¿Se habrá fugado o escondido en algún lado? No lo sabía, pero eso ya no le importaba, se dirigió a aquella isla sin pensárselo mucho más.

Al llegar tuvo la mala suerte de no ver una roca cerca de la orilla que destruyó una parte del casco del barco, inutilizándolo completamente. –Mierda puta carajo. –Maldijo un poco el suceso, pero no se lamentaría tanto por ello, decidió adentrarse en la isla esperando que él esté allí. Mientras caminaba por la selva escuchó el rugido de algo que parece ser muy grande, no podía negar que le picaba la curiosidad, pero a la vez sentía que era peligroso lo que estaba allí, cosa que la emocionaba aún más. Decidió trepar un árbol hasta llegar a una liana, una vez allí comenzó a columpiarse y saltar de árbol en árbol, liana en liana, árbol en liana, liana en árbol, liana eeeen fin. Avanzaba a través de aquella selva en busca del origen de ese rugido, nunca estuvo en esa isla, solo sabía donde estaba, pero no tenía información de la misma, no tenía ni idea de que allí se encontraban dinosaurios, pronto se llevaría una sorpresa.

¿Abandonarlos? ¿Yo? Incluso un ciego podría ver que la tripulación ya no daba para más. Me encargue de dejar claro los motivos por los cuales desmantele la tripulación. Nadie puso objeción alguna. Todos sabían que mis razones estaban bien justificadas. Sin mencionar que me había cansado de esperar que me siguieran el paso. Opte por un camino solitario por que al final es lo mejor. Soy una criatura, después de todo. Una criatura que busca satisfacer sus necesidades e instintos. Miro con tranquilidad mi mano derecha. En medio de esta jungla antigua llena de misterios y criaturas sorprendentes, en búsqueda de una nueva criatura para mi equipo.

Un nuevo miembro para mi manada.

- Fue lo correcto. – Dije mientras suspiraba. Deje observar mi mano y divise lo que tenía en frente. Se trataba de un Tiranosaurio. Tenía que admitir que a simple vista era un ejemplar magnifico. Sonreía satisfecho por lo que había encontrado, aunque no era por lo que yo venía a Little Garden. – ¿Qué deberíamos hacer? – Por un instante me lo preguntaba. Suzaku se encontraba debajo de mí, llevándome como era de costumbre. Susanoo estaba en la copa de un árbol ojeando la situación. El dinosauro no tardó mucho en lanzarse al ataque. Tome mi martillo con mi mano derecha, el cual comenzó a tensarse. Los músculos comenzaron a marcarse de sobremanera mientras yo observaba fijamente a mi objetivo. El gigante abro sus fauces y giro de manera horizontal su cabeza para tratar de engullirnos a Suzaku y a mí de un solo bocado. Lástima que yo no era comestible.

Una sola abanicada de mi arma fue necesaria para generar un impacto tan poderoso que arrasado con el animal. Podía escuchar como su cráneo se rompía. Luego, salió volando unos cuantos metros. Un torbellino se alzó momentáneamente por la fuerza que aplique. Susanoo incluso tuvo que alzar el vuelo para no ser mandado a volar. – Tormenta de leyenda… - Mire a mi oponente abatido por mi técnica. Luego, di un suspiro y dirigí la mirada hacia el cielo nuevamente. Creo que podría pasar un buen tiempo aquí… entrenando.

Zira seguía avanzando en busca de aquel desgraciado, lo iba a pagar caro, las lianas eran firmes al igual que las gruesas ramas de los árboles, moverse a través de esa selva no era complicado, sin embargo Zira no tardaría en encontrarse con el primer peligro de aquel lugar. Mientras se columpiaba y pasaba a otra liana, notó que esta era mucho más gruesa que las otras, pero al tocarla se dio cuenta de lo que era, una serpiente gigante, mucho más que una anaconda. –¡HIJA DE PU- No logró terminar de maldecirla, el bicho la atacó intentando morderla para atraparla, pero la muchacha se soltó dejándose caer, eran unos cuarenta metros de altura, la serpiente se lanzó a por ella, Zira sonrió al ver eso, pues era lo que buscaba.

Mientras caía se atajó de una rama logrando apartarse de la trayectoria de caída del bicho, este siguió cayendo con su cuerpo estirado, la mujer aprovechó y la tomó de la cola y gracias a su tanto clavó esa parte de la bicha contra la rama, dejándola inmóvil. No desaprovechó la oportunidad, clavó su dragón arcoíris en medio de su cuerpo y se dejó caer nuevamente, aplicando fuerza en su arma, cortándola en dos de vientre a cabeza. La bicha se sacudía como loca tras ser cortada, es sorprendente el cuerpo de los reptiles. Después de eso Zira recuperó su tanto y siguió su camino. –Je, soy la mejor. –Decía riéndose a la par que avanzaba, aunque era consciente de que si eso la agarraba meses atrás la historia sería otra.

Ya tras un buen rato de avanzar notó como un ave salió volando debido a una potente ventisca que apareció de la nada, Zira aprovechó ese viento, inhalando, reconoció dos olores, Suzaku y Alpha, si eran ellos dos significa que el otro ave es Susanoo. –¡TE ENCONTRÉ HIJO DE PERRA! –Gritó a todo pulmón a la par que se lanzaba con sus katanas gemelas, generando varias ondas de viento cortante al desenvainarlas, cortando una gran cantidad de árboles, dejando la zona despejada y alguna que otra se dirigía al excapitán. Ese era el poder del Despertar Explosivo.

Pude escucharla. Era ella sin lugar a dudas. ¿Cómo pudo encontrarme? Aunque actualmente eso no importaba mucho. Suzaku y yo nos volteamos en su dirección y vimos como las ondas cortantes. Hice un cambio rápido de armas y sujeté mi alabarda con una sola mano. Algunas de las ondas cortantes que fueron dirigidas a mí, las esquivamos con relativa facilidad. La distancia era más que suficiente para poder hacernos a un lado.

-Vaya… que tenemos aquí. – Sonreía de medio lado. – No pensé que mi primer oponente después de dejar la banda, serias tú. – Comencé a girar mi alabarda en círculos sobre mi cabeza. Luego de ello la apunte con ella y me pare sobre Suzaku. – Esto ya no es un entrenamiento… - Mi mirada se tornó seria. La plumífera avanzo con toda velocidad hacia ella buscando atravesarla con su pico, justamente en el abdomen. Por mi parte yo estaba atento a cualquier movimiento que ella fuera a realizar. Si ella buscaba saltar o esquivar, vendría un ataque fijo a un costado de ella buscando destrozarle. Aunque en el fondo yo sabia que ella era capas de esquivar todo esto. Y para ello yo tenia a mi nuevo compañero.

-¡Susanoo! – Mi compañero de los cielos estaba cayendo en picada. Apuntando envestir a la chica brutalmente en caída libre. Luego de ello me quedaría observándola, aunque no la miraba como alguien inferior a mi. La miraba como una diga oponente para mi persona.

-Si... tú te mereces el siguiente nivel. – Y justo después de decir eso. La temperatura del lugar comenzó a subir. – Living Dessert…

Las ondas de viento cortantes liberaron la zona de los árboles, despejando el terreno, la chica miraría fijo al joven, su cuerpo estaba empapado en sangre de serpiente, sostenía ambas katanas con las manos descansando en los laterales de su cuerpo, escuchó la palabrería de Alpha para seguidamente rascarse la oreja. Al mover su mano se escuchaba el sonido de unos cascabeles, tenía a las bailarinas centelleantes en sus manos. –Vine por despecho más que otra cosa, y también por odio a mí misma. Me detesto por haberte dado más valor del que tenías, aceptar casarme contigo, qué espanto, un niñato llorón desposandome. –Se podía ver en el rostro de la mujer una sonrisa macabra. Fue entonces que Alpha mencionó aquella palabra. –¿Entrenamiento? Estás muy confundido, pendejo. Desde siempre te estuve estudiando y midiendo para matarte, ¿Por qué crees que te encontré en esta selva? –Señalaría su nariz. –Recordé tu olor, el de Suzaku y el de aquel bicho amarillo que está arriba. –Decía señalando la dirección en la que se encontraba Susanoo. –La única forma de librarte de mí es matándome. –Volvió a sonreír, pero esta vez con más energía.

Fue entonces que la pelea empezó, Suzaku avanzó dispuesta a atravesar a Zira con su pico, la chica de las mil armas notó la intención del ave. –Suzaku… ¿DE VERDAD CREES QUE ME PUEDES GANAR? –Decía furiosa para seguidamente adelantarse hacia el ave, ¿Esquivar? No, ¿Bloquear? No, Zira no quería hacer eso, ella es impredecible, nunca se sabe que locura hará en el campo de batalla, esta era una de ellas. El pico de Suzaku impactó con la chica, pero no contra su abdomen, sino contra su paladar, no llegó a atravesarla solo se lo clavó pocos centímetros, pues ella le tenía mordido el pico. Seguidamente se separó del ave para clavar sus katanas gemelas en el suelo y desenvainar el dragón arcoíris y chocar su hoja con el alargado pico de Susanoo, desviando su ataque, pero recibiendo un corte en el antebrazo.

Dio un gran salto hacia atrás, alejándose del rango del joven, fue entonces que él activaría su "Desierto viviente", ¿Cuál fue la respuesta de Zira ante esto? Muy simple, sabía que no podía aguantar mucho tiempo contra eso, así que optó por su mejor estrategia, ir con todo. Se deshizo de la vaina del dragón arcoíris, de su espada de bambú y de las fundas de sus katanas gemelas, ahora iba ligera. En su diestra sostenía su katana de mango dorado y en la izquierda tenía su machete ciclón. Ya comenzaba a sentir mucho calor, se alejó pocos metros corriendo, hasta llegar a un árbol, que usó para impulsarse hacia arriba, llegando a más de veinte metros de altura. Una vez en el aire, dirigió su caída hacia el capitán, con su katana sostenida de revés y su machete sostenido de costado al igual que su cuerpo que estaba cayendo de lado. Fue cuestión de mantener presionado el botón del machete para que su cohete se encendiera, haciendo de propulsor para la chica, que comenzó a dar muchas vueltas debido a esto, ganando cada vez más fuerza con cada giro, todo eso para dirigir hacia Alpha su ataque insignia como nunca antes se había visto.

¿Despecho? ¿Realmente había venido por despecho? En realidad, me sorprende bastante. Llegue a pensar que Zira realmente no llegaría sentir algo “profundo” por mí. Aunque quizás puede que este sobre pensando un poco las cosas, con ella no se sabe a qué punto se puede llegar. Me ha llamado niño llorón. Además, me causo mucha gracia el hecho que dijera que estaba estudiándome para matarme. Aunque matarla no me hacía mucha gracia, lo considero un desperdicio quitarle la vida a alguien que apenas está explotando su potencial. Han pasados unos cuantos meses desde que conocí a Zira y, puedo decir que los paso que han dado son agigantados. Esa arrogancia. Esa prepotencia. Esa… confianza. Si… definitivamente ella llegara muy lejos.

Pero eso no quiere decir que yo no lo vaya a hacer.

Suzaku le gritaría a Zira, enfadada. Nadia había sido tan arrogante con ella hasta ahora. Por otro lado. Susanoo volvió a alzar el vuelo. Yo por mi parte me quede esperando a lo que ella iba a hacer. Su ataque combinando su técnica de garra de tigre más el machete ciclón sin duda era algo mortífero. ¿Debería usar eso? No… mis súper aves están muy cerca y si llegara a usar eso toda esta zona se iría al demonio. Realmente me ponías en un aprieto Zira, pero eso no quiere decir que no vaya a intentar algo.

-Suzaku… - Salte. La plumífera se hizo a un lado. Corrió alejándose unos cuantos metros. Por mi parte yo me eleve hacia ella buscando encararla. Coloque mi alabarda de manera horizontal y me prepare para recibir el ataque. Su arma choca contra la mía y yo competía con el impulso de su cohete con mi propia propulsión. Aun así, debía ser rápido. Ella aún tenía una espada libre. – Buen intento. - Apreté mi puño derecho con brutal fuerza. Todos los músculos de mi cuerpo comenzaron a tensarse y yo apuntaba directamente a su abdomen. ¿Tormenta de leyenda? No, le daba tiempo a esquivar. En este momento utilizaría una técnica que ella no conoce. La presión que siempre se encuentra dentro de mi cuerpo es una que nadie nunca podría imaginarse.

Después de todo, soy el hombre alta temperatura.

- Oven reaction.... – Mi golpe salió disparado instantáneamente. Si lograba impactar, empujaría mi puño con tal fuerza dispuesta a arrojarla contra el suelo. Luego, me dejaría caer en tierra. Mirándola con tranquilidad.

- Tu muy bien sabes el por qué disolví la tripulación, sobra que te lo diga. El “niño llorón”, no necesita a nadie para hacer lo que quiera. Y si tú crees que “estudiándome” lograras derrotarme, estas muy equivocada. – El suelo a mis pies comenzaba a fundirse y mi cabello comenzó a encenderse en llamas. – No necesito a nadie que no pueda seguirme el paso.

El ave estaba enojada y Zira excitada, se le podía ver en su cara, hace rato que no tenía una pelea contra alguien fuerte, si cometía un error estaba jodida, tenía mil razones para huir, pero la emoción de la pelea la atraía como un imán. A pesar de ese sentimiento de emoción, la ira hacia Alpha seguía presente, debía ganar, pero su rival estaba a otro nivel, a pesar de eso, su voluntad no iba a ceder. Llegaría el momento del choque de la alabarda de Freites contra el dragón arcoíris de Zira. –Grr… maldito…  –Gruñía mientras competía contra la propulsión del joven, en términos de fuerza estaba por debajo de él, sumado al desierto viviente que la desgastaba más a cada segundo que pasaba, no desaprovechar este momento. Ya lo tenía cerca, cara a cara, su mente solo le decía una palabra.

"¡GOLPEALO!"

Soltó su katana, dejándola caer, ¿A qué se debía esto? Pues sabía que no ganaría ese choque, así que optó por su segundo golpe, la propulsión del machete hizo que Zira de un giro de 360 grados, dirigiendo un fuerte golpe descendente al hombro izquierdo de Alpha, si con ese ataque del duro machete sin filo lograba romper o fisurar su hombro, podría ganar ventaja. Pero a la vez recibió un fuerte puñetazo en el abdomen que la nubló completamente, nunca antes la habían golpeado tan fuerte, por un segundo no sintió nada, ni siquiera sabía si su ataque impactó, solo veía el cielo al caer al suelo, su machete ya no estaba en su mano, lo soltó debido al dolor.

Se agarró el estómago mientras vomitaba hacia un lado, adiós al desayuno, una tos hizo presencia tras eso mientras se hacía bolita, pero solo duraría así poco más de cinco segundos, se levantaría de golpe y miraría fijo a ese hombre. –Mantener esa tripulación y guiarla al éxito era tu responsabilidad. –Se limpiaría la boca con el reverso de su puño. –Al abandonarla demuestras que eres de mente débil y ese tipo de debilidad es la que más odio. Los débiles deben morir, te masacraré a ti y a tus pájaros como hice con mi anterior tripulación. –No desenvainaba el tanto que tenía en la cintura, no, parecía que iba a pelear con los puños. –No necesito derrotarte, solo te mataré. –Y sin decir otra palabra, acompañada de una expresión de esfuerzo y furia, se lanzó a por él con la guardia alta y sus puños cerrados.

Pero a mitad del camino lanzaría un golpe al aire con su mano derecha, del reverso de la misma salió un chorro de sangre en dirección a los ojos del chico, al parecer se hirió allí cuando se limpió la boca. Instantáneamente lo rodearía con su gran velocidad, su objetivo era colgarse de su espalda y hacerle un mataleon, porque estaba más que segura de que a puños era complicado ganarle.

Honestamente, el resultado es obvio. Escuchaba claramente las palabras que me decía, acusándome de débil y que era mi responsabilidad. Es su opinión, y claramente debo respetarla. Aunque cuando la vi viniendo en mi dirección afirmando que deseaba matarme, no dejo de hacerme algo de gracia e ilusión. Ella es fantástica y, honestamente aprendo mucho de ella cada vez que estamos juntos. De lo mucho que la estimo y la aprecio no solo como mi amante, también como una gran amiga.

Es un hecho. Definitivamente te respeto mucho, Zira. Y por ese mismo respeto debo mostrarte mi peor lado. Ese lado que nadie ha conocido hasta ahora.

Su ataque tendría efecto en mí. Posterior mente yo desactive todas mis habilidades de mi fruta del diablo. Si yo no hubiera utilizado “eso” me habría golpeado. Mi intención letal. Transmití mis más honestos y profundos deseos de hacerla pedazos. Podía imaginar cómo degollaba con el filo de mi alabarda en un solo instante. Solo eso, un segundo y ella estaría muerta con tan una abanicada de mi brazo. Pero no, hoy no era ese día. Sin dudarlo, la sujete del cuello y la levante un poco. No buscaba asfixiarla, buscaba que ella me viera directamente. A mí, a alguien consumido por sus ansias y deseos bélicos.

– ¿Y la responsabilidad de cumplir mis expectativas donde las dejas? ¿O acaso pretendes culpar tu DEBILIDAD culpándome? ¡Mírame! No se te ocurra mirar a otro lado, Zira. – Apreté un poco más el cuello de ella. - ¡Espere de todos ustedes mil y un cosas y no la cumplieron! ¡Siempre estuve al frente dispuesto a morir junto a ustedes! ¡Yo le di mi vida a ustedes! ¿Te digo algo? Lo único bueno que pude rescatar de todo ello, fueron todas mis experiencias contigo. Alguien que no sabe admitir la puta derrota. Como me encantas, maldita mocosa. ¿Quieres lo mejor de mí? ¿Qué debería hacer? ¿Te rompo las piernas? ¿Te arranco un brazo? ¿Te dejo marcado mi nombre con calor en tu culo? ¿Te fornico?

Estaba en el máximo punto de mi ansia. Quería que ella sintiera y viera en carne propia el máximo de mis deseos por un campo de batalla eterno. Suzaku miraba enojada a Zira. Susanoo estaba listo para atacar en cualquier momento. Yo por mi parte, solo esperaba una respuesta de ella. Con las sombras cubriendo mi rostro. Solo un par de esféricos blancos es lo que se vería en mi cara.