El Mantra (Rol moderado, Uracha)

Aquel hombre me hablo de nuevo y respondió a mis preguntas, al parecer este poseía bastante información y algo me decía que seguramente el sabría como llegar hacia la Tribu de los Shandora
la verdad no se que me encontraría allí o si me verían como un enemigo, pero eso no me preocupaba, lo único que me importaba era mejorar y convertirme en alguien mucho mas fuerte.

-Quizás pido mucho, pero... ¿Podrías decirme como llegar hasta ellos?- dije pensando en el aquella curiosa habilidad -Parece ser que odias a aquellos tíos, pero si me dices como llegar no te molestare mas por favor...- dije mientras esperaba una respuesta.

Te mira con un ligero desdén, y te señala el mar de nubes, que termina en una masa de Tierra gigantesca.

-Sólo tienes que cruzarlo. Un barco o un aparatejo de esos demoníacos que van sobre el aire. No hay más formas excepto volando- se da la vuelta y sigue a sus asuntos.

Bueno, ahora te queda ir a mirar tu barco, coger un deslizador o... ¿Es eso un cañón? Podría ser divertido jugar al hombre bala. Parece que cabe una persona fornida. ¡Será divertido! Pero tú decides.

Aquel viejo me miro y tras unos segundos me señalo un mar de nubes y a lo lejos una gran masa de tierra gigantesca, nada mas decirme mi destino una gran sonrisa apareció en mi rostro.

-Muchísimas gracias Viejo, no te molesto.-

A continuación tome rumbo a mi deslizador, pero un cañón que apuntaba al mismo lugar que aquella isla, y sin dudarlo se me paso a lo por mi cabeza que quizás no saldría tan bien como creo, pero bueno mi intención era llegar ya a aquella isla y aprender todo lo posible, en mi mochila tenia guardado una caja de cerillas y sin perder mucho el tiempo encendí una y seguidamente prendí la mecha, esta comenzó a consumirse y sin perder el tiempo me metí dentro del cañón agarre todos mis objetos personales active mi modo defensa y ya solo me quedaba esperar.

-Puff, tengo hambre...-

Para ser breves... Te despiertas en una extraña habitación, con un brazo vendado y con la cara sin un buen afeitado. Ha debido pasar cerca de un mes contigo dormido, y una anciana bastante preocupada esboza una sonrisa. Parece nativa, con pieles y tatuajes tribales, con su sonrisa desdentada. Por alguna razón, en tu cabeza resuena que se llama Gor-Ila, y notas que en el exterior de la puerta hay gente, pero... ¿Cómo?

Parecía como si había pasado muchísimo tiempo, y me sentía raro es mas tras observarme no entendía por que tenia un brazo vendado y lo mas importante por que había una abuela cerca mía.

-No se por que pero creo que tu nombre es Gor-Ila, no se quien eres y no se por que noto muchas mas cosas de lo normal, ¿Puedes explicarme que me ha sucedido?-

dije llevándome la mano que no estaba vendada a la cabeza.

Puedes sentir cómo la mujer se dispone a hablar antes de que lo haga, e incluso llegas a predecir que su mano se posará sobre tu cabeza. Curioso don, ¿Verdad?

Durante este tiempo en coma has sintonizado bastante bien con él, aunque parece emperrado en una cosa: No fue una buena idea subir al cañón.

-Lo que te ha sucedido- dice, mientras te acaricia la cara-, es que has despertado el Haki de observación. Y si no me equivoco, por cómo te has revuelto durante este mes en la cama, has llegado a controlarlo hasta cierto punto. Enhorabuena.

Te da la espalda y se acerca a la salida. Notas una presencia difusa, y un hombre aparece. Tiene muchas cicatrices, y hace un tiempo lo conociste en un puestecito de mercado. Sonríe.

-Así que el cañón, ¿Eh? Puto inconsciente.

Off: Hasta aquí el moderado. Postea una vez más y puedes entregarlo.

Era la primera vez que sentía estas sensaciones tan raras, era como si supiera lo que sucedía unos segundos antes, no tenia ningún problema en haber conseguido este raro Don, pero realmente me sorprendía muchísimo.

La mujer me volvió a hablar y luego me acaricio la cara para luego explicarme el poder que había conseguido la escuche con atención y luego me dio la espalda y se fue.

Poco después el hombre del puesto con el que hable apareció y sonrió y me llamo inconsciente, y la verdad quizás tenia razón, pero no me preocupaba en absoluto.

Mire a aquel tío y le sonreí. -Gracias por todo Viejo.

El tiempo paso y cuando me recupere volví de nuevo con mis nakamas.