[Privado - Pasado] Hoy somos la cena (Arribor y Luger)

Odiaba aquel lugar. La isla aparentemente inofensiva, no lo era tanto cuando pasabas allí un rato. Arribor había llegado allí por accidente, como solía pasarle. Aquella mañana se había colado en un barco pesquero que trabajaba por aquella zona. Esos pescadores presumían de tener los sedales más resistentes del mundo, algo que a Arribor le costaba trabajo creer. No pasó mucho tiempo hasta que le descubrieron comiéndose sus provisiones y descansando en uno de los camarotes, así que decidió ayudarles en su pesca a cambio de transporte. Aunque de haber sabido lo que le esperaba casi habría preferido viajar a nado.

En cuanto lanzó su caña al mar, un pez estúpidamente grande picó el anzuelo y arrastró el barco a gran velocidad. Aquel maldito bicho los llevó a rastras durante más de una hora, ya que a la velocidad a la que iba nadie fue capaza de cortar el sedal, el cual resultó ser mucho más resistente de lo que parecía. Llevó el barco por una zona de poca profundidad y plagada de rocas así que  la embarcación no resistiría mucho más. Cuando Arribor vio que se acercaban a una isla decidió poner fin a aquella broma que podía costarles la vida. Al ver que el sedal resistiría cualquier cosa arrancó parte de la barandilla del cubierta donde estaba sujeta la caña.

Por ese motivo estaba en aquel lugar perdido. Había dejado a los pescadores reparando el barco mientras él recogía provisiones y exploraba un poco la isla. Esta estaba plagada de vegetación. La cantidad de plantas era tal que en ocasiones le era imposible ver más allá de sus narices, literalmente. Además, el calor y los mosquitos, sumados a que llevaba como siempre una larga chaqueta de cuero negra,  hacían que aquella caminata resultase aún más fatigosa. Lo único bueno de aquel día era que habían probado la resistencia de los sedales de la que tanto presumían los pescadores.

Tras un par de horas de marcha, un leve ruido llamó su atención. Se volvió y se encontró con un grupo de hombres armados con arcos y lanzas que resultaron ser increíblemente sigilosos. La mirada de aquellos tipos dejaban claras sus intenciones. Arribor se habría enfrentado a ellos con gusto pero no se esperaba lo que harían aquellos tipos. Desde lo alto de los árboles comenzaron a lloverle frutos directamente a la cabeza. De no haber sido por el calor, la densa vegetación y aquellos malditos lanzándole cosas se habría quedado a pelear, pero la situación no era la adecuada, así que echó a correr hacia un sitio más despejado y libre de árboles frutales. Con un poco de suerte llegaría hasta un claro donde podría acabar con ellos, aunque teniendo en cuenta su racha, seguramente acabaría peor aún de lo que ya estaba.

Aquel día no se esperaba acabar siendo perseguido por una tribu de locos que le disparaban flechas a la vez que le lanzaban fruta en una maldita y agobiante isla a la que le había arrastrado un pez gigante. Realmente odiaba aquel lugar.

El calor era sofocante, Yo llevaba varios dias en esa isla, me acostumbre al calor, pero hoy hacia mas todavia, el caso es que la armada revolucionaria le habia mandado a esa isla a instruirse, a sobrevivir y agudizar sus sentidos, hace mas de 3 dias me trajeron, desembarque en la orilla y me dijeron que me buscara la vida para salir de alli
Los dos pimeros dias nada mas desembarcar lo primero que hice fue construir mi refugio, cosa facil, al menos porque lo unico que tenia encima eran mis 2 espadas tonfa, en aquel lugar predominaba la vegetacion, esa isla era un jungla y me preocupaba lo que me pudiera acechar entre la maleza por lo que busque un arbol grande, fuerte y relativamente cerca de la costa, con ayuda de mis espadas me entretuve cortando troncos y ramas, fue una tarea dura y agobiante debido al calor tan pegajoso del lugar, si a eso le sumas que mis tunicas son mucha ropa para aquel lugar.
El caso es que cuando reuni suficiente madera con ayuda de mi akuma no mi, sujete las maderas con las vendas mientras escalaba aquel arbol y al llegar a una distancia prudencialmentr alejada del suelo, empeze a construir mi "hogar" unia los troncos y los ataba con trozos de mis vendas pero no me preocupaba ya que se regeneraban asi que para la medianoche del segundo dia ya tenia mi casa, no era muy acogedora, tenia una rudimentaria puerta y una ventana mal hecha y mi unica posesion de momento era un (por llamarlo de alguna manera) primitivo saco de dormir que habia confeccionado con vendas que no era mucho pero le abrigaria por la noche.
El tercer dia me dedique a explorar aquella isla, me interesaba encontrar fuentes de comida pero para no perderme cada 20 metros dejaba una marca bien visible en los arboles para recordar el camino de vuelta a mi choza, camine un poco y encontre un rio a 1km de donde vivia, perfecto porque ya tenia donde beber, decidi seguir el rio y cuando llevaba un rato grande caminando vislumbre humo en el cielo a lo lejos, cautelosamente trepe a un arbol y como los monos me fui moviendo de arbol en arbol gracias a mis vendas hasta llegar a una aldea, alli vi gente muy primitiva asi que preferi seguir oculto, los observe y me di media vuelta por donde vine.
Pase los siguientes 2 dias familiarizandome con el lugar, aprendiendo los diferentes sonidos, intentando cazar, volvi a espiar a la tribu varias veces para ver que frutas comian que no fuesen venenosas y asi aprendi cuales debia comer, aprendi mucho de ellos aunque ellos no sabian nada de mi, pronto no necesite de hacer marcas, ya sabia y conocia cada arbol, piedra y arbusto de aquel lugar, mis sentidos se agudizaron y mi experiencia aumento, ya estaba listo para sali de alli, aunque no sabia como

Arribor continuó corriendo. No sabía donde acabaría pero esperaba encontrar pronto un lugar despejado donde poder pelear con comodidad. Sin embargo no parecía que hubiese nada parecido a un claro en aquel maldito lugar. Todo lo que veía era verde, ante él se extendía una densa selva sin le menor indicio de que acabase en algún lugar. Mientras tanto aquella tribu de locos continuaba persiguiéndole sin descanso y cada vez que giraba la cabeza los tenía más cerca, sin duda el hecho de que conociesen la isla les resultaba ventajoso.

Tras varios minutos de persecución por fin encontró lo que buscaba, a pocos metros podía ver la costa. Allí no tendría problemas para hacerse cargo de los tipos de las lanzas. Se encontraba ya a solo un par de metros del límite de aquella espesa selva, ya podía captar el leve olor a mar y ya comenzaba a imaginarse como se´ria su venganza cuando tropezó con una gruesa rama y cayó rodando varios metros. Rápidamente se levantó y evitó en el último momento el ataque de una de las lanzas de un miembro de la tribu. El arma pasó rozándole y le provocó un pequeño corte en la mejilla. Sin embargo a Arribor no le importaba, se tomaba aquella herida como la señal para que la diversión empezara.

Agarró el mango de la lanza y lanzó al indígena por los aires. Entonces se dirigió hacia el resto, estos continuaban con las armas en alto y le miraban con una mezcla de sorpresa y enfado. Arribor esbozó una siniestra sonrisa y se lanzó a por ellos. Derribó rápidamente a un par de ellos y sujetó a otro del cuello para lanzarlo contra le resto del grupo. Ante la increíble muestra de violencia que acababa de hacer gala Arribor, el pequeño grupo armado con aquellas rudimentarias armas comenzó a retroceder hasta perderse en la profundidad de la selva.

Lo cierto era que esa pequeña escaramuza había sido un tanto decepcionante. Después de la larga y molesta  persecución a la que le habían sometido creía que podría disfrutar de un combate interesante, sin embargo no parecía que les interesase el combate directo. Aun así no dudaba de que volvería a verse las caras con aquella gente. Ahora que sabía que andaban al acecho debía estar alerta ante cualquier posible nuevo ataque. En ese momento se acordó, debía volver rápidamente al barco o se irían sin él. Comenzó a andar por la orilla del mar procurando evitar adentrarse en la selva hacia donde suponía que estaría el grupo de pescadores. Suponía que tarde o temprano los encontraría, aunque tuviese que dar la vuelta a toda la isla.

Tras algo más de una hora de sofocante caminata plagada de mosquitos y ruidos provenientes de los animales de la isla, llegó hasta lo que parecía una cabaña construida con troncos atados entre sí con algo que no supo identificar. En la puerta pudo ver una pequeña cesta llena de fruta a la que no pudo evitar acercarse. Tras coger un mango extrañamente grande golpeó la puerta de la casa esperando a que alguien le abriera. Si resultaba que no había nadie, probablemente entraría igualmente y buscaría algo que pudiera serle de utilidad.

habia bajado por la mañana temprano a buscar agua al rio, camine abriendome paso entre la maleza como siempre solo que esta vez cuando llegue al rio me econtre cara a cara con 3 indigenas
mierda, me descubrieron-pense
sali corriendo por donde vine, despacio, con la intencion de que me siguieran, cuando empezaron a seguirme, lanzas en mano y gritando en su primitivo lenguaje, acelere y con mis vendas trepe a los arboles, los indigenas se pararon desconcertados porque no sabian donde estaba, asi que aproveche para dejarme caer sobre encima de uno de ellos  y mientras caia le atravese el pecho con mis 2 espadas a la vez que prolongue 2 de mis vendas y sujete a los otros dos por el cuellos y los alze en el aire, me levante de encima del cuerpo de aquel infeliz, aprete mis vendas y les rompi el cuellos a los otros 2, luego los lanze violentamente contra un arbol, me acerque y los degolle por si acaso
nadie debe saber que estoy aqui-pensé
luego registré sus cadaveres y me llevé varias cantimploras con agua, una lanza y un conejo recien cazado.
Con mi botìn regrese a mi lugubre choza a descansar, cerre las ventanas y en la oscuridad me dormi un rato
Pero la felicidad duro poco ya que los ruidos de alguien llamando a la puerta me despertaron, la verdad es que me asuste un poco, no esperaba que nadie encontrara esto y solo podian ser esos primitivos, nadie debia saber que estaba aqui asi que me levanté suavemente, desenvaine mis espadas despacio y una vez preparado salte rompiendo la ventana y encarando al que estaba llamando la puerta dispuesto a matarlo pero me detuve al comprobar que no era un indigena sino un tipo civilizado, observe que tenia una fruta de mi cesto en la mano.
Nunca te han dicho que coger cosas sin permiso es de mala educación
me quede mirandole haber que se traia entre manos, este tipo ha llegado aqui de algun modo, tal vez tenga un barco, asi que le necesitaba para que me sacara de alli.....de un modo u otro asi que me convenia no enfadarle mucho
¿Tienes hambre?¿Sed?le preguntè

Tras tocar a la puerta, no tardó mucho en obtener una respuesta. Un tipo armado con un par de extrañas armas negras saltó repentinamente por la ventana y se encaró a él. Arribor estaba a punto de lanzarse a por él cuando el desconocido pareció relajarse.

-¿Nunca te han dicho que coger cosas sin permiso es de mala educación?- preguntó retóricamente el desconocido. Tal vez esos indígenas también le hubiesen causado problemas al igual que a él. Aunque teniendo en cuenta que ese hombre vivía allí tranquilamente le habría sorprendido lo contrario.

Una vez se hubo relajado, pudo fijarse mejor en aquel tipo. Iba vestido con una amplia túnica negra que cubría casi la totalidad de su cuerpo. Además pudo ver que sus brazos estaban cubiertos con una serie de vendas, lo que sumado a su tono grave de voz le daba un aire casi fantasmagórico. Parecía que no tenía intención de atacarle, de otra forma ya lo habría hecho. Bajó sus armas y le ofreció algo algo de comida y bebida.

-Pues claro. Esta isla es realmente molesta. ¿Qué tal si entramos un rato y nos relajamos a la sombra?- le propuso al hombre encapuchado entrando a la cabaña por la ventana como si fuese lo más normal del mundo y con la cesta de cargada de fruta el la mano. Una vez dentro pudo ver que estaba completamente vacía y oscura, lo único que podía verse era una especie de saco de dormir tirado en el suelo. -Vaya, ¿no te has esforzado mucho en la decoración, verdad?- dijo Arribor sarcásticamente mientras ojeaba el lugar. -Por cierto soy Neus, Arribor Neus.

Tras presentarse se quitó la larga chaqueta oscura que llevaba y la utilizó como un cojín improvisado para tumbarse tranquilamente en el frío suelo. Realmente se comportaba como si estuviera en su propia casa. Mientras devoraba las piezas de fruta de su anfitrión se puso a pensar y se acordó de algo que había olvidado completamente.

-Ahora que lo pien... cof, cof - mientras hablaba estuvo a punto de atragantarse con una especie de manzana. -Debo volver a mi barco rápidamente o se marcharán sin mí. ¿No te importa que me lleve alguna de estas para el camino, verdad?- le preguntó al desconocido señalando la, cada vez más vacía, cesta.

Le ofreci algo de comida a aquel tipo, al fin y al cabo me lo tenia que camelar para ver como habia llegado aqui, estaba vestido con una chupa de cuero y eso no era una ropa adecuada para este calor asi que habria llegado hace relativamente poco.
Vaya, ¿no te has esforzado mucho en la decoración, verdad?-Por cierto soy Neus, Arribor Neus
El hombre se quito aquella chupa que tenia pinta de dar bastante calor y la uso como cojin mientras se acomodaba
Me llamo Nito Komarov (le dije mientras le estrechaba la mano) y da gusto hablar con alguien civilizado al fin
El muchaco que estaba recostado se incorporo y chasqueo los dedos intentando decirme algo mientras se atragantaba
Ahora que lo pien... cof, cof, debo volver a mi barco rápidamente o se marcharán sin mí. ¿No te importa que me lleve alguna de estas para el camino, verdad?
Ya por fin le tenia
Si claro hasta te regalo este conejo que acabo de cazar, llevatelo todo pero uff es mucho para ti, creo que lo minimo que puedo hacer es ayudarte a llevarlo y una vez alli pues igual te apetece hablar con alguien en el viaje en barco ahora que somos.....amigos ¿no?

Salieron de la cabaña y se dirigieron hacia el barco pesquero el cual, según lo que Arribor recordaba, se encontraba encallado al sur de donde se encontraban. El tipo de las túnica y las vendas había insistido en acompañarle, incluso le había ofrecido fruta y un conejo recién cazado. El hombre, quien se había identificado como Nito Komanov, había decidido ir con él hasta el barco, y no solo eso, sino que también parecía dispuesto a acompañarle en su viaje marítimo. A Arribor le pareció que era un tipo de lo más amable aunque al principio pensó que lo único que le interesaba era utilizarle a él y a su embarcación para salir de aquella isla.

El camino resultó de los más tranquilo, sorprendentemente no se toparon con ningún animal peligroso ni con ningún grupo de indígenas. Afortunadamente el sol había bajado ya lo suficiente como para que el calor ya no resultase asfixiante, sin embargo la ropa que llevaba le hacía sentir tan sofocado como antes. Aun así las vestimentas del tal Nito le resultaban perturbadoras. No entendía como aquel tipo podía haber sobrevivido a aquel maldito clima vestido de semejante forma. Solo de ver la túnica con la que se cubría le daban ganas de zambullirse en la mar. De hecho en una ocasión lo hizo, olvidándose de su incapacidad de nadar, y cayó al suelo en cuanto el agua le llegó a las rodillas. Por suerte pudo arrastrarse hasta la orilla antes de que una ola le sumergiese.

Al cabo de un par de horas llegaron hasta el lugar donde el barco había encallado. Sin embargo no había nadie allí. Se suponía que los pescadores debían arreglar la embarcación antes de que subiera la marea para así poder zarpar lo antes posible, pero allí no había ni rastro de personas o herramientas. Arribor inspeccionó el barco en su totalidad, por dentro y por fuera, sin encontrar el menor signo de vida y empezó a estudiar las huellas en la arena. La playa ne aquel lugar era prácticamente inexistente así que tendría que adentrarse en el interior de la isla. Siempre se le había dado bien seguir rastros así que no creía que le costase mucho dar con el grupo. Por lo que podía ver, habían sido arrastrados hacia lo profundo del bosque. Seguramente había sido los habitantes de la isla. Si de verdad era así quien sabe lo que podrían hacer con ellos. No es que le  importase demasiado, pero no podría llegar a la siguiente isla sin el resto del grupo.

-Deberíamos ir a buscarlos. No podremos salir de aquí sin ellos. Al fin y al cabo yo no tengo ni idea de navegación.- dijo Arribor dirigiéndose hacia el tipo encapuchado.

Sin embargo antes de marcharse debía prepararse. No quería ir por ahí con aquella calurosa ropa así que decidió dejar allí su sofocante chaqueta y caminar con el torso al descubierto. Cogió varias cantimploras llenas de agua y se encaminó hacia el límite del bosque.

-No tienes que venir si no quieres, pero si de verdad pretendes venir en este barco deberías hacerlo. Bien ¿estás preparado?- preguntó Arribor para asegurarse de que su nuevo compañero le echaría un cable. Dicho esto se adentró en la profundidad del bosque y se preparó para volver a enfrentarse a aquella endemoniada isla.

Por fin pude conseguir que me guiara hasta el barco, caminamos durante un par de horas hasta que la maleza se abrió a una playa donde había una embarcación encallada y ligeramente dañada
¿Por el amor de Dios es que nunca voy a salir de aquí? bueno supongo que si reparamos el barco entre los 2 podríamos salir de aquí-pensé
al acercarnos mi nuevo "compañero" empezó a buscar algo o alguien, así que me empece yo también a fijar en la zona y pude ver que los matorrales cercanos estaban con las ramas rotas y había un sendero de hierbas aplastadas como si alguien se hubiese arrastrado o le hubieran arrastrado
Deberíamos ir a buscarlos. No podremos salir de aquí sin ellos. Al fin y al cabo yo no tengo ni idea de navegación-dijo Neus
ay no no puede ser, yo creía que viajaba solo y encima ninguna sabe navegar-pensé
Neus Arribor empezó a prepararse y equiparse para ir en busca de la tripulación
No tienes que venir si no quieres, pero si de verdad pretendes venir en este barco deberías hacerlo. Bien ¿estás preparado?-me volvió a responder
y sin esperarme siquiera se adentro solo en la isla
ahhh que remedio, bueno como revolucionario mi deber es ayudar a la gente en apuros-pensé
¿ehh a donde vas, sabes acaso donde esta su aldea? yo te llevo-le dije
Acto seguido me quite la túnica dejando al descubierto mi magullado y carbonizado cuerpo cubierto por vendas, pero mantuve la mascara, este tío me iba a hacer sudar y la túnica ya empezaba a agobiar, desenvaine mis negras espadas tonfa y salí andando detrás de el.
si le cuentas a alguien que me has visto así, te buscare por todos los mares de este planeta y no te alegraras de verme-le respondí
No se a quien estará afiliado Arribor, no se si es un marine,un pirata, cazador o solo es un ciudadano que tuvo la desgracia de caer aquí, lo único que sabia con certeza es que lo necesitaba, a el, a su tripulación y a su barco para salir de aquí

Junto a su nuevo compañero, el tal Nito, Arribor emprendió la marcha hacia lo que suponía que sería el centro de la isla, aunque no estaba seguro de por qué se dirigía hacia allí. El rastro se perdía a pocos metros del límite del bosque, seguramente por la habilidad que los indígenas habían desarrollado con el paso del tiempo para no dejar pistas sobre su paradero, y había decidido seguir su instinto. Confiaba en que de esa forma pudiese encontrar a los pescadores, o al menos a los que necesitaba para salir de allí.

Por suerte para él, Nito si que sabía a donde debía dirigirse. Le dijo que podría guiarle hasta la aldea de los indígenas, así que Arribor le dejaría ir delante. Lo cierto era que había tenido suerte de que el extraño tipo de la túnica hubiese decidido acompañarle, sino se habría pasado el día dando vueltas por la isla. En ese momento vio como se despojaba de la túnica y dejaba al descubierto su cuerpo cubierto casi en su totalidad por vendas.

-Si le cuentas a alguien que me has visto así, te buscare por todos los mares de este planeta y no te alegraras de verme.- le advirtió Nito. Al parecer no le quedaría más remedio que guardar el secreto de lo que se escondía bajo la túnica.

El hombre vendado guió la marcha con sus negras espadas desenvainadas, parecía ser, alerta ante cualquier posible movimiento o ataque. Arribor le seguía bastante despistado. Su capacidad de concentración ya era mala en situaciones normales, y aún más entre aquella densa y agobiante vegetación. Además el incesante ruido de los mosquitos no ale ayudaban demasiado a permanecer alerta y atento a los ruidos a su alrededor. De todas formas no pensaba que pudieran darse cuenta de cuando serían atacados por aquella tribu de locos. Varias horas antes, había experimentado en primera persona lo sigilosos que podían llegar a ser, hasta el punto de no haber sido capaz de darse cuenta de que le observaban a pocos metros de distancia y de que se disponían a atacarle. Lo único que podía hacer para pasar le rato era tallar un pequeño trozo de madera intentando darle la forma de una especie de caballo un tanto deforme.

No tardaron demasiado en llegar hasta su destino. Los dos hombres estaban agazapados tras unos arbustos a unos 30 metros de la aldea esperando el momento adecuado para intervenir. No tenían demasiada visibilidad así que estaban esperando a que alguno de los pescadores pasara por delante de su ángulo de visión. Sin embargo no todo podía ser tan fácil, a Arribor le extrañaba que no hubieran sido detectados. Teniendo en cuenta que el terreno les resultaba desconocido y que se enfrentaban a los habitantes de aquella misma selva, le parecía realmente extraño que hubiesen llegado hasta allí sin incidentes.

En ese momento un ligero chasquido a su espalda llamó su atención le hizo dejar de lado sus pensamientos. Tuvo el tiempo justo para moverse y evitar un golpe fatal, sin embargo la lanza atravesó limpiamente su hombro derecho provocándole un intenso dolor lacerante. Arribor miró al hombre que la sostenía, debía de haber estado esperando un descuido por su parte y había encontrado el momento perfecto. Por le rabillo del ojo pudo ver como otro de los indígenas se abalanzaba contra Nito, aunque no llegó a ver que ocurría. Ahora que sabían que estaban allí, confiaba en que su compañero pudiera encargarse de él.

-Os estaba buscando.- fue lo único que dijo Arribor, con la mirada fija en los ojos de su nuevo enemigo. Tras él aparecieron una serie de hombres, todos armados con afiladas lanzas y algunos de ellos con una especie de espadas de varios tipos, seguramente robadas a los anteriores visitantes del lugar. -Oye, Nito o como sea, adelántate. Yo te cubriré las espaldas.

Dicho esto Arribor partió con gran facilidad la lanza que atravesaba su cuerpo y se levantó mientras se llevaba la mano al hombro herido. Sin asegurarse de que el otro tipo se hubiera marchado, se preparó para el combate. Activó las púas que se ocultaban en sus anillos y se provocó un par de cortes en los antebrazos. Desde esas heridas creó a partir de su sangre un par de afiladas cuchillas curvadas. Miró a sus adversarios y sin pronunciar palabra se lanzó al ataque.

Caminamos arduo en busca de aquellos pobres desgraciados, al principio mi compañero Arribor siguió unas huellas entre la maleza pero al poco desparecieron y no me quedo mas remedio que tomar la iniciativa y guiarle hasta la aldea.
El calor era cada vez mas sofocante, eso solo podía significar que estábamos cerca del mediodía, ya estaba harto de aquella isla y su puñetero clima y esos odiosos mosquitos que parecían dinosaurios mas que insectos.
Mientras yo iba en cabeza mi compañero iba distraído mirando el paisaje y tallando un juguete que no llegaba a describir que era, por lo distraído de mi compañero solo podía ser 2 cosas, o un cafarna que no vale para nada o un tío con experiencia que tiene mucha confianza en si mismo, yo solo esperaba que a la hora de la verdad fuera esto ultimo
Cuando llegamos al final de la maleza se extendía un llano de 30 metros libre de arbustos y arboles y allí estaba la aldea, nos quedamos observándola planeando como infiltrarse allí, llegamos muy fácilmente a la aldea pero no le di importancia la verdad pero se descubrió el pastel cuando un indígena atravesó el hombro de mi compañero por sorpresa y antes de  que pudiera reaccionar yo tenia otro "amigo" encima mio.
Aquel asqueroso indígena se sentó encima de mi y me tenia los brazos sujetos por lo que no me podía mover pero ese desgraciado no sabia de que pasta estaba echo
Oye, Nito o como sea, adelántate. Yo te cubriré las espaldas.-dijo Arribor
Estoy en ello dame un respiro
el indígena cada vez apretaba mas contra mi haciendo mas fuerza, yo desarrollé varias vendas que se deslizaron por mis costados y rápidamente le entraron por la boca, profundizando en su garganta, pulmones y estomago, saliendole por las narices, el indígena echo la cabeza para atrás medio convulsionando y yo seguí profundizando dentro de el hasta que dejo de moverse, saque mis vendas empapadas en sangre y lo aparte a un lado.
al levantarme pude ver que Arribor se lanzaba sobre un grupo de indígenas con unas armas rojizas que le salían de los brazos, parecían tendones, músculos o sangre, no lo se no podía ver desde aquí y ademas tenia que avanzar a la aldea así que corrí dejando atrás a Arribor, corrí y corrí hasta adentrarme en la aldea.
Me propuse girar una calle cuando de pronto algo me golpeo la mascara y me lanzo para atrás contra el suelo
Joder que pedazo de ostia
Al incorporarme pude ver que era una piedra  y si no hubiese sido por la mascara estaría muerto, otra piedra paso casi rozandome e impactó en un jarrón que había a mi lado, desde lo alto de una torre había un tío con una honda lanzándome piedras y si no me lo quitaba de encima no podría seguir avanzando, ademas desde allí arriba vería mejor la aldea
Te voy a separar la cabeza de los hombros desgraciado

El corazón le iba a mil por hora; como siempre que se metía de lleno en un combate, la adrenalina inundaba su cuerpo. En aquella ocasión no se enfrentaba a unos rivales especialmente poderosos, pero si que le superaban en número y luchaban en su terreno por lo que de esa forma la lucha se nivelaba lo suficiente como para que resultase interesante.

Arribor ladeó la cabeza para evitar la afilada lanza que se cernía sobre él y asestó un profundo corte en el abdomen de uno de sus rivales para luego derribarlo con un fuerte codazo en la nuca. En ese momento se disponía a arremeter contra otro indígena pero una inoportuna rama se "cruzó" en su camino y le hizo perder el equilibrio. Por suerte no llegó a caer al suelo, pues habría terminado ensartado por varias lanzas, y solo tuvo que saltar hacia la derecha hasta caer encima de un arbusto. Desde ahí disparó una ráfaga de balas de sangre a partir de sus cuchillas con la que mantuvo a raya a sus adversarios el tiempo suficiente como para levantarse.

Lo cierto era que le estaba resultando más difícil de lo que esperaba pelear allí, la espesa vegetación no le ayudaba en absoluto a defenderse. Cada dos por tres tenía que hacer alguna pirueta imposible para evitar un ataque desde detrás de alguna rama, hoja o arbusto. Llegó un momento en que se cansó de esa ridícula situación y decidió solucionarlo. Concentró la sangre de las dos cuchillas en una sola, la del brazo derecho, y la concentró en el filo para aumentar el tamaño y la dureza de esta. Entonces giró rápidamente sobre si mismo y, aprovechando el movimiento, partió en dos los árboles más cercanos. Estos cayeron hacia el centro obligando a sus enemigos a retirarse. Arribor tuvo suerte y pudo evitar ser aplastado. Subió al tronco del que se encontraba encima del resto y esperó a que sus enemigos volvieran a aparecer.

No tardó mucho en descubrir donde estaban. A su espalda aparecieron un par de fornidos y musculosos indígenas armados con grandes espadas. Arribor volvió a generar las dos cuchillas y detuvo las armas de aquellos hombres. En ese momento, con un golpe bajo, lanzó un par de cortes a las piernas de sus enemigos y los remató con dos potentes golpes en el rostro que los dejaron inconscientes.

Por lo que pudo ver el resto se había retirado a la aldea. Lo cierto era que le habían decepcionado bastante, no contaba con que huyeran al derribar los árboles y tampoco le hacía mucha gracia tener que perseguir a nadie. En fin, algo tendría que hacer, así que echó a correr hacia la aldea. No sabía como le iría a Nito pero esperaba que pudiera hacerse cargo de la situación. Aunque lo que de verdad le preocupaba era que los pescadores continuaran con vida. No estaba seguro de cuanto tiempo hacía que se los habían llevado y no le hacía ninguna gracia la idea de quedarse atrapado en aquella isla. Esperaba que al menos el navegante estuviera a salvo, de lo contrario no se imaginaba como podría acabar aquello.

Aquella torre hecha con palos y maderas parecía muy endeble así que se me ocurrió algo.
Me acerque corriendo sin para hasta la torre y me coloque por debajo de ella para evitar mas lanzamientos de piedras, desarrolle varias vendas para poder trepar por debajo de la torre hasta estar justo debajo del indígena, con una venda me balancee hacia un lado y con impulso acabe encima de la torre, al caer aquel tipo intento sacar un cuchillo pero antes de que pudiera hacerlo le corte la cabeza y le di una patada al resto del cuerpo tirándolo afuera de la torre.
Desde allí comprobé como era la aldea, no era muy grande pero tenia calles estrechas y con muchas esquinas cerradas, a lo lejos vi lo que andaba buscando,en lo que parecía ser la plaza la tripulación estaba atada de manos y pies a unos postes de madera mientras unos tipos echaban leña debajo de una olla gigante, otros tipos sin embargo estaban preparando otra manera de cocinar a la tripulación pero no llegué a distinguir bien que era, lo único que pude comprobar era que los indígenas se estaban reuniendo en la plaza para allí hacerse fuertes.
Cuando me dispuse a bajar me di cuenta a lo lejos de que Arribor estaba llegando a la aldea, no esperaba que acabara tan rápido con todos aquellos indígenas, por lo que parece es un tipo con experiencia.
Le silbé desde la torre para llamar su atención e indicarle donde estaba la tripulación pero no se si alcanzó a verme y yo no tenia tiempo que perder así que por si acaso bajé de la torre para ir a su encuentro y poder dirigirnos los dos a la plaza.

Su objetivo estaba cada vez más cerca. Se encontraba tan solo a unos pocos metros del límite de al aldea y ya podía ver a Nito encima de una especie de torre de vigilancia construida con largos palos atados entre sí con algunas lianas. En cuanto lo vio, le silbó para avisarle de que estaba allí y bajó hasta donde él se encontraba. Arribor pudo ver como algunas de las vendas que cubrían el cuerpo de su su compañero se encontraban manchadas de sangre, aunque no parecía que fuese suya.

-¿Qué tal te ha ido?- le preguntó el moreno nada más encontrarse con él, aunque sin dejar de correr hacia el centro de la aldea.

Allí podía ver como el grupo de pescadores se encontraba en su mayor parte atados a una serie de gruesos palos de los que colgaban encima de una gran olla. -¿Pretenden comérselos? ¿Qué demonios le pasa a esta gente?- pensaba Arribor mientras intentaba contar el número de enemigos, el cual superaba ya la treintena.

Arribor comenzó a pensar en un posible plan para enfrentarse a un grupo tan numeroso como aquel. Tal vez podrían dar un rodeo y atacar desde la parte trasera de la aldea; o a lo mejor les convendría provocar una distracción o... En ese momento se dio cuenta de lo que estaba haciendo. ¿De verdad estaba haciendo planes? Lo cierto era que nunca había hecho algo parecido así que se sorprendió bastante. Dejó de pensar en estupideces y simplemente hizo lo que siempre hacía: atacar de frente y sin pensar.

Entró a la aldea dando un potente grito de guerra y pateó el rostro de uno de los indígenas haciendo que se estrellase contra la pared de una casa, atravesándolo. Ante ese violento acto, todos los indígenas se giraron hacia él y alzaron sus armas, listos para el combate. El moreno no lo pensó, a partir de las heridas que tenía en sus antebrazos lanzó una serie de diminutas pero potentes esferas de sangre con las que podía abarcar un amplio rango de ataque. Inmediatamente después generó de nuevo las dos cuchillas de sangre y se lanzó a enfrentar al tipo más grande que había por allí. Este medía más de dos metros y lucía una musculatura increíblemente marcada. Iba armado con una gran lanza blanca, cuya punta sobresalía a partir de la calavera de una curiosa criatura que no supo identificar.

No lo pensó dos veces. Dio un potente salto impulsándose en un pequeño montón de troncos cortados y catapultó su brazo derecho hacia su enemigo. Este detuvo el golpe con su extraña vara y pateó el estómago de Arribor con fuerza. Ya imaginaba algo así, la herida de su brazo le restaba fuerza y prácticamente no podía moverlo con comodidad. Por ese motivo decidió usar a partir de ese momento solo el brazo izquierdo. El joven se levantó ligeramente dolorido y preparó otro ataque. Concentró la sangre de sus dos armas en el brazo izquierdo y creó un arma más fuerte que la anterior, concentrando la sangre en el filo para aumentar la fuerza de corte. En ese momento repitió su ataque anterior concentrado en asestar un buen golpe e ignorando cualquier otra cosa a su alrededor.

Todo acabó en un segundo, un fugaz instante en el que hundió su arma en el cuerpo de su enemigo ya inconsciente o tal vez muerto. Su rostro ahora lucía una siniestra sonrisa que ponía de manifiesto el éxtasis que sentía por el combate. Se giró a miró al resto de indígenas que aún esperaban caer víctimas de sus armas de sangre. Solo esperaba que no le decepcionasen.

Cuando baje de la torre Arribor paso por mi lado y sin pararse me contestó
-¿Qué tal te ha ido?
Facil, sencillo y para toda la familia-le respondí
Nos dirijimos hacia la plaza de la aldea donde se estaban agrupando los indigenas, alli a poca distancia nos detuvimos y antes de que pudiera decir nada Arribor se lanzó como un loco contra la horda de indigenas y desparació de mi vista entre la multitud.
Yo paroveche que estaban centrado en el y me deslicé por otro lado, le di la vuelta entera a la plaza y entre por detras donde mas cerca estaba de la tripulación, habia varios indigenas de espaldas asi que me acerqué despacio y lento, cuando estube a su altura con un golpe rapido les atravese la nuca a los dos a la vez, ahora que podia avanzar un poco mas un tipo salio de una calle, se me quedó mirando y sin pensarlo se lanzó contra mi con una espada, como no queria causar ruido utilicé mi tecnica "Beso del no-muerto" asi que cuando estuvo cerca de mi agarre con una mano el brazo donde el indigena tenia su espada y usando la fuerza con la que venia corriendo le pongo la zancadilla le hago desequilibrarse sobre mi y le asestó cerca de 10 puñaladas rapidas, sintiendo que la vida se le escapaba al indigena deje que su cuerpo apoyara sobre mi para no hacer ruido y lentamente lo deje en el suelo.
Cuando levanté la mirada alla cerca de mi estaba Arribor peleando con un pedazo de tipo grandisimo, pero observar a mi compañero me hizo distraerme de la batalla y 4 indigenas se me echaron encima a la vez, cada uno me cogio de una extremidad, furiosos y gritando algo que no pude llegar a identificar me estiraron en el suelo mientras que otro se acercaba con un cuchillo en posición ritual y cuanto mas cerca de mi estaba mas levantaba el cuchillo
Joder, este cabron me va a sacrificar
intente zafarme de mis captores pero eran mas fuertes que yo asi que lo tenia crudo y Arribor estaba ahi al lado pero metido en lo suyo
A mi no me comeis como a los otros,eh? pero si ya estoy tostadito hijos de puta, no podeis sacrificarme no soy virgen ni tengo un alma pura desgraciados jajajaja
El tio al final se lanzó contra mi pero desarrolle 2 vendas con las cuales sujete sus manos, el tio estaba haciendo fuerza para bajar el cuchillo contra mi, no podria aguantar mucho tiempo asi antes de que se me acabaran las fuerzas
Arribor necesito 5 minutos de tu tiempo cuando puedas sino te importa
Grité alto haber si por casualidad me hubiera escuchado porque lo tenia crudo, el cuchillo estaba casi rozandome

Arribor se plantó ante le grupo de indígenas esperando a que se lanzaran a por él. Podía ver las puntas de las lanzas a solo un par de metros de él; a su espalda oía el ligero siseo de una espada al desenvainarse; y su sangre hervía de excitación ante la idea de un buen combate. Si aquella tribu resultaba tener al menos a un solo hombre que fuera capaz de proporcionarle una buena pelea, el viaje hasta aquel maldito lugar habría merecido la pena. Sin embargo no debía olvidar el motivo por el que estaba allí, debía rescatar a los hombres que debían sacarle de allí y tenía que tener cuidado de no acabar hiriéndolos.

-"Solo será un momento."- pensó Arribor al ver el rostro atemorizado de uno de los pescadores. Este, al igual que la mayoría de ellos, continuaba atado a pocos metros de su posición.

El moreno se detuvo un momento a contar a sus enemigos cuando de repente lo vio. A poca distancia de él, pudo ver a Nito siendo sujetado en el suelo por varios hombres, uno de los cuáles sostenía un puñal con intenciones asesinas.

-Arribor necesito 5 minutos de tu tiempo cuando puedas sino te importa.- oyó decir a su compañero con una extraña calma para alguien que está al borde de la muerte.

-Oi, oi. Me has fastidiado mi momento, estaba a punto de empezar lo divertido.- contestó Arribor mientras se acercaba sin prisas para ayudar a Nito.

En unos 10 segundos se colocó al lado del tipo que sostenía el cuchillo. Desde esa distancia pudo ver como su mano estaba siendo sujetada por lo que parecían ser vendas que surgían del cuerpo de Nito. Sin embargo no hizo nada, simplemente se colocó en cuclillas observando la situación y siguió hablando con tranquilidad.

-¿Por qué te entretienes con cosas como estas? Tenemos trabajo que hacer, vamos levanta.- le dijo mientras le hacía un gesto indicándole que se pusiera en pie. -Oh, cierto.- fue lo único que dijo antes de patear al tipo del puñal y agarrar a otro por la cabeza para estrellarlo contra el que sujetaba el brazo izquierdo de Nito. -Bien, todo tuyos. No te entretengas con esta gente.

Dicho esto volvió a lo suyo. Hizo crujir su cuello con un brusco movimiento y se lanzó al ataque sin pensar. Derribo a varios adversarios y se abrió paso hasta el lugar donde eran retenidos los rehenes. Buscó con la mirada y pudo ver que estaban todos allí. Sin embargo, eso provocó que se distrajera y vio como una afilada lanza se cernía sobre su torso, directamente hacia su corazón. Sin siquiera moverse utilizó la sangre que manchaba su hombro y construyó con ella una especie de armadura con la que se cubrió del ataque, rompiéndose el arma con el impacto. Entonces derribó de un cabezazo al indígena que la empuñaba y desató a los tripulantes.

Les indicó que es marcharan al barco y que prepararan todo para zarpar. Desde lejos pudo ver como aparecía un grupo grande de indígenas con varios animales muertos a su espalda, probablemente una partida de caza. Lo cierto era que aquella gente no suponía un gran reto así que no tenía intención de perder más tiempo allí. Además su número era aun mayor que antes y podían acabar hiriendo a los marineros.

Mientras estos corrían hacia el interior del bosque en dirección a la costa, Arribor se interpuso entre la tribu y ellos y exclamó:

-Ey, Nito. Démonos prisa. Cubriremos su retirada y les daremos tiempo para preparar el barco. Aunque si quieres quedarte por mi no hay problema.

Cada vez veia el cuchillo mas cerca de mi sin posibilidad de hacer nada, menos mal que llegó Arribor
Oi, oi. Me has fastidiado mi momento, estaba a punto de empezar lo divertido.- contestó Arribor
mientras el tio se acercaba con toda la tranquilidad, del mundo aunque eso no me preocupaba demasiado
-¿Por qué te entretienes con cosas como estas?
pues porque me encanta hacer amigos, no te jode-pensé
Tenemos trabajo que hacer, vamos levanta.
Si no hubiera tenido mascara Arribor me hubiera visto la cara de gilipollas que se me quedo cuando me dijo eso
-Oh, cierto.
al fin me quito al tipo de encima y me ayudo con unos cuantos mas
-Bien, todo tuyos. No te entretengas con esta gente.
¿tienes prisa?-le dije
ahora que estaba libre con mis 2 vendas agarre por el cuellos a los dos tipos que sujetaban mis pies y los lancé por los aires luego uno de los que me sujetaban los brazos corrió hacia mi alargando las manos para intentar agarrarme del cuello pero le valió de poco porque de un golpe rapido me gire hacia un lado a la vez que le cortaba las manos, el tipo cayó de rodillas chillando y alli le deje sugriendo, y le lancé una mirada asesina a ltipo que intento apuñalarme, le di una patada en el pecho tirandolo al suelo, me puse sobre el y lentamente le clavé las 2 espadas en los ojos hasta que lo maté
ahora que me habia desahogado un poco pude observar que habia mas indigenas que antes en la plaza y no sabia de donde habian salido, también me parcaté de que la tripulación ya no estaba colgando de la olla sino que estaban corriendo por una de las calles y Arribor les cubria la retaguardia as ique corri detras de ellos hasta que todo el grupo salio de la aldea pero Arribor se detuvo en las lindes del bosque
y, Nito. Démonos prisa. Cubriremos su retirada y les daremos tiempo para preparar el barco. Aunque si quieres quedarte por mi no hay problema.
No me he jugado el cuello para quedarme aqui tirado, voy a subir a ese barco si o si
a lo lejos empezaron a llegar las hordas de indigenas gritando y lanzando flechas y lanzas a lo loco
No tenia mucha experiencia en campo abierto, lo mio eran las emboscadas e ir matando en sigilo pero debia de dar lo maximo que pudiera, apreté las espadas con mis manos, de las cuales chorreaban sangre indigena y desarrollé varias vendas de mi cuerpo, estaba preparado para lo peor

El tiempo pasaba deprisa. La fuerza de sus rivales no era la mejor que podía esperar pero su número y la desventaja de su brazo herido igualaban la balanza del combate. Sin embargo le resultaba difícil mantener a todos los indígenas a raya e impedir que atacasen a la tripulación. El hecho de tener que detener el avance de tanta gente al mismo tiempo comenzaba a ser problemático, si no hubiese sido así se habría evitado varias heridas innecesarias.

De reojo pudo ver como un par de miembros de la tribu se escabullían de su alcance y no le quedó otra que dispara un par de esferas de sangre para detenerlos, de forma que descuido su defensa y se llevó un corte en el torso. Arribor utilizó la sangre que manaba de esa herida y creó una cuchilla circular con la que redujo al enemigo que le había herido. En ese momento se libró de varios más y pudo relajarse durante unos segundos. Según podía ver la mayoría de indígenas ya no se acercaban a él sino que perseguían al grupo de pescadores desde múltiples direcciones. Entonces decidió que aquello ya no tenía sentido, debían marcharse de allí cuanto antes. Avisó a Nito de que tenían que volver y echó a correr hacia le barco. El Yonkaikyo utilizó la sangre de su brazo derecho para crear una fina pero resistente armadura con la que cubrir su espalda y evitar heridas desde su punto ciego.

Durante la carrera, noqueó a dos indígenas más y a punto estuvo de caer rodando por un terraplén mientras se dirigía a neutralizar a un tercero. Tras unos minutos de intensa carrera, la cual se alargo debido a que se desvió del camino un par de veces, llegó hasta la costa. Cuando llegó hasta allí lo primero que vio fue que el barco ya no estaba donde debía estar, sino que se encontraba ya a varios metros de la orilla. Por la zona había un grupo de indígenas lanzando flechas y lanzas intentando en vano alcanzar la embarcación.

Entonces lo vio. Mientras maldecía a aquel ingrato grupo de malnacidos, se dio cuenta de algo. A unos 15 metros a su derecha había un bote atado a un cabo que conectaba con el pesquero. -"Gran idea." - pensó Arribor. De esa manera no corrían el riesgo de que esos tipos abordaran el barco. Sin embargo si tardaban mucho más el bote sería arrastrado y se quedarían atrapados allí. El moreno echó a correr pensando en si Nito iría detrás de él. Mientras corría e intentaba esquivar las flechas de los indígenas que se dieron cuenta de su presencia, veía como la cuerda se tensaba y el bote comenzaba a alejarse poco a poco. Entonces, en el último momento, cuando el bote estaba ya a un par de metros de la orilla dio un potente salto y aterrizó en él con fuerza. Su compañero no tardo en llegar y de esa forma pudieron alejarse de aquella maldita isla para no volver jamás.

Llevábamos un rato dando caña a los indígenas pero su numero nos superaba poco a poco y llegó el momento en que algunos pasaban de nosotros y si internaban en la jungla para dar caza a la tripulación
Justo cuando le rebanaba el cuello a un indígena que estaba de rodillas oí un silbido y Arribor me indico con un movimiento de cabeza que nos fuéramos así que nos internamos en la selva mientras detrás de nosotros silbaban las flechas, en mi camino alcance a varios indígenas y los apuñalaba mientras los iba adelantando sin que se dieran cuenta, en un descuido me detuve para saber pro donde continuar en aquella frondosa selva pero ese descuido provocó que una flecha me alcanzara en un hombro, me arrodille dolorido y al levantarme para que no me acertaran otra vez trepe a las ramas de los arboles con las vendas y me fui moviendo de árbol en árbol con las vendas como si de lianas se trataran.
Cuando por fin llegue al final de la selva la costa se abrió ante mi y lo primero que pude ver fue un montón de desgraciados lanzando flechas y lanzas al barco, había un pequeño bote en la orilla pero Arribor lo uso para acercarse a la embarcación  y se estaba alejando, así que coji carrerilla y salté pisando la cabeza de un indígena y cayendo en medio del bote con suerte, un poco mas lejos y me hubiera ahogado
Por el amor de Dios por fin, ¡oh no espera!
usé una de mis vendas para alcanzar la túnica que estaba a lo lejos en la orilla y cuando la agarré me la puse,me sentía mas cómodo con ella
ahora si podemos dejar atrás aquel infierno de isla