El desierto puede estar en cualquier lado (Alpha - Meneror)

Curiosa es la vida, eso nunca lo dudes. Mucho he escuchado de esta isla. Muchos las descubren como “el lugar perfecto para vivir”, aunque yo no lo creo así. Aunque no lo negare, tiene su encanto. Lo que más me llama la atención es su cosecha de vino y sus minas. Aunque no podría decirse que la parte minera se desaprovecha un montón. He tomado mi tiempo para ojear las herrerías de este lugar. No es un mal trabajo, pero yo podría hacerlo mejor.

-¿Que opinan?- La aldea era muy pequeña. Esta ciudad literalmente apenas estaba comenzando a crecer, pero tiene un futuro prometedor. Puedo verlo, el comercio es bastante activo. Incluso sus pocos habitantes se mueven por doquier buscando ganarse la vida. Susaku miraba a todos con una cara muy seria y Susanoo solo me picoteaba la cabeza, quejándose de alguna cosa. – No, Susanoo. No te los puedes comer. – Parecía quejarse.  Pero no podía hacer otra cosa más que obedecer. Luego de un rato busque un lugar donde pasarlo tranquilo el resto de la tarde antes de buscarme una posada. Encontré un bar bastante peculiar y al entrar, lo notaba un poco vacío. Alguna que otra persona bebiendo algún que otro buen vino.

Bueno, era momento de hacer de llegar la barriga. Lo primero es lo primero.

Al entrar no pude evitar notar que alguna de las miradas se posaron en Suzaku. Susanoo por su parte de quedo esperando afuera, era muy grande para entrar en el lugar y prefirió montar Guardia un rato. Yo pregunte al cantinero si había algún problema con que ella estuviera en el establecimiento. No presentaba queja alguna, eso aliviaba. Por su parte me pedí lo mejor que podría ofrecer el lugar además de una fuerte taza de café. Siempre importante para que yo no me durmiera en momentos inesperados.

-  Muchas gracias. – Dije al recibir el café. Tenía un buen olor. Se notaba que era de una excelente calidad. - ¿Todo en esta isla es de tan alta calidad, señor? – El cantinero sonrió y estaba a punto de explicarme algo. Pero alguien irrumpió en el lugar de golpe. Yo miré hacia atrás y no pude evitar levantar una ceja.

-Vaya… quien lo diría.

Aquella persona que entraba por la puerta se me hacía muy familiar, sentía que lo había visto en algún lugar. Repase entre mis recuerdos buscando una respuesta de aquello. Luego recordé el mural de Erebus por un momento, donde allí estaban un montón de wanteds de criminales y piratas que yo mismo daría caza por mero placer, con el motivo de demostrar mi poder. Finalmente recordé el nombre del rostro que yacía delante de mí.

Meneror…

Honestamente no me imaginaba encontrarme a nadie de tal calibre en un lugar como este. Me gustaría decir que había escuchado algo sobre este hombre, pero solo sabía su nombre y su recompensa, la cual era comparable con la mía. Mucho podía imaginarme del poder de este caballero. Incluso, podía imaginar que será una lucha interesante entre nosotros. Pero hoy no era un día para eso.

Estoy en planes de turismo, después de todo.

Me tomo por sorpresa que el cantinero los atendiera con tal cortesía y naturalidad. Parecía que lo conocía. Puedo escuchar como uno de sus acompañantes piden una mesa. Yo hago caso omiso al asunto y me centro nuevamente en mis pensamientos. Regreso la vista a mi café y vuelvo a dar un sorbo. Me dispuse a repasar mis pensamientos durante unos instantes. En cuestiones me sentía bien, muy bien. Por primera vez en un buen tiempo podía decir que realmente me sentía bastante relajado y tranquilo después de todo lo que me había ocurrido hasta ahora. Luego de tanto pensar, me di cuenta que me había bebido mi café sin haberme percatado de ellos. Tanto tener la cabeza en las nubes me ha hecho hacer cosas sin darme cuenta, después de todo.

- Cantinero, mas café por favor. – Fue lo único que dije. Luego de ello quise voltear la mirada hacia el señor elegante. Lo mire fijamente por unos instantes y, honestamente, no podía evitar sonreír. Por alguna extraña razón estaba emocionado por su presencia o algo me decía que este hombre era divertido. Escuchaba como el cantinero vertía el café nuevamente en mi tasa. Lo tome sin dejar de mirar a los presentes. Suzaku comenzó a picotearme la cabeza y me fije en ella por un momento. Ella me miró fijamente a los ojos, a lo que yo respondí:

- No, preciosa. Hoy no, estamos solo de turismo.

No tardó mucho en llegar con una botella y una copa de vino a mi mesa.

-Es el mejor que tenemos señor, cosecha del 12, de los campos del norte de Toussaint, sus viñedos señor- concluyó sirviéndome una copa.

No pude evitar esbozar una leve sonrisa mientras cogía la copa con el tinto, la olía y daba un pequeño sorbo. -Delicioso, lástima que no esté acorde con el standing del lugar caballero, pero espero que con el dinero que le he dado, se ponga pronto con las reformas pertinentes...y si necesita más, sólo pídamelo. Si va a servir más vinos como este le auguro un buen futuro aquí. Ahora si sois tan amable ¿Me podría dar un periódico?

Dicho esto volví a beber a la espera de que me trajera la prensa del día.

Elegante, esa es la primera palabra que me viene a la cabeza cuando veo a Meneror. Un hombre que le gusta cuidar las apariencias. Limpió, educado y sobretodo listó. Podía escucharlo, no se andaba con ninguna clase de rodeo. Eso me agradaba bastante. En principio, todo estaba en orden hasta ahora.

Probé nuevamente mi café y luego comencé a vaciarme lentamente en mis pensamientos. Imaginando un poco lo que venía del futuro. El nuevo mundo aún está fuera de mi alcance. Nesecito reconstruir a mi familia antes de siquiera pensar en navegar por esas aguas. Pero no quiero negar que el paraíso tiene lo suyo. Y a pesar que la he pasado muy bien en muchos lugares, también he tenido la mala suerte de no pasarlo bien en otros.

Veo al cantinero buscar un periódico. Eso me recuerda... ¿El periodico no tenía una sección donde salían los carteles de se busca? Bueno, siendo francos, yo no solía alguien que leyera el periodico muy seguido. Pero no vendría mal hacerlo de vez en cuando.

Suzaku aún se encontraba observando la mesa del criminal. Yo le hice un gestó para que dejará de hacerlo. Por mucho que costará creerlo, hoy no tenía ganas de luchar contra nadie. Deseaba tener un día bastante tranquilo y agradable. Observé nuevamente el menú solo para matar el tiempo hasta que llegó mi pedido. ¿Langosta? Definitivamente la gente de este lugar le gusta que todo sea de clase muy alta.

- Gracias por la comida. Dije mientras comenzaba a degustar de la comida.

Me acabé el vino, y me limpié la boca con una servilleta antes de continuar leyendo el periódico. Entonces recapacité en aquel pollo enorme en mitad del local, al que no le había prestado demasiada atención antes. ¿No saben que aquí no se puede tener mascotas? No pude evitar mirar al tabernero arqueando una ceja, si dejaba hacer este tipo de cosas n su local ni todo el oro del mundo le daría caché a este sitio.

Sinceramente a mi ni me iba ni me venía que estuviera aquel ave allí en el medio, si nadie iba a decirle nada, no lo haría yo tampoco, ya que como dije, no era un lugar que concurriera y solo estaba de puro paso. Eso si, cada vez veía más gente de fuera venir a Toussaint, pues parecía que las campañas comerciales y de turismo empezaban a dar sus frutos. Bueno, las cosas iban bien, que era lo importante, así que una vez revisé las diferentes noticias de economía opté por cerrar el periódico, enrollarlo y dejarlo sobre la mesa. Mi copa ya estaba vacía, y mi vicio de vino cumplido, nada me retenía allí ahora mismo. Así que le levanté y me dirigí hacia la barra para charlar con el tabernero.

-Decidme buen hombre ¿Algo sabéis estos días sobre nuevas gentes llegadas de ultramar?- Era muy común preguntar al tabernero por los últimos chismes, y para saber sobre rumores poco legales, siempre era una buena opción preguntarle a alguien a quién tienes en nómina, sobre todo cuando preguntabas por piratas.

-Si señor- dijo el tabernero susurrante mientras el resto bebía y comía- Dicen que varios navíos de bandera negra han venido a repostar aquí, en Toussaint, pero bueno, de momento parece que han venido como unos visitantes más y se han hospedado para beber en la taberna del cruce de la avenida de Los Reyes, quizás quieran simplemente beber antes de partir.

Ciertamente podía ser así, los piratas eran bienvenidos a la isla siempre y cuando no alardearan de ello y se comportaran, por la cuenta que les traía.

-Gracias, ha sido de gran ayuda.-le comenté antes de dar una palmada contra la barra y girarme para dirigirme a la puerta- Espero que la próxima vez que venga, su local florezca cual flor de azahar.- Así que sin más demora salí de la taberna para reunirme con mis hombres nuevamente, quedándome hablando con ellos en corrillo, como dándoles indicaciones. Tras esto, dos de ellos corrieron calle abajo, mientras que el resto se quedó conmigo allí parloteando un poco más.

Esa conversación… Eso me recordó algo importante. Esta mañana al llegar a la isla, pude ver esas singulares banderas piratas de las cuales parlamentaban Meneror y el cantinero. Las banderas piratas pude reconocerlas. Eran un par de piratas conocido por ser problemáticos y peligrosos. De esos piratas que les gustan robar y saquear a “mucha honra”. Haciendo honor a la vieja tradición pirata de robar y luego salir huyendo. La cuestión era que aquí en Toussaint, los piratas eran bien recibidos. Claro, siempre y cuando no se pasaran de idiotas.

La cuestión era, que no todo pirata estaría después a respetar ese reglamento. Yo lo sé, porque incluso yo muchas veces suelo pasar por alto las reglas que imponen las personas.

Pagué por el servicio y salí del lugar junto con la plumífera. Al salir, allí estaba el criminal hablando con sus acompañantes. Poco a poco comencé a avanzar con la plumífera siguiéndome el paso. Hasta ubicarme a unos escasos pasos de Meneror. – Disculpe ¿Tiene usted un segundo? – Dije en un tono de voz amable. – Es usted el señor Meneror ¿Verdad? – Le miraba desde abajo. Joder como era alto este hombre. – No quisiera parecer grosero, pero, he escuchado su conversación con el cantinero. Mi nombre es Alpha. He de informarle que esos piratas son conocidos por causar problemas sin importar el lugar a donde vayan. Lo sé, porque al llegar al puerto he visto la calavera del barco y no he tardado en reconocerla. Si gusta usted, podría encargarme yo de la amenaza pirata en caso de que ellos se mostraran hostiles en contra del pueblo.

Esperaba cualquier reacción del don de esta isla. Normalmente la gente solía subestimarme por mi apariencia. Otra era que no me tomase en serio. Suzaku no paraba de mirar fijamente al criminal, detallando cada cosa de él. Por otro lado, uno de sus compañeros se encontraba mirándome fijamente. ¿Me habrá reconocido? Lo dudo, solo cuesto doscientos millones.

Mi fama no era tan grande. ¿O sí?

¿Toussaint un lugar de paz? ¿De cuándo acá un lugar donde los criminales tienen el paso libre es un lugar de paz? Aunque podía entenderlo, él también era uno, al igual que yo. Quizás nuestras convicciones eran distintas, pero al final seguimos siendo personas que tenemos precios por nuestras cabezas. Aunque, por otro lado, debía ser lindo tener un lugar al cual llamar hogar. Yo solía tener uno, hace años, cuando era aún más joven de lo que soy actualmente. Aunque supongo que tarde o temprano encontrare nuevamente algún lugar el cual llamar hogar. Un lugar donde todos puedan pasarlo bien y sin preocupaciones.

Un lugar donde todos podamos ser libres.

- Vamos, Suzaku. – Di un salto sobre mi compañera y esta comenzó a avanzar. Seguíamos a Meneror desde una distancia la cual no fuera incómoda para este, aun desde atrás. Aunque poco a poco seguíamos avanzado el paso hasta llegar a un punto donde yo podía detallarlo un poco más. Mi curiosidad me seguía atrayendo a conocer mucho más a esta persona, la cual se mostraba seria en todo momento. Aunque… por alguna extraña razón no me caía mal. De hecho, era una de las pocas personas que me había caído bien en primera vista. Aunque si he de admitir que si intimida un poco.

- Veo que se preocupa mucho por la seguridad de Toussaint, señor Meneror. – Dije sonriendo. – He de admitir que este lugar tiene su encanto. Es un lugar bastante tranquilo, aunque mucho para mi gusto. Pero he de admitir que… no es un mal lugar para tomarse un respiro y seguir adelante.

Aunque era algo caro, me fuera gustado añadir. Es cierto que cada cosa en esta isla era de una calidad incalculable. Por otro lado, que yo no tenga problemas en pagar algo caro, no quisiera decir que fueran precios que fueran a pagar todos. De seguro todas las personas de este lugar tenían un sueldo alto, era lo más seguro.

- Aunque, dudo que sea tranquilo estando dos criminales con más de doscientos millones por su cabeza en el mismo lugar. – Dije mirándole. – Siempre encuentras a alguien que quiere desafiarte o cazarte.

No lo dudé ni por un momento , y paso rápido, y seguido por aquel hombre con aquella montura tan extraña, marchamos mis hombres y yo calle abajo. Durante nuestra caminata nos íbamos cruzando con algunos guardias de la ciudad que se nos quedaban mirando, yo sin quitar la vista del frente iba gritando - ¡Vosotros, conmigo!- y estos se unían a nuestro grupo. Y así sucesivamente según íbamos bajando la calle hasta la llegada del puerto, siendo un total de quince hombres armados por mi parte, más el Señor Freites y su montura.

Era legal que los piratas acudieran a mi isla, y tanto que lo era. Básicamente se dejaban todos sus botines en los prostíbulos y tabernas de Toussaint, sin embargo había una regla de oro: No liarla bajo graves consecuencias. Si Freites decía la verdad, y el tabernero también, aquel grupo de piratas se había saltado a la torera la ley, y no iba a permitirlo, no en mi isla. Mientras caminaba con el rostro serio y firme me dirigí a Freites, para responderle.

-No he dejado media vida y medio banco mundial en este trozo de tierra como para que ahora unos necios vengan a romper mi paz. Hay unas leyes que seguir señor Alpha, e incluso entre ladrones hay un mínimo respeto. -le dije mientras exhalaba humo por la boca y continuaba andando- Toussaint es un punto neutral, un puerto franco para muchos, y no quiero que las acciones de unos pocos perjudiquen a todos, y más concretamente a mi. Veremos que nos encontramos, y una vez allí decidiré que hacer, más con un poco de "talante", seguro que cejan en su empeño y vuelven a la normalidad.

-No se crea importante por tener recompensa señor Alpha, si farda de ello le aseguro que no tendrá una larga carrera. Me importa francamente una hez de vaca que usted o cualquiera de esos tipos tenga, 100, 200, o mil millones. La ley es la ley. ¿Acaso a usted si le invitan a una casa sería tan descortés de crear jaleo? ¿ No verdad? Es hora de ponerle arreglo. Le pediría que esperara a ver como se resuelven los acontecimientos, pues si puedo evitar un enfrentamiento ,así sea.

Dicho esto uno de los guardias ajenos al grupo comenzó a subir calle arriba hasta mi, y con un leve jadeo por la carrera se dirigió a mi persona.

-Señor están destrozando el barco del mercader Duvalier, dicen algo de que Mr Duvalier les ha vendido suministros podridos, y están cobrándoselo en saqueo.

Arqueé la ceja- ¿Y la guardia del puerto?.

-Derrotados Don, los pocos que quedan de pie están en la enfermería, afortunadamente hemos cerrado el puerto.

Entonces se me hinchó la vena del cuello. Puerto cerrado...ganancias perdidas. ¿Vienen a mi casa y en vez de arreglar los problemas con diálogo vienen a destruir? No saben con quién se han metido.

Entonces tras estas noticias me dirigí a Alpha.

- Vamos, no se retrase, hoy me encuentro particularmente....hablador- concluí todavía con la vena del cuello hinchada.

-Deberia calmarse, Meneror. – Dije arrojando un bostezo. – No creo que actuar con la cabeza caliente sea lo mejor en este momento. El dinero siempre regresa, pero las vidas de los subordinados caídos si se deberían honrar.  – Extendí la mano y cogí mi alabarda. La maniobre un poco entre mis dedos para luego sujetarla con firmeza. – Y Creo que usted no ha entendido bien el porqué de mi comentario. Los Wanteds simplemente son meras referencias del calibre de peligrosidad de una persona. Es más, lo diré abiertamente… adoro luchar contra oponentes fuertes que demuestren ser un desafío.  – Luego de decir aquel comentario, puse la mirada fija en él. – Quizás algún día, cuando realmente encontremos una excusa para luchar, sea algo divertido que podamos hacer. Pero ese día no es hoy.

- Por otro lado, no tiene nada de malo ser hablador. – Al menos, era una opinión muy personal. – Yo no suelo ser de muchas palabras y me limito a hablar solo cuando hace falta. Pero siempre me agrada escuchar lo que tiene que decir las personas. Y– Aunque, por otro lado, esto podía variar. Cuando alguien me daba curiosidad. Cuando alguien llamaba mucho mi atención podría llegar a mostrarme bastante curioso y hablador. Y aunque con el criminal me hiciera sentir siento nivel de intriga, no era lo suficiente para llamar toda mi atención.

- ¿Qué deberíamos hacer, Suzaku? – Preguntaba a la plumífera. – Podríamos simplemente derrotarlos. Aunque son piratas… ¿Debería hacer más que eso?

- Si tú lo crees así, hazlo. – Respondió ella. – Muy bien sabes que subestimar a la gente no es algo que podamos hacer.

- Si… tienes razón…. ¿Dónde están Thor y Logi?

- No muy lejos. Logi está pacientemente esperando que le llames. Oculto en su forma pequeña. Thor más de lo mismo.

- Llámales, tenemos trabajo que hacer.

- ¿Y Susanoo, Alpha?

- Envíale una señal, que vaya a alta mar y vaya a cazar peses. Que se tome el día libre.

La plumífera comenzó dio la señal y los homies comenzaron a hacer sus movimientos. Poco más de un tiempo llegaría Thor, la tormenta implacable. Una nube de tormentas con apariencia juguetona y divertida. Un poco más tarde llegaría Logi, el fuego imparable. Una llama que se muestra bastante alegre y simpática. Ambos llegaron y miraron con curiosidad a todos.  - ¿Si, Alpha? – Preguntaron al unísono. Yo les jalé como pude las mejillas a ambos, regañándolos.

– No… ellos no son el enemigo. El enemigo está más adelante.

Que no se dirigiera a mi como "Don" ya me parecía bastante ofensivo de entrada. Pero bueno, el objetivo no era ahora mismo mi ego y era necesario apagar ese fuego en mi isla antes de que se propagase. No iba a permitir este tipo de comportamientos en Toussaint, y menos cuando las reglas son recordadas nada más bajar del barco al muelle. Por otro lado parecía que Alpha valoraba la vida de sus hombres. Sin duda alguna no llegaría muy lejos en sus pretensiones, y menos si dependía de gente prescindible por la que daría la vida. Cada uno que se monte el negocio como quiera, y que sea consecuente con sus actos, pero en mi guardia...lo siento, pero no paso ni una.

-¿Peligrosidad decís? Por quemar una bandera ya recibes recompensa¿ Y decís que la recompensa está a la altura del criminal? Discrepo profundamente, me he encontrado bobos con altas recompensas, y no eran merecedores de tales cantidades. -le corregí antes de llegar al puerto y ver la escena no tuve tiempo alguno para responder su comentario acerca de los hablador que era una persona.

Cuando llegamos al puerto había dispuestos un contingente de 25 piratas haciendo destrozos en el muelle de mercancías. Por unos segundo miré a Alpha, en el momento en que trajo dos extraños seres que llegaron junto a él. Como magia no podía ser....tenía que ser un usuario. Y admito que un usuario con un extraño poder...con razón su cabeza vale lo que vale. Ya solo por ser usuario eres considerado poco más que un demonio.


Fuera como fuera la situación era difícil. Pues los 25 piratas en cuanto me vieron a mi junto a Alpha y mi contingente de varios hombres armados, sabían a que veníamos. Fue entonces cuando exhalé humo por la boca del puro y di un primer paso adelante, ignorando a todos los que estaban a mi espalda.

-No me voy a andar con menudencias ni estupideces. Así que hoy os lo pondré fácil. Coged vuestro buque y largaros de mi isla, so pena, de que saldréis con los pies por delante- si, no estaba siendo nada amable y sutil, ya que una cosa era tener modales, pero este tipo de cosas me hervían la sangre de muy mala manera. Los piratas se me quedaron mirando, ues sabían quién era, como para no ya que sabían que era el Lord de la isla. Fue entonces ante mi amenaza cuando el capitán de estos hombres, algo borracho se puso al frente de sus hombres y se dirigió hacia nosotros.

-¿Así que tu eres el Don? Por todos los demonios, tranquilícese. Sólo estamos cobrándonos el botín del buque de ese desgraciado mercader. El muy cabrón ancló en esta isla cuando vió que le estábamos persiguiendo en alta mar, y ahora cree que está a salvo por haber arribado aquí. ¿No sabe que esto es un lugar de criminales?- rio borracho como nunca.

Entonces la vena del cuello se me hinchó más. Toussaint era neutral y ningún delito se cometería en su tierra, no si no lo ordenaba yo. Así que todos se quedaron mirando para mi, en concreto mis hombres, que sabían que la paciencia se me estaba consumiendo a medida que se me hinchaba la vena del cuello.

-Visto así. Tienen razón....¿Era una persecución en alta mar verdad? Y esto no es "casa", no estamos en un maldito parchís. Adelante prosigan- dije mientras cerraba los ojos y exhalaba humo por la boca hasta que pasados unos segundos, y ante las miradas de mis hombres, y suponía que la de Alpha, diría:

- Oh, que estúpido soy, más sois nuevos por estos lares ¿verdad? Ciertamente debe ser así porque debe ser muy cómodo atacar a un mercader en territorio de un Sichibukai....


Entonces todos los piratas se detuvieron en seco, y con gotas de sudo en sus sienes miraron para mi, tratando de repetir la palabra que había salido de mi boca. El capitán por su parte abrió la boca como si hubiera visto un fantasma. Cierto era que mi nombramiento fue reciente, y que pocos sabían de mi nombramiento, al menos la noticia aún estaba siendo esparcida por los mares. Fue entonces cuando miré a Alpha de reojo.

-Os aconsejo apartaros unos metros- concluí antes de que mis hombres se echaran hacia atrás.

La plática era… aceptable. Meneror se mostraba serio en todo momento y estaba comenzando a dudar, si en algún momento este hombre sonreía o no. Al llegar, todos se quedando mirándonos tanto a mi como al don de la isla. Algunas miradas se quedaban más fijas en mí que en otro lugar, imagino que alguno me llego a reconocer y la “fama” que tengo.

- ¿Qué hacemos, Alpha? – Pregunto Logi. Yo me limite simplemente a hacer una señal de silencio con mi índice, llevándolo hasta mis labios. No era mi labor reclamar a los piratas invasores, ya que esta isla no me pertenecía y no tenía nada que ver con ella. Solo estoy aprovechando la oportunidad de cazar a otro pirata y quitarle su tesoro. Claro, si es que llegaban a tener uno.

El capitán de esta tripulación parecía estar algo borracho, pero al menos en sus cabales. Mientras Meneror le reclamaba, parecía no tomarle del todo en serio ¿Quizás la borrachera le daba por ese lado? Por la cara y la vena hinchada que tenía el don, era lo más seguro que este no estaba para nada de acuerdo y la paciencia se le estaba yendo al caño. Incluso para mí, la excusa del pirata era muy vaga y con poco sentido. Se suponía que este lugar era un punto neutro donde nadie tiene que luchar a menos que realmente quieras problemas.

Y lo más seguro, es que esos problemas sean el mismo Meneror.

Meneror por un segundo pareció “entender” lo que el capitán le decía. Incluso dio la orden de proseguir. Por un momento llegue a pensar que habría venido para nada, incluso yo mismo buscar pelea abierta con esta gente estaba contra el reglamento y, podría llegar a poner al don en mi contra. Aunque lo siguiente que dijo, llamo totalmente mi atención. ¿Shichibukai? Mi mirada quedo fija totalmente en él. ¿En serio le habían nombrado eso? No era algo que estuviese en mi conocimiento, así que puedo imaginar que el nombramiento abra sido reciente. Mi mirada paso a ser de una muy pasiva, a una muy emocionada. Él estaba aquí, a tan solo unos cuantos metros de mí. Justo aquí y justo ahora, podíamos entablar un combate bastante interesante donde solo el mejor saldría victorioso.

Pero hoy no, tengo otras cosas en mente que hacer antes de que ese momento llegue.

- Le tomare la palabra. – Fue entonces que Suzaku dio un salto montando a Thor. Luego la nube se elevó junto con la flama unos cuantos metros tomando una distancia segura. Yo mientras tanto observaba cuidadosamente lo que Meneror estaba a punto de hacer. Quería ver si finalmente valía la pena luchar con el algún día.

Debía valerlo, después de todo es un shichibukai.

Alpha pareció seguir mi recomendación, y en parte me parecía bien que lo hiciera, pues a pesar de que era un extranjero, no me había hecho nada y tampoco era cuestión de herir a nadie ajeno al conflicto. Aquellos tipos habían mordido más de lo que podían tragar y no iba a tolerarlo. Igualmente tendría que preguntar a Alpha por esos extraños seres que había invocado junto a él, pues si era un usuario de las frutas del diablo, había llamado poderosamente mi atención...y no sabía si eso era bueno o malo todavía.

Los tipos estaban borrachos, pero eso no les eximía de tocarme las narices. Todos mis hombres y los ciudadanos que estaban expectantes comenzaron a retroceder, pues sabían que cuando daba un aviso, era porque la cosa iba muy en serio, y no iba a ser especialmente gratificante para todos aquellos que estuvieran en el medio. Los borrachos sin embargo se quedaron confusos mirándome tanto a mi como a Alpha. Algunos de los maleantes decían "Espera, espera, podemos hablar" otros simplemente amenazaban con " quién cojones te has creído fantoche" producto, esperaba de la borrachera. Pero su capitán era el que más bramaba por la boca.

Coloqué una rodilla sobre el suelo y posé mi mano en el.

-Venís a mi isla, sabéis de las reglas y aún así las rompés, alteráis el orden público, atacáis a mis guardias, asaltáis a un mercante como si fuera alta mar... no merecéis pisar el mismo suelo que yo....-dije mientras la vena del cuello parecía estar a punto de estallar.

-¡No jodas! ¡TODOS ATRÁS! -dijo uno de mis guardaespaldas sabiendo lo que iba a pasar.


Entonces fue cuando de repente mi mano comenzó a secar el suelo. Este empezó a agrietarse y a deshacerse en arena, como una plaga avanzando la desecación se aproximaba hacia los piratas que miraban atónitos lo que estaba pasando sin saber muy bien como responder a eso. Las cajas amontonadas en el puerto comenzaron a deshacerse, los aparejos de metal de los muelles también, las cuerdas a deshacerse, creando una humareda propia de un ambiente seco.

-Terra....-dije alzando la vista hacia los piratas- ¡MORTA!

Entonces la desecación se expandió a gran velocidad atrapando a todo aquel que estuviera en un radio de 20 metros, ya que si, me estaba pasando en el castigo, pero tampoco quería reventar mi propio muelle. ¿Hacía falta tanta desmesura? Si. Pues aquella desecación tocó los pies de todos aquellos piratas, los cuales ante un grito ahogado comenzaron a desecarse como si fueran auténticas momias, quedando sus ojos en blanco y dejando caer sus armas, el capitán por su parte fue el más listo y dio un salto hacia unas cajas que empezaban a deshacerse, salvándose de milagro. Una gran explosión de polvo surgió impidiendo a todos los presentes ver lo que estaba pasando.

Cuando el humo se disipó, se podría ver a todos los piratas desecados y al capitán sobre el resto de una caja, aferrado como un gato con tanto miedo que se podía apreciar que se había meado encima.

Me levanté lentamente y clavé mi mirada en el cpaitán, sin embargo, me dirigí a Alpha.

-Todo vuestro, mostradme que no sóis más que palabrería....porque si lo remato yo...igual salimos en los periódicos.

Terra Morta:

Menudo espectáculo. Todo comenzaba a secarse y volverse arena. Los piratas comenzaron a momificarse lenta y dolorosamente. El suelo comenzó a secarse a gran velocidad. Por su parte yo me mantenía elevado en el aire mirando como todo aquello se llevaba a cabo. Me quedaba mirando fijamente a meneror, quien se mostraba bastante enfadado. No podía culparle, estas personas habían roto una de las reglas de su territorio. Podía entenderle, mas eso no evitaba en cierto modo pensar, que el gobierno puede enviar a este hombre en mi contra, justo como hicieron con Omega tiempo atrás.

-¿Qué opinas, Alpha? – Me preguntaba Suzaku. Mirando toda aquella situación con cierto desinterés.

-¿Honestamente? Me preocupa más Meneror que otra cosa. Sería un oponente difícil si el gobierno mundial decidiera enviarle contra mí

- ¿Estás seguro que lo harán?

- Puede ser. Al menos de los siete que existen actualmente uno está de mi parte. Los otros seis son posibles futuros enemigos y, Meneror está entre esos seis.

- ¿Entonces deberíamos encargarnos de él, Alpha? – Preguntaba Logi mostrándose muy animado por la idea.

- No lo se. Si pensamos de una manera lógica, si el gobierno le fuera informado a los Shichibukais que soy un objetivo, ya fuera recibido noticias de ella. Y por la manera de actuar de Meneror, puedo confirmar eso. Ademas, me atrevería a decir que lo que ocurrió con el Cp fue algo ordenado desde arriba. Por que fue algo personal

- ¿Desde arriba? – Pregunto la plumífera confundida.

- Si, Suzaku. Ordenes desde arriba. – Y podía llegar a intuir de quien provenían exactamente.

Finalmente, había llegado mi turno. Solo quedaba el capitán pirata, quien se encontraba asustado sobre los restos de una caja. Thor descendió y yo salte desde Suzaku hasta llegar al frente del capitán. - ¿Qué harás, capitán? – Dije, mientras me incorporaba, ladeando un poco la cabeza mirándole con cierto aburrimiento en los ojos. – Sabes muy bien quien soy ¿No es así? Puedo sentir tu miedo. Es más, puedo verlo. – La esperanza de vida comenzaba a salir de su cuerpo. Yo simplemente sonreía ante aquello. – Es una lástima, esperaba algo más de ustedes. – Tomé su esperanza de vida a comencé a jalarla. El pirata suplicaba por su vida mientras tomaba su vida. Yo no hice caso, simplemente terminé de jalar toda su esperanza de vida y comencé a consumirla. – veinte años… - Dije al terminar de tragar. – Nada mal.

Los recuerdos del pirata comenzaron a llegar a mi cabeza. Nada relevante, tenían unos cuantos vienen en su barco que podrían ser cambiados para sacar algo de dinero. Incluso sonaba buena idea vender ese barco para sacar ganancias.

-Entonces... ¿Es cierto? ¿Es usted Shichibukai? – Pregunte a Meneror, aun sin voltearme hacia él. Si él lo afirmaba, Suzaku, Thor y Logi se colocarían justo al frente de mí. Mirando fijamente al criminal de manera desafiante y sonriendo malévolamente. – Eso sí que es un problema, señor Meneror. Personalmente no tengo en nada en su contra, pero ¿Qué haría usted en mi posición? El gobernó ya ha enviado al Cp para darme caza, fallando en el intento. Es cuestión de tiempo antes que envíen a algún pez más gordo. – Luego de aquello me voltee hacia él. Sonreía amablemente y mi mirada era totalmente tranquila y pacífica. – Y usted está entre esos sietes peses gordos. – Yo aún no había mostrado tener ninguna intención letal en su contra. Solo estaba allí, mirándole, esperando una respuesta a mi pregunta.

¿Porqué la gente no se molestaba en leer la situación de Toussaint? Largos años había trabajado para lograr que la isla fuera un puerto neutral y de bienvenida para todos. ¿Porqué la gente y los necios se encargaban de acabar con el bienestar de la isla? Nunca lo entenderé, esa maldita necesidad de medirse como bobos unos con otros, pero bueno, no todos hemos nacido con sesera, y aquellos piratas habían sido el mejor ejemplo de todos. Cabe decir que no me había gustado nada tener que hacer aquello, sin embargo, tampoco iba a tolerar que interrumpieran la paz de la isla por simple borrachera o estupidez.

Uno de mis guardaespaldas se acercó a mi , con el fusil todavía en las manos.

-¿Que hacemos con ellos señor?.

Saqué la billetera del bolsillo derecho del pantalón, y ua de mi bolsillo pectoral y me puse a rellenar los datos.

-Con esto pagaré los desperfectos del muelle- dije cortando el cheque antes de darme la vuelta.

-¿Y con los piratas?.

-Tírenlos al mar a todos, y al capitán pónganlo colgado en la entrada del puerto con un cartel donde venga en letra grande las reglas de Toussaint.

Dicho esto caminé calle arriba, o al menos eso hubiera hecho si no fuera interrumpido por Alpha.. Parecía ser de los pocos que no sabían mi actual rango de Shichibukai y de mi alianza con la Legión, de hecho, me extrañaba que Alpha no hubiera visto el cuartel de la Legión cerca de Toussaint. Ante su batería de preguntas, decidí responderle, no sin suspirar profundamente.

-Os diría que tuvierais sesera y no violarais las reglas de esta isla por medírosla conmigo ¿Quiere pegarse con todo lo que se mueva? Me parece bien, pero esto no es Whisky Peak, siento decepcionarle. Hay unas reglas de convivencia. Y créame que he optado por la solución rápida, o sino en diez minutos tendríamos a la Legión aquí, y créame, esos si que decidirían "medírsela" con usted sin problema alguno.- dije antes de sacar un puro del abrigo, pues había desgastado el último- Necesito un trago.