Reforjando el alma [presente]

El día anterior fue bastante caótico, cuando se levantó ese día de la cama en la habitación alquilada que tenía a aquellos herreros no esperaba conocer a Yor y mucho menos acabar en sus brazos volando a un mundo ide... digo a su barco, donde Hikari se presentó de forma seca y breve a los demás tripulantes, escuchó sus nombres e hizo las presentaciones y conversaciones típicas de cuando entras nuevo a una empresa o a una clase de colegio, tras finalizar decidió instalarse en donde le dejaran dormir y ahí paso la noche. A la mañana siguiente despertó pronto, al no conocer a nadie no podía controlar la rutina de los demás, no sabía si ya estarían despiertos o eran de los que dormían hasta la saciedad, por lo que descartó la cocina aún que tenía hambre, quizás los ruidos al mover los enseres les despertaría o había algún encargado de la cocina y se molestaría si la muchacha se entrometía, a ella no le hacía especial gracia que la gente toqueteara sus herramientas en la forja...

Tras meditar en la cama un buen rato sin tener muchas opciones que hacer, decidió prepararse, asearse y salir a cubierta donde esperaba no hacer mucho ruido, ¿Por qué? Claramente sin nada que hacer ni forja que calentar, entrenaría, no hay que olvidar que está en un barco desconocido nuevamente, con piratas desconocidos nuevamente y que podrían querer jugársela, como no, nuevamente... Así que decidió recuperar viejas habilidades que le habían enseñado de cría pero que no usaba ya hace años.

Se posicionó en la proa del barco (Donde los del titanic) y agarró el mango de su espada, la cual permanecía en su cintura, dentro de su vaina. Recordó una vieja técnica que su padre le intentó enseñar y que nunca pudo explotar al ciento por ciento. Retiró su pie izquierdo hacia atrás, dobló las dos rodillas para conseguir una posición estable y desenvainó con fuerza y velocidad, haciendo un corte lateral de izquierda a derecha a la altura de su propia cintura, detuvo la hoja cuando esta hacía una linea paralela totalmente con sus hombros, a la derecha de ella misma y nada más... No pasó nada más...

Chistó con la lengua, se le notaba disgustada, no era lo que pretendía, pero después de tanto tiempo esperar que salga a la primera era totalmente imposible, ¿Como se le había ocurrido? -Otra vez...- Y así empezó su día, envainando el arma, desenvainando con fuerza y repitiendo una y otra vez, su posición era estable, fuerte, su esgrima limpia, se notaba que estaba acostumbrada a manipular hierro, armas y sobre todo espadas, pero aún así, la técnica no salía...

Jin se despertó, una vez más, en contra de su voluntad. La noche anterior había sido movida, con Yor y compañía insistiendo en celebrar la ida de la isla. Al final ocurrió lo de siempre, Yor y Jin aguantando unas cuantas rondas más que los demás, mitad por alcoholismo y mitad por el pique amigable que llevaban trayendo unos meses ya. El caso, que despertó al escuchar una serie de pasos considerablemente rítmicos en cubierta, y decidió que ya no tenía sentido seguir posponiendo la mañana.

Salió del camarote con cuidado de no despertar a Yor. Había aprendido a lo largo de los meses que su capitán tenía un sueño muy dificil y muy frágil. Le costaba conciliarlo, y le costaba mantenerlo. Aunque bueno, quién era el para hablar. Cogió sus espadas, se calzó el parche y subió a la cubierta, donde se encontró a la nueva practicando sus técnicas. Se había subido al barco ayer a la tarde, y había intercambiado con la tripulación un total de 3 palabras. No le culpo, pensó, este barco está lleno de locos. Pasó directamente a la cocina sin decir ni una palabra. No estaba dispuesto a interactuar con la nueva recién levantado. Apenas me apetece lidiar con el resto recién levantado, musitó. Se sirvió un café y cogió un poco de cecina. El desayuno de los campeones. Después de desayunar, se acercó a un cubo de agua convenientemente dispuesto en la cocina y se lavó la cara y echó el pelo hacia atrás. Ahora ya estaba preparado.

Salió a la cubierta y vió que la nueva - recordó que se había presentado como Hikari - estaba repitiendo una y otra vez el mismo movimiento. Se la notaba frustrada. Tenía una forma impecable, y se notaba que se tomaba el estudio de la esgrima con esmero. Se acercó a ella.

Buenos días - dijo de forma seca, intentando esbozar media sonrisa y fracasando terriblemente en el proceso - te noto frustrada. ¿Te importa si entrenamos juntos?

No esperó a una respuesta y desenvainó su katana. Cerró el ojo y flexionó sus piernas. Su estilo de combate se basa en el uso de las piernas prácticamente como resorte, combinado con movimientos ágiles y precisos de su torso, haciendo que sus oponentes apenas vean venir su espada. Decidió poner en práctica una técnica que estaba intentando incorporar a su repertorio. Consistía en el reciente descubrimiento de que el movimiento apuntar desenvainando la la espada le resultaba mucho más cómodo que redirigir el movimiento de la espada de un enemigo a otro. Por tanto, en teoría, si era capaz de desenvainar y envainar lo suficientemente rápido podría abarcar a mas enemigos en un solo ataque. Ya había intentado usala en combate, con un acierto bastante menor del que esperaba. Pero esto debería funcionar, estoy seguro. Mientras estaba absorto en sus pensamientos recordó que Hikari estaba a su lado también entrenando. Paró de moverse

- Veo que eres espadachina tú también. - Se dirigió directamente a ella - ¿Podría preguntar en qué estás trabajando? De espadachín a espadachín

"¿Como era? ¿¡Como era!?" Se preguntaba mentalmente, la muchacha recordaba la técnica pero no el proceso, la había visto mil veces, su padre la entrenaba bastante, era de sus favoritas, decía que así un espadachín podía ser fiero tanto en la corta como en la larga distancia, recordaba cada movimiento, cada pose, pero faltaba algo. Repetía y repetía hasta que de pronto, una voz la sacó de su ensimismamiento, la desconcentró de tal manera que esta tropezó y casi se va al agua pero consiguió recuperar la compostura y agarrarse. Estaba intentando recordar lo que le falta que de la concentración no había escuchado que alguien se acercaba, de igual manera, pensaba que aún estaban todos dormidos... -Bue.. Buenos días- Era si mal no recordaba Jin, le había visto beber junto con Yor, pero no sabía mucho pues no era de fiestas y casi cuando empezó ella se largó -No, no hay problema en entrenar juntos- Comentó con una sonrisa. Dio un salto y "aterrizo" al lado de Jin.

La muchacha pensaba que simplemente iban a cruzar espadas pero parecía que se interesaba en la técnica, quizás el le arrojaba la luz que faltaba en su oscuridad mental -Mi padre la llamaba Sasayaku kaze, que viene siendo "el viento que susurra" Es una técnica que a el le encantaba, consiste en lanzar un corte que corte el mismo viento y este se expanda... No se si me explico bien, mi padre no era bueno expresándose... ¿Una onda a distancia? ¿Un corte de largo alcance?- Intentaba buscar la palabra exacta pero no le salía, no sabía ni explicarla ni replicarla, hoy no estaba siendo su día... Un momento había dicho también y portaba una katana en mano... Interesante... -No se si lo comenté ayer, pero con gusto después podría hacer el mantenimiento a su espada, mi oficio es herrera- Podía hasta hacerle una espada de la nada, pero aún no había decidido si esta tripulación merecía un átomo de confianza, para ella aún eran simplemente su transporte... Pero si le ayudaba a entrenar, merecía que le devolviera el favor

Se apartó un poco del hombre -Mi padre hacía esta postura, desenvainaba rápido y un haz de energía salía disparado y cortaba los muñecos de paja con los que entrenábamos- Dicho eso, hizo la pose y desenvainó de forma rápida y elegante, haciendo que sus mechones de pelo bailaran con el movimiento y el viento -Pero solo recuerdo la postura, me falla algo que no consigo recordar y por lo visto era lo más importante...- Alzó la espada apuntando al cielo -¿La energía? ¿La decisión? ¿Una meta?- Podría deberse a un bloqueo mental pero ahora no entendía la cuestión que la bloqueaba...

Escuché atentamente la explicación de su técnica.

- He de decir que no había visto nunca esa técnica, aunque sí cosas parecidas - Admití. - Pero no te preocupes, entiendo lo que quieres decir. Y agradecería mucho que le echaras un vistazo a mi espada, hace mucho que no la llevo al médico.

Observé atentamente la descripción de su técnica, Sasayaku Kaze. Aparentemente consistía en canalizar energía desde la punta de la espada de tal manera que se soltara toda a la vez al hacer el corte. Era, de hecho, parecida a mi técnica, solo que la energía la soltaba de golpe de manera ofensiva, en vez de utilizarla para aumentar su propia velocidad. No podía ser extremadamente complicado de intentar. Le pedí que me repitiera un par de veces las poses específicas y realicé la secuencia de pasos lentamente, intentando interiorizar cual era la intención detrás de cada uno de los movimientos.

Hacía mucho tiempo que había adquirido esta costumbre. Cuando comenzó a aprender el manejo de la espada con Crook, siempre había sido muy insistente en ser consciente de para qué servia cada movimiento, de cuál era su intención. Lo importante no era hacer el movimiento y ya está, lo importante era tener la intención adecuada. Si, por ejemplo, estás haciendo una finta cuyo fin es engañar al objetivo para apuñalarlo despues, en tu mente debía estar ya apuñalado. Todas las células de tu cuerpo tenían que moverse por y para que tu espada atravesase el objetivo, ni más ni menos. Cerré completamente todas mis corrientes de pensamiento y me centré solo en mi técnica. Hasta ahora sólo había tenido ocasión de improvisarla , y no todos los golpes entraban. Necesitaba cambiar eso. Me concentré en la manera en la que la espada entraba y salía de la vaina. La manera en la que utilizaba la inercia del golpe con el enemigo para devolver la espada hacia detrás. Comprendí al final un flujo óptimo de la espada. Solté un soplido y la ejecuté. Todos los muñecos fueron golpeados en un abrir y cerrar de ojos.

Estaba contento, pero claro está que esto tendría que aplicarlo más veces. Igual podía liar a Yor para que entrenase conmigo un par de veces. Me di cuenta entonces que estaba Hikari ahí. Esta mañana no estaba consiguiendo mantener la atención. Le transmití lo mejor que pude la corriente de pensamiento que acababa de tener.

- Perdona, no pretendía darte una clase. - me detuve a mí mismo, llevaba 15 minutos hablando seguidos - Estoy seguro de que la mayoría de estas cosas ya las sabes. Sin embargo, prueba a ser más firme en tus ataques. No puede haber lugar a duda de que tu ataque va a acertar, si no simplemente fallarás. Yo lo acabo de comprobar ahora mismo.

Esperé un par de segundos

- Si te parece bien, puedes practicarlo conmigo. No te cortes, no te lo voy a poner fácil. - Sonreí un momento - Y te lo advierto, soy dificil de golpear.

Apunté a Hikari con mi katana

- Empiezas tú.

Entablar conversación con Jin parecía fácil para la muchacha, daba la sensación que estaba en las nubes pero ni por asomo, estaba atento a todo, hizo una demostración de la técnica y hasta le dio consejos, parecía una buena persona y por suerte o por desgracia, retó a Hikari... Suerte para ella pues le encantaban los duelos, desgracia si alguno de los dos acababa herido o muerto pero eso solo podrían saberlo si empezaban, por lo que ni corta ni perezosa, la muchacha aceptó, inclinó su cabeza cual saludo y agregó -Me parece una buena idea, me gustaría entrenar contigo...- La forma de lucha que tenía la herrera era elegante y rápida, pero tenía tres formas de pelear y ahora Jin podría permitirle des-oxidarse pues hace tiempo que no empuña su arma, la última vez fue antes de llegar a la isla donde Yor la rescató, pero fue para matar a todos esos piratas y posteriormente bueno... Comérselos... ¿Qué? estaba a la deriva, no iba a morir de inanición...

Hikari se alejó de Jin, volvió a saludar y estando de pie, sin posicionarse ni nada por el estilo dejó su mano derecha sobre el mango de su arma -Cerilla... Si alguno de los dos quiere detener el entrenamiento, la palabra clave será cerilla- Sí, quizás dijo entreno, pero quizás y solo quizás, Hikari estas cosas se las toma en serio... Rápidamente separó sus pies y doblo rodillas para obtener una posición firme y fuerte, desenvainó la hoja e intentó lanzarle un haz de energía a Jin. Siguiendo el consejo que su contrincante le había dado, se imaginó partiendo su cintura en dos, pero claramente ese haz de energía no salió aún que la muchacha notó un cambio, quizás era buena idea entrenar...
Sin dar tregua, salió disparada, por que no podía decirse que "corría" su intención fue directa y lanzó agarrando con una mano la espada, un corte descendente directo a la clavícula del hombre y de igual manera se imaginó partiendo al muchacho en dos...

Claramente no quería matarlo, pero desde pequeña fue criada para tomarse las cosas en serio, estudios, la forja, el combate... Aún siendo un entreno, las armas eran reales y si no te lo tomabas en serio, al final alguno saldría herido tontamente. Por otro lado era una buena forma de enseñar a esta tripulación que no es una joven desvalida y que intentar hacerle algo, acarrearía consecuencias nefastas...

La muchacha hizo un saludo marcial y se alejó un poco antes de colocarse en posición. Claro, que ninguno de los dos vamos a decir cerilla, pensé divertido. Iba a ser un combate interesante. Decidí no utilizar el haki en este combate, tampoco quería pasarme con ella. Respondí a su saludo y, sin perder más tiempo, se lanzó hacia mí. Intentó hacer la técnica que estaba practicando, sin demasiado éxito. Sin embargo, había un cambio en su mirada respecto a cuando estaba sola. No remoloneó en el fracaso y se tiró hacia mí.

Me lanzó un corte directo a la clavícula, que por los pelos no detengo con mis espadas. Estaba mucho más determinada de lo que esperaba. Igual solo necesitaba un oponente para poder practicar en serio..., pensé. Desvié su espada con una mano, mientras con la otra le lancé un corte al costado. No le dio por los pelos, pero dejó un hueco suficiente en la defensa para que le pudiera propinar una patada que le desequilibrase. Puse distancia con ella y esperé a que se recompusiera.

- Lo vas a tener que intentar con más ganas - le provoqué - Me toca a mí.

Envainé la espada y me lancé hacia ella. Era justo que si ella iba a practicar sus técnicas, yo hiciera lo propio con las mías. Era, de hecho, más dificil, porque tenía que apuntar adrede para no hacerle heridas mortales. Me concentré en las katanas. Tenía que hacer el movmiento preciso para que entrase y saliera de manera limpia, para que no se trabasen y fuera directamente nulo. Entraron y salieron con precisión de las fundas. Sonreí. Era más o menos todo lo que neceistaba. Ejecuté un baile preciso, rodeando a Hikari de ataques a tal velocidad que apenas parecían distintos ataques. Era más una sola unidad de corte formado por varias agujitas. Ninguno de ellos golpeó, tal y como tenía planeado.

Me volví a echar hacia atrás

- Si hubiera querido, estarías muerta ya. - envainé una de las espadas - Tu turno.

Me quedé en posición defensiva, esperando a que respondiera.

Una pequeña y breve sonrisa se dibujó en la cara de la muchacha tras el bloqueo de su ataque y recibir la patada, le gustó ver que ese hombre no era un simple bocazas, sabía moverse en combate, aún no sabía si su experiencia era digna de entretenerla pero estaba a punto de descubrirlo. Hacía tiempo que no entrenaba de igual forma con otro o que se viese superada, los fanfarrones que decían ser piratas eran simples manchas de sangre en su hoja, este hombre parecía diferente. Curiosamente eso la ponía en desventaja pues quizás de esta tripulación no podría defenderse, pero suerte que tenía más de un "as" bajo la manga...
A continuación, los movimientos de su contrincante la dejaron sorprendida. Sus ojos no pudieron ver más que un destello del sol reflejado en la hoja, sus orbes no eran tan rápidos como para ver dichos ataques, pero entre los destellos y el sonido que llegó a sus oídos, pudo entender que la diferencia de habilidades era notable. El silbido del hierro le endulzó el sentido del oído, como herrera disfrutó que alguien pudiera manegar de esa forma unas espadas... ¡Dios mío! ¡¡Le estaba entrando la inspiración!! En cuanto acabase el combate se apuntaría lo que acababa de llegar a su mente, lastima que en el barco no hubiera una forja...

Hikari sonrió ante el comentario... -Si fuese en serio, ese ataque no me habría ni arañado- Y en parte, no era broma, pero ese secreto se lo guardaría. Sin envainar el arma, la alzó hasta apuntar al cielo, dejó la punta lentamente caer a su espalda y desde esa posición realizó nuevamente la técnica. Pensó en realizarla como su padre, desenvainando con fuerza, pero no era la única forma de usarla ¿No?. Cuando su hoja cortó el viento no provocó lo que ella esperaba pero si se pudo notar un cambio de aire, la energía que embotó en la espada estaba cambiando, pero Hikari no es una niña lenta. Una vez su espada hizo el recorrido, aprovechó que su posición era parecida a la de un corredor y se tiró contra Jin con un ataque, esta vez ascendente de izquierda a derecha apuntando a su pecho. No iba a esperar que su técnica funcionase, pero si la podía aprovechar como una brecha que no existía... ¿Se habría relajado Jin al pensar que se detendría tras fallar nuevamente su técnica?

La muchacha se lo estaba pasando bien, entrenaba, un oponente decente, se inspiró, solo tenía que concentrar en no mostrar todas sus cartas antes de que las necesitara...

Definitivamente la muchacha sabía moverse. Intentó lanzar la técnica y esta vez casi lo consiguió. En un par o tres de intentos más lo conseguirá estoy seguro, pensé. Me estaba emocionando, pocas cosas me gustaban más que ver a la gente utilizar a sus oponentes para mejorar. Si ya eras el mejor, pues que gracia tiene. Lo divertido es justo encontrarte con un muro que pasar. Me tendré que asegurar de ser un muro lo suficientemente alto. Hikari arremetió con una sorprendente velocidad, con un contundente corte que pude desviar por los pelos mediante una patada giratoria a la mano que caía hacia mí. Esto siempre resultaba un movimiento interesante, mis oponentes nunca esperan que en un duelo de espadas introdujera también las piernas. Por eso siempre solía ser bastante efectivo.

- Nada mal, nada mal - animé a Hikari -  Estoy empezando a notar la energía saliendo de la espada.

Sin previo aviso me lancé con un corte desde arriba, buscando analizar cómo reaccionaba a los golpes rápidos. Seguro que tenía algún hueco en su defensa, había conocido aún a nadie que tuviera una defensa totalmente sólida, y desde luego Hikari no iba a ser la primera. Lancé otro par más de ataques desde arriba, y rápidamente pude localizar un deje en el costado opuesto que le hacia estar bastante desprotegida por allí. Vasculé mi peso hacia mi otra pierna para poder dirigir toda la intención de mi cuerpo hacia esa patada. La intención era que fuera una patada desestabilizante. Le dio de lleno.

- Deberías tener más cuidado con desprotegerte los lados - me alejé un poco para poder hablar - Si yo hubiera sido un enemigo de verdad, estarías muerta ya. Otra vez.

Me lo estaba pasando considerablemente mejor de lo que esperaba. Desde que dejé de vivir con Crook no había podido activamente practicar esgrima. Evidentemente, había estado luchando contra gente. Pero echaba de menos el luchar por luchar con otra persona. Para simplemente poder mejorar ambos dos. Aunque, efectivamente, sentía que se estaba convirtiendo más en una clase que en una pachanga esgrimil. Decidí que ese acercamiento no me gustaba del todo. Cambié la guardia para que ahora mi oído funcional fuera el que estaba apuntando hacia Hikari. Me había acostumbrado a utilizar el oido sordo como oido dominante mientras peleaba. Esto era en parte porque mi oido sordo era el derecho, y claro, yo era diestro, asi que simplemente me acostumbré a fiarme más de mis ojos en relacion a mi oponente. Además de que me permitía relegar mi oido a estar más atento a mis alrededores, me daba una sutil ventaja al incorporar la información auditiva al combate en sí. Lo unico malo es que bueno, tenía que reflejar todos mis movimientos. Y perdía la información del exterior por completo.

Me puse en guardia esperando a que Hikari respondiera.

Nuevamente cayó ante la habilidad de Jin, aún recordando que había alagado el esmero de la técnica la cual empezaba a coger forma, es verdad que notó esa energía, pero no pudo controlarla para liberarla como es debido, este hombre no solo luchaba como un buen espadachín, parecía tener también nociones del cuerpo a cuerpo que no dejan indiferente a nadie, lo que, descubrir por segunda vez una brecha en el estilo "ancestral" de Hikari, hizo que la vena de su cuello se inflara un poco [Debilidad Cólera]. Se recompuso tras el ataque de Jin y con otra mirada agarró la espada con sus dos manos. Cuando hacía eso es que estaba combatiendo en serio, así podía usar la movilidad de las dos muñecas para mover la espada a su antojo y la fuerza de los dos brazos...

Se llevo la espada a la espalda por el lado izquierdo de su cuerpo, mostrando la hoja por el lado contrario pero claramente por detrás de su cuerpo y para que no se diga que no es insistente, imbuyó el arma en su energía para lanzar un corte al aire y proyectar dicha energía hacia Jin. Esta vez, quizás por el enfado, quizás por agarrar el mango con sus dos manos y ejercer más energía, ese haz blanquecino salió disparado, el cual podría haber cortado un par de cañas de bambú, pero a los pocos centímetros de separarse del cuerpo de Hikari, este haz se "resquebrajó" por así decirlo y se partió dividiéndose en pequeños trozos de energía que salieron por todos lados como una metralla, aún que no pudieron causar daños pues en otros pocos centímetros más, se disiparon...

Para no perder tiempo, se lanzó directamente para lanzar una estocada a la pierna izquierda de Jin, poco le importaba ya el entreno, estaba algo enfadada y había perdido los nervios. En la cabeza de la muchacha resonaba la, que para ella en ese momento era una burla de "Ya estarías muerta dos veces" ¡Y el habría sido digerido cinco! Por que no quería mostrar sus cartas a desconocidos, pero tendría que jugar con ella con la piel de piedra... ¡Uyyyyy! Qué rápido se enfada la muchacha, como siga así, Jin se llevará un bocado y no de esos juguetones que pueden gustar, quizás se queda sin esas piernas que tanto le gustan...
La intención de la herrera no era ni mucho menos hacerle daño, seguramente si le hiriera, rápidamente volvería a sus cabales y pediría disculpas, pero cuando le brota la vena, arde más fuerte que su fragua