[Privado][Minato Uzumaki, Drake y Alex Drachen] De visita en la Capital del Agua.

A lo lejos se logra ver una pequeña embarcación, un hombre rubio y de ojos azules con una gran sonrisa en su rostro y con los brazos cruzados estaba de pie, viendo como es que se asomaba a lo lejos una isla grande. Water 7, la isla capital del agua y famosa por sus carpinteros, si bien no era una isla para nada aburrida. Minato solo quería estar tranquilo, después de todo su viaje no había sido tan así, ya que se tuvo que enfrentar a una que otra tormenta para llegar aquí y su embarcación ya estaba a punto de ser destruida. No soportaría un viaje más y eso el peli rubio lo sabía, así que seguramente esta isla le venía de perlas. Con el viento a su favor no se iba a demorar casi nada en llegar a la isla, así que se quedo de pie mientras el viento jugaba con su cabellera rubia.

Al llegar, empezó a andar tranquilamente por la calle principal de la isla más grande del Grand Line, pero un hombre montado en lo que parecía ser una especie de caballo de mar evolucionado lo detuvo, era un viejo, algo canoso y una cara muy amable, le dijo que se tenía que ir ya que los extranjeros debían embarcar por otro lado de la isla. Minato asintió con la cabeza y dio marcha atrás para darle la vuelta a la isla y quedarse en un lugar apartado, anclo su barco y lo amarro a una roca ya que no quería perder su barco por nada del mundo. Acto seguido, toco tierra y empezó a caminar, por suerte solo había un camino y no era difícil seguirlo. Logro divisar a los lejos lo que parecía a simple vista una especie de tienda. Entro sin vacilaciones para acto seguido un hombre de unos treinta, cabello castaño y ojos de color cafés interrumpió su avance.

- Hola extranjero. ¿Quieres un Yagara Bull? Son vitales para avanzar por la isla, arrendarlos cuesta 2000 berries y comprarlo tan solo 4000.

Dijo con un tono amable y carismático, Minato se miro los bolsillos y logro notar que solo tenía lo justo para arrendar uno de ellos, así que el señor lo guió a donde estaban esos animales y logro notar que eran la misma especie de caballo de mar evolucionado que vio antes. Eligio uno que lo miraba con una vista de entusiasmo y que quería salir lo antes posible antes, le pago al señor y acto seguido lo monto, no dijo nada ya que el dinero bastaba para decirle que lo iba a arrendar. El Yagara Bull salió y la inmensa ciudad de Water 7, se abrió ante los ojos del peli rubio. Así que siguió su camino, sin mucho que hacer, se iba a tomar su tiempo en llegar a los astilleros que lo que alcanzaba escuchar estaban en la parte más alta de la ciudad. Así que se acostó en el pequeño barco de madera y vio el cielo mientras dejaba al Yagara Bull hacer lo que quisiera, no le interesaba a donde lo llevara así que iría con calma, después de todo igualmente quería explorar esta isla.

Aquella isla era bien extraña, algo que Drake aún no había investigado y debía hacerlo para quedarse bien a gusto. Su bote se dirigía hacia la isla y estaba sobre él con bastante calma. Sus ojos observaban el panorama y tenía su típica sonrisa sádica en el rostro. Mientras llegaba se hallaba perdido pues no sabía que hacer, observó a un tipo rubio en otro bote que iba por delante de él. Ese sería su guía le gustase o no pues lo haría a escondidas, al llegar por fin un hombre paró al chico rubio y le dijo que era por otro lado. Este frunció el ceño y empezó de nuevo a seguir al rubio, por lo poco que había visto todo estaba repleto de agua por lo que era un sitio muy peligroso pues si caía a uno de esos canales estaría perdido y en graves problemas si nadie le ayudaba a salir pues no sabía nadar. Estaría atento en todo momento para que no cayera al agua, se había fijado en aquella especie de caballito de mar enorme que portaba aquel tipo y le había gustado mucho. Debía de tener un sabor buenísimo y quería comerse uno para probarlo.

Después de seguir al rubio un buen rato, este entró a una tienda. Drake esperó unos tres minutos fuera y después entró en esta. El dueño al verle sonrió pues como todo establecimiento vendían cosas o servicios y eso era dinero por lo que cualquier hombre con un negocio que viera a alguien entrar en su tienda se alegraría. Cuando el chico se acercó aquel hombre este empezó a hablarle de los precios para conseguir uno de aquellos seres. También se estaba enrollando hablando mucho de cómo funcionaban y el castaño empezaba a hartarse, sin pensárselo ni un instante mas cogió aquel hombre del cuello y lo estampó contra el suelo para después destrozarle la cabeza literalmente de un puñetazo. El chico tras aquello se limpió la sangre de la mano con la ropa de aquel hombre y se dirigió a la caja fuerte, algo de dinero le vendría bien. Solo encontró los 2000 berries que el chico había pagado los cuales se metió en un bolsillo de su pantalón negro largo. Había sido una manera fácil pues había recibido dinero por una cosa en la que había que pagar, había cogido últimamente mucha manía de matar a la gente y ya le tenía pillado el gusto.

Tras unos segundos se dirigió al cadáver de aquel hombre y le dio un puñetazo hundiéndole el estomago hacia dentro y provocándole una hemorragia interna. La sangre salía de la boca de aquel hombre muerto mientras el chico soltaba una pequeña carcajada sádica al ver el espectáculo. Pero de repente algo pasó, unos pasos se acercaban a la puerta de aquel lugar. Rápidamente usó su forma de lobo completo tomando el físico de un lobo blanco. En un acto de falsedad empezó a gruñir hacia uno de los canales para después acercarse al cadáver y empezar a hacer ruiditos típicos de un cachorro cuando llora. No sabía quién iba a entrar pero debía asegurarse de que no le pillaban.

El lobo blanco seguía con su pequeña actuación cuando notó un gruñido. Su olfato le dijo el resto, había otro igual a él al otro lado de la puerta. Rápidamente retomó su forma humana y agarró aquel cadáver del cuello para después tirarlo al canal con fuerza y producir un gran ruido, el tipo muero se fue alejando flotando como si nada. Acto seguido el chico corrió dando un enorme salto metiéndose detrás del mostrados mientras por error colocó la mano que usó para remata al hombre sobre la mesa. La sangre se veía en su mano fácilmente y había sido un gran descuido, ahora esperaba a que el que entrara se creyera que él era el dueño de la tienda y que no le diera muchos problemas. No sabía absolutamente nada de aquella isla y por lo tanto nada sobre sus habitantes y costumbres. Había asesinado al dueño por que le parecía un simple humano débil y sin mucha habilidad. Ahora esperaba a que la puerta se abriese y entrara la persona que iba acompañada de un lobo o un perro salvaje. Una vez se abrió la puerta entró un chico con un lobo. Aquel chico dio los buenos días al entrar.

Debía actuar rápido y pensar en alguna excusa para decir que el dueño había salido o algo así. La cosa estaba chunga pues no tenía aspecto de vendedor y todo estaba hecho un asco tras haberse cargado aquel tipo. Encima portaba un lobo y este podría oler la sangre fácilmente y alertar a su dueño. Los ojos del castaño estaban fijos en aquel chico y tras unos segundos de silencio incomodo decidió hablarle con un tono calmado y tranquilo esperando poder librarse de aquel hombre fácilmente sin tener que armar una buena en la isla. Bastante valía ya su cabeza para que aumentara mas la suma de dinero. Sería un suicidio y los cazadores y marines se interesarían mucho más en él y eso le pondría en peligro pero a la vez le gustaba un poco la idea ya que podría pelear con gente fuerte.


Hola y bienvenido, el dueño resulta que ha salido un momento a arreglar unas cosas con su mujer que resulta que está embarazada. A mí me ha dejado al cargo de la tienda, si quiere un bicho raro de esos de agua se lo dejo gratis por ser usted. Puede cogerlo e irse cuando lo desee señor. Usted parece el típico hombre que tiene prisa y se muere por la aventura y esas cosas así que no pierda mas el tiempo y continúe su camino caballero. Cuando venga el dueño yo seguiré el mío, buena suerte buen hombre.

Dijo hábilmente y en pocos segundos a gran velocidad mientras señalaba con la mano el lugar donde estaban aquellos caballos de agua y esperaba que el chico se fuera sin enterarse de lo que había pasado allí. No quería pelear o tener que huir del sitio nada más llegar a la isla, sería algo estúpido.

Por suerte aquel chico se había tragado de lleno la excusa que le puso el castaño sobre la chica embarazada. El lobo casi le había fastidiado los planes, no se creía que uno de su propia raza se pusiera así con él. Pero ahora aquello le daba igual, por fin se había librado de aquel chico que tardó mucho en hacer que el lobo se montara en el animal. Tras su increíble actuación suspiró aburrido y con algunas ganas de dormir. Sin pensárselo unos instantes se tumbo en forma de lobo blanco en un lado de la tienda y se echó un rato. No pasó ni media hora cuando abrió los ojos y se estiro volviendo a la forma humana, era muy malo dormir tan poco pues quería seguir durmiendo pero no era el lugar apropiado. Para alguien como él dormir en un sitio que no fuera su cama en el barco de Derian era muy peligroso. Su cabeza tenia precio y no podía permitirse el lujo de que lo pillaran. Se quedó pensativo unos segundos sin saber que hacer o a donde ir cuando observó a uno de aquellos caballos. Sin pensárselo mucho se acercó y saltó sobre uno de ellos e hizo que se moviera. Estaba aburrido y le ordenó que siguiera en línea recta, tal vez así podría encontrar algo divertido que poder hacer.


Una vez en lo alto se transformó en su forma completa y se quedo esperando a que ese animal raro le condujera a algún sitio interesante. La gente se quedaba extrañada al ver solamente a un lobo ártico sobre aquel medio de transporte. Tras unos segundos este se metió por una puerta y comenzó a subir por un sitio que parecía un ascensor, una vez subieron observó una puerta con el número ``uno´´ gravado en negro, eso hizo que este se extrañara. No creía haberse metido en una competición de carreras de aquellos seres o algo así. Sus ojos de repente divisaron al rubio y a más hombres en aquellos seres. Un hombre montado en un transporte se acercó hasta donde el lobo blanco y se subió con él mirándolo a los ojos. No entendía que hacia un animal así en el vehículo pero debía echarlo de allí. Lástima que aquel error le iba a costar caro por no decir la vida. El lobo saltó sobre su cuello clavando sus poderosos dientes sobre la garganta y matándolo en el acto.


Todo quedaría como un accidente con un animal salvaje y si le atacaban en la zona de agua solo debía hacerse el dormido y cuando lo metieran en una jaula recurrir a su forma humana o hibrida para derribarla. Pero no era el caso, el cadáver del hombre cayó al agua y la gente miraba asustada al vehículo. Pero en este solo había un lobo blanco con la boca llena de sangre, de buenas a primeras el enorme lobo pegó un enorme aullido en todo el lugar que se escucharía a bastante distancia.

Más marines llegaban a aquella zona, más estúpidos a los que derrotar. El lobo dorado los miraba gruñendo y estos de repente pasaron de él. El motivo no lo supo hasta que vio a un chico rubio matar a uno de ellos estirando el brazo de forma increíble y tras aquello ver como lanzaba a otro. Nueve de esos estúpidos estaban a su alrededor, aquello solo significaba que ese chico era un usuario de la fruta del diablo. Pero la mayor sorpresa era que ese tipo era el que Drake había seguido al llegar. Había sido mucha coincidencia, no pensaba dejarle solo ante aquellos tipos. Rápidamente volvió a la forma con una siniestra sonrisa y se quedó observando a los marines. Sin pleno aviso el chico empezó a dar puñetazos al aire con fuerza, no paraba ni un instante. Estaba ondulando el aire formando ondas de choque y de repente consiguió tirar desde lejos a tres marines al agua. Tras una carcajada y unos cuantos golpes más consiguió tirar a dos más dejándole al rubio solo cuatro para divertirse. Una vez hizo eso le ordenó a su vehículo que le llevara de nuevo al ascensor y eso hizo. Mientras dejaba aquel lugar observó al rubio con una pequeña sonrisa en su rostro despidiéndole con la mano.

¡Gracias por distraerles, espero que nos veamos de nuevo amigo!

Dijo aquel chico castaño para después volver a bajar por aquel ascensor. Rápidamente se largó de allí. Mientras que sonreía de lado, le había entrado algo de hambre y decidió parar en un ligar a descansar. Dejó su vehículo y llegó hasta un pequeño parque, en dicho parque observó el ambiente sonriendo de lado y se tumbó en el césped con tranquilidad. Sus ojos estaban abiertos y no se había dado cuenta de que el hombre de la tienda estaba allí. Estaba tan distraído que pese a haber olido al lobo estaba en su mundo y no se enteró. Cerró sus ojos para poder descansar tranquilamente en aquel sitio pero no sin antes pegar un grito en todo el lugar de forma tranquila y con una sonrisa. Su tono era de felicidad y además bastante animado pese a haber huido de los marines derribando a unos cuantos y habiendo eliminado a uno junto al dueño de la tienda.

¡Por fin aire libre, ya estaba harto de esos estúpidos marines!

Una vez dio su grito sonrió de lado relajándose con sus ojos aún cerrados. Una pequeña brisa llegó hasta su posición y le hizo sonreír de forma calmada y tranquila. Los pajaritos cruzaban por el lugar de forma tranquila y el sonido de algunos árboles moviéndose con el viento le agradaba. Tras su despistado momento empezó a olfatear un poco, olía a lobo y él no era en esta ocasión. Había por allí otro cánido pero ahora estaba tan relajado que no le dio ninguna importancia. Se encontraba a punto de quedarse dormido pero claro, tenía esa mínima parte alerta para asegurarse de que no le atacaban marines.

El chico seguía medio dormido cuando su olfato finalmente pudo centrarse y hacerle llegar aquel olor que vino acompañado del gruñido de un perro o un lobo. Sus ojos se abrieron como platos, no esperaba que aquel olor volviera de nuevo. Ahora sin ni siquiera mirar quien era el que le gruñía ni nada parecido se puso a pensar. Para después de unos segundos pensar para sí donde había olido antes ese olor. Parecía de tontos pues lo había olido hacía muy poco y en la tienda. Se quedó unos segundos pensando cuando escuchó las palabras diciendo que disculpase a su lobo ya que era muy maleducado. Este movió su mano para dejar claro que no pasaba nada. Se fijo mejor en quien era el tipo y se quedó pálido observándole, era el de la tienda y además el lobo que iba antes con él. Tragó algo de saliva y se fijó en como el tipo abandonaba el parque. Eso le alivió bastante pues no quería tener que pelear con nadie después de lo que había liado en la parte alta con aquellos marines.

Tras ver como se había ido se levantó con una amplia sonrisa en el rostro y soltando una pequeña carcajada al ver como se había conseguido librar del tipo y de su lobo. Con unos estiramientos se desperezó mientras a continuación abría la boca enormemente para soltar un largo bostezo pues le había entrado algo de sueño. No sabía que podía hacer ahora. Mientras pensaba observó a dos marines pasar y rápidamente usó su forma de lobo completa para fingir ser un simple lobo, se tumbó para parecer más pequeño y permaneció callado. Uno de ellos en ese momento le señaló el lobo frunció el ceño al ver eso y de repente aquel marine se acercó estirando su mano para tocarle la cabeza. A todos les había entrado una especie de manía con acariciarle la cabeza. No le picaba ni nada parecido, no entendía el motivo de que todos se dirigieran a su cabeza. Era un lobo blanco grande y peligroso y todos lo tomaban por un maldito peluche o algo parecido pues querían tocarle siempre.

Cuando la mano de aquel marine estuvo cerca de su cabeza este emitió un gruñido de aviso. Aquel marine no hizo caso y siguió a lo suyo, el lobo no iba a permitirse dejarse tocar por aquel tipo por lo que mordió su mano destrozándosela con sus dientes. El otro hombre cogió un rifle apuntándole y el lobo se lanzó a su cuello clavando sus dientes en su garganta y aplastándosela para matarlo. El hombre que gritaba por el dolor de su mano se retorcía suplicando mientras se echaba hacia atrás, el lobo aulló con fuerza y saltó sobre él clavándole los dientes en el cuello y matándole de la misma forma que a su compañero. De repente los dorados ojos del lobo observaron un callejón y corrió hacia allí. Se metió sobre el callejón corriendo de aquel lugar cuando de repente una red de hierro fue lanzada y atrapando al lobo blanco. Otros dos marines lo miraban sonriendo y después se miraron entre ellos.

- Mira hemos pillado a un lobo salvaje y de los grandes. Debemos encerrarlo cuanto antes y si es necesario sacrificarlo como el sucio animal que es.

El lobo gruñía con fuerza tratando de librarse pero le habían atrapado las patas y lo tenía difícil. Los dos hombres se acercaron cargando con sus rifles unos tranquilizantes para tratar de dormirlo. El lobo gruñía como si le fuera la vida en ello iluminando sus ojos en un color dorado intenso mientras pensaba en como destriparlos. Finalmente le dispararon dos dardos que le dieron en el cuello y en el lomo y el animal fue cerrando sus ojos poco a poco. Lo último que observó fue como se acercaban a cogerlo. Sus ojos se cerraron del todo y finalmente acabó dormido.

El lobo seguía dormido allí tirado con sus ojos cerrados y en su forma completa. Estaba soñando, ahora mismo sus sueños se centraban en un lugar oscuro donde no podía ver nada de nada. No captaba sonidos, ni visión y mucho menos tacto. Solo caminaba entre la oscuridad, una luz al final de la oscuridad fue lo único que consiguió ver. Se acercó de forma lenta hasta llegar a la luz donde se observó así mismo. Su extraño doble tenía sangre por todos lados y sonreía sádicamente mientras reía. Aquella copia le miró y empezó a hablarle de forma siniestra.

- Vamos Drake, sabes lo que eres. Solo eres un maldito asesino, ambos lo somos y debemos seguir matando gente inocente. Ganando poder para ser los numero uno. Jajaja tú ya me entiendes. Los más poderosos, nuestro cartel de ``Se busca´´ debe ser el que esté en todos los sitios colgado.

Este escuchaba algo nervioso aquellas palabras del que era su copia en aquel maldito sueño. Parecía ser su lado malo, el que había usado para matar a todos los que había ejecutado. Visto de la forma que le veía no le estaba gustando nada lo que escuchaba. Golpeó su propio pecho con el puño y después señaló a su doble.

- Cállate, no soy ningún asesino ni nada parecido. Solo quiero vivir la vida a mi manera y de forma tranquila, no necesito escuchar tus estupideces. Solo desaparece y déjame en paz.

- ¡Drake! Deja de engañarte a ti mismo, solo eres un asesino mas. Antes eras un lobo solitario y miserable. Eras libre y no matabas a nadie, sin embargo ahora sigues siendo un lobo libre. Pero lo de solitario ya no se podría decir pues buscas a gente a la que derrotar con tu fuerza. Ya no eres aquel lobo blanco que mucha gente admiraba y quería, ahora solo eres alguien al que todos temen y debes seguir matando. Debemos llegar a lo más alto amigo mío.


- ¡Solo desaparece de mi vista!

De repente aquel clon empezó a reír y todo a temblar y desmoronarse. Parecía como si el lugar se inundara por la oscuridad y él no pudiera evitarlo. Todo pareció oscurecer de nuevo y una sensación extraña de miedo recorrió al castaño de arriba abajo. De repente abrió los ojos del sueño que estaba teniendo volviendo a la forma humana. Se levantó sudando muchísimo quedándose de rodillas con las palmas de las manos en el suelo y los ojos muy abiertos respirando agitado. De repente empezó a hablar solo sin percatarse de la presencia del rubio y sin acordarse de nada salvo lo del sueño.

- ¡No soy un asesino!

Tras su grito empezó a olisquear y observó al chico rubio y los cadáveres de aquellos tipos. Al parecer le había salvado de una buena. Ahora los ojos del castaño se entornaron y se dejó caer boca arriba llevándose una mano a la cabeza sin hacer nada más. Salvo suspirar.

- Joder… gracias tío, me has librado de una buena.

Minato seguía tranquilamente sentado en uno de los cuerpos de los marines, mientras miraba como es que el otro ya estaba formando un pequeño charco de sangre, arranco parte de la ropa de los marines para limpiar sus armas, luego vio el cielo y este seguía tan despejado como antes así que simplemente suspiro para cerrar sus ojos azules. Habrá tenido los ojos cerrados por cerca de 10 segundos, pero eso fue suficiente como para que su pasado volviera a la luz, la muerte de su madre al frente de sus ojos y las risas de esos malditos hicieron que el rubio abriera de golpe su mirada para volver al mundo actual y lograr ver como es que el lobo se convertía lentamente en un humano, aunque este hizo un grito que llamo la atención del asesino. Gritando “no soy un asesino” a viva voz por el callejón.

Minato sonrió de manera alegre, para luego simplemente levantarse e irse. Ya nada lo ataba a este lugar y tendría que terminar robando un barco para irse, así que lo iba a hacer rápido para no perder tiempo. Dedico una mirada a ese sujeto y mostraba la misma sonrisa de antes, para luego simplemente desaparecer por las calles de agua ya que volvió a montar sobre su Yagara Bull, el rubio se acostó nuevamente mientras el animal se marchaba entre la gente que seguía con sus cosas. El asesino había conocido a alguien interesante que le hacía preguntar lo mismo ¿era un asesino? Normalmente la gente así lo clasificaría si lo hubiera visto asesinar a esos dos marines, pero ¿en verdad lo era? Mataba porque sus padres le habían enseñado ese gran arte del asesinato y tuvo que matar en el pasado para sobrevivir, pero era para eso, para seguir con vida. Eran preguntas que solo se podrían saber si seguía con vida y viajando, aunque claro, a las únicas personas que realmente quería asesinar de todo corazón, eran a los idiotas que arrasaron con su pueblo.

El chico esperaba alguna palabra del rubio que le había salvado el pellejo pero sin embargo este solo sonrió y se largó del callejón. Aquel rubio era el mismo al que él había ayudado y al que había seguido. Suponía que ahora estaban en paz, tras un bostezo se levantó del suelo suspirando pues era hora de largarse de allí. No sabía bien como abandonar el lugar por lo que se transformó en su forma de lobo completo y salió corriendo por el callejón, su velocidad era algo increíble no tardó mucho en largarse de aquella zona, en poco tiempo había llegado al puerto en donde había comenzado. Su bote estaba allí y una sonrisa se pudo ver en su rostro mientras volvía a la forma humana. Estaba pensando en todo lo que había pasado en un día y lo duro que era vivir de forma cómoda sin preocuparse por nada de lo que hacía.

Nada más llegar había seguido al rubio y se había cargado al dueño de una tienda, además había hecho muy buen teatro engañando al chico que viajaba con el lobo. Tras subir por aquel extraño ascensor había peleado con varios guardas de forma tranquila y después había huido a un pequeño parque donde casi le pillaba el chico del lobo. A parte de eso casi le capturaban con dardos tranquilizantes y de no ser por el rubio le hubieran cogido. Lo que más le había sorprendido ese día había sido el extraño sueño que había tenido mientras estaba dormido. Aquel otro Drake que quería matar y solo matar para ser conocido como un asesino mundial. Eso le había asustado algo pues no le había hecho gracia la idea de ser un asesino ni nada parecido. Sin embargo no podía negar lo que era pues si que era un asesino y de los peligrosos.

De todas formas no siempre había sido así pues antes era muy pacifico y no se metía con nadie pero al parecer todo lo que había vivido y sufrido le habían cambiado de un lobo solitario e independiente a un asesino sádico y violento. Este quería volver a su antigua época pero era algo que podía llegar a ser imposible pues su parte mala le hacía seguir matando. Ahora solo quería largarse de aquella isla y dejar de pensar en todo durante un rato por lo que no se lo pensó ni un segundo más. Se montó en su bote de forma tranquila y cogió los dos remos comenzando a remar para alejarse de aquella isla. Debía de volver al barco de Derian con los demás ya que seguramente querrían verle o su líder tal vez tendría alguna misión que realizar y por ese motivo debía darse prisa en volver. Había pasado allí un día de locos y nunca olvidaría aquella maldita isla donde había pasado numerosos peligros y sobretodo había tenido aquel maldito sueño que le había rayado de una forma increíble. Había sido un extraño día en la capital del agua.