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La joya del caribe [Privado] Empty La joya del caribe [Privado] {Dom 5 Nov 2023 - 17:26}

Un bonito sombrero vueltiao, un escandaloso collar de flores y una colorida camisa desabotonada hasta el pecho. Iba con todo lo necesario para no parecer un turista, pero su cabello blanco le delataba. Eso, y que no paraba en cada bar a bailar cumbia. Sobraban ganas, faltaba talento. Prometeo era un pésimo bailarín, parecía un delfín electrocutado cuando bailaba. Por lo mismo, era difícil ocultar su nacionalidad. No es que fuese una cuestión de vida o muerte, pero los turistas eran blancos fáciles para los carteristas, motochorros e incluso los monos.

A pesar de las playas afrodisiacas, la música caribeña en el aire y la permanente fiesta, Prometeo no estaba en Sibonia de vacaciones. Había sido notificado de una situación preocupante en las faenas mineras de la isla y quería comprobarlo con sus propios ojos. Era difícil mantenerse enfocado en el propósito de su viaje con el carnaval en el ambiente día y noche. Si la gente era tan alegre y despreocupada debía tener una buena vida, ¿no? Por ello, era imposible evitar dudar de la confianza de su fuente.

En medio de las calles empedradas de la ciudad, Prometeo identificó el punto de reunión. Se trataba de una taberna conocida como “Paisana”, un encantador edificio de tres plantas todo de madera. Desde fuera podía escucharse el sabor de la trompeta y los moviditos golpes a los bongós y las congas de la cumbia. Incluso sin quererlo el pie de Prometeo se movía solo al ritmo de la música. El olor que desprendía tampoco se quedaba atrás: una exquisita mezcla de carnes y vegetales asados. Sin pensarlo más, Prometeo caminó con paso decidido a la Paisana.

Dentro se encontró con una llamativa fiesta en donde todos bailaban y bebían. Nada más entrar, fue recibido por una mujer vestida solo con sujetador y una falda de hojas y flores. Prometeo, cohibido y preso de la vergüenza, hizo un gesto torpe con las manos y alejó a la mujer sin tocarla. Se dirigió a la zona donde estaban las mesas y tomó asiento donde un revolucionario se sentaría: en la esquina más apartada, la espalda mirando a la pared y los ojos puestos en el vacío.

Se acomodó el sombrero con gesto misterioso y llamó a la mesera. Había una gran variedad de bebidas, muchas de ellas con alcohol. Jugos de frutas exóticas y jugos de frutas exóticas con aguardiente. Curiosamente, todas las bebidas tenían una variación acompañada por aguardiente o ron. Excepto uno. Era el más vistoso, acabado en el último puesto por una extraña razón; tal vez porque era el único. Jugo de guayaba con perico. No era jugo de guayaba con aguardiente ni jugo de guayaba con ron. Era con perico. Fue razón suficiente para descartar el resto de las opciones y pedir uno de esos sin saber siquiera lo que era el perico.

Mientras esperaba su pedido, un hombre con sombrero tomó asiento frente a él. Moreno, cuarenta y tantos, cara cortada, mal rollo. Dos mastodontes se quedaron de pie justo detrás del hombre con sombrero. Prometeo intercambió miradas con él durante un momento. Los segundos parecieron horas, pero incluso cuando pasaron los minutos ninguno dijo nada. Quizás el tipo intentaba intimidarle, pero Prometeo estaba preguntándose qué estaba pasando. ¿Había hecho algo malo? ¿O esa era la forma de coquetear en Sibonia? Había escuchado que esa gente tenía costumbres particulares, pero coquetear solo con la mirada era una herramienta poco eficiente, ¿no?

-Soy viudo y no me gustan los hombres -dijo Prometeo con el semblante serio, rompiendo el silencio.

-¿Qué? -respondió el tipo del sombrero.

-¿No me estás coqueteando? -preguntó el revolucionario confundido.

-¿Qué mierda…?

-¡Oh, eres el contacto! Sí, tú te contactaste conmigo…

-No, gonorrea hijueputa, yo secuestré a tu chica. Si la quieres de vuelta, vas a tener que pagar -le interrumpió el hombre del sombrero, apoyándose en la mesa.

Prometeo no era tonto, solo tenía mal juicio.


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La joya del caribe [Privado] Empty Re: La joya del caribe [Privado] {Jue 9 Nov 2023 - 23:14}


¡Esto era injusto! ¡Totalmente injusto! ¿Cómo me habían traído a una isla tan interesante solo para trabajar? Este sitio tenía todo lo que había pedido desde que tengo uso de razón, que debía ser por lo menos hace cinco minutos cuando me había despertado de la siesta. Había música por todos lados, los colores vibraban, la gente hablaba y cantaba a voces… ¡Pero no! Yo tenía que estar en este bar usando toda mi concentración para tomarme en serio la situación. ¿Cómo podía hacerlo cuando los azulejos de la pared no paraban de provocarme con que me tirara a la pista de baile. ¿Qué pista de baile dices? Pues con las ganas y la habilidad suficiente, cualquier superficie lo es. Además, había tenido que pasar el tiempo con un hombre con una cicatriz muy fea en la cara. La marca tenía la misma educación que el tío que la portaba, ambos se dedicaban a insultar y escupir al suelo cada vez que podían. No entendían por qué habían mandado a un legionario para ayudar en este trabajo de la organización criminal de Sibonia. Yo tampoco lo entendía, ni eso ni por qué esta isla tenía nombre de sorbete. ¡Y no me iba quejando tanto!

Al parecer el hombre, cuyo nombre se había perdido entre las manchas del suelo hacía un tiempo, me despertó porque el revolucionario con el que habían contactado había entrado. Levanté la mirada y observé al hombre que me señalaron. Llevé la mano al zumo de naranja que me habían dado antes y sorbí de la pajita mientras miraba a aquel sujeto con curiosidad. Tenía un semblante muy raro. Como de que lo que ocurría alrededor no era asunto suyo. Era la confianza de un idiota o de alguien que no es un idiota. Osea, perdón, sigo medio dormido, quería decir de alguien que es interesante. Los hombres de la mafia se levantaron y fueron hacia él, yo me quedé aquí para observar mejor la situación. Desde luego no iba a ayudar a la pelea.

Podía escuchar lo que decían desde aquí y tuve que llevarme una mano a la boca para no reírme por las contestaciones del albino, era un chico muy divertido. Aunque pensar eso me puso también un poco triste, eramos de dos grupos totalmente opuestos así que no podríamos ser amigos. Sin embargo, quizá por hoy podría pasarmelo bien. Tampoco es como si tuviera muy clara cuál era mi misión. ¿Asegurarme de que el trato entre esta gente y el revolucionario se llevase a cabo? ¿Capturar al revolucionario? ¿Terminarme este zumo de naranja? Al menos, si era la última estaba a punto de cumplir la misión con honores. Di un pequeño salto en el sitio del susto cuando Cararrajada contestó de aquella manera, en fin, estaba dentro de lo previsto. No era alguien con mucha paciencia y mucho menos con el don de la palabra.

¿Ahora, qué harás peliblanco desconocido? Con suerte al observarte sabré más de ti y quizá tenga alguna oportunidad.
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La joya del caribe [Privado] Empty Re: La joya del caribe [Privado] {Miér 29 Nov 2023 - 1:17}

La expresión de confusión por el incómodo intercambio de miradas pronto se convirtió en desaprobación y enfado. Prometeo frunció el ceño, entrelazó los dedos de las manos y se inclinó hacia la mesa. Era bastante más alto que el secuestrador y la sombra del revolucionario parecía devorar a su presa.

-¿Por qué lo has hecho? -preguntó Prometeo, evaluando las motivaciones del hombre para entonces tomar una decisión.

Uno de los mastodontes soltó una risita burlesca, pero los ojos de Prometeo solo estaban puestos en el hombre sentado al frente.

-Es así como ganamos dinero, paisa. No es nada personal, pero si tu gente se regala así, ¿qué le vamos a hacer? -respondió el hombre, mirando sus uñas y masticando chicle-. ¿La quieres de vuelta? Puede que unos 25 millones sean suficientes.

Por un momento pensó en darles el dinero que pedían a cambio de la informante, pero los revolucionarios no negociaban con secuestradores. Tampoco tenía esa cantidad. Quedaban unas pocas opciones y ninguna de ellas era alentadora. Podía entrar en combate cuerpo a cuerpo contra los hombres del cara cortada, con un poco de suerte los derrotaría y conseguiría la ubicación de la chica. Esa idea era más el sueño de un adolescente enfadado golpeando a todo el mundo, así que consideró la opción de ignorar el MANUAL y hacer una contraoferta. Sin embargo, no iba a traicionar las enseñanzas del Comandante y ensuciar el espíritu de la Revolución, así que solo podía hacer una cosa.

-No tengo ese dinero -confesó Prometeo, estoico.

-Ese no es mi problema: yo quiero el dinero, tú me lo traes. Por cada día de atraso le cortaremos un dedo a la chica -advirtió el criminal, haciendo el gesto de cortarse un dedo-. Si pasan más de tres, le cortaremos una mano. Si pasan más de cinco, los pies.

-Dije que no tengo ese dinero, pero sí algo más valioso. -Las palabras de Prometeo llamaron la atención del hombre-. Te daré mi libertad a cambio de la chica, déjala ir y tómame prisionero. Soy un teniente del Ejército Revolucionario, soy más valioso que una informante y el Gobierno Mundial ofrece 65 millones por mi captura. ¿No te parece una buena oferta?

-¿Me estás diciendo que te vas a entregar por una cualquiera que ni siquiera conoces? -preguntó el jefe de los secuestradores, sorprendido-. No sé si eres tonto, si tienes un plan maestro, si eres optimista… Lo que sí sé es que no hay marcha atrás. Yo cumplo mi palabra y tú cumples la tuya: tu libertad a cambio de la chica. Si intentas huir, te dispararé y venderé tu cadáver.

Prometeo se limitó a asentir con la cabeza y se levantó de la silla sin ganas ya de probar el jugo de guayaba con perico. El cara cortada lo había arruinado todo. Soltó un profundo suspiro en un intento de dejar fluir sus emociones negativas y solo entonces se fijó que el criminal no estaba escoltado por dos mastodontes, sino por dos mastodontes y un jovencito bastante pequeño de aspecto escuálido.

-¿También te secuestró este hombre? -le preguntó al chico.


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La joya del caribe [Privado] Empty Re: La joya del caribe [Privado] {Mar 13 Feb 2024 - 0:20}

Si no hubiera tenido la cabeza pegada al cuello, seguramente se me habría caído de la impresión. Este hombre era de lo más entretenido, un teniente del Ejército Revolucionario. Cualquiera con dos ojos que se portaran como es debido podía ver que era muy fuerte, su lenguaje corporal demostraba una falta total de interés por los rufianes de poca monta que lo amenazaban. Sin embargo, el loco estaba por entregarse sin oponer resistencia. A no ser que mintiera, la verdad es que no podía distinguir nada con su tono o su cara. Las expresiones del teniente me dejaban la mente en blanco, ¡tanto como su pelo! En algún momento me hice notar de más porque me dirigió la palabra, haciendo que saliera de mi ensimismamiento. Le sonreí por educación hasta que escuché lo que tenía que decirme, cosa que hizo que frunciera el ceño al instante.

-Disculpa, señorito revolucionario, pero yo soy perfectamente capaz de secuestrarme totalmente solo, no necesito que ningún hombre con una cicatriz en la cara lo haga por mí. Bueno, quizá si fuera media cicatriz, la cosa cambiaría un poco.

Dije con un tono de indignación bastante creíble. Los hombres de la mafia simplemente me miraron como llevaban haciendo desde que nos encontramos por primera vez: Con un claro disgusto y confusión. Que hicieran lo que quisieran, pero que luego no se me quejen si no les invito a mi fiesta de cumpleaños. Dejé de prestarles atención, de hecho, prácticamente ni me enteré de que habían empezado a hablar entre ellos para que nos fuéramos de aquel bar. No sé, algo de que aquí había demasiada gente y el ambiente era muy inestable por el carnaval. Luego prestaría más atención, ahora lo que me interesaba era hablar con el hombre de pelo blanco tan raro que tenía delante de mí.

Di un par de vueltas a su alrededor para mirarlo por todos lados, algo raro debía tener. Finalmente, me paré delante de él, con los brazos cruzados y una clara expresión de confusión.

-No parece que tengas algún tipo de herida en la cabeza, tampoco que seas tres mapaches en una gabardina. ¿Por qué demonios no les das una paliza y te llevas todo lo que quieres?- Desvié la mirada entonces a los mafiosos, parecían organizarse con la misma habilidad que un panal sin reina. Eso hizo que no pudiera contener una pequeña risilla-. Está claro que esta gente es muy poco buena en su trabajo.
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La joya del caribe [Privado] Empty Re: La joya del caribe [Privado] {Dom 10 Mar 2024 - 1:20}

Sonrió ante la respuesta del chico, sorprendiéndole.

-Ya veo, al parecer te he subestimado -reconoció el revolucionario y agachó la cabeza en señal de perdón-. Soy Prometeo, aunque puede que me conozcas si has visto algunos carteles de Se busca. Confírmame algo, por favor. Esta gente no es tan mala como aparenta ser, ¿verdad?

El muchacho comenzó a dar vueltas alrededor de Prometeo como si le estuviera analizando y luego se detuvo en frente, soltando unas palabras graciosas, aunque sensatas. Era curioso que se excluyera de sus compañeros, tal vez porque no fueran verdaderos compañeros, lo que le hacía preguntarse cuál era el rol que cumplía dentro del grupo de secuestradores. No era una víctima ni parecía sentir ningún tipo de apego por los criminales, así que ¿quién era realmente ese chico? Solo sabía que era precipitado como la mayoría de los adolescentes.

-La verdadera fuerza radica en la capacidad de transformar la adversidad en oportunidad, de resolver conflictos con sabiduría y compasión en lugar de violencia -respondió Prometeo como el anciano filosófico que le gustaba ser-. Desde tu perspectiva, soy lo suficientemente fuerte para ellos como para no estar en peligro real, entonces ¿para qué darles una paliza?

Uno de los matones regresó con cara de pocos amigos, como si hubiera sido regañado recién. Al parecer el cara cortada era de los jefes gritones y mandones, o puede que solo esa fuera la impresión que quería dar.

-Deja de hablar y ponte a caminar mejor -le dijo a Prometeo.

El revolucionario obedeció y caminó detrás del jefe y escoltado por los dos matones para que no pudiera escapar, como si estuviera encerrado por los tres hombres. Mientras el cielo estuviera encima nunca nadie le arrebataría su libertad. Los criminales hablaban de fiestas y drogas, de chicas bonitas y fútbol. Prometeo tenía la sensación de que eran hombres obligados a ser delincuentes, pero en el fondo anhelaban una vida diferente. Necesitaba saber más sobre ellos y tal vez estuvieran relacionado con la situación de las faenas mineras, así que en mitad de la caminata al vehículo preguntó:

-¿Saben algo de lo que pasó la semana pasada en las minas?

Notó que los matones intercambiaron miradas nerviosas; sí que sabían cositas.

-Murió mucha gente, ¿qué más quieres saber? -respondió el cara cortada, molesto-. La gente del pueblo lleva años exigiendo condiciones de trabajo seguras, pero los malditos empresarios solo quieren plata. No hay condiciones seguras, solo más horas de minar como un esclavo.

Prometeo notaba rabia en la voz del criminal, aunque también podía entrever pinceladas de tristeza y dolor. ¿Había perdido a alguien importante en el accidente? Así como él debía haber más personas sufriendo la pérdida de un ser querido, y solo había un responsable. Llegaría hasta ese hombre y lo haría pagar por las negligencias cometidas, lo llevaría incluso a la corte del Ojo de ser necesario.

-¿Y tú sabes algo? -le preguntó el revolucionario al muchacho.


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La joya del caribe [Privado] Empty Re: La joya del caribe [Privado] {Vie 29 Mar 2024 - 12:42}

Sonreí feliz al escuchar el nombre del hombre de pelo blanco. Ahora que lo mencionaba, sí que me sonaba bastante. Creo que me habían hecho leer un informe sobre él o alguna tontería así antes de mandarme a esta isla. No había prestado mucha atención, las letras del informe no dejaban de moverse de un lado para otro, creo que por la boda de las letras X e Y.

-¡Mi nombre es Samael Nizar! Y la verdad es que depende del tipo de malo al que te refieras. ¿Al póker? Sí, son malísimos, les gané muchas partidas hoy, si vieras mi bolsillo verías que está lleno de chocolatinas que he ganado apostando. Si hablas de si serían capaces de desollar a un bebé, lo dudo mucho. Por lo que he podido ver en sus caras, no saben muy bien lo que están haciendo.

Solté una risita, era muy divertido ver a la gente fingir saber hacer lo que hacen. Volví a dirigir mi atención a Prometeo, no pudiendo evitar pensar en lo que dijo. Ugh… Con lo que odiaba pensar.

-Veo tu punto, pero creo que por ejemplo levantar un edificio también es fuerza, sin entrar en movidas filosóficas. Pero sí, desde luego ellos no te suponen un peligro, has tenido un pensamiento muy curioso. Me caes bien.

Era una pena que estuviera en una organización de los malos y yo en la de los buenos. Creo que había algo más de contexto sociopolítico de por medio, pero no me interesaba demasiado. Agudicé los oídos cuando empezaron a hablar del accidente de la mina. Durante el día había escuchado a un montón de gente hablar a escondidas de lo que podía o no podía haber ocurrido, gente triste por haber perdido a algún familiar. Lo típico que acontece a este tipo de accidentes en minas. No entendía muy bien por qué Prometeo se preocupaba por aquello, esa gente había muerto bien muerto y ya no se podía hacer nada al respecto. Quizá lo mejor sería prepararse una coreografía chula para honrarlos en su funeral, eso me gustaría que hicieran conmigo. Aunque cada vez que expresaba eso en voz alta, se me quejaban. Volví a mirarlo cuando me habló, debe ser el rehén que más habla de la historia.

-Mmm… Tengo mis teorías, Teo. Aunque estoy bastante seguro de que alguien lo ha provocado.- Los matones se giraron a verme, intrigados.- Podríais haberme preguntado, sabéis que soy un soldado, tampoco soy tan estúpido. Incoherente, como mucho.

Odiaba cuando hacían eso. Que me comportase de esta manera no significaba que tuviera ningún retraso cognitivo.

-Simplemente me parece raro que con toda la gente que está viniendo a esta isla últimamente, una mina que lleva años en perfecto funcionamiento decida colapsar de golpe. Es verdad que podría ser casualidad, pero cuando pasé por enfrente del lugar del accidente, las rocas parecían muy enfadadas por la situación.
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