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Que festín (Christa - Blaise) [Evento de primavera]  Empty Que festín (Christa - Blaise) [Evento de primavera] {Lun 15 Ago 2022 - 23:59}

Habían parecido semanas desde que había vuelto a hacer la ruta. Había estado un tiempo descansando de mi actividad pirata, pero por fin , había vuelto. Y ahora que tenía una recompensa en mi cabeza, solo me daban ganas de seguir con mis actividades delictivas. Mi recompensa era muy baja aún pero estaba segura de que algún día, sería una buena recompensa y me temerían en todo el mundo. Ahora mi destino me había traído a Pucci, una isla famosa por su gastronomía. Había oído cosas de aquella isla, como que era quien daba proporcionaba algunos suministros a Water Seven y donde podías encontrar platos de comida de todo el mundo. Aquello me hizo pensar en los platos que mi madre me solía hacer cuando era una niña. La nostalgia era abrumadora. Aún podía oler las galletas de bayas del bosque blanco o el pescado del Mar Blanco. Daría lo que fuera por volver a aquellos días antes de que... todo pasara. Quizás a día de hoy no sería una pirata, habría sido una ciudadana normal y corriente o quizás una repostera. Pero eso también implicaría no ser la persona que soy hoy.

Después de darle vueltas a la cabeza, caminé entre las calles de Pucci. Mirando los restaurantes y puestos que habían a mansalva. Ojala el puto gigante estuviera aquí. De seguro se hubiera puesto a exigir a todos los puestos que le dieran comida gratis porque iba a ser un gran pirata. Sonreí mientras me sorprendía por tener esos pensamientos. ¿Yo pensando en alguien que no fuera yo misma? Realmente esa masa de músculos se había ganado mi respeto. Total, que me puse a mirar lo que había por ahí. Me encontraba en medio de lo que parecía ser la calle de la pasta. Un rico olor a pizza se expandía por el aire. No me pude resistir, y pedí algo de comer en un pequeño puesto. Pizza campesina. El sabor a champiñones frescos era revitalizante. Y al menos el que me sirvió no era un sucio humano, sino un piernas largas. Así que la comida no me sabía a mierda pura. Era un buen comienzo. Tenía que reconocer que la comida estaba buena. Me permití un tiempo para disfrutar de las delicatesen de la zona. Y la verdad es que ya estaba cansada de comer sobras o comida de tugurios de mala muerte.

Aquello era como un soplo de aire fresco tanto para mi paladar como para mi estómago. Proseguí mi andanza, cada vez sorprendiéndome con los platos de cada puesto y poniéndome morada. Spaghetti, macarrones, tortellini... Era el paraíso de la pasta. ¿Como es que no había estado antes en Pucci?
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Que festín (Christa - Blaise) [Evento de primavera]  Empty Re: Que festín (Christa - Blaise) [Evento de primavera] {Miér 17 Ago 2022 - 3:01}

Frunció el ceño cuando leyó que alguien estaba dejando figuritas de barro de su difunta madre y del traidor Markov. Si bien sentía un rechazo justificado hacia ese hombre y su linaje, creía que las personas debían dejar que los muertos descansaran en paz; algo que ninguno de esos dos había hecho al usar cuantos cadáveres quisieran en un intento de ganar la guerra.

Miró por la ventanilla del castillo del barco y su mente comenzó a viajar por los ríos de la divagación. Su madre alguna vez fue considerada una de las “criaturas más poderosas” del mundo, y su fruta del diablo le otorgaba habilidades que rompían las reglas establecidas. Todo lo que hacía casi parecía un milagro. O una maldición, dependiendo del punto de vista. Fuera como fuese, su madre había logrado hazañas impresionantes como traer a la vida a su antiguo amigo Gaefhal, o convertir una isla entera en fuego infernal. Hubo un tiempo en el que se aferró a la idea de que su madre regresaría, que había creado un conjuro para ser inmortal o un hechizo para renacer tras su muerte, pero había tirado a la basura la esperanza de que algo así fuera a suceder.

—¡Ya lo decidí, Michigan! ¡Haremos una parada para probar el asado de pingüino karateka en Pucci! —dijo Duke, el capitán pirata con el que la princesa viajaba, a viva voz.

A Christa no le hacía demasiada gracia la idea de ir a comer pingüino karateka, y se ponía peor cuando se acordaba de que se había enojado con Kuzaviak por haber matado a unas cuantas aves en una supuesta invasión al barco. Bueno, ¿qué le iba a hacer? Las personas tenían que comer y no todo el mundo tenía el dinero suficiente para elegir minuciosamente con qué llenaría el plato.

—¿En serio tenemos que hacer una parada? ¿No podemos pasar de largo y ya? —se quejó la princesa tras abrir la puerta del castillo y llegar a la cubierta del galeón.

—¡Es absolutamente necesario! ¡No hay nada más importante que conocer Pucci! Es la isla gourmet, chiquilla, el paraíso para los amantes de la comida como yo. El capitán ha hablado: pararemos en Pucci aunque haya un almirante esperándonos —sentenció el pirata, sonriendo de oreja a oreja mientras se mecía el escandaloso bigote.

******

No tenía ningún sentido detenerse en esa isla siendo que ni siquiera podía diferenciar el sabor entre la mierda y el filete preparado con las más exquisitas especias. Era imposible. Las maldiciones en su familia eran espantosamente comunes y la princesa era víctima de dos de ellas. Tal vez era la única von Steinhell que no poseía una formación exhaustiva en asuntos esotéricos y arcanos, pero el caso era que no tenía ninguna idea sobre cómo eliminarlas. Su cuerpo era más débil que el de los demás, progresaba mucho más lento y encima había perdido el sentido del gusto.

Caminaba por una de las avenidas más concurridas de la ciudad; Duke y los chicos habían salido a comer, pero la princesa prefirió recorrer Pucci por su cuenta. Veía a las personas sonreír tras probar un bocado -muy probablemente- exquisito. Jamás lo admitiría en voz alta por cuestión de orgullo, pero sentía envidia hacia esa gente que podía disfrutar de un momento tan sencillo pero importante como salir a cenar con amigos o con la familia. Christa no tenía nada de eso. Hacía tiempo había aceptado que su vida nunca sería normal, pero presenciar esas escenas le hacía desear que las cosas fueran diferentes.

Mamá siempre hablaba del destino como si fuera algo inevitable. El destino esto y el destino aquello. ¿Acaso es el destino el que me impide ser una chica normal? ¿Es el destino el que me obliga a hacerme responsable de un imperio caído?, se preguntaba mientras caminaba sin mucho ánimo. De pronto, sintió una punzada desde dentro de su pecho y se detuvo súbitamente. El dolor fue efímero pero agudo. Cuando la princesa alzó la mirada se encontró con una mujer de cabellos púrpuras que le sonaba de algo… ¿Dónde había visto a esa mujer?


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Que festín (Christa - Blaise) [Evento de primavera]  Empty Re: Que festín (Christa - Blaise) [Evento de primavera] {Vie 19 Ago 2022 - 5:49}

-¡Camarera! - Grité con ansias desde mi asiento en una terraza - Tráeme otro plato de esto. Reconozco que está bastante rico para ser unos humanos - Reconocer aquello me dolía en el orgullo, pero lo que es del César es del César.

Con rapidez, apareció desde varias mesas atrás una joven mujer de cabellos rubios vestida con un traje de maid negro. Era bastante guapa con unos ojos del color del Sol y llena de pecas por toda la cara. Sus dientes eran como perlas y brillaban cuando sacaba a pasear esa sonrisa de oreja a oreja. Acudió a mi llamado con una rapidez de atleta mientras llevaba la bandeja con otros pedidos. Me sorprendía su sentido del equilibrio para poder moverse así con tantas cosas encima.  Con una reverencia digna de un mayordomo, cogió mi plato.

- ¡Me alegra que le haya gustado a la señorita! En seguida le traigo otro plato de spaghetti con carne de pingüino karateka. ¡Últimamente esta carne está arrasando en toda la isla de Pucci! Aunque me dan pena los pobres pingüinos, podrían extinguirse - Comentó con una pequeña lágrima cayéndole  por el ojo derecho para después recuperarse con una sonrisa espontánea y e ir a por mi comida.

- Mira que yo no estoy muy cuerda pero hay gente que me deja completamente anonadada... - Suspiré, aprovechando el descanso entre platos para encender un puro y disfrutar de aquel pequeño placer.

En todo lo que llevaba de vida, la mayoría de ella no había sido agradable. Literalmente había sido un puto infierno. Siendo esclava de un Tenryubito  para después convertirme en una revolucionaria. Pero tampoco había cuajado la cosa, tuve choque de opiniones con la Revolución y deserté volviéndome una pirata. Ahora estaba  en medio de una  isla especializada en comida, como si fuera una jodida turista. La de vueltas que podía dar la vida. Solté el humo por la nariz y unas voces llamaron mi atención. Algo estaba pasando en una plaza de más adelante, pues había un cúmulo de gente. Naturalmente, me pudo la curiosidad. Me levanté y dejé el dinero que debía. No sin antes cruzar miradas  con una chica con una chica de pelo blanco y de mirada azul penetrante. ¿Por qué carajos me estaba mirando? ¿Acaso me miraba por que me faltaba un ala? No le presté atención y fui a donde la plaza.

Cuando llegué y me hice hueco entre la multitud, había un jodido noble acompañado de sus esclavos abriéndose paso entre la multitud. Y los muy gilipollas se arrodillaban ante él. Era ver a ese despojo, esa altanería y ese andar chulesco y me ponía enfermo. Era un hombre de mediana edad de cabello verde y con varias arrugas en la cara. Iba vestido con un elegante traje de botones azul cielo y llevaba una corona pequeña de rubíes en la cabeza.

-¡Abran paso al duque Mauro de la familia Rodan! - Exclamó el paje.

Me estaba dando un  inmenso dolor de cabeza y me temblaban las manos. Era ver a nobles y esos recuerdos dolorosos volvían a mi mente. Cosas que ni todo  el alcohol del mundo podían borrar. Lo había intentando mil y una veces.
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Que festín (Christa - Blaise) [Evento de primavera]  Empty Re: Que festín (Christa - Blaise) [Evento de primavera] {Lun 22 Ago 2022 - 2:51}

No es que la hubiera visto en algún lugar, solo se parecía a una persona que conocía. En todo caso, era imposible que fuera ella: esa mujer había muerto hacía años.

Dejó esos pensamientos de lado y dirigió la mirada hacia el cúmulo de personas. Sintió curiosidad por ver que los hacía juntarse, así que caminó con soltura entre el aglomerado de gente. Soltó un bufido de decepción. Se trataba de un hombre con una corona de rubíes y un bonito chaquetón; presumía de su posición social elevada. Christa había sufrido por culpa de algunos nobles, pero no sentía un repudio especial hacia esa gente, de hecho, ni siquiera odiaba al Gobierno Mundial por todo lo que hacía a diario. Tenía una fuerza de voluntad increíble que le impedía caer en la rueda del odio y la venganza.

Sintió otra vez el pinchazo de antes, esa punzada que no parecía ser de naturaleza física, y tan pronto como apareció se desvaneció. Decidió ignorar el dolor, aunque eso no impidió que la semilla de la duda comenzara a germinar: ¿qué eran exactamente esas punzadas y por qué las sentía? Los murmullos de las personas la sacaron de sus pensamientos y entró en modo de alerta: un niño se había cruzado en el camino del noble. Su cuerpo comenzó a moverse por cuenta propia como si estuviera poseída por el deseo de evitar una tragedia.

Se abrió paso entre la gente y se apresuró en alcanzar al niño, aumentando la molestia del noble que no tenía intención de detener su ostentosa caravana de súbditos (seguramente transportaba sus lujosas pertenencias). Tomó de la mano al niño y lo alejó de la calle principal, previniendo que fuera aplastado por uno de los caballos del noble.

—¡Lo siento mucho, mi señor! ¡Le dije que no se moviera de su lugar, pero me volteé durante un segundo y ya no estaba! —se excusó, inventándolo todo sobre la marcha y procurando que el noble no viera bajo la capucha.

El hombre de la corona frunció el ceño, pero no parecía estar demasiado interesado en las disculpas de Christa.

—Hoy estoy de buen humor así que no castigaré a nadie, pero no quiero que ningún plebeyo vuelva a molestarme, ¿entendido? —respondió con desdén y continuó su camino.

La princesa hizo una reverencia como agradecimiento y desapareció entre la gente sin soltar de la mano al pequeño. Cuando el noble estuvo lo suficientemente lejos, Christa se arrodilló para estar a la altura del niño y le dedicó una sonrisa.

—¿Estás bien? Debes tener más cuidado: esa gente puede ser un poco… peligrosa —le dijo, intentando encontrar un modo más amable de dar una advertencia—. Ahora ve a jugar, pero recuerda lo que te dije.


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Que festín (Christa - Blaise) [Evento de primavera]  Empty Re: Que festín (Christa - Blaise) [Evento de primavera] {Vie 26 Ago 2022 - 3:37}

Con cada paso y cada maldita palabra que salía de la boca de ese pedazo de mierda con ropa fina me ponía enferma. Un odio ardiente iba extendiéndose por mis venas como si fuera unas llamas devorando la madera. La gente no se atrevía a mirarlo a los ojos y se apartaban del camino. Su legión de lacayos le seguían como perritos falderos. Aparte de criados y esclavos, le acompañaban algunos soldados con armadura blanca y lanzas. Patético. Nadie tenía el suficiente coraje para plantarle cara y enseñarle que no es ningún maldito dios. De pronto, un niño se metió en medio y la misma chica que me estaba mirando antes se lanzó para quitarlo de en medio e incluso se disculpó con el maldito gusano. Iba a tener que hacerlo yo misma, aunque en la revolución nuestros ataques a nobles eran más sigilosos. Ahora mismo era una pirata. Podía hacer lo que me diera la gana y era libre para hacer que ese jodido sangre azul se meara encima y pidiera piedad.

- ¡Eh, saco de mierda! Grité saliendo de entre la multitud - Tengo un regalito para ti de parte de toda esa gente a la que has jodido - En un abrir y cerrar de ojos, transformo mi brazo en ceniza e impulso mi puño hacia la cara de aquel llamado duque, acertando en toda la cara haciendo que se cayera del carro.

-¡Ha golpeado al Duque Mauro! ¡Está loca! - Gritó una ciudadana

- ¡Va a traer la desgracia a la isla! - Exclamó un viejo muerto de miedo

- ¡Callaos la maldita boca! - Les mandé a callar - ¡¿Hasta cuando pensaís seguir viviendo arrodillados, jurando lealtad y pleitesía a una panda de gilipollas que os miran por encima del hombro?! - Exclamé con rabia - ¡Es hora de romper la maldita rueda de poder de una vez!

Antes que me diera cuenta, los soldados me rodearon, apuntándome con sus lanzas. En sus caras había una mezcla de miedo a la vez que de alivio. Se notaba que no trabajan para esa escoria porque quisieran. De entre ellos salió un hombre grandote, de unos dos metros, un poco barrigón, pero con sendos músculos en los brazos. Llevaba una armadura negra y una lanza dorada. Su cara irradiaba mal humor.

- ¡En nombre del Gobierno Mundial y de su señoría el Duque Mauro, quedáis sentenciada a muerte por atreveros a levantar la mano hacia alguien de la nobleza! ¡Guardias, empaladla! - Gritó con furia.

Los soldados, con miedo ante aquel hombre, se abalanzaron sobre mí y me atravesaron por varias partes del cuerpo. Parecía que aquello era el final.... ¿O no? Mientras la gente apartaba la mirada ante lo que creían que era una muerte horrible, mi cuerpo se había vuelto en mi forma intangible. Una sonrisa apareció en mi rostro. Los soldados se quedaron de piedra.

- ¡Cuidado, es una usuaria Logia! - Exclamó el hombre aunque sin embargo era demasiado tarde.

Con mi lanza, atravieso a uno de los soldados en el estómago para después golpear en la cabeza a otro con mi puño. Ambos cuerpos caen al suelo. El resto retroceden, muertos de miedo. Sin embargo, el hombre da un paso al frente.

- Tendré que matarte yo mismo. Estos hombres no pueden contra un usuario de frutas - Su lanza dorada parece cambiar de color y sonríe de una manera sádica - Pero yo, Sir Camembert, la Lanza Dorada, si puedo contigo.

- Ven, grandullón. De todas formas quiero luchar contra alguien fuerte y superarme a mí misma - Contesté asumiendo una pose con mi lanza apuntando al suelo -
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Que festín (Christa - Blaise) [Evento de primavera]  Empty Re: Que festín (Christa - Blaise) [Evento de primavera] {Dom 28 Ago 2022 - 1:48}

Christa oyó los gritos de la gente a su espalda: el caos reinaba en la avenida. Tuvo que hacerse a un lado para no ser arrollada por la estampida que huía de la caravana. Se asomó por el callejón y aguzó la mirada para ver lo que estaba sucediendo. La mujer de antes estaba atacando a los guardias del duque. Un montón de preguntas pasaron por su cabeza, pero no era momento de dudar: había que actuar. Esa idiota había llamado la atención de gente poderosa e importante debido a su imprudencia y, más pronto que tarde, aparecerían legionarios para retenerla.

No puedo involucrarme en esto, decidió la princesa con el ceño fruncido, observando la pelea desde lejos. La mujer era buena con la lanza y sabía golpear con fuerza, encima era usuaria de una de las frutas del diablo más peligrosas: una logia. Su madre le había dicho que los usuarios que consumen una logia son invulnerables a los ataques ordinarios y representan un elemento de la naturaleza, aunque tienen una debilidad innata.

Debía tomar una decisión: huir y evitar meterse en problemas; ayudar a los guardias del duque y capturar a la mujer para acabar con el caos; o unirse a ella y desparramar un poco ese sentimiento de rechazo hacia los nobles. Lo más sensato era usar la puerta trasera y marcharse, pero la sensatez y Christa rara vez caminan juntas. Sin embargo, por mucho que se repitiera una y otra vez que no era asunto suyo, su cuerpo comenzaba a moverse hacia la acción. ¿Atacaría a la mujer que había puesto en peligro a los ciudadanos de Pucci? ¿O cargaría en contra de los soldados que solo hacían su trabajo?

Si solo está haciendo esto para luchar contra alguien fuerte y superarse a sí misma, significa que está condenadamente loca y es un peligro para todos, se dijo mientras se ocultaba detrás de un pilar que sostenía un tejado. De pronto, el mismo sentimiento de antes invadió su cuerpo. Christa se retorció y soltó un gemido por culpa del dolor que le afligía. Una imagen, o más bien una sucesión de ellas, apareció en su cabeza: era atacada por uno de los guardias del duque. La princesa se giró confundida y frente a ella había un espadachín que se disponía a atacar. La confusión le impidió reaccionar y la espada pareció hundirse justo estaba su brazo, pero el acero jamás cortó la capa que protegía a Christa. El espadachín retrocedió con el ceño fruncido y levantó la guardia.

—¡Todo lo del niño ha sido una trampa para bajar la guardia, ¿no es cierto?! ¡¿Lord Grosalm las envió para matar a su hermano menor?! —le preguntó con los ojos furiosos.

¡¿Cómo se puede estar tan equivocado?! ¡Eso sí que es sacar conclusiones apresuradas!, se quejó solo para sí.

—No sé de lo que hablas, pero has pretendido atacarme por la espalda: eso no es lo que haría un caballero —le acusó sin revelar su rostro, no todavía—. Te daré una sola oportunidad para que envaines tu espada y regreses, yo no soy tu enemiga.

—¿Me recriminas después de haber involucrado a un niño en este tonto atentado? Lo siento, pero ante mis ojos eres una enemiga de lord Mauro —sentenció el espadachín dispuesto a avanzar.

—¡¿Quieres escucharme por un minuto?! ¡No quiero problemas contigo ni con ningún lord! Ya sé, hagamos una cosa: yo te ayudo a capturar a esa mujer y tú me dejas ir en paz —le propuso la princesa. La verdad es que se sentía con la confianza suficiente para derrotar al espadachín y largarse, pero parecía buena gente y no quería hacerle daño—. Vamos, ¿qué dices?

El chico mantuvo la guardia en alto, pero su mente estaba en otro lugar: se le notaba dubitativo. Tras unos segundos que parecieron una eternidad el espadachín soltó un suspiro, envainó el arma y miró a la princesa con el ceño fruncido.

—Está bien, pero eso no quiere decir que confíe en ti. ¿Cómo vamos a vencer a esa mujer? Mi espada le atravesó, pero no le hizo daño. Se sintió como si estuviera intentando cortar polvo —comentó el espadachín.

—Observándola —contestó Christa—. Usaremos a sir Camembert para encontrar la debilidad de esa mujer.


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Que festín (Christa - Blaise) [Evento de primavera]  Empty Re: Que festín (Christa - Blaise) [Evento de primavera] {Mar 30 Ago 2022 - 2:21}

El perro caballero del duque se mantenía con la guardia alta, analizándome con la mirada. Fue que comenzó a caminar alrededor mío. A medida que iba caminando, yo siempre le miraba de frente. No era tan tonta como para darle la espalda. Al menos a alguien que emanaba un aura de muerte, si fuera uno de los soldados no me importaría ya que no pueden hacerme nada. De pronto, la lanza del guerrero me pareció que resplandecía con un destello blanco, como si algo la cubriera. Fue en ese momento cuando sir Camembert se lanzó hacia mí atacándome con una embestida. Logré apartarme lo suficiente para esquivarlo, pero logró hacerme una herida superficial en la cara. Me quedé pasmada... ¿Cómo había logrado hacerme daño si se suponía que los ataques normales no me hacen nada? Me llevé la mano derecha a la mejilla izquierda, viendo mi propia sangre.

- ¿Sorprendida de que mi ataque te haya dado? Aunque seas una usuaria del tipo logia... ¡No puedes hacer nada contra el haki! - Exclamó el caballero lanzando otra estocada hacia mi estómago.

Con mi lanza intenté parar la del caballero. Sin embargo, su ataque era potente y me mandó a volar un par de metros. ¿¡Que mierda?! Era demasiado fuerte. Si acertaba un golpe de lleno con su lanza impregnada de lo que él llamaba haki probablemente me mataría. ¿Pero que es el haki y como es que puede hacerme daño aunque tenga mi forma intangible? Me interesaba conseguir ese tipo de poder para aumentar mi fuerza. No pude sino sonreír al imaginar que tan alto podía llegar si podía hacer lo mismo que el humano.

- ¿No estás muy cuerda, verdad? La mayoría de usuarios logias al ver que alguien logra hacerles daño después de sentirse intocables no suele ser esa - Dijo el esclavo de los nobles

- Es solo que gracias a ti me he dado cuenta que puedo mejorar más, no está mal para un perrito faldero de los sucios nobles y un humano - Contesté riendo quitándome el polvo del suelo.

Transformé mis piernas en ceniza y me abalancé contra el caballero. Mi aventura no iba a acabar en aquella isla. Sería muy patético que me dejara matar por un perro de un noble. ¿Qué diría el fortachón? Probablemente se reiría de mí por dejar que un sucio humano me venciera. Cargué con mi lanza pero obviamente el guerrero bloqueó mi ataque. Sin embargo, no me iba a rendir. Continué lanzando ataques sin parar mientras el humano no sudaba al desviar mis ataques. Cuando desvió uno de ellos, me golpeó con un puñetazo en el estómago envuelto en eso que llamaba haki y sentí un dolor intenso hasta el punto de que casi vomito. Me convertí en ceniza y retrocedí un par de metros. Era demasiado fuerte. Un ataque directo no iba a funcionar.

- Ja... eres fuerte. Lo reconozco. Tengo que conseguir eso que llamas haki, a lo mejor me podría ayudar - Dije quitándome la sangre de la boca

- ¿No conoces el haki? En ese caso no podrás hacer nada contra mí. El haki es una habilidad latente en todos los seres vivos, ¡y es el counter perfecto contra usuarios de frutas! - Exclamó haciendo girar su lanza una vez más - ¡Nadie puede llegar a la cima del poder sin haki! -

Aquello era interesante. Y solo alimentaba mi ambición de volverme más fuerte. Si lograba hacerme con ese poder... ¡Hasta podría hacer que el puto Katyon me tomara en serio! Me levanté apoyándome en mi lanza. Esto no había acabado aún. Quería luchar más y encontrar alguna manera de derrotar a aquella mole de músculos. La mejor forma de hacerlo era jugar sucio. Se me ocurrió una idea. Me volví a abalanzar una vez más sobre él y ya su lanza ya estaba en guardia buscando mi pecho. Usando mi lanza y aprovechando mi velocidad y su fuerza, giré sobre mí misma y logré ponerme justo debajo de él. Me convertí en ceniza e hice que parte de ella entrara rápidamente en las fosas nasales del caballero. Si no podía derrotarle de forma directa y mano a mano, tendré que hacer uso de mis poderes. A medida que el guerrero se iba ahogando, eso no le impidió asestarme otro puñetazo en las costillas. ¡Joder! Dolía que te cagas. Pero me mantuve firme haciendo que mi ceniza obstruyera sus vías respiratorias. De repente, sentí una extraña sensación, como si algo viniera hacia mi. Agaché rápido la cabeza y noté como parte de mi cabello era cortado por un movimiento raudo de la lanza del rival. Por poco me mataba.


Era una carrera de tiempo, ¿quién moriría primero? ¿El caballero intentando no morir ahogado o yo intentando esquivar sus golpes con la fuerza que aún le quedaba? Aquella pelea era realmente emocionante.
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Que festín (Christa - Blaise) [Evento de primavera]  Empty Re: Que festín (Christa - Blaise) [Evento de primavera] {Miér 31 Ago 2022 - 0:38}

Observaba el combate desde el tejado de un edificio, intentando identificar cualquier detalle que pudiera significar la debilidad de esa mujer. No le apetecía luchar a favor de un noble, pero tampoco le agradaba la idea de que una loca como esa antisocial fuera libre por la vida. Estar en contra de los ideales del Gobierno Mundial no equivalía a ser un peligro para la sociedad, sobre todo para los inocentes.

Christa soltó un suspiro, pensando en que siempre terminaba metiéndose en problemas. Era como si fueran una extensión de su cuerpo, una cinta amarrada a ella. Encima estaba todo el asunto de lord Grosalm, el hermano mayor del duque Mauro. No estaba interesada en los problemas de los demás, mucho menos si pertenecían a la nobleza, pero tarde o temprano acabaría involucrada en esa rivalidad entre hermanos.

El problema de pelear en público es que muestras tus habilidades, se dijo a sí misma con una sonrisa de confianza. La mujer se transformaba en una sustancia disgregada similar al polvo, aunque un tanto más gruesa. Parecía arena, pero necesitaba tocarla para estar segura. A sir Camembert no le importaba que su oponente fuera un usuario logia, pues imbuía su lanza en haki. Si mamá no le hubiera declarado la guerra al mundo, me habría enseñado a usar ese poder…

De pronto, sintió otra vez el agudo pinchazo en su pecho, aunque fue más fuerte. Una visión del caballero siendo asesinado por la mujer llegó a la cabeza de Christa. Y por un momento todo fue negro. Se llevó la mano a la nariz casi por instinto para descubrir que estaba sangrando. La cabeza le ardía a medida que la visión se entremezclaba con muchas otras. Había ruido, muchísimo ruido. Era como si cada ciudadano de Pucci gritara dentro de su cabeza. Eran gritos de miedo y desesperación. Solo recobró la compostura gracias a las sacudidas del caballero que la acompañaba.

—¡Reacciona, maldita sea! ¡¿No ves que esa mujer está matando al capitán?!

Tras las palabras del caballero, la vista de Christa se tornó nítida para ver que la mujer estaba intentando ahogar a sir Camembert. Tenía una idea -no demasiado clara- sobre qué hacer, pero tenía dudas en la cabeza. Una parte de ella creía que atacar a la antisocial suponía el mal menor, pero otra pensaba que, al defender a un perro de un duque, estaría ayudando indirectamente a los hombres que condenaron Lëxius.

¿Qué pasó con eso de que los hijos no deben cargar con los pecados de sus padres?, resonó su propia voz dentro de su cabeza antes de pasar a la acción.

Al mismo tiempo que se deslizaba por el tejado hasta detenerse en la cornisa, la princesa introdujo la mano dentro de la capa mágica y sacó un dial. Inmediatamente después de llegar a la cornisa, saltó a la calle y luego rodó para disminuir el impacto. Corrió hacia la mujer cual león lo hace al perseguir a su presa. Esperando que todavía tuviera toda la atención en sir Camembert, Christa apuntó rápidamente y disparó un chorro de agua salada al cuerpo de la mujer: el plan acababa de comenzar.

Alzó la mano izquierda hacia delante y sus ojos emitieron un destello escarlata. Después de poco más de un segundo, disparó seis trombas carmesíes que zumbaban. No eran rápidas ni poderosas, ¿pero importaba? Cada una impactó alrededor de la mujer más a modo de advertencia que de intenciones de hacer un daño importante. Ya se veía suficientemente lastimada como para darle una seria oportunidad a sir Camembert de matarla.

—¡¿Qué se supone que esperas lograr al armar todo este caos?! ¡¿Has perdido la cabeza?! —regañó a la mujer después de atacarla.


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Que festín (Christa - Blaise) [Evento de primavera]  Empty Re: Que festín (Christa - Blaise) [Evento de primavera] {Jue 1 Sep 2022 - 0:36}

El combate parecía tornarse a mi favor. El caballero, Sir Camembert, se estaba quedando sin aire y su final estaba muy cerca. Yo intentaba esquivar sus golpes en la medida de lo posible, pero me llevé varios de ellos que era como si un jodido caballo te hubiera dado una coz. Era una maldita pelea de desgaste. El tiempo se le iba acabando aunque... una estrella siempre brillaba más cuando estaba a punto de apagarse. De nuevo, tuve otra vez esa sensación extraña. Un escalofrío que recorrió mi espalda y un maldito mareo en la cabeza. Otra vez tuve como una especie de visión. Vi como el caballero sacaba a la desesperada, un cuchillo de su bota y que me quería acabar con eso. Por suerte, gracias a esa extraña sensación logré esquivar el golpe e hice más hincapié en ahogarlo más rápido. La gente de alrededor miraba con miedo, otros, sin embargo, tenían odio en sus miradas pero no iba dirigido a mí ese odio. Menos mal que había gente que entendía algo tan simple como levantarse contra la tiranía en vez de vivir agachando la cabeza. Me deleité con el caballero de los sucios nobles acabando de rodillas en el suelo. Con mi lanza, estaba a punto de asestar el golpe final hasta que mi cuerpo se empapó de agua y varios destellos impactaron a mi alrededor, haciendo que soltase al caballero.

- ¡¿Quien carajos eres?! ¿¡No ves que estoy intentando acabar con esta escoria llamada nobles?! - Grité dando un salto hacia atrás, mientras el caballero tosía fuertemente intentando sacar todo la ceniza que había tragado y ganar aire otra vez.

La chica que me estaba observando antes me gritaba preguntándome que que estaba haciendo. ¿No era obvio? Era una pregunta un tanto estúpida.

-¡Estoy haciendo lo que esta gente no se atreve a hacer! ¡Echar y deshacerme de esta escoria que toman todo como si fuera suyo y solo traen desgracia! - Apreté los dientes señalando a la gente de al rededor - ¿Acaso no estoy en lo correcto? ¡Ustedes solo miran pero ninguno se atreve a liberar a esos esclavos! -

Señalé a los esclavos de la caravana, muchos parecía que no habían comido en semanas y otros parecía que habían recibido todo tipo de castigos físicos inimaginables. Los humanos eran seres vomitivos. No sabían hacer nada por sí mismos y esperaban que alguien más hiciera el trabajo. Mucha de la gente apartó la mirada, estaba en lo correcto.

- Los humanos son una raza monstruosa... - Me dolía todo el cuerpo, si recibía más daño iba acabar perdiendo el sentido -

Fue en ese momento, que la tierra comenzó a temblar y se escuchó un montón de pisadas. Algo se acercaba. Era una jodida estampida de pingüinos. Me hice a un lado y pasaron justo en medio. Me jodía, pero no podía evitar escapar. Iba a morir si ahora encima tenía que derrotar a una protectora de los nobles. Aproveché la estampida y me fui corriendo por la calle. Al menos, había logrado mandar un mensaje a esa gente. Algunos habían ido a ayudar a los esclavos y otros se habían puesto a cubrir mi huida mientras escapaba. Me había quedado con la cara de aquella chica. Algo me decía que nos íbamos a volver a encontrar.

-¡Joder, encima me ha mojado! - Me quejé mientras me intentaba secar y recuperar mi forma intangible
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Que festín (Christa - Blaise) [Evento de primavera]  Empty Re: Que festín (Christa - Blaise) [Evento de primavera] {Jue 1 Sep 2022 - 22:01}

Frunció aún más el ceño cuando escuchó hablar a la mujer.

—¿Y entonces quién se debe encargar de la escoria que eres tú? —le recriminó, dando un paso hacia delante. La mujer estaba herida, era imposible que continuara peleando—. ¡Has puesto en peligro a toda esta gente solo porque crees que debes “acabar” con los nobles! ¡¿Todavía piensas que estás en lo correcto?! ¡Eres una mujer peligrosa y egoísta que no piensa en las consecuencias! —continuó con su acusación. La princesa tampoco era mucho de pensar en las consecuencias, pero ahora no estaban hablando de ella—. Conozco esa mirada: no estás cambiando nada, solo estás satisfaciendo tu deseo de venganza.

Las palabras de Christa eran duras, pero guardaban una genuina preocupación por la gente. Los nobles no le importaban, sin embargo, si una mujer idiota hacía un ataque público a medio día, por supuesto que la ciudadanía correría peligro.

—¿Quieres salvar a unos en pos del sacrificio de otros? Al final los nobles no son los únicos que toman todo como si fuera de ellos y solo traen desgracia —sentenció, dando otro paso hacia el frente.

Al ver que la mujer estaba distraída discutiendo con Christa, el caballero se apresuró en desenfundar una de sus dagas ocultas con la intención de apuñalarla en un acto traicionero. La princesa, quien tenía una vista aguda y unos reflejos increíbles, sacó rápidamente una pistola de nueve milímetros de su capa mágica y presionó el gatillo. La daga voló por el aire.

—¿Qué clase de caballero ataca a traición? Acepta tu derrota y quédate de rodillas —le ordenó, dirigiéndole una mirada de desaprobación que sir Camembert no pudo soportar.

Fue en ese momento que comenzó a escucharse un ruido que cada vez se hacía más fuerte. Era como si un camión pasara a toda velocidad por la calle. De pronto, en el horizonte apareció una estampida de pingüinos karatekas enfurecidos que arrasaban con todo lo que tuvieran a su alrededor. Golpeaban a los ciudadanos que les impedían el paso con sus increíbles habilidades marciales. La princesa se hizo rápidamente a un lado. Los animales rara vez le atacaban, pero no quería poner a prueba la paciencia de un pingüino karateka enfadado. Era normal que estuvieran así, después de todo, los seres humanos los estaban cazando sin ninguna clase de miramiento.

Al final, la mujer consiguió escapar gracias a la intervención de los pingüinos karatekas. Era difícil que llegase lejos considerando sus heridas, pero Christa no tenía asuntos pendientes con ella ni quería hacerle daño. Había intervenido para evitar que la situación se volviera más peligrosa; lo último que quería era un enfrentamiento con legionarios fuertes y despiadados. Se podía decir que todo había salido bien: la mujer había escapado (aunque prefería que estuviera presa), sir Camembert no había muerto y el duque Mauro estaba a salvo.

El duque salió de su escondite y se dirigió hacia la princesa.

—Has hecho bien en ayudarnos, jovencita. Tú, tráeme algo para dar debidamente las gracias —le ordenó al caballero que estaba junto a Christa. El chico buscó entre las cajas de la caravana y armó un ramo de flores preciosas—. ¿No has encontrado nada mejor…? Espero que esto valga como muestra de respeto hacia ti.

¿Es consciente de que me está regalando unas flores venenosas?, se preguntó a sí misma mientras recibía el racimo con una sonrisa fingida. No quería pasar más tiempo con el noble, cada segundo que estaba con él aumentaba la posibilidad de que acabase siendo atrapada.

—Gracias por las flores, aunque me conformo con saber que nadie ha resultado gravemente herido —respondió sin sonar amistosa ni tajante—. Le deseo un buen día, duque. Hasta pronto.

Y así, Christa se escabulló entre los callejones para encontrarse con los Piratas de Duke.


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